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Naturaleza de Los Objetos
Naturaleza de Los Objetos
CICLO:
VIII
AUTORES:
Arnold Brayan Caruajulca Calderón
Zully Maritza Chumacero Murrieta
Jimena Espino Arévalo
Diana Rouss Flores Ríos
Eduardo Manuel Quispe García
Flavia Sabrina Reátegui Luna
Cristhian Frank Rodríguez Guevara
DOCENTE:
Econ. M.Sc. Teodoro Cárdenas Alayo
Tarapoto-Perú
2019
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DEDICATORIA
INDICE
DEDICATORIA .......................................................................................................................... 2
OBJETIVOS ................................................................................................................................ 4
INTRODUCCIÓN....................................................................................................................... 5
CAPITULO I
NATURALEZA DE LOS OBJETOS CONCEPTUALES
1.1. Definición de los Objetos Conceptuales................................................................. 4
1.2. Constructos .............................................................................................................. 8
1.3. Existencia Material y Existencia Conceptual...................................................... 11
1.4. Existencia y cuantificación ................................................................................... 13
CAPITULO II
¿QUÉ ES LA PROPOSICIÓN?
2.1. Proposición, oración y enunciado ............................................................................. 17
2.2. Tentativa de reducción de proposiciones a oraciones y de estas a enunciaciones 19
2.3. Significado de una proposición ................................................................................. 20
2.4. Caracterización de las proposiciones ........................................................................ 22
CONCLUSIONES ..................................................................................................................... 24
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .................................................................................... 25
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OBJETIVOS
Objetivo general
Objetivos específicos
INTRODUCCIÓN
Los sistemas de las ciencias formales tratan con entes ideales que implican condiciones
abstractas e interpretadas, y sólo existen en la mente. Estos sistemas se sustentan en entes
formales y establecen relaciones entre ellos para construir las relaciones complejas entre
los hechos y sus diversos aspectos. Por esta razón es que estas ciencias se denominan
“formales” ya que sus objetos no son procesos ni cosas, sino formas en las que se pueden
incluir contenidos, tanto fácticos como empíricos, ilimitados. Ya que el significado
fáctico que se le asigna a los objetos formales no es una propiedad intrínseca de los
mismos, las ciencias formales no entran en conflicto con la realidad. En este sentido, las
ciencias formales no se aplican a la realidad, sino que se emplean en la vida cotidiana.
La comparación entre éstas y las ciencias formales. Mientras que las ciencias formales
consisten en relaciones entre signos y usan la lógica para demostrar sus teoremas, las
ciencias fácticas se refieren a entes extra científicos, a sucesos y procesos concretos, por
lo que en su metodología utilizan la observación y la experimentación. Por otro lado, las
verdades en las ciencias formales no son absolutas, sino relativas a sus sistemas de lógica
y principios teóricos.
Los Conocimiento objetivo. Así, la lógica y la matemática, esto es, los diversos sistemas
de lógica formal y los diferentes capítulos de la matemática pura, son racionales,
sistemáticos y verificables, pero no son objetivos; no nos dan informaciones acerca de la
realidad: simplemente, no se ocupan de los hechos. La lógica y la matemática tratan de
entes ideales; estos entes, tanto los abstractos como los interpretados, sólo existen en la
mente humana. A los lógicos y matemáticos no se les da objetos de estudio: ellos
construyen sus propios objetos. Es verdad que a menudo lo hacen por abstracción de
objetos reales (naturales y sociales); más aún, el trabajo del lógico o del matemático
satisface a menudo las necesidades del naturalista, del sociólogo o del tecnólogo, y es por
esto que la sociedad los tolera y, ahora, hasta los estimula. Pero la materia prima que
emplean los lógicos y los matemáticos no es fáctica sino ideal.
CAPITULO I
NATURALEZA DE LOS OBJETOS CONCEPTUALES
1.1. Definición de los Objetos Conceptuales.
a) Platonismo: Los objetos conceptuales son seres ideales que existen de por sí,
independiente del mundo físico y en particular de los seres pensantes.
b) Nominalismo: Los objetos conceptuales forman un subconjunto de los objetos
lingüísticos. Son signos, y no existen sino como tales.
c) Empirismo: Los objetos conceptuales son objetos mentales y existen al igual que
las demás ideas, o sea, como sensaciones o imágenes.
La virtud del nominalismo: Es que prescinde de la ficción del reino platónico de las ideas
autónomas y aprendemos los objetos conceptuales a través del lenguaje.
Confunde el objeto designado (p. ej., concepto) con el objeto designante (signo),
transformando así la investigación teórica en una mera manipulación arbitraria de
símbolos.
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No nos permite teorizar sobre el infinito actual ni sobre el continuo, ambos típicos
de la matemática moderna.
La virtud del empirismo: Saca al objeto conceptual del reino platónico de las ideas como
de la tipografía, para instalarlo en la mente humana.
Que es incapaz de dar razón de las ideas abstractas, en particular las estructuras
matemáticas tales como los grupos o los espacios topológicos, que no se forman
por refinamiento de preceptos.
Que, al igual que el nominalismo, no nos permite concebir infinitos actuales
formados por funciones, números, figuras, etcétera.
Ninguna de estas filosofías tradicionales de los conceptual es, pues, satisfactoria. Otra
alternativa es el materialismo conceptualista y ficcionista, cuyas tesis principales son
estas:
Vargas. G (2006) afirma: “La imaginación creada por el hombre que reservamos en la
mente para la previa constitución de la objetividad, como es el caso de los constructos de
razón” (p.142).
Briones. G (1996), nos define: “Un constructo es una propiedad que se supone posee una
persona, la cual permite explicar su conducta en determinadas ocasiones. Como tal, el
constructo es un concepto teórico, hipotético. Por ejemplo, la inteligencia, la motivación,
la creatividad, las actitudes, etc.” (p.29).
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Por constructo u objeto conceptual entendemos como una creación mental (cerebral),
aunque no un objeto mental o psíquico tal como una percepción, un recuerdo o una
invención, distinguiremos cuatro clases básicas de constructo: concepto, proposiciones,
contextos y teorías.
Los conceptos: Son las unidades con que se construyen las proposiciones: son los
átomos conceptuales. Por ejemplo, en la preposición “los números son
constructos”, los conceptos son: “los números” (o el conjunto de todos los
números), “son” (o “está incluido en”), y “constructos” (o la categoría de todos
los constructos).
Las proposiciones: Son los constructos que satisfacen algún calculo
proposicional y que, por añadidura, pueden ser evaluados en lo que respecta a su
grado de verdad, aun cuando de hecho no se disponga aún de procedimientos para
efectuar tal evaluación en algunos casos.
Un contexto: Es un conjunto de proposiciones formadas por conceptos con
referentes comunes. Por ejemplo, el conjunto de las proposiciones referentes a los
perros ovejeros es un contexto.
Una teoría: Es un contexto cerrado respecto de las operaciones lógicas. En otras
palabras, una teoría es un conjunto de proposiciones enlazadas lógicamente entre
si y que poseen referentes en común. Ejemplo: la teoría de la evolución por
selección natural.
Conceptos
CONSTRUCTO Preposiciones
S Abiertos
Contextos
Cerrados (teoría)
Desde un punto de vista matemático un concepto es, sea un individuo (p. ej., un punto de
recta), sea un conjunto (p.ej., una recta), sea una relación (p. ej., la intersección de dos
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rectas). Las relaciones más interesantes son las funciones. Una función es una relación
entre dos conjuntos, tal que a cada miembro del primero le corresponde uno del segundo.
Existen dos clases de funciones: las proposicionales y las no proposicionales (p. ej.,
numéricas). Una función proposicional es una función cuyos valores (miembros del
segundo conjunto) son proposiciones.
Cambiante C: Objetos concretos → proposiciones que contienen C (p. ej., “La atmosfera
es cambiante”)
Una función no proposional toma valores en un conjunto que no está formado por
proposiciones. Ejemplo 1: La función edad asigna un número real positiva a cada cosa
(en particular a cada organismo), a saber, de la edad misma. Ejemplo 2: La función sexo
asigna un rotulo (M o F) a cada organismo que se reproduce sexualmente. (p. 56)
Figura 02. Clases de conceptos, explicada desde el punto de vista filosófico, por Mario
Bunge, 1980, Epistomología, p.57. Copyright 2002 por Siglo Veintiuno Editores.
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En definitiva, suponemos que hay cosas (objetos concretos o materiales), de las que se
ocupan las ciencias fácticas, y constructos, de los que tratan las ciencias de lo conceptual
tales como la lógica, la matemática y la semántica.
Las disciplinas que estudian los objetos concretos son las ciencias fácticas y la ontología
o metafísica. Estas disciplinas procuran encontrar las leyes satisfechas por dichos objetos,
en particular las leyes de su cambio regular. En otras palabras, las leyes de las ciencias
fácticas (es decir, los enunciados nomológicos) expresan los estados realmente posibles
de las cosas, así como los cambios de estado (sucesos) realmente posibles de las cosas.
No crean cosas o propiedades por decreto, sino que representan propiedades de cosas y
lo hacen de manera aproximada (parcialmente verdadera). En particular, no adjudican a
las cosas concretas propiedades lógicas tales como contradicción, o semánticas tales
como verdad.
Nada de esto ocurre con los objetos conceptuales y las leyes que los definen. No tiene
sentido hablar del estado mecánico, eléctrico, químico, mental o social del número 2, y
menos aún de sus posibles cambios de estado: al número 2 no le sucede ni le sucederá
nada. Tampoco tiene sentido hablar de la ecuación de movimiento de un semigrupo o del
esquema de transmutación de un espacio métrico. Los objetos conceptuales no se hallan
en estado alguno y por consiguiente no pueden cambiar de estado. (Su espacio de los
estados es vacío.)
Los objetos concretos o materiales son y están: existen físicamente y están en algún
estado. Los objetos conceptuales, en cambio, son: existen (conceptualmente), tienen
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propiedades conceptuales que no posee objeto concreto alguno, tales como la propiedad
de ser un conjunto, o una relación, o un espacio. Los conjuntos no se mueven, las
funciones no metabolizan, los espacios no procrean, las estructuras algebraicas no pasan
hambre, las derivadas no explotan.
Por consiguiente, las leyes conceptuales (o formales) son muy distintas de las leyes
físicas, químicas, biológicas o sociales: no describen algo que está ahí,
independientemente de que se lo conozca, sino que caracterizan (definen implícitamente).
Las leyes satisfechas por los objetos conceptuales no involucran variables de estado ni
representan nada en la realidad: no son sino relaciones conceptuales entre objetos
conceptuales: He aquí algunos ejemplos:
1.4.Existencia y cuantificación
Los filósofos tradicionales han solido sostener que la existencia es una propiedad (o un
predicado). Más aún, han solido suponer (casi siempre tácitamente) que la propiedad de
existir es importante y acaso la más importante de todas las propiedades de cualquier
objeto. En cambio, los lógicos modernos han afirmado que la existencia no es un
predicado sino un cuantificador, a saber, el cuantificador existencial. La mayoría de los
filósofos contemporáneos han acatado este veredicto: sólo unos pocos han intentado
reivindicar el concepto de existencia como propiedad, pero no lo han logrado porque, a
diferencia de los lógicos, no se han servido de herramientas formales.
El problema se resuelve distinguiendo dos conceptos que los lógicos modernos han
confundido: el concepto lógico algo y el concepto ontológico existe. La lógica se ocupa
del primero, la ontología del segundo, y ambos se presentan juntos en ciertos casos, tales
como “Algunos objetos interesantes existen conceptualmente” y “Algunos de los objetos
que existen físicamente son cognoscibles”. (p.60)
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Para poder hablar con exactitud de la existencia de objetos conceptuales hemos debido
abandonar la tesis dominante, según la cual el cuantificador llamado existencial exactifica
la noción de existencia, que a su vez sería única. Hemos definido un predicado de
existencia relativa o contextual que puede especificarse para indicar, sea existencia
conceptual (o pertenece a algún conjunto de constructos), sea existencia física (o
pertenece a algún conjunto de cosas).
No obstante, estas diferencias, tanto en ciencias formales como en ciencias fácticas las
afirmaciones de existencia son responsables: se tiene algún motivo razonable y no se
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Las diferencias son en cambio irreductibles en lo que respecta al tipo de existencia, así
como a las condiciones y criterios de existencia. No es lo mismo afirmar la existencia de
soluciones de ecuaciones que se supone representan ondas gravitatorias, que afirmar la
existencia física de estas últimas. Ni es lo mismo establecer las condiciones que deben
cumplirse para que existan las primeras, que averiguar qué clase de datos empíricos
reforzarían, y cuales debilitarían, la hipótesis de la existencia de ondas gravitatorias. La
primera es una cuestión matemática, la segunda un problema físico.
CAPITULO II
¿QUÉ ES LA PROPOSICIÓN?
Pérez. G (1964) afirman que “La preposición es la noción incluida en el ámbito de la
semántica de referencia en un enunciado de actitudes que se individualizan en virtud”
(p.28).
Los nominalistas niegan que haya proposiciones y, en general, constructos. Les parece
que admitir su existencia es hacer una concesión al idealismo objetivo de Platón, Hegel,
Bolzano, Frege, o Husserl. Los nominalistas prefieren por esto hablar de oraciones
(sentences) y de cálculo oracional (o sentencial). ¿A qué hablar de proposiciones, dicen,
si podemos arreglárnoslas con oraciones, entre éstos que sí tienen existencia concreta
puesto que pertenecen a lenguajes hablados o escritos? Casi cualquiera puede pronunciar
o escribir una oración en algún lenguaje, pero jamás alguien podrá ver u oír una
proposición. Las proposiciones son, desde el punto de vista nominalista, inescrutables y
perfectamente prescindibles porque no son objetos concretos.
Si hubiera proposiciones tendríamos manera de decidir cuándo dos de ellas son idénticas.
(Recuérdese su regla metodológica “Ninguna entidad sin identidad”, o sea, “No debe
introducirse objeto alguno a menos que pueda estipularse una definición o un criterio de
identidad”.) Pero para esto tendríamos que poder aseverar que las dos proposiciones en
cuestión significan lo mismo. (O sea: “p = q si y sólo si p significa lo mismo que q”.).
(p.115)
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Concluiré que hay proposiciones en la medida en que hay seres capaces de pensarlas o de
fingir que se las puede pensar. Esta conclusión no agradará a nominalistas ni a platónicos.
Ni tiene por qué: al fin y al cabo, vivimos en el siglo veintiuno, no en el doce.
De todas estas clases de oraciones la lógica sólo toma en cuenta las declarativas o
aseverativas, las únicas que pueden constituir proposiciones, según cumplan o no
determinados requisitos. La proposición es una oración aseverativa de la que tiene sentido
decir que es verdadera o falsa.
No así la oración misma: ésta puede considerarse como una clase de enunciaciones
concretas en circunstancias particulares. (Sin embargo, que no es fácil dar reglas para
construir dicha clase Una misma oración podrá ser pronunciado por diversos sujetos, en
distintas circunstancias y con diferentes tonos de voz. Cámbiense el sujeto, o las
circunstancias, o el tono de voz, y se tendrán enunciaciones diferentes de la misma
oración. (Piénsese en la oración ‘3 > 2’ dicha en lenguaje interior, susurrada, gritada, o
escrita en diversos lenguajes.)
A primera vista parecería que se puede definir una oración como una clase de
equivalencia de enunciaciones (orales, escritas, por signos, etc.). En efecto, es posible
definir lo que se entiende por enunciaciones psicológicamente equivalentes: son las que
producen los mismos efectos en todos los sujetos que conocen el lenguaje al que pertenece
la oración dé marras. Pero no es posible identificar la totalidad de tales enunciaciones con
una oración, y ello por dos motivos:
Primero, porque oraciones diferentes pueden tener los mismos efectos; p. ej., ‘Te
daré un chocolate’, ‘Darte un chocolate’, ‘Un chocolate te he de dar’, etc.
Segundo, porque la misma oración, enunciada de maneras diferentes, o en
circunstancias diferentes, puede tener efectos diferentes; p. ej., ‘Te daré un
chocolate’ en el interior de una chocolatería o en medio del desierto de Gobi.
En suma, no parece posible dar una definición conductista del concepto de oración. Lo
que sí se puede hacer, y se hace en psicolingüística, es relacionar oraciones con
enunciaciones. A su vez, ciertas oraciones designan o expresan proposiciones. Por
ejemplo, las oraciones ‘3 > 2’, ‘III > II’, ‘Three is greater than two’ y 'Tres es mayor que
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dos’ expresan o designan una misma proposición. Pero si bien toda proposición es
expresable por una o más oraciones, la recíproca no es cierta. En efecto, hay oraciones
gramaticales que no formulan proposición alguna, como por ejemplo ‘El número tres
aleteó’ y ‘La raíz cuadrada de un sueño es igual a una canción.
Enuncian expresan
Enunciados Oraciones Proposiciones
Figura 03. Clases de objetos, explicada desde el punto de vista filosófico, por Mario
Bunge, 1980, Epistomología, p.69. Copyright 2002 por Siglo Veintiuno Editores.
Esta definición no será legítima a menos que logremos definir lo que entendemos por
proposiciones iguales. Si resolvemos el problema de la caracterización de una
proposición, resolveremos el ipso el problema de la definición de la igualdad de
proposiciones. Y si logramos esto habremos demostrado que la dificultad señalada por
Quine es inherente al nominalismo y al conductismo, no a la semántica en sí, ya que una
semántica conceptualista como la que propongo logra superarla.
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Es un producto lógico del pensamiento que se expresa mediante el lenguaje, sea éste un
lenguaje común o formalizado, cuando adopta la forma de oración gramatical, o
simbólico, cuando se expresa por medio de signos o símbolos de un lenguaje formal.
Diremos que la significación de una oración es una proposición. (Mejor dicho: puesto que
no toda oración significa, tendríamos que decir que toda proposición es significada por
una o más oraciones). La relación D de significación o designación es una relación
multifocal, ya que diversas oraciones pueden significar la misma proposición. Y hay
objetos conceptuales dotados de significado pero que no son proposiciones, como es el
caso del predicado “es mayor de 3”
3>2 2<3
En otras palabras, “3>2” se refiere a los objetos 2 y 3, y su sentido está dado por las
proposiciones de que se sigue y aquellas que se sigue de ella. Dicho de otra manera, más
precisa:
Donde “<a, b >” designa el par ordenado que contenga las coordenadas a y b.
Para determinar los referentes de una proposición es preciso analizar los predicados que
figuran en ella. A su vez, la clase de referencia de un predicado está determinada por su
dominio de definición, a saber, como sigue.
En resumen, no es cierto que toda proposición posea un valor de verdad. Y, aun cuando
lo posea, no es obvio que ese valor sea 0 o 1. En la vida diaria y en la ciencia, la mayor
parte de las proposiciones que han sido evaluadas resultan ser verdaderas o falsas a
medias, es decir, de manera aproximada. Basta pensar en cualquier caracterización que
podamos dar de otra persona e incluso en resultados de mediciones de alta precisión.
Puesto que no todas las proposiciones poseen valores de verdad, la función V que asigna
valores de verdad no está definida sobre el conjunto íntegro de proposiciones sino tan
sólo sobre un subconjunto propio P0 de P, O sea, V es una función parcial de P al conjunto
VV de valores de verdad, conjunto éste que podemos identificar con el intervalo [0, 1] de
números reales. De este modo, si p es una proposición indecidible, o que no ha sido
evaluada, V no estará definida para p. Y si p es una proposición verdadera a medias, tal
como “Quine es un lógico tibetano”, entonces V (p)= 1/2.
Dado que V es una función parcial, no total, es insuficiente para caracterizar la noción de
proposición. Para dar una caracterización satisfactoria es menester agregar que las
proposiciones (todas ellas) son objetos dotados de sentido y de referencia. O sea, a la
valuación V hay que añadir las funciones ℓ (sentido) y ℛ (referencia).
Diremos que dos proposiciones son idénticas (o sea, son la misma proposición) si y sólo
si pertenecen al Mismo sistema proposicional (P, Po, ℓ, ℛ, O, V, VV) y sus sentidos y
Referencias son respectivamente iguales. Obsérvese que nada decimos de Sus valores de
verdad. En particular, dos proposiciones equivalentes no son Necesariamente iguales, ya
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que pueden tener sentidos y aun referentes distintos. Piénsese en el juicio emitido por el
estudiante cínico: “Aprobarás el examen de X si y sólo si el profesor de X te tiene simpatía
y está de buen talante”.
CONCLUSIONES
Los objetos conceptuales son los conceptos, proposiciones y teorías independientes de
sus presentaciones lingüísticas, que son objetos concretos (escritos o hablados).
Ejemplos: conjuntos, relaciones, funciones, hipótesis, teoremas, y concepciones de
todo tipo. Por constructo u objeto conceptual entendemos como una creación mental
(cerebral), aunque no un objeto mental o psíquico tal como una percepción, un
recuerdo o una invención, distinguiremos cuatro clases básicas de constructo:
concepto, proposiciones, contextos y teorías.
Los objetos concretos o materiales son y están: existen físicamente y están en algún
estado. Los objetos conceptuales, en cambio, son: existen (conceptualmente), tienen
propiedades conceptuales que no posee objeto concreto alguno, tales como la
propiedad de ser un conjunto, o una relación, o un espacio.
La preposición es la noción incluida en el ámbito de la semántica de referencia en un
enunciado de actitudes que se individualizan en virtud.
En resumen, tenemos tres clases de objetos y dos relaciones entre ellos:
Enuncian expresan
Enunciados Oraciones Proposiciones
En otras palabras, si lográramos definir una relación de equivalencia semántica,
definida sobre el conjunto de las oraciones, podríamos definir una proposición como
una clase de oraciones, a saber, el conjunto de todas las proposiciones
equisignificativas. Tal relación de equivalencia tendría que definirse sin recurrir a la
noción de proposición, pues de lo contrario se caería en circularidad.
Diremos que la significación de una oración es una proposición. (Mejor dicho: puesto
que no toda oración significa, tendríamos que decir que toda proposición es significada
por una o más oraciones.)
La caracterización más común de las proposiciones es ésta: son objetos verdaderos o
falsos.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Anscombre. J. (1983). La Argumentación en la lengua. Madrid: Margada. Ed.
Briones. G. (1996). Métodos y técnicas de investigación para las ciencias
sociales. México: Editorial Trillas.
Bunge. M. (1980). Epistemología. Barcelona: Siglo Veintiuno Editores
Gras. A. (1980). Psicología experimental. Un enfoque metodológico. México:
Trillas.
Heidegger. M. (1927). El ser y el tiempo. Alemania: Harper Collins.
Herrera. O. (1997). La Esencia y la Existencia. Uruguay: Santo Tomás y
Francisco Suárez.
Kerlinger. F. y Lee. H. (2002). Investigación del comportamiento: Métodos de
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Montañeda. F. (2004). Lógica de preposiciones. Lima: El Planeta.
Pérez. G. (1964). Filosofía de lenguaje. Barcelona: Ed. Publicaciones.
Quine. W. (1960). Palabra y objeto. Estados Unidos: MIT Press.
Vargas. G. (2006) Tratado De Epistemología.2a Ed. Colombia: Ediciones San
Pablo.