Para la física de plasmas el estudio de la aurora ha resultado ser no sólo
fascinante sino enormemente enriquecedor, ya que su entendimiento requiere la resolución de problemas físicos que de tienen lugar a la explicación de muchas partes del universo del plasma, incluso para modelos teóricos. A pesar de que se ha observado desde muchos años anteriores, sigue desafiando con su complejidad de dar explicaciones, pues cada vez que se estudia se pueden encontrar nuevos efectos del plasma y su comportamiento.
Hoy en día, para estudiar la aurora se combinan mediciones locales realizadas
por satélites encima de la atmósfera, con datos de percepción remota, principalmente en el ultravioleta de toda la zona auroral y con observaciones desde tierra. Sin embargo, aunque se sabe que las partículas que se precipitan para formar la aurora provienen de fuera, del plasma con que el Sol llena el medio interplanetario, la forma como estas partículas penetran y son aceleradas hasta energías a las cuales se precipitan sigue siendo un problema abierto. Esta aceleración de partículas hasta muy altas energías es una característica muy notable y generalizada en los plasmas del Universo. v