Está en la página 1de 5

Para ser feliz debes aprender a

ignorar a muchas personas

Raquel Aldana 20, Agosto 2015 en Emociones740265 compartidos





Muchas veces alejarnos de las personas conflictivas no solo es una
cuestión de comodidad, sino de salud mental. Hay actitudes que nos
llegan a desequilibrar tanto que nos bloquean y nos impiden realizarnos,
sometiendo nuestro bienestar emocional a sus antojos.
Todos sabemos de buena tinta que nuestras relaciones no siempre nos
aportan algo positivo, aunque realmente lo esperemos. A pesar de que
somos conscientes de esto, no cuesta darnos cuenta de que estamos
alimentando intercambios tóxicos.
O sea, nos parece algo “tonto” e incoherente pero, sin embargo, no
podemos escapar de la realidad. Sacrificar nuestro bienestar por los
demás está a la orden del día para cada uno de nosotros.

Compartir

Así que nos encontramos ante el triste panorama de vivir sometidos a


relaciones insanas con personas que no nos aportan sinceridad ni buenas
emociones. Es decir, intercambios cargados de intereses y egoísmos. Por
eso, para poder crecer debemos de aprender a ignorar a cierta gente
en ciertos momentos.

¿Qué es lo que debemos ignorar para ser


felices?
Las situaciones a partir de las que conviene comenzar a regalar
nuestra ausencia son variopintas. Normalmente podemos reconocer
con facilidad lo que nos turba pero es posible que nos lleve un tiempo en
otras ocasiones.

Conocerlas nos ayudará a tomar conciencia de la realidad e incluso puede


ayudarnos a anticipar estas cuestiones, de manera que podamos impedir
que nos hagan más daño que el inevitable. Dicho esto, veamos algo más
detenidamente lo que debemos aprender a ignorar:

1.Las críticas de los demás. Nadie nos puede afectar sin nuestro
consentimiento. O sea, somos nosotros lo que damos validez a las
opiniones de los demás. Lo que otros piensen sobre las decisiones que
tomamos no debería importarnos, ya que es tan probable que nosotros
nos equivoquemos como que ellos lo hagan.
2. La creación de inseguridades. Hay personas que se piensan que
son expertos en la vida de todo. Estos acaban consciente o
inconscientemente, creando inseguridades y pequeñas frustraciones en la
gente que les rodea. Procura ignorar este tipo de actitudes, pues solo te
conducen a la frustración.
3. Preocuparnos por lo que no podemos controlar. Si nos preocupa
cómo va a actuar esa persona o qué va a hacer o decir, algo va mal. O
sea, la gente no va haciendo daño deliberadamente y no debería de
tenernos en vilo que nos respeten o no. Si esto ocurre, es mejor de que
alejes de esa persona.
4. Las comparaciones obsesivas. Está muy bien que la gente triunfe y
tenga éxito, pero no que hagan sentir a los demás poca cosa. No hay
persona más insignificante que aquella que usa sus logros para
menospreciar a los demás. Por eso, sigue centrándote en lo que tú
puedes hacer para seguir creciendo y recuerda que lo que consigas
depende en gran parte de que te lo creas.
5. Los intereses y egoísmos. No todo el mundo te está ayudando
cuando intentan aparentar estar haciéndolo. Empieza a desactivar la
realidad y analiza hacia qué lado se inclina la balanza siempre. Si hay un
equilibrio, significa que hay armonía en vuestra relación; si por el contrario
no lo hay, algo va mal.
Regala tu ausencia a quien no valore tu
presencia
Tenemos que darnos cuenta de que con el tiempo la imagen que
tenemos de las personas puede cambiar, lo que implica que
desconoceremos a aquellos que creíamos conocer.
Regala tu ausencia y tu indiferencia a quien no te valore; pero no de
cualquier forma, auséntate emocionalmente. No lo hagas como una forma
de venganza, sino como una manera de protegerte.

Compartir
A veces nos percatamos demasiado tarde de que todo lo que hemos
hecho por alguien ha sido ignorado o menospreciado en el terreno
emocional. Es posible que entonces nos sintamos decepcionados y que
nos demos cuenta de que no han movido ni un dedo por nosotros.
Conseguir que lo que alguien haga o no haga no nos afecte actúa
como un bálsamo.Puede que resulte costoso al principio, pero los
resultados comienzan a notarse bien pronto en nuestra salud emocional.
De hecho, cuando somos capaces de hacerlo, nos damos cuenta de que
es un verdadero placer poder escucharnos sin nada que enturbie nuestro
diálogo interior.

Compartir

La verdad es que intentarlo no solo merece la pena, merece la alegría.

También podría gustarte