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11.poítica Fiscal de Estabilidad PDF
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Isaac Katz*
Sumario
1. Introducción
Durante las últimas tres décadas la economía mexicana se ha caracterizado por
experimentar muy bajas tasas promedio de crecimiento económico, altas tasas de
inflación y crisis cambiarias recurrentes. Este escenario se ha agravado en los
últimos años por factores externos a la economía mexicana, entre los que destacan
una alta variabilidad en el precio internacional de los bienes primarios así como
una serie de crisis financieras nacionales que han debilitado al sistema financiero
internacional.
La razón principal del desempeño deficiente de la economía durante las
últimas décadas así como la relativamente alta vulnerabilidad a disturbios
externos, es la política fiscal adoptada en México a partir de principios de los años
setenta. Durante estos últimos treinta años, el ejercicio de la política fiscal puede
dividirse en dos grandes etapas. La primera, que abarcó los años de 1972 a 1982,
se caracterizó por tratar de utilizar una política fiscal expansiva para promover el
crecimiento económico, hecho que constituyó la fuente original de la inestabilidad
que ha estado presente desde entonces y que ha tenido, como consecuencia, un
efecto negativo sobre el crecimiento económico. La segunda, que abarca desde
1983 se ha caracterizado por tratar de implementar, infructuosamente, una política
fiscal que lleve a la economía a un escenario de estabilidad permanente.
El fracaso gubernamental para diseñar e implementar una política fiscal que
sea consistente con un objetivo de crecimiento económico sostenido con
estabilidad de precios, se debe en gran medida a un deficiente arreglo institucional
en el cual los encargados del diseño de la política económica, principalmente la
política fiscal, no enfrentan los incentivos adecuados de premios y castigos que
los induzcan a actuar de manera socialmente responsable, es decir, a realizar una
política económica que genere los incentivos para una eficiente asignación de los
recursos y que se traduzca en una trayectoria creciente y sostenida del bienestar
de la población.
El objetivo del presente trabajo es hacer un análisis de este marco
institucional, estudiando las funciones constitucionalmente asignadas a los
responsables del diseño y ejecución de la política económica, en particular la
fiscal. La segunda parte hace un breve repaso de los efectos que ha tenido la
política fiscal que se ha llevado a cabo a partir de 1971, centrándose en tres
variables: la tasa de inflación, la cuenta corriente de la balanza de pagos y la tasa
de crecimiento económico. La tercera parte se destina a analizar los aspectos
constitucionales relacionados con la política fiscal, incluyendo la Ley de Ingresos,
el Presupuesto de Egresos, la deuda pública y la revisión de la Cuenta Pública. Del
análisis se concluye que el marco institucional vigente, centrado en la
Constitución, tiene que ser reformado para obligar a los poderes Legislativo y
Ejecutivo para actuar de manera fiscalmente responsable. En particular se
considera como indispensable la inclusión en la Constitución de una restricción
del 1% al máximo déficit fiscal en el que pueda incurrir el sector público en un año
determinado, además del requerimiento de finanzas públicas que en promedio
estén equilibradas durante el período presidencial.
Hacia una política fiscal de estabilidad 159
2 Los elementos que generalmente son tomados en consideración para evaluar la posición de
riesgo del país son el saldo de la deuda externa, en valor y como proporción del PIB, el déficit
fiscal, la tasa de inflación, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, el monto de
intereses sobre la deuda externa como proporción de los ingresos totales por exportaciones de
bienes y servicios y el saldo de las reservas internacionales netas, tanto en valor como en
proporción del monto del servicio que haya que cubrir.
Hacia una política fiscal de estabilidad 161
de ingreso menor que si el sector privado los hubiese usado. Esto se debe a que
cuando los agentes privados utilizan los recursos de los cuales son propietarios,
buscarán asignarlos a aquélla actividad en la cual sean más productivos y les
permita maximizar el rendimiento sobre su utilización, a diferencia del gobierno que
como no es propietario de los mismos, es decir, los derechos de propiedad sobre
los recursos que el gobierno utiliza no están definidos, no tiene el incentivo para
asignarlos eficientemente ni para maximizar el flujo de ingresos por su utilización.
En la gráfica 1 se muestra el gasto real anual per cápita que ejerció el gobierno
federal entre 1930 y 1998, medido en millones de pesos reales a precios de 1996. Es
importante señalar que entre 1930 y 1998, el gobierno federal ejerció un gasto real
acumulado medido a precios de 1996 y expresado en valor presente utilizando una
tasa de descuento del 12% 3 de 8,800 millones de pesos per capita, recursos que si
en su mayoría, en lugar de haber sido gastados por el gobierno los hubiese usado
el sector privado, el resultado hubiera sido que México sería actualmente un país
rico y sin los graves problemas de pobreza e inequidad que se registran.
Gráfica 1
Gasto anual per cápita del Gobierno Federal en miles de pesos de 1996 (1930-
1998)
8000
7000
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
1930
1934
1938
1942
1946
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
3 Este nivel refleja la tasa social de descuento para la economía mexicana (Katz y Tovar
[1997]).
162 Gaceta de Economía, Suplemento
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0
1930
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1995
1990
La pregunta que uno puede hacerse es por qué si durante la década de los
sesenta la economía mexicana evolucionó favorablemente, con el PIB real
creciendo a tasas superiores al 6%, los salarios reales aumentando, con una mayor
equidad en la distribución personal del ingreso y con estabilidad macroeconómica,
esta política se abandonó. La explicación que se puede dar al cambio de política
económica consta de dos elementos, ambos íntimamente relacionados y situados
a finales de la década de los sesenta y que se manifestaron en el movimiento
social de 1968; el primero es de carácter político y el segundo económico.
Respecto del primero, la ausencia de un sistema político democrático que
prevaleció desde el arreglo corporativista que hicieron Calles y Cárdenas, dentro
de la llamada “revolución institucionalizada”, hizo que la democracia se convirtiera
en un reclamo válido por parte de la sociedad (Krauze [1997]). Sin embargo, este
reclamo no se hubiese presentado con tal notoriedad y fuerza si, desde el punto
de vista económico, se hubiese podido seguir incrementando el nivel de empleo
formal y de los salarios reales en el sector privado, así como seguir aumentando
los niveles de bienestar de la población, tanto para la generación presente como
para las generaciones futuras. Y es aquí donde entra la explicación económica.
El modelo de desarrollo económico sustentado en la sustitución de
importaciones implementado a partir de la década de los cuarenta y que permitió
una rápida industrialización del país, hacia finales de la década de los sesenta ya
presentaba signos de haberse agotado, lo cual se refleja principalmente en la
Hacia una política fiscal de estabilidad 163
Gráfica 3
Gasto del Sector Público (% del PIB) 1970-1998
50%
45%
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0
1970
1972
1974
1976
1978
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
El significativo incremento que experimentó el gasto del sector público a partir
de los primeros años de la década de los setenta, se tradujo en un aumento del
déficit fiscal, el cual fue financiado principalmente con crédito del Banco de
México y con deuda externa. El primero generó inflación y crisis de balanza de
pagos y cambiarias, mientras que el segundo se tradujo en que, a partir de 1983 y
hasta 1992, el país transfirió al exterior, en el servicio de la deuda externa, una
fracción importante del ahorro generado internamente, lo que se reflejó en que
hubiese menores recursos disponibles para el financiamiento de la inversión, y por
lo mismo, menor crecimiento económico.
En la gráfica 4 se muestra la evolución de dos variables, el déficit primario del
sector público como proporción del PIB (con la escala del lado derecho de la
gráfica) y la tasa de inflación (medida con la escala del lado izquierdo). Como se
aprecia, durante las décadas de los cincuenta y sesenta, sobre todo en esta última,
la disciplina fiscal que caracterizó el accionar gubernamental, con un déficit
primario que se mantuvo en un rango de entre 0 y 2% del PIB, junto con una
política de tipo de cambio fijo en un escenario de crecimiento económico
sostenido, se tradujo en tasas de inflación relativamente bajas, con un promedio
durante estas dos décadas de 7.5% y 2.3% respectivamente. Sin embargo, a partir
de 1972 y hasta 1988, la disciplina fiscal desapareció, política que introdujo en la
economía una creciente inestabilidad macroeconómica que se tradujo en que
durante este período la tasa de promedio anual de inflación fuera de 47.9%,
fenómeno que por sí mismo inhibió el proceso de crecimiento económico e impuso
altos costos a la sociedad. Al respecto, vale la pena resaltar lo paradójico que
resulta sobre el bienestar de la población la política fiscal expansionista.
Generalmente el gobierno, cuando se enfrentan a un contexto en el cual impera un
Hacia una política fiscal de estabilidad 165
70% 0%
-2%
50%
-4%
30%
-6%
10% -8%
-10%
1983
1986
1989
1992
1995
1998
-10%
1950
1953
1956
1959
1962
1965
1968
1971
1974
1977
1980
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
Es importante señalar que durante 1976 y 1981-1982, una parte significativa
del flujo de endeudamiento gubernamental externo se contrató para apoyar el tipo
de cambio ante desequilibrios fiscales fundamentales que hacían insostenible la
política cambiaria que el gobierno siguió y que se tradujeron en “fugas” de
capitales. Respecto al primero, la política fiscal expansionista financiada con
crédito primario del Banco de México, en un contexto de tipo de cambio fijo y
tasas de interés reguladas que no cubrieron la inflación, se tradujo en un déficit
creciente en la cuenta corriente de la balanza de pagos y en una, también
creciente, salida de capitales.
Para los primeros meses de 1976, la pérdida de reservas internacionales netas
en poder del banco central generada por el desequilibrio en las finanzas públicas,
hizo prácticamente insostenible el tipo de cambio. Sin embargo, para tratar de
mantener el mismo, el gobierno recurrió a un flujo de endeudamiento externo por
5,150 millones de dólares, lo cual permitió retrasar más no evitar la devaluación, la
cuál finalmente se dio en agosto de ese año.
Algo similar sucedió en el período 1981-1982 como resultado de la
“petrolización” de la economía y la “irresponsabilidad fiscal” que caracterizó al
gobierno durante esos años. A partir de 1979, ante el incremento en el precio
internacional del petróleo y el aumento que experimentaron las exportaciones de
4 Para un recuento de la evolución de la deuda externa así como de los diferentes procesos de
renegociación de la deuda externa, véanse Gurría [1993] y Green [1998].
Hacia una política fiscal de estabilidad 167
Gráfica 6
Balance primario y cuenta corriente 1950-1998 (porcentaje del PIB)
6% 10%
8%
4%
6%
2% 4%
0 2%
0
-2% -2%
-4% -4%
-6%
-6%
-8%
-8% -10%
1950
1953
1956
1959
1962
1965
1968
1971
1974
1977
1980
1983
1986
1989
1992
1995
1998
Cuenta Corriente Balance Primario
lo que se conoce como “la década perdida” para México, período que recibe este
calificativo debido a que entre 1982 y 1991, el ingreso per cápita prácticamente se
mantuvo constante.
A partir de 1983, el accionar del gobierno se enfocó a tratar de alcanzar dos
objetivos. El primero fue reducir la inflación y el segundo iniciar el proceso de
cambio estructural de la economía. Para lo primero, el gobierno realizó durante
1983 y 1984 un significativo ajuste fiscal de forma tal que el balance primario de las
finanzas públicas 6 pasó de un déficit que representó el 7.3% del PIB en 1982 a un
superávit que alcanzó en 1984 el 4.8% del PIB. Este ajuste, junto con una política
monetaria restrictiva y una tasa de devaluación decreciente, permitió una
reducción de la inflación, la cual pasó de casi 100% en 1982 a 59.2% en 1984.
Sin embargo, a partir de septiembre de 1984, ante la proximidad de elecciones
legislativas en julio de 1985, el gobierno instrumentó una política fiscal, monetaria
y crediticia expansiva, lo que introdujo presiones inflacionarias adicionales en la
economía así como un deterioro de la cuenta corriente de la balanza de pagos. La
modificación de la política económica, abandonando el programa de estabilización,
tenía un propósito electoral. Esto fue claro cuando después que el resultado de
las elecciones fue publicado, el gobierno devaluó el tipo de cambio e implementó
un nuevo programa de estabilización.7
Este nuevo programa fracasó en 1986 cuando el precio internacional del
petróleo cayó. La forma en la cual el gobierno reaccionó a la pérdida de ingresos
fiscales y de divisas, fue significativamente diferente de la que se adoptó en 1981
ante un fenómeno similar. En 1986, en lugar de recurrir a un mayor endeudamiento
externo para tratar de cubrir la pérdida de ingresos como lo hizo el gobierno en
1981, en esta ocasión el gobierno federal ajustó su gasto programable, aunque el
superávit primario como proporción del PIB se redujo como resultado de la
disminución de los ingresos petroleros; además permitió una depreciación del tipo
de cambio real, tratando de que el ajuste se diera principalmente a través de los
precios y así minimizar el efecto de este choque negativo sobre la producción.
Como resultado, la tasa de inflación llegó al 105.7% y el PIB cayó únicamente en
3.5%.
Posteriormente, y como consecuencia del choque petrolero, durante 1986 y
1987 el gobierno instrumentó una política cambiaria tratando de fomentar, a través
de devaluaciones continuas y crecientes, a las exportaciones no petroleras. Sin
embargo, y a pesar del ajuste fiscal, esta política cambiaria inherentemente
inestable, llevó en 1987 a la tasa de inflación a 159.2%, estando la economía a
punto de entrar en una trayectoria de hiperinflación, puesto que en enero de 1988
la tasa mensual anualizada de inflación llegó a 500%.
El peligro de que la economía mexicana cayera en un contexto de inflación
creciente, con los altos costos que ello implicaba indujo al gobierno a partir de
1988 a redefinir su papel en la economía, lo que obligaba necesariamente a eliminar
el déficit fiscal que había prevalecido en los tres lustros anteriores. El ajuste que
se hizo en las finanzas públicas, que se logró a través de una disminución del
tamaño del sector paraestatal, la reducción de subsidios y transferencias y un
menor gasto destinado a servir la deuda interna y externa, se tradujo en una
significativa reducción en la inflación, pasando de una tasa de 159% en 1987 a 7%
en 1994.8
Sin embargo, la política fiscal expansiva que se ejerció durante 1994, reflejada
en una disminución del superávit primario de 5.2% del PIB en 1992 a 3.3 en 1993 y
a 2.1% en 1994 junto con un déficit por intermediación de la banca de desarrollo
equivalente a casi 4 puntos del PIB, aunado a los eventos políticos que se
suscitaron a lo largo de 1994 y que derivaron en la devaluación de diciembre de
ese año y la que se experimentó durante el primer trimestre de 1995, cuando el tipo
de cambio pasó de 3.45 pesos por dólar a 7.85 pesos por dólar, indujeron un
rebote de la inflación en el período 1995-1998, cuando los precios aumentaron en
estos tres años 52, 27, 16 y 18 por ciento, respectivamente. Lo anterior obligó al
gobierno a instrumentar nuevamente una política fiscal contraccionista la cuál,
como se aprecia en la gráfica 6, se ha relajado a partir de 1996.
Es muy claro que la instrumentación de políticas fiscales expansivas ha
generado inflación y déficit no financiables en la cuenta corriente. Pero, y más
8 Para un análisis de la redefinición del papel del gobierno en la economía, véase Aspe [1993].
Hacia una política fiscal de estabilidad 171
30% 15%
25% 10%
20% 5%
15% 0
10% -5%
5% -10%
0
-15%
GastoGobiernoFederal CrecimientoRealdelPIB
9 Inclusive la correlación simple entre estas dos variables para el período 1930-1998 es de –
0.28, es decir, el impacto del gasto público sobre el crecimiento económico es negativo.
172 Gaceta de Economía, Suplemento
16
15
Logaritmo natural
14
13
12
11
10
1934
1938
1942
1946
1950
1954
1958
1962
1966
1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
Observado Tendencia
10 El artículo 73 constitucional, referido a las facultades del Congreso, señala que son
atribuciones de este Poder de la Federación, entre otras, impedir que en el comercio interior se
establezcan restricciones (fracción IX); legislar en materia federal sobre hidrocarburos, minería,
industria cinematográfica, comercio, juegos con apuestas y sorteos, intermediación y servicios
financieros, energía eléctrica y nuclear, y las leyes reglamentarias del artículo 123 (fracción X);
para crear y suprimir empleos públicos de la Federación (fracción XI); para establecer casas de
moneda, fijar las condiciones que ésta deba tener, dictar reglas para determinar el valor relativo
de la moneda extranjera, y adoptar un sistema general de pesas y medidas (fracción XVIII);
para establecer contribuciones sobre el comercio exterior, sobre el aprovechamiento y
explotación de los recursos naturales, sobre instituciones de crédito y sociedades de seguros,
sobre servicios públicos concesionados o explotados directamente por la Federación, así como
contribuciones especiales sobre energía eléctrica, producción y consumo de tabacos labrados,
gasolina y otros productos derivados del petróleo, cerillos y fósforos, aguamiel y productos de
su fermentación, explotación forestal y producción y consumo de cervezas (fracción XXIX-
A); para expedir leyes sobre planeación del desarrollo económico y social (fracción XXIX-D);
para expedir leyes para la programación, promoción, concertación y ejecución de acciones de
orden económico, especialmente las referentes al abasto y otras que tengan como fin la
producción suficiente y oportuna de bienes y servicios, social y nacionalmente necesarios
(fracción XXIX-E); y, para expedir leyes tendientes a la promoción de la inversión mexicana,
la regulación de la inversión extranjera, la transferencia de tecnología y la generación, difusión
y aplicación de los conocimientos científicos y tecnológicos que requiere el desarrollo nacional
(fracción XXIX-F).
174 Gaceta de Economía, Suplemento
11 El cálculo del resultado de las finanzas públicas tiene que incluir todas las fuentes de déficit,
destacando la intermediación de la banca de desarrollo.
Hacia una política fiscal de estabilidad 175
12 El que las utilidades reinvertidas estén libres de todo gravamen, es equivalente a permitir la
deducción de la base gravable el valor presente de la depreciación, descontando a una tasa cero
los flujos futuros de ésta.
176 Gaceta de Economía, Suplemento
respecto. Por ello mismo, es necesario que se efectúe una reforma de los artículos
73 y 74 y se transfiera la facultad para discutir el Presupuesto de Egresos al
Congreso General de la Unión y no ser prerrogativa exclusiva de la Cámara de
Diputados.
En cuanto a lo que se refiere la estructura misma del Presupuesto de Egresos,
el gobierno interviene en áreas que no le corresponden, además de que es
notoriamente ineficiente en el ejercicio mismo del gasto público. Es natural que el
gobierno, sobre todo los miembros del Congreso, busque maximizar el gasto que el
propio sector público ejerce, dado que esta es la forma mediante la cual cada uno
en lo particular puede maximizar su poder político: sin embargo, éste se trata de un
incentivo perverso desde el punto de vista social ya que la productividad social
por peso gastado por el sector privado es, en general, mayor que la que se registra
en el gasto del gobierno.
Un punto adicional que se requiere señalar es el relativo al tamaño de la
burocracia federal y el gasto en sueldos y salarios que el gobierno ejerce. Desde la
década de los cuarenta y hasta finales de la de los ochenta, la regulación a la cual
se enfrentó el sector privado fue creciente, abarcando casi todo ámbito de
intervención, incluyendo permisos para abrir, para operar, para contratar y
despedir mano de obra, para introducir cambios tecnológicos en los procesos
productivos, para establecerse en una localización específica, para determinar los
precios de los bienes que ofrecían, etcétera. Aunque desde principios de la
década de los noventa esta carga regulatoria se ha reducido, sigue siendo alta. La
administración de toda esta regulación requiere, obviamente, de un aparato
burocrático al cual hay que pagarle y por lo mismo, generar los ingresos
necesarios para ello. En consecuencia, sabiendo que una excesiva y deficiente
regulación distorsiona la asignación de recursos en la economía e inhibe el
crecimiento económico, que los impuestos generan un costo en bienestar social y
que la deuda en que se incurre hoy es equivalente a impuestos que habrá que
cargar en el futuro, y haciendo uso de la facultad señalada en la fracción XI del
artículo 73 de la Constitución, el Congreso tiene que reducir el número de
Secretarías de Estado y de trabajadores de la Federación y reconocer en su sueldo
su verdadera productividad.
El tercer comentario versa sobre la falta de claridad sobre si la Cámara de
Diputados está obligada a aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación y
sobre que sucedería en caso de que no se aprobara. El artículo 74, en el primer
párrafo de la fracción IV, señala que es facultad de la Cámara de Diputados:
Hacia una política fiscal de estabilidad 177
13 Inclusive, si no existe una Ley de Ingresos, si el gobierno tratase de gravar a los agentes
económicos privados, estos podrían buscar el amparo por inconstitucionalidad en la acción del
gobierno.
178 Gaceta de Economía, Suplemento
14 Excluye el saldo derivado de la deuda en que incurrió el gobierno a través del Fondo
Bancario de Protección al Ahorro como resultado de los diversos programas de capitalización
bancaria y de apoyo a los deudores de la banca derivados de la crisis de la cartera vencida a las
instituciones bancarias de 1995 y 1996.
15 Desde un punto de vista económico, el endeudamiento en que incurre el gobierno en el
presente es equivalente, en valor presente, a los impuestos que se cargarán en el futuro para
liquidar esta misma deuda.
16 Para un análisis de la historia de la deuda externa mexicana entre 1823 y 1946, véase el
estudio de Bazant [1981].
180 Gaceta de Economía, Suplemento
infraestructura que permita generar el ingreso que a su vez permita pagar esta
deuda. Esto implica que para que un proyecto sea rentable desde el punto de vista
social y genere los ingresos necesarios para que no exista la necesidad de recurrir
a impuestos futuros para liquidar la deuda, se requiere que el valor presente neto
del proyecto de inversión, valuado a la tasa social de descuento, sea positivo.17
Desde el punto de vista de una empresa privada, los proyectos de inversión
se valúan a la tasa de interés a la cual la empresa puede conseguir los fondos para
financiar la inversión y que representan el costo de oportunidad del capital. Sin
embargo, desde un punto de vista social, para evaluar los proyectos de inversión
pública que lleva a cabo el gobierno, es necesario que la tasa de descuento que se
utilice para obtener el valor presente neto del proyecto que se va a financiar con
deuda incluya el efecto que tiene el endeudamiento en el que incurre el gobierno
sobre las tasas reales de interés internas y externas a las cuales el sector privado
se endeuda. Al endeudarse el gobierno, las tasas de interés a las cuales el sector
privado puede obtener fondos se incrementan, lo que se traduce en una menor
inversión privada. Por lo mismo, al evaluar los proyectos de inversión del
gobierno, siempre se debe tomar en cuenta este efecto ya que no hacerlo hace
aparentar que la rentabilidad social del proyecto es mayor que la que realmente es.
Debido a que no todo endeudamiento público ha sido destinado a financiar
proyectos de inversión, ni todos los proyectos de inversión han tenido un valor
presente neto positivo, valuado a la tasa social de descuento, es necesario que
esta fracción del artículo 73 sea modificada, estableciendo la obligatoriedad
constitucional de que todo proyecto de inversión que lleve a cabo el gobierno
federal o sus entidades sea evaluado, por instituciones privadas, desde un punto
de vista social, previo a que el Congreso apruebe el endeudamiento solicitado.
Por último, la cuarta atribución del Congreso en el ámbito fiscal, reservada a
Cámara de Diputados, es la revisión de la Cuenta Pública, tal como está
establecido en el artículo 74. El objetivo de la revisión de la Cuenta Pública es
conocer la gestión financiera del gobierno federal y los organismos del sector
paraestatal controlados presupuestalmente, si ésta se ajustó al presupuesto
aprobado por la propia Cámara de Diputados y si se cumplieron con los objetivos
de los diferentes programas. Además, se establece que si en la revisión de la
Cuenta Pública, la Contaduría Mayor de Hacienda encontrara alguna discrepancia
significativa entre las partidas del presupuesto aprobado y lo que efectivamente
17 Para un análisis de los determinantes de la tasa social de descuento y su cálculo para el caso
de México, véase Katz y Tovar, [1997].
Hacia una política fiscal de estabilidad 181
4. Conclusiones
El manejo responsable de la política fiscal, es decir, aquélla que no represente
incurrir en desequilibrios fiscales fundamentales es crucial para que la economía
pueda crecer de manera sostenida, para que de esta manera la población, presente
y futura, aumente de manera continua sus niveles de bienestar. Sin embargo, el
diseño e instrumentación de este tipo de política fiscal han estado ausentes en
México durante las últimas tres décadas. La política fiscal expansiva que se
instrumentó durante el período 1972-1982 introdujo a la economía en un contexto
de inestabilidad macroeconómica del cual no se ha podido salir como resultado de
programas de estabilización incorrectamente diseñados y aplicados.
La notoria incapacidad gubernamental de estabilizar de una vez por todas a la
economía y generar ese marco macroeconómico que la economía requiere para
crecer sostenidamente, parte de que no existe desde el punto de vista
institucional, un sistema eficiente de premios y castigos que induzca a los
funcionarios electos, el Presidente de la República y los miembros del Congreso
de la Unión, a comportarse de una manera fiscalmente responsable por lo que es
indispensable instituir la reelección de éstos. Adicionalmente, el diseño de la
misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos contiene diversas
deficiencias referentes a la política fiscal. En primer lugar, es indispensable la
introducción en la Constitución de una restricción que obligue a que el sector
público consolidado no pueda incurrir en déficit fiscal mayor a 1% del PIB, que
este déficit no pueda ser ejercido durante dos años consecutivos y que en
promedio durante el período presidencial, las finanzas públicas se encuentren en
equilibrio.
Por otra parte, se requiere modificar la Constitución para que el Presupuesto
de Egresos de la Federación sea aprobado por ambas Cámaras del Congreso de la
Unión. Asimismo es indispensable que constitucionalmente se considere la
posibilidad de que previo al inicio del ejercicio fiscal no exista un Presupuesto
20 Para un análisis detallado del por qué de la propuesta de reelección así como de la
conformación del Congreso de la Unión en caso de existir esta reelección, véase Katz [1999].
Hacia una política fiscal de estabilidad 183
5. Referencias
[1]. Aspe, P. (1993) Economic Transformation. The Mexican Way, MIT Press.
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1651, National Bureau of Economic Research, Boston, E.U.A.
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Political Economy, Vol. 85, No. 3, junio de 1977: pp. 451-472.
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184 Gaceta de Economía, Suplemento