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Comentario de la Película

La película nos muestra en un tono humorístico la relación existente entre la arquitectura y el


estilo de vida que acostumbran llevar las personas que habitan en ella.

En un primer momento observamos a un hombre que viste siempre un abrigo, que vive en los
suburbios de la ciudad, en una zona de casas con características particulares: un solo edificio
que crece verticalmente contiene en su interior cantidad de viviendas pertenecientes a
diferentes familias, donde es un corredor ascendente el que conecta los diversos pisos y las
diversas viviendas, todas con un estilo particular. Lo que resulta graciosos es que el
protagonista necesita recorrer por todas las viviendas para llegar a la suya, que se encuentra
en el último piso: tiene que transitar por pasillos estrechos que bordean de un lado a otro el
edificio, subir por escaleras, atravesar un colgador con ropa, volver a subir y bordear toda su
casa para poder llegar a la puerta de ingreso.

Claramente se nos muestra una falta de funcionalidad en este edificio y que fue construido sin
planificación alguna, que solo se levantó casa sobre casa y se adecuó mínimas conexiones para
la circulación entre estas. No obstante el protagonista parece subir y bajar de ella sin ninguna
molestia.

En la calle contigua a este edificio se observa que se reúne la gente para hacer sus compras
diarias, conversar o dirigirse a otros lugares (tiendas, cafeterías). Por ello podemos mencionar
que esta calle, aunque carece de ornamento, cumple la función de convergencia (lugar de
encuentro) y divergencia (tránsito para dirigirse a otros lugares) en esa barreada.

Por otro lado la película nos muestra una segunda vivienda, esta vez perteneciente a una
familia adinerada. Creo que lo más característico de esta es que era una “vivienda a la
vanguardia de la tecnología”. Todo en su interior funcionaba por un control presente en el hall
de esta vivienda: la puerta de entrada y del garaje se abrían y cerraban solas, la cocina,
lavadora y demás electrodomésticos también funcionaban por si solos, todo ello gracias a la
tecnología con la que contaba.

Pero en contraposición a ello, pese a contar con la tecnología, esta vivienda tampoco
funcionaba bien: sus espacios abiertos (patios y jardines), diseñados para actividades al aire
libre, reuniones y almuerzos sociales, no permitían el correcto desenvolvimiento de las
mismas. Los caminos definidos por pequeñas losas en el jardín, muy distanciadas unas de
otras, hacían imposible la circulación en ellas, provocando que los invitados se chocaran unos
con otros y caminaran dando saltos y brincos. Estos espacios resultaban muy pequeños y el
intento de almorzar al aire libre se hizo imposible, pues incluso el protagonista terminó
mojándose por caer a la pileta. La misma tecnología tampoco ayudaba, pues llegó a encerrar a
la pareja dueña de esta casa en su garaje, y pero aún, interfería en la comunicación entre el
hijo y la madre, y entre esta y sus esposo por el ruido que generaba.

Si bien esta casa era lujosa y estéticamente mucho mejor que la primera descrita, también
fallaba funcionalmente, y por lo tanto, no cumplía con el fin supremo de toda arquitectura:
diseñar espacios donde el hombre pueda realizar todas sus actividades (para satisfacer todas
sus necesidades) y ser feliz.
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