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Introducción

Cuando hablamos de literatura gauchesca, nos referimos a un subgénero literario que


construye y presenta la vida y las costumbres del gaucho, habitante de la llanura argentina y
uruguaya, principalmente. Tal como expuso Ángel Rama1, se trata de una literatura que se
constituyó como un estilo literario de un grupo social específico, de una clase social superior
a la del propio gaucho, por lo que no debe confundirse con lo que María Taboada (1979)
define como “literatura gaucha”, sino que se trata de obras creadas por autores cultos y del
ámbito urbano. En este punto, es pertinente destacar el sentido patriótico con el que nacen
estas composiciones, ya que, influidos por el movimiento romántico y por las ideas
independentistas, las primeras expresiones que se reconocen como parte de este tipo de
literatura son los cielitos políticos y patrióticos. Como afirma Aníbal Sánchez Reulet (1961),
se trata de composiciones que surgieron como una forma de transmitir los ideales
revolucionarios a las clases más bajas a través del canto. Desde esta primera manifestación,
la literatura gauchesca ha evolucionado hasta llegar a su punto cúlmine con el Martín Fierro
de José Hernández, y, en este camino, la figura del gaucho ha mutado también y ha pasado
de ser el destinatario de los cielitos de Hidalgo, a convertirse en la figura elegida por los
unitarios para denunciar a la Argentina rosista.
Como se indicó previamente, la literatura gauchesca no es escrita por los gauchos, sino
que es producto de autores cultos, provenientes de la ciudad, que recogen las imágenes, las
costumbres, el lenguaje de la vida rural. De estos recursos utilizados por la literatura
gauchesca, es este último aspecto, el lenguaje, el que compete a nuestro trabajo. La gauchesca
toma las variantes diatópicas de la lengua española que se corresponden con el ámbito rural
de la Argentina, específicamente el habla de los gauchos, variables tanto en un nivel léxico,
como fonológico. Sánchez Reulet explica que el hecho de plasmar esta variación en la
literatura responde al ideal nacionalista del Romanticismo, que promueve un deseo en los
autores de separarse, de mostrarse ajenos a la literatura española. Es necesario aclarar que,
según indican los autores citados previamente, no siempre los términos gauchescos tomados
por los autores responden a usos reales de los hablantes rurales, sino que, en más de una
ocasión, se trata de una construcción realizada por los propios escritores.

1
Retomado por R. A. Borello en La literatura gauchesca y lo social (1996).
Entre los autores que han cultivado este subgénero literario, uno de los más destacados es
Hilario Ascasubi. Nacido en Córdoba en 1807, peleó como soldado en la guerra contra el
Imperio de Brasil, bajo el mando de José María Paz, Lamadrid y Lavalle. Debido a sus ideas
unitarias fue apresado por los federales durante el gobierno de Rosas, hasta que logró
exiliarse en Montevideo en 1832, donde concibió la mayor parte de su literatura. Entre sus
trabajos destacan obras como Aniceto el Gallo, o El gaucho Jacinto Cielo, donde se encuentra
incluido su célebre poema antirosista “La refalosa”. Para nuestro trabajo hemos tomado un
fragmento de Santos Vega o los mellizos de la flor, publicado en 1872 en París. En este texto,
el gaucho Santos Vega, cantor, relata la historia de los hermanos Luis y Jacinto Salvador,
criados en la Estancia La Flor. En su poema ilustra, o construye, la vida del gaucho de la
región pampeana, sus ocupaciones, sus costumbres, sus conflictos, como es la temática que
compete a este fragmento: las invasiones de los indios pampas en la zona de frontera.
En el siguiente trabajo, realizaremos un análisis de las variaciones léxicas y fonológicas
que se recogen en el fragmento del canto XIII de Santos Vega o los mellizos de la flor de
Hilario Ascasubi.

Análisis de los términos de lenguaje gauchesco


Como se expuso previamente, en el siguiente apartado llevaremos a cabo un estudio de
los términos hallados en el Capítulo XIII de Santos Vega o los mellizos de la flor (2004) de
Hilario Ascasubi, que responden al lenguaje tomado por la literatura gauchesca.

 Asigura; coliando; liones; disierto


De asegurar, colear, león y desierto, respectivamente. En los cuatro casos se trata de
una transformación producida por el cierre en un grado de la vocal anterior abierta /e/
de manera que pasa a ser la anterior cerrada /i/.
En el caso de liones, se produce una diptongación a causa del cierre en un grado de
la bocal anterior abierta /e/.
La edición de Santos Vega2 (1979) del Centro Editor de América Latina se menciona
que el fenómeno de permutación entre la i y la e es una de las características fonéticas
que se presenta con mayor frecuencia en la literatura gauchesca.

2
Se trata de una selección de algunos fragmentos del texto, entre los que figura el elegido para este trabajo.
 A la fija
En el Diccionario del lunfardo de Athos Espíndola, el término fija se encuentra
definido como “seguro”. Asimismo, la unión de la preposicion a con el artículo la,
junto al término fija, genera un sentido de manera o forma, es decir, indica que algo
se realiza o sucede “de manera segura” o “indudablemente”. En el Diccionario
Argentino, el término figura como fija y se encuentra ligado a los mismos significados
de “seguro” e “indudable”.
 Juye; Juyen
En este caso podemos observar que se produce una aspiración de letra h, que toma
el punto de articulación de la consonante sorda, fricativa y velar /x/.
 Manguiada
Este término solo fue hallado en el glosario presentado por la edición de Santos Vega
o los mellizos de la flor (1979) de la Universidad de Harvard. En este texto se indica
que dicho término hace referencia a “la arrada para acorralar y cazar bestias” o
“tropel”.
 Venaos; atribulaos; desmelenaos, apuraos; formaos
De venado, atribulado, desmelenado, apurado, formado. Como se puede observar,
en todos los casos se trata de un caso de síncopa, a través del que se pierde la
consonante fricativa dental sonora, /ð/.
 Torean
Conjugación del verbo torear, definido por el Diccionario Argentino de Tobías
Garzon como “ladrar de los perros”. Se explica que, probablemente, este término
provenga de toro, por la costumbre de los perros de perseguir bovinos.
 Revoletean
Del verbo revolotear. Se trata de una transformación realizada por una permutación
de la vocal abierta posterior /o/, que pasa a ser una vocal abierta anterior /e/. La
edición del Santos Vega del Centro Editor de América Latina, considera recurrente
este fenómeno en la literatura gauchesca.
 Teruteros
La edición de Santos Vegas o los mellizos de la flor de la Universidad de Harvard
define este término como “aves de campos muy gritonas y noveleras por cuanto ven
y oyen”. Consideramos que se trata de una modificación del nombre del ave
mayormente conocida como tero o tero- tero, designación derivada de la
onomatopeya que remite al sonido producido por este animal. El tero suele habitar en
las zonas de llanura de América del Sur, como en la que transcurre la acción.
 Noveda; ferocida
De los sustantivos novedad y ferocidad. En ambos casos se trata de un fenómeno de
apócope, en el que se produce la caída de la fricativa dental sonora, /ð/. La edición
del Santos Vegas del Centro Editor de América Latina considera que la apócope es
uno de los fenómenos fonéticos recurrentes en la literatura gauchesca, sobre todo en
sestos casos, en los que el fonema / ð/ es el que desaparece.
 Sigurida
Del sustantivo seguridad. En este caso se producen dos fenómenos ya analizados en
palabras anteriores. Por un lado, la vocal abierta anterior /e/ se cierra un grado,
convirtiéndose en la vocal cerrada anterior, /i/. Por otro lado, se produce una apócope
al perderse la fricativa dental sonora, / ð/.
 Chajases
Proviene del término chajá, ave típica de la llanura pampeana, cuyo plural es chajás.
La palabra citada por el autor se genera a partir de la formación del plural a través de
un fenómeno de paragoge.
 Ajuera
Modificación de afuera. En este caso, se produce una velarización de la fricativa
labiodental sorda, /f/, que pasa a ser una fricativa velar sorda, /x/.
 Polvaderas
De polvaredas. En este término se produce un fenómeno de metátesis, a través del
que la fricativa dental sonora, /ð/ intercambia su posición con la vibrante simple /r/.
 Guillapices
En la edición del Santos Vega o los mellizos de la flor de la Universidad de Harvard
se indica que este término hace referencia a “mantas de cuero de huanaco”.
 Chuzas
Este término puede referirse, por el contexto, a dos significados diferentes. Por un
lado, tanto Athos Espíndola como Tobías Garzón indican que esta palabra se refiere
a un palo armado que posee una aguja de hierro o cuchillo en su extremidad superior
(denominado por la RAE como chuzo). Por el otro lado, solo Espíndola explica que
puede tratarse de una forma de designar el cabello duro, descuidado y despeinado.
Consideramos que, por el contexto, el término hace referencia a ambas acepciones,
ya que con “enjambre de chuzas”, puede designar tanto al conjunto de lanzas que los
indios utilizan como arma, como a las cabezas amontonadas del malón, refiriéndose
a estas como una unión de cabellos descuidados.
 Mancarronada
De mancarrón. Tanto Espíndola como Garzón indican que el término hace referencia
a un caballo basto, viejo y muy estropeado. Espíndola indica que viene de la palabra
manco, que hace referencia, en animales, al impedimento en el uso de alguna de sus
patas. En este caso, la palabra, por la añadidura del sufjijo – ada, que en español
puede utilizarse unido a sustantivos femeninos para formar términos que designen un
conjunto, podemos observar que el autor hace referencia a un grupo de caballos
venidos a menos.
 Chinería; chinas
De china, que Espíndola define en su diccionario como “mujer en general. Del
quechua y aimará: sierva o criada”. Por la adición del sufijo -ería, que en español se
utiliza para designar un conjunto, podemos inferir que este término se refiere a un
conjunto de mujeres, tomadas como cautivas por el malón.
 Enancada
Athos Espíndola indica que proviene de los verbos enancar y enancarse, que hacen
referencia a “poner o colocar a una persona en las ancas de una caballería, estando
otra montada adelante”.
 Ansí
La edición del Santos Vega del Centro Editor de América Latina indica que este
término se trata de un arcaísmo del español, de uso reiterado en la literatura
gauchesca. La RAE indica que se trata de un término en desuso, que significa “así”.
 Latones
Según lo indicado en la edición del Santos Vega o los mellizos de la flor de la
Unviersidad de Harvard, este término designa a un sable que tiene la vaina de hierro.
En el diccionario de Espíndola, se especifica que el término lata significa “sable o
espada”.
 Pichigotones
En la edición de Santos Vegas o los mellizos de la flor de la Universidad de Harvard
se indica que este término hace referencia a “indiecitos de pecho o niños mayorcitos”.
 Forzan
De forzar, verbo irregular que, en la tercera persona del plural del presente del modo
indicativo, es conjugado como fuerzan. Se trata de un fenómeno de regularización de
un verbo irregular, por la analogía al paradigma verbal regular.
 Trotean
De trote. Consideramos que, en este caso, la palabra no es una conjugación del
verbo trotar, sino que se trata de una verbalización del sustantivo trote. De esta
manera, como consecuencia de un caso de barbarismo, se considera que el infinitivo
de este verbo es trotear, de manera que su conjugación en tercera persona del plural
del presente del modo indicativo sería trotean, por analogía con el paradigma de los
verbos terminados en -ear, como corretear, patalear, pestañear, estropear, entre
otros.
 Cotorronas
En la edición de Santos Vega o los mellizos de la flor de la Universidad de Harvard
se indica que este término hace referencia a “mujeres que tienen de treinta a cuarenta
años”.
 Falsiada
Según lo expresado por el glosario de la edición de Santos Vegas o los mellizos de la
flor de la Universidad de Harvard, esta palabra designa a una infidelidad conyugal.
Consideramos que se trata de un sustantivo formado a partir del participio del verbo
falsear, que, según lo indicado por la RAE, se trata de la acción de adulterar o
corromper algo, en este caso, una relación matrimonial. Podemos observar que se
produce, nuevamente, un cierre en un grado de la vocal anterior abierta /e/, fenómeno
que genera la ruptura del diptongo -ea y, por ende, la creación de un hiato.
 Aspas
En el diccionario de Garzón se explica que esta palabra hace referencia al asta o
cuerno que tienen algunos animales. Podemos observar que, en este caso, se adelanta
el punto de articulación de la oclusiva sonora dental /t/, que pasa a ser una oclusiva
sonora bilabial /p/.
 Mamaos
De mamado, que proviene del verbo mamarse, definido tanto por Espíndola como
por Garzón como la acción de embriagarse o emborracharse. Asimismo, Espíndola
indica que mamado significa “ebrio o borracho”.
Como se indicó previamente, en este término se produce un fenómeno de síncopa, a
través del que se pierde la consonante fricativa, dental y sonora, / ð/.
 Tranca
Tanto en el diccionario de Espíndola como en el de Garzón, una de las acepciones de
este término hace referencia a un estado de borrachera o ebriedad. El mismo
significado se indica en la edición de Santos Vega o los mellizos de la flor de la
Universidad de Harvard.

Conclusión
Hemos analizado una selección de términos que consideramos que responden a las
variaciones diatópicas y diastrátraticas correspondientes con lo que la literatura
gauchesca construye del lenguaje rural.
Identificamos ciertos fenómenos fonológicos, repetidos a lo largo del fragmento:
formas apocopadas y sincopadas, en las que se produce, sobre todo, la pérdida de la
fricativa, dental y sonora / ð/; cambios en los puntos de articulación de algunas
consonantes; permutaciones entre la vocal /e/ y la vocal /i/; fenómenos de metátesis.
Por otro lado, en un plano léxico, hemos identificado términos que responden al habla
de los argentinos, que escapan a las formas de la lengua estándar, así como también
hemos hallados formas arcaicas del español, es decir, términos en desuso.
A modo de conclusión, diremos que, como se planteó al inicio del trabajo, el hecho
de que la gauchesca naciera de la mano con los ideales románticos y revolucionarios,
deja ver el deseo de construir una identidad nacional, que los diferenciara de la
española, en este caso, a través de la literatura. Para este fin, es el gaucho la figura
ideal, y específicamente para la literatura, el lenguaje gauchesco, que difiere de la
lengua estandarizada, aquel lenguaje que suena como un barbarismo para la
península, es ese el seleccionado para la literatura de este tipo.

Anexo
13
La indiada – El malón – El adivino – Los pichigotones – Las reparticiones – Las cautivas

Siempre al ponerse en camino


a dar un malón la indiada
se junta a la madrugada
al redor de su adivino:
quien el más feliz destino
a todos les asigura,
y los anima y apura
a que marchen persuadidos
de que no serán vencidos
y harán la buena ventura

Pero, al invadir la indiada


se siente, porque a la fija
del campo la sabandija
juye delante asustada,
y envueltos en la manguiada
vienen perros cimarrones,
zorros, avestruces, liones,
gamas, liebres y venaos,
y cruzan atribulaos
por entre las poblaciones.

Entonces, los ovejeros


coliando bravos torean
y también revoletean
gritando los teruteros;
pero, eso sí, los primeros
que anuncian la novedá
con toda siguridá,
cuando los indios avanzan,
son los chajases que lanzan
volando: ¡Chajá! ¡chajá!

Y atrás de esas madrigueras


que los salvajes espantan,
campo ajuera se levantan,
como nubes, polvaderas
preñadas todas enteras
de pampas desmelenaos
que al trote largo apuraos,
sobre sus potros tendidos,
cargan pegando alaridos,
y en media luna formaos.

Desnudos de cuerpo entero


traen solo encima del lomo
prendidos, o no sé cómo,
sus guillapices de cuero
y unas tiras de plumero
por las canillas y brazos;
de ahí grandes cascabelazos
del caballo en la testera;
y se pintan de manera
que horrorizan de fierazos.

Y como ecos del infierno


suenan roncas y confusas,
entre un enjambre de chuzas,
rudas trompetas de cuerno;
y luego atrás en lo externo
del arco que hace la indiada,
viene la mancarronada
cargando la toldería,
y también la chinería
hasta de a tres enancada.

Ansí es que cuando pelean


con los cristianos, que acaso
en el primer cañonazo
tres o cuatro indios voltean,
en cuanto remolinean
juyen como exhalaciones;
y, al ruido de los latones,
las chinas al disparar
empiezan luego a tirar
al suelo pichigotones.

Pero cuando vencedores


salen ellos de la empresa,
los pueblos hechos pavesa
dejan entre otros horrores;
y no entienden de clamores,
porque ciegos atropellan,
y así forzan y degüellan
niños, ancianos y mozos;
pues como tigres rabiosos
en ferocidá descuellan.

De ahí, borrachos, en contiendas


entran los más mocetones
para las reparticiones
de las cautivas y prendas;
y por fin con las haciendas
de todo el pago se arrean;
y, cuando rasas humean
las casas de los cristianos,
los indios pampas ufanos
para el disierto trotean

Sin dejar vieja con vida;


pero de las cotorronas,
mocitas y muchachonas
hacen completa barrida;
y luego a la repartida
ningún cacique atropella;
y a la más linda doncella
aparta y la sirve en todo,
hasta que luego, a su modo,
también se casa con ella.
Y ¡desdichada mujer
la que después de casada
comete alguna falsiada
que el indio llegue a saber!,
porque con ella ha de hacer
herejías, de manera
que a la hembra mejor le fuera
caer en las garras de un moro
o entre las aspas de un toro
que con un indio cualquiera.
En fin, a la retirada
nunca salen reunidos,
sino en trozos extendidos
por la campaña asolada;
y, en toda la atravesada,
mamaos atrás van llorando
los que cautiva faltando,
es decir, los que no tienen
mujer, desgracia que vienen
con la tranca lamentando.

Y hay cautiva que ha vivido


quince años entre la indiada,
de donde al fin escapada
con un hijo se ha venido,
el cual, después de crecido,
de que era indio se acordó
y a los suyos se largó;
y vino otra vez con ellos,
y en uno de esos degüellos
a su madre libertó.

Como ha habido desgraciada


que, escapada del desierto,
sus propios hijos la han muerto
después de una avanzada,
por hallarla avejentada
o haberla desconocido,
y otros casos ha habido
que luego referiré;
y antes de eso pitaré,
porque estoy medio rendido.

Bibliografía
- Ascasubi, H. () Santos Vega o los mellizos de La Flor. Harvard College Library
(1979). Santos Vega o los mellizos de La Flor. Buenos Aires: Centro Editor
de América Latina.
- Borello, R.A. (1996). La literatura gauchesca y lo social. Anales de Literatura
Hispanoamericana, 25, 31. Universidad Complutense. Recuperado de:
https://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/article/view/ALHI9696110031A
- Espíndola, A. (2002). Diccionario del lunfardo. Buenos Aires: Planeta.
- Garzón, T. (1910). Diccionario Argentino. Barcelona: Imprenta Elzeviriana de Borrás y
Mestres.
- Sánchez Reulet, A. (1961). La poesía gauchesca como fenómeno literario. Recuperado de
https://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/view/2034

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