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D O M I N O Y A L G O M A S (360) Cuadres J4

Ignacio Zaibert H.

En mi libro “Conceptos y Criterios del Dominó por Parejas” señalo:


“… El “Domino por Parejas”, por su naturaleza, por su esencia, por sus
características, es un juego en el que es fundamental e imprescindible, la
colaboración entre los compañeros de pareja, quienes deben hablar un mismo
idioma, deben comprender, recíprocamente las cosas que hacen y dejan de
hacer…No deben hacer juicios precipitados, partiendo de supuestos falsos…El
vocablo “yo creía”, usado para justificar conductas erradas e incorrectas, debe ser
execrado de la mente y la conducta de los dominocistas. Quienes deben actuar
siempre, de cara a la realidad fáctica y la verdad teórica…”
Así es y ha sido.
Claro está, la consecución de lo antes dicho sólo es factible si los miembros de la
pareja tienen un amplio conocimiento de la Doctrina y un amplio conocimiento de la
ubicación de las fichas no jugadas.
De no ser así, la colaboración entre los compañeros de pareja se hace nugatoria.
Cada uno va por su lado. Y peor aún, en lugar de ayudarse, se molestan, se
estorban, se perjudican recíprocamente.
Y como corolario de todo ello, las “manos” y los partidos suelen terminar en gritos,
reclamos y protestas de todo tipo…
Pues bien, durante una tenida de dominó que se celebró en días pasados, se
presentó una situación en la que el cuarto jugador, “aparentemente” dejó de
colaborar con su compañero, el segundo jugador, quien había insistido con el “palo”
seis, y “cuadró” con el 6/1 al “palo” uno, el cual había sido iniciado y repetido por el
jugador contrario.
El “cuadro” realizado por el cuarto jugador, más allá de que con dicho “cuadro” gano
la “mano”, se justifica y se apoya en que conocía la ubicación de las fichas no
jugadas.
Más aún, aunque “aparentemente” no colaboró con el compañero, al no “cuadrar” a
seis, en realidad si lo hizo ya que al “cuadrar” a uno, contra el seis, con conocimiento
de causa y resultado, ganó la “mano”, y los puntos capturados se le anotaron tanto
a él como al compañero.
Las cosas sucedieron así:
PRIMERO: La situación antes de la jugada decisoria.
Las puntas del dominó colocado en la mesa de juego, presentaban, por un lado, un
seis y por el otro lado un uno.
Al salidor le quedaban dos fichas, las últimas dos del “palo” tres: 6/3 y 3/2.
Al segundo jugador le quedaban dos fichas: 6/6 y 6/4.
Al tercer jugador le quedaban tres fichas: 1/5, 5/5 y1/2
Al cuarto jugador le quedaban tres fichas: 6/1, 1/1 y 5/4.

SEGUNDO: La ubicación de las fichas no jugadas.


Tres fichas del “palo” cinco, las cuales estaban distribuidas así:
Dos, 1/5 y 5/5 en poder del tercer jugador y una, el 5/4 en poder del cuarto jugador.
Cuatro fichas faltantes del “palo” seis, las cuales estaban distribuidas así:
Una, el 6/1 en poder del cuarto jugador y una, el 6/3 en poder del salidor, y dos, el
6/6 y el 6/4 en poder del segundo jugador.
Cuatro fichas faltantes del “palo” uno, las cuales estaban distribuidas así:
Dos, el 6/1 y el 1/1 en poder del cuarto jugador y dos, el 1/2 y el 1/5 en poder del
tercer jugador.

TERCERO: La situación después de la jugada decisoria.


Le correspondía el turno de jugar al cuarto jugador, quien tenía tres fichas: 1/6, 1/1
y 5/4.
El cuarto jugador conocía la ubicación de las fichas no jugadas, tanto las del “palo”
seis, como las del “palo” uno, las del “palo” tres y las del “palo” cinco.
En función de dicho conocimiento sabía que:
A) Si “cuadraba” con el 6/1 a seis perdería la “mano”.
B) Si “cuadraba” con el 6/1 a uno ganaría la “mano”.
En consecuencia, “cuadró” a uno.
El salidor y el segundo jugador “pasaron”.
El tercer jugador, quien tenía las siguientes fichas: 1/5, 5/5 y 1/2, podía jugar 1/2 o
1/5.
Si jugaba el 1/2 perdía la “mano”, ya que el cuarto jugador colocaría el 1/1 y le
quedaría una sola ficha, el 5/4. El salidor colocaría el 2/3 y se “encabezaría”, el
segundo jugador “pasaría” y le correspondería jugar nuevamente al tercer jugador,
quien se vería obligado a jugar el 1/5 y el cuarto jugador ganaría la “mano” con el
5/4.
Si jugaba el 1/5 también perdía la “mano”, ya que el cuarto jugador colocaría, igual
que antes, el 1/1 y le quedaría una sola ficha, el 5/4. El salidor y el segundo jugador
“pasarían” y le correspondería jugar nuevamente al tercer jugador, y ya sea que
colocase o no el 5/5, la “mano” la ganaría el cuarto jugador con el 5/4.

En definitiva:
Al “cuadrar” el cuarto jugador a uno, aseguró la victoria en la “mano”, más allá de lo
que hiciese el tercer jugador.
El “cuadro” a uno del cuarto jugador, correcto por demás, se fundamenta en que
conocía la ubicación de las fichas no jugadas.
La presencia de dicho conocimiento es imprescindible para la toma de las
decisiones correctas. Si está ausente, las jugadas resultan, las más de las veces,
equivocadas e incorrectas. Sin ton ni son. Sin razón ni explicación…

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