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EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER

Género: suspenso político


Editorial: alfaguara
País: Colombia
Es la quinta novela de Juan Gabriel Vásquez quien nació en Bogotá en 1973.
Libro ganador del premio alfaguara 2011
Novela ganadora del english pen award 2012 y del gregor von rezzori- por citta di ferenze
2013

El título hace referencia a una imagen a lo largo de la narración: aviones que caen, Las vidas
de los personajes están marcadas por varios accidentes aéreos. La tragedia de Santa Ana en
1938 en una exhibición aérea. Un héroe de la aviación colombiana intenta hacer una pirueta
y estrella su avión, hiriendo en el rostro al padre de Ricardo Laverde. El segundo avión es el
de la La explosión en el aire del avión de Avianca en 1989 es el que hace estallar Pablo
Escobar creyendo que en él viajaba César Gaviria, heredero de los ideales de Lara Bonilla,
un juez que se opuso a Pablo Escobar y fue asesinado.. El choque del de American Airlines
contra el cerro El Diluvio, cerca de Cali, en 1996 en el cual viajaba la esposa de uno de los
protagonistas Ricardo la verde.
¿Qué ruido hacen las cosas al caer? Depende de qué es lo que cae. El estruendo de un avión
al caer es terrible. Y en esta novela caen varios aviones.
El ruido de las cosas al caer es una novela que refleja El miedo de salir a la calle, de salir de
noche, de recordar, miedo cada vez que se oye un ruido, se ve una sombra, miedo del futuro,
miedo de que el cuerpo no responda; la novela de Juan Gabriel Vásquez es una novela sobre
el miedo a la vida. Porque en cierta ocasión, caminando con un amigo en Bogotá, se acercó
a toda velocidad una motocicleta y unos sicarios mataron a su acompañante y a él, al
protagonista de esta historia, lo hirieron en la pierna. Desde ese día todo cambió para él. el
protagonista de esta novela, estudia, se casa, su hija está por
nacer. Camina por una calle bogotana. Se escucha el ruido de una
moto y luego la metralla. Todo cae a su alrededor. Como el ruido –
metales y voces confundidos– de un avión al caer. Y luego el miedo
como un eco permanente. Porque parece que ya todo terminó. Que
la guerra se acabó. Pero el miedo y sus secuelas no se borran.
En un momento de la historia, el narrador y protagonista de la novela, Antonio Yammara,
accede por casualidad a una grabación de la caja negra del avión de American Airlines. La
escucha un par de veces en una tarde. Al final de ella, dice, «hay un ruido que no logro,
que nunca he logrado identificar: un ruido que no es humano o es más que humano, el ruido
de las vidas que se extinguen pero también el ruido de los materiales que se rompen. Es el
ruido de las cosas al caer desde la altura, un ruido interrumpido y por lo mismo eterno, un
ruido que no termina nunca, que sigue sonando en mi cabeza desde esa tarde y no da
señales de querer irse». Años después, por casualidad, vuelve a oír la misma grabación,
con la certeza de que entre las vidas que se precipitaban al vacío no sólo estaban las de
los pasajeros sino su propia vida, aunque de esta caída no hubiera ningún testimonio,
ninguna caja negra que consultar. «Las vidas humanas no cuentan con esos lujos
tecnológicos», piensa Yammara. Si contaran con ellos, los interrogantes serían muy
parecidos. ¿Qué pasó aquí? ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué es esto? Aquí
la cagamos, ¿no? ¿Cómo llegamos a cagarla así?

Ricardo fue, veinte años atrás, un joven piloto que comenzó a traficar mariguana, cada vez
en mayores cantidades, hasta que la ambición lo desbordó, hasta que aceptó traficar cocaína,

Ambos reconstruirán, gracias a un baúl de papeles de diversa naturaleza, cartas y recuerdos,


parte de la personalidad del que fue su padre, un apasionado de la aviación, que pasó largos
años en una prisión estadounidense y que su madre le dijo, desde niña, que había muerto. Tal
vez uno de los mejores fragmentos de la novela sea la visita de ambos a las antiguas
posesiones de Pablo Escobar, el mítico narco, que llegó a poseer incluso un zoológico,
ahora abandonado y custodiado por el ejército. Las difíciles relaciones de Antonio con su
mujer culminarán en ruptura. Maya y él se consideran resultado generacional de aquellos
comienzos de la Colombia del tráfico, cuando Laverde se había ya convertido en aviador que
llegaba hasta el interior de los EE.UU. con pequeños aviones. Poco sabremos de sus
interioridades y, en cambio, mucho más de una ingenua Elaine o Elena y de los Cuerpos de
Paz norteamericanos que actúan en el interior del país colaborando en su desarrollo y algo
tendrá que ver Mike Barbieri, uno de sus instructores, años después, con la detención de
Laverde. Algunas familias norteamericanas se instalarán sospechosa y definitivamente en
Colombia y tampoco deja de ser simbólico el proceso de adaptación y posterior desapego de
Elaine al país. Pero nunca dejará de amar al que fue su marido, conocedora de sus
actividades, y regresa junto a él cuando muere en el accidente de aviación.

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