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FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD

ODONTOLOGIA – BIOETICA
ERLINDA DIAZ FERREIRA 2015263013
NAISA DURAN BOSSIO 2015263014

Principio de libertad económica y libre competencia


El principio de libertad económica y libre competencia es de origen constitucional, como
derechos radicado de todos los ciudadanos. El Artículo 333 Superior establece:
Artículo 333 CN: La actividad económica y la iniciativa privada son libres, dentro de los
límites del bien común. Para su ejercicio, nadie podrá exigir permisos previos ni requisitos,
sin autorización de la ley.
El Estado, por ley, impedirá que se restrinja la libertad económica y este a su vez evitará
cualquier abuso que personas o empresas hagan de su posición dominante en el mercado
nacional. Cualquier limitación a este derecho se puede manifestar en aspectos como la
imposición de requisitos para la libre empresa, el control de precios, la creación de
monopolios, las restricciones al comercio y en si todo aquello que imposibilite que una
persona natural o jurídica libremente cree empresa y compita con otras en actividades
iguales o similares, todo ello dentro de los márgenes legales y del bien común. Pero la
libertad de precios que asiste al prestador de servicios para determinar sus precios no es
absoluta, como quiera que excepcionalmente pueda verse atemperada por la intervención
del Estado, como en efecto sucede en aquellas actividades que poseen un especial interés
y entre las que aparece el sector de la salud (Decreto 147 de 1999).
Los prestadores de servicios de salud no se encuentran legitimados para actuar de forma
arbitraria en el mercado, sino que deben respetar las reglas que el legislador haya
establecido en aras de proteger la libre competencia, entre las cuales están las normas de
prácticas comerciales restrictivas contenidas principalmente en la Ley 155 de 1959 y el
Decreto 2153 de 1992.
Monopolio y control estatal de precios en temas relacionados con la salud.
Existen antecedentes en los cuales se ha tratado establecer control de precios en salud y
dentro de los que se menciona el manual de tarifas en el Artículo 42 de la Ley 812 de 2003,
Su sistema por demás amplio (no distinguía sector público o privado de la salud, el ámbito
de su aplicación, los criterios para la determinación de las tarifas o su justificación) fue
demandado y la Corte expresó en Sentencia C-477 de 2007: En segundo lugar, la norma
acusada es contraria a la Constitución por la falta de definición en los sujetos sobre los
cuales recae la obligación, en la determinación y especificidad de la tarifa y en la falta de
señalamientos de parámetros objetivos para establecer los mínimos y máximos del monto
de la tarifa.
Por tanto, la norma demandada al permitir que se fije un sistema de tarifas en la prestación
de servicios en salud sin que la ley establezca a los sujetos sobre los cuales recae dicha
obligación, la determinación y precisión de la tarifa y designación de parámetros objetivos
para poner los mínimos y máximos del monto de la tarifa, hace que todo el sistema de
fijación de tarifas sea indeterminado.
En la actualidad el control de precios por parte del Estado en temas de la salud lo
encontramos generalmente en los medicamentos bajo la tutela de la Comisión Nacional
de Precios de Medicamentos (CNPM) y en decretos o normas especiales para el
tratamiento de pacientes víctimas de accidentes o de desastres naturales o terrorismo. El
Decreto 2423 de 1996 dictado por el Presidente de la República, fija las tarifas que se
podrán cobrar por algunos tratamientos y servicios de salud; es de obligatorio cumplimiento
para las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud públicas y por las entidades
privadas cuando se trate de atención de pacientes víctimas de accidentes de tránsito,
desastres naturales, atentados terroristas, atención inicial de urgencias y los demás eventos
catastróficos definidos por el Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud. Allí se
establecieron en el Artículo 38 las tarifas establecidas en Salarios Mínimos Legales Diarios
Vigentes para los procedimientos de Servicios Ambulatorios de Salud Oral.
Prácticas comerciales restrictivas
En desarrollo de los derechos a la libre empresa y libre competencia económica, dentro de
un mercado libre y competitivo, el Estado tiene la obligación de establecer y garantizar las
condiciones necesarias que permitan el efectivo desarrollo de estos postulados
constitucionales y legales, impidiendo que se obstruya o restrinja la libertad económica.
Partiendo del texto constitucional, el Artículo 1 de la Ley 155 de 1959, modificado por el
Artículo 1 del Decreto 3307 de 1963 prohíbe “los acuerdos o convenios que directa o
indirectamente tengan por objeto limitar la producción, abastecimiento, distribución o
consumo de materias primas, productos, mercancías o servicios nacionales o extranjeros
y, en general, toda clase de prácticas, procedimientos o sistemas tendientes a limitar la libre
competencia y a mantener o determinar precios inequitativos”.
Estas normas se orientan a lograr la prevalencia de la libre competencia para consolidar
con su presencia y normal desarrollo, el imperio de un sistema económico que tenga como
soporte la libre iniciativa privada, a fin de que el desempeño de los distintos participantes
se realice libre de trabas y los resultados que de su libre ejercicio obtengan, sean fruto del
natural desempeño de las reglas de la oferta y la demanda; protección que, al ser otorgada,
les impone de igual manera, como obligación, la de abstenerse de restringir la libertad de
competencia.
Dentro de este marco, todo proveedor de servicios está constitucionalmente facultado para
determinar libremente el precio al cual los ofrece, de acuerdo con su estructura de costos y
su margen de utilidad, dentro del libre juego de la oferta y la demanda. Así mismo, el
consumidor se encuentra en libertad de escoger, conforme a sus necesidades, entre los
bienes y servicios que se ofrecen en el mercado. No obstante, resulta pertinente precisar
que los prestadores de servicios no se encuentran legitimados para actuar de forma
arbitraria en el mercado, sino que deben respetar, entre otras, las reglas que el legislador
haya establecido en aras de proteger la libre competencia. En este sentido, conforme a lo
establecido en el Artículo 47 del Decreto 2153 de 1992, se consideran contrarios a la libre
competencia, entre otros, los acuerdos que tengan por objeto o como efecto la fijación
directa o indirecta de precios.
De esta forma, en principio, todo acuerdo de precios, constituye una práctica anticompetitiva
en los términos contemplados en los Artículos 46 y 47 del Decreto 2153 de 1992.

“Artículo 46. Prohibición. En los términos de la Ley 155 de 1959 y del presente Decreto
están prohibidas las conductas que afecten la libre competencia en los mercados, las
cuales, en los términos del Código Civil, se consideran de objeto ilícito”. (Álvarez, 2012 pág.
16).
Artículo 47. Acuerdos contrarios a la libre competencia.
Para la ejecución de las funciones a que se refiere el Artículo 44 del decreto se piensa
compuestos a la libre competencia, estos acuerdos:
1. Los que tengan por objetivo la fijación de precios de manera directa o indirecta
2. Los que tengan por objetivo establecer condiciones de venta o comercialización
discriminatoria para con terceros.
3. Los que tengan por objeto la distribución de mercados entre productores o entre
distribuidores.
4. Los que tengan por objeto la retribución de cuotas de producción o de suministro.
5. Los que tengan por objeto la retribución, repartición o limitación de fuentes de
abastecimiento de insumos productivos.
6. Los que tengan por objeto la restricción a los desarrollos técnicos.
7. Los que tengan por objeto someter el suministro de un producto a aceptación de
obligaciones accesorias que por lo general no hicieran parte del objeto del negocio, sin
perjuicio de lo fijado en otras disposiciones.
8. Los que tengan por objeto contenerse de producir un servicio o un bien o ya sea afectar
sus niveles de producción.
9. Los que tengan por objetivo la colusión en las licitaciones o concursos o los que tengan
como efecto la repartición de adjudicaciones de contratos y de concursos o la fijación de
términos de las propuestas establecidas.
10. Numeral adicionado por el Artículo 16 de la Ley 590 de 2000. El nuevo texto es el
siguiente: “Los que tengan por objeto o tengan como efecto impedir a terceros el acceso a
los mercados o a los canales de comercialización”. (Álvarez, 2012)
Con respecto a lo anterior, que son las normas de carácter general, debemos resaltar que
además en materia de salud en el año 1994 se expidió el Decreto 1663. A partir de ese
Decreto el Estado garantiza la libre y leal competencia en la venta de los servicios de salud,
en el cual se entiende comprendido el de los insumos y equipos suministrados para la
prestación de esos servicios.
Se determinó los servicios de salud como: “el conjunto de procedimientos e intervenciones,
así como la aplicación de los insumos y equipos que se utilizan en la promoción y el fomento
de la salud; y en la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la enfermedad”.
Este decreto estableció los límites que se imponen por la ley a las siguientes personas:
a) Las entidades promotoras de salud, y a los promotores de estas.
b) Las instituciones prestadoras de servicios de salud.
c) Los profesionales del sector de la salud.
d) Las asociaciones científicas o de profesionales o auxiliares de dicho sector, y
e) A todas las personas naturales o jurídicas que en él participen.
Una de los propósitos es “Garantizar que en el mercado de servicios de salud exista
variedad de precios y calidades en la venta de bienes y servicios”. En la regulación de la
prohibición se incorpora la cláusula general de las prácticas restrictivas en los siguientes
términos:
“De conformidad con lo previsto en la Ley 155 de 1959, el Decreto 2153 de 1992, el Decreto-
Ley 1298 de 1994 y con lo establecido en el presente decreto, están prohibidos todos los
acuerdos, actos o convenios, así como las prácticas y las decisiones concertadas que,
directa o indirectamente tengan por objeto o como efecto impedir, restringir o falsear el
juego de la libre competencia dentro del mercado de los servicios de salud; abusar de una
posición de dominio sobre el mismo; o impedir, restringir o interrumpir la prestación de los
servicios de salud. Dichas conductas tendrán objeto ilícito” (Decreto 1298 de 1994).
Referente a las asociaciones y sociedades científicas se estableció una prohibición de
manera particular bajo estos términos:
“Se prohíbe a las asociaciones o sociedades científicas y de profesionales o auxiliares del
sector salud al desarrollar su actividad, el adoptar decisiones o políticas internas que tengan
por objeto o como efecto impedir, restringir o falsear el juego de la libre competencia dentro
del mercado de los servicios de salud; abusar de una posición de dominio sobre el mismo;
o impedir, restringir o interrumpir la prestación de los servicios de salud. Dichas conductas
tendrán objeto ilícito”.
Fijación indirecta de precios y sugerencia de precios.
En Colombia los odontólogos tienen la libertar de colocar los precios a sus trabajos, bajo
las normas que establece la ley. La Superintendencia de Industria y Comercio ha estado al
pendiente con respecto a la fijación indirecta de precios y con base a este tema bajo la
Radicación 02067355-02067622 realizó manifestaciones que nos permitimos transcribir en
sus apartes más importantes.
“Partiendo de los principios constitucionales expuestos, el Artículo 1 de la Ley 155 de 1959,
modificado por el Artículo 1 del Decreto 3307 de 1963 prohíbe “ los acuerdos o convenios
que directa o indirectamente tengan por objeto limitar la producción, abastecimiento,
distribución o consumo de materias primas, productos, mercancías o servicios nacionales
o extranjeros y, en general, toda clase de prácticas, procedimientos o sistemas tendientes
a limitar la libre competencia y a mantener o determinar precios Inequitativos”.
Los precios deben ser fijados bajos la oferta y la demanda que se presenten. “Cuando la
propiedad privada y la libertad de intercambio están presentes, los precios del mercado
registran las elecciones literalmente de millones de consumidores, productores y
proveedores de recursos, y las ponen en armonía. Los precios reflejan información acerca
del consumidor, costos y asuntos relacionados con oportunidad del momento, localización
y circunstancias... el precio del mercado dirige y motiva a productores y proveedores de
recursos, para que ofrezcan esas cosas que los demás valoran altamente en relación con
los costos de las mismas” de acuerdo con esto, los odontólogos pueden fijar precios de sus
servicios prestados, siempre y cuando no se violen las normas y excedan los precios.
Según lo establecido en el Artículo 14 del Decreto 3466 de 1982, debe aclararse al paciente
que ese precio es solo una sugerencia y que este precio es el de la producción vendido y
no lo establecido para su venta.
De igual manera se han tenido en cuenta algunos conceptos referenciados por la SIC
Donde se refiere a las conductas que son producto de una práctica acordada:
“Los acuerdos se pueden configurar de manera concentrada o a través de una conducta
conscientemente paralela entre dos o más empresas. Por una práctica concertada debe
entenderse la que surge de un concierto de voluntades cualquiera haya sido su forma de
expresión: Convenio, acuerdo o decisión colectiva que se presente en el mercado por parte
de los agentes económicos”. Por lo cual “la conducta paralela puede constituir una práctica
restrictiva de la competencia en la medida en que los participantes de un determinado
mercado, actuando en forma consciente y sincronizada se abstienen de competir
generando un patrón de comportamiento uniforme sobre una o más de las variables cuya
dinámica en condiciones de competencia debe corresponder a la estrategia individual e
independiente de quienes lo conforman”.
Los acuerdos pueden ser de manera vertical que se refieren a las empresas que trabajan
en múltiples niveles de la cadena de producción y horizontal que son los que se presentan
entre las empresas que están en competencia.
Las secretarias de salud ya sean municipales y distritales pueden ejercer la vigilancia sobre
los servicios de salud que se ofrecen dentro del ámbito de jurisdicción los cuales pueden
actuar de oficio o de petición de parte.
Precios máximos al público
El Decreto 3466 de 1982 nos refiere la obligación de fijar los precios máximos de venta al
público, cae principalmente en manos de los proveedores y expendedores, de igual manera
nos menciona que pueden exonerarse de este si el productor de manera voluntaria o bajo
la obligación de las autoridades competentes, establece precios máximos al público
indicados en los bienes mismos. La obligación de fijar precios máximos tiene como objetivo
proteger a los clientes sobre la información que se le es brindada y que estos no caigan en
un error, pero por ello, el vendedor de servicio no debe olvidad que su cliente está en la
libertad de tomar decisiones sobre quien elegir debido a la competencia comercial que
existe. También es necesario aclarar que una vez el productor fije los precios máximos por
los cuales se prestara el servicio, los distribuidores pueden establecer precios inferiores a
estos.

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