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Era la década del 50 y en Nueva York las cosas no estaban muy bien.

La depresión económica, la
segunda guerra mundial y la amenaza de la bomba atómica no hacían otra cosa que desesperar a
la gente. Un grupo de amigos escritores que compartían su amor por la prosa y la poesía, una
interesante visión de la cultura y varias ideas nada convencionales, entre los cuales figuraban Jack
Kerouac y John Holmes (ambos con ideas revolucionarias y con grandes críticas con respecto al
sistema americano), comenzaron a generar un nuevo movimiento literario que revoluciono la
escena bohemia norteamericana de fines de los 50 y principio de los 60, caracterizado por su
visión cruda y ácida de la terrible realidad que los rodeaba por aquel entonces. 

Jack Kerouac y John Holmes inventaron un título para los tipos de su edad que vivían también la
misma situación y se dieron cuenta que toda la sociedad estaba hundida del mismo modo, ocurría
entonces nombrar no a un par de pobres diablos sino a toda una generación abatida y derrotada.
La llamaron “The Beat Generation” (”La generación Beat”) en referencia al termino “beaten down”
que en español es algo así como “derrotado” en clara alusión a lo que se vivía por aquel entonces. 

Los “Beatniks”, como solían llamarse los miembros de este fenómeno cultural, no creían en las
falsas moralidades impuestas por la sociedad e iban en contra de los valores puritanos y
tradicionales que Estados Unidos promovía como así también los valores comerciales, criticaban
duramente el “American way of life” y rechazaban todo tipo de postura política. 

Cabe decir que la utilización de todo tipo de drogas y alcohol fue una gran constante durante este
periodo, siendo este también un modo de protesta para demostrar su desacuerdo con los valores
preestablecidos de la sociedad capitalista. “On the Road” de Jack Kerouac, “Howl” de Allen
Ginsberg y “Naked Lunch” de William S. Burroughs son consideradas los tres libros más
importantes del movimiento “beat”.

Lo siguiente esta tomado de “WILLIAM BORROUGHS Y LA METÁFOTA VIRAL.


POSTMODERNIDAD, comPULSIÓN Y LITERATURA CONSPIRATIVA”

Si tuviéramos que situar la irrupción de la droga, en forma masiva, en el siglo XXdiríamos que, la década del 60,
marca el hito fundamental de su aparición. Unasociedad, la norteamericana, que atravesaba la postguerra, con
su dejo detriunfalismo y su espíritu puritano, proclamando el "American Way of Life",ve naceruna nueva
expresión literaria con la "Beat Generation".

Así, los años posteriores a la segunda guerra mundial no sólo trajeron la guerra fría yla repartición del planeta
en dos bloques. También trajeron una nueva sensibilidad,otra forma de enfrentar los acontecimientos e
instalarse en el mundo. Otro estilo deescribir.

En los EE.UU., un tipo de individuos jóvenes (los hipsters) comenzaron a poner enduda la gran promesa
"americana". La eficiencia y productividad de la nuevasuperpotencia no daba cabida a estos sujetos que no se
sentían cómplices de la nuevamaquinaria de poder, y que por lo mismo, los dejaba fuera del sistema.

Los Beats surgen en este contexto. Ellos recogen la tradición romántica de la rupturay la bohemia simbolista
como actitud vital. También desarrollan el imaginario delviaje, mental y físico, como parte de uno de sus
motivos. William Burroughs no sólose traslada corporalmente a Tánger, sino que también viaja a través de la
droga para mostrar una nueva ruta de acceso a la creación. Algo que Artaud, entre otros, ya había explorado
por lo menos una década antes.

Desde la inter zona, Burroughs envía los manuscritos de Naked Lunch a sus buenos amigos: las
mejores mentes de su generación.

Para Burroughs "La intoxicación- el 'mono' que se aferra al cuerpo del drogadicto - escomo la implantación de
un 'parásito' extraño que termina por poseerlo y devorarlo, bajo la triple forma de la droga, por cierto, pero
también de la sexualidad y el poder".

A finales de 1951, una fiesta en la ciudad de México. Un William Burroughs embriagado dispara su Star del 38 y
la bala se aloja en la sien de su esposa, Joan. Es el llamado “incidente Guillermo Tell”, que tanto fascina a los
adictos de lo inequívocamente Beat.

Burroughs es el genuino perro verde. Con su aspecto tétricamente convencional, lo confunden con un policía


rural cuando se sumerge a la vez en la delincuencia neoyorquina y en la heroína. En el camino sin demasiadas
depuraciones, Burroughs acepta impertérrito que su Junkie se venda a 35 centavos, en un volumen de
pulpnon-fiction. No le importa que el editor añada moralizantes notas entre paréntesis a su texto ni un prefacio
donde se lo retrata como “un drogadicto que no se arrepiente ni se redime..., un fugitivo que ha sido
diagnosticado como paranoico esquizofrénico, que carece totalmente de valores morales”.

Los primeros Beats coleccionan fichas policiales. Los Beats han aparecido en los periódicos por hechos de
sangre antes que por sus obras, rebotan entre cárceles y manicomios, buscan su propio camino tropezando
aparatosamente una y otra vez.

Los Beats en su itinerario de fuga se dirigen hacia el oriente (busdista y zen). Su movimiento natural deviene
entonces oeste-este, y el estilo de vida que promueven se fundamenta en la improvisación.

Los pasos de los Beats se cruzan con los del sexólogo Alfred Kinsey, el teórico Marshall McLuhan, el psiquiatra
Wilhem  Reich, el crítico Lionel Trilling (luego,mortal enemigo). Cuando viajan a Europa, desconocidos pero con
dólares, no les cuesta conectar con Picasso o Genet. Los encuentros suelen desembocar en lo grotesco; encajan
en el tópico del americano prepotente. Buscando a un W. H. Audende vacaciones, Allen Ginsberg irrumpe
en un bar de Ischia e impone su presencia y sus teorías. El inglés le da unos cuantos cortes certeros y Ginsberg
replica airadamente: Auden es, según él, un “aguafiestas espiritual”, sus amigos son una “pandilla de maricas
literarios”.

Ese Ginsberg exuberante ya ha superado mil dramas: desde los esfuerzos para reciclarse en  heterosexual hasta
la convivencia con la locura de amigos o de su propia madre, sometida a una lobotomía. Todos los beats
primigenios exhiben madera de supervivientes, con la coraza que proporciona una fe ciega en su
talento(Kerouac) o el dinero familiar (Burroughs). Tal vez no son muy conscientes del descomunal desafío que
representa su escritura y su estilo de vida en la estreñida América de la Guerra Fría. Los que se dedican a la
creación tienen suerte: jueces liberales fallan a su favor en los procesos por obscenidad de Aullido o la revista
BigTable.

Tal como en los locos años 20' los surrealistas buscaron en lo onírico y en la escritura automática formas para
hallar su voz poética, los Beats ven en la prosodia de un nuevo ritmo la depositaria de una creación más
honesta, directa y comunicable. Reaccionan contra el New Criticism, la metafísica y los New Agarians,
desenfrenando el verso libre hacia lo que Jack Kerouac llamó "Spontaneous Bop Prosody", y que se puede
caracterizar como un discurso entrecortado y libre de las marcas retóricas reguladoras de la dicción. Para esto,
los Beats configuran imágenes concretas que posibilitan otros caminos en la factura de un nuevo realismo,
experiencial y vital, ajeno a la elucubración metafísica. En tal sentido, el contenido es parte substancial
del poema, que no sólo se hace con palabras y ritmo dentro de una forma determinada, sino que también  con
ideas. Robert Creeley dice "form is nevermore than an extension of content", pues sin contenido nos
quedamos mudos.

Por otro lado, el conversacionalismo y/o el coloquialismo acercan el texto poético alrelato autobiográfico y lo
separan de la historia de los metarrelatos. Así, se sitúan en la cotidianeidad y establecen nuevos nexos con
el contexto.

Comienzan a hablar desde la experiencia y rompen con las formas representacionales que el discurso artificioso
de los "nuevos críticos" y la poesía metafísica habían instalado. Por lo mismo, el estilo de los Beats deviene
en una suerte de minimalismo que se opone al poema impregnado de epicidad moralizante y/o a la agenda
voluntarista del individuo.

El origen de este lenguaje se encuentra en la música del jazz-bop proveniente del estilo bebop de Charlie
Parker, Gillespie y otros. Un sentido de improvisación que no es sino la reproducción verbal
del contrapunteo jazzístico. De ahí que los escritores Beats fueran quienes inauguraran la tradición de las
lecturas públicas en los EE.UU.: representación poética en el escenario, o performance que connota el carácter
espectacular de la figura del poeta y la poesía. Y esto, entendido en el contexto de una sociedad
hipertecnificada y consumista, centrada en el lucro, cuyo fin último es conjugar las esferas del mercado con los
de la creación.

La rebeldía Beats, su cuerpo orgánico, no es sólo un gesto teatral, sino que es una toma de posiciones, un
estado de ánimo: una suerte de anarquismo asistémico. De hecho, se enfrentan al Macarthismo político con las
armas del humor y el absurdo y establecen una clara defensa de los derechos de las minorías. Reivindican la
sensibilidad e intervienen políticamente en el espacio público mediante su apertura hacia otras culturas,
desmontando las estructuras del racismo institucionalizado, y detonando lo que luego constituiría
el movimiento hippie. Su quehacer por tanto es político, y su sello la subversión. Se inscriben como una
generación "ninguneada" que tuvo que vivir las consecuencias del poder absoluto constituido por medio de la
agresión militar fuera y dentro del país

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