Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
La articulación de palabra e imagen comienza en el mundo griego con la
coexistencia de estos dos modos contrarios y se desarrolla antagónicamente en el
mundo moderno con la aparición del Laocoonte de Lessing y, en la época actual,
con la preeminencia de la imagen en las manifestaciones tecnocientíficas. Del
Laocoonte se ha heredado una idea a la cual estamos todavía muy apegados y
que reaparece a menudo en las diferentes manifestaciones del espíritu y de la
cultura, y es la oposición entre la pintura y la poesía, la vista y el oído que ha
generado una ulterior oposición entre la palabra y la imagen. Hay una magnifica
expresión de Gadamer para caracterizar la situación en la que vivimos: la del
“paisaje mediático” de producción de imágenes.
En el criterio del pensador alemán, “nuestra tarea empieza allí donde se trata de
hacer posible una experiencia viva de esas cosas del arte, la poesía, la religión o
2
la música, una experiencia de las creaciones culturales que la ciencia no está en
condiciones ni de administrar, ni de seleccionar, ni de presentar. Y es aquí donde
tiene su raíz el significado de lo que llamamos cultura”. Por eso se pregunta:
“¿Cómo podría ponerse de acuerdo este sentimiento de la vida con el concepto de
una cultura artística, una educación estética y una sensibilidad formada?”. En la
época de la reproductibilidad, este interrogante deja oír una llamada a la
interpretación y a la comprensión del sentido y a la ocultación del sentido que se
manifiesta en el ver, oír y leer.
En la base de todo esto hay una cuestión que, aunque obvia, no deja ser
importante y es que la vista y el oído son vías principales para el conocimiento y la
educación. Es un hecho evidente que en la cultura occidental ha prevalecido el
sentido la vista y aún prevalece por oposición a los demás sentidos. Sin embargo,
lo que importa es poner de relieve la relación que se establece entre la vista y el
oído. Gadamer lo explica claramente cuando reconoce que hay que defenderse de
la posición que pretende otorgarle primacía a “la vista en la historia del mundo” en
detrimento de los demás sentidos, y, añade al respecto: “es la vista la que ha
desempeñado el papel principal en el dominio de la filosofía y en la formación de
sus conceptos. No podemos dejar de recordar las primeras frases de la Metafísica
de Aristóteles, en las que éste señalaba la primacía de la visión sobre todos los
demás sentidos. Y bien se pregunta de nuevo si lo que se opone a la primacía de
la vista es “¿La palabra, o la voz? ¿Pero no es la voz a su vez algo diferente?
Para Aristóteles la primacía de la vista estriba en que ella es la que nos hace
visibles la mayoría de las diferencias, el conjunto del mundo visible. En otro lugar,
sin embargo, el propio Aristóteles pone de relieve que el que oye, oye al mismo
tiempo algo más, lo invisible y todo lo que es posible pensar… porque existe el
lenguaje. No es sólo el mundo lo que podemos ver, es el universo lo que
intentamos comprender. Gadamer propone el nexo entre ver y oír, entre el oír-ver-
leer, entre la imagen y la palabra. Cuando se habla del oír y el ver en relación con
el leer, indica que no se trata de que “halla que ver para descifrar lo escrito, sino
3
que lo que importa es que hay que oír lo que dice lo escrito. Tener la capacidad de
oír es tener la capacidad de comprender”. Este es el tema de sus reflexiones.
En Verdad y método, Gadamer enfatiza que los demás sentidos –y no sólo el ver–
también participan de nuestra orientación en el mundo, puesto que están
orientados a un dominio de nuestra experiencia; por eso opina, refiriéndose al oír,
que “no hay nada que no sea asequible al oído a través del lenguaje. Mientras
ninguno de los demás sentidos participa directamente en la universalidad de la
experiencia lingüística del mundo, sino que cada uno de ellos abarca su campo
específico, el oír es un camino hacia el todo porque está capacitado para escuchar
el logos. A la luz de nuestro planteamiento hermenéutico este viejo conocimiento
de la primacía del oír sobre el ver alcanza un peso nuevo. El lenguaje en el que
participa el oír no es sólo universal en el sentido de que en él todo puede hacerse
palabra. El sentido de la experiencia hermenéutica reside más bien en que, frente
a todas las formas de experiencia del mundo, el lenguaje pone al descubierto una
dimensión completamente nueva, una dimensión de profundidad desde la que la
tradición alcanza a los que viven en el presente. Tal es la verdadera esencia del
oír: que incluso antes de la escritura, el oyente está capacitado para escuchar la
leyenda, el mito, la verdad de los mayores”.
Si esto es así, estamos ya ante un tema crucial que se nos plantea desde una
filosofía del ver y del oír. Se trata de ver pero también de oír. “Pues sabemos cómo
se compensan estos dos sentidos esenciales del hombre”. Se trata de un lenguaje
en el que palabra e imagen se articulan para la comprensión de la configuración
poética y de la realidad misma del lenguaje.
Hoy más que nunca estamos sometidos a la precariedad de una cultura intensa y
extremadamente uniforme y automatizada, sumidos en la precariedad unilateral de
unos hábitos que se prescriben con la preeminencia de los métodos
simplificadores y didactizantes de la imagen lineal. Hoy más que nunca, insistimos,
se hace necesaria la formación de los sentidos y de la inteligencia. Nuestra
4
educación debería desarrollar las capacidades de nuestros sentidos, del ver y del
oír, y más en este tiempo en el que los ámbitos de creación, las formas de
expresión, los fenómenos estéticos y poéticos terminan no significando nada o
muy poco, pero esas manifestaciones del espíritu y de la cultura, siguen
hablándole a nuestro presente, siguen vigentes en cuanto poéticas. A pesar de la
precariedad de la época, continúan haciéndonos una invitación al “autodespliegue
del pensamiento en su relación iluminadora y cognitiva con lo que es” y a la
formación del espíritu humano en su de-venir (llegar a ser).
Me interesa mostrar en este escrito por qué la formación estética hoy en día
representa una tarea para el pensamiento y lo haré a partir de cuatro apartes: en
el primero pretendo mostrar la articulación de palabra e imagen en el mundo
griego y en la Estética Herméutica de Gadamer. En el segundo, la escisión de
palabra e imagen que se estableció en la época moderna con el Laocoonte de
Lessing, igualmente indico cómo a partir de la visión mítico-poética de Vico y
Herder se restaura dicha articulación. En el tercero, intento explicar la concepción
de Gadamer acerca de mito y razón que dota nuevamente de sentido la relación
imagen y palabra. En el cuarto, presento el problema planteado por Gadamer con
5
relación al tipo de recepción que exige la poesía de Paul Celan para su
comprensión, la cual abre un horizonte de sentido hoy a la articulación de palabra
e imagen. A través del acercamiento a la poesía de Celan, Gadamer se interroga
sobre la relación de pensamiento y lenguaje pasando por la dimensión de la
lectura. Con estas cuatro partes se pretende mostrar la actualidad de lo bello
referido a la formación y a los ámbitos de creación, formas de expresión,
fenómenos estéticos y poéticos en su configuración de palabra e imagen. Esto con
el fin de vislumbrar por qué también lo bello comprende, como dice Gadamer,
“naturaleza y arte, costumbres, usos, actos y obras y todo lo que se comunica, y
todo lo que, en la medida en que es compartido pertenece a todos”. En ese
sentido, lo advierte también Javier Domínguez, “la hermenéutica filosófica es
heredera de la antigua filosofía práctica y su metafísica de lo bello, donde el arte
pertenece al mundo pragmático de los oficios; como filosofía del arte, sus
antecedentes son la estética moderna y el romanticismo. De la estética guarda la
teoría de la experiencia de lo bello, cuyo mayor fruto es la legitimación de la
intuición libre y productiva, capaz de jugar libre con los conceptos teóricos del
entendimiento y las ideas prácticas, morales, de la razón; del romanticismo su
propio concepto de hermenéutica, forjado en la comprensión de la poética
constitutiva del lenguaje como visión del mundo, y guarda también su concepción
de la crítica de arte como sinónimo de su experiencia más auténtica”.
Haciendo énfasis en el primer aparte, considero que los ámbitos de creación, las
formas de expresión, los fenómenos estéticos y poéticos están constituidos por un
lenguaje de imágenes y palabras. Estas manifestaciones son una pregunta por el
ser en el lenguaje y en el arte, son una exploración de las posibilidades del
encontrase el ser en lenguaje y en el arte en toda su configuración. En dichas
manifestaciones –Juego, Mythos, sueño, Enigma, Asombro, Logos, Aforismo,
Dialéctica, Tragedia, Poética, Metáfora y Paideia–, la articulación de Palabra e
Imagen se hace evidente como presencia del ser en la mimesis y representación,
en la expresión y declaración, en la interpretación y comprensión. En esto consiste
precisamente el que la poética, como lo expresa Gadamer, “aparece desde
6
antiguo y con la extensión de la lectura. La lectura se convierte en el centro de la
hermenéutica y la interpretación. Ambas están al servicio de la lectura, que es a la
vez comprensión. La lectura es la forma efectiva de todo encuentro con el arte. La
lectura es la estructura básica común a toda realización de sentido”.
7
pintura como la poesía, nos engañan, porque hacen pasar la apariencia como
realidad. “Una y otra son capaces, según este pensador alemán, de dar realidad a
la apariencia presentándonos las cosas ausentes como presente; las dos agradan
engañándonos”. Lo importante de su postulado radica en resaltar la porosidad de
todos los discursos que descansan en la acción de formar imágenes y palabras,
así como de los juicios infundados que de este modo de ver se derivan. Interesa
pues mostrar la escisión de palabra e imagen que se da en la modernidad desde
el Laocoonte; no obstante, aunque la concepción de Lessing condiciona
negativamente dicha relación, en una lectura de Vico y Herder es posible observar
que se renuevan tal articulación.
8
limitado a la esfera de lo visible, el de la poesía es más vasto porque abarca tanto
lo visible como lo invisible, pero, en cualquier caso, se trata de posibilidades
distintas con sentidos distintos. Esta contraposición que propone entre pintura y
poesía entronca con el proyecto ilustrado del conocimiento científico, de la
formación y de la educación. Considera Lessing que es necesario infundir en la
juventud los principios fundamentales de la noción de sucesión para dirigir sus
fuerzas intelectuales a toda actividad social; igualmente racionalizar y
conceptualizar la producción y la recepción de la obra de arte. Si se acepta esta
racionalización conceptual de la producción y la recepción, observamos cómo la
relación de palabra e imagen adquiere rasgos antagónicos, no sólo en el arte sino
en toda realización de sentido y en la formación. Así, lo que hoy día “llamamos
‘arte’, dice Gadamer, no puede restringirse a esa contraposición clásica”. Dado
que para la producción y la recepción “no hay sucesión, si no un ‘a la vez’, que
corresponde a eso que posee la estructura temporal del demorarse. No se trata de
ejecutar esto y aquello, primero lo uno y luego lo otro, sino que es un todo que
está presente ahí en el ver, en el meditar, en el considerar en el que uno se halla
sumergido, o mejor, si escuchamos a la sabiduría de la lengua, podemos decir: ‘en
lo que uno se halla absorto”.
9
sensibilidad humana! ¡El lenguaje natural de todas las criaturas recreado por el
entendimiento en voces, en imágenes de acción, de pasión, de actos vivos! ¡Un
diccionario del alma que es mitología, a la vez que admirable epopeya de las
obras y discurso de todos los seres! Es decir, permanente fabulación con pasión e
interés: ¿qué otra cosa es la poesía?”. Aquello que era el “canto” originario donde,
bajo la guía de la reflexión, se conjugaban todos los sentidos, vista, tacto y como
mediador, el oído: el primer lenguaje como expresión del hombre entero”. Y
continúa: “el suelo y el terruño de la poesía, lo constituyen la imaginación y él
ánimo, el país de las almas. Mediante palabras y símbolos, ella despierta el ideal
de bienaventuranza, belleza y dignidad que está durmiendo en tu corazón. Ella es
la expresión más perfecta del lenguaje, de los sentidos y del ánimo. Ningún poeta
puede evadirse de la ley inherente a la poesía; él muestra aquello que tiene y lo
que no tiene. En ella no es posible separar el oído y la vista”.
De acuerdo con este planteamiento se puede sostener que el sentido originario del
lenguaje y del pensamiento surge del mito y de un verbo poético accesible a todos
los sentidos o ‘tópica sensible’, según el decir de Vico, capaz de formar los
géneros inteligibles de las cosas, en un proceso que reúne en una sola las cosas
separadas y distintas. Según esto, el rasgo que posee el pensamiento mítico-
poético, no significa otra cosa que el reconocimiento del ingenio, la fantasía, la
facultad inventiva, el pensamiento metafórico, la imagen y la palabra creadora.
Sobre la base de esta facultad ingeniosa que establece relaciones o factores
comunes, la fantasía confiere significados a las percepciones sensibles; la fantasía
es entonces la facultad originaria del “hacer ver” y hacer oír. El ingenio como
lenguaje originario del ver y del oír hace posible la comprensión de sentido del
conocimiento, del mundo y de su historia. Se trata es de favorecer el despliegue
armónico del conjunto de capacidades que determinan la existencia humana en su
doble condición de sentimiento y razón.
10
los sentidos, del corazón y del gusto. “Si la poesía es la lengua materna del
género humano, dirá Gadamer, podremos aprender de ella más sobre la esencia
del lenguaje que de las ciencias que estudian las lenguas como idiomas extraños
en su figura forzada de medios de comunicación e información. Ahora bien, la
relación entre poesía y Hermenéutica se encuentra en dificultades por el
predominio del jacobinismo técnico-industrial, ya que la comprensibilidad de la
obra poética (como de la obra pictórica o plástica) es considerada como un
prejuicio “clásico… La tarea de la hermenéutica es actualmente la de explicar
incluso esas figuras deficientes de comprensibilidad (basta recordar las obras
sobre hermenéutica en los últimos años con el título de Poetik und Hermenéutik)”.
11
poéticos y su vinculación con el ver y el oír en la lectura y la representación, la
ejecución y sentido de ser palabra e imagen.
12
poeta aún un cometido en nuestra civilización? ¿Hay espacio para el arte en una
época en la que se siente por doquier la inquietud social y el malestar producido
por la masificación anónima de nuestra vida social y en la que continuamente
puede reivindicarse la recuperación o la nueva justificación de la solidaridad?”
13
En otro artículo de Poema y diálogo titulado “¿Qué debe saber el lector?”,
Gadamer toma un poema de Paul Celan y se interroga sobre las ‘posibilidades de
comprensión’ y su aplicación. De hecho, su pregunta da en el fondo de nuestra
cuestión: Indaga la existencia de un sentido para el poema y, por lo tanto, abre la
pregunta por la legitimidad de la interpretación. Esta pregunta busca mostrar que
la comprensión de la dimensión histórica de la lectura y el esclarecimiento de
cuanto es dado – ver y oír – a un sujeto mediante la palabra y la imagen poética
restituye el sentido del ser en el lenguaje. La particularidad de la configuración
poética es siempre una defensa frente al deterioro del lenguaje.
14