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Importancia de Don Quijote de La Mancha en la Literatura

La importancia de Don Quijote de la Mancha en la Literatura radica, entre


otras cosas, en que satirizó un modelo de literatura que se empleaba desde
hacía muchísimos años, las novelas de caballería, convirtiéndose además
en la primera novela moderna y ejerciendo una influencia realmente
importante en la narrativa europea posterior.

Cervantes vio en esta su obra cumbre, la cual consiguió ensalzar su


nombre por encima de muchos otros escritores de su época. Su propósito
era claro, ridiculizar las novelas de caballería. Para ello, creó la figura de un
hidalgo que había enloquecido completamente tras leer miles de libros de
caballería. Así, el aventurero y loco hidalgo se lanzó a la aventura
basándose en los ideales caballerescos, satirizando todo lo que envolvía a
este tipo de literatura tan arraigada y apreciada dentro de la sociedad de la
Edad Media.

Para empezar, lo normal en las novelas de caballería es que la acción


importara mucho más que los personajes. Cervantes acaba con eso, pues
consigue que el personaje sea el importante y que los hechos o la ficción
pasen completamente a un segundo plano.

Se puede decir también que estamos ante la obra humorística más


importante de todos los tiempos. Una obra que aportó realismo y en la que
abundan las burlas a la fantasía, las críticas sociales o la importancia de los
valores psicológicos. Sin duda un cambio radical frente a las novelas de
caballería.

Asimismo, cuando se dice que Don Quijote de la Mancha es la primera


novela polifónica de la literatura, significa que Cervantes interpretó la
realidad desde varios puntos de visto, no únicamente desde el mismo. Así,
consigue que la misma realidad sea compleja. Consigue inculcar su
creencia firme de que la novela moderna debe ser una mezcla entre todos
los géneros y la parodia de los mismos.

La importancia de Don Quijote de la Mancha se hace latente al observar


que es una de las obras más reeditadas y traducidas del mundo,
convirtiéndose no sólo en una obra cumbre de la literatura española, sino
en una obra importantísima dentro de la literatura universal.

Don Quijote supuso pues un antes y un después, un modelo de literatura


diferente, creativa e ingeniosa. Un ejemplo de costumbrismo que ha sabido
mantenerse más de 400 años intacta, siendo hoy por hoy estudiada en un
sinfín de países diferentes y convirtiéndose en el referente de autores
realmente destacados de la literatura universal.

Cuando se van a cumplir 400 años de la muerte de Cervantes, uno de los


genios de la literatura universal, es una ocasión perfecta para recordar por
qué lo es.

Estatua de Miguel de Cervantes en Alcalá de Henares -


Ventanasalpensamiento.blogspot.com
Si uno hubiese vivido a caballo entre los siglos XVI y XVII en España y se hubiera
acercado a la Cárcel Real de Sevilla en 1597 para visitar a los presos,
seguramente se habría encontrado con uno cincuentón, “de rostro aguileño, de
cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva,
aunque bien proporcionada”, metido allí por haberse apropiado de dinero público
siendo recaudador de impuestos atrasados que servían para financiar guerras. Y
quizá le viese encorvado sobre una mesa desvencijada, mojando en tinta el
extremo correspondiente de una pluma y escribiendo con ella pliego tras pliego.
En el primero figuraría el nombre de un tal Miguel de Cervantes Saavedra, y sobre
dicho nombre, el título de una obra inmortal: El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha.
La obra más memorable que nos regaló el Príncipe de los Ingenios
Que el Quijote sea señalado como el texto más destacado de la literatura
española y, además, uno de los mayores triunfos de las letras universales no
debería extrañar a persona alguna, y seguro que no sorprenderá a nadie que haya
tenido a bien introducirse en la historia inolvidable que relatan sus cientos de
páginas: la de un hombre alucinado que abandonó tres veces su aldea, situada en
algún lugar de La Mancha, y se fue por los caminos como un caballero andante
con escudero en busca de batallas que librar, y que, como es bien sabido, vivió
loco para morir cuerdo.
Cervantes, que llevaba dos décadas sin publicar ni un triste poema, sorprendió a
todo el mundo editando la primera parte de la obra a comienzos de 1605, cuando
contaba cincuenta y ocho años, una edad considerable para la época. No
obstante, parece que pudo leerse en Valladolid ya a finales del año anterior. Es en
el prólogo donde el propio autor dice que el Quijote “se engendró en una cárcel,
donde toda incomodidad tiene su asiento”; si bien hay estudiosos que lo suponen
una metáfora del mundo ingrato en que vivía o de lo que aprendió en él. Sea como
fuere, se vio agraciada con un enorme éxito, y de él, Cervantes recibió más el
beneficio de la fama y el reconocimiento que otra cosa, pues había vendido sus
derechos a Francisco de Robles, su editor.En un arranque de presuntuosa
clarividencia, Cervantes aseguró que el 'Quijote' sería todo un clásico literario, y su
hidalgo, inseparable de la comarca manchega durante siglos
Y como Cervantes era literariamente pendenciero, en 1614, un tal Alonso
Fernández de Avellaneda publicó una segunda parte apócrifa del Quijote, en cuyo
prólogo se afirma que el Príncipe de los Ingenios era un envidioso por las críticas
que había hecho en la primera parte a Lope de Vega y al teatro que entonces se
estilaba. No se sabe si Fernández de Avellaneda existió en verdad o si su nombre
era un seudónimo, pero lo que sí sabemos es que el libro apócrifo se vendió
bastante bien, que Cervantes aceleró la escritura de su propia segunda parte para
publicarla en 1615 y que en ella se refiere a Avellaneda como un “escritor fingido”,
es decir, pensaba que su nombre no era real pero desconocía quién se escondía
tras el mismo, y sugiere que ha acabado con la vida del ingenioso hidalgo para
que ya no le sea posible “hacer nueva salida”, o sea, para que a nadie se le ocurra
escribir otra continuación infame.
'Don Quijote en la playa de Barcino', de Augusto Ferrer Dalmau
Es curioso advertir la forma en que Cervantes juega con la realidad y la ficción en
el nuevo relato de las aventuras de don Quijote y Sancho Panza: ambos
personajes saben tanto de la existencia de la primera parte como de la
continuación apócrifa, y hasta hablan de lo que los lectores piensan del primero,
que es “loco, pero gracioso”, o “valiente, pero desgraciado”, o “cortés, pero
impertinente”; y algunos de los que se cruzan con ellos los reconocen por haber
leído el libro de sus correrías originales. Pero lo mejor de todo es que tanto el
hidalgo como el propio Cervantes, en un arranque de presuntuosa clarividencia,
aseguran que la obra sería todo un clásico literario y que el caballero de la triste
figura sería inseparable de la imagen de la comarca manchega durante siglos. Por
cosas así, uno no tiene más remedio que querer al manco de Lepanto.El 'Quijote'
es una extraordinaria sátira de la sociedad de su tiempo, a la que pone de vuelta y
media, por mucho que hoy, con los mismos defectos, nos enorgullezcamos del
soplamocos que nos propinó
Y porque su obra magna es tan subversiva que destruye sin piedad el mito
caballeresco que había sido intocable durante demasiado tiempo; porque se la
estudia como la primera novelamoderna, en la que reina la polifonía, esto es, la
contraposición de diferentes visiones del mundo encarnadas por los personajes,
lo que le confiere un realismo entonces sin parangón; porque, siendo que los
estudiosos la han interpretado de diversas maneras con el paso de los siglos, en
el momento de su publicación se la vio sencillamente como un entretenimiento,
una divertida burla de los libros de caballerías, y lo es, tanto como una
extraordinaria sátira de la sociedad aquella, a la que pone parir, a caer de un
burro, de vuelta y media, más verde que lo que Lorca quería verde, por mucho que
hoy, cuando todavía cargamos con los mismos defectos que Cervantes
denunciaba, nos enorgullezcamos del fenomenal soplamocos que nos propinó.

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