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SEGÚN
SAN JUAN D E L A C R U Z
SANTA T E R E S A D E JESUS
m
POR EL
R. P. b . c n s i n N O ROJO
MONJE BENEDICTINO DE SILOS
Pesetas 1,75
1923
Lñ ORACIÓN AENTAL
L a O r a c i ó n Mental
SEGUN
SANTA T E R E S A DE JESÚS
FOR EL
R. P . D . Casiano Rojo, O . S . B .
Bienaventurado el hom-
bre que encuentra sus deli-
cias en l a L e y del S e ñ o r y l a
medita dia y noche.
(SALMO I ) ,
(BURGOS)
1921
CON LAS DEBIDAS LICENCIAS.
(De " L a Vida Sobrenatural,,),
PRÓLOGO
i
L a esplrEtaBllriad antigua y la moderna
II
L a oración y la Liturgia
III
Los métodos de oración mental
I
L a meditación
II
Oración
IV
Contemplación
(1) L. c, 1. V I , cap. 3.
8 L A ORACIÓN M E N T A L
Utilidad de la meditación
L a meditación es tán indispensable a la vida espiritual
como a la corporal el alimento. Es un esfuerzo del alma para
entrar ea comercio con Dios y entregarse a E l , -ana,predica-
ción en que ésta se exhorta a sí misma a servirle y amarle
con generosidad, y una refección en que se nutre con el pan
de la verdad, que es su manjar propio y adecuado; pues, se-
gún enseña el divino Maestro: E l hombre vive de toda pa-
labra que procede de la boca de Dios.
(1) C X L I I , 10-11.
(2) R o m . V I I I , 14.
(3) D e Consideralione, lib. I , cap. V I I , v e r s i ó n castellana de
A . de Huerta, C í s t e r c i e n s e .
UTILIDAD DB L A MEDITACIÓN 15
II
Utilidades particulares de la meditación para el Religioso
m
Para el Sacerdote
(!) V i d a , c. X I .
(2) Moradas terceras, c. I I .
(3) Moradas segundas.
28 L A ORACIÓN M E N T A L
(1) P r ó l o g o de la Santa R e g l a .
CAPÍTULO IV
Asunto de la meditación
II
Fuentes de la meditación.
^ueden proporcionar asunto para la meditación:
1- Los pecados, los vicios y los defectos. Se meditará
en éstos para esforzarse con la gracia de Dios en conocerlos
a fondo, en detestarlos, en conrebir verdadero dolor de ellos,
en pedir al Señor que se los perdone, que le dé luces para
buscar y encontrar los remedios, y luego la resolución firme
de^corregirse
corroa-;— ayudado
j - j con sus eficac
-ificaces auxilios.
2- Las virtudes,; para ponderar ssu belleza y los bienes
2*e tl'aen al alma, elevándola y haciéndola agradable a
los! y, mediante esa persuasión y con ayuda de la gracia,
esear poseerlas, indagar los medios de conseguirlas, y re-
Solverse a practicarlas.
• Dios y sus atributos, para mejor conocerle, y cono-
Qdole, amarle sobre todas las cosas, y resolverse a servir-
le con todas sus fuerzas y a suspirar por \ i l coa todas sus an-
sias, despreciando los bienes terrenos y deleznables.
4. Los m í s t e n o s de N . S. Jesucristo, y principalmen-
te el de su Sagrada P a s i ó n , pues son todos ellos otros tan-
tos manantiales de toda suerte de gracias depositadas por el
Salvador en los diversos pasos de su existencia terrestre,
para que los hombres hallen en ellos consuelo, luz y fuerza,
y sean ayudados a conseguir la perfección mediante la imi-
tación del que Dios les ha dado, no sólo para redimirlos, sino
también para ejemplo de vida.
Los santos se han sentido atraídos de una manera especial
por la Pasión, que es suma y ejemplar de toda perfección.
Iláula meditado compadeciéndose de los dolores del Salva-
dor, maravillándose de ver al Hijo de Dios humillado a pa-
decer cosas tan duras por los hombres, alegrándose de h a -
ber sido redimidos por un tal Redentor y del amor que Cris-
to manifiesta a los hombres en imponerse tan costosos sacri-
ficios, animándose en cambio a trabajar para transformarse
en otros Cristos, imitando las muchas y muy grandes virtu-
des de que allí les h a dado ejemplo, y aprendiendo con el
Apóstol a no gloriarse e n otra cosa que en la Cruz (1).
5. L a s palabras y sentencias de la Sagrada Escritu-
ra, y de un modo particular las que han sido pronuncia-
das por el Verbo Encarnado. Son éstas espíritu y vida,
que a manera de dardos inflamados lanzados por el Todopo-
deroso, hieren misericordiosamente los corazones para con-
sumir en ellos toda la malicia e inflamarlos en el divino
amor. «Siempre yo he sido aficionada, dice Santa Teresa (2),
y me han recogido más las palabras de los Evangelios que
los libros muy concertados; en especial si no era el autor
muy aprobado, no los había gana de leer.»
(1) V é a s e en Ejercitatorio de l a v i d a e s p i r i t u a l , de G . de C i s -
neros, cap. 57 y siguientes, l a manera que é l tenía de contemplar
en la P a s i ó n de Cristo.
(2) Camino de p e r f e c c i ó n , cap. 21.
ASUNTO D E LA MEDITACION 37
Partes de la meditación
Decláranse los actos preparatorios
I
[Partes de la meditación.
(1) Mateo, V I , 6.
52 L A ORACIÓN M E N T A L
9
54 L A ORACIÓN MENTAL
10
62 L A ORACIÓN M E N T A L
11
111
IV
II
O t r a s v e c e s e l a r g u m e n t o se r e p r e s e n t a por m e d i o de l a
i m a g i n a c i ó n o de l a m e m o r i a , e n c u y o caso h a y q u e i r pon-
d e r a n d o , como e n e l e j e m p l o a n t e r i o r , l a r a z ó n o b e l l e z a
de c a d a u n a de l a s p a r t e s i m a g i n a d a s o r e m e m o r a d a s .
V é a s e c ó m o l a E s p o s a de los C a n t a r e s e n c a r e c e a l a s
h i j a s de J e r u s a l é n l a s b e l l e z a s de s u A m a d o , d e s c r i b i e n d o
p o r lo m e n u d o todos los e n c a n t o s de s u p e r s o n a :
III
IV
Palabras de N. S. Jesucristo.
Meditación afectuosa.
II
13
82 L A ORACIÓN M E N T A L
ni
¿Qué es quietud? y cómo dispone el alma a las influen-
cias divinas
Dícese que en esta parte de la oración el alma está quie-
(1) L l a m a de a m o r ; c. 3, v. 3.
QUIETUD A T E N T A V AMOROSA A DJOS 83
(!) Ibidem.
(2) Don., cap. X I .
86 L A ORACIÓN M E N T A L
IV
das con la boca, sino formadas con el espíritu, para que con
mayor .nbundaucia y seguridad se arroje el afecto en Dios
envuelto en estas interiores palabras.
Pero hase de advertir, en todos los actos particulares,
que no han de ser frecuentes y que así mismo su ejercicio
sea breve; porque, si no se ejercitan con este límite, en lu-
gar de aumentar la devoción, la quitan. Adviértase también
que, cuando el alma repugna de salir a estos actos, y siente
desgana de decir estas palabras, y apetece más estar en quie-
tud y advertencia amorosa en Dios, es señal que se le está
comunicando la influencia divina, obrándose en ella efectos
sobrenaturales, que con cualquier movimiento particular se
inquieta y estorba: «Nunca la contemplación se junta con el
inquieto movimiento, ni el entendimiento no quieto puede
contemplar aquello que apenas puede percibir aun estando
muy sosegado. Porque ni el rayo del sol se puede ver cuan-
do el cielo no está sereno, sino alterado el aire con nubes
Aquietas; ni la fuente movida representa fácilmente la ima-
gen del que en ella se mira, la cual muestra con propiedad
cuando está quieta, porque cualquier movimiento que en sí
tenga, obscurece la representación de la semejanza». Por
lo tanto hase de conformar el alma con lo que la operación
divina le pide, y no salir de su quietud a actos particulares.
Nótese bien que no se trata aquí ya de la simple contem-
plación activa, que se ejercita a nuestro modo humano por
medio de la luz sencilla de la fe, y de los auxilios comunes
de la gracia; cuya contemplación podemos tener siempre
que quisiéremos, como hacer otro cualquier acto de fe con
estos mismos auxilios; sino de la contemplación pasiva o
sea de la infusa, que no se puede procurar, aunque uno pue-
da disponerse a ella.
En ésta los actos mismos vienen inspirados por Dios, de
Quien hay que dejarse llevar, aun cuando uno se sienta l i -
bre para seguir o no el impulso de la gracia, como ocurre
en los grados inferiores de la contemplación,
88 L A ORACION M E N T A L
Efectos de la quietud
14
90 L A ORACIÓN M E N T A L
Resoluciones
II
III
U . I . O, G . D .
(1) C a p . I , v. 22-25.
(2) Ibid. 4, 17.
<3) I Cor. I , 27-28.
ÍNDICE bE n n T E m n s
PRÓLOGO
PÁfíS.
L a espiritualidad antigua y l a m o d e r n a . — L a o r a c i ó n y l a
L i t u r g i a . — L o s m é t o d o s de o r a c i ó n : el de S a n Ignacio de
L o y o l a ; ~ c I del V . Blosio;—el de S a n Juan de l a Cruz y
Santa Teresa de J e s ú s v
CAPITULO I
D i v e r s a s tnaneras de o r a c i ó n . — L a m e d i t a c i ó n . — L a ora-
c i ó n . — L a o r a c i ó n mental y l a vocal, y sus relaciones.—
L a cóntemplación 1
CAPITULO II
Utilidades de l a m e d i t a c i ó n . — U l ' ú i d a á c s para todos en ge-
neral.—-Utilidades especiales para los Religiosos y los
Sacerdotes 10
CAPITULO III
A v i s o s a los que coniieitzan a tener orrtCíoi/.—Palabras de
Santa Teresa: d e d ú c e n s e algunas consecuencias. . . . 24
CAPITULO IV
Asunto de l a m e d i t a c i ó n . — ^ . l e c c i ó n del asunto.—De d ó n d e
se puede tomar: los pecados y los vicios,—las virtudes,—
Dios y sus atributos,—los misterios de J e s u c r i s t o , - l a s
palabras de l a S a g r a d a E s c r i t u r a d l a s palabras de la L i -
turgia,—las vidas de los Santos,—los n o v í s i m o s , — l o s l i -
bros de m e d i t a c i ó n 32
CAPITULO V
¿Es conveniente v a r i a r cada día el asunto de l a m e d i t a c i ó n ?
P r á c t i c a de l a I g l e s i a en la L i t u r g i a 41
104 ÍNDICE
PÁGS,
CAPITULO VI
CAPITULO VII
CAPITULO VIII
CAPITULO I X