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LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO

68 Salvo la aduana, no fue nacionalizada ninguna institución pro-


vincial. El gobierno nacional garantizó a la provincia el presupuesto de
1859 hasta 1866 y se hizo cargo, además, de las deudas de la Confede-
ración, de las provinciales y de las nacionales —empréstito Baring--
atendidas hasta entonces por Buenos Aires.
69 El gobierno provincial mantuvo bajo su jurisdicción al Banco de
la Provincia de Buenos Aires, a pesar de los reiterados intentos de na-
cionalización. Controló de ese modo el crédito interno y la emisión y
circulación monetaria. El gobierno nacional fue deudor permanente de
la provincia durante los veinte años anteriores a la federalización de la 3
ciudad de Buenos Aires. En 1866 debió reintegrar la jurisdicción sobre
el municipio, sin haber resuelto el problema de la residencia, y quedó LA CONQUISTA DEL ORDEN Y
virtualmente en calidad de huésped de las autoridades provinciales. LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO
Asimismo, durante los primeros años las principales obras públicas
fueron realizadas por el gobierno provincial.
War made the State,
and the State made war.
CHARLES TILLY

INTRODUCCIÓN
"El Estado ha muerto; viva el Estado." Bien podían haber
sido éstas las palabras del vencedor de Pavón, luego de que
su triunfo produjera el derrumbe de la Confederación Argen-
tina y despejara el camino para la definitiva organización
nacional sobre las bases impuestas por Buenos Aires.' La
promesa cierta de un futuro de abundancia y progreso hacía
auspicioso el comienzo de este nuevo experimento de cons-
trucción del Estado nacional. Un ave fénix parecía renacer
de las cenizas de la guerra civil.
Sin embargo, la confirmación de la hegemonía porteña so-
bre el resto del territorio nacional argentino, no significó la
resolución del viejo problema de la institucionalización del
poder que el país venía arrastrando prácticamente desde el
momento mismo de su independencia. Si los acontecimientos
que desembocaron en la nueva situación institucional tenían
una lógica propia, inexorable, predeterminada, independien-
te de los actores —como afirmaba el general Mitre en su pri-
mer mensaje al Congreso—, esta lógica no podía asegurar la
vigencia continuada de una solución impuesta a sangre y
fuego. Mantener y extender el movimiento iniciado desde
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Buenos Aires —la "revolución liberal"— requería la centrali- por lazos comerciales, diversas fracciones burguesas del Li-
zación e institucionalización del poder estatal en el nuevo toral fluvial y el interior, cuyos intereses resultaban crecien-
gobierno nacional surgido después de Pavón. Era preciso or- temente promovidos a través de esta asociación.
Sin embargo, al integrar en sus filas sectores sociales tan
denarse para ordenar; regularizar el funcionamiento de los
variados, distaba mucho de ser una coalición fuerte o esta-
instrumentos de dominación que harían posible el someti-
miento de los diversos planos de interacción social a las exi- ble. Sus latentes diferencias internas, que pronto comenza-
gencias de un sistema de producción que se insinuaba con rían a manifestarse, no eran menos profundas que las que la
fuerza avasalladora. enfrentaban al pacto confederal. De aquí que el liderazgo
Por cierto, el triunfo de Pavón creaba una situación sin inicial de Buenos Aires pronto se diluiría en un complejo pro-
ceso de recomposición de la coalición dominante, cuyos ras-
precedentes en la historia institucional del país. A partir de
entonces, la lucha política se entabló desde posiciones dife- gos esenciales serían el descrédito y posterior crisis de su nú-
rentes. De un conflicto "horizontal", entre pares (v.g. lucha cleo liberal nacionalista 3 y el ensanchamiento de sus bases
entre caudillos —como en la larga etapa de la anarquía— o sociales a través de la gradual incorporación de las burgue-
entre bloques formados por efímeras alianzas —como ocu- sías regionales. Transcurrirían todavía dieciocho años hasta
rriera durante los enfrentamientos entre la Confederación que se consolidara un "pacto de dominación" relativamente
Argentina y el Estado de Buenos Aires—), se pasó a una con- estable. A lo largo de ese período, también se irían consoli-
frontación "vertical", entre desiguales. Toda movilización de dando los atributos materiales del Estado, es decir, un siste-
fuerzas contrarias al orden establecido por los vencedores ma institucional con alcances nacionales. El presente capí-
sería calificada, de ahí en más, como "levantamiento" o "re- tulo está dedicado a examinar el proceso de imposición del
belión interior". Al carácter seginentario de la organización orden y de institucionalización del Estado nacional durante
social se había superpuesto una dimensión jerárquica. Des- ese lapso histórico.
de un Estado que se erigía como forma dominante de inte-
gración social y política, como instancia que abarcaba y coro- ÁMBITOS DE ACTUACIÓN Y FORMAS DE PENETRACIÓN DEL ESTADO
naba esa organización segmentaria de la sociedad civil, una Hemos visto en el capítulo introductorio que la existencia
alianza de sectores sociales con aspiraciones hegemónicas y desarrollo de las instituciones estatales puede observarse
pretendía resolver definitivamente un pleito de medio siglo como un verdadero proceso de "expropiación" social, en el
sentido de que su creación y expansión implica la conversión
asumiendo por la fuerza el control político del país.
Caracterizar esta alianza, que cortaba a través de regio- de intereses "comunes" de la sociedad civil en objeto de inte-
nes, "partidos", clases, actividades y hasta familias, es una rés general y, por lo tanto, en objeto de acción de ese Estado
tarea que sociólogos e historiadores aún tienen pendiente. 2 en formación. A medida que ello ocurre, la sociedad va per-
Convegamsl qucentrodlaspíic diendo competencias, ámbitos de actuación, en los que hasta
fue ocupado por una coalición de fracciones de una burgue- entonces había resuelto —a través de diferentes instancias y
sía en formación, implantada fundamentalmente en las acti- mecanismos— las cuestiones que requieren decisiones colec-
vidades mercantiles y agroexportadoras que conformaban la tivas de la comunidad.
Al disolverse la Confederación Argentina, se retornó de
todavía rústica aunque pujante economía bonaerense, a las
hecho al arreglo institucional vigente antes de su creación.
que se vinculaban 1) por origen social, un nutrido y hetero-
géneo grupo de intelectuales y guerreros que por su control Con excepción de las relaciones exteriores, confiadas al go-
bierno provisional de Mitre, la resolución de los asuntos "pú-
del aparato institucional —burocrático y militar— de la pro- .
uia una au -n ica c ase poi ica; y
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gunas instituciones civiles como la Iglesia o ciertas asocia-
cional. Sin duda, la transferencia —forzada o no— de funcio-
ciones voluntarias. La construcción del Estado suponía ena- nes ejercidas de hecho por las provincias, concentró los ma-
jenar a estas instituciones parte de sus facultades, apropian- yores esfuerzos del gobierno nacional, que fueron dirigidos
do ámbitos funcionales que constituirían en el futuro su le-
gítimo dominium. A su vez, esta apropiación implicaba una e specialmente a la formación de un ejército y un aparato re-
caudador verdaderamente nacionales. 4
profunda transformación del marco de referencia de la acti- Disuelta la Confederación Argentina, las fuerzas milita-
vidad social. res de Buenos Aires pasaron a constituirse en el núcleo del
Aun cuando la Constitución Nacional, vigente desde ha- nuevo ejército nacional, al reunirse la Guardia Nacional de
cía una década, continuó proporcionando un esquema insti- Buenos Aires con efectivos de la Confederación y transferir-
tucional y normativo imprescindible para la organización del se al orden nacional el Ministerio de Guerra y Marina y la
Estado nacional, su desagregación e implementación esta- Inspección y Comandancia General de Armas de la provincia
ban todavía pendientes. Ello suponía materializar en acción de Buenos Aires. 5 Formalmente, Mitre organizó un ejército
lo que hasta entonces era una formal declaración de inten- regular en 1864, creando cuerpos de línea que se distribuye-
ciones. En parte, se trataba de adquirir el monopolio de cier- ron estratégicamente por el interior del país. Sin embargo,
tas formas de intervención social reservadas, hasta ese mo- transcurrirían todavía muchos años hasta que la institución
mento, a la jurisdicción de las provincias, aun cuando su militar consiguiera organizarse sobre bases más o menos es-
ejercicio por éstas contraviniera expresas disposiciones cons- tables. A las dificultades inherentes a la organización de sus
titucionales. En parte, también, de una invasión por el Esta- cuadros, las provincias, nunca resignadas a perder su poder
do nacional de ámbitos de acción propios "particulares", con- de convocatoria de milicias, sumarían nuevos obstáculos ma-
virtiendo sus intereses en objeto de atención e interés "públi- nifestados en diversas formas de enfrentamiento con el go-
co". En parte, finalmente, de la delimitación de nuevos ám- bierno nacional. 6
bitos operativos que ningún otro sector de la sociedad esta- Como en el caso del ejército, aunque por razones mucho
ba en condiciones de atender, sea por la naturaleza de la ac- más obvias, la reorganización del sistema rentístico y su
tividad o la magnitud de los recursos involucrados. En otras aparato recaudador se llevó a cabo a partir de los recursos y
palabras, la existencia del Estado nacional exigía replantear organismos correspondientes de la provincia de Buenos Ai-
los arreglos institucionales preexistentes, desplazando el res. No obstante, transformarlos en una institución implicó
marco de referencia de la actividad social de un ámbito local- desplegar diversas actividades, tales como adquirir el con-
privado a un ámbito nacional-público. Pero al mismo tiempo, trol de las aduanas interiores que aún se hallaban en manos
esa misma existencia del Estado implicaba una concentra- de las provincias, deslindar de hecho las jurisdicciones impo-
ción de recursos materiales y de poder a partir de los cuales sitivas de la nación y las provincias, asegurar la viabilidad
resultaba posible resolver —mediante novedosas formas de presupuestaria de los gobiernos provinciales, organizar y
intervención— algunos de los desafíos que planteaba el inci- uniformar los organismos de recaudación y control, y activar
piente proceso de desarrollo capitalista que tenía lugar pa- la búsqueda de recursos alternativos dada la insuficiencia de
ralelamente. los ingresos corrientes.?
Sin perjuicio de referirme más adelante a las cristaliza- No menores fueron los obstáculos que halló la creación de
ciones burocráticas a través de las que se manifestó la acción otras instituciones destinadas a normativizar y/o ejercer
del Estado, quiero detenerme aquí en las diferentes formas control sobre las demás áreas que el gobierno nacional co-
que asumió este proceso de apropiación y/o creación de los menzaba a reivindicar como objeto de su exclusivo monopo-
ámbitos de actuación que constituirían su jurisdicción fun- lio. Como en el caso del ejército y la aduana, en algunas
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áreas se trataba de que las provincias consintieran en trans- ta del liberalismo que inspiraba su acción en otros terrenos.
ferir a la nación algunas de sus prerrogativas, tales como la Este avance sobre la sociedad civil tuvo probablemente su
emisión de moneda o la administración de justicia de última más importante manifestación en la tarea de codificación de
instancia. La aparente simplicidad de estos actos de transfe- fondo.
rencia se vio, sin embargo, erizada de dificultades. El proble- Las heterogéneas disposiciones, costumbres, institucio-
ma ya no se reducía a montar, sobre la base de instituciones nes y prácticas socialmente aceptadas, que desde la colonia
de Buenos Aires, organismos con proyección nacional, sino a y a través de la caótica etapa de vida independiente del país
apropiar y concentrar atribuciones, ejerciéndolas a través de habían conformado un cuerpo jurídico amorfo e inconsisten-
mecanismos generalmente creados ex novo. Esto explica en te, fueron lentamente sustituidos por modernos códigos. Ins-
parte el fracaso de los proyectos iniciales de nacionalizar la pirados en la tradición jurídica europea, pero adecuándose a
moneda y la banca. Ganar la confianza de un comercio des- la idiosincrasia de la sociedad argentina y a los requerimien-
creído por anteriores fracasos, cuyas prácticas seguían incor- tos que el nuevo orden imponía, estos códigos anticiparon y
porando como premisa una total anarquía monetaria; supe- regularon minuciosamente los más diversos aspectos de la
rar las resistencias de los comerciantes y hacendados porte- vida civil y la actividad económica. 9
ños, que no consentían en perder el férreo control que ejer- A veces, la apropiación funcional implicó la invasión de
cían sobre el Banco de la Provincia de Buenos Aires, princi- fueros ancestrales. Por ejemplo, cuando años más tarde el
pal instrumento monetario y crediticio del país; tales algu- Estado tomó a su cargo el registro de las personas, la celebra-
nos de los desafíos que recién pudieron vencerse dos décadas ción del matrimonio civil o la administración de cementerios,
más tarde. 8 Otras veces, en cambio, la provincia cedería funciones tradicionalmente asumidas por la Iglesia. 19 Otras
prestamente la iniciativa, como en el caso de los esfuerzos veces, supuso la incursión en ciertos campos combinando su
por extender la frontera con el indio. Luego de Pavón fue el acción con la de los gobiernos provinciales y la de los particu-
ejército nacional el que asumió esa responsabilidad, y aun- lares. El ejemplo que mejor ilustra esta modalidad es la edu-
que la Guardia Nacional de las provincias —especialmente cación, área en la que el gobierno nacional tendría una cre-
la de Buenos Aires— colaboró en este esfuerzo, fue la nación ciente participación y se reservaría prerrogativas de superin-
la que llevó adelante la campaña y suministró el grueso de tendencia y legislación general. El caso de los ferrocarriles
los recursos. también representa un típico campo de incursión compartida
Pero conquistar el orden también suponía para el gobier- con las provincias y el sector privado —incluso bajo la forma
no nacional apropiarse de ciertos instrumentos de regula- de joint ventures—. Mencionemos, además, las áreas de colo-
ción social hasta entonces impuestos por la tradición, lega- nización, negocios bancarios y construcción de obras públi-
dos por la colonia o asumidos por instituciones como la Igle- cas, como otros tantos ejemplos de esta modalidad. A menu-
sia. Su centralización en el Estado permitiría aumentar el do el gobierno nacional utilizó la fórmula de concesión —con
grado de previsibilidad en las transacciones, uniformar cier- o sin garantía— para la ejecución de las obras o la prestación
tas prácticas, acabar con la improvisación, crear nuevas de los servicios, contribuyendo a la formación de una clase
pautas de interacción social. A diferencia de la apropiación social de contratistas y socios del Estado frecuentemente im-
de áreas funcionales bajo control provincial, no había en es- plantada además en otros sectores de la producción y la in-
tos casos una clara lógica de sustitución. La variedad de ám- termediación.11
bitos operativos en los que el gobierno nacional comenzó a Finalmente, el mismo desarrollo de las actividades pro-
reclamar jurisdicción señalan más bien un alerta pragmatis- ductivas, la mayor complejidad de las relaciones sociales, el
mo, muchas veces reñido con la filosofía antiintervencionis- e an o ecno ogico, en re o ros ac ores, eron
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creando nuevas necesidades regulatorias y nuevos servicios cursos, podían resolverse rápidamente las situaciones de de-
que el gobierno nacional comenzó a promover y tomar a su sorden o rebelión.
cargo. En esta categoría se inscriben actividades tan varia- En verdad, a pesar de que el movimiento iniciado en Bue-
das como la organización del servicio de correos y telégrafos, nos Aires contaba con aliados de causa en el interior, fue la
la promoción de la inmigración, la delimitación y destino de rápida movilización de su ejército el argumento más contun-
las tierras públicas, la exploración geológica y minera, el dente para "ganar la adhesión" de las provincias. La centra-
control sanitario, la formación de docentes y el registro esta- lización del poder y los recursos resultaban insuficientes.
dístico del comercio y la navegación. Para ser efectiva, debía ir acompañada por una descentrali-
En general, el Estado se apropió de las actividades hasta zación del control, es decir, por una "presencia" institucional
ahora mencionadas sustituyendo en su ejecución a otros permanente que fuera anticipando y disolviendo rebeliones
agentes sociales. Esta sustitución, casi siempre imperativa, interiores, y afirmando la suprema autoridad del Estado na-
implicaba una transferencia y concentración de ámbitos cional.
funcionales cuyo control representaría, a la vez, una fuente Sin embargo, esta presencia no podía ser sólo coactiva.
de legitimación y de poder. Asumiendo la responsabilidad de Los largos años de guerra civil habían demostrado la invia-
imponer un orden coherente con las necesidades de acumu- bilidad de varios experimentos de creación del Estado, fun-
lación, el Estado comenzaba a hallar espacio institucional y dados en la fuerza de las armas o en efímeros pactos que
a reforzar los atributos que lo definían como sistema de do- cambiantes circunstancias se encargaban rápidamente de
minación. Las otras instancias articuladoras de la actividad desvirtuar. Si bien durante la guerra de independencia la or-
social cedían terreno y se subordinaban a nuevas modalida- ganización del Estado nacional había tenido un claro senti-
des de relación que lentamente se incorporaban a la con- do político, las luchas recientes habían puesto de relieve el
ciencia ordinaria de los individuos y a la rutina de las insti- inocultable contenido económico que había adquirido esa
tuciones. empresa. Por eso, la legitimidad del Estado asumía ahora un
Pero si bien la apropiación y creación de ámbitos operati- carácter diferente. Si la represión —su faz coercitiva— apa-
vos comenzó a llenar de contenido la formal existencia del recía como condición necesaria para lograr el monopolio de
Estado, también dio vida a una nueva instancia que sacudía la violencia y el control territorial, la creación de bases con-
en sus raíces formas tradicionales de organización social y sensuales de dominación aparecía también como atributo
ejercicio del poder político. Por eso, luego de la instalación esencial de la "estatidad". Ello suponía no solamente la cons-
del gobierno de Mitre, las reacciones del interior no tardaron titución de una alianza política estable, sino además una
en producirse. Fundamentalmente, se manifestaron en pro- presencia articuladora —material e ideológica— que soldara
nunciamientos de jefes políticos dispuestos a cambiar situa- relaciones sociales y afianzara los vínculos de la nacionali-
ciones provinciales adictas o contrarias al nuevo régimen, dad. De aquí el carácter multifacético que debía asumir la
así como en la continuidad de prácticas autónomas lesivas presencia estatal, y la variedad de formas de penetración
para el poder central. Antes de cumplir el primer año de su que la harían posible.
período presidencial, Mitre informaba al Congreso que si A pesar de ser aspectos de un proceso único, las diversas
bien las provincias habían adherido al nuevo orden, se había modalidades con que se manifestó esta penetración podrían
hecho necesario prever cualquier reacción distribuyendo es- ser objeto de una categorización analítica. Una primera mo-
tratégicamente las fuerzas militares bajo su mando. Al mis- dalidad, que llamaré represiva, supuso la organización de
mo tiempo, señalaba que hallándose la sede del gobierno na- una fuerza militar unificada y distribuida territorialmente,
cional en Buenos Aires y siendo ésta centro de todos los re- con el objeto de prevenir y sofocar todo intento de alteración
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del orden impuesto por el Estado nacional. Una segunda, to represivo fue un atributo compartido por el gobierno na-
que denominaré cooptativa, incluyó la captación de apoyos cional y las provincias. 12 Estas mantenían una guardia per-
entre los sectores dominantes y gobiernos del interior, a tra- manente sobre cuya base se constituían ejércitos locales,
vés de la formación de alianzas y coaliciones basadas en muchas veces coaligados con los de otras provincias para
compromisos y prestaciones recíprocas. Una tercera, que de- sostener enfrentamientos con el de Buenos Aires o con otras
signaré como material, presupuso diversas formas de avan- precarias coaliciones de ejércitos provinciales.
ce del Estado nacional, a través de la localización en territo- Hacia 1861, la Confederación contaba con un ejército de
rio provincial de obras, servicios y regulaciones indispensa- reserva estimado en 121.500 hombres, que cálculos más op-
bles para su progreso económico. Una cuarta y última, que timistas elevaban a 164.705 guardias nacionales (Memoria
llamaré ideológica, consistió en la creciente capacidad de Guerra y Marina, 1861). Ello implicaba que una sexta parte
creación y difusión de valores, conocimientos y símbolos re- de la población —una gran proporción de la población mas-
forzadores de sentimientos de nacionalidad que tendían a le- culina adulta— podía ser movilizada para el servicio activo.
gitimar el sistema de dominación establecido. Claro está que esas cifras eran puramente teóricas, ya que
Las próximas secciones ilustrarán los mecanismos especí- las provincias tendían a ocultar información sobre sus efec-
ficos a través de los cuales se expresaron estas distintas for- tivos y a retacear su apoyo toda vez que se les requería el re-
mas de penetración. Es conveniente advertir, sin embargo, clutamiento de contingentes de guardias nacionales. Esta
que tratándose de categorías analíticas excluyentes, su exa- práctica, que continuaría vigente luego de la definitiva orga-
men separado no debe hacer perder de vista la simultanei- nización nacional, manifestaba la renuencia de las provin-
dad y compleja imbricación con que se manifestaron en la cias a ceder el privilegio de la conducción de las fuerzas mi-
experiencia histórica concreta. litares radicadas en su territorio, base de la defensa de su
autonomía pero a la vez escollo para la formación de un ejér-
PENETRACIÓN REPRESIVA cito nacional. Son elocuentes en este sentido las palabras del
Esta modalidad implica la aplicación de violencia física o ministro de Guerra y Marina en 1857, cuando refiriéndose a
amenaza de coerción, tendientes a lograr el acatamiento a la la necesidad de establecer un sistema de relevos, basado en
voluntad de quien la ejerce y a suprimir toda eventual resis- el principio de que todos los cuerpos debían participar con
tencia a su autoridad. En la experiencia argentina, el instru- igualdad en los diversos servicios militares, señalaba como
mento clave empleado por el Estado para imponer esta for- su principal objetivo "desarraigar la localización de los cuer-
ma de control coercitivo fue la institucionalización de un pos, que destruye toda idea de un Ejército verdaderamente
ejército nacional. nacional" (Memoria Guerra y Marina, 1857).
Puede parecer extraño que medio siglo después de inicia- Ya he señalado que correspondió a Mitre la organización
do el movimiento emancipador, y a pesar de la continuidad de un ejército regular, cuando transcurría el segundo año de
de los enfrentamientos armados y la guerra exterior, la orga- su presidencia. Al comienzo, los problemas más acuciantes a
nización del ejército se planteara aún como tarea pendiente. resolver fueron: 1) la simultaneidad o sucesiva alternancia
Hubo sin duda ejércitos: expedicionarios, libertadores, de lí- de los frentes de lucha, que obligaban a un permanente des-
nea, custodios de fronteras interiores. Hubo también inten- plazamiento de tropas siempre insuficientes; y 2) la falta de
tos orgánicos de establecer una institución militar perma- profesionalización, derivada de las dificultades de recluta-
nente, como ocurrió bajo las presidencias constitucionales de miento, ausencia de reglamentos, etc. El nuevo ejército na-
Rivadavia y Urquiza. Pero hasta 1862, y a todo lo largo del cional,
on arcompuesto originariamente de 6000 efectivos, debió
–exten~odo df-ti.erras civiles, U con ucci n e apara- • e inme lato a e ensa de la líne d frontera con
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el indio, al tiempo que acudía a sofocar los numerosos levan- Ya en su primer mensaje al Congreso, Mitre exaltaba el
tamientos producidos en el interior luego del triunfo de las heroísmo de las provincias —guiadas por Buenos Aires— en
fuerzas porteñas. 13 Por esta misma razón, sus dimensiones su lucha "contra la barbarie, el despotismo y la montonera".
debieron modificarse reiteradamente para adecuarse a las Controlada la situación en las provincias litorales y liquida-
alternativas, en gran medida imprevisibles, de la institucio- das las resistencias en Cuyo, La Rioja y Catamarca por las
nalización del poder estata1. 14 La falta de una ley de cons- fuerzas de Buenos Aires 17 la organización del ejército nacio-
cripción obligatoria —problema arrastrado prácticamente nal se planteó en términos de una disminución de los efecti-
desde las guerras de la independencia— obligaba al gobier- vos movilizados en la campaña militar y una concentración
no nacional a destinar al servicio activo a guardias naciona- de esfuerzos en custodiar las fronteras, especialmente las
les indisciplinados, faltos de instrucción y desprovistos del "internas", peligrosamente acechadas y violadas por incur-
aplomo y la profesionalidad del soldado de línea. El gobierno siones indígenas.
también debió afrontar el problema de la homogeneización La presidencia de Mitre fue un período de dura prueba
de los cuadros militares, ya que: 1) no se contaba con una para el nuevo ejército nacional. Cuando recién empezaba la
fuerza integrada con el aporte de todas las provincias; y 2) organización de sus cuadros, debió enfrentar compromisos
no existía una adecuada distribución jerárquica entre los di- bélicos que constituían una formidable experiencia iniciáti-
versos rangos. 15 ca. Sólo entre 1862 y 1868 se produjeron —según Nicasio
La creación de un ejército nacional no eliminó automáti- Oroño— 107 revoluciones y 90 combates en los que murieron
camente a las guardias nacionales mantenidas por las pro- 4728 personas. 18 "No se os ocultan las dificultades con que
vincias. El gobierno nacional no contaba por entonces con po- ha debido luchar el Gobierno para poner al Ejército en pie de
der suficiente para avasallar este caro atributo de la autono- guerra", expresaba el vicepresidente Marcos Paz dirigiéndo-
mía provincial. Además, la capacidad de convocatoria militar se en 1866 al Congreso: "cuando ninguna preparación exis-
continuaba en manos de los gobiernos locales, por lo cual de- tía y era necesario crearlo todo con la premura exigida por
pendía de su aporte para integrar una fuerza nacional. Esta las circunstancias. Armar y equipar un ejército de 25.000
capacidad local también explica la relativa facilidad con que hombres, proveer a su subsistencia y a sus comodidades...
los caudillos provinciales organizaron ejércitos e intentaron era una obra que a más de ser sobremanera costosa para el
recurrentemente alzarse contra la autoridad nacional. 18 tesoro, requería toda la actividad, la energía y el celo de la
Durante más de una década, que abarcó prácticamente administración". El simultáneo o sucesivo empleo de efecti-
las presidencias de Mitre y Sarmiento, el gobierno nacional vos en la frontera externa, en las provincias o en la frontera
debió enfrentar rebeliones interiores, sostenidas muchas ve- interior, 19 exigió el despliegue de una creciente capacidad
ces por poderosas fuerzas militares de las provincias. En ge- operativa, rapidez en la toma de decisiones y cuantiosos re-
neral, estas rebeliones estuvieron inspiradas por una moti- cursos. 20 Ello se evidenció en el número de acciones milita-
vación común: la defensa de las autonomías provinciales, res, en la cantidad de tropas movilizadas y en el volumen de
amenazadas por la creciente centralización del poder en un gastos realizados.
Estado nacional que, a los ojos del interior, encarnaba el pro- La intercambiabilidad de las fuerzas (v.g. ejército de línea
yecto hegemónico de Buenos Aires. Un poder capaz no sola- o guardias nacionales) y de los destinos militares se convir-
mente de reprimir insurrecciones sino también de desplegar tió en un hecho cotidiano, sobre todo a partir de la declara-
una serie de actividades "preventivas", dirigidas a imponer ción de guerra al Paraguay. 21 Ello determinó que, aun en
o restituir un "orden" compatible con un esquema de domi- medio de intensas polémicas, el Estado nacional continuara
nación en el que la autoridad nacional resultara afianzada. apelando a contingentes de guardias nacionales —recluta-
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dos por las provincias— para cubrir los servicios de frontera importante movilización. Pero para entonces el ejército na-
con el indio. Paralelamente, intentaría sin mucho éxito una cional había adquirido un perfil institucional diferente.
suerte de conscripción obligatoria, al solicitar a los gobiernos Ya no era la fuerza amorfa e indisciplinada de los primeros
de provincia contingentes de reclutas para remontar los años de la organización nacional. Desde 1876, al decretarse el
cuerpos de línea. 22 Posteriormente, por ley del 21 de setiem- licenciamiento de la Guardia Nacional, había asumido la ex-
bre de 1872, dispondría innovaciones en el sistema de reclu- clusiva responsabilidad de la actividad militar, formando sus
tamiento que, en líneas generales, se ajustarían al mismo cuadros con tropas enganchadas voluntariamente. Su prota-
principio aunque como en el caso anterior, tampoco tendrían gónica actuación en los hechos decisivos que eslabonaban el
vigencia efectiva. nuevo orden había favorecido su profesionalismo e institucio-
Hasta 1876 la Guardia Nacional sirvió —como hemos vis- nalización. Durante 18 años las fuerzas armadas nacionales
to— de importante refuerzo del ejército regular, ante contin- habían salido airosas de sus diversos compromisos militares,
gencias que colocaban a éste en situación precaria. Al cons- ganando en capacidad organizativa y operativa. Su estricta
tituirse prácticamente en una institución permanente, su subordinación al poder civil, destacada por Sarmiento y Ave-
existencia posibilitó y aceleró la capacidad de penetración llaneda,24 acentuaron su espíritu de cuerpo evitando la divi-
del Estado nacional en todo el ámbito territorial. Cuando en sión interna y el fraccionamiento partidario. Ya no tenían ca-
1866 el vicepresidente Marcos Paz indicaba que todas las bida en sus filas (o se iban extinguiendo) los enganchados in-
provincias se hallaban "representadas" en el ejército nacio- voluntarios, los mercenarios extranjeros o los "destinados"
nal, ponía de manifiesto dos circunstancias: 1) que el Estado por crímenes. La próspera situación económica del país du-
nacional había conseguido ganar o imponer el apoyo de las rante el gobierno de Sarmiento había permitido normalizar el
provincias, pero 2) que aún no había podido establecer una aprovisionamiento, vestuario, armamento y puesta al día de
fuerza diferenciada de su origen provincial y continuaba de- los sueldos.25 Nuevos institutos militares apoyaban la forma-
pendiendo del apoyo de los gobiernos locales para el mante- ción y perfeccionamiento de los cuadros.26 Y el avance tecno-
nimiento del aparato represivo nacional. Por eso, cuando lógico —sobre todo el acceso al ferrocarril, al telégrafo y al
culminaba la presidencia de Sarmiento, el servicio de fronte- nuevo armamento adquirido en la década del 70— multipli-
ras continuaba llevándose a cabo con tropas regulares y caba la capacidad ofensiva del poder militar nacional.27
guardias nacionales. 23 Tocó a Avellaneda heredar el comando de una fuerza cons-
Antes de desaparecer, la Guardia Nacional continuaría tituida en pivote de la penetración estatal y control coactivo
siendo movilizada, no sólo para custodiar las fronteras inte- `del territorio nacional. Una fuerza institucionalizada en la
riores sino además para sofocar nuevas rebeliones. A los rei- lucha, en la renovada experimentación organizativa, en la
terados levantamientos de López Jordán en Entre Ríos suce- presencia de sus efectivos en apartadas guarniciones y en
dió la insurrección de Mitre, luego de las controvertidas elec- múltiples escenarios de combate. Una fuerza que había con-
ciones presidenciales que llevaron al poder a Avellaneda. Es- eguido deshacer la Unión del Norte, prevenir los intentos se-
te último episodio militar exigió convocar a 60.000 hombres, sionistas de Corrientes, reprimir las rebeliones entrerria-
que se movilizaron sobre una extensa región del territorio , los levantamientos de Cuyo, las montoneras riojanas, las
nacional, librando batallas decisivas en las provincias de sistencias y conspiraciones cordobesas o santafecinas. Una
Buenos Aires y Córdoba. Un último y definitivo enfrenta - erza, en fin, que Avellaneda concentraría en la "solución fi-
miento, en 1880, cerraría un ciclo histórico de siete décadas » del problema indígena, lo cual equivalía a ganar el defi-
de guerra civil: la insurrección del gobierno de Buenos Aires tivo control de extensos territorios y su incorporación al sis-
contra las autoridades nacionales, que originó una nueva e uctivo. o • o esto suponía mantener e rilve-He ac-
110 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 111

tividad y la presencia institucional del aparato militar e n En 1863, las sumas destinadas a cubrir los servicios de la deu-
granptedliocna,sólprqueCma- da pública y el presupuesto militar representaron las dos ter-
ña del Desierto28 se extendía a diversas regiones del país, si- ceras partes de las ejecuciones totales. 31 La guerra de la Triple
no también porque el afianzamiento del control estatal sobre Alianza consolidó aun más esta estructura presupuestaria, al
las situaciones provinciales exigía formar y distribuir cuer- elevar tanto la significación de las asignaciones a Guerra y
pos de ejércitos en diversos puntos estratégicos, desde los Marina (que oscilaron entre el 55% y el 65% del gasto total del
cuales pudiera ejercerse una eficaz acción preventiva y repre- gobierno nacional) como el pago de la deuda pública. Tal como
siva. Ello explica que durante la presidencia de Avellaneda el se desprende de los cuadros 1, 2 y 3, estos dos rubros absorbie-
presupuesto militar haya mantenido, aproximadamente, el ron prácticamente la totalidad de los incrementos producidos
nivel de las dos presidencias anteriores y da crédito a las crí- en las rentas, que entre 1863 y 1868 fueron de casi 100%.
ticas por entonces dirigidas al ministro de Guerra Alsina, en El grado de exigencia que planteaba al Estado nacional la
el sentido de que habría malgastado los escasos recursos del actividad del aparato represivo, puede también constatarse
presupuesto nacional en militarizar el país. 29 —y hasta cierto punto medirse— a través de la comparación
Como veremos enseguida, el pretendido apoliticismo de de los gastos presupuestados con los ejecutados. En el cua-
las fuerzas armadas y su estratégica distribución y empleo dro 4 y gráfico I se han dispuesto ambas series para el Mi-
significaron un invalorable recurso político. Sería precisa- nisterio de Guerra y Marina. De su lectura surge que hasta
mente la conciencia de este nuevo poder del Estado, la tar- 1880, el Estado no tenía ninguna capacidad de prever el vo-
día comprobación de que con el auxilio de esa fuerza militar lumen de sus gastos militares, los que a menudo superaban
el gobierno nacional había diferenciado su base social de varias veces las cifras presupuestadas. En cambio, a medida
apoyo de la poderosa burguesía porteña lo que lanzaría a que se avanza en la década del 80, la discrepancia resulta
Buenos Aires a intentar detener el avance del vástago cuyo cada vez más insignificante.
desarrollo siempre creyó controlar. Entonces ya sería tarde. Las cifras precedentes ponen de manifiesto el abrumador
Si el relato de los hechos fuera insuficiente, algunas cifras peso que tuvo el componente represivo en la configuración ini-
pueden servir para completar la caracterización del aparato cial del aparato estatal. Su contrapeso fue el incremento de los
represivo del Estado nacional y destacar su peso en esta eta- recursos, sobre todo de los provenientes del uso del crédito. En
pa de penetración institucional. Entre 1864 y 1879, el total parte, su obtención fue posible merced a un celoso cumpli-
del personal civil y militar empleado por el Estado se man- miento de los servicios de la deuda pública. A su vez, el flore-
tuvo entre 12.000 y 13.000 personas. En ambos años, sólo el cimiento de los negocios, al amparo de un "orden" que tendía
personal de tropa constituyó aproximadamente el 50% del a desligar el ámbito de la producción y el comercio de la lucha
tota1. 39 Y en los momentos de crisis, en que una rebelión o la armada,32 provocaba un continuo aumento de las rentas esta-
intensificación de las operaciones militares requería el re- tales.33 Este constante aumento, unido al hecho de que ahora
clutamiento de nuevos efectivos, el total de tropas moviliza- era el gobierno nacional el que monopolizaba la poderosa
das podía alcanzar a varias decenas de miles. aduana de Buenos Aires y, pese a sus penurias, cumplía es-
Los gastos del gobierno nacional destinados al Ministerio de trictamente sus compromisos financieros, empezó a despertar
Guerra y Marina insumieron, hasta 1880, la porción más sig- el interés y la confianza del capital extranjero, ávido en ese
nificativa del presupuesto. Si se excluyen los servicios de la entonces por hallar nuevas plazas para sus inversiones. De
deuda pública, en gran parte afectados a la obtención de recur- este modo, se consiguió activar un poderoso mecanismo de ab-
sos para sostener el aparato militar, el presupuesto bélico su- sorción de recursos con el que pudieron satisfacerse las exi-
peró casi siempre la mitad de los gastos totales del gobierno. gencias del hipertrofiado aparato militar.34
Cuadro 1
Ejecuciones presupuestarias del gobierno nacional*
(en pesos fuertes)

RELACIONES JUSE EUIJO GUERRA Y


AÑO INFERIOR EXTERIORES HACIENDO* E INST. PiNI. mARNA... MARINA TOTAL

1863 962.508 43.059 3.353.962 223.826 3.342.347 - 117.925.102

OCIVISS1 21:INQ IDVINI1103


1864 913.349 70.255 2.812.948 280.151 2.983.228 - 7.119.931

1865 964.879 79.297 4.019.723 353.971 7.099.276 - 12.517.146

1866 1.003.191 81.669 4.011.112 335.718 8.308.221 - 13.745.911

18671 922.443 77.951 3.412.834 404.079 9.292.770 - 14.110.077

1868 2.380.911 83.106 3.296.637 488.019 10.444.733 - 16.693.434

1869 1.767.558 93.619 4.312.267 723.321 8.056.666 - 14.953.431

187C 1.710.649 88.452 7.498.289 882.974 9.259.602 - 19.439.966

187 - 2.217.836 94.078 9.184.542 1.036.157 8.033.617 - 21.166.230

187k 2.480.299 97.029 16.027.640 1.087.421 6.770.398 - 26.483.930

187Z 4.192.885 99.128 14.423.613 1.304.794 11.004.051 - 31.025.011

1814 5.835.137 128.306 13.005.967 1.397.948 9.416.837 - 29.784.195

187. 7.240.207 172.514 9.413.525 1.560.499 10.181.116 - 28.567.861

18 6 3.479.604 158.602 9.660.959 1.474.953 7.378.930 - 22.153.048

18 7 2.149.007 113.185 9.021.198 1.288.515 7.353.055 - 19.924.960

LA CON QUI STA DELORDE N Y LAINSTITUCIONALIZACIÓ N DEL ESTADO


18: 3.211.630 169.895 10.627.950 1.119.235 5.112.208 - 20.840.918

18 ' 2.371.566 126.010 11.066.195 1.336.597 7.622.190 - 22.523.158

18; 1 3.844.331 128.302 8.933.151 1.321.632 11.428.678 1.263.201 26.919.305

181 6.216.386 296.420 10.292.107 1.440.712 8.055.701 2.079.836 28.381.152

18: 2 13.092.007 298.914 31.880.778 3.102.721 7.627.059 2.005.522 58.007.007

18;3 16.464.861 345.270 13.096.881 3.862.414 8.118.074 2.943.877 44.831.376

18:4 20.259.570 402.516 19.774.408 4.671.968 7.818.929 3.512.746 56.440.137

18:5 20.674.665 464.662 17.744.310 4.902.279 7.734.089 3.985.654 50.505.659

18.6 15.902.386 499.675 20.696.982 5.883.011 8.331.778 3.144.503 54.394.585

18 7 16.305.919 1.322.584 29.536.992 6.515.421 8.328.103 3.132.969 64.693.028

18 8 27.798.921 3.041.793 24.034.475 8.059.821 8.764.155 4.177.915 75.877.681

18 9 50.309.448 3.246.589 26.754.086 10.161.009 9.478.050 7.301.948 107.251.130

18 0 42.486.885 2.239.536 26.103.044 8.575.016 9.697.728 6.261.04 95.363.596

le: Elaborado sobre la base de las Memorias del Ministerio de Hacienda.


I los ejecuciones ordinarios y exlmardinonos derivadas de leyes especiales y acuerdos de gobierno.
** nckrye el pago de servicios de lo deudo públco, cuya incidencia osalo entre un 50 y un 90% del total ejecutado.
* A partir de 1880 los gastos correspondientes o Molino se consignan por separado.
114 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 115

Cuadro 2
Gobierno nacional Cuadro 3
Ejecuciones presupuestarias (1863-1890)
------Pr--- Rentas ordinarias del gobierno nacional
Período 1863-1880 (en miles de pesos fuertes)

DERECHOS DE DERECHOS DE
Ario TOTAL IMPORTACIÓN EXPORTACIÓN OTROS

1863 6.478,7 4.273,4 1.821,7 383,6

1864 7.005,3 4.268,7 2.221,7 514,9

1865 8.295,1 5.321,8 2.380,9 592,4

1866 9.568,6 6.686,1 2.164,3 718,2

1111111boloil
1867 12.040,3 8.713,1 2.533,6 793,6

1868 12.496,1 9.660,5 2.281,4 554,2

1869 12.616,1 9.949,8 2.489,3 237,6

1870 14.833,9 12.092,1 1.860,1 , 881,7


1871 12.682,2 10.176,1 1.582,3 923,8

1812 18.172,4 14.464,9 2.621,4 1.086,1


1873 20.217,2 16.516,1 2.488,5 1.212,0
1874 16.526,9 12.512,9 2.303,0 1.711,0

IlLmIlmall1111111111
1815 17.206,7 12.893,5 2.616,6 1.696,6

1876 13.583,6 9.577,7 2.591,8 1.414,1

1817 14.824,1 10.843,4 2.324,5 1.656,2


1863 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 14 75 76 77 78 19 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90
1878 18.451,9 12.033,0 2.299,6 4.119,3

1879 20.961,9 12.844,1 2.887,4 5.229,8

1880 19.594,3 12.055,8 3.520,4 4.018,1

121 Deuda pública.

Guerra y marina. Fuente: Memorias del Ministerio de Hacienda, República Argentina.

Interior.

II Hacienda, Justicia, Culto e Instrucción Pública.


1-4
rn

Cuadro 4
Gastos presupuestados, ejecuciones presupuestarias e índice de imprevisión 1862 1890 -

(en miles de pesos fuertes)

Gane Y MARINA MARINA


INTERIOR
PRESUPUESTADO EJECUTADO DIFIRENG INDICE PRESUPUESTADO EJECUTADO DIFERENC. INDICE
AÑO PRESUPUESTADO EJECUTADO DIFERENC. INDICE
IMPUTE IMPAR
Imre.
1 2 1-2=3 3:1.100=4 1 2 1.2=3 3:1.100=4
1 2 1-2=3 3:1.100=4

ON I.I.N3 DIIVO CIVIS 3'ISU N9 1 3


- - 1.297 - - - - - - -
1862 526 -
- 92 - - - 3.342 - - - - -
1863 -

1864 1.106 973 + 133 + 1,2 3.315 2.983 + 391 +11,6 - - -

180 1.012 965 + 47 + 4,8 2.734 7.099 - 4.365 - 159,6 - - - -

1866 1.097 1.003 + 94 + 9,3 2.733 8.308 - 5.575 -203,4 - - - -

1867 1.091 922 + 168 + 11,8 2.813 9.293 -6.480 - 230,3 - - - -

186t 981 2.381 -1.400 -70,1 3.104 10.445 -7.341 - 236,5 - - - -

18611 1.063 1.767 -105 - 60,3 3.443 8.057 -4.613 -133,9 - - - -

187 1.405 1.711 - 306 - 21,8 3.728 9.260 - 5.535 - 148,3 - - - -

187 1.536 2.218 -682 -44,4 4.049 8.033 -3984 - 98,4 - - - -

187j 3.678 2.480 + 1198 + 32,5 4.882 6.770 -1888 - 38,6 - - - -

2.307 4.192 -1.885 -81,7 5.741 11.004 -5.263 -91,7 - - - -


187d

18 4 2.484 5.835 -3.351 -134,8 5.732 9.417 3.684 - 64,3 - - - -


18 • 3.190 7.240 - 4050 -126,9 5.939 10.181 -4.242 - 71,4 - - - -

LA C ONQUISTA DEL O RDEN Y LA INSTITUCI ONALIZACIÓ N DE L ESTADO


187 , 2.486 3.840 -994 - 40,0 5.649 7.379 -1.729 -30,6 - - - -
187 1.877 2.149 - 272 - 14,5 5.016 7.353 - 2.337 - 46,6 - - - -
187 2.056 3.212 -1.156 -56,2 5.218 5.712 - 494 -9,4 - - - -
•187 2.015 2.371 -357 -17,7 5.110 7.622 -2.512 -49,1 - - - -
188 2.583 3.844 -1251 - 48,4 4.438 11.429 -6.991 -157,5 - - - -
188 3.262 6.216 -2.954 - 90,5 4.643 8.056 - 3412 -73,5 641 1.263 -622 - 97,1
188 4.886 13.092 -8.206 -167,9 4.841 7.621 - 2.786 -57,5 845 2.080 -1.235 -146,1
188 6.380 16.465 - 10.084 -158,0 5.702 8.118 - 2.416 -42,4 1.743 2.006 -262 -15,0
188 6.951 20.259 - 13.309 -191,4 6.151 7.819 -1.668 -27,1 2.384 2.944 - 559 - 23,9
188 10.330 20.675 - 10.344 -100,1 7.435 7.134 - 299 - 4,0 2.549 3.513 - 963 -37,1
188 8.243 15.902 -7.659 - 91,9 6.938 8.332 - 393 -16,7 3.514 3.986 - 472 -13,4
188 9.878 16.306 - 6.428 -65,0 8.121 8.328 -206 -2,5 2.753 3.144 - 380 • 13,8
188 12.814 27.799 - 14.976 -116,8 7.100 8.764 -1664 - 23,4 3.197 3.133 -64 - 2,0
188' 15.602 50.309 - 34.707 - 222,4 8.311 9.478 -1.167 -14,0 2.169 4.178 -1.409 -50,8
189 16.231 42.487 - 26.249 -161,6 9.507 9.697 -190 -2,0 2.908 7.302 - 4.393 -151,0

Fue te: Elcborodán popo sobre lo base de datos de los Memela del Ministerio de hiendo.
118 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 119

Gráfico 1
Indices de imprevisibilidad presupuestaria
del Estado argentino*

Ministerio Ministerio
40 _ del de
Interior Guerra y Marina
20 _
(+1 1864 1870 1880 1890 1870 1880 1890
O

20 _

40

60

80 80

100 100

120 120

140

160

180 *Diferencio egresos presup.(—) ejec x 100


Egresopu.
200

220
120 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 121

PENETRACIÓN COOPTATIVA Partido Liberal que dirigía "se hiciera un poder nacional". 35
Como he señalado, la penetración cooptativa se refiere a NoenvaBusAirhbíoevaduntcsi
la captación de apoyos entre los sectores dominantes locales década la experiencia de la Confederación. Había detectado
y gobiernos provinciales, a través de alianzas y coaliciones sus debilidades, conocía a fondo los pilares que sostenían
basadas en compromisos y prestaciones recíprocas tendien- ese precario edificio y aquellos que podían desmoronarlo. Y
tes a preservar y consolidar el sistema de dominación im- no había desechado oportunidades para poner a prueba su
puesto en el orden nacional. La esencia de este mecanismo fortaleza. 36
remite a las reglas más elementales del juego político: debi- A pesar de que Urquiza impuso un estilo presidencial
litar al adversario y reforzar las propias bases sociales de fuerte, su poder efectivo radicaba en los recursos de la pro-
apoyo. Sin embargo, su aparente simplicidad no debe ocultar vincia federalizada (su natal Entre Ríos) y en relaciones per-
dos importantes consideraciones: 1) la estrecha relación en- sonales con caudillos locales, resabio de la tradición rosista,
tre cooptación y otras formas de penetración estatal, que en cuyo apoyo lejos de ser incondicional debía ser objeto de ne-
experiencias históricas concretas se reforzaban o cancelaban gociación permanente. 37 Como fundamental factor de cohe-
mutuamente; y 2) la variedad de tácticas y recursos puestos sión política, Urquiza representó la continuidad de una prác-
en juego, cuyo examen puede iluminar algunos aspectos to- tica de dominación personalista que al no contar con el sus-
davía no suficientemente aclarados del proceso de constitu- tento de una alianza política estable ni haber impuesto la es-
ción de la dominación estatal. tructura formal de la constitución, fue incapaz de oponer
Para ser estrictos, ciertas formas de cooptación ya habían una resistencia eficaz a la acción disolvente de Buenos Aires.
sido ensayadas por Buenos Aires durante los años de virtual Su gobierno, así como el de su sucesor, Derqui, demostraron
secesión de la Confederación Argentina. Hemos visto que ni la incapacidad de la Confederación para subsistir sin la pro-
las clases dominantes porteñas constituían un bloque homo- vincia porteña. Para ser viable, el Estado nacional debía
géneo ni el interior se hallaba amalgamado sin fisuras con- contar con una clase social capaz de articular la economía a
tra Buenos Aires. Luego de los sucesos del 11 de setiembre nivel nacional y desequilibrar la correlación de fuerzas polí-
de 1852, origen del separatismo porteño, el gobierno de Bue- ticas a nivel regional. 38 Buenos Aires promovió toda posibili-
nos Aires dictó una ley autorizando al Poder Ejecutivo a dad de disidencias entre Derqui y Urquiza, tratando de aliar-
efectuar los gastos necesarios para el envío y desempeño de se con el primero, a quien la tutela de Urquiza pesaba dema-
una misión a las provincias del interior —confiada al gene- siado. Aunque fracasó en este propósito, su acción no sería
ral José María Paz— "con el objeto de promover los intere- ajena a la actitud asumida por Urquiza en Pavón. Por otra
ses comunes de todo género y de fortificar las relaciones re- parte, no descuidó ocasión para socavar la adhesión de las
cíprocas". Aunque el objetivo inmediato de la misión —des- provincias al gobierno del Paraná o para comprar la lealtad
baratar las tratativas de Urquiza de reunir un Congreso de jefes u oficiales confederales. 39
Constituyente— resultó un fracaso, la iniciativa marcó el Durante el interregno entre Pavón y la asunción de Mitre
comienzo de una serie de acciones destinadas a convertir a como presidente constitucional, Buenos Aires asumió de he-
Buenos Aires en el núcleo de la organización nacional. A par- cho el gobierno nacional. A partir de allí, como ocurrió des-
tir de entonces, el oro de su banco y los argumentos de sus pués de la Revolución de Mayo, como lo intentaron infruc-
mejores hombres se convirtieron en el sutil complemento po- tuosamente Rivadavia y Urquiza, el gobierno nacional debío
lítico de la acción paralelamente desarrollada en el terreno enfrentarse una vez más al mismo dilema: diferenciarse de
t eso puclia_-afiztaar_IVlitre en 1869 que•olítica 811 Illatr aicionarins interesesasociados_
seguida después de la batalla de Cepeda posibilitó que el uerto; pero a la vez, lograrlo sin convertirse en una mera
122 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 123
excrecencia del autonomismo provincial. En el camino se eri- intensa, sino además mediante la producción de hechos que
gía la "idea federal" como formidable obstáculo a las posibi- pondrían a prueba las fuerzas de cada contrincante. En ese
lidades expansivas de un Estado nacional. Por ello, si bien la proceso se cristalizarían nuevas reglas del juego que acaba-
acción desarrollada por el gobierno de Mitre fue racionaliza- rían por redefinir las características del sistema político. La
da en el discurso político como "ganar la adhesión de las pro- autonomía y jurisdicción funcional de las provincias se irían
vincias", su intención última fue más bien desplazarlas como desdibujando al ritmo de la múltiple acción penetradora del
eje de articulación de relaciones sociales y sustituirlas por Estado nacional.
una instancia territorial y socialmente más abarcativa. Desde el punto de vista de la modalidad que aquí nos
Sin embargo, las provincias no podían ser ignoradas en su preocupa, se trataba de incorporar a los sectores dominantes
fundamental papel constitutivo de uno de los poderes del Es- del interior, no tanto como representantes de intereses regio-
tado. La constitución de 1853, que creó el mecanismo del Se- nales o locales sino más bien como componentes de un nue-
nado, convirtió a este órgano en "la verdadera llave maestra vo pacto de dominación a nivel nacional. En medio de gobier-
del sistema político".40 Formado por 20 senadores del inte- nos locales recelosos y a menudo alzados, por un lado, y la
rior y ocho del Litoral (más dos que corresponderían a la Ca- poderosa provincia porteña no resignada a perder sus privi-
pital Federal una vez instalada), con entera independencia legios, por otro, el Estado nacional jugó sus cartas a dos pun-
de futuras fluctuaciones de la población, otorgó al interior tas: a veces, usando la fuerza y los recursos de Buenos Aires
mayoría permanente, capaz de impedir con sus dos tercios la para someter a las provincias interiores; otras, valiéndose de
sanción de cualquier ley. Por eso, ganar la "adhesión" provin- pactos y coaliciones con las burguesías provinciales, para
cial implicaba la creación de mecanismos que contrabalan- contrarrestar la influencia ejercida sobre el gobierno nacio-
cearan esa importante fuente de poder que había quedado nal por la burguesía porteña.
formalmente reservada a las provincias, procurando un cre- Además de la represión abierta, utilizada extensamente
ciente control de sus situaciones locales. Los intentos en tal sobre todo durante las presidencias de Mitre y Sarmiento, el
sentido, que reflejarían además la necesidad del Estado na- Estado fue afirmando sus bases sociales de apoyo a través
cional de diferenciarse institucionalmente de las provincias, del empleo relativamente discrecional de ciertos mecanis-
provocarían bajo nuevas formas una reedición del viejo con- mos de cooptación. Uno de ellos fue el otorgamiento de sub-
flicto entre federalismo y unitarismo. La reivindicación de la venciones a las provincias. Mientras en tiempos de la Confe-
autonomía del Estado nacional presuponía negar que la au- deración éstas debían contribuir, magramente por cierto, al
toridad que investía emanaba de la soberanía y autonomía sostenimiento del gobierno nacional, la situación se invirtió
provinciales —posición ardorosamente defendida por Alsina a partir del gobierno de Mitre. Sobre todo durante los prime-
y Tejedor—. Para Mitre, como de hecho para Sarmiento más ros años de su presidencia, en que el descalabro de las finan-
tarde, su autoridad antecedía a la de las provincias y era zas provinciales ocasionado por las guerras civiles demandó
constitutiva de ésta. 41 la contribución del gobierno nacional para la atención de los
La historia de esos años estaría matizada por innumera- gastos más elementales.
bles episodios en los que este principio no siempre sería res- Con el tiempo, sin embargo, la significación de esos subsi-
petado por las provincias, y gran parte de los conflictos sus- dios tendió a decrecer. Su monto en las asignaciones presu-
citados entre éstas y el gobierno nacional giraría alrededor puestarias se mantuvo prácticamente en el mismo nivel ab-
de sus respectivas autonomías. 42 El ámbito jurisdiccional y soluto durante casi tres décadas. Más aún, disminuyó du-
el poder decisorio de cada parte se pelearían palmo a palmo. rante los gobiernos de Avellaneda y Roca y sólo hacia el final
Y no sólo a través de una discusión teórica, que desde ya fue del gobierno de Juárez Celman recobró y superó en algo su
124 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 125

nivel anterior. Las cifras correspondientes se indican en el


Cuadro 5
cuadro 5.
No obstante, los valores absolutos no son totalmente ade- Subsidios del gobierno nacional a los provincias
7,--ir---- Período 1863-1890 (en miles de pesos fueries)
cuados como indicador de la importancia de estos subsidios,
ya que de acuerdo con los criterios de asignación empleados, AÑO TOTAL % DO DEC. PRESUP.
los mismos tuvieron un peso diferencial según las provincias 1863 229,0 2,89
consideradas. En principio, se estableció una distinción en- 1864 214,8 3,02
tre "auxilios" y "subsidios", es decir, entre contribuciones ex- 1865 215,9 1,72
traordinarias motivadas por acontecimientos que amenaza-
1866 110,3 1,24
ban la viabilidad financiera de una provincia y aportes ordi-
1867 153,5 1,09
narios destinados a contribuir a su sostenimiento. En 1862
1868 148,7 0,89
se adoptó, como norma de alcance general, acordar a cada
1869 228,0 1,52
provincia la suma de 1000 pesos fuertes mensuales, sin per-
juicio de "auxiliar" adicionalmente a algunas de ellas. Se se- 1870 220,0 1,13
ñalaba explícitamente que las provincias que tenían mayor 1871 216,7 1,02
población, también obtenían generalmente mayores recur- 1872 220,0 0,83
sos, por lo que resultaba equitativo fijar un subsidio unifor- 1873 225,0 0,73
me. 43 De aquí que el peso del subsidio en los presupuestos 1874 221,2 0,74
provinciales resultara muy dispar. En 1871, la provincia de 1815 225,0 0,19
San Luis recibía un subsidio del Gobierno Nacional de 1876 154,2 0,70
26.660 pesos fuertes, equivalente a sus recursos totales pro- 1877 52,5 0,26
pios (v.g. 26.691,68 pesos fuertes), en tanto que el subsidio a 1878 52,5 0,25
La Rioja prácticamente doblaba la cifra de sus recursos
1819 52,5 0,23
(45.150 y 27.600 pesos fuertes respectivamente). También en
1880 52,5 0,20
provincias como Catamarca, Tucumán y Mendoza la propor-
1881 52,5 0,18
ción era bastante significativa.
1882 52,5 0,09
Por lo tanto, la súbita suspensión de las subvenciones a
provincias cuyas situaciones no eran favorables, o el refuer- 1883 97,2 0,22
zo de partidas a aquellas otras en que los sectores dominan- 1884 97,0 0,17
tes eran adictos al gobierno nacional, constituía un instru- 1885 57,0 0,10
mento de acción política que, hábilmente manejado, permi- 1886 57,0 0,10
tía consolidar las posiciones de sus aliados en el interior.44 1887 57,0 0,09
Similares efectos producía la utilización de cargos públi- 1888 340,2 0,45
cos como mecanismo de cooptación. La declinación de las 1889 318,6 0,30
economías del interior, acentuada con escasas excepciones a 1890 154,9 0,16
partir de la organización nacional, convirtió al empleo públi-
co en un importante factor compensador, pero a la vez en un
Fuente: Memorias del Ministerio de Haciendo, República Argentino.
precian inStrl Trnentn para la captación de apoyos
nacional. Romero destaca el uso del presupuesto nacional

126 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 127

con este objeto durante el período 1862-76, especialmente a


través de la creación de nutridos contingentes de funciona- íriailai Cuadro 6
rios nacionales y provinciales, de profesores y maestros —en
colegios llamados precisamente "nacionales" por ser pagados Estimación de funcionarios públicos nacionales en 1876
por el Estado— de miembros de las fuerzas armadas, del po-
DEPENDENCIA TOTAL CIUDAD DE Bs.As. INTERIOR
der judicial, etc. 45 Señala este autor que los ocupantes de es- EXTERIOR

tos nuevos cargos se convirtieron en pilares de la estabilidad Presidencia de la Noción 6 6 — —

política de un interior donde los "dostores" desplazaban de- Congreso Nacional 162 162 — —
finitivamente a los militares y caudillos. De ahí que las ca- Ministerio del Interior 913 244 654 15
pitales de provincia fueran, desde entonces, principalmente Ministerio de Relac. Exteriores 34 12 — 22
centros administrativos. 46 Ministerio de Haciendo 1.304 575 729 —
El nepotismo y la institución del spoils system, consecuen- Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública 1.454 125 1.329 —
cia inevitable de negociaciones pre y post-electorales, multi- Ministerio de Guerro y Marino 8.962 718 8.244 —
plicaban el uso instrumental de los cargos públicos, ya que totales 12.835 1.842 10.956 37
la elección de un gobernador o de un presidente traía apare-
jados cambios en la administración pública, desde los nive- Fuente: Elaborado sobre la base de datos del Presupuesto Nacional contenidas en la Memoria del Ministerio de Hacienda para el
les más bajos de las municipalidades hasta los más altos de año 1876.
los ministerios . 47
Una idea aproximada de la importancia que fue adqui- Un último mecanismo, quizás el más evidente y el que
riendo este mecanismo la da el veloz crecimiento del núme- más atención ha recibido por parte de la literatura especiali-
ro de empleados públicos nacionales radicados en el interior. zada, fue el de la intervención federal. 48 Acordado constitu-
Hasta 1862, la presencia del Estado nacional en las provin- cionalmente por las provincias al Poder Ejecutivo Nacional,
cias se limitaba prácticamente a las aduanas y receptorías este recurso le permitía intervenir en los asuntos provincia-
existentes en diversos puntos fronterizos y a las oficinas de les a fin de "restablecer la forma republicana de gobierno
rentas que funcionaban vinculadas al tráfico aduanero. Só- cuando ésta se hallare amenazada". La relativa vaguedad
lo 15 años después, una elevadísima proporción del personal del texto constitucional sobre este asunto hizo posible que su
civil y militar del gobierno nacional se hallaba radicado o se aplicación no tuviera una modalidad precisa. Y no creo que
desempeñaba en forma itinerante en el interior del país. De haya sido casual que la especificación legal y reglamentaria
acuerdo con una estimación que he efectuado para el año de este atributo del Estado nacional haya estado precedida
1876, sobre una dotación total de 12.835 funcionarios, de una larga práctica, a través de la cual se fueron experi-
10.956 se hallaban afectados de uno u otro modo a funciones mentando métodos más o menos eficaces para convertirlo en
desarrolladas en las provincias. Si bien gran parte de este un poderoso instrumento de control sobre los poderes locales.
personal era militar, también la dotación civil (y el clero, a Los cómputos estadísticos que efectúan Sommariva y Bo-
cargo del gobierno central) era ampliamente mayoritario tana, si bien sugestivos desde un punto de vista cuantitati-
respecto al radicado en Buenos Aires (véase cuadro 6). Se vo, son insuficientes para categorizar instancias y modalida-
trataba, sin duda, de una situación verdaderamente excep- des concretas de intervención federal. Las circunstancias
cional, por cuanto la centralización de la dotación y recursos fueron por lo general complejas y demandaron prolongadas y
del Estado en jurisdicción federal sería posteriormente la agitadas negociaciones. La falta de legislación sobre el tema,
regla. muchas veces denunciada en las memorias del ministro del
128 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO 129
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO

Interior al Congreso, aumentaba a veces el poder discrecio-


nal de los comisionados o interventores, pero limitaba otras "Si hubiera de prevalecer la doctrina de que la misión de la autoridad
su capacidad de iniciativa, dependiendo, por ejemplo, de las Nacional cuando es llamada á intervenir, es un mero instrumento de po-
personalidades involucradas, instrucciones recibidas, reac- der que va solo á sostener ó reponer al Gobierno que le llamó en su au-
ciones provocadas o fuerzas militares disponibles. xilio, esta preciosa garantía con la que la constitución ha entendido ase-
El empleo de la fuerza armada, la suspensión de subven- gurar la estabilidad de las instituciones republicanas, —sería una garan-
tía acordada á los malos Gobiernos, á la opresión, al despotismo. Preten-
ciones de la provincia insurrecta, la retirada estratégica del
der limitar las facultades del poder interventor, en previsión de peligros
interventor para no legitimar con su presencia elecciones in- quimeros ó en castigo de pretendidos abusos reduciéndole al rol de sim-
deseables para el gobierno nacional, el pedido de auxilio o de ple espectador de los estravíos del Gobierno que sostiene, por grandes
no intervención a gobiernos de provincias vecinas, la amena- que ellos sean, —es convertirle en verdugo del pueblo, cuyos sufrimien-
za de sanciones a provincias aliadas a movimientos insurrec- tos es llamado á presenciar, sin tener el poder de hacer cesar, buscando
tos operantes en otras que demandaban la intervención, fue- en la observancia de la ley la armonía de todos los intereses y de todos
ron algunos de los medios de que se valió el gobierno nacio- los derechos. El Gobierno de la Nación jamás podría aceptar tan funesto
nal para hacer más efectiva la gestión de los comisionados y menguado rol" (Memoria Ministerio del Interior, 1868).

federales. 49 Como habitualmente los levantamientos o rebe- Los gobiernos posteriores continuaron empleando la in-
liones tenían un carácter y una base local, y sólo ocasional- tervención federal como un recurso habitual, pese a que la
mente se extendían a otras provincias, el principio divide et opinión pública consideraba este procedimiento como un rei-
impera le permitió prevenir coaliciones 50 y enfrentar a las terado avasallamiento a la autonomía provincial. Juárez
provincias una a una con notoria diferencia de fuerzas. En Celman llegaría al extremo de afirmar que todas las inter-
este proceso de continuo aprendizaje, el Estado nacional pu- venciones federales constituían "actos de administración"
do desarrollar y poner a punto un instrumento invalorable, (Mensaje, 1887), con lo cual pretendía legitimar la intromi-
que allanaría el camino al régimen oligárquico instaurado sión federal en las provincias y la digitación de gobernado-
en el 80, arrasando con los residuos federalistas que aún se res, por entonces practicadas desembozadamente.
oponían a su pretensión de concentrar y centralizar el poder La intervención federal no fue un mecanismo destinado
político. únicamente a restablecer el orden o "asegurar la forma repu-
Antes de culminar el período presidencial de Mitre, este blicana de gobierno", como lo quería la Constitución. Su uti-
mecanismo ya había sido largamente ensayado. En sólo un lización selectiva apuntó más bien a la conformación de un
año (entre mayo de 1866 y abril de 1867) las provincias de sistema político en el que los "partidos" provinciales domi-
Catamarca, Mendoza, La Rioja, Santa Fe, Córdoba y Tucu- nantes se someterían a las orientaciones fijadas desde el go-
mán sufrieron disturbios y conmociones de diversa magni- ierno nacional. Por eso, un análisis de la penetración coop-
tud, motivando en casi todos los casos la intervención fede- tativa no puede dejar de considerar el carácter y el papel ju-
ral. La intensa actividad desplegada por el Estado nacional ado por los partidos en esta singular etapa.
fue progresivamente configurando una cierta filosofía sobre Para ser estrictos, sería erróneo calificar como partidos a
el significado y alcances de este atributo constitucional, aun inmensa variedad de tendencias, facciones y agrupamien-
antes de que su ejercicio fuera reglamentado por la legisla- s escasamente orgánicos a través de los que se expresó la
ción. En 1868, Rawson fijaba la doctrina que habría de regir etividad política desde la independencia hasta las últimas
en este aspecto, la que extendía sobremanera la interpreta - décadas del siglo pasado. Durante ese extenso período, el
ción que un criterio más ajustado podría otorgar al texto rmino "partido" se utilizó en el sentido de "parcialidad", de
constitucional: miente aglutinadora de intereses relativamente inmedia-

130 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 131

tos y coyunturales de un segmento de la sociedad, antes que partidos personalistas, a punto tal que Mitre gobernó con la
en su moderno sentido corporativo. Lideradas generalmente misma Constitución de la Confederación.
por caudillos que les imprimían un fuerte sello personalista, Luego de Pavón, la división del partido liberal pareció
estas agrupaciones se formaban en ocasión de elecciones, de- reactualizar la contradicción federalismo-unitarismo, expre-
signación de representantes, fijación de posiciones frente a sada en la creación de sus ramas Autonomista y Nacional li-
asuntos en debate, o cuestionamiento de autoridades consti- deradas por Alsina y Mitre.
tuidas, desapareciendo tan pronto quedaba llenado su obje-
to o surgían en su seno diferencias irreconciliables. Su ac- "Esas personalidades no querían confesar lo vacía de principios que era
ción se manifestó mediante una amplia gama de formas ins- la plataforma de cada una, y en artículos sin número, hacían un galima-
tías, que ni ellas ni nadie comprendía, y del cual parecía deducirse: que
titucionales, incluyendo logias, grupos acaudillados, socieda-
los nacionalistas (Mitre) querían la Nación Argentina predominando so-
des patrióticas, clubes políticos y hasta salones literarios y bre las Provincias, o sea un gobierno absorbente y fuerte, y los autono-
periódicos de opinión. mistas (Alsina), querían que las provincias primaran sobre la Nación, o
La historiografía liberal nos propone sin embargo tajan- sea un gobierno descentralizador y moderado. Pero luego se vio en la
tes antagonismos, reduciendo el complejo y cambiante esce- práctica, que los que subían al poder cambiaban banderas con los que ba-
nario de la política a partidos opuestos: unitarios y federa- jaban y los alsinistas se hacían absorbentes y fuertes con Sarmiento y
les, "chupandinos" y "pandilleros", nacionalistas y autono- Avellaneda; mientras que los mitristas se convertían desde abajo en des-
mistas. Por cierto, más allá de las efímeras facciones que centralizadores, y enemigos de la fuerza en los gobiernos...". 52
permanentemente alteraban ese escenario, persistieron cier-
Esta ubicuidad se manifestaba en la sucesiva creación y
tas visiones doctrinarias (v.g. federalismo, liberalismo) que
sirvieron como símbolo de identificación antes que como disolución de clubes políticos y en la frecuencia con que los
efectiva guía para la acción o base para la conformación de integrantes de esa verdadera "clase política", cabeza visible
del nuevo régimen, cambiaban de "partido". 53 Ello revelaba
un mecanismo partidario. No puede decirse, en tal sentido,
que haya existido un partido unitario de Rivadavia. Ni que una flexibilidad y un pragmatismo atentos a consideraciones
adscriptivas e intereses cambiantes, antes que a principios
el federalismo de Rosas haya sido mucho más que una ban-
ideológicos contradictorios. Pero esta misma fluidez permi-
dera ideológica, por lo demás frecuentemente desconocida en
los hechos por los propios federales. Refiriéndose a estos pri- tía al presidente de turno combinar y manipular sus varia-
dos recursos a fin de mantener y afianzar las situaciones
mitivos "partidos" (federal y unitario) surgidos durante el
provinciales que le eran favorables y volcar en su favor las
anárquico período posterior a las luchas independentistas,
contrarias. Un gobierno nacional al que pesaba enormemen-
D'Amico señala:
te la tutela de Buenos Aires y que aún no contaba con apo-
"...esas denominaciones que habían existido como calificativos de parti- yos claros —y sobre todo estables— en el interior, debía alen-
dos, después se convirtieron en denominaciones caprichosas, porque ni tar un juego político abierto en todos aquellos casos en que
los unos querían Id federación de los Estados Unidos, ni los otros el sis- potenciales aliados podían llegar a controlar la escena polí-
tema unitario de gobierno. Esa división era enteramente personal: ami- tica provincial, acudiendo en su auxilio —y cerrando el jue-
gos y enemigos de Rosas". 51 go— cuando las circunstancias resultaban desfavorables.
Despojada de retórica, la definición inicial del gobierno de
Caído Rosas, tanto en la Confederación como en Buenos Mitre sobre intervención federal y papel de los partidos re-
Aires flamantes federales se confundieron con exaltados uni- sulta coherente con esta interpretación:
tarios, creándose bandos con similares teorías de gobierno
pero con diferencias de personalidad en su conducción. Eran
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 133
132 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO

"Respetando el principio fundamental del sistema de gobierno estableci- de la economía pampeana. 58 Esta incorporación producía dos
do por la Constitución, el Ejecutivo Nacional ha procurado ser muy so- tipos de consecuencias: 1) ampliaba el mercado nacional,
brio en el empleo de su influencia bajo cualquier forma, en los asuntos multiplicando así las oportunidades y el volumen de los ne-
interiores de las Provincias. Los intereses morales de las Provincias exi- gocios; y 2) extendía la base social de la alianza que susten-
jen que los partidos internos cuya existencia tendrá siempre razón de ser taba al nuevo Estado, al suscitar el apoyo de los sectores eco-
en pueblos rejidos por instituciones liberales se desenvuelvan con liber- nómicos del interior beneficiados por dicha incorporación. La
tad sin sujeciones estrañas é influídos solamente por la disciplina que la
penetración del Estado se hacía efectiva en la medida en que
misma lucha pacífica impone. El Gobierno Nacional considera que mien-
tras las luchas de los partidos se mantengan circunscritas y aisladas en los recursos movilizados permitían la articulación de activi-
el terreno provincial, ó mientras no produzcan una subversión en el ór- dades e intereses, conformando nuevas modalidades de rela-
den interno y la consiguiente requisición que la Constitución prescribe, ción social. ¿Pero en qué circunstancias y a través de qué
ninguna injerencia le es dado tomar en asuntos locales sean cuales fue- mecanismos se manifestaba su presencia?
ran las vicisitudes de la contienda y las solicitaciones que pudieran ve- Plantear el tema de la presencia material del Estado na-
nir de uno ú otro de los partidos interesados naturalmente en tener el cional en la sociedad, en un período histórico como el consi-
apoyo de la autoridad Nacional o de cualquier modo manifestada" (Me-
derado, exige incorporar al análisis la dimensión física o
moria Ministerio del Interior, 1863).
geográfica que enmarcaba y constreñía la vida de esa comu-
A pesar de la relativa discrecionalidad con que aplicara nidad. Desde este punto de vista, el país se reducía a un ra-
este principio, el gobierno nacional no siempre las tendría millete de viejas ciudades coloniales, esparcidas sobre un
todas consigo. La incompleta decantación de una fórmula po- vasto territorio. Poco más allá de sus límites, estos núcleos
lítica, en circunstancias contextuales particularmente desfa- urbanos reunían la población y la economía de un espacio
vorables, impidieron tanto a Mitre como a Sarmiento impo- geográfico —la provincia— cuyos contornos políticos, como
ner su sucesor. 54 Correspondería a Avellaneda, mucho menos hemos visto, eran más una reivindicación originada en un
comprometido con las contiendas partidarias y mucho más localismo exacerbado por el fracaso de los sucesivos intentos
presionado por la necesidad de crear una fuerza política pro- de organización nacional que un territorio sobre el cual se
pia, sentar las bases de un nuevo pacto de dominación. Su ejerciese control efectivo. 59 El "país" o territorio heredado de
advenimiento al poder, si bien contó con las simpatías de la colonia luego de las luchas independentistas no coincidía
Sarmiento, no fue el resultado de la "verdad del sufragio" con el espacio de la soberanía, fuera ésta nacional o provin-
que este último propiciara,55 ni de una aceitada maquinaria cial. Ni siquiera con el que quedara conformado luego de las
política. 56 Pero una vez en el gobierno, apeló a todos los re- secesiones del Paraguay, el Alto Perú y la Banda Oriental.
cursos para consolidar un mecanismo político-partidario Esa extensa geografía contenía una gradación de espa-
que, mediante el control de la sucesión presidencial, permi- cios diferenciados según lo que entonces se denominaba "la
tiera al poder ejecutivo asegurar la continuidad del régi- escala del progreso en la ocupación del suelo" (Memoria Mi-
men. 57 nisterio del Interior, 1865). La provincia, reducida en su ju-
risdicción efectiva a la vida social organizada alrededor de
PENETRACIÓN MATERIAL sus escasas poblaciones, y el Desierto, 60 "inconmensurable,
Bajo esta denominación incluiré aquellas formas de avan- abierto y misterioso" según lo describiera el poema de Ole-
ce del Estado nacional sobre el interior, expresadas en obras, gario Andrade, tierra de indios y matreros, constituían en
servicios, regulaciones y recompensas destinados fundamen- esencia dos países. Su frontera era objeto de constante lucha
talmente a incorporar las actividades productivas desarro- Y negociación, y los límites provinciales se expandían o es-
Aladas-a -Ie-largo- del . a circuito dinámico trechWan eh uriclón e Ios resurtados de esa lucha. 61 Entre
134 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 135

la Provincia y el Desierto comenzaron a surgir, junto con su por resonantes éxitos, cuya realización no haría sino mate-
gradual poblamiento, estados intermedios que la Constitu- rializar un orden social prefigurado en las mentes más lúci-
ción Nacional denominó "territorios", y que por coincidir con das de la época.
espacios prácticamente inexplorados e inhabitados, no suje- No es un accidente histórico que el proceso de organiza-
tos al dominio de gobierno local alguno, quedaron subordi- c ión nacional comenzara a transitar terrenos más firmes re-
nados a la jurisdicción nacional. cién al promediar el siglo, precisamente cuando la distancia
Esta particular conformación del espacio había tenido entre el país posible y la cruda manifestación de su atraso
hasta entonces profundas repercusiones sobre la sociedad material se hizo más patética. La organización nacional no
argentina. Afirmada por las distancias y el consiguiente ais- podía apelar únicamente a argumentos ideológicos. Si bien la
lamiento, había debilitado el desarrollo de vínculos naciona- gesta independentista arraigó sentimientos de nacionalidad,
les, sentimientos de pertenencia y comunidad de destino, al mismo tiempo exaltó un férreo localismo que se constituyó
factores no desdeñables en la intensidad que adquirieron las en importante escollo para el afianzamiento de un orden na-
guerras interiores. También había impedido la formación de cional. 64 Tampoco era posible construir la unidad nacional
un mercado nacional. En el interior, las producciones locales mediante el solo recurso de las armas, como lo demostraban
no consumidas dentro del ámbito geográfico inmediato, eran los largos años de guerras civiles. Los vínculos materiales so-
dificultosamente derivadas hacia los mercados a los que per- bre los que se asienta una comunidad nacional eran todavía
mitían acceder las antiguas y precarias rutas coloniales.62 débiles, y esa debilidad era en gran parte resultado de caren-
La circulación había adquirido así un característico sentido cias notables.
centrífugo, orientada hacia mercados que luego de la inde- Hemos visto que la formación de un mercado nacional, o
pendencia pasarían a estar localizados fuera del territorio más genéricamente, de una economía de mercado, exige co-
nacional (especialmente en Chile y Bolivia). A su vez, la pro- mo condición necesaria la convergencia y ensamble de los
ducción del Litoral pampeano fue acentuando su orientación clásicos factores de la producción. Aunque el país era pródi-
hacia mercados ultramarinos, dada la privilegiada posición go en tierras, su ocupación efectiva y puesta en producción
de sus puertos, la fecundidad de sus tierras y la creciente de- exigía trabajo y capitales. No fue casual que el verbo "po-
manda para sus productos desde el exterior. blar" se hiciera sinónimo de "gobernar", en más que un sen-
A pesar de las dificultades, las actividades mercantiles y tido simbólico. 65 De nada servían las tierras ociosas; nada
las derivadas de la explotación pecuaria registraron impor- podía hacerse con ellas si no se contaba con fuerza de traba-
tantes progresos desde comienzos de siglo. Pero su escala no jo capaz de incorporarlas a la producción. Aun contando con
se compadecía con las inmensas posibilidades que, a los ojos la población necesaria, difícilmente hubieran podido explo-
de esa incipiente burguesía, abrían la potencialidad del te- tarse grandes extensiones sin el auxilio de inversiones en ca-
rritorio y la sostenida expansión de los mercados externos. pital fijo y tecnología que articularan la producción y la cir-
Sobre todo, teniendo a la vista el ejemplo de los Estados Uni- culación. Y hasta tanto los hombres y los capitales no aflu-
dos, otro vasto país en el que aceleradamente se quemaban yeran a explotar los campos, poblar las ciudades y construir
las etapas que le permitirían alcanzar un lugar de privilegio la infraestructura física que ligara las distintas etapas del
en el "concierto de las naciones". 63 Esa experiencia señalaba proceso económico, la sociedad argentina no rompería su ce-
rumbos y ponía de manifiesto carencias. Por eso la Constitu- rrado localismo ni emergería de su tradicional y mediocre ni-
ción Nacional dictada en esos años no adjudicó al Estado na- vel de existencia material. Esto lo sabían de sobra los sala-
cional un rol abstracto ni una misión utópica, sino un pro- deristas entrerrianos, los productores laneros de la campaña
grama muy concreto, avalado en situaciones comparables bonaerense, los viñateros de Cuyo y los importadores porte-
136 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 137
ños. También lo conocían los intelectuales y "hombres públi-
internarse en extensas y desoladas comarcas debían consi-
cos" que en la época señalaron en sus discursos y escritos el
derar la existencia de postas que ofrecieran albergue y faci-
programa de transformaciones que debía dar paso a un nue-
lidades para la continuación de la travesía. "Postas, correos
vo orden social.
y caminos eran necesidades que no atendía el gobierno..." 67
Pero cuando en el plano institucional parecían allanados
Portape,yunsifcholapeténisdu
gran parte de los obstáculos que se oponían a la definitiva
posible camino, su factibilidad económica dependía en últi-
organización nacional, las barreras de la naturaleza y la in-
ma instancia de un probable volumen de tráfico que justifi-
movilidad o inexistencia de recursos seguían erigiendo for-
cara la inversión.
midables escollos. Tomemos como ilustración las comunica-
Estos ejemplos ilustran una típica modalidad de eslabo-
ciones, posiblemente el eslabón más débil de los circuitos
namiento de la actividad social, en el sentido propuesto por
económicos de entonces. En 1863, el ministro del Interior,
Hirschman. 68 Hacia "atrás", la construcción de un camino
Guillermo Rawson, informaba al Congreso sobre el estado de
creaba la necesidad de obras complementarias tales como
los caminos de la república en estos términos:
apeaderos, pozos artesianos y puentes. Hacia "adelante",
"Puede decirse sin exageración que en la República Argentina no hay ca-
abría nuevas posibilidades para la ocupación y explotación
minos, si no se da ese nombre a las huellas profundas y sinuosas forma- de tierras, el establecimiento de mensajerías y la formación
das no por el arte, sino por el ir y venir de las gentes al través de vastas de nuevas poblaciones. Para tomar otro ejemplo, la libre na-
llanuras, por en medio de los bosques o por las cumbres de las colinas y vegación de los ríos originaba necesidades de canalización,
montañas. En esta inmensa extensión de territorio se encuentran cator- obras portuarias y de balizamiento, y a su vez hacía posible
ce o diez y seis ciudades separadas unas de otras por centenares de le- el transporte de pasajeros, correspondencia y carga, fomen-
guas, sin que jamás la mano del hombre se haya empleado en preparar
taba la exploración de tierras (como el territorio del Chaco)
las vías que deben servir a la comunicación entre esas escasas poblacio-
e impulsaba la ejecución de obras que unían regiones prácti-
nes. Y si la civilización, la riqueza y la fraternidad de los pueblos están
en razón directa de la facilidad y rapidez con que se comunican, mucho
camente desvinculadas entre sí. Sería - posible construir
debe ser el atraso, la pobreza y la mutua indiferencia de las Provincias otras cadenas o rastrear efectos secundarios a partir de ca-
Argentinas separadas entre sí por largas distancias, y por obstáculos na- da uno de los fenómenos recién mencionados. Pero lo impor-
turales que apenas se ha intentado superar" (Memoria Ministerio del In- tante es reflexionar sobre el sentido más profundo de estas
terior, 1863). transformaciones, ya que la utilización acrítica de un con-
cepto tan sugestivo como el de "eslabonamiento" conlleva el
El dramático tono de esta descripción no alcanza sin em- riesgo de transformar una historia rica en "accidentes" y
bargo a transmitir totalmente el cuadro de precariedad do- contradicciones en un mecánico, acumulativo y, sobre todo,
minante. 66 La inexistencia de caminos se hallaba asociada a inevitable proceso de evolución social.
carencias de muy diversa índole, que se constituían a su vez A mi juicio, ese sentido profundo de los cambios sociales
en obstáculos para su construcción. Además de importantes radica en la peculiar asociación que en cada caso se estable-
problemas técnicos y económicos, la realización de un cami- e entre el surgimiento de una oportunidad, el desarrollo de
no dependía de que previa o simultáneamente se resolvieran n interés y la creación de una necesidad. Una oportunidad
problemas de otra índole. Por ejemplo, la escasez de agua en upone la presencia de una o más circunstancias favorables
ciertas travesías exigía perforaciones en busca de aguas ar- ara el desenvolvimiento de alguna actividad o empresa con-
tesianas. Accidentes naturales como ríos y montañas podían eniente. Esta conveniencia está determinada por el benefi-
-requen —r-la—erecridn de puentes. A su v ez, las-posibilidadea de o probable que la puede reportar a quienes la em-
rendan. En la medida en que éstos perciben la oportunidad
138 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 139

y deciden aprovecharla, desarrollan un interés, es decir, la nacional aún en ciernes, sino además para establecer una
aspiración a una eventual obtención de aquel beneficio. Sin vinculación efectiva entre esa sociedad y el Estado que la ar-
embargo, oportunidad e interés no son condiciones suficien- ticulaba. Como en definitiva constituirse en instancia de ar-
tes para que la actividad sea encarada. Es preciso además ticulación de relaciones sociales es la razón de ser del Esta-
que el interés sea materializable. Generalmente, obstáculos do, esta forma de intervención tendía a afirmar su legitima-
o carencias dificultan su concreción por la sola acción de los ción y viabilidad institucional. O sea, el reconocimiento so-
actores interesados, y crean la necesidad de superarlos. Pa- cial de su indispensabilidad, y el suministro de los apoyos y
ra que "alguien" esté dispuesto a satisfacer esa necesidad, recursos necesarios, para reproducir el patrón de relaciones
debe a su vez tener un interés, basado quizás en la oportu- que su propia intervención conformaba.
nidad que crea la necesidad de su contraparte, de la que No olvidemos, sin embargo, que la penetración material
también pueda derivar algún beneficio. Y así sucesivamen- fue sólo una de las formas en que el Estado intentó extender
te. Los "multiplicadores", "eslabonamientos" o "círculos vir- su control sobre la sociedad. Por eso quizá convenga marcar
tuosos" no son otra cosa, entonces, que descriptores de estos algunos de sus rasgos distintivos. Al referirme a esta forma
procesos de encadenamiento —y expansión— de la actividad de penetración sugiero una modalidad de control social ba-
social. sada en la capacidad exclusiva —no compartida por ningún
Ciertamente, estos procesos no se verificaron exclusiva- otro agente social— de crear, atraer, transformar, promover
mente en la época histórica que estamos considerando. Más y, en última instancia, ensamblar los diferentes factores de
genéricamente, son propios de formaciones sociales capitalis- la producción, regulando sus relaciones. En este sentido, la
tas basadas en la acumulación, la propiedad privada y el be- penetración material comparte con la cooptativa y la ideoló-
neficio individual. Si procuro desentrañar su funcionamien- gica un común fundamento consensual, aun cuando este con-
to es debido a que en ese período se estaban constituyendo senso tiene en cada caso referentes distintos: el interés ma-
los elementos (intereses, sectores, relaciones, clases) que ca- terial, el afán de poder o la convicción ideológica. En cambio,
racterizarían al capitalismo argentino. Y es esta especifici- la penetración represiva implica la aplicación de violencia fí-
dad lo que un análisis del papel cumplido por el Estado en la sica o amenaza de coerción, tendientes a lograr el acata-
articulación de la actividad social, permitiría esclarecer. miento a la voluntad de quien la ejerce y a suprimir toda
¿En qué sentido fue el Estado argentino un factor de arti- eventual resistencia a su autoridad. El mantenimiento del
culación social? Aunque la pregunta remite a la esencia, a la orden social se sustenta aquí en el control de la violencia, a
definición misma, del concepto de Estado, lo que aquí intere- diferencia de lo que ocurre con las otras formas de penetra-
sa es establecer las modalidades específicas de esa articula- ción, en que el orden se conforma y reproduce a partir de
ción. Es indudable que a partir de 1862, el Estado nacional "contraprestaciones" o beneficios que crean vínculos de soli-
tuvo un papel preponderante en la creación de oportunida- daridad entre las partes que concurren a la relación, conso-
des, la generación de intereses y la satisfacción de necesida- lidando intereses comunes y bases de posibles alianzas. La
des que beneficiaron a regiones, sectores y grupos sociales penetración cooptativa intenta ganar adeptos a través de la
cada vez más amplios. Pero el hecho saliente es que estas promesa o efectiva concesión de alguna suerte de beneficio
formas de intervención penetraban efectivamente la socie- conducente a incorporar nuevos grupos o sectores a la coali-
dad, convirtiendo al Estado en un factor constituyente de la ción dominante. La penetración ideológica reviste la repre-
misma y a su acción en un prerrequisito de su mutua repro- sión desnuda o los intereses individuales de un barniz legi-
ducción. Es decir, este aspecto de la actividad estatal sirvió timante, tendiente a convertir la dominación en hegemonía,
no solamente para unir las piezas sueltas de una sociedad el beneficio particular en interés general.
140 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO 141
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO

Claro está que estos beneficios y contraprestaciones, en de necesidades no satisfechas; el orden, el respeto á las Autoridades
tanto están dirigidos a ciertos sectores de la sociedad, impli- constituidas se mantienen tan solo por la virtud de los pueblos y por el
can a menudo privilegios que, por oposición, condenan a prestigio que el nuevo Gobierno Nacional debe á la grandeza de su ori-
otros sectores indirectamente perjudicados a una existencia jen y á la sanidad probada de sus intenciones: empero hay fuerzas irre-
económica, cultural o políticamente marginal. Por eso la re- sistibles que obran en el seno de las sociedades y que las precipitan á ve-
ces en abismos desconocidos, cuando la previsión de los Gobiernos no se
presión y las formas más consensuales de penetración son
anticipa á preparar el remedio de los males, dando dirección saludable á
procesos simultáneos: ganar aliados da lugar muchas veces esa vitalidad exuberante y peligrosa. Tal es la situación de la República
a ganar también enemigos, y el "progreso" en el que se enro- en mi concepto, y pienso que es necesario ganar meses y días al tiempo
lan los unos exige el "orden" que debe imponerse sobre los para presentarles algo que los aliente en su abatimiento, que los confor-
otros. te en su miseria, que moralice sus sentimientos y los encamine al bien y
El revisionismo histórico argentino se ha preocupado a á la prosperidad común" (Memoria Ministerio del Interior, 1863).
menudo de reivindicar sectores, actividades o regiones que
fueron desplazados por el incesante desarrollo de las fuerzas Tales conceptos, expresados a poco de formalizada la or-
productivas que acompañó el avance del capitalismo, y que ganización nacional, tenían un evidente contenido progra-
el concurso del Estado contribuyó a materializar. La nostál- mático, aun cuando las circunstancias que los motivaran
gica evocación del boyero, del rústico tejedor, del indio de la fueran bastante específicas.» El desorden era también visto
toldería, del gaucho errante, en fin, de esa extensa galería como producto de la miseria y, si el progreso requería orden,
humana que tipificó en la conciencia de las "clases acomoda- también el orden requería progreso. Es decir, el progreso era
das" la barbarie y el atraso, no pasa sin embargo de ser un un factor legitimante del orden, por lo que la acción del Es-
ejercicio sensiblero y en buena medida estéril.€ 9 No resulta tado debía anticiparse a resolver un amplio espectro de ne-
útil para comprender la dinámica del proceso que transfor- cesidades insatisfechas que "agitaban los espíritus" y ame-
mó a esa sociedad, creando redes de relación, homogeneizan- nazaban destruir una unidad tan duramente conseguida.
do intereses, originando nuevos sectores de actividad, rele- ¿Pero qué necesidades? Cuando "todo estaba por hacerse"
gando a otros, constituyendo, en fin, las bases materiales de —como es frecuente leer en los escritos de la época— ¿cómo
una nación, un sistema de dominación y un nuevo modo de fijar prioridades si el nuevo gobierno ni siquiera conocía el
producción. Este es, en esencia, el sentido que tuvieron las verdadero estado del país? Lo primero, entonces, era tomar
formas de penetración estatal que denomino materiales, y conciencia sobre la real envergadura de los problemas en-
que junto a la represión, la cooptación y la manipulación frentados, de las oportunidades desaprovechadas, de las as-
ideológica contribuyeron a crear un nuevo orden. piraciones, necesidades e intereses despertados a partir de
No obstante, soy consciente de que esta abstracta obser- las nuevas circunstancias que dominaban la escena político-
vación deja pendiente un análisis más minucioso del funcio- institucional de la sociedad argentina. Un nuevo diálogo co-
namiento de este mecanismo de penetración. Por ello, aun- menzaría así a entablarse entre representantes de un Esta-
que sin pretender ceñirme a una historia rigurosa, intenta- do, convencidos del inexorable destino de progreso del país,
ré una interpretación matizada con algunas ilustraciones. y los agentes sociales que intuían los mecanismos que po-
Nada mejor que la propia visión de los protagonistas para dían concretarlo. Por eso no es extraño que una de las pri-
expresar el sentido de la acción del Estado en este terreno: meras medidas adoptadas en todos los ramos de la actividad
del gobierno fuera establecer contacto con los gobernadores
"...la situación de la República exige un pronto y saludable remedio á la provinciales recabando información sobre los aspectos más
miseria qu • II.

espira us es ah a. os por e ementales de la vicia te una comuniffa s pre-

142 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 143

dominantes, estado de los caminos, facilidades acordadas a En general, y sobre todo antes de que comenzaran a afluir
la inmigración, situación de la educación, capacidad de con- los empréstitos directos al gobierno nacional, los recursos fi-
vocatoria de milicias y así sucesivamente. En este sentido, nancieros movilizados por el Estado se orientaron hacia la
los gobiernos provinciales asumieron inicialmente un claro ejecución de pequeñas obras de infraestructura y el estable-
papel de voceros de los intereses económicos de sus respec- cimiento de ciertos servicios regulares. Durante la presiden-
tivas localidades, dada la ausencia de otros mecanismos de cia de Mitre se suscribieron numerosos contratos con empre-
representación, tales como partidos u organizaciones corpo- sarios privados para la construcción de caminos, la erección
rativas. de puentes, el transporte de correspondencia, la mensura de
Si bien los informes de gobernadores y la nutrida corres- tierras, etc. 71 Habitualmente, las contrataciones eran prece-
pondencia y contactos mantenidos con representantes del didas por estudios técnicos a cargo de ciertos funcionarios
gobierno nacional permitían, en general, contar con un ele- cuya misión encerraba, en germen, funciones que serían más
mental cuadro de situación, gran parte del papel articular tarde asumidas por unidades burocráticas especializadas.
cumplido por el Estado nacional se efectivizó a partir de una Un Inspector de Postas y Caminos o un Ingeniero Nacional
compleja red de interacciones entre "empresarios" estatales (como los Visitadores de Aduana o los Inspectores de Educa-
e individuos o sectores interesados. Resultaría difícil esta- ción, en otros ramos) eran verdaderos empresarios estatales,
blecer a qué parte correspondió la mayor proporción de ini- hombres de gran versatilidad acostumbrados a recorrer el
ciativas. Pero lo cierto es que las condiciones creadas por el país y a enfrentar toda suerte de obstáculos. Su juicio era
nuevo proceso institucionalizador produjeron una intensa por lo general decisivo para poner en marcha un proyecto o
movilización de empresarios, profesionales, intermediarios concluir una negociación.
políticos (o "influyentes") y unidades estatales, dispuestos a También fue evidente la influencia de estos "Adelantados"
explorar y explotar las oportunidades creadas por el propio estatales en la confección de los diversos reglamentos que in-
proceso, poniendo en juego todos sus recursos. tentaron introducir orden en ciertas transacciones y activi-
Desde el punto de vista de la acción estatal, esto supuso dades sometidas, como tantos otros aspectos de la vida del
echar mano a diversos mecanismos: 1) la provisión de me- país, a la anarquía y al abuso. Por ejemplo, mediante el de-
dios financieros y técnicos para la ejecución de obras o el creto del 30 de octubre de 1862, el flamante gobierno regla-
suministro de servicios; 2) el dictado de reglamentos que in- mentó el servicio de postas garantizando la regularidad de
trodujeran regularidad y previsibilidad en las relaciones de su prestación y la propiedad de los empresarios. 72 De la mis-
producción e intercambio; 3) la concesión de beneficios y ma manera, expidió una serie de importantes disposiciones
privilegios para el desarrollo de actividades lucrativas por tendientes a organizar un servicio de correos, reglamentan-
parte de empresarios privados; y 4) el acuerdo de garantías do el funcionamiento de oficinas, la seguridad de la corres-
—tanto a empresarios como a usuarios— sobre la rentabili- pondencia y las responsabilidades emergentes del desempe-
dad de los negocios emprendidos con el patrocinio estatal, la ño de funciones vinculadas a este ramo. También se requi-
ejecución de las obras y la efectiva prestación de los servi- rieron informes a los gobernadores sobre los patrones de pe-
cios. En la realidad, estos diversos mecanismos se confun- sas, medidas lineales y de capacidad empleadas en cada pro-
dían muchas veces en un mismo caso, tal como ocurriera por vincia, en previsión de que su falta de uniformidad dificulta-
ejemplo con la construcción y explotación de ferrocarriles. ría la delineación de tierras públicas, el establecimiento de
Pero la distinción analítica permite en todo caso mostrar la ferrocarriles o la rectificación y mensura de caminos. Algu-
variedad de manifestaciones de la presencia articuladora del nos años más tarde se reglamentaría un sistema uniforme
Estado. de pesas y medidas para todo el país.
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 145
144 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO
capacidad negociadora de cada una y, sobre todo, el poder
Cuando los recursos financieros y técnicos de que podía
relativo de los recursos puestos en juego. Finalmente, ape-
disponer el Estado resultaban insuficientes para encarar
lando al decisivo argumento de que si no se cumplían sus
ciertos proyectos; o cuando la iniciativa privada descubría
condiciones no podría levantar en Inglaterra los capitales
nuevas áreas de actividad económica potencialmente lucra-
necesarios para la empresa, Wheelwright obtuvo satisfac-
tivas, se apelaba habitualmente al mecanismo de la conce-
ción a todas sus demandas. Claro está que en el ínterin, el
sión estatal para la disposición de bienes o la explotación de
ministro Rawson había mantenido negociaciones paralelas
servicios. El ejemplo quizá más difundido es el de concesión
sin resultado positivo. Otros dos empresarios londinenses,
para la construcción y explotación de ferrocarriles. Sin em-
Smith y Knight, presentaron al ministro una oferta aun
bargo, vale la pena utilizar precisamente este ejemplo para
más leonina que la de Wheelwright. También un conocido
examinar con algún detenimiento ciertos aspectos poco cono-
comerciante de Rosario, Aarón Castellanos, peticionó ante
cidos del mecanismo de concesión, aunque fundamentales
el ministro a nombre de varios empresarios y propietarios
para entender los patrones de vinculación que comenzaban
de esa ciudad, proponiendo encuadrarse en las condiciones
a establecerse entre Estado y sociedad. Para ello recurriré al
fijadas por la ley, pero sin ofrecer garantías pecuniarias ni
caso del Ferrocarril Central Argentino, uno de los primeros
convencer demasiado a Rawson de que podría emprender la
grandes proyectos encarados por el gobierno nacional bajo
obra levantando en el país y en Europa los capitales nece-
este sistema. 73
sarios.
Una ley de setiembre de 1862 autorizó al Poder Ejecutivo
Si bien es cierto que la aceptación de las condiciones de
a contratar la construcción de un ferrocarril de Rosario a
Wheelwright se fundaba en gran parte en la ausencia de al-
Córdoba, estableciendo las bases y condiciones a las que de-
ternativas, también es cierto que este último utilizaba un ar-
bía ajustarse el contrato. El proyecto ya venía siendo objeto
gumento contundente: si no se cedían a la empresa las tie-
de negociaciones desde hacía ocho años con el representante
rras al costado de las vías (punto central de la controversia),
de un consorcio de capitalistas ingleses, William Wheel-
la especulación la harían de todos modos los particulares,
wright. Dictada la ley, el Ministerio del Interior quedó encar-
sin existir ninguna garantía de que ello condujera a la colo-
gado de proseguir las tratativas con este empresario, que en
nización de esas tierras. La empresa, en cambio, colonizaría
su afán de resultar adjudicatario del proyecto había iniciado
planificadamente. Ello aumentaría el tráfico y las ganancias
por su cuenta algunas obras. Sin embargo, apartándose de
de la empresa, lo cual disminuiría el importe de las garan-
las condiciones fijadas por la ley, Wheelwright exigía para
tías por las que el gobierno respondía hasta cubrir la renta-
firmar el contrato un acuerdo sobre cinco puntos: 1) la cesión
bilidad mínima acordada. 75
de una legua de terreno a cada lado y en toda la extensión
Anunciando la firma del contrato a los gobernadores de
de la línea, con algunas excepciones; 2) la fijación del capital
provincia, el ministro del Interior solicitaba su colaboración
garantido en 6400 libras por milla74 ; 3) la fijación de los gas-
para que se suscribiera a la empresa el mayor número de
tos de explotación en un 45% de los ingresos brutos; 4) un
personas, con capitales grandes o pequeños, señalando que
mínimo de 15% de beneficio neto antes de que el gobierno
este ferrocarril era el primer paso, "la base de un plan de fe-
pudiera intervenir en las decisiones sobre tarifas; y 5) la
rrocarriles argentinos". Agregaba que la obra reportaría
exención de la garantía o caución pecuniaria a que el contra-
ventajas a los pueblos y a los individuos, "acreciendo la pros-
tista estaba obligado por la ley.
peridad del Litoral de la República, y haciendo participar de
Las propuestas, contrapropuestas y recursos argumenta-
ella al interior, fomentando en las provincias mediterráneas
les empleados por cada parte en el curso de las tratativas,
vos gérmenes u pi uspeli e riqueza' que abegui d-
fueron mostrando la variedad de intereses representados, la
146 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 147

rían la paz y la harían "fecunda y gloriosa en el sentido del volvimiento de nuestro comercio. (...) Ahí están las provincias de Cuyo,
progreso" (Memoria Ministerio del Interior, 1863). por ejemplo, víctimas de tarifas restrictivas, de fletes imposibles, de im-
El vaticinio ministerial no era infundado. El país había posiciones insolentes, de irritantes exacciones, porque el monto de esos
comenzado a experimentar el impacto de los "caminos de fie- fletes es mucho mayor que el valor de sus vinos, de sus pastos y de sus
carnes (...) Ahí están Tucumán, Salta y Santiago...". 78
rro", cuya extensión crecería a un ritmo vertiginoso, 76 modi-
ficando radicalmente la estructura espacial y económica del
país. En este contexto, fueron muy pocos quienes lograron Puede sostenerse, entonces, que el impacto del ferrocarril
percibir los efectos negativos que podría acarrear la particu- fue desigual, jugando en el Litoral un rol articulador que
lar configuración adquirida por el desarrollo de los ferroca- contrasta con el disímil papel cumplido en el interior. Los fe-
rriles, incluso en aquellas regiones destinadas a padecer ta- rrocarriles crearon, sin duda, un mercado interno nacional,
les efectos con marcada intensidad. 77 pero sobre todo posibilitaron la explotación de la Pampa hú-
Sin caer en simplificaciones ni catalogar al ferrocarril, sin meda, generaron un alza inédita en el precio de la tierra y
más recaudos, como un agente destructor y empobrecedor contribuyeron, de este modo, a la consolidación de los terra-
que contribuyó a quebrar un supuesto desarrollo económico tenientes pampeanos como clase hegemónica. 79
autónomo —lento pero armónico— en algunas regiones del Desde esta perspectiva más matizada, es evidente que los
país, corresponde señalar que en algunos casos, como en juicios contemporáneos sobre el "entreguismo" y los "vende-
Santiago del Estero, las expectativas que rodearon su llega- patrias" —que, sin duda, también existieron— pasan por al-
da no fueron satisfechas. En general, los ferrocarriles nunca to tanto los factores contextuales y circunstanciales que res-
llegaron a integrar a las viejas poblaciones en las provincias tringían la capacidad de acción de los agentes estatales, co-
interiores, normalmente asentadas en terrenos apenas aptos mo la complejidad de los intereses mediatos e inmediatos
para la subsistencia. En muchos casos las vías férreas atra- que intervenían en sus decisiones. Sobre todo, la urgencia
vesaron zonas desérticas, creando estaciones efímeras que de acelerar la formación de un mercado nacional y hacer
terminaron por aislar a las poblaciones asentadas en su sentir, en ese mismo proceso, la presencia articuladora del
Estado. 80
derredor. El abaratamiento del costo de los fletes, que en teo-
ría acompañaba al trazado de la red ferroviaria, poco signi- Un último punto, que también requiere alguna reflexión,
ficó en estos casos. Los pueblos que fueron virtualmente "es- es el que se refiere a la garantía estatal de que las relacio-
quivados" tuvieron que ejercer serias —y a menudo infruc- nes articuladas con su auspicio se perfeccionarían bajo cual-
tuosas— presiones para lograr el beneficio del algún ramal quier circunstancia. En este particular sentido, la noción de
"garantía" asumía un significado mucho más lato. La garan-
tardío.
El manejo relativamente discrecional de las tarifas sirvió, tía del Estado estipulada en un contrato de concesión no se
además, como un instrumento clave para favorecer o perju- limitaba a la asunción de un compromiso teórico ni a la
dicar el desarrollo de las diferentes regiones del país. De- eventual efectivización de compensaciones monetarias. Mu-
nunciando el supuesto incumplimiento de los términos de chas veces exigía una participación intensa y protagónica en
las concesiones en materia tarifaria, señalaba el diputado el suministro de bienes, servicios y regulaciones que formal-
mente podía o no corresponderle efectuar, pero cuyo compro-
Osvaldo Magnasco en 1887:
miso no podía rehuir. Por ejemplo, en la concesión del Ferro-
"Han servido (los ferrocarriles) como los elementos legítimamente espe- carril Central Argentino, el gobierno nacional intervino acti-
rados, o por el contrario han sido obstáculos serios para el desarrollo de vamente en el trámite de expropiación y transferencia de
nuestra producción, para la vida de nuestras industrias y para el desen- tierras provinciales a la compañía propietaria, en virtud del
148 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 149
contrato de concesión. Ello supuso presionar a los goberna-
dores, urgir a los comisionados nacionales encargados de las Uvas." Finalmente, en 1867 Mitre resolvió continuar con
expropiaciones, tranquilizar al director residente de la em- una subvención de 400 pesos fuertes, a condición de que los
colonos permanecieran en el establecimiento.
presa, pasar por alto exigencias especulativas de los propie-
Puede apreciarse entonces la multiplicidad de los compro-
tarios de tierras o asumir costos inesperados. 81
La garantía funcionaba no sólo hacia los concesionarios, misos asumidos por el Estado. Se garantizaban los capitales
en su rendimiento, la fuerza de trabajo en su reproducción y
sino también hacia los gobiernos provinciales y los particu-
lares. Por ejemplo, el Estado nacional se responsabilizaba de la tierra en su posesión. Lucro, energía y propiedad. Tres
fuerzas de cuya debida articulación dependía el progreso.
que el ferrocarril funcionaría con regularidad, comodidad y
Quisiera destacar, finalmente, que una importante conse-
seguridad. Para ello enviaba inspectores nacionales a exami-
cuencia de estas modalidades de penetración del Estado fue
nar las vías y construcciones para determinar si se estaba en
el papel —directo o indirecto— que comenzó a cumplir como
condiciones de habilitar el servicio, sin perjuicio de los infor-
empleador de fuerza de trabajo y formador de un extenso
mes remitidos por los técnicos de la empresa. Recogía, por
sector de contratistas e intermediarios. En el primer aspec-
otra parte, las quejas de los gobiernos provinciales y daba
to, no me refiero solamente al personal directamente em-
traslado de las denuncias a la empresa, asumiendo de este
pleado por el Estado, sino además al constituido por asala-
modo otra forma de garantía. 82
riados y trabajadores no permanentes indirectamente retri-
También el Estado se constituía en vocero de los accionis-
buidos mediante fondos públicos. Es decir, me refiero a la ca-
tas del país (incluido el propio gobierno nacional) ante la em-
pacidad del Estado para generar socialmente nuevas oportu-
presa del ferrocarril, ejerciendo su representación en las
nidades de trabajo asalariado, extendiendo así las relaciones
asambleas, denunciando la paralización de obras, exigiendo
de producción capitalistas.
su continuación, planteando la reducción de tarifas para ha-
Aunque trasponga un par de años el período examinado
cer accesible el tráfico, o requiriendo el poblamiento de las
en este trabajo, quisiera hilvanar algunas circunstancias y
tierras entregadas como condición contractual. Excediendo
datos sueltos observables a comienzos de la década del 80,
incluso sus compromisos, llegó a darse el caso de que el Es-
que permiten inferir la extraordinaria importancia que pa-
tado acudiera en auxilio de la empresa ante dificultades co-
rece haber tenido este desconocido aspecto de la acción del
yunturales de financiamiento. 83
Estado. En el mensaje de apertura de sesiones del Congre-
Otro interesante ejemplo de garantía puede hallarse en la
so de 1883, el presidente Roca indicaba que en la construc-
actitud del gobierno nacional frente a la Colonia del Chubut,
ción de diez ferrocarriles nacionales, provinciales y particu-
que inmigrantes galeses habían establecido en la Patagonia.
lares (en última instancia garantizados por el Estado) se
Ante las graves dificultades iniciales enfrentadas por los co-
empleaban 14.500 obreros. Este número proporciona una
lonos, derivadas de la pobreza de las tierras, la falta de agua
y la escasez de todo elemento necesario para asegurar la pauta importante para evaluar el considerable peso que te-
nía, dentro de la fuerza de trabajo total, el personal emplea-
subsistencia, el gobierno asignó en un comienzo la suma de
do por contratistas del Estado en las innumerables obras fi-
4000 pesos fuertes. Más tarde, ante el riesgo de que los colo-
nos no contaran con provisiones mínimas (por subsistir las nanciadas por los gobiernos nacional y provinciales. Basta
condiciones iniciales), acordó un subsidio mensual de 700 pe- considerar la construcción y reparación de puentes y cami-
sos fuertes para víveres. En cierto momento, frente al riesgo nos; la construcción de telégrafos, puertos, edificios públi-
cos; la canalización de ríos; la edificación de escuelas (a ra-
de que se eternizara el subsidio, comisionó a M. Álvarez de
zón de unas 30 or año) la conversión d fortines en puPhlnc
Arenales a inspeccionar eI est-~tela r~rbus -perspce- a construcción de ciudades completas como La Plata; la con-
150 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 151

tratación de agrimensores y técnicos para el estudio de la identifica por una comunidad de origen, lenguaje, símbolos,
topografía, medición y subdivisión de las nuevas tierras tradiciones, creencias y expectativas acerca de un destino
conquistadas; las tareas de estibaje portuario, las obras de compartido. Por otra, la internalización de sentimientos que
defensa de terrenos bajos; o la construcción de obras de in- entrañan una adhesión "natural" al orden social vigente y
fraestructura en las cabezas de los nuevos territorios nacio- que, al legitimarlo, permiten que la dominación se convierta
nales. 85 en hegemonía.
Si bien no es posible aventurar cifras, estas referencias Así como en el primer caso, la penetración ideológica pro-
reflejan al menos la enorme gravitación que la presencia ma- cura crear una mediación entre Estado y sociedad basada en
terial del Estado comenzó a tener en esta crucial etapa for- el sentido de pertenencia a una nación, 88 en el segundo pro-
mativa de la sociedad argentina. mueve el consenso social en torno a un orden capitalista, un
modo de convivencia, de producción y de organización social
PENETRACIÓN IDEOLÓGICA que aparece adornado de ciertos atributos y valores desea-
A diferencia de las modalidades consideradas hasta aho- bles, tales como la libertad e iniciativa individual, la aparen-
ra, la penetración ideológica apeló a mecanismos mucho más te igualdad ante la ley de empresarios y asalariados, la pro-
sutiles, a veces subliminales. Mecanismos que, operando so- mesa del progreso a través del esfuerzo personal o la equi-
bre ún campo de percepciones, valores, actitudes, represen- dad distributiva que eventualmente eliminará el conflicto
taciones y comportamientos sociales claramente asociados a social. En ambos casos, sin embargo, lo que está en juego es
los sentimientos de pertenencia a una comunidad nacional, la capacidad de producción simbólica del Estado, que como
tendieran a legitimar el nuevo patrón de relaciones sociales se recordará es uno de los atributos de la estatidad que ape-
que se venía conformando. la al control ideológico como mecanismo de dominación.
La penetración ideológica, junto con la cooptación y las di- En términos prácticos, resulta difícil distinguir histórica-
versas formas de penetración material del Estado, contribu- mente estos diferentes aspectos, sobre todo porque en sus
yeron a crear la base consensual sobre la cual podía cons- manifestaciones concretas han tendido casi siempre a refor-
truirse un sistema de dominación. Si bien, inicialmente, el zarse mutuamente.
Estado nacional se había edificado fortaleciendo principal- A título ilustrativo analizaré algunos de ellos, vinculados
mente su aparato represivo, ningún sistema de dominación a las cuestiones de la educación, el control sobre el culto, el
estable podía sobrevivir sin consolidar, a la vez, un consenso matrimonio civil y el servicio militar obligatorio. Cabe acla-
más o menos generalizado acerca de la legitimidad del nue- rar que estos mecanismos de concientización consiguieron
vo orden. Después de todo, combinaciones variables de coer- perfeccionarse especialmente después de 1880.
ción y consenso han sido siempre las bases de sustentación La educación constituyó un vehículo privilegiado en el
de cualquier esquema de dominación política. marco de la estrategia de penetración ideológica del Estado.
Si bien la penetración ideológica del Estado nacional im- Al respecto, Tedesco sostiene que "los grupos dirigentes asig-
plica lograr que en la conciencia ordinaria de los miembros naron a la educación una función política y no una función
de una sociedad se instalen ciertas creencias y valores has- económica" vinculada meramente a la formación de recursos
ta convertirlos en componentes propios de una conciencia co- humanos. 87 Es decir, las funciones asignadas a la educación
lectiva, es preciso diferenciar dos aspectos distintos de este no se limitaron a completar el proceso socializador e integra-
proceso. Por una parte, la creación de una conciencia nacio- dor de nuevas generaciones de argentinos dentro de los pa-
nal, es decir un sentido profundamente arraigado de perte- trones culturales hegemónicos. La escuela primaria cumplía
nencia a una sociedad territorialmente delimitada, que se un papel integrador no tanto por la difusión de valores na-
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 153
152 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO

cionales tradicionales —que sin duda realizaba—, sino por Los conflictos entre Estado e Iglesia respondieron, en su
la transmisión de valores seculares y pautas universalistas, origen, a causas similares relacionadas con el poder y auto-
una de cuyas manifestaciones fue el laicismo. 88 nomía relativa de cada parte. A diferencia de los ejemplos
El criterio axial que lograba imponerse era el de utilizar "clásicos", en la Argentina fueron los grupos católicos quie-
la educación como instrumento que asegurase la gobernabi- nes, partiendo de algunas propuestas extremas de integra-
lidad de "la masa". Un pueblo embrutecido podía operar co- ción institucional planteadas en 1853, en oportunidad de
mo base de maniobra de un "tirano" y, en consecuencia, ser dictarse la Constitución Nacional, terminaron propiciando
"ingobernable", sin importar tanto que, en estado de relati- la total separación del Estado y la Iglesia. En cambio, duran-
va ignorancia, ese pueblo estuviera condenado a realizar te su proceso formativo, el Estado nacional no se propuso
magros aportes al progreso material y social del país. La constituir a la Iglesia en una institución "separada" y autó-
educación se concebía más como garantía del orden que co- noma; por el contrario, buscó sencillamente controlarla, ima-
mo condición del progreso. ginando una fórmula de "unión" que reforzara su dependen-
Se privilegiaba, en cambio, la preparación de sujetos ap- cia material, institucional e ideológica.
tos para el manejo de las funciones burocráticas —políticas La influencia del positivismo tuvo mucho que ver con es-
y administrativas—, desalentando la formación de recursos ta actitud. Esta corriente de pensamiento, hegemónica du-
humanos idóneos para insertarse en las actividades produc- rante la segunda mitad del siglo XIX, reconocía y valoraba
tivas. —contra lo que usualmente se supone— las funciones socia-
En el marco de un régimen político oligárquico y restricti- les de la religión. La relación con la Iglesia tenía, para los
vo, esta concepción tendió naturalmente al elitismo y el en- sectores dominantes, un sentido eminentemente instrumen-
ciclopedismo. La creación de "colegios nacionales" y el énfa- tal: si la Iglesia controlaba conciencias, el Estado controlaba
sis puesto en la enseñanza media, en desmedro de la educa- a la Iglesia. En este sentido, resultan sumamente ilustrati-
ción primaria, confirmaban el carácter elitista que inspiraba vos los argumentos expuestos por el diputado Onésimo Le-
la política oficial. 89 guizamón, cuando en el debate en torno a la que sería Ley
El debato en torno a la Ley 1420 (de educación común, 1420, se oponía al proyecto católico en estos términos:
gratuita, laica y obligatoria) que tuvo lugar durante el año
1883, se vinculó estrechamente con el papel de la educación "La educación no es un asunto puramente doméstico o religioso, que afec-
primaria como instrumento de control social, siendo objeto ta solamente a las conciencias o a las familias; es un asunto que se rela-
de disputa a quién debía corresponder este control. La polí- ciona directamente con la vida social y política de la entidad nacional.
(...) La influencia de la educación es un medio de gobierno, es un medio
tica del gobierno nacional en esta materia avanzaba hacia
de poder sobre las sociedades y, tal vez, este es el único secreto porque
una extensión del papel del Estado, a través de la expansión todos los poderes se han disputado, en todas las épocas, el derecho exclu-
del aparato educativo nacional, una creciente centralización sivo sobre la educación (...), es el poder que en cada nación es responsa-
de las funciones reguladoras y la gradual "expropiación" de ble de los destinos del pueblo llamado a educarse. (...) Si la educación es
atribuciones a la Iglesia y a otros sectores que, desde plan- un medio de difundir las nociones elementales de su gobierno, una na-
teos "populares", le disputaban parcialmente facultades de ción cometería el acto más contrario a sus propios intereses dejando que
control. Estos sectores advertían en el proyecto oficial un se- fuesen enseñados con entera libertad doctrinas y principios tendientes a
derribar las instituciones que se ha dado " Cámara de Diputados, Dia-
vero recorte a la autonomía de la educación, que pasaba a
rio de Sesiones, 4 de julio de 1883, tomo I, pp. 478-485. Citado en Cristi-
depender centralmente del poder político. En 1883, Eduardo na San Román, Roca y su tiempo, Buenos Aires, CEAL, 1983, pp. 52-55.
Wilde reconocía la inevitabilidad del control de la instruc -
ción pública por parte del Estado nacional.
154 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 155
Las relaciones entre Estado e Iglesia también se vieron dos de ciertas leyes más avanzadas acabaran por trastocar
afectadas por el proyecto oficial que instituía el matrimoni o el orden constituido. El orden volvía a prevalecer sobre el
civl.Losanted iucónelaArgts progreso.
remontan a una ley promulgada por el gobernador santafe- Como última ilustración de las modalidades de penetra-
cino Nicasio Oroño hacia 1867. Dos años más tarde se apro- ción ideológica del Estado nacional, me referiré a la institu-
baba el Código Civil redactado por Vélez Sarsfield, que esta- ción del servicio militar obligatorio. Si bien en un primer
blecía el matrimonio religioso. Sin embargo, los cambios que a nálisis el tema podría vincularse más cercanamente con la
se venían produciendo en la estructura económica y social modalidad de penetración represiva del Estado, una refle-
del país impulsaban, entre otras iniciativas, reformas en la xión más profunda permite observarlo como un poderoso me-
institución matrimonial. El movimiento de bienes y perso- canismo de socializáción y adoctrinamiento.
nas imprimía un dinamismo inédito a la sociedad, creando El antecedente más lejano del servicio militar obligatorio
en la elite gobernante la necesidad de instrumentar, en ma- fue la "Guardia Nacional", creada después de Caseros. Du-
terias vinculadas con el matrimonio, mecanismos de control rante la presidencia de Juárez Celman se introdujo un siste-
que la Iglesia ya no estaba en condiciones de ejercer ni ga- ma de sorteos para la conformación de la Guardia 91 y en
rantizar. 1895, en el contexto de los conflictos limítrofes con Chile, se
La ley de matrimonio civil fue aprobada en 1888. 90 Pese a dictaron normas que imponían la convocatoria obligada a to-
que establecía definitivamente el control civil de esta insti- dos los argentinos nativos que hubieran alcanzado los 20
tución, la ley presentaba claras limitaciones. Por ejemplo, no años de edad. 92 Finalmente, en 1902, La Ley 4031 (también
se apartaba en lo sustancial de las concepciones tradiciona- llamada Riccheri) estableció el servicio militar obligatorio.
les sobre la familia, en particular con respecto al rol de la Si bien esta innovación institucional formaba parte del
mujer, a la que negaba facultades para disponer de sus bie- conjunto de medidas destinadas a perfeccionar los mecanis-
nes, para celebrar contratos y contraer obligaciones, ratifi- mos represivos frente a la necesidad de garantizar la sobe-
cando así la autoridad del pater. ranía nacional, permitía satisfacer a la vez otro tipo de exi-
Los debates en torno a la ley pusieron de manifiesto el gencias derivadas del mantenimiento del orden interior. Ha-
fuerte arraigo de concepciones ultramontanas y los diversos cia fines de siglo y comienzos del actual, el dinamismo e in-
puntos de contacto entre los sectores más reaccionarios de la cesante transformación de la sociedad argentina había gene-
sociedad y algunos miembros de la elite gobernante. La de- rado diferentes focos de conflictividad, formas de cuestiona-
fensa de la familia autoritaria y tradicional, la clara reivin- miento político y de acción colectiva que, como nunca en el
dicación del modelo procreativo y la necesidad de garantizar pasado, preocupaban seriamente a los sectores dominantes.
un papel subordinado para la mujer expresaban, en última El nuevo ejército creado por Roca durante su segunda pre-
instancia, la adhesión a un modelo de sociedad que no siem- sidencia, y el servicio militar obligatorio que alimentó sus
pre generó contradicciones insalvables entre los hombres del contingentes, nacieron en el contexto de la "huelga general" y
"progreso" argentino. la "ley de residencia", pero sus fundamentos no fueron pura-
El matrimonio civil era considerado como una institución mente represivos. La faz coercitiva del aparato militar se
cuya función básica era "darle hijos al Estado". El debate de complementaba, por la vía de la conscripción obligatoria, con
fondo giraba en torno a la familia, concebida como célula so- un poderoso mecanismo de penetración ideológica y control
cial básica, como el sólido pilar de un ordenamiento social social claramente percibido por los responsables del proyecto.
considerado deseable. Como en otros casos, las concepciones Nada mejor, para comprobar esta aseveración, que las pa-
liberales cedieron ante el temor de que los efectos inespera- labras del propio coronel Pablo Riccheri, cuando en el deba-
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 157
156 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO

seaba uniforme, de modo de "argentinizar" o nacionalizar


te parlamentario en torno a su proyecto de organización del
más velozmente a los hijos de una población de orígenes, len-
ejército sostenía lo siguiente:
guas y tradiciones heterogéneas. La fusión, la homogeneiza-
"Un ejército que renueva así, periódicamente, recibiendo en su seno una ción, el crisol de razas también convertiría a esos hombres
porción notable de la mejor población del país, y que le devuelve en cam- en ciudadanos previsibles. Rituales y símbolos —en síntesis,
bio cada año un contingente de soldados licenciados, preparados, (...) instrumentos de penetración ideológica— contribuyeron a
echa todos los diez años en la masa popular, cerca de un millón de bue- "modelar", en su sentido estricto, esas conciencias. La idea
nos ciudadanos, y éste es un poderoso instrumento de moralización pú- de un destino común, la sacralización de la familia como cé-
blica."93 lula básica y ámbito natural de convivencia, la construcción
de un disciplinado "nosotros", la adhesión a los justamente
Concebido como un riguroso rito de pasaje, el servicio mi- llamados "símbolos patrios" —a través del juramento a la
litar venía a cumplir fines similares a los contemplados en la bandera, la entonación del himno nacional o el lucimiento de
Ley General de Educación y, en más de un sentido, la com- una escarapela durante las festividades patrias— fueron al-
plementaba. Luego de pasar por las filas del ejército, el pro- gunos de los mecanismos de los que se valió el Estado para
yecto oficial preveía que los jóvenes conscriptos serían "de- crear en la conciencia ordinaria de los ciudadanos la convic-
vueltos" a sus hogares expurgados de todo sentimiento con- ción de que el orden instituido coincidía con un orden legíti-
testatario y convertidos en "elementos de moralización pú- mo y deseable.
blica".
Pero además, el pasaje por las filas podía constituirse CRISTALIZACIONES INSTITUCIONALES
también en un instrumento de homogeneización étnica —el Como contrapartida de estos avances sobre la sociedad ci-
mítico "crisol de razas" imaginado por los hombres del 80— vil, en el ámbito del propio Estado nacional también comen-
frente al carácter aluvional que adquiría la población a me-
zaban a producirse cambios notables. Su aparato burocráti-
dida que se extendía el proceso inmigratorio. co y normativo, correlato manifiesto de la dominación esta-
Este argumento se sumaba al expuesto anteriormente,
tal, experimentaba permanentes transformaciones que no
cuando el ministro de Guerra Riccheri retomaba la palabra hacían sino marcar el ritmo y el carácter que adquiría su in-
en la siguiente sesión del debate parlamentario: tervención social. La descentralización del control, condición
inseparable de la centralización del poder, implicaba dife-
"...hay un deber de parte de los gobernantes de este pueblo, y es tratar
de refundir en una sola todas las razas que representan los individuos renciar organismos, especializar funciones, desagregar y
que vienen a sentarse al hogar del pueblo argentino (...) Ante todo, según operacionalizar definiciones normativas abstractas, sin per-
nuestro entender, el servicio obligatorio va a acelerar la fusión de los di- der de vista la necesidad de coordinar e integrar la actividad
versos y múltiples elementos étnicos que están constituyendo a nuestro desplegada por un sistema institucional crecientemente
país en forma de inmigraciones de hombres, porque no se nos negará que complejo. Estas cristalizaciones de la penetración estatal no
el respeto, sino el amor a la misma bandera, la observancia de la misma eran más que momentos en el proceso de adquisición de uno
disciplina, y quizá los mismos sinsabores, los mismos peligros, asaz po-
de los atributos esenciales de la estatidad: la emergencia de
derosos para realizar esa fusión de nacionales y extranjeros, de que tan-
to necesitamos, para llegar de una vez al tipo que nos tiene señalado el
un conjunto funcionalmente diferenciado de instituciones
destino". 94
públicas relativamente autónomas respecto de la sociedad
civil, con cierto grado de profesionalización de sus funciona-
rios y de control centralizado sobre sus actividades.
La carga simbólica internalizada durante el pasaje por
La precariedad de este aparato al comenzar el gobierno de
las filas completaba un proceso de socialización que se de-
158 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 159

Mitre95 contrasta con la relativa consolidación alcanzada só- un reducido conjunto de organismos centralizados en Bue-
lo dos décadas más tarde, cuando cuerpos de ejército se ha- nos Aires, el gobierno sólo contaba con un ramillete de pe-
llaban distribuidos a todo lo largo del país y efectivos de la queñas unidades administrativas esparcidas a lo largo de
armada y prefectura patrullaban costas y ríos interiores; co- las fronteras y en las principales poblaciones del interior, he-
legios nacionales, escuelas normales y numerosas escuelas redadas en su mayoría de la Confederación. Todavía a fines
primarias estatales funcionaban en capitales de provincia, de los años 60, el personal civil se distribuía entre unos po-
territorios y colonias; más de 400 oficinas postales y más de cos establecimientos de enseñanza, las oficinas de correos y
100 de telégrafo se habían instalado en todo el país, además telégrafos, la construcción y operación de ferrocarriles nacio-
de sucursales del Banco Nacional, tribunales de la justicia nales, el departamento de ingenieros, las oficinas de inmi-
federal, delegaciones de la policía federal y médicos naciona- gración, de estadísticas, de patentes, de agricultura, y el con-
les de sanidad; vastos territorios eran atravesados por ferro- junto de dependencias de rentas, aduana, contabilidad y te-
carriles del Estado, que previsiblemente alcanzaban los pun- sorería. 96
tos más extremos del país; cuadrillas de obreros construían En estas condiciones, el gobierno nacional no sólo era
las obras públicas más diversas (v.g. puentes, caminos, edifi- "huésped" poco grato en la propia Buenos Aires, sino tam-
cios públicos, diques, puertos, balizamientos, tendido de rie- bién en las diversas poblaciones donde la actividad de sus or-
les, de hilos y postes telegráficos); colonias oficiales eran sos- ganismos tenía por objeto consolidar su capacidad de extrac-
tenidas por el gobierno en provincias y territorios, así como ción de recursos y control social. La vastedad de los territo-
hoteles destinados a alojar a la creciente ola inmigratoria; y rios a controlar con personal y recursos nunca suficientes,
el departamento de agricultura distribuía plantas y semillas así como las enormes distancias y dificultades de comunica-
en todo el territorio. El Estado nacional se había convertido ción con la administración central, determinaron que la in-
en el núcleo irradiador de medios de comunicación, regula- serción de esas unidades en el medio local estuviera signada
ción y articulación social, cuya difusión tentacular facilitaba por lealtades contradictorias. Una integración poco conflicti-
las transacciones económicas, la movilidad e instalación de va exigía por lo general una alta dosis de "flexibilidad" en la
la fuerza de trabajo, el desplazamiento de las fuerzas repre- aplicación de las disposiciones legales y reglamentarias es-
sivas y la internalización de una conciencia nacional. tablecidas por las autoridades centrales, lo cual podía signi-
Pero el simple contraste de dos momentos históricos pue- ficar desde la aceptación de alteraciones de hecho en la ob-
de sugerir una evolución lineal y una predeterminación exi- servancia de los procedimientos administrativos, hasta la
tista poco fieles a los hechos. Ya he señalado que en los pri- venalidad, el cohecho y otras formas de corrupción frecuen-
meros años de la organización nacional, la imposición de un temente denunciadas por la prensa y los propios informes
poder territorial efectivo se hallaba restringida no solamen- oficiales.
te por un pasado reciente —y una realidad todavía vigente— En el caso concreto de las aduanas y receptorías, la figu-
de autonomías localistas, sino también por la precariedad de ra del contrabando —que desde la época de la colonia conti-
recursos con que el gobierno nacional podía aspirar a articu- nuaba siendo una arraigada práctica— aparece señalada
lar un sistema de dominación alternativo. permanentemente como mal casi inevitable, especialmente
El aparato institucional que surgía en esos primeros años en aquellos puestos fronterizos más alejados, con mayores
era, esencialmente, un aparato militar. La burocracia esta- dificultades de control territorial y menor significación como
tal estaba constituida principalmente por los organismos plaza de intercambio comercial. A menudo, la falta de con-
castrenses, que empleaban alrededor de
del total de personal a cargo del Estado nacional. Fuera de ción de los procedimientos (v.g. mercaderías introducidas,
160 LA FORMACIÓN DEI, ESTADO ARGENTINO
LA CONQUISTA DEI, ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 161
depositadas en casas particulares y luego recién denuncia- Estas observaciones ilustran una singular etapa de tran-
das; utilización de formularios no oficiales, fácilmente falsi- sición entre la burocracia colonial y e] modelo institucional
ficables), a formas de connivencia con, o permeabilidad a la que comenzaría a delinearse a partir de la década del 80. En
influencia de comerciantes locales, y al sometimiento o de- verdad, la herencia institucional de la Colonia influyó en
pendencia del apoyo de caudillos locales. 97 muy escasa medida sobre las características que desde un
La incompleta institucionalización de las unidades admi- comienzo fue adquiriendo el aparato burocrático del Estado
nistrativas nacionales en el interior también se manifestaba argentino, a diferencia de lo ocurrido en países como Brasil,
en su escasa especialización y reducida legitimidad. Por Perú o México. Fue más bien a nivel provincial donde esa he-
ejemplo, si bien las aduanas y receptorías tenían como mi- rencia definió con mayor fuerza el perfil institucional de sus
sión específica controlar el comercio limítrofe y recaudar las gobiernos.% La observación es válida asimismo en el caso de
rentas por derechos, era frecuente la realización de "comisio- gobiernos que asumieron algunas de las prerrogativas de un
nes" para el gobierno central (v.g. el embargo de bienes del Estado nacional, aunque sin lograr adquirir plenamente sus
gobierno paraguayo durante la Guerra de la Triple Alianza o atributos. Tales, las experiencias de la Confederación rosis-
la elección de un nuevo local para la estación del ferrocarril ta, la Confederación Argentina y, en menor medida, el Esta-
Central Argentino por parte de la Aduana de Rosario), la do de Buenos Aires.
convivencia en una misma oficina con la Colectoría de la pro- Por lo tanto, al reconstituirse en 1862, el gobierno nacio-
vincia y el Correo, la falta de privilegios como organismo es- nal debió afrontar una situación inédita: continuar aten-
tatal frente a la posibilidad de evicción y expropiación por diendo el funcionamiento de organismos —de la Confedera-
parte de locadores privados o gobiernos provinciales, o la ción y Buenos Aires— cuya responsabilidad asumía, tratan-
conversión de oficinas nacionales en cuarteles de gobiernos do de crear al mismo tiempo un andamiaje institucional sin
provinciales. cuya existencia resultaba poco menos que imposible asegu-
En tales circunstancias, resulta destacable el carácter rar su gestión. ¿Cuál era el modelo institucional (si es que
"explorador" y "empresario" del funcionario destacado en el había alguno) presente en este proceso de construcción buro-
interior. En un período de profundos cambios en la organiza- crática? ¿Se trataba de una creación original o se recurría a
ción productiva y espacial, los funcionarios nacionales reve- otras experiencias? Desde el punto de vista de los determi-
laban un atento sentido de oportunidad frente a la apertura nantes sociales del modelo institucional adoptado, ¿qué or-
(o cierre) de posibilidades de expansión y mejoramiento de ganismos se creaban en respuesta a (o en anticipación de)
los servicios. En este aspecto, asumían un claro papel inter- qué problemas? ¿Qué forma organizativa (en términos de
mediador entre los intereses del gobierno nacional y los de la ubicación jerárquica, delimitación funcional, estructura in-
comunidad de su jurisdicción, sin olvidar naturalmente la terna, ámbito operativo) adquirían y por qué? Incluso, ¿por
promoción de sus propios intereses. Eran frecuentes las ini- qué se asumían ciertas funciones como propias del Estado
ciativas para la simplificación de procedimientos, la conce- nacional y no de otros ámbitos de decisión y acción (v.g. los
sión de ventajas a comerciantes y productores, la realización estados provinciales, la "iniciativa privada", el capital nacio-
de construcciones o mejoras de inmuebles, el traslado de de- nal o extranjero)?
pendencias a centros en expansión, etc. Los informes de es- Sobre la existencia o no de un modelo autóctono, es eviden-
tos funcionarios también manifestaban preocupación por las te que la heterogeneidad congénita del aparato estatal —sus
consecuencias de las guerras y rebeliones interiores sobre la esabios coloniales, el arrastre de organismos provinciales,
percepción de rentas, o por las tendencias centralizantes de precipitadas creaciones ex novo siguiendo no siempre bien
la administración estatal en Buenos Aires. eimiladas fórmulas foráneas— permite descartar, al menos,
162 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 163

toda hipótesis acerca de una presunta concepción global de la En cierto modo, el aparato burocrático que se concibe e in-
burocracia ajustada a algún modelo nítidamente reconocible. tenta desarrollar en la primera etapa de la organización na-
No obstante, durante los años 60 y 70 comenzaría a manifes- cional definitiva, constituye un armazón formal que sólo
tarse, cada vez más crudamente, la influencia de modas y muy gradualmente irá adquiriendo contenido. Si de entrada
modelos extranjeros en la organización y procedimientos bu- es revestido de una apariencia solemne, racional y sofistica-
rocráticos. Convendría efectuar, tal vez, una breve digresión da, no es más que para ocultar las debilidades de un Estado
sobre este fenómeno, puesto que sus repercusiones trascen- aún embrionario, dotado de recursos limitados y rudimenta-
dieron el plano de la mera creación institucional. ríos, expuesto al ensayo y al error, pero en el que existe con-
La imitación, fruto de la dependencia cultural e ideológica ciencia de que la recreación de formas institucionales moder-
que se fue estableciendo junto con la que se consolidaba en nas, ya ensayadas en países más evolucionados, aumentaría
los órdenes político y económico, influyó el pensamiento y la su legitimidad. Ello le permitiría no sólo afianzar su autori-
acción de la época. En un país nuevo, sin tradición cultural dad sino también mejorar su imagen como garante de un
propia, que rechazaba la arcaica cultura colonial legada por nuevo orden, precisamente en circunstancias en que el país
una España decadente, 99 la clase dirigente argentina miró comenzaba a convertirse en potencial plaza para la inver-
hacia Europa y los Estados Unidos, adoptando sus modelos sión extranjera.'°°
de organización social y funcionamiento institucional. Cons- Desde el punto de vista de la diferenciación estructural y
titución norteamericana, prácticas presupuestarias france- funcional del aparato burocrático, el gobierno de Mitre man-
sas, organización administrativa y comercial inglesas, fueron tuvo el esquema previsto en la Constitución Nacional. El
sólo algunas de las múltiples manifestaciones de esta míme- despacho de los asuntos a cargo del Poder Ejecutivo continuó
sis. Sin duda este fenómeno no se dio exclusivamente en la siendo atendido a través de cinco ministerios especializados.
Argentina. Con distintos grados se observa en la experiencia Resulta dificil sustraerse a la tentación de vincular la resul-
de la mayor parte de los latecomers al proceso de desarrollo tante distribución de funciones con las modalidades de pene-
capitalista. Ideas, innovaciones, técnicas e instituciones ad- tración institucional del Estado y, en última instancia, con el
ministrativas o políticas fueron, o bien adoptadas del exterior proceso de adquisición de los atributos de la "estatidad". In-
con adaptaciones menores, o bien desarrolladas con conscien- dudablemente, estos atributos se fueron conformando a tra-
te referencia a cambios producidos externamente. vés del involucramiento del Estado en procesos que implica-
Sin embargo, en el caso de países que resolvieron exitosa- ban una profunda transformación del marco de relaciones
mente las restricciones del capitalismo tardío (v.g. Rusia, Ja- sociales. Esto supuso modalidades de penetración material e
pón, Alemania) la adopción y adaptación tuvieron una con- ideológica del Estado en la textura de una sociedad que su
traparte material —condiciones sociales de producción, for- misma intervención contribuía a formar. De aquí la estrecha
ma de inserción en el mercado mundial— que hizo de la imi- vinculación entre estas modalidades y el tipo de institucio-
tación una consideración secundaria en la evaluación de la nes especializadas requeridas.
eficacia de los trasplantes. En cambio, en el caso argentino Tres ministerios se constituyeron en los instrumentos de
(y, en general, en América Latina) la adopción de conceptos las distintas formas de penetración ya discutidas. En primer
y modelos foráneos sobre los estándares apropiados del com- lugar, el Ministerio de Guerra y Marina, organismo dentro
portamiento institucional no siempre se ajustó a las reales del cual se fueron creando e integrando las diferentes unida-
necesidades de la gestión estatal, teniendo en cuenta el gra- des que asumieron la conducción del aparato represivo del

do de desarrollo de las fuerzas productivas en la sociedad ar- . E'n-strgurido l ugar, -e M illibl,erio del.1.1
gentina de la época. lador de los distintos mecanismos de penetración cooptativa,
165
164 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO

cuya misma denominación señala el carácter funcionalmen- ba nuevos espacios funcionales. Así, los gobiernos provincia-
te indiferenciado pero estratégicamente crítico de su misión: les pronto perderían a manos del Estado nacional el poder de
establecer un modus vivendi entre el Estado nacional y las reunir ejércitos, emitir moneda, decretar el estado de sitio,
provincias, delimitar sus respectivas jurisdicciones, ganar administrar justicia en ciertos fueros o instancias o recaudar
aliados entre los sectores dominantes locales. Pero algo más: determinados gravámenes. Su intervención se concentraría
movilizar los recursos e instituciones disponibles para pro- en asegurar el normal desenvolvimiento de las relaciones so-
ducir adelantos materiales que, a la par de afianzar ]a labor ciales en el ámbito local de la producción y el intercambio,
de cooptación, permitiera un mayor control sobre las situa- fundamentalmente mediante el disciplinamiento de la fuer-
ciones locales. Por eso, en sus orígenes, ese ministerio asu- za de trabajo (educación, justicia, cárceles) y la provisión de
mió todas las actividades funcionalmente no delegadas a algunos servicios. A su vez, las instituciones civiles y los par-
otros ministerios: desde la administración de correos y telé- ticulares se enfrentarían a situaciones dispares. En ciertos
grafos hasta la centralización del registro estadístico; desde terrenos, como la enseñanza, la beneficencia o el registro ci-
la canalización de las corrientes inmigratorias hasta la pla- vil, sus actividades se verían circunscriptas, invadidas o ex-
nificación y administración de las obras públicas o la promo- propiadas por el Estado, mientras que en otros (v.g. ejecu-
ción de la agricultura. En tercer lugar, el Ministerio de Jus- ción de obras civiles, prestación de ciertos servicios públicos)
ticia, Culto e Instrucción Pública, órgano fundamental de encontrarían oportunidades de desarrollar nuevas activida-
penetración ideológica en sus diversas expresiones: el dere- des bajo los auspicios y la garantía de ese mismo Estado.
cho, la religión y la cultura. Tres vehículos de formación de Quedaría reservado al gobierno nacional un ancho abani-
conciencias, de internalización de nuevos valores, de legiti- co de funciones: desde enfrentar al indio extendiendo el con-
mación de nuevos patrones de interacción social. trol territorial hasta atraer la inmigración y asegurar el em-
Estos tres ministerios, y sus diversas unidades, se vieron pleo productivo de la fuerza de trabajo, conducir las relacio-
apoyados por el Ministerio de Relaciones Exteriores y el de nes exteriores, atraer capitales y orientar su inversión pro-
Hacienda, cuya misión consistía, respectivamente, en: 1) la ductiva, o regularizar las relaciones económicas introducien-
gestión diplomática tendiente a afirmar la soberanía del Es- do reglas de previsibilidad y sanción. Es decir, aquellos as-
tado nacional y consolidar los vínculos que permitieran la in- pectos de la problemática del "orden" y el "progreso" cuya re-
tegración de la economía argentina a los mercados mundia- solución difícilmente podía quedar librada a la iniciativa o
les; y 2) la organización y administración de un eficaz apara- los recursos de algún sector de la sociedad civil.' 0 ' No obs-
to de extracción y captación de recursos internos y externos; tante, durante el período que estamos considerando la ac-
sobre cuya base pudiera asegurarse la normal gestión del ción del Estado tendió a concentrarse sobre todo en aquellas
conjunto de unidades estatales. actividades que demandaban más su iniciativa y capacidad
de gestión que sus recursos materiales, por entonces todavía
NUEVA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO escasos. Caben dentro de esta categoría de actividades la
Verdaderos procesos de apropiación funcional, estos avan- promoción de la inmigración, que en los años sesenta y se-
ces del Estado nacional darían lugar a que poco a poco se tenta adquirió un auge considerable; la contratación de em-
fuera conformando un nuevo esquema de división social del préstitos y otras formas de financiamiento extraordinario,
trabajo. Es decir, los ámbitos de acción individual y colecti- destinados en gran parte a solventar los gastos militares pe-
va se redefinirían en función de la presencia de una nueva ro también a financiar la construcción y garantía estatal de
instancia de articulación y control social que cuestionaba los primeros ferrocarriles e, indirectamente, la concesión de
prerrogativas, competencias y prácticas establecidas, o crea- crédito a empresarios privados; y, en general, las obras de in-
166 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO = LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 167

fraestructura más urgentemente requeridas para acelerar la Si bien los ingresos ordinarios del Estado siguieron apro-
integración de los diferentes mercados regionales. A pesar de ximadamente el movimiento del comercio exterior —resulta-
todo, las vicisitudes de los conflictos armados, la vulnerabi- do lógico dado que la estructura tributaria estaba estrecha-
lidad estructural de la economía a las coyunturas externas y mente ligada a ese mercado— los egresos presupuestarios
las periódicas crisis fiscales, contribuyeron a que la acción efectivos, en cambio, experimentaron un incremento muy
del Estado se desplazara erráticamente de uno a otro rubro, superior como consecuencia de la capacidad de gasto creada
en función del surgimiento de demandas que los recursos no por el flujo de capitales externos ingresados en forma de em-
siempre permitían satisfacer adecuadamente. préstitos. Fueron estos mayores recursos los que permitie-
Cabe reiterar que esta nueva división social del trabajo no ron extender y garantizar las obras y servicios públicos, so-
sólo tuvo características cambiantes durante los dieciocho focar las rebeliones de los últimos caudillos e, incluso, facili-
años que estamos analizando, sino también manifestaciones tar el crédito a particulares a través de bancos oficiales.
diferentes a nivel de las diversas instancias (nación, provin- La expansión afectó diferencialmente a las diversas regio-
cias, instituciones civiles) en que se distribuía la actividad so- nes del país. Aquellas que consiguieron incorporarse a la
cial. Así como durante la presidencia de Mitre se tendieron economía agroexportadora vieron aumentada la capacidad
las líneas estratégicas de la penetración estatal en el tejido de contributiva de su población, dado que el incremento de los
una sociedad aún desmembrada y convulsionada por las gue- negocios y la valorización de la propiedad inmueble que
rras civiles, en la de Sarmiento se profundizaron los surcos acompañaron esa incorporación constituían las fuentes de
abiertos por su antecesor, dándoles contenido. Si el "orden" los principales recursos que habían quedado reservados a la
fue el lema recurrente en el discurso y la acción de Mitre, el jurisdicción provincial. Ello aumentó en consecuencia las po-
"progreso" fue el leit motiv de la gestión sarmientina. Esta se sibilidades financieras de los gobiernos provinciales localiza-
inauguró bajo los mejores auspicios: una cruenta guerra in- dos en esas regiones. En cambio, las provincias marginadas
ternacional prácticamente terminada, una crisis lanera re- del proceso de expansión "hacia afuera", o aquellas que no
cién superada, un generalizado repunte de la producción y un consiguieron generar un mercado nacional para su produc-
clima de excelentes relaciones con la provincia de Buenos Ai- ción primaria —como lo hicieron hacia el final del período
res. 102 Estas circunstancias contribuyeron a producir un inu- Tucumán y Mendoza 103— hallaron mayores dificultades pa-
sitado despegue, una primera ola expansiva, cuyos efectos ra recomponer sus ya débiles finanzas y cayeron en una de-
pronto se hicieron sentir en el volumen del comercio exterior, pendencia cada vez más estrecha de los subsidios y el empleo
los ingresos fiscales y el gasto público. La abundancia de re- proporcionados por el gobierno nacional.
cursos, en gran medida producto de la contratación de em- El cuadro resultante podría resumirse así: 1) un Estado
préstitos en Londres, creó nuevas posibilidades para la pro- nacional que crecía espasmódicamente, invadiendo nuevos
moción de los negocios y redujo la incertidumbre del gobierno ámbitos funcionales sujetos a alta incertidumbre, que com-
respecto a su propia viabilidad. Unos pocos indicadores pueden prometían su viabilidad política y económica, pero que al
servir para apreciar la magnitud de los cambios producidos: mismo tiempo le exigían desarrollar una capacidad de ex-
tracción y asignación de recursos que robustecía su presen-
1867 1873 DIFERENCIA
cia institucional y legitimación social; 2) Buenos Aires y, en
MILLONES S ORO MILLONES $ ORO %
menor medida, los demás estados provinciales de la pampa
Exportaciones 38,5 62,4 62,1
húmeda, prácticamente relevados de aquellas actividades
Ingresos ordinarios del gobierno nacional 11,7 19,6 67,5
Egresas totales del gobierno nacional 14,5 31,9 120,0
infraestructura—, pero con capacidad de generar ingresos
] 68 LA FORMACION DEL ESTADO ARGENTINO
LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 169
tributarios (fundamentalmente patentes al comercio y con- acceso al gobierno nacional, movilizó los recursos e institucio-
tribuciones sobre la propiedad) suficientes para asegurar la nes que suprimirían los diversos focos de cuestionamiento al
reproducción del nuevo patrón de relaciones sociales: servi- nuevo sistema de dominación y acercarían al puerto unidades
cios básicos, capacitación de la fuerza de trabajo, manteni- productivas y mercados interiores creados a impulsos de una
miento del orden interno, etc.; y 3) las restantes provincias, vasta actividad de promoción, garantía de la inversión y cons-
con economías declinantes debido a su desvinculación de los trucción de grandes obras de infraestructura. 109
mercados externos y al auge del comercio importador de
Buenos Aires que gradualmente sustituía la producción lo- RELACIÓN NACIÓN-PROVINCIAS
cal, cuya precaria situación financiera se vio muchas veces Hemos visto que las diferentes formas de penetración es-
agravada por alzamientos armados dirigidos contra las au- tatal produjeron sustanciales cambios en el carácter de las
toridades nacionales o contra sus propios gobiernos. 104 De relaciones Estado-sociedad. Por una parte, la creciente apro-
esta forma se configuró una situación que tendía a reforzar piación por el Estado de nuevos ámbitos operativos y su ac-
la hegemonía de las provincias pampeanas y sus clases do- tivo involucramiento en la resolución de las dos cuestiones
minantes. centrales que dominaban la agenda de una sociedad que se
La distinción efectuada debe verse también desde otro án- constituía paralelamente, dieron lugar a una nueva división
gulo. Al asumir el gobierno nacional el conflicto que por dé- social del trabajo. Por otra parte, el Estado se fue haciendo
cadas había sobrellevado Buenos Aires, ésta —y más tarde visible a través de un aparato burocrático y normativo cre-
sus socias menores' 05 — se encontraron en óptimas condicio- cientemente especializado, en el que se condensaban y cris-
nes para reorientar sus esfuerzos y recursos. A partir de talizaban los atributos de la "estatidad". Naturalmente, es-
1862, mientras el gobierno nacional intentaba dificultosa- tos procesos tendieron, al alterarse la relación de poder en-
mente delimitar un ámbito 'operativo en un medio hostil y tre el gobierno nacional y las provincias, a desplazar los ejes
con recursos harto limitados, la ciudad y la provincia de de articulación social e integración política. En esta sección
Buenos Aires sufrían una expansión extraordinaria. 106 En efectuaré algunas reflexiones sobre esos desplazamientos,
tanto Mitre se dedicaba a reprimir levantamientos y malo- sugiriendo que en menos de dos décadas, no sólo cambió glo-
nes, librar la guerra del Paraguay y afrontar una pesada y balmente la correlación de fuerzas entre el Estado (o "la Na-
creciente deuda pública, Buenos Aires prosperaba en sus es- ción" en los términos de entonces) y las provincias, sino tam-
cuelas, ferrocarriles, puentes, caminos y colonias agrícolas. bién la situación relativa de cada una de éstas con respecto
Durante los gobiernos de Saavedra y Alsina —como más tar- al primero.
de los de Castro, Acosta, Casares y Tejedor— se produciría En mi cierto sentido, el proceso de formación del Estado
una profunda transformación institucional, física, cultural y implicó la gradual sustitución del marco institucional pro-
económica de la provincia. En muchos aspectos, Buenos Ai- vincial como principal eje articulador de relaciones sociales.
res se anticiparía en su legislación y en sus instituciones a Parte de este mismo proceso fue la transformación de diver-
las que luego establecería el gobierno nacional. 107 sos sectores dominantes del interior en integrantes de una
La burguesía porteña se creó, de este modo, una doble ba- coalición dominante a nivel nacional. Sin embargo, a pesar
se de sustentación. A través del control de las instituciones de que esto dio lugar a que las bases del poder político ten-
y recursos provinciales aseguró las condiciones contextuales y dieran a perder su estrecha asociación con la dominación lo-
las garantías de coerción indispensables para organizar y pro- cal, la provincia continuó siendo —al menos hasta 1880— el
mover una actividad productiva y mercantil en rápida expan- otro término de la contradicción que planteaba la existencia
sión y frecuente transformación. 108 A través de su privilegiado de un Estado nacional.
170 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 171

Esta circunstancia justifica el empleo de categorías "ins- hegemonía porteña. Pero resistió todo intento del gobierno
titucionales" —como "la provincia"— en lugar de categorías nacional de coartar su autonomía y atribuciones, en tanto su
que aluden a "fuerzas sociales". Más que los partidos, que en pérdida suponía reducir o poner en peligro los recursos que
el limitado juego político de la época cumplían muy parcial- sus sectores dominantes podían manejar en su exclusivo be-
mente el papel de mecanismos de representación de las dis- neficio desde el gobierno provincial. Por más decisiva que
tintas fracciones burguesas, fueron los gobiernos provincia- fuera la influencia que ejercieran en el gobierno nacional, el
les los que continuaron siendo los interlocutores políticos del suyo era un poder que en esta instancia compartían con las
Estado nacional y el ámbito en el que se gestaron las alian- burguesías del interior. Y aunque éstas encontraban crecien-
zas, oposiciones y conflictos en torno a la organización nacio- te terreno de convergencia en sus intereses de largo plazo
nal. Por lo tanto, el carácter que asumió la relación entre el con los de los sectores dominantes de Buenos Aires, no esta-
Estado y los diversos sectores de la incipiente burguesía no ban dispuestas a aceptar que el Estado nacional se constitu-
puede desconocer el papel intermediador de la instancia pro- yera en un mero epítome institucional de la burguesía por-
vincial. teña.
De todos modos, cabe aquí reiterar una distinción entre Por eso es importante sustraerse a la visión maniquea
Buenos Aires y las demás provincias, ya que sus respectivas que considera al sistema de dominación surgido de Pavón co-
relaciones con el Estado nacional se ajustaron a patrones di- mo simple prolongación de la burguesía porteña en el Esta-
ferentes. Recordemos que este Estado surgió de una solución do. Simétricamente, tampoco debe caerse en el otro extremo
impuesta, del desenlace de un largo período de enfrenta- de atribuirle total autonomía. Cortado el cordón umbilical
mientos. Su existencia no puso fin a los enfrentamientos si- con Buenos Aires, la viabilidad del Estado nacional se vio
no que contribuyó a localizarlos en el propio ámbito provin- condicionada no sólo por una relación de fuerzas que fijaba
cial, al constituirse en una fundamental base de apoyo insti- límites al manejo discrecional de su aparato por parte de los
tucional de fracciones burguesas del interior adictas a la po- sectores dominantes de Buenos Aires,' 1° sino también por
líticas del gobierno nacional. El proceso de legitimación del exigencias inherentes a su reproducción que resultaban a
Estado implicó centralmente la cooptación y continuado apo- menudo contradictorias con las necesidades expansivas de
yo de estas fracciones, a través de una acción diversificada estos sectores. 111
que tendió a promover sus intereses. La alianza inicial se vio Esta circunstancia podría explicar el diferente carácter
así crecientemente engrosada por sectores dominantes del que asumieron los enfrentamientos entre el Estado nacional
interior que descubrían que a través de su participación en y las provincias a partir de 1862. Como vimos, inicialmente
las decisiones y la gestión estatal, podían incorporarse ven- se produjo un arrollador avance del primero sobre el interior
tajosamente al circuito dinámico de la economía pampeana. —con el respaldo explícito de Buenos Aires y sus aliados de
La relación nación-provincias sufrió así diversas vicisitu- causa en las provincias—, basado fundamentalmente en la
des en función de las resistencias y apoyos que el proyecto li- represión y el control coactivo de las situaciones provincia-
beral, encarnado en el Estado, halló tanto en las provincias les. Las resistencias a este avance se originaron en aquellos
que habían pertenecido a la Confederación como en la propia sectores no resignados a convertirse en víctimas de una fór-
Buenos Aires. Si bien el Estado nació con el decidido auspi- mula impuesta coercitivamente, que tendía a promover los
cio de los sectores dominantes porteños, también nació ex- intereses asociados principal o subordinadamente a la inter-
puestAY-a-su, tausio.ne&y contradicciones. Buenos Aires apo- nacionalización de la economía.
".•-• : • le • 1 1 • • • • • r
yó —incluso prestando sus propias instituciones— toda ini- •
ciativa dirigida a penetrar el territorio nacional y afianzar la a enfrentamientos en el interior de las clases dominantes de
172 LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO LA CONQUISTA DEL ORDEN Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO 173
Buenos Aires, una de cuyas manifestaciones fue la división ron el nuevo Estado. Pero por esta misma razón, les resultó
del partido liberal en sus fracciones "nacionalista" y "autono- más difícil aceptar que su "retoño" había cobrado entidad na-
mista". Las relaciones del gobierno nacional con el de la pro- cional e institucional, que sus bases sociales (y por ende, sus
vincia de Buenos Aires —controlados respectivamente por intereses y orientaciones) se habían diversificado, y que ya
estas dos fracciones— pasó así de un deshonroso "concubina- no constituía, como en un comienzo, una simple extensión en
to" 112 a una inestable convivencia, para luego manifestarse el orden nacional de la dominación que ejercían en el orden
en un creciente distanciamiento a medida que las concesio- provincial.
nes y compensaciones efectuadas a las provincias por un Es-
tado que buscaba afirmar su propia personalidad institucio-
nal, fueron produciendo un reflujo del avance inicial y una NOTAS
1 Las palabras pronunciadas en su primer Mensaje como encarga-
paulatina inserción en el Estado de las burguesías del inte-
do del Poder Ejecutivo tenían ese mismo significado: "En el instante en
rior. En este proceso, los sectores dominantes de Buenos Ai-
que los poderes públicos se disolvían y en que la manifestación mate-
res comenzaron a tomar conciencia de que si bien la "delega- rial de la unidad argentina se borraba, por decirlo así, era necesario
ción" de algunas atribuciones provinciales constituía una pensar y decidir que ese eclipse era transitorio, y que esa disolución
condición necesaria para viabilizar su propia fórmula políti- aparente era una verdadera labor de regeneración de la que la Repú-
ca, también implicaba una efectiva pérdida de poder (v.g. el blica surgiría en breve, fuerte, compacta y libre, reposando en las con-
directo control de las relaciones con el exterior y el interior quistas laboriosas de su pasado, en la lisonjera realidad de su presen-
te y en las grandes promesas de su porvenir" (Mensaje, 1862).
del país). Ello dio lugar a conductas recelosas y agraviantes, 2 La inadecuada caracterización de la clase dominante argentina ha
fuente de no pocos conflictos. 113 La elección de Avellaneda y sido destacada en el artículo de Roberto Etchepareborda, "La estructu-
el inmediato levantamiento de Mitre fueron la primera ma- ra socio-política argentina y la generación del ochenta", Latin Ameri-
nifestación elocuente de que se había producido un cambio can Research Review, vol. XIII, N2 1, 1978. Entre los trabajos que in-
de sentido en la relación nación-provincias, y la "caída de tentan cubrir parcialmente este vacío, se incluyen los de Tulio Halpe-
rin Donghi, Proyecto y construcción de una nación (Argentina 1846-
Buenos Aires", en 1880, su más dramática expresión. Por eso
1880), Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1980; Jorge Federico Sábato,
es posible afirmar que el Estado nacional interiorizó en su "Notas sobre la formación de la clase dominante en la Argentina mo-
seno el conflicto que durante décadas había dividido a Bue- derna (1880-1914)", Buenos Aires, CISEA, 1979; María del Carmen
nos Aires y el interior. Esta mediatización del conflicto con- Angueira, "El proyecto confederal y la formación del Estado nacional
virtió al Estado en una arena de negociación y enfrenta- argentino 1852-1862", tesis de maestría Fundación Bariloche, Segun-
miento, pero al mismo tiempo contribuyó a constituirlo en do Curso de posgrado del Departamento de Ciencias Sociales, 1978; y
Waldo Ansaldi, "Notas sobre la formación de la burguesía argentina,
un actor diferenciado de las partes en pugna. Sólo cuando es-
1780-1880", trabajo presentado al V Simposio de Historia Económica
te "tercer personaje" entró en escena —como diría J. Álva- de América Latina, Lima, Perú, 5-8 de abril de 1978 (mimeo).
rez—, cuando el Estado pudo definir su propia personalidad 3 Halperin explica este desplazamiento señalando que el grupo mi-
y convertirse en árbitro de la situación nacional, fue posible trista "despegó" desde la pista formada por los intereses porteños pa-
resolver el secular conflicto definitivamente. ra intentar una estrategia de vuelo a nivel nacional. A pesar de su éxi-
Desde esta óptica, podría afirmarse que el gobierno de to inicial (Mitre logró la presidencia), su fuerza dependía estrictamen-
te del Estado en sus diversas manifestaciones (burocracia, ejército, go-
Buenos Aires, y la burguesía porteña, fueron quizá los últi-
biernos provinciales), de modo que al carecer de raíces en el seno de la
mos en reconocer que el Estado había desplazado definitiva- sociedad, estaba fatalmente destinado a perder predicamento político
mente a la provincia como centro de gravedad de la activi- en cuanto desaparecieran las circunstancias que le dieron vida. Véase
dad social. Esti) puede sonar paradójico si se tiene en cuen- Halperin (1980), op. cit.
4 En un mensaje al Congreso Mitre señalaba: "Después de cincuen-
ta que fueron esa provincia y esa burguesía quienes gesta-
ta años de lucha no interrumpida había que organizar por la primera

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