Está en la página 1de 235

tapaaa final 3/28/06 11:01 AM Page 1 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemologia:Tapa Epistemol.

ISSN 1666-244X

DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIONES

Paraguay 1338 (1057) Capital Federal


Teléfonos: (054-11) 4815-3290/91/98 Fax: 4813-5635
E-Mail: postmaster@uces.edu.ar
www.uces.edu.ar
tapaaa final 3/28/06 11:01 AM Page 2 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemologia:Tapa Epistemol.:

La Revista “Subjetividad y Procesos Cognitivos 1 - Epistemología” es una publicación


de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES),
Paraguay 1338, (1057) Buenos Aires, Argentina.
Editor responsable: Dr. David Maldavsky.
Arte y diseño gráfico: Ken S.A.
Registro de la propiedad intelectual en trámite.
ISSN 1666-244X

Se terminó de imprimir en el mes de Septiembre de 2001 en


Costasán S.R.L., Buenos Aires, Argentina.

Suscripciones, pedidos, colaboraciones e información:


UCES – Instituto de Altos Estudios en Psicología y Ciencias Sociales,
Paraguay 1338, (1057) Buenos Aires, Argentina.
pags. 1 a...8 3/28/06 11:21 AM Page 1 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemolog

CONSEJO SUPERIOR ACADEMICO

Presidente
Ing. Jorge Tomás Mostany

Consejeros
Prof. Dr. Fortunato Benaim
Sr. Alberto Borrini
Dr. José Manuel Castelao Bragaña
Dr. Enrique Costa Lieste
Prof. Gregorio Klimovsky
Dr. Silvio S. Macchiavello
Dr. José E. Miguens
Prof. Antonio Salonia
Dr. Alberto Spota

AUTORIDADES UCES

Rector: Dr. Horacio A. O’Donnell

Vicerrector: Dr. Juan Carlos Gómez Barinaga


Vicerrector Area Evaluación Universitaria: Lic. Ricardo D. Beylis

Secretarios Académicos de Grado:


Lic. María Laura Pérsico
Arq. Eduardo Caprini Alvarez

Secretario Administrativo
Sr. Antonio Petrullo

CONSEJO DE ADMINISTRACION

Presidente: Sr. Manuel Cao Corral


Vicepresidente: Dr. Jorge Panick
Secretario: Dr. Horacio A. O’Donnell
Tesorero: Dr. Gabriel J. Herrero
Prosecretario: Dr. José A. Basso
Protesorero: Sr. Alberto Fernández Calvo
pags. 1 a...8 3/28/06 11:21 AM Page 2 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemolog

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

Carrera de Medicina
Director: Prof. Dr. Luis Nicolás Ferreira
Licenciatura en Administración de Servicios de Salud
Vicedirector: Dr. Mario Calvi
Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría
Director: Prof. Dr. Guillermo M. Scaglione
Licenciatura en Nutrición
Director: Prof. Dr. Isaías Schor

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS

Licenciatura en Administración de Empresas


Coordinador: Dr. José A. Basso
Licenciatura en Economía
Director: Lic. Nicolás Bacqué
Licenciatura en Recursos Humanos
Director: Dr. Armando Caro Figueroa
Carrera de Contador Público
Director: Dr. Juan José Cossio

FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES

Licenciatura en Marketing
Vicedirector: Lic. Fernando Martínez Cuerda
Licenciatura en Comercio Exterior
Director: Dr. HéctorArese
Licenciatura en Gerenciamiento Ambiental
Vicedirectora: Ing. Graciela Conesa
pags. 1 a...8 3/28/06 11:21 AM Page 3 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemolog

FACULTAD DE COMUNICACION SOCIAL

Licenciatura en Periodismo
Director: Dr. Carlos Campolongo
Licenciatura en Publicidad
Director: Prof. Gustavo Stadius
Licenciatura en Comunicación Social
Director: Lic. Fernando Laborda

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES

Carrera de Abogacía
Director: Dr. Jorge Alejandro Amaya
Licenciatura en Psicología
Director: Lic. Eduardo Said

DEPARTAMENTO DE POSGRADOS
Secretario Académico de Posgrados
Dr. Horacio Bullrich

INSTITUTOS

Instituto de Estudios de la Comunicación Institucional (ICOMI)


Director: Sr. Alberto Borrini
Instituto de Estudios e Investigaciones Ambientales (IEIA)
Directora: Prof. María del Carmen Galloni
Instituto de Estudios Laborales y Sociales (IDELAS)
Director: Lic. Fernando Laborda
Instituto de Calidad de Vida y Administración Sanitaria (ICVAS)
Director: Dr. Mario Calvi
Instituto de Altos Estudios en Psicología y Ciencias Sociales (IAEPSICS)
Director: Dr. David Maldavsky
pags. 1 a...8 3/28/06 11:21 AM Page 4 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemolog

DEPARTAMENTOS

Departamento de Desarrollo y Práctica Profesional


Dra. Liliana Arcavi
Departamento de Relaciones Internacionales
Dr. Horacio Bullrich
Departamento de Investigaciones
Lic. Gabriela Iglesias, Dante Avaro Sosa
Departamento de Relaciones Institucionales
Lic. Rubén Martínez
Departamento de Capacitación Docente
Lic. Ivana Garzanitti
Departamento de Deportes
Sr. Alberto Fernández Calvo
Departamento de Extensión Universitaria
Sr. Jorge Alonso

CATEDRAS

Cátedra España
Sr. Manuel Cao Corral
Cátedra Italia
Sr. Aldo R. Bonacina
Cátedra Asia Pacífico
Prof. Horacio Taro Seno Díaz
Cátedra Nórdica
Prof. Gustavo Stadius
Cátedra Alemania
Lic. Esteban Mizrahi
Cátedra Perina
Dr. Horacio Bullrich
pags. 1 a...8 3/28/06 11:21 AM Page 5 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemolog

Instituto de Altos Estudios en Psicología y Ciencias Sociales


Director: Dr. David Maldavsky

Comité Científico
Catherine Barral (CTNERHI, París)
Ricardo Bernardi (Asociación Psicoanalítica del Uruguay,
Universidad de la Rep. Oriental del Uruguay)
Wilma Bucci (Derner Institute of Advanced Psychological Studies,
Adelphi University, N.Y.)
Mabel Burin (Universidad de Ciencias Empresariales y
Sociales, Buenos Aires)
Aníbal Duarte (Universidad de Buenos Aires)
Horacio Etchegoyen (Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires)
Eva Giberti (Universidad de Buenos Aires,
Universidad Nacional de General San Martín)
Horst Kächele (German Psychoanalytical Association,
Universidad de ULM, Alemania)
Bianca Lechevalier (Asociación Psicoanalítica de Francia,
Universidad de Caën)
Adela Leibovich de Duarte (Universidad de Buenos Aires, SAP)
Lester Luborsky (American Psychoanalytic Association,
Society for Psychotherapy Research)
David Maldavsky (Universidad de Ciencias Empresariales
y Sociales, Buenos Aires, Society for Psychotherapy Research)
Paulo Luiz Roza Sousa (Universidad Católica de Pelotas, Sociedad
Psicoanalítica Provisional de Pelotas, Brasil)
Enrique Segura (UBA/Conicet)

Comité Editor
Osvaldo Bodni (Asociación Psicoanalítica Argentina, UCES)
Irene L. Cusien (Asociación Psicoanalítica Argentina, UCES)
Diego Moreira (UCES)
pags. 1 a...8 3/28/06 11:21 AM Page 6 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemolog
pags. 1 a...8 3/28/06 11:21 AM Page 7 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemolog

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS
COGNITIVOS
1

Epistemología

ISSN 1666-244X
pags. 1 a...8 3/28/06 11:21 AM Page 8 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemolog

Indice

La integración entre psicología cognitiva y


neurociencias: una necesidad recíproca 9
Juan Fernando Adrover y Aníbal Duarte

En apoyo de la inferencia psicoanalítica:


El rol de los modelos psicológicos 20
Wilma Bucci

Algo más sobre el testeo del proceso clínico 34


R. Horacio Etchegoyen

Conferencias de José Luis Etcheverry 60

Entre construccionismo social y realismo


¿Atrapado sin salida? 104
Eduardo E. Gosende

Sobre la investigación clínica en psicoanálisis:


deslinde de una perspectiva 128
David Maldavsky

Sobre la investigación en psicoanálisis 159


Diego Moreira

Lacan, una irrupción bárbara 181


Eduardo Pérez Peña

Un inquietante epistemológico:
Diálogo entre disciplinas 191
Paulo Luis Rosa Sousa, Agemir Bavaresco y Flavio
Martinez de Oliveira

Sobre la cuestión de la refutabilidad y la investigación


clínica planificada en psicoanálisis 219
Daniel Widlöcher
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 9 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemol

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

LA INTEGRACION ENTRE PSICOLOGIA


COGNITIVA Y NEUROCIENCIAS:
UNA NECESIDAD RECIPROCA1
Juan Fernando Adrover 2 y Aníbal Duarte 3

Resumen
En el presente trabajo se plantea la necesidad de integración entre las investiga -
ciones en psicología y las investigaciones en neurociencia. En primer lugar, esta
necesidad se apoya en razones filosóficas: generar una explicación de la mente
humana compatible con el materialismo. En segundo lugar, las investigaciones en
neurociencias requieren datos y teorías psicológicas adecuadas para poder estable -
cer las funciones de los sistemas cerebrales. En tercer lugar, los datos neuropsi -
cológicos son a menudo cruciales para decidir entre teorías psicológicas rivales. Se
analizan, además, el carácter del lenguaje como fenómeno a la vez social y biológi -
co, y su papel estructurante para distintas competencias de la mente humana, como
un ejemplo paradigmático de la imposibilidad de generar una explicación de una
competencia cognitiva compleja sin integrar información de diferentes disciplinas.

Summary
This paper is about the need of integration between psychology research and neuro -
science research. First, this need is based in philosophical reasons: to generate an
explanation of human mind according with materialism. Second, neuroscience
research needs data and psychology theories which fits to establish cerebral systems
functions. Third, neuropsychology data are often very important to decide between
psychological rivals theories. Language´s features are analysed as social and bio -
logical issues, and his structural function in different competences of human mind as
a paradigmatic example of the impossibility to generate an explanation of the com -
plex cognitive competence without the integration of the information of different dis -
ciplines.

La relación entre el estudio de la mente y de la conducta que realiza la psicología y


el estudio del cerebro humano y sus funciones realizada por las neurociencias,

1 El presente trabajo constituye una ampliación del artículo “Psicología y Neurociencias: Una integración
concebible” (Adrover y Duarte, 2000, en Psicología: Publicación Mensual Informativa, Facultad de Psi-
cología, Universidad de Buenos Aires, nº 88) publicado en el marco de un debate sobre las relaciones en-
tre la psicología y las neurociencias.
2 Becario del Programa FOMEC e integrante del Programa de Estudios Cognitivos, Instituto de Investiga-
ciones, Facultad de Psicología, UBA.
3 Profesor Titular Consulto Regular de Psicología General (Cátedra 1) y Director del Programa de Estu-
dios Cognitivos, Instituto de Investigaciones, Facultad de Psicología, UBA.

“2001, 1” 9
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 10 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

aunque ineludible y necesaria, no está exenta de dificultades, equívocos y diferencias


epistémicas y metodológicas. Estas dificultades se ponen especialmente de relieve
debido a los requerimientos recíprocos de los conocimientos que esas distintas disci-
plinas generan y demandan.

El objetivo de este artículo es señalar algunos de los problemas suscitados en el


campo de la psicología cognitiva al respecto, aun cuando éste constituya el enfoque
teórico y metodológico que mayor influencia y complementación ha alcanzado con
las ciencias del cerebro, e indicar, a su vez, cómo una mayor integración puede no
sólo posibilitar la explicación de la relación entre cerebro, mente y conducta, sino,
incluso, permitir sortear escollos y limitaciones surgidas en el interior de las ciencias
cognitivas. Lejos de realizar un planteo exhaustivo y sistemático, deseamos, con
todo, hacer explícita una posición frente al problema que, si bien no es original (es
una combinación de posturas filosóficas disponibles), entendemos que es consistente
con los datos psicológicos y neurocientíficos y promueve una integración de los mis-
mos sin establecer como programa una reducción de ambos tipos de conocimiento a
alguna formulación más básica (incluso cuando no dejamos de simpatizar de modo
abstracto con el ideal teórico de una ciencia unificada).

En relación al carácter ontológico de los fenómenos mentales, asumimos que,


independientemente de cómo sean caracterizados, constituyen una parte del
mundo físico. Es decir, asumimos una posición monista respecto del problema
mente-cuerpo. La tesis de la indentidad mente-cerebro ha sido una de las formas
de plantear los problemas relacionados de la naturaleza de lo mental, su status
ontológico y el tipo de relaciones que se dan entre fenómenos mentales y físicos
(e.g., ¿se trata de relaciones causales?). La afirmación básica de esta tesis es que
los estados mentales son estados neurofisiológicos. Esto parece “resolver” el
problema ontológico, pero deja abiertos otros interrogantes. Según esta tesis, los
enunciados psicológicos y los enunciados producidos por las neurociencias se
refieren a la misma realidad física, pero la describen de diferente manera. Aquí se
plantean al menos dos problemas: a) ¿son esos enunciados reducibles los unos a
los otros?; b) al margen de que sean potencialmente reducibles: ¿esa reducción
implicará la posibilidad teórica de eliminar una de las descripciones o niveles de
análisis? ¿O en el nivel psicológico, por ejemplo, se podrán siempre realizar
predicciones o dar explicaciones de determinados fenómenos imposibles de
generar desde el nivel más básico? Situados en el estado de conocimiento actual
la respuesta es clara: las teorías psicológicas permiten explicar fenómenos, encon-
trar regularidades y generar predicciones, que son imposibles de realizar a partir
del conocimiento existente de los procesos cerebrales. Por tanto, el conocimiento
psicológico es actualmente irreductible (al menos sin pérdida de información cru-
cial y relevante) a ningún nivel más básico de descripción. Ahora bien, si, inde-
pendientemente del estado de conocimiento actual, es teóricamente reducible, es
una cuestión filosófica abierta.

10 “2001, 1”
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 11 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

A nuestro juicio, además, en última instancia, es una cuestión empírica, que depen-
derá de la evolución de esos propios conocimientos. Por el momento, como
comentaremos más adelante, se puede señalar que la integración recíproca de esos
conjuntos de investigaciones ha supuesto importantes avances tanto en la compren-
sión del funcionamiento del cerebro humano y sus diferentes estructuras, como en la
discriminación y definición de sistemas y funciones mentales.

Desde un punto de vista teórico, sin embargo, la teoría de la identidad ha suscitado


un amplio conjunto de problemas y de posiciones filosóficas alternativas, imposibles
de analizar aquí (para una revisión ver Bechtel, 1988; Rabossi, 1995).
Mencionaremos, no obstante, uno de esos problemas. Dos personas pueden detentar
lo que, analíticamente, en términos conceptuales o semánticos, podemos considerar
la misma idea y, sin embargo, los procesos que la implementan a nivel cerebral,
pueden ser diferentes (no completamente diferentes, por supuesto, pero lo suficiente
como para que teniendo en cuenta los patrones de activaciones neurales y de proce-
sos neurofisiológicos involucrados, sea imposible identificarlos como idénticos). Es
decir, que los estados mentales sean procesos cerebrales no supone necesariamente
que lo que individuamos e identificamos como el mismo tipo de estado mental, sea
realizado siempre por el mismo tipo de proceso cerebral. Davidson (1970), por ejem-
plo, defiende que cada evento mental es un fenómeno físico, pero cuando en difer-
entes ocasiones una misma persona o dos personas distintas detentan el mismo even-
to mental, no necesariamente, en ambas ocasiones han estado en el mismo tipo de
estado neurofisiológico: la realización a nivel físico puede diferir, lo que conlleva la
potencialmente desastrosa consecuencia de que no puedan establecerse leyes para
correlacionar los tipos de estados psicológicos con tipos de estados neurofisiológi-
cos.

El funcionalismo ha supuesto una vía de superación de este problema (conocido


como el problema de la realizabilidad múltiple): los estados mentales se definen en
función de sus relaciones causales con otros estados mentales e independientemente
de los fenómenos físicos que los realizan. Procesos que desde un punto de vista com-
putacional son idénticos pueden ser físicamente diversos, las propiedades computa-
cionales pueden ser caracterizadas funcionalmente en términos de sus roles causales
de modo autónomo a los procesos físicos que las implementan, los cuales pueden
variar, e incluso estar realizados en diferentes substratos físicos. Esta posición filosó-
fica es conocida como funcionalismo o teoría de la identidad como instancia (Block
y Fodor, 1972; Fodor, 1975; Putman, 1967/1980, 1975). Un corolario inmediato de
esta posición es que los fenómenos mentales pueden identificarse y definirse con
independencia de su constitución física variable. Esto comporta una autonomía real
a la explicación psicológica y una justificación para la desconsideración teórica de la
base neuronal que implementa los procesos mentales (redefinidos como computa-
cionales). Esta posición fundamentó en sus comienzos el desarrollo y la expansión
de la psicología y la ciencia cognitiva. Sin embargo, implicaba presupuestos y

“2001, 1” 11
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 12 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

restricciones que la propia investigación en psicología cognitiva ha pugnado por


superar. Entre las consecuencias negativas de la posición funcionalista clásica en
ciencia cognitiva hay que destacar: a) el carácter epifenoménico atribuido a la con-
ciencia o a la mente fenomenológica; b) la desconsideración de los datos y restric-
ciones provenientes de las neurociencias; c) la incapacidad para tener en cuenta en la
explicación de los procesos mentales el que éstos sean el resultado de un proceso de
desarrollo onto y filogenético, entre otros. Actualmente, la psicología cognitiva ha
modificado sus presupuestos más restrictivos y ha generado desarrollos importantes
en la explicación de la experiencia y la funcionalidad de la conciencia, tiene activa-
mente en cuenta tanto en la formulación como en la confrontación de sus modelos
teóricos las propiedades, limitaciones y características conocidas de los procesos y
sistemas cerebrales, y es frecuente replantear la explicación de los procesos cogni-
tivos en base a un sistema cognitivo que evoluciona, siendo la propia evolución un
componente esencial a explicar.

En concreto, la integración entre datos psicológicos y neuropsicológicos ha supuesto


grandes avances en la comprensión de los fenómenos mentales, así como también
respecto del funcionamiento del cerebro humano. Por ejemplo, la identificación de
múltiples sistemas de memoria ha sido posible mediante el estudio de las disocia-
ciones cognitivas producidas por diversos síndromes neuropsicológicos como la
amnesia anterógrada, la visión ciega, la prosopoagnosia, etc. Esas disociaciones
patológicas comportan el déficit o la alteración en una función cognitiva expresada
en claras manifestaciones conductuales, aun cuando se conserven el resto de las fun-
ciones mentales, e incluso capacidades cognitivas putativamente relacionadas o idén-
ticas. De este modo, por ejemplo, en el síndrome amnésico, el paciente no puede
generar nuevos engramas de memoria episódica a largo plazo, incluso cuando puede
aprender, a partir de los mismos episodios de aprendizaje respecto de los cuales no
puede incorporar información episódica explícita, nuevos patrones motores y per-
ceptivos, alguna —limitada— información léxica y semántica, y aun desarrollar
patrones de apego o rechazo emocional frente a personas o situaciones que manifi-
esta no recordar ni conocer en absoluto. El estudio anatómico del cerebro ha circun-
scripto lesiones específicas en ciertas estructuras neurales (especialmente en el
hipocampo y el lóbulo temporal medio) que causarían este déficit. Los psicólogos
cognitivos han logrado reproducir muchas de esas disociaciones a partir de manipu-
laciones experimentales en sujetos normales. Las modernas técnicas de neuroimagen
(Tomografía de Emisión de Positrones (PET); Resonancia Magnética Funcional
(fMRI)) que permiten estudiar on line las correlaciones entre una determinada activi-
dad cognitiva y la activación de determinados sustratos y sistemas neurales, han per-
mitido establecer, por ejemplo, que en las disociaciones generadas en los sujetos nor-
males, se produce la activación de determinados sistemas neurales (conservados en
los pacientes), mientras que los sistemas que están lesionados en los mismos no pre-
sentan activación durante la ejecución de esa tarea en particular en los sujetos nor-
males. Esto permite no sólo entender qué estructuras cerebrales subyacen a determi-

12 “2001, 1”
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 13 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

nadas capacidades cognitivas o desempeños conductuales, sino también comprender


sutiles distinciones entre procesos cognitivos que antes se consideraban de modo
global o indistinto, y descubrir contribuciones a una determinada operación cogniti-
va de sistemas y procesos cuya participación había sido negligida.

Desde las neurociencias se ha señalado reiteradamente la necesidad de contar con


teorías psicológicas que definan y analicen las competencias cognitivas en sus pro-
cesos y representaciones constitutivas, a fin de poder identificar los procesos y
estructuras neurofisiológicas que subyacen a ellos: sin un análisis de sus consecuen-
cias conductuales y sus concomitancias mentales, el estudio de los mismos estaría
imposibilitado de avanzar hacia los aspectos cognitivamente relevantes (Damasio,
1999; Gazzaniga, 2000). En este sentido, Ferreres (2000) señala que no en todos los
niveles de organización del sistema nervioso es preciso contar —para su estudio—
con datos y teorías psicológicas, pero sí lo es para las investigaciones que intentan
estudiar el funcionamiento de las redes neuronales organizadas en sistemas comple-
jos que integran, a menudo, diferentes regiones del encéfalo, y que son las que fun-
damentan las diversas competencias cognitivas propias de la mente humana y gener-
an los cambios y efectos a nivel conductual que estudia la psicología. Sencillamente
no es posible avanzar en la comprensión del funcionamiento y las funciones de esos
sistemas cerebrales sin el auxilio de las teorías psicológicas que describen y analizan
qué procesos de transformación de información con efectos mentales y conductuales
realizan.

Por otro lado, nosotros creemos que esta integración no es sólo necesaria para el
avance de las neurociencias, lo es para la propia explicación psicológica. Aquí nue-
vamente hay razones epistemológicas, como la necesidad de que el conocimiento
psicológico sea compatible con el conocimiento generado en otras áreas de investi-
gación, pero también la tendencia a la unificación del conocimiento científico puede
aportar datos relevantes para la depuración de los modelos psicológicos e incluso
para dirimir entre modelos rivales. Puede ser, por ejemplo, que dos teorías psicológ-
icas que postulan procesos y representaciones cognitivas diferentes permitan explicar
los mismos datos comportamentales, generen las mismas predicciones y sean,
además, igualmente compatibles con el resto de las teorías psicológicas establecidas,
lo que imposibilita decidir empíricamente entre ellas. Mientras la posición fun-
cionalista clásica en ciencia cognitiva fue hegemónica, este problema, denominado
el problema de la indeterminación de las teorías (e.g., Anderson, 1978) tendía a
resolverse por criterios formales tales como la parsimonia: se favorecía, por ejemp-
lo, a aquella teoría que suponía menos presupuestos teóricos.

Actualmente, antes que apelar a criterios de economía, se evalúa la consistencia de


las teorías con los datos provenientes de otras áreas de conocimiento relevantes,
especialmente se tienen en cuenta aquellos provenientes de las neurociencias. En
general, la psicología cognitiva actual tiende a desestimar los modelos que suponen

“2001, 1” 13
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 14 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

procesos computacionales que sean inviables a partir de lo que se conoce respecto


del funcionamiento de los sistemas del cerebro humano implicados. No sólo eso,
aunque la incidencia de los puntos que indicaremos a continuación no sea siempre
decisiva, la preocupación por tales fenómenos es representativa de las líneas de
desarrollo actual en psicología cognitiva: a) un modelo psicológico acerca de la
microgénesis de un determinado proceso cognitivo debe poder ser concebido como
el resultado de un proceso evolutivo (qué aspectos son producto de la evolución filo-
genética y cuáles del desarrollo ontogenético es un problema empírico a resolver en
cada caso, pues las distintas funciones psicológicas difieren al respecto) y b) la plau-
sibilidad psicológica de las teorías cognitivas también se contrasta con su capacidad
para explicar aspectos representativos de la experiencia fenoménica como el papel
funcional de la conciencia, o la existencia de imágenes mentales.

En el debate que originó este trabajo4, uno de los puntos en discusión era la inde-
pendencia o no de las ideas respecto de los procesos biológicos que las implementan
en el cerebro y la problemática explicación del lenguaje y la producción de signifi-
cados. Dennett (1991) plantea una alternativa a la concepción de las ideas como
meros procesos cerebrales o como integrantes del “mundo tres” de Popper (aquel
conformado por los productos culturales). Retoma la noción de memas, introducida
por Dawkins (1976), para referirse a las “unidades mínimas de transmisión cultural”
capaces de replicarse. El soporte de estos memas, por otra parte, no está restringido
a procesos cerebrales internos, sino que es susceptible de distintos tipos de andami-
ajes externos (símbolos, textos, imágenes, lenguaje natural, registros culturales de
diversa índole). Pero para que esta información pueda ser tal, debe ser procesada (o
ser interpretada) por un cerebro humano. Sólo entonces el significado de la idea que
transmite puede ser actualizado en esa mente individual. De hecho, si todos los cere-
bros desaparecieran instantáneamente del universo, todos los registros culturales de
ideas, textos, palabras y significados se transformarían, ipso facto, en algo tan car-
ente de significado como un grano de arena. Pero, también, si todos los registros cul-
turales de ideas y de conocimiento y todos los adultos y niños culturizados del mundo
desaparecieran instantáneamente, incluso a los ya evolucionados cerebros (que lle-
van más de 100.000 años comunicándose mediante el lenguaje y 10.000 años pro-
duciendo registros simbólicos externos) de los recién nacidos (únicos sobrevivientes
de este cataclismo imaginario, a los que, además, por una enorme licencia del argu-
mento, atribuimos la capacidad de sobrevivir y de llegar a reproducirse, etc.) les
tomaría incalculables generaciones llegar a desarrollar una cultura, un lenguaje com-
partido, significaciones y conocimiento, aun cuando sus cerebros tengan una venta-
ja de 2 millones de años de evolución respecto de los primeros homínidos que pro-
dujeron útiles líticos (por situar un límite en algún lado). Por otra parte, qué lengua-
jes, símbolos, significaciones e ideas desarrollarían es impredecible.

4Ver Psicología: Publicación Mensual Informativa, Facultad de Psicología, UBA, números 85, 86, 87,
88, y 90.

14 “2001, 1”
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 15 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Clark (1997) ha argumentado, retomando algunas ideas de inspiración Vigotskyana


y recientes desarrollos en robótica y en la teoría de los sistemas dinámicos, que las
neurociencias y la psicología cognitiva deben incluir en las explicaciones de los pro-
cesos y productos cognitivos, y de los procesos neurofisiológicos que subyacen a
ellos, el conjunto de andamiajes externos que vehiculizan información. Una infor-
mación que incide sobre los propios procesos cerebrales reconocedores de patrones
y genera modificaciones estructurales en los mismos, dando lugar a competencias
que serían imposibles de desarrollar sin ese proceso de interacción y apoyo en estruc-
turas de datos externos generados y transmitidos culturalmente. La mayoría de nues-
tras actividades cotidianas está mediada por registros simbólicos externos (e.g., la
agenda según la cual planificamos nuestras actividades y utilizamos como ver-
daderas ortopedias mnémicas) e incluso por sistemas que transforman de acuerdo a
reglas sofisticadas información —reglas que a menudo no conocemos— y que nos
permiten operar con un producto que de otro modo no estaría a nuestro alcance
(desde una calculadora de bolsillo a un programa informático para cálculos científi-
cos). La autonomía funcional de nuestras mentes respecto de esos artilugios (nuestra
mente no se detiene si perdemos nuestra agenda o si se incendia nuestra computado-
ra) no debiera ocultarnos la crucial importancia que ha tenido para el desarrollo de
muchas de nuestras competencias la interacción continua con productos culturales
complejos que registran y/o transforman información. Uno de los primeros artefac-
tos culturales y, sin duda, el de más grávidas consecuencias es, precisamente, el
lenguaje natural. La evolución filogenética se ha encargado de especializar sistemas
específicos en el cerebro para su adquisición, producción y comprensión. Pero el
lenguaje —como la teoría psicoanalítica ha insistido numerosas veces— no es sólo
un formidable medio de comunicación. Investigadores de diferentes disciplinas,
como el psicolingüista Ray Jackendoff (1996), los filósofos Dan Dennett (1991,
1995), Peter Carruthers (1996) y Andy Clark (1997) han argumentado que el lengua-
je, además de su función esencial en la comunicación humana, tiene un papel estruc-
turante sobre otros procesos cognitivos y comporta la aparición, por ejemplo, de
tipos y modalidades específicos de recuerdos y de particulares procesos de pen-
samiento, que resultarían imposibles sin las representaciones estructuradas que éste
provee. No todas las formas de registro mnémico requieren lenguaje, pero sin la exis-
tencia de representaciones linguaformes en un formato declarativo, probablemente
no se hubieran desarrollado las formas de recuerdo episódico y autobiográfico que
constituyen el núcleo de lo que desde las categorías del sentido común denominamos
“memoria”. A su vez, a partir de la conformación de sistemas de memoria explícita
y declarativa se pueden redescribir a ese formato representacional otras formas de
registro mnémico no declarativas: uno puede, por caso, realizar el esfuerzo de explic-
itar e incluso describir en una receta comunicable, el conjunto implícito de proced-
imientos sensomotores que realiza para estacionar el coche (sin perder por esto, afor-
tunadamente, las memorias procedurales que median esa pequeña magia urbana).
Formas sofisticadas de pensamiento, como el pensamiento analógico, son posibles

“2001, 1” 15
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 16 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

sólo a partir de la existencia de información representada en un formato declarativo:


son las nuevas propiedades computacionales que emergen de estas representaciones
linguaformes las que permiten el desarrollo de las comparaciones estructurales y sis-
temáticas que constituyen las analogías. Los procesos de cómputo se definen a par-
tir de las características de las representaciones sobre las que operan, en este sentido,
el contar con representaciones estructuradas, analizables en sus componentes, per-
mite que surjan formas especializadas de establecimiento de correspondencias y de
inferencias (que denominamos “analogías”) a partir de formas de comparación y
reconocimiento de similitud más básicas, que no requieren lenguaje para su fun-
cionamiento (Adrover y Minervino, 2000). El caso del lenguaje humano es el ejem-
plo paradigmático de una competencia que, tanto en su evolución ontogenética como
filogenética, es un fenómeno factible de ser analizado como proceso biológico, psi-
cológico y cultural, con influencias recíprocas y consecuencias estructurales en la
propia conformación del sistema nervioso, las competencias cognitivas y los pro-
ductos culturales.

En resumen, algunas conclusiones que podemos extraer de lo que hemos planteado


en este trabajo son las siguientes:

(1) La mente humana es un producto de la evolución biológica en la que lo social y


lo cultural son constituyentes inherentes y resultan, a la vez, consecuencias y causas
del producto.

(2) El lenguaje tiene, desde el origen, un componente social y biológico. En la actu-


alidad hay estudios desde diferentes disciplinas acerca del uso del lenguaje, sus bases
cerebrales, los procesos psicológicos implicados en su producción y comprensión,
etc. No hay razones para pensar —por ejemplo— que éstos puedan ser contenidos en
una teoría unificada de base biológica, aun cuando la capacidad para adquirir un
lenguaje sea parte del patrimonio genético de la especie, y el uso del lenguaje que
realizamos como individuos esté basado en la actividad de sistemas neurales especí-
ficos.

(3) Los productos culturales adquieren un carácter externo e independiente de los


cerebros individuales que han participado necesariamente en su producción, y al
interactuar con éstos pueden modificar parcialmente su estructura y funcionamiento.

(4) No sólo las neurociencias necesitan de teorías y datos psicológicos para


establecer el funcionamiento y las funciones de los distintos sistemas cerebrales,
a su vez los datos neuropsicológicos pueden decidir entre teorías psicológicas
que resultan indistinguibles empíricamente a partir de datos conductuales y com-
putacionales. Esos datos pueden constituir, además, una fuente independiente de
información para elaborar los modelos teóricos que explican los procesos psi-
cológicos.

16 “2001, 1”
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 17 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

(5) En función de los resultados efectivos obtenidos en las últimas décadas, creemos
que una mayor integración entre los conocimientos (y, por tanto, también en los
métodos de producción y validación de los mismos) de la psicología cognitiva y las
neurociencias, sólo puede aportar una mayor inteligibilidad a los fenómenos men-
tales y cerebrales. Por otro lado, en general, creemos que la historia de la ciencia
enseña que la unión de conocimientos antes disociados, permite la explicación y
exploración de nuevos fenómenos y en este sentido es positiva, aun cuando alber-
gue la posibilidad (el equívoco) de incurrir en parciales reduccionismos o de
exportar restricciones metodológicas inconvenientes de un dominio al otro: la
denuncia y superación de estos últimos —en todo caso— es parte del desarrollo
de la actividad científica y no deja, en sí mismo, de generar nuevos conocimien-
tos.
Descriptores:
neurociencia / investigación / lenguaje / mente / conducta / cerebro / psicología
cognitiva / funcionalismo / estados psicológicos / estados neurofisiológicos /
conciencia / memoria / redes neuronales / imágenes mentales / información.

neuroscience / research / language / mind / conduct / brain / cognitive psychology /


functionalism / psychological states / neuropsychological states / conscience /
memory / neural networks / mental images / information.

Referencias
- Adrover, J. F. y Minervino, R. A. (2000), El proceso de re-representación y el pro-
ceso de redescripción representacional en la comparación analógica. Coloquio
Internacional: Temas Actuales de Psicología Cognitiva y Filosofía de la Mente.
SADAF, Facultad de Filosofía y Letras y Facultad de Psicología, Universidad de
Buenos Aires, Buenos Aires, julio (en prensa).

- Anderson, J. R. (1978), Arguments concerning representations for mental imagery.


Psychological Rewiew, 85, 249 277.

- Bechtel, W. (1988), Philosophy of mind: An overview for cognitive science.


Hillsdale, NJ: Erlbaum (Filosofía de la mente: Una panorámica para la ciencia cog -
nitiva. Madrid: Tecnos, 1991.).

- Block, N. y Fodor, J. A. (1972), What psychological states are not?


Philosophical Rewiew, 81, 159-181.

- Clark, A. (1997), Being there: Putting brain body, and world together again.

“2001, 1” 17
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 18 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Cambridge, MA: MIT Press (Estar ahí: Cerebro, cuerpo y mundo en la nueva cien -
cia cognitiva. Barcelona: Paidós, 1999.).

- Damasio, A. (1999), The feeling of what happens (Sentir lo que sucede: Cuerpo y
emoción en la fábrica de la consciencia. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello
2000.).
- Davidson, D. (1970), Mental events. En L. Foster y J. W. Swanson (Eds.), Experience
and theory (pp. 79-101). Amherst, MA: Univ. of Massachusetts Press.

- Dawkins, R. (1976), The selfish gene. Oxford: Oxford Univ. Press (El gen egoísta.
Barcelona: Labor, 1979.).

- Dennett, D. (1991), Consciousness Explained. New York: Little, Brown and Co.
(La conciencia explicada: Una teoría interdisciplinar. Barcelona: Paidós,
1995.).

- Dennett, D. (1995), Darwin´s dangerous idea: Evolution and the meanings of life.
New York: Simon and Schuster.

- Carruthers, P. (1996), Lenguage, thought and consciousness: An essay in philo -


sophical psychology. Cambridge: Cambridge Univ. Press.

- Ferreres, A. (2000), Psicología y neurociencias: Una integración necesaria para el


estudio de la relación mente/cerebro. Psicología: Publicación Mensual Informativa,
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, (Año 10) 90, 7.

- Fodor, J. A. (1975), The lenguage of thought. New York: Crowell (El lenguaje del
pensamiento. Madrid: Alianza, 1985.).

- Gazzaniga, M. S. (2000), Cognitive neuroscience: A reader. Oxford: Blackweell.

- Jackendoff, R. (1996). How language helps us think. Pragmatics and Cognition, 4,


1-24.

- Putnam, H. (1967), Psychological predicates. En W. H. Capitan y D. D. Merril

18 “2001, 1”
pags. 9 a ..19 3/28/06 11:22 AM Page 19 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

(Eds.), Art, mind, and religion (pp. 37-48). Pittsburgh: Univ. of Pittsburgh Press.
Reimpreso como “The nature of mental states” en N. Block (Ed.), Readings in
philosophy of psychology (Vol. 1, pp. 222 231). Cambridge, MA: Harvard Univ.
Press, 1980.

- Putnam, H. (1975), The meaning of “meaning”. En K. Gunderson (Ed.), Language,


mind, and knowledge, (pp. 131-193). Minneapolis: Univ. of Minnesota Press.

- Rabossi, E. (1995), La tesis de la identidad mente-cuerpo. En F. Broncano (Ed.), La


mente humana (pp. 17-42). Madrid: Trotta.

Primera versión: 28 de octubre de 2000

Aprobado: 5 de marzo de 2001

“2001, 1” 19
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 20 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

EN APOYO DE LA INFERENCIA
PSICOANALITICA:
EL ROL DE LOS MODELOS PSICOLOGICOS
Wilma Bucci1

Resumen
El nivel psicológico de explicación prevaleció en los escritos de Freud. La metapsi -
cología fue un intento epistemológico innovador cuyo objetivo era construir un mod -
elo teórico del aparato psíquico como un análogo del campo físico; la distribución
de la energía (mental) en un sistema cerrado, utilizando principios de la mecánica
newtoniana. Aunque en el presente, a la luz de los trabajos científicos actuales en
psicología cognitiva y neuropsicología, la metapsicología se reconoce inadecuada,
las ideas básicas de Freud respecto de la necesidad de un modelo psicológico siguen
siendo firmes. Proveer un marco teórico para la inferencia desde los hechos observ -
ables (como en la sesión) hasta la experiencia interna, tanto inconsciente como con -
sciente, y dar cuenta de la interacción entre hechos mentales y somáticos, central
para el psicoanálisis. Se presenta una nueva perspectiva en el problema “mente-
cuerpo” y se discuten tres niveles de relaciones teóricas que incluyen constructos
hipotéticos de la emoción, mente, cuerpo y cerebro.

Summary
The psychological level of explanation was dominant in Freud’s writings. The
metapsychology was an epistemologically innovative attempt to construct a theoret -
ical model of the psychical apparatus as an analogue to a physical domain, the dis -
tribution of (mental) energy in a closed system, using principles of Newtonian
mechanics. While the metapsychology is now recognized as inadequate, in the light
of current scientific work in cognitive psychology and neuropsychology, Freud’s
basic insight concerning the need for a psychological model remains sound, to pro -
vide a theoretical framework for inference from observable events (as in the session)
to inner experience, unconscious as well as conscious, and to account for the inter -
action between mental and somatic events that is central to psychoanalysis. A new
perspective on the “mind-body” problem is presented, and three levels of theoretical
relationships involving hypothetical constructs of emotion, mind, body and brain are
discussed.

La estrategia científica de Freud, así como la de toda la ciencia moderna, dependía


de la inferencia proveniente de los hechos observables hacia los constructos hipotéti-
cos, dentro de un marco teórico o red nomológica. El campo en el que el psicoanáli-
1 Derner Institute of Advanced Psycholgical Studies, Adelphi University.

20 “2001, 1”
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 21 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

sis establece inferencias es la emoción y la mente, específicamente incluyendo aspec-


tos de la experiencia subjetiva que van más allá de lo fenomenológico, es decir, expe-
riencias de las que el mismo sujeto no es consciente. Estas estrategias se aplican a las
inferencias teóricas generales concernientes a la estructura y función del aparato
psíquico; esto se aplica tanto a inferencias clínicas específicas cuanto a la experien-
cia inconsciente para cada paciente individual, sobre la base de las palabras que se
dicen en una sesión.

Se debió al insight de Freud el haber reconocido la necesidad de un modelo teórico


del aparato psíquico como el contexto necesario para esta inferencia, precisamente
en el sentido en el que los científicos aplican los modelos teóricos hoy en día,
incluyendo a los psicólogos cognitivos. Los hechos mentales y emocionales, tal
como figuran en una teoría científica, tienen el mismo status que las partículas, el
“big bang”, los agujeros negros, o la vida en la Edad de Bronce; todos son entidades
teóricas que no pueden ser observadas directamente y cuya existencia está definida
en relación con otros conceptos y con hechos observables. La necesidad de un marco
teórico como base de esta inferencia de acontecimientos psíquicos fue una de las con-
tribuciones más originales de Freud y merece ser reconocida más ampliamente por
los científicos cognitivos modernos (Bucci, 2000).

Freud mostró alguna temprana vacilación en caracterizar el nivel explicativo repre-


sentado en su metapsicología. Al comienzo, trató de “crear una psicología que fuese
una ciencia natural; esto es, representar los procesos psíquicos como estados deter-
minados cuantitativamente de partículas materiales especificables” (Freud, 1895, p.
355). Aquí aparece igualando los niveles de explicación metapsicológico y biológi-
co y distinguiéndolos del nivel psicológico, representado por la teoría de la real-
ización de deseos. Sin embargo, en sus escritos a partir de 1900 deja de lado el aspec-
to biológico. Por ejemplo, en 1900 escribe:
“Dejo de lado totalmente el hecho de que el aparato mental por el que estamos pre-
ocupados aquí también es conocido por nosotros en su forma de un preparado
anatómico, también, evito cuidadosamente la tentación de determinar localidades
psíquicas de alguna forma anatómica. Me mantendré dentro de los postulados psi-
cológicos...” (Freud, 1900, p. 536).

Desde 1900 hasta su última formulación en el Esquema (Freud, 1940), Freud con-
tinúa desarrollando su innovadora concepción del aparato psíquico como un modelo
teórico abstracto. Utilizó una serie de modelos abstractos y metáforas para caracteri-
zar aspectos particulares del funcionamiento mental:
“Consideramos que la vida mental es la función de un aparato al que le adjudicamos
las características de ser extenso en el espacio y de estar constituido por varias
partes...al que imaginamos como un telescopio o microscopio o algo similar.A pesar
de algunos intentos anteriores en la misma dirección, la realización consistente de
una concepción como esta es una novedad científica” (Freud, 1940, p. 145).

“2001, 1” 21
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 22 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Freud estaba en lo correcto en su planteo referido a la naturaleza innovadora de este


punto de vista, en el contexto de la psicología de su época. Ninguno de los estudios
de psicofisiología, o las escuelas de introspeccionismo o conductismo que domina-
ban la psicología académica de los primeros años de este siglo, brindaban un marco
útil para el estudio de la experiencia subjetiva, ya fuese consciente o inconsciente, o
para el estudio de la emoción, o la interacción del cuerpo y la mente. Esta era la lagu-
na que Freud pensaba llenar; darle a la psiquiatría el fundamento psicológico que le
faltaba y proveer un marco de trabajo para el estudio de la convergencia de los pro-
cesos mentales y somáticos, en los procesos adaptativos en funcionamiento y en los
desórdenes emocionales.

En otro contexto, apeló al entonces nuevo mecanismo del teléfono, como una base
para la comprensión de la comunicación inconsciente.

“Así como el receptor vuelve a convertir en sonido las ondas de las oscilaciones eléc-
tricas en las líneas telefónicas, que funcionaban con ondas sonoras, del mismo modo
el inconsciente del médico está posibilitado, a través de los derivados del incon-
sciente que le son comunicados, a reconstruir aquello inconsciente que determinó las
asociaciones libres del paciente” (Freud, 1912, p. 115).

En su breve nota “La pizarra mágica”, Freud (1925) brinda un modelo del aparato
perceptual, con su ilimitada capacidad para nuevas percepciones por un lado, y la
capacidad para las huellas mnémicas permanentes por el otro. Este modelo sigue
siendo aplicable, en muchos aspectos, a la secuencia del proceso de información tal
como lo plantea actualmente la psicología cognitiva (Hunt & Ellis, 1999).

El modelo más incluyente acerca de la mente de Freud, la metapsicología, fue desar-


rollado siguiendo esta misma estrategia científica. La metapsicología fue un modelo
abstracto basado en la distribución de energía mental en el aparato psíquico, uti-
lizando principios de la mecánica newtoniana; esta concepción fue mantenida tanto
en la teoría estructural cuanto en la topográfica. Aunque existen importantes diferen-
cias entre estas dos teorías, ambas suponen que las energías mentales derivan de
fuentes somáticas, provenientes de los instintos o pulsiones; que el aparato psíquico
está inactivo hasta que es estimulado; que la construcción de la energía instintiva pro-
duce displacer y que la actividad mental está dirigida hacia la reducción de la energía
instintiva, por medio de la descarga o la represión. Ambas suponen que el lenguaje
está asociado con la contención de la energía, y las funciones no verbales están aso-
ciadas con los componentes más primitivos del aparato: en el modelo topográfico
con el inconsciente; y en el modelo estructural con el ello; en ambos casos están aso-
ciados con el proceso primario de pensamiento.

El fracaso del modelo energético fue discutido en detalle en otro trabajo (Bucci,
1997a; Eagle, 1984; Holt, 1985). En general, la utilidad de los modelos teóricos de

22 “2001, 1”
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 23 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

pensamiento dependen de su adecuación a las operaciones mentales que son mode-


ladas. Como señalaron Holt y otros, el organismo humano no puede ser construido
de manera útil como el tipo de sistema cerrado en el que se pueden aplicar los prin-
cipios de distribución de la energía, como son postulados en la metapsicología (Holt,
1989; Bertalanffy, 1950). Por esta y otras razones, muchos analistas teóricos
plantearon el rechazo de la teoría energética (Gill, 1976; Holt, 1967, 1976; Klein,
1976, Rubinstein, 1965; Schafer, 1976). Desafortunadamente, en el proceso también
rechazaron la empresa general de construir un modelo psicólogico básico para el psi-
coanálisis. Por ejemplo, Gill and Klein propusieron una teoría clínica o fenome-
nológica; Rubinstein argumentó a favor de una neurofisiológica, o teoría “protoneu-
rofisiológica”, y Schafer plantea un acercamiento hermenéutico.

El insight básico de Freud acerca de la necesidad de un modelo teórico sigue siendo


sólido. El hecho de que la metapsicología no tuvo éxito como una base para un desar-
rollo teórico posterior o para la investigación no se debe considerar como la idea de
que la empresa de construir un modelo en sí misma falló. Actualmente, los investi-
gadores cognitivistas utilizan una heurística similar para crear las bases de modelos
mentales en estructuras derivadas de otros campos. El punto de vista dominante en
la construcción de modelos en la ciencia cognitiva está basado en la arquitectura y
función del proceso de información en la computadora Von Neumann (Simon y
Kaplan, 1989). Esta ha sido una fuente productiva de hipótesis referidas a las fun-
ciones mentales humanas, aunque actualmente se reconocen, en mayor medida, sus
limitaciones. Los modelos basados en redes neurales se están desarrollando dentro de
la ciencia cognitiva para dar cuenta de aspectos del funcionamiento mental que eran
difíciles de explicar por las teorías simbólicas clásicas (Rumerhart, et al., 1986).
Modelos teóricos adicionales del cuerpo, emoción y mente son requeridos para lle-
var adelante las empresas científicas psicoanalítica y cognitiva. Tal como discutí en
detalle en otro lugar (Bucci, 1997b), una riqueza de conceptos y métodos son brinda-
dos actualmente por la psicología cognitiva moderna, la psicología del desarrollo y
la teoría de las emociones y pueden ser utilizadas para hacer surgir el desarrollo de
un nuevo y sistemático modelo para la comprensión psicoanalítica del aparato
psíquico.

La naturaleza de un modelo psicológico


Gill (1976) argumentaba que los conceptos fisiológicos no pueden proveer un nivel
adecuado de explicación sobre los hechos psicológicos. Considerando a la signifi-
cación psicológica como un equivalente a la intencionalidad o a la experiencia
fenomenológica, él estaba fundamentalmente correcto en este punto: Sin embargo,
Gill, al igual que Klein, parece —inexplicablemente— restringir el modelo psi-
cológico a los hechos conscientes. Rubinstein (1965) buscaba un nivel de explicación
que no estuviese restringido a la experiencia consciente, pero para desarrollar una
teoría explicativa de este tipo, consideraba necesario ir más allá de lo mental o psi-
cológico hacia el campo fisiológico.

“2001, 1” 23
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 24 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Las posiciones de Rubinstein y Holt, desde un punto de vista, y la de Gill y Klein


desde otro, pueden ser entendidas como un reflejo de las limitaciones de la psicología
científica anterior al advenimiento de la revolución cognitiva del último cuarto de
siglo. Aunque importante como una respuesta a las formulaciones basadas en la
fenomenología y la intencionalidad planteadas por Klein y Gill al mismo tiempo, las
objeciones al modelo psicológico que fueron elevadas por Rubinstein y Holt parecen
anacrónicas en el contexto científico actual. La construcción de una teoría psicológ-
ica que dé cuenta de representaciones y procesos mentales conscientes y no con-
scientes es el trabajo cotidiano del campo de la ciencia cognitiva (Baars, 1986;
Mandler, 1984). La teoría que buscamos en última instancia es una red que relacione
conceptos no observables y cantidades —representaciones mentales y procesos—
entre sí y con los observables.

En una red de esta naturaleza habría diferentes niveles de entidades teóricas, que
reflejarían diferentes grados de inferencia de los eventos observables (Feigl, 1956;
Margenau, 1950). Por lo tanto, una teoría psicoanalítica incluiría variables inter-
vinientes, que son el nivel bajo, conceptos cercanos a la experiencia —e.g., desear,
sentirse triste, sentirse enojado— inferidos de manera relativamente directa de los
observables, tal como la expresión facial, el lenguaje y la acción; y en principio
puede incluir constructos hipotéticos que son más abstractos, tales como ello, yo,
superyó, los sistemas consciente e inconsciente, y los procesos de pensamiento pri-
mario y secundario. Los constructos de más alto nivel pueden representar interac-
ciones entre el nivel bajo, las variables cercanas a la experiencia, o compuestos de
estas variables. La diferencia en niveles de abstracción de los constructos está
reflejada en el número de pasos inferenciales. En contraste con la posición de
Rubinstein (1965), la teoría potencialmente puede incorporar conceptos de orden
más alto, pero sólo puede hacerlo a condición de que estén definidos sistemática-
mente.

Al desarrollar un marco teórico o “red nomológica” de este tipo, el desafío cientí-


fico consiste en el desarrollo de indicadores observables confiables y válidos y
reglas de inferencia que determinen en qué manera son definidos los hechos men-
tales. Una ciencia madura está caracterizada por un porcentaje alto de indicadores
observables en proporción a los constructos hipotéticos y variables intervinientes,
y por múltiples conexiones de definición dentro de la red teórica (Margenau,
1950). Las teorías psicológicas (y las teorías en las ciencias sociales en general)
difieren de las teorías en las ciencias naturales, no en su nivel explicativo, como
dependientes de constructos hipotéticos, sino en su relativamente mínimo desar-
rollo de medidas observables y nexos definitorios. En estos términos, el problema
científico básico de la metapsicología no es tanto que las proposiciones de la teoría
no han sido confirmadas, sino que el trabajo científico actual de testear y constru-
ir redes sistemáticas de definiciones y de desarrollo de los nexos observables nunca
fue realizado.

24 “2001, 1”
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 25 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Modelos psicológicos de las interacciones cuerpo-mente


La ciencia cognitiva ha comenzado a dirigir su desafío a la construcción de marcos
teóricos para las funciones mentales, pero no ha ido demasiado lejos en explicar la
relación entre emoción y mente, o los aspectos de procesamiento que están asocia-
dos con el inconsciente dinámico. La agenda del psicoanálisis se refiere al fun-
cionamiento —y mal funcionamiento— del organismo humano en el contexto de sus
objetivos adaptativos. Una tarea de este tipo debe incorporar funciones sensoriales,
somáticas y conductuales, junto con cognitivas y lingüísticas. Holt (1989 [1967])
había argumentado que una teoría puramente psicológica necesariamente fracasaría
en dar cuenta de la interacción entre los hechos mentales y somáticos, que está en el
centro de la teoría psicoanalítica. También considera que la inconsistencia de Freud,
respecto al concepto de energía, refleja su reconocimiento implícito de este punto:
“... a través de sus años de construir teorías, siempre que fue necesario considerar los
acontecimientos somáticos como los síntomas conversivos, Freud hablaba sin dudar
como si la energía catéctica no fuese psíquica sino física (neural). Es para su eterno
crédito, y para el enorme beneficio del psicoanálisis, que siempre que los hechos lo
exigían, —inclusive factores desagradables, que implicaban la conexión del pen-
samiento abstracto con un cuerpo pesado, oloroso, movido por los afectos, sin
reglas— Freud revertía el organismo como una totalidad hacia un punto de vista psi-
cosomático. Si él hubiese sido consecuente, si él hubiese insistido en una psicología
pura en la que hubiera habido un concepto de energía psíquica consistente, el psi-
coanálisis hubiera perdido su principal reclamo de interés científico: que en realidad
solamente él toma en cuenta todos los hechos acerca de los seres humanos, sus
deseos secretos, sus deseos y dolores somáticos, la naturaleza pervasivamente psico-
somática de la conducta y el pensamiento” (Holt, 1989, [1967], p. 153-4).

En este argumento, Holt parece confundir el carácter de un modelo teórico abstracto


con el campo que este modela, como si el campo de la teoría psicológica de alguna
manera estuviese restringido a dar cuenta de los procesos de pensamiento sin corpo-
ralidad. Los modelos teóricos ciertamente son abstractos, pero pueden referirse a
cualquier tipo de hechos psicológicos o físicos —incluyendo los “sucios”— en sus
interacciones.

Holt también confunde las relaciones mente-cerebro con los temas de la interacción
psicosomática. Las relaciones entre mente (constructos psicológicos) y cerebro (el
sustrato neural) deben ser distinguidas de las relaciones entre mente y cuerpo en un
sentido amplo, i.e. la relación de los hechos mentales con lo somático, lo que puede
incluir representaciones y procesos viscerales, motrices y sensoriales.

Los modelos psicológicos, tradicionalmente, se refirieron a la sensación y la percep-


ción, a la coordinación sensorio-motriz y la interacción de éstos con la formación de
conceptos y del lenguaje. Mientras que tales modelos tradicionalmente no dieron
cuenta de la interacción de los hechos cognitivos y somáticos, las estructuras teóric-

“2001, 1” 25
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 26 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

as y metodológicas están para dar cuenta de esta interacción. El tipo de modelo


abstracto necesario para el psicoanálisis debe ser un modelo de procesamiento de la
información emocional, no sólo de procesamiento de la información, y debe dar
cuenta de las relaciones entre las funciones motrices, perceptuales y somáticas, tanto
como del lenguaje y el pensamiento abstracto.

Holt, como Rubinstein, considera que una formulación basada en la operación del
sistema nervioso daría cuenta directamente de la interacción entre lo mental y las
funciones somáticas y emocionales de tal manera que un modelo psicológico por sí
mismo no podría. Sin embargo, el punto que necesitamos enfatizar aquí es que una
explicación de la interacción de los procesos cognitivo y somático puede y debe ser
desarrollada de una manera equivalente, ya sea que hablemos de cognición en el
nivel de la mente, emoción y conducta, o al nivel del cerebro. Por lo tanto, en el
primer caso, por ejemplo, podríamos plantear una pregunta en términos del efecto de
la depresión o la incidencia de la enfermedad física; en el último podríamos desear
investigar las relaciones de los cambios en niveles específicos de los neurotrans-
misores a los efectos del sistema inmunológico. En ambos casos, estamos preocupa-
dos por el mismo conjunto de fenómenos.

También podemos señalar que así como construimos teorías del universo de la
mente, así también requerimos redes teóricas para modelar el universo del cere-
bro.

Los procesos y relaciones neurofisiológicas, que figuran en teorías de la función


cerebral, tienen ellos mismos el status de constructos, y deben ser inferidos de las
observaciones en el contexto de un marco teórico. Nosotros no observamos directa-
mente el trabajo de un cerebro intacto, lo inferimos de indicadores observables que
son funciones de estas operaciones. Los indicadores observables pueden incluir con-
ductas, o con frecuencia lecturas en diales, printouts u otras señales eléctricas. Las
marcas escritas que reflejan los potenciales evocados no son los mismos potenciales
evocados: los inferimos de las marcas en el papel sobre la función cerebral. Los estu-
dios que utilizan la tomografía con emisión de positrones (PET; Peterson, et. Al.,
1988) permiten actualmente tener imágenes inmediatas de áreas de la corriente san-
guínea cerebral mientras el sujeto está realizando determinadas tareas. Sin embargo,
inclusive con estas técnicas, dejamos afuera varias inferencias sobre la función de la
misma neurona, y quedan áreas de incertidumbre en esta inferencia. El Método PET
no tiene un umbral claramente conocido, de modo que la falta de activación no reg-
ula actividad en un sitio dado (Posner y Rothbart, 1989). Las imágenes de los scanes
de PET son promedios de múltiples lecturas más que representar un único scan, de
manera que la información de un momento actual en cualquier punto de tiempo no
es captada. También debemos notar que el sujeto de la técnica de la resonancia mag-
nética por imágenes debe permanecer tendido e inmovilizado en un cilindro de metal,
de manera que la relación de los procesos que se producen en tales circunstancias con

26 “2001, 1”
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 27 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

los procesos que ocurren naturalmente en el mundo interpersonal pueden ser vistos
como problemáticos.
Más allá de esto, damos varios pasos inferenciales en un nivel diferente al conectar
indicadores de potenciales evocados o de variaciones del flujo sanguíneo cerebral
hasta contenidos mentales específicos —las representaciones de imágenes y pal-
abras, las experiencias, conscientes o inconscientes que pueden estar asociadas con
éstos. El significado de una experiencia no puede estar asociado directamente a una
lectura particular de un potencial evocado, o del flujo de sangre cerebral, pero puede
ser inferido.

Una vez que entendemos que los conceptos de los modelos neurofisiológicos (como
los conceptos de todos los sistemas físicos, y como los de los modelos psicológicos)
tienen su existencia dentro de redes formales teóricas, con sus propias reglas sis-
temáticas de definición y enlaces operacionales, entonces las herramientas y reglas
del juego de la ciencia moderna están en su lugar, y el tradicional problema mente-
cuerpo que tanto preocupa a Rubinstein toma una forma nueva. Como argumentaba
Mandler (1984):

Gran parte de las dificultades que se han generado por la diferenciación mente-cuer-
po surgen del fracaso de considerar la relación entre teorías físicas y mentales bien
desarrolladas. En general, mente y cuerpo son discutidos en términos de definiciones
del lenguaje ordinario de unas u otras. En la medida que estas descripciones están
lejos de ser sistemas teóricos bien desarrollados, es dudoso que los problemas de
mente y cuerpo, tal como son desarrollados por los filósofos son directamente rele-
vantes para la distinción científica entre sistemas mentales y físicos.

Una vez que se ha llegado al acuerdo de que el problema científico mente-cuer-


po se refiere a la relación entre dos grupos de teorías, la empresa se vuelve teóri-
ca y empírica, no metafísica. Sin embargo, si restringimos nuestra discusión
sobre el problema mente-cuerpo a las especulaciones vagas y frecuentemente
contradictorias del lenguaje ordinario, entonces, como lo muestran centurias de
literatura filosófica, es inevitable caer en una maraña interminable. (Mandler,
1984, p. 29).

Una nueva perspectiva del “problema mente-cuerpo”; escape del hundimiento


La aproximación actual a la forma de realizar ciencia psicológica que ha sido
planteada aquí, nos da libertad para identificar y distinguir un conjunto de diferentes
preguntas “mente-cuerpo”, o formas en que los hechos mentales y fisiológicos y las
relaciones entre ellos pueden ser definidas, en lugar del monolítico “problema mente-
cuerpo” en el que se vieron atrapados los filósofos. Al desarrollar un marco teórico,
necesitamos distinguir tres niveles de relaciones teóricas que implican constructos
sobre la emoción y la mente. Estos son:
A. Relaciones entre términos teóricos, constructos mentales y emocionales y hechos

“2001, 1” 27
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 28 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

observables. Esto incluye relaciones de referencia, inferencia, explicación y predic-


ción.
B. Relaciones entre constructos mentales y emocionales y constructos neurológicos
(mente y cerebro). Esto incluye relaciones de translabilidad, las que se aplican
apropiadamente, y relaciones de reductibilidad, que no lo hacen.

C. Relaciones entre constructos mentales y emocionales y constructos somáticos


(mente y cuerpo propiamente). Esto incluye relaciones de interacción y repre-
sentación.

Hablaremos brevemente aquí de cada uno de estos niveles o tipos de relaciones teóri-
cas.

A. Relaciones entre términos teóricos, constructos mentales y emocionales y


hechos observables
1. Referencia: Los términos teóricos del psicoanálisis refieren o significan repre-
sentaciones o procesos mentales o emocionales, que son constructos hipotéticos
definidos dentro de un marco teórico o red nomológica.

2. Inferencia: Las variaciones en estos constructos y las relaciones entre ellos, son
inferidas como una función de la variación en observables específicos; las funciones
se basan en relaciones especificadas en la red nomológica. Para una teoría psicológ-
ica de la mente, los observables deben incluir lenguaje y conducta; también deben
incluir observaciones neurológicas y biológicas; y deben también incluir juicios real-
izados por observadores.

3. Explicación: Las teorías explican o dan cuenta de los datos. Las teorías no expli-
can otras teorías, y los datos no explican las teorías; las fundamentan o fracasan en
fundamentarlas.

4. Predicción: En los términos de estas relaciones, hacemos predicciones desde las


teorías a las variaciones de los hechos observables. Los modelos son validados o
desconfirmados en términos de su habilidad para dar cuenta o predecir los datos
observables, no su correspondencia con otros modelos.

B. Relaciones entre constructos mentales y emocionales y constructos


neurológicos
Traduccionismo vs. reduccionismo: El tipo de relaciones teóricas que acabamos de
discutir necesitan ser distinguidas de las relaciones entre los niveles psicológicos y
neurológicos, esto es, entre los conjuntos de constructos hipotéticos que constituyen
las diferentes redes teóricas de “mente” y “cerebro”. En la psicología moderna, como
en neurología, se considera que el cerebro es el órgano de la actividad mental y que
los diferentes niveles de mente y cerebro en principio deben ser traducibles uno al

28 “2001, 1”
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 29 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

otro, aunque la traducción pueda ser extremadamente compleja. La mecánica newto-


niana en principio es transladable al nivel de las partículas físicas; las partículas com-
ponen toda la materia. Sin embargo, la suposición de translatabilidad debe ser difer-
enciada de la posición falaz que considera a los constructos mentales como
reducibles a los fisiológicos. El ingeniero debe basarse en los principios de la
mecánica newtoniana, no en la mecánica cuántica o las partículas físicas para diseñar
un cohete o un puente. El computador científico trabaja al nivel del programa, y no
en el de los cambios binarios individuales que constituyen el hardware del sistema.
El instructor de tenis trabaja en el nivel de la coordinación de la conducta sensorial
y motriz, no en términos de las células que forman los músculos o las neuronas que
alientan los sistemas sensoriales. En todos estos contextos, las redes nomológicas de
un nivel teórico cortan el campo de observación de manera diferente uno de otro. El
analista trabaja en el nivel de los sistemas emocional, cognitivo, lingüístico y somáti-
co en un contexto interpersonal. Aunque damos por supuesto que cada uno de estos
sistemas tiene sustratos neurales, los analistas no necesitan enmarcar sus modelos
psicológicos en términos de neuronas, del mismo modo que los ingenieros no nece-
sitan realizar sus cálculos en términos de partículas.

Podemos notar que los marcos teóricos del aparato psíquico y el sustrato neural
pueden dar cuenta de algunos de los mismos datos observables, y sin embargo for-
mulando la estructura teórica subyacente de maneras muy diferentes. El fracaso en la
correspondencia en las predicciones e inferencias de estas teorías plantearía pregun-
tas para cada una de ellas; y el encontrar la correspondencia reforzaría las posiciones
teóricas.

También podemos notar que la relación entre constructos de la mente y el cerebro


pueden incluir el uso de datos neurológicos como indicadores de variación en con-
structos mentales. Así como las observaciones conductales pueden proveer evidencia
referente a las teorías psicológicas; del mismo modo, las observaciones neurológicas
pueden proveer evidencia del mismo orden. Por ejemplo, en la obra de Shevrin
(1988), las respuestas del cerebro registradas eléctricamente son utilizadas como
indicadores de hechos mentales inconscientes y conscientes. Del mismo modo, la
activación del hipocampo provee evidencia referente a diferencias en funciones de la
memoria en diferentes tipos de situaciones en las que resolver tareas (Schacter,
1989, 1996; Squire, 1992).

Reiser reconoce el status de la metapsicología como una teoría psicológica, pero tam-
bién argumenta por un nivel explicativo basado en la neurofisiología. El considera
que fue Freud “quien tomó la dirección de abandonar la fisiología del siglo XIX, pero
hizo esto sin abandonar la esperanza y la «creencia» de que la ciencia del cerebro en
última instancia brindaría una información explicativa útil y relevante. Yo no puedo
imaginar que él hubiese despreciado o se hubiese alejado de la información neurobi-
ológica accesible actualmente, casi cien años después” (1985, p. 16). Yo estaría de

“2001, 1” 29
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 30 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

acuerdo con la posición de Reiser, excepto por la afirmación de que la ciencia del
cerebro brinda información explicativa. Sobre la base de las distinciones que han
sido planteadas aquí, podemos ver que los datos neurobiológicos no pueden explicar
los conceptos psicoanalíticos. El punto de vista de Reiser se puede tomar si tenemos
en cuenta que las observaciones neurobiológicas son vistas como dando evidencia
más que explicación para el modelo psicológico. Por lo tanto, de los datos neurofisi-
ológicos se pueden realizar inferencias, tanto como de los datos conductales o
lingüísticos, hacia los constructos psicológicos y las teorías psicológicas, y estos
datos pueden contribuir a la construcción y testeo de las teorías psicológicas.
Inversamente, podemos esperar también que la teoría psicoanalítica pueda contribuir
a una explicación de las observaciones neurológicas.

C. Relaciones entre los constructos mental y emocional y los constructos


somáticos
Además de la relación entre los niveles conceptuales de “mente” y “cerebro”, existe
otro tipo de relación que necesita ser estudiada y que tiene un status epistemológico
diferente. Se refiere a las interacciones entre las funciones mental y somática: la
medida en que las funciones mentales dirigen o regulan las somáticas; y la medida
en que los hechos somáticos están representados en la mente.

Interacción
Aquí la preocupación reside en dar cuenta de los efectos de los deseos, creencias,
temores y rabia sobre los sistemas fisiológicos, las interacciones a través de las
cuales la emoción puede causar dolores de cabeza, úlceras, parálisis histérica o inclu-
sive suprimir la operatividad del sistema inmunológico en un sentido más general; y
se refiere también a la pregunta de cómo nuestro estado físico puede afectar las fun-
ciones mentales.
Descriptores:
constructo hipotético / red nomológica / emoción / mente / modelo teórico / hecho
mental / hecho emocional / modelo topográfico / modelo estructural / modelo
energético / información / red neural / referencia / inferencia / explicación /
predicción / traducibilidad / reductibilidad / interacción / representación.

hypothetical construct / nomological network / emotion / mind / theoretical model /


mental event / emotional event / topographic model / structural model / energetic
model / information / neural network / reference / inference / explanation / prediction /
translatability / reducibility / interaction / representation.

References
- Baars, B. (1986). The cognitive revolution in psychology. New York: The Guilford
Press.

- Bertalanffy, L. von (1950). The theory of open systems in physics and psychology.

30 “2001, 1”
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 31 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Science, 3, 23-29.

- Bucci, W. (1993). The development of emotional meaning in free association. In J.


Gedo & A. Wilson (Eds.), Hierarchical conceptions in psychoanalysis (pp. 3-47).
New York: Guilford Press.

- Bucci, W. (1997a) Empirical studies of “good” and troubled hours; A multiple code
interpretation. Journal of the American Psychoanalytic Association.

- Bucci, W. (1997b) Psychoanalysis and Cognitive Science: A multiple code theory.


N.Y.: Guilford Press.

- Bucci, W. (2000) The need for a “psychoanalytic psychology” in the cognitive sci-
ence field. Psychoanalytic Psychology, 17, 203-224.

- Eagle, M. N. (1984). Recent developments in psychoanalysis: A critical evaluation.


New York: McGraw-Hill Book Co.

- Feigl, H. (1956). Some major issues and developments in the philosophy of science
of logical empiricism. In H. Feigl & M. Scriven (Eds.), The foundations of science
and the concepts of psychology and psychoanalysis (pp. 3-37). Minneapolis:
University of Minnesota Press.

- Freud, S. (1950 [1895]). Project for a scientific psychology. Standard Edition, 1,


295-391. London: Hogarth Press, 1966.

- Freud, S. (1900). The interpretation of dreams. Standard Edition, 4, 1-338; 5, 339-


627. London: Hogarth Press, 1953

- Freud, S. (1912) The dynamics of transference. Standard Edition, 12, London:


Hogarth Press, 1958

- Freud, S. (1916-17). Introductory lectures on psycho-analysis. Standard Edition, 15


& 16, London: Hogarth Press, 1963.

- Freud, S. (1925) A note upon the ‘Mystic writing pad. Standard Edition, 19.

- Freud, S. (1940) An outline of psycho-analysis. Standard Edition, 23, 144- 207,


London: Hogarth Press, 1964.

- Freud, S. (1954). The origins of psycho-analysis: Letters to Wilhelm Fliess, Drafts


and Notes: 1887-1902. M. Bonaparte, A. Freud, E. Kris (Eds.). New York: Basic
Books.

“2001, 1” 31
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 32 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Gill, M.M. (1976) Metapsychology is not psychology. In M.M. Gill and P.S.
Holzman (Eds.), Psychology versus metapsychology:Psychoanalytic essays in mem-
ory of

- George S. Klein. Psychological Issues, 9 (Monograph No. 36), 71-105.

- Holt, R.R. (1967) Beyond vitalism and mechansim: Freud’s concept of psychic
energy. In R. R. Holt Freud reappraised: A fresh look at psychoanalytic theory.
(pp.141-168). New York: Guilford Press.

- Holt, R.R. (1976) Drive or wish? A reconsideration of the psychoanalytic theory of


motivation. In M.M. Gill and P.S. Holzman (Eds.), Psychology versus metapsy-
chology: Psychoanalytic essays in memory of George S. Klein. Psychological
Issues, 9 (Monograph No. 36), pp. 158-197.

- Holt, R.R. (1985) The current status of psychoanalytic theory. Psychoanalytic


Psychology, 2, 289-315.

- Holt, R.R. (1989) Freud reappraised: A fresh look at psychoanalytic theory. New
York: The Guilford Press, pp. 253-279.

- Hunt, R.R. & Ellis, H.C. (1999) Fundamentals of cognitive psychology, Sixth edi-
tion.
N.Y.: McGraw-Hill College.

- Klein, G.S. (1970) Two theories or one? Bulletin of the Menninger Clinic, 37, 102-
132

- Mandler, G. (1984) Mind and body. New York: W.W. Norton & Co.

- Margenau, H. (1950). The nature of physical reality. New York: McGraw- Hill,
1950.

- Petersen, S.E., Fox, P.T., Posner, M.I., Mintun, M., & Raichle, M.E. (1988).
Positron emission tomographic studies of the cortical anatomy of single word pro-
cessing. Nature, 331, 585-589.

- Posner, M.I. & Rothbart, M.K. (1989) Intentional chapters on unintended thoughts.
In J.S. Uleman & J.A. Bargh (Eds.) Unintended Thought. New York: Guilford Press,
450-469.

- Reiser, M.F. (1985) Converging sectors of psychoanalysis and neurobiology:


Mutual challenge and opportunity. Journal of the American Psychoanalytic

32 “2001, 1”
pags. 20 a ..33 3/28/06 11:23 AM Page 33 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Association, 33, 1985, pp. 11-34.

- Rubinstein, B.B. (1965) Psychoanalytic theory and the mind-body problem. In N.S.
Greenfield and W.C. Lewis (Eds.) Psychoanalysis and current biological thought,
(pp. 35-56). Madison: The University of Wisconsin Press

- Rumelhart, D.E., McClelland, J.L., & the PDP Research Group (1986) Parallel
Distributed Processing: Explorations in the microstructure of cognition. Cambridge,
Mass.: MIT Press.

- Schacter, D.L. (1989). Memory. In Michael A. Posner (Ed.) Foundations of


Cognitive Science, Cambridge, MA: The MIT Press, 683-725.

- Schacter (D.L. (1996) Searching for memory; The brain, the mind and the past.
New York: Basic Books.

- Schafer, R. (1976) A new language for psychoanalysis. New Haven: Yale


University Press.

- Shevrin, H. (1988) Unconscious conflict: A convergent psychodynamic and elec-


tro-physiological approach. In M.J. Horowitz (Ed.), Psychodynamics and cognition
(pp. 117-167) Chicago: University of Chicago Press.

- Silverman, L. H. (1983) The subliminal psychodynamic activation method:


Overview and comprehensive listing of studies. In J. Masling (Ed.), Empirical
studies of psychoanalytic theory (Vol. 1, pp. 69-100), Hillsdale, N. J.: Erlbaum.

- Simon, H.A. & Kaplan, C.A. (1989) Foundations of cognitive science. In M.I.
Posner (Ed.) Foundations of Cognitive Science. Cambridge, Mass.:The MIT Press,
pp. 1-47

- Squire, L.R. (1992). Memory and the hippocampus: A synthesis from findings with
rats, monkeys, and humans. Psychological Review, 99, 195-231.

Wilma Bucci, Ph.D.


Derner Institute,
Adelphi University - Garden City, N.Y. 11530

Primera versión: 15 de setiembre de 2000

Aprobado: 15 de enero de 2001

“2001, 1” 33
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 34 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ALGO MAS SOBRE EL TESTEO


DEL PROCESO CLINICO1
R. Horacio Etchegoyen 2

Resumen
El autor sostiene que para acercarse al psicoanálisis como un cuerpo de conoci -
mientos que aspira a ser reconocido como ciencia es fundamental aceptar como pun -
to de partida que debemos estudiar separadamente el proceso psicoanalítico y la si -
tuación psicoanalítica. El proceso es diacrónico, se inscribe en el tiempo y ofrece
otras dificultades para un abordaje epistemológico, sobre todo si se pretende medir
sus resultados. La situación, en cambio, es decir la sesión, sincrónica y puntual, se
presta más a los requerimientos inmediatos del método científico. La validación del
proceso clínico debe entenderse como el estudio del proceso en sentido estricto por
una parte y, por otra, de la sesión, junto al intento estratégico de unir a ambos para
que esa validez se refuerce.

La posibilidad de contrastar los hechos es más alta o por lo menos más inmediata
en la sesión psicoanalítica, ese diálogo singular donde el analizado ofrece el mate -
rial de sus asociaciones libres al analista, quien lo recibe con su atención flotante
para ordenarlo en una proposición que pretende dar cuenta de lo que está sucedien -
do en el inconsciente. El encuadre psicoanalítico (setting) está justamente diseñado
para que el analizado pueda desplegar sus conflictos en la forma más amplia y na -
tural y para que el analista le proporcione la información que supuestamente le fal -
ta en forma de interpretación. Interpretar es formular una hipótesis dentro del mar -
co de una teoría científica. Sin embargo, para que la interpretación sea verdadera -
mente una hipótesis debe construirse y formularse de manera precisa y rigurosa. Lo
realmente testeable en la sesión es el contenido inconsciente de la mente del anali -
zado en ese momento.

Si aplicamos consistente y rigurosamente la técnica psicoanalítica, veremos apare -


cer de pronto las teorías de alto nivel en la mente del analizado, esto es, como cono -
cimiento diádico específico, protocolar o casuístico.

El material que nos ofrece el analizado es siempre vasto y multiforme, lo que plan -

1 Una primera versión de este trabajo fue presentada en Nueva York el 2 de marzo de 1993, como André
Ballard Lecturer de The Association for Psychoanalytic Medicine. Después de mi presentación en West
Point (Etchegoyen, 1994) el texto se amplió y fue modificado en varios puntos.
2 Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, ex presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional.

34 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 35 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

tea un delicado problema al elegir lo que se le va a interpretar. Para que una inter -
pretación pueda ser testeada es necesario que sea clara y precisa, sin ambigüedades
y que, en lo posible, contenga una sola hipótesis.

Si la interpretación puede (y debe) ser definida como una hipótesis, es lógico enton -
ces pensar que el analizado la evalúe y que sus nuevas asociaciones transmitan no
sólo su respuesta a lo que se le ha dicho sino también una opinión sobre su conteni -
do de verdad, que surge de lo inconsciente vía asociación libre. De esto se sigue que
la validación del proceso psicoanalítico puede alcanzarse durante la sesión. La
atención libre y flotante es precisamente lo que nos permite aprehender el mensaje
profundo del inconsciente del analizado sobre la verdad o falsedad que tiene para él
lo que le hemos interpretado. Donde mejor se alcanza la validez del proceso clínico
en psicoanálisis es en ese punto de convergencia en que los hallazgos en la sesión se
prolongan en los cambios lentos pero persistentes que aparecen en el proceso. A ve -
ces estos cambios surgen en medio (o al final) de episodios repetitivos, donde la fuer -
za del fenómeno transferencial se impone a nuestra reflexión rotundamente.

Summary

In this paper, the author proposes that to approach psychoanalysis as a corpus of


knowledge which aspires to be considered as a science, it is essential to accept that
we have to study separately psychoanalytic process and psychoanalytic situation.
Process is diacronic, it has to do with time, and has some difficulties with episte -
mology, especially if we have to deal with results measure. Instead, situation or ses -
sion is syncronic and scientific method fits better to it. Validation of clinical process
must be understood as the process study in strictu sensu. On the other side, the study
of the session. It is necessary to join both to reinforce validation. The possibility to
contrast the facts is higher and inmediate in the analytic session, which is a special
dialogue offered by the patient through free association. The analyst receives this
material with his floating attention and tries to order it in some propositions. This
propositions explain what is happening unconsciously.

The psychoanalytic setting is constructed to facilitate the patient the naturally and
fully display of conflicts, then, the analyst brings the patient the lacking information
under the form of an interpretation, which is probably the information the patient
don´t have. An interpretation is a hypothesis inside the frame of a scientific theory.
Nevertheles, a hypothesis must be constructed precisely and rigorously to be consid -
ered really one. If we apply psychoanalytic technique consistenly, we shall see how,
high level theories in patient´s mind appear, as a specific diadic knowledge, formal
or casuistic. The patient offers a large and multiform material. This faces a prob -
lem: what to interpret. In order to be tested, an interpretation must be clear and pre -
cise, without ambiguities, and preferably with only one hypothesis.

If interpretation can (and must) be defined as a hypothesis, it is logical to consider

“2001, 1” 35
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 36 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

that the patient can evaluate it; also their new associations transmit some opinion
about interpretation truthfullness, which is produced from the unconscious by free
association. It follows from this idea, that the psychoanalytic validation process can
be reached during the session.

Free association is precisely the way which enables to aprehend the deep unconscious
message from the patient about interpretation truthfullness or falsity. The best place in
which joins the discoveries inside the session are the slow but persistent changes that
appear during the process. Sometimes this changes appear in the middle (or at the end
of repetitive episodes, in which transference force imposes our reflexion).

I
El psicoanálisis cumplió en estos años un siglo de existencia, y no caben dudas de
que ocupa ahora un lugar propio, singular y seguramente definitivo en el concierto
de las ciencias, que ejerce una notoria influencia en nuestra sociedad y sus costum-
bres y que se ha convertido en un hecho cultural que impregna todas las expresiones
de nuestro tiempo.

En sus comienzos, el psicoanálisis (que en ese momento era Freud) tuvo que luchar
contra detractores que operaban más bien como defensores de la moral (sexual) y so-
bre esa base le negaban categoría de ciencia. Más adelante se lo cuestionó tomándo-
lo como ejemplo de lo que no era ciencia; pero, en los últimos años, este debate se
ha planteado en forma diferente, en cuanto los filósofos de la ciencia decidieron por
fin prestarle atención. En América latina se destaca la obra relevante de Gregorio Kli-
movsky, hombre de amplia cultura, matemático de profesión, profesor de lógica y de
filosofía, fundador de la Asociación Argentina de Epistemología del Psicoanálisis
(ADEP), que empezó enseñando epistemología a los psicoanalistas de Buenos Aires
y llegó también a aprender de ellos las complejidades de una disciplina que exige ser
estudiada, como todas, desde sus propias pautas. En los Estados Unidos se destaca la
labor de Adolf Grünbaum, quien ha investigado el status filosófico del psicoanálisis,
al lado de sus estudios sobre la filosofía del espacio y el tiempo y las teorías cosmo-
lógicas. Su obra es interesante porque asigna al psicoanálisis el valor de un conoci-
miento que merece ser reconocido. Esto les permite a los psicoanalistas escuchar y
responder a sus críticas. Yo creo que el erudito profesor Grünbaum se irá dando cuen-
ta de que es necesario familiarizarse con nuestro modus operandi para poder com-
prendernos primero y después criticarnos.

Del otro lado del Atlántico, sin duda por influencia de la monumental Allgemeine
Psychopatologie, de Jaspers (1913), se ha contemplado el psicoanálisis como una
hermenéutica, es decir como una ciencia del significado, amparándose en la perenne
clasificación de Dilthey en ciencias de la naturaleza (Naturwissenschaften) y ciencias
del espíritu (Geisteswissenschaften). La obra de Jürgen Habermas y de Paul Ricouer

36 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 37 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

han sobresalido en esta dirección. En Alemania se destaca en este campo Alfred Lo-
renzer, muy próximo al Habermas de Erkenntnis und Interesse (1968), que ha desa-
rrollado una obra importante, de hondas raíces en la clínica psicoanalítica, conocida
en América latina a través de su discípula Hilke Engelbrecht que ejerce actualmente
en Perú. La hermenéutica ha influido también en George S. Klein, Merton M. Gill y
Roy Schafer en los Estados Unidos, donde cabe mencionar a Donald P. Spence. Tam-
bién Osvaldo Guariglia, conocedor a fondo de la filosofía crítica, ubica resueltamen-
te al psicoanálisis en el campo de la hermenéutica.

De todos modos, hemos llegado a un punto interesante, a una convergencia que pro-
mete frutos, en cuanto los filósofos de la ciencia reconocen que deben estudiarnos y
nosotros los psicoanalistas hemos ido abandonando el cómodo refugio de considerar
que “nuestra ciencia” está más allá del método científico, un punto de vista, sin em-
bargo, que sostienen colegas eminentes. Basta leer, por ejemplo, L`Inconscient et la
Science (Roger Dorey et al., 1991) para observar que muchos psicoanalistas france-
ses sostienen que el psicoanálisis nada tiene que ver con la ciencia. Ya en la introduc-
ción de este libro Roger Dorey (1991) considera vano e insoluble preguntarse si el
psicoanálisis es o no una ciencia y se asombra de que el debate haya renacido con
tanto vigor en nuestros días, ya que el psicoanálisis no se ajusta a los requisitos ha-
bituales del método científico. En este sentido, Dorey le da la razón a las críticas de
Popper y de otros filósofos contra el psicoanálisis y sostiene que quien introdujo es-
te malentendido no es otro que Freud. Luego de dar las razones que a su juicio mo-
vieron a Freud a sostener la afinidad del psicoanálisis con las ciencias de la natura-
leza, lo que tacha de cientificismo, afirma que en el mismo error caen Lacan, Bion y
desde luego los psicólogos del yo. El uso que hace el psicoanálisis de los modelos
científicos, sigue Dorey, es puramente metafórico, con menoscabo de su propia inte-
gridad. (El Inconsciente y la Ciencia, p. 12). “El dominio del análisis, en efecto, es
el de la significación, la que es propia del inconsciente como radicalmente otro; es
en otra escena donde se juega la partida, en otro terreno que no es aquel en que se
depliega la investigación científica” (Ibídem, p. 13).
Dorey termina su ensayo afirmando que no sólo los dos términos (el inconsciente y
la ciencia) están radicalmente separados sino también que el inconsciente odia a la
ciencia, en el mismo sentido en que el yo primitivo odia al objeto, como decía Freud
en sus ensayos metapsicológicos de 1915. Esta metáfora antropomórfica ignora com-
pletamente, sin embargo, los dos principios del acaecer psíquico (Freud, 1911) y las
hondas reflexiones de Ferenczi (1913), cuando va recorriendo los estadios en el de-
sarrollo del sentido de la realidad y marca bellamente el predominio y la declinación
de la omnipotencia, porque “el sentido de realidad alcanza su apogeo en la ciencia”
(O.C., 2: 75).

No menos fuertes son las tesis de André Green (1991) en su inteligente ensayo Des -
conocimiento del inconsciente (ciencia y psicoanálisis) para el mismo libro. A Green
no lo asombra, como a Dorey, el debate entre el inconsciente y la ciencia, que no es

“2001, 1” 37
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 38 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

fruto del azar ni de la moda, sino, más bien, de la orientación que tomó la ciencia des-
pués de la Segunda Guerra Mundial, a partir del descubrimiento del código genético,
el desarrollo de la biología molecular y los progresos obtenidos en el estudio de la fi-
siología del cerebro. De esta forma “por fin se podría aplicar la teoría del conoci-
miento a lo que permitía conocer, o sea, para los científicos, el cerebro” (El Incons -
ciente y la Ciencia, p. 168). Así llegó a su fin —sigue Green— la coexistencia pací-
fica de la ciencia con las otras ramas del saber. Green reivindica para el psicoanáli-
sis la condición de un saber que no está atado al método científico y nos recuerda que
hay otras formas de conocimiento que el científico, como por lo demás afirma la ma-
yoría de los filósofos. El punto más fuerte del argumento de Green es que sólo el psi-
coanálisis puede abordar válidamente el estudio del sujeto, que por definición queda
fuera del campo de la ciencia.

Para Green existe un abismo insondable entre la ciencia y el sujeto: el problema fun-
damental es situar al sujeto de la ciencia en una concepción del sujeto de la psique (Ibí-
dem, p. 175), porque “la ciencia se detiene en el umbral del funcionamiento de lo psí-
quico” (Ibídem, p. 177). Es que la discusión entre científicos y psicoanalistas parte de
un malentendido radical, en cuanto los científicos toman al mundo como objeto del co-
nocimiento y desatienden al sujeto cognoscente, mientras los psicoanalistas se dirigen
a la psique como objeto a conocer y desestiman todo lo que no sea conocimiento de la
realidad psíquica, intentando “alcanzar un saber objetivo sobre la subjetividad” (Ibí-
dem, p. 180, bastardillas en el original). Green separa en forma tajante esta orientación
divergente hacia el mundo exterior o hacia el mundo interior de la ciencia y el psicoa-
nálisis; pero olvida, a mi juicio, que la realidad psíquica que estudia el psicoanálisis es
también parte del mundo, por mucho que diverja de él formalmente. El saber objetivo
sobre la subjetividad que propone Green, para mí es enteramente científico.

A mí me parece que el abismo insalvable no es entre la ciencia y el psicoanálisis, si-


no entre el psicoanálisis y la filosofía tradicional que pretendió estudiar el psiquis-
mo, que era entonces sinónimo de conciencia, a partir de la introspección. Como bien
dice Green, Freud descubrió un campo nuevo, el inconsciente; y, al percibir que su
abordaje tropezaba con la resistencia, esto es, con un deseo de no conocer, propuso
un método radicalmente distinto, donde la alo-observación pasó a ser fundamental.
Así el psicoanalista aparece como el observador que, ayudado por el analizado, pue-
de alcanzar, en el campo donde operan la transferencia y la contratransferencia, los
hechos de la realidad psíquica que se propone estudiar. Green contempla este cam-
po como irreductible al de la ciencia; pero yo sostengo, como otros, que el método
de investigación que emplea el psicoanalista clínico es enteramente científico, por
más que las dificultades sean mayores cuando se observa la realidad psíquica que las
alverjillas de Mendel.

Green considera que la falsación de una hipótesis (sobre la realidad psíquica-recal-


quemos) que nos exige Popper (1953, 1962) es inaplicable al psicoanálisis, porque el

38 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 39 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

analizado y el analista no se encuentran de hecho en el mismo plano de racionalidad.


Esta afirmación, sin embargo, simplifica demasiado las cosas. Es cierto que el anali-
zado opera inicialmente con los instrumentos del proceso primario y es cierto, tam-
bién, que la interpretación se formula en términos de la lógica del proceso secunda-
rio. Si estas condiciones permanecieran fijas el diálogo psicoanalítico sería cosa de
sordos. La verdad es que cambia continuamente, es de una sorprendente fluidez, co-
mo lo advirtió el genio de Melanie Klein en El Psicoanálisis de Niños (1932) y en
otros trabajos de aquella época. Como decía Lagache (1964) en el Simposio sobre la
fantasía del 23º IPAC (Estocolmo, 1963) la regla fundamental invita al analizado a
dejarse llevar por el proceso primario dando libre curso a su fantasía; pero la inter-
pretación es una operación lógica. Si la regla fundamental le dice al paciente “hable
de lo que le venga en ganas” (talk nonsense), la interpretación le propone “ahora ha-
blemos en serio” (Now let us talk sense Ibídem, p. 186). ¿No pensamos todos, acaso,
que el procedimiento psicoanalítico consiste en hacer consciente lo inconsciente o,
como se dice con la teoría estructural, ¿dónde estaba el ello que sea el yo?

En fin, pienso que la interpretación puede ser testeada si procedemos según arte
—lo que no siempre es fácil— y que es una hipótesis que opera per vía di levare y
no di porre, que descubre y que no inventa.

En su reciente trabajo Contrainduction in psychoanalytic practice, (1997, Contrain-


ducción en la práctica psicoanalítica), Jorge L. Ahumada desarrolla este tema en pro-
fundidad y muestra claramente que el insight ostensivo es inherente a la interpreta-
ción mutativa de Strachey (1934), que opera siempre per via de levare.

El tema de la interpretación ocupa un lugar importante en la filosofía contemporá-


nea. Son conocidos los aportes de Gadamer, Paul Ricoeur y otros hermeneutas. Me-
nos conocidas para los psicoanalistas, pero quizá más pertinentes para nuestro tema
son las reflexiones del filósofo norteamericano Donald Davidson (1984), sobre lo
que denomina “interpretación radical”, los principios que presupone y las marcas
teóricas que pone en juego3. No puedo detenerme en este punto, pero creo que debe-
mos profundizarlo.

Después de esta breve introducción y de algunos comentarios sobre un ramillete de


trabajos estimulantes, deseo volver al argumento central de este ensayo.

II
Para acercarse al psicoanálisis como un cuerpo de conocimientos que aspira a ser re-
conocido como ciencia —reclamo que atraviesa la obra entera de Freud— es funda-
mental aceptar como punto de partida que debemos estudiar separadamente el proce-
so psicoanalítico y la situación psicoanalítica. El proceso es diacrónico, se inscribe

3 Véase, especialmente, los capítulos 2, 13, 17 y 18 de su libro Inquiries into Truth and Interpretation.

“2001, 1” 39
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 40 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

en el tiempo y ofrece otras dificultades para un abordaje epistemológico, sobre todo


si se pretende medir sus resultados. La situación, en cambio, es decir la sesión, sin-
crónica y puntual, se presta más a mi juicio a los requerimientos inmediatos del mé-
todo científico.

Al establecer una diferencia entre situación y proceso, lo hago porque todos los psi-
coanalistas la aceptan explícita o implícitamente desde el punto de vista clínico,
mientras tienden a olvidarla cuando exponen sus teorías y tratan de sostener su vali-
dez; pero no porque crea que entre ambos hay un abismo infranqueable: la situación,
la hora analítica, tiene de hecho una duración (que se ha fijado entre 45 y 50 minu-
tos en el mundo entero) y el proceso no es más que una sucesión ordenada de even-
tos puntuales. Que no podamos trazar una divisoria neta entre una y otro no autori-
za, sin embargo, a confundirlos; al contrario nos permite una síntesis final que refuer-
za notoriamente la justificación epistémica del psicoanálisis. Volveré sobre este pun-
to.

La validación del proceso clínico que propone el título de este trabajo debe entender-
se, pues, como el estudio del proceso en sentido estricto por una parte y, por otra, de
la sesión, junto al intento estratégico de unir a ambos para que esa validez se refuer-
ce.

Todos los analistas pensamos que el proceso psicoanalítico conduce a cambios len-
tos pero estables; y casi todos consideramos que estos cambios (a los que a veces lla-
mamos “estructurales”) tienen una calidad diferente a los que se logran con otros mé-
todos de psicoterapia. Sin embargo, esta afirmación que nos viene del mismísimo
Freud (1904, 1916-1917, 1937a) no ha podido ser confirmada por los métodos de se-
guimiento (Wallerstein, 1986) o de la llamada investigación empírica. Como dicen
Thomä y Kächele (1985), “... las teorías muy complejas y ricas en parámetros, como
es el caso de la teoría psicoanalítica, son de difícil verificación empírica” (Teoría y
Práctica del Psicoanálisis, 1989, vol. 1, p. 421). A pesar de sus progresos y de su in-
negable valor, la investigación empírica del proceso psicoanalítico, si la tomamos en
sentido limitado, no alcanza para despejar estas incógnitas4.

Voy a poner dos ejemplos de mi práctica para mostrar qué difícil es para los métodos
empíricos evaluar los resultados del psicoanálisis y la psicoterapia.

En La Plata, hace ya mucho tiempo, un amigo me mandó a su esposa recién emba-


razada para que la tratara, luego de dos abortos espontáneos donde los factores emo-
cionales eran determinantes a juicio del partero. No voy a detallar por qué decidí ha-
cerme cargo de esta amiga o cuasi-amiga, pero lo cierto es que la vi tres veces por
semana cara a cara. Mientras ella me hablaba muy sinceramente de sus deseos de lle-
4La expresión “investigación empírica” es una sinécdoque impuesta por el uso entre psicoanalistas, ya
que la investigación clínica es también empírica.

40 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 41 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

var adelante su embarazo y me iba exponiendo sus conflictos con su marido y su ma-
má, yo le fui interpretando sus temores a repetir ciertas conductas de su madre y tam-
bién la rivalidad con su esposo. El embarazo llegó a término y también la psicotera-
pia, con el sincero agradecimiento de la pareja. Nació una preciosa niña; pero dos
años después vino mi ex-paciente a decirme que trataba a su hijita con inexplicable
crueldad. Ahora sí le indiqué el análisis y por cierto no conmigo.

¿Cómo se puede evaluar con métodos empíricos este caso por demás exitoso de psi-
coterapia? Gracias a la disociación entre un marido malo y un psicoterapeuta ideali-
zado, la fuerte envidia fálica y el notorio sadismo uretral de esta mujer quedaron por
un tiempo controlados, lo que le permitió retener su embarazo. Dijo alguna vez en
una reunión de amigos, no sin cierta consternación de mi parte (¡y de mi esposa!) que
su bella nena era hija de Horacio y no de X (su marido). Es decir, pudo aceptar su
embarazo en cuanto provenía del pene idealizado del médico. Terminada la terapia,
sus conflictos se dirigieron a la niña (bebé=heces=pene) con tal intensidad que, cuan-
do vino a verme nuevamente, llegó a decir que más le hubiera valido otro aborto y
no la niña.

Una señora de mediana edad que se analizó conmigo muchos años cinco veces por
semana tenía también una gran envidia fálica y un pronunciado sadismo uretral. Me
contó una vez al comienzo de su análisis que se había peleado con su marido y sus
hijas en el fin de semana. Mientras esperaban plácidamente la hora del almuerzo en
la casa rural donde pasaban los fines de semana, a ella se le ocurrió regar el jardín.
Blandió la manguera y salpicó a todo el mundo. Cuando se lo reprocharon se sintió
muy ofendida e insultó a su familia con la boca como antes con la manguera. Tam-
bién a mí me salpicó al contármelo durante la sesión y lo único que pude hacer en
aquel momento fue escucharla en silencio, sin dar con una interpretación que me pa-
reciera aceptable. Pude en cambio hacer la predicción, después cumplida ampliamen-
te, que esta paciente presentaría grandes problemas con el setting y dificultades para
analizar en la transferencia sus conflictos con el contralor esfinteriano.

El análisis de su envidia fálica y su sadismo uretral, entretejidos con los problemas


de su entrenamiento esfinteriano, llevó varios años. Aquel episodio de la mangue-
ra no volvió a analizarse; pero, cumpliendo con el “principle of multiple appeal”
de Hartmann (1951), los fines de semana en el campo se hicieron mucho más pla-
centeros y apacibles. Para los familiares resultó más fácil reconocer que el carác-
ter de esta señora había cambiado que atribuirle algún efecto al tratamiento. (El
marido siempre creyó que el psicoanálisis era un entretenimiento para ella, que él
podía costearle sin ningún sacrificio económico.) Señalo la opinión de los familia-
res porque contiene el mismo razonamiento que va a aplicar el investigador empí-
rico: ¿quién puede asegurar que el cambio de carácter de esta buena señora fue por
el tratamiento psicoanalítico y no por el simple paso del tiempo, las circunstancias
de la vida o, sin ir más lejos, por la buena relación con el analista? Al fin y al ca-

“2001, 1” 41
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 42 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

bo, ¿de qué se curó esta paciente? ¡Del síntoma de salpicar con una manguera a sus
familiares!

Son dos ejemplos extremos de la práctica de todos los días, donde aparecen el sadismo
uretral y la envidia fálica. En el primer caso el síntoma cesó pero no sus causas; en el
segundo no hubo siquiera síntoma pero algo “curó”. Es evidentemente difícil detectar
estos cambios con métodos empíricos, aunque ningún analista dudará de la solidez de
mis razonamientos y ningún epistemólogo los tendrá en principio por válidos5.

En resumen, coincido plenamente con lo que dice Merton M. Gill (1992) en su Cu -


rrent trends in psychoanalysis al recibir el premio Heinz Hartmann: “It will be a long
time before the efficacy of analysis and its value as contrasted to other methods of
treatment will be demostrable”. (“Pasará un largo tiempo hasta que se haga demos-
trable la eficacia del análisis y su valor frente a otros métodos de tratamiento”. Tra-
ducción personal.)

La investigación empírica podría recorrer, me parece, caminos menos trillados. Co-


mo acabo de decir, resulta difícil probar que los cambios de la señora recién mencio-
nada se debieron al tratamiento psicoanalítico; pero podría diseñarse un experimen-
to para saber si se cumpliría mi predicción sobre la aparición de problemas (anales y
uretrales) con el setting psicoanalítico y si la transferencia de los conflictos esfinte-
rianos ocuparía de veras un lugar singular.

Del mismo modo, se podrían diseñar experimentos más puntuales para probar diversas
teorías psicoanalíticas. En mi larga carrera profesional fui consultado muchas veces por
analistas que habían aceptado en tratamiento a un familiar o al amigo íntimo de un pa-
ciente que tenían en análisis. No conozco un solo caso en que esta circunstancia no pre-
cipitara una violenta crisis de celos fraternales en la transferencia, por lo general prác-
ticamente inanalizables. Recuerdo un paciente esquizofrénico que traté internado en la
Clínica Charcot de La Plata. Después de un año de tratamiento estaba en una remisión
que parecía estable. Entonces me pidió que analizara también a su mujer. Su pedido era
tan insistente y sensato (y yo tan inexperto) que acepté en principio entrevistarla. A los
pocos días el paciente tuvo un nuevo brote, esta vez irreversible. Me acuerdo que se
sentía perseguido por las hormigas del jardín de la Clínica. Yo recordé entonces, pero
ya era tarde, el ensayo de Abraham (1924), donde una internada se acusaba durante una
fase melancólica (en que estaba totalmente identificada con su prolífica madre) porque
había llenado el Hospital de piojos que simbolizaban a los hermanos. En otras palabras,
se podría realizar una especie de estudio epidemiológico para saber hasta qué punto
cuando un analista toma en tratamiento a alguien muy cercano a uno de sus pacientes
se desata una fuerte situación de celos en la transferencia. De ser así, varias hipótesis
psicoanalíticas quedarían apoyadas.
5Mi amigo Merton, sin embargo, me escribió en 1993 para expresar enfáticamente su desacuerdo con lo
que yo digo.

42 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 43 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Es también legítimo señalar que el llamado cambio estructural es difícil de definir y


más difícil aún de evaluar clínicamente. De ahí que un observador sagaz y crítico co-
mo Weinshel (1988) prefiera hablar de “cambio psicoanalítico” y no de cambio es-
tructural para ser más moderado y realista, si bien no resulta sencillo decidir qué de-
bemos entender por cambio psicoanalítico.

En un artículo reciente, A new intellectual framework for psychiatry (Un nuevo mo-
delo para la psiquiatría), Eric R. Kandel (1998) hace un serio intento de establecer la-
zos entre las neurociencias y el psicoanálisis y le da al cambio estructural un signifi-
cado literal: los cambios que el psicoanálisis y otras formas de psicoterapia producen
se inscriben en el cerebro “by producing changes in gene expression that alter the
strength of synaptic connections and structural changes that alter the anatomical pat-
tern of interconnections between nerve cells of the brain” (p. 460, “al producirse
cambios en la expresión genética que alteran la fuerza de las conexiones sinápticas y
cambios estructurales que modifican los modelos anatómicos de la interconexión en-
tre las células nerviosas del cerebro”. Traducción personal). Es para pensarlo, tenien-
do en cuenta que Kandel viene a justificar, desde otro campo, la importancia de un
tratamiento intenso y prolongado como es el psicoanálisis.

III
La posibilidad de contrastar los hechos a mi juicio es más alta o por lo menos más
inmediata en la sesión psicoanalítica, ese diálogo singular donde el analizado ofrece
el material de sus asociaciones libres al analista, quien lo recibe con su atención flo-
tante para ordenarlo en una proposición que pretende dar cuenta de lo que está suce-
diendo en el inconsciente.

Estoy hablando, es cierto, de una situación ideal, porque no siempre el analizado aso-
cia libremente ni el analista lo escucha con atención flotante: a veces el analizado no
puede darse a entender y el analista está sujeto al error; pero estas dificultades no son
insuperables.

No sólo las humanas deficiencias del analista y el analizado complican el diálogo psi-
coanalítico, sino también los conflictos inherentes a toda relación entre los hombres,
atravesada siempre por la ambigüedad y el malentendido, como dice Money-Kyrle
(1968, 1971). En este sentido el diálogo psicoanalítico es igual a cualquier otro, pe-
ro hay algo que lo distingue substancialmente, y es que, por definición, se dirige es-
pecíficamente a resolver esas dificultades, esos conflictos. Ellos nacen, como todos
sabemos, de la transferencia y la contratransferencia; y es el análisis de la siempre
compleja relación transferencial lo que da al psicoanálisis no sólo su carácter singu-
lar entre todos los procedimientos psicoterapéuticos sino también sus credenciales
más sólidas como método y disciplina científica: la repetición transferencial le ofre-
ce al analista la posibilidad de testear una y otra vez sus hipótesis. A veces la trans -
ferencia repite una determinada configuración o conflicto tan cumplidamente que

“2001, 1” 43
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 44 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

asume la forma de un verdadero experimento. Recuerdo una mujer joven e inteligen-


te que traté hace ya muchos años. Presentaba síntomas neuróticos y también una co-
litis ulcerosa que se reactivaba con absoluta regularidad cada vez que, al compás de
la inflación, le proponía un reajuste de honorarios. Como no tenía en aquel entonces
mucha experiencia, me llevó un tiempo establecer la relación (dinero=heces) que
provocaba sus síntomas, inconsciente por completo para la analizada misma. Un ana-
lista más experimentado que yo de seguro habría previsto lo que podía pasar; pero
entonces el diseño prácticamente experimental al que yo ingenuamente asistí no se
hubiera presentado.

El encuadre psicoanalítico (setting) está justamente diseñado para que el analizado


pueda desplegar sus conflictos en la forma más amplia y natural y para que el analis-
ta le proporcione la información que supuestamente le falta en forma de interpreta-
ción. Hay quienes piensan, como Zac (1971), y yo soy uno de ellos, que el disposi-
tivo que Freud ideó para el tratamiento psicoanalítico es uno de los más altos rendi-
mientos de su genio (¡a pesar de que no siempre lo cumpliera en la práctica!). El ana-
lizado repite con el analista sus viejos conflictos; pero, gracias al setting, puede lle-
gar a reconocerlos como propios. En otras circunstancias, la participación de los de-
más los hace irreconocibles. En esto consiste la llamada asepsia analítica que, como
la del cirujano, mantiene el campo libre de contaminación.

Desde sus primeros trabajos hasta su reciente libro, Bernardo Alvarez Lince (1996)
ha sostenido siempre que la interpretación es una proposición científica. La interpre-
tación psicoanalítica eleva a la conciencia el conocimiento de la realidad psíquica
existente; y, por tanto, “la práctica del psicoanálisis depende de las peculiaridades de
la lógica del conocimiento” (p. 14). En otras palabras, interpretar es formular una hi-
pótesis dentro del marco de una teoría científica. Sin embargo, para que la interpre-
tación sea verdaderamente una hipótesis debe construirse y formularse de manera
precisa y rigurosa. Entramos aquí a un punto clave de este trabajo.

En un todo de acuerdo con Alvarez y también con Edelson (1984), sostengo que lo
realmente testeable en la sesión es el contenido inconsciente de la mente del analiza-
do en ese momento, los enunciados casuísticos o protocolares de Liberman (1970),
la verdad diádica específica de Thomä y Kächele (1985, cap. 10), y no las grandes
teorías del psicoanálisis, aunque tampoco creo que haya entre ellos una brecha insal-
vable. Si aplicamos consistente y rigurosamente la técnica psicoanalítica, veremos
aparecer de pronto las teorías de alto nivel en la mente del analizado, esto es, como
conocimiento diádico específico, protocolar o casuístico. Así pude ilustrarlo —con-
vincentemente, creo— en Psyche (Etchegoyen, 1993).

IV
Existe a mi juicio una diferencia absoluta entre interpretar y opinar. Opinar es, por
cierto, una palabra más abarcadora que interpretar; pero, conceptualmente, interpre-

44 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 45 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

tar difiere completamente de cualquier otra opinión. En tanto se refiere a lo que el


analizado piensa y siente, la interpretación nunca alude a eventos, como hace la opi-
nión. Así como el juez sólo expresa sus opiniones en los fallos, porque de otra forma
queda en falta (cuando no comete un verdadero acting-out), la única opinión válida
del analista es su interpretación del material. Una opinión es algo que uno dice para
que el otro la comparta o la cuestione; la interpretación, en cambio, sólo espera un
juicio sobre su validez o falsedad. Como dice Bion (1977) en alguna parte, la inter-
pretación psicoanalítica no habla de los hechos sino de lo que el analizado piensa que
son los hechos: una opinión es una afirmación sobre las cosas; una interpretación es
una afirmación sobre lo que el otro piensa de las cosas (Etchegoyen, 1989, p. 380).
A Liberman le gustaba decir: Yo (el analista) pienso que usted (el analizado) piensa
que ...

Si quisiéramos apoyarnos en la filosofía del lenguaje ordinario de Austin (1962) y


John Searle (1969) podríamos decir que el diálogo psicoanalítico implica una inte-
racción comunicativa donde tienen lugar actos ilocucionarios, es decir los actos que
llevamos a cabo al decir algo; pero me atrevería a proponer que la interpretación es
en sí misma un acto ilocucionario singular, que consiste en proponer al analizado una
hipótesis de lo que el analista piensa que está activo en el inconsciente del analizado
para que él la testee, y no advertir, comentar, ordenar, aprobar, pedir disculpas, etcé-
tera (Searle, 1969, capítulo 2).

La diferencia entre opinar e interpretar muchas veces pasa inadvertida, y sin embar-
go es una exigencia implícita del setting, ya que el analista está llamado solamente a
dar testimonio y no opiniones. Como las de cualquier persona, las opiniones del ana-
lista expresan lo que él piensa sobre los sucesos o las personas del mundo y no lo que
piensa el analizado. Por tanto, las expresa como advertencias, comentarios, órdenes,
aprobaciones, disculpas, etcétera, etcétera6. En tal sentido, al darlas se aparta de su
técnica (porque viola la neutralidad y la reserva analítica) y también de la ética de su
profesión, en cuanto emite juicios de valor que necesariamente van a influir en el
otro. Muchas veces los analizados nos piden pareceres o consejos creyendo que po-
demos darlos mejor que nadie; pero, en realidad, están equivocados, y mucho más
equivocado estará el analista que lo crea. Nuestra opinión no es mejor que la de los
otros; nuestra interpretación puede aportar, en cambio, algo que los demás no pueden
dar. De esto se sigue que el analista es realmente un espejo, como dijo Freud, desti-
nado solamente a reflejar lo que le es proyectado: “El médico no debe ser transpa-
rente para el analizado, sino, como la luna de un espejo, mostrar sólo lo que le es
mostrado”(A.E., 12: 117). Repito estas conocidas palabras de Freud (1912) porque, a
pesar de que muchos analistas las han criticado, son para mí el eje de toda la técnica
psicoanalítica.

6 Searle ha recolectado 1.500 actos ilocucionarios y piensa que hay muchos más.

“2001, 1” 45
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 46 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Sé perfectamente que la división que aquí propongo no es compartida por muchos


psicoanalistas de primera línea. Así por ejemplo en el capítulo 1 de su valioso libro,
Thomä y Kächele no dudan ni por un momento que la interpretación es una opinión
del analista y de allí concluyen que éste influye necesariamente en la marcha del pro-
ceso. “Los datos que son obtenidos mediante el método psicoanalítico, son altamen-
te influenciados por las ideas trasmitidas por el analista” (Teoría y Práctica del Psi -
coanálisis, 1989, vol. 1, p. 29).

Ya dije en su momento que el analista no habla de los hechos sino de lo que el ana-
lizado cree que son los hechos. Nuestra tarea no es adoctrinar o sugestionar al pacien-
te y ni siquiera ayudarlo a pensar, sino ver por qué piensa de esta u otra manera. En
este sentido, la técnica psicoanalítica es todo lo contrario de lo que piensa Grünbaum
(1984) cuando afirma que “... the epistemic decontamination of the bulk of the pa-
tient’s productions on the couch from the suggestive effects of the analyst’s commu-
nications appears to be quite utopian” (The Foundations of Psychoanalysis, p. 128,
“... la decontaminación epistémica del conjunto de las producciones del paciente en
el diván del efecto sugestivo de las comunicaciones del analista parece ser comple-
tamente utópica”. Traducción personal).

Desde este punto de vista, como dije en mi contribución al libro en homenaje a Leo
Rangell, nuestra técnica está enderezada a descubrir el malentendido que lleva al
analizado a sentir que buscamos influir sobre él (Etchegoyen, 1989, p. 378). La
aplicación rigurosa de estos preceptos técnicos me ha llevado a descubrir, con sor-
presa, qué inconmovibles son algunas ideas de los analizados y del hombre normal
y hasta qué punto debemos diagnosticarlas de sobrevaloradas cuando no de deli-
rantes (Ibídem, p. 378). Pienso efectivamente, en la actualidad, que en la mente del
hombre normal anida muchas veces en forma críptica un auténtico delirio transiti-
vista con todos los atributos del aparato de influencia que describió la mano maes-
tra de Víctor Tausk en 1919. He visto también frecuentemente que los analistas de
poca experiencia impiden estos desarrollos con interpretaciones equivocadas, me-
didas de apoyo o llamados a la realidad. Mis afirmaciones no hacen más que com-
probar una vez más la presencia de angustias psicóticas en el hombre normal (Me-
lanie Klein, 1932, etcétera) o, si se prefiere, la existencia de una parte psicótica en
la estructura de la personalidad (Bion, 1957; Bleger, 1967); pero es relevante en re-
lación a los estudios epistémicos, en cuanto obliga a ver a la ‘bête noire’de la su-
gestión desde una perspectiva diferente, cuando no opuesta, a la que esgrimen nu-
merosos epistemólogos: la influencia sugestiva del analista sobre el analizado no
debe entenderse simplemente como algo que proviene de aquél sino como la resul-
tante de un conflicto sumamente regresivo donde operan de consuno el deseo de
influir y de sentirse influido de ambos integrantes de la diada en la dialéctica de la
identificación proyectiva (Melanie Klein, 1946; Grinberg, 1956, etcétera). Esta
perspectiva, huelga decirlo, se aplica también a las discusiones políticas, científi-
cas y aun filosóficas.

46 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 47 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

V
El material que nos ofrece el analizado es siempre vasto y multiforme, lo que plan-
tea un delicado problema al elegir lo que se le va a interpretar. Dado que las opcio-
nes son múltiples, si nos dejáramos llevar simplemente por nuestras momentáneas
preferencias, la tarea analítica quedaría expuesta a la arbitrariedad, a la veleidad de
nuestras teorías y hasta de nuestros conflictos. Este riesgo es todavía mayor si la téc-
nica que se emplea es la que yo practico desde hace años, consistente en reducir el
campo de las variables para que la interpretación se haga más testeable.

Hay por fortuna medios para evitar estos riesgos, porque los canales de comunica-
ción del analizado son también múltiples y algunos de ellos sumamente espontáneos.
Tenemos, por de pronto, las asociaciones verbales, paraverbales (es decir fónicas) y
no verbales (gestos, mímica) para utilizar la clasificación de Liberman (1962), junto
a la información que nos suministra la contratransferencia que es también parte del
material, como siempre sostuvo Racker (1960, pássim). A esto hay que agregar, to-
davía, la insistencia de determinados significantes verbales (Lacan, 1957, 1966, pás -
sim).

En estas circunstancias, el contexto de descubrimiento de la interpretación se va a en-


contrar en el punto en que estos elementos convergen, y entonces su elección corres-
ponde a factores racionales y no a una decisión arbitraria, siempre expuesta a influen-
cias subjetivas, personales. Es cierto que el material analítico que se nos ofrece es
siempre múltiple, por no decir inabarcable, y que cada vez que nos decidimos por una
interpretación dejamos otras de lado; pero si nuestra selección fue racional, como lo
acabo de explicar, podemos estar seguros de que la inexorable repetición transferen-
cial traerá nuevamente lo que en este momento apartamos.

Muchos analistas piensan, en cambio, que al seleccionar el material nosotros le esta-


mos imprimiendo al análisis una dirección particular; pero a mi juicio se equivocan
en cuanto confunden la sesión con el proceso: la opción que hacemos al interpretar
puede imprimir una dirección a la sesión, pero lo que no incluimos en esta interpre-
tación volverá a presentarse espontáneamente en el curso del tratamiento. Por otra
parte, y es obvio, toda interpretación implica una selección del material.

Para que una interpretación pueda ser testeada es necesario que sea clara y precisa,
sin ambigüedades y que, en lo posible, contenga una sola hipótesis. Con el correr del
tiempo me he hecho contrario de las interpretaciones largas y complejas y también
de las interpretaciones brillantes. Aquéllas ofrecen al analizado más de lo que puede
pensar, cuando no se contradicen entre sí; éstas apelan más a la admiración y a la en-
vidia que a la serena reflexión. Si el psicoanalista tiene in mente una interpretación
larga y compleja, será mejor que la vaya dando por partes, a la espera de la respues-
ta del analizado a cada paso. Si el primer segmento de la interpretación es refutado,
¿de qué vale seguir con los restantes?

“2001, 1” 47
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 48 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

VI
Si la interpretación puede (y debe) ser definida como una hipótesis, es lógico enton-
ces pensar que el analizado la evalúe y que sus nuevas asociaciones trasmitan no só-
lo su respuesta a lo que se le ha dicho sino también una opinión sobre su contenido
de verdad. Apenas es necesario aclarar que no me refiero a la respuesta convencio-
nal sino a la que viene del inconsciente y surge de la asociación libre, como dice
Freud en Construcciones en el análisis (1937b).

Todos los analistas son contestes de que la respuesta del analizado a la interpretación
tiene un gran valor informativo y heurístico. Pocos creen, en cambio, que el analiza-
do evalúa lo que se le ha dicho y son todavía menos los que piensan como yo que las
más veces lo hace bien. Voy a detenerme en este punto porque, de ser así, los juicios
(inconscientes —vuelvo a decirlo—) del analizado adquieren un gran valor epistémi-
co. Sostengo categóricamente que la respuesta del analizado a nuestra interpretación
contiene muchas veces los datos objetivos que nos permiten decidir sobre su validez.
En su reflexivo artículo Psychoanalysis and the use of philosophy (1997, El psicoa-
nálisis y el uso de la filosofía), Hanly apoya mi idea sobre el testeo de la interpreta-
ción como un ejemplo del realismo crítico en el trabajo clínico del psicoanálisis.
Afirma claramente: “The critical element of this idea is the psychoanalytic aknow-
ledgement by Etchegoyen of the complexity and hazards of the analisand’s evaluati-
ve activity, complicated and not infrequently compromised as it is by the derivatives
of the very conflicts within the analysand that the analysis is seaking to resolve” (p.
281, El elemento crítico de esta idea es el reconocimiento psicoanalítico de Etchego-
yen de la complejidad azarosa de la acción evaluativa del analizado, complicada y
frecuentemente comprometida por los derivados de los mismos conflictos que el psi-
coanálisis buscar resolver. Traducción personal).

De esto se sigue que la validación del proceso psicoanalítico puede alcanzarse duran -
te la sesión, como lo sostuvo Wisdom en trabajos fundamentales (1956, 1967). Per-
sonalmente, creo que la interpretación no sólo puede testearse en la sesión sino que
es ése el lugar privilegiado para hacerlo. La mayoría de los psicoanalistas (Bion,
1963; Liberman, 1970/72; Thomä y Kächele, 1985; Bianchedi, 1990) no lo piensan
así porque creen que el testeo durante la sesión perturba la atención flotante. Yo con-
sidero, al contrario, que la atención libre y flotante es precisamente lo que nos per-
mite aprehender el mensaje profundo del inconsciente del analizado sobre la verdad
o falsedad que tiene para él lo que le hemos interpretado. Una cosa es estar abierto a
lo que el analizado diga o trasmita de nuestra interpretación y otra muy distinta estar
pendiente de que la confirme o la refute. En aquel caso, funciona la atención libre-
mente flotante al servicio de la tarea de mantener o corregir el rumbo; en éste, los
conflictos de contratransferencia, donde la interpretación pasa a ser un valorado (o
mejor dicho idealizado) producto de nuestra mente, cargado de libido narcisista, que
nos enajena de nuestro analizado y de nuestra labor; el feed-back es negativo en el
primer caso y positivo en el otro.

48 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 49 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Para mostrar en qué sentido riguroso el analizado nos evalúa, quiero empezar por un
ejemplo reciente de mi propia práctica, aunque me dé un poco de vergüenza. En la
sesión del lunes una analizada expresó celos por la persona que ve salir algunas ve-
ces de mi consultorio. Supone que es una analista que se analiza conmigo y volvió a
pensar que a esta supuesta colega la atiendo con interés, mientras que a ella sólo por
obligación. Siguió a esto un largo espacio de la sesión en que yo le interpreté su bús-
queda de afecto por no sentirse querida: si ella piensa que yo la analizo por obliga-
ción es porque no puede confiar en el afecto de los demás, etcétera. Aceptó estas in-
terpretaciones, pero afirmó entonces que la relación con los pacientes no es lo mis-
mo que con un ser humano común.

A: (con ironía). Bueno, al fin hemos llegado a una conclusión irreprochable. Los
analizados no son seres humanos. ¡Está muy bien! (Con tono serio). Hay una enor -
me contradicción en lo que usted dice, a pesar de que, con su inteligencia, trata de
hacerlo pasar por lógico y normal.

P: La relación analítica es la relación de dos personas, que no es exactamente igual


a otras. Eso está claro.

Cuando terminó la sesión quedé muy desconforme. Pensé que me había dejado lle-
var a un terreno muy poco analítico donde se mezcla la seducción con la rivalidad:
doy opiniones, la contradigo, la elogio.

Al día siguiente la analizada llegó tarde y dijo:

P: Si tomamos el tema de ayer... Lo único que me acuerdo es que soñé que yo venía
a sesión... No sé cómo era la cosa. Usted ponía la mesa para tomar el té. Había ma -
sitas y dulce de leche. Estaba mi hija en el sueño también; y ella preguntaba: Cómo,
¿ustedes toman el té? Yo decía: Parece que sí.

El contenido manifiesto del sueño habla por sí mismo. “Té de señoras” se denomina
en mi país a una reunión insubstancial. A pesar de estas evidencias y de su primera y
espontánea asociación, “Si tomamos el tema de ayer”, la analizada no pensó en nin-
gún momento que su sueño evaluaba —y tan negativamente como yo mismo, por
cierto— la sesión anterior. A ella le pareció en principio un lindo sueño, si bien hu-
bo de reconocer que su hija tenía una actitud fuertemente crítica por lo que yo esta-
ba haciendo. Sólo al final de la sesión admitió que Carmen, su hija, representaba una
parte suya que criticaba la sesión anterior. Allí pudo levantar la represión de algo que
había pensado reiteradamente al irse el día anterior: le llamó la atención que yo la ca-
lificara de inteligente; pensó que era un elogio y hasta un piropo. Aquí su evaluación
inconsciente coincide con la mía cuando pensé que la había lisonjeado en lugar de
interpretarle. Cuando se da espontáneamente una coincidencia como ésta (lo que yo
pensé al término de la sesión y lo que ella misma pensó y soñó) tenemos un elemen-

“2001, 1” 49
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 50 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

to muy fuerte para validar nuestro trabajo. Sólo que, para hacerlo, analista y analiza-
do tienen que soportar un dolor mental a veces muy grande: así como al principio la
paciente no pensó ni por las tapas que me estaba criticando, yo debo confesar que, a
pesar del valor del ejemplo, estuve a punto de no ponerlo en mi trabajo.

No quiero ser demasiado severo conmigo mismo, pero “me” asocio con aquel candi-
dato del trabajo de Maxwell Gitelson del International Journal de 1952, que entre-
vista a una mujer que se queja de no ser atractiva. El candidato le dice de inmediato
que a él le ha resultado muy agradable; y ella lo sueña esa noche exhibiéndose con
el pene fláccido (vol. 33, p. 5). Entre paréntesis, ni al gran analista que fue Max ni a
nadie se le hubiera ocurrido que esta muchacha estaba denunciando en su sueño el
error técnico del candidato, que había mostrado su impotencia analítica; y, sin em-
bargo, ¿cómo podría tener ella este sueño si no advirtiera que las palabras del candi-
dato significaban un penoso error? Si el candidato hubiera interpretado el sueño se-
gún arte, es posible que la situación analítica se hubiera restablecido (o, mejor dicho,
establecido) sin que fuera necesario el cambio de analista que propuso Gitelson.

En el International Journal de 1927 (vol. 8, pp. 93-100), Ferenczi comenta el recién


publicado libro de Otto Rank, Technik der Psychoanalyse (1926). Ferenczi cita el
fragmento de un sueño: “I was being analysed, and was lying on the sofa. The ana-
lyst was very familiar to me, but I cannot say who he was. I had to tell him a dream
of a journey that I was to undertake, to visit some common friends. When I had be-
gun, I was interrupted by and old woman who was sitting on a stool and wanted to
interpret the dream in a popular manner (in an old wives’way). I told the analyst that
I could tell the dream better if she did not interrupt me. Then he told her to be silent,
got up, took hold of the hammock in which I now seemed to be lying with both his
hands, and shook me hard. Then he said: ‘When you were born, you were quite red
(in the face). Then you were laid on a sofa, and your father sat down beside you’. I
was surprised in the dream at this explanation, and thought: ‘This is very farfet-
ched’... etcétera”. (“Yo me estaba analizando acostado en el sofá. El analista me era
muy familiar, pero no podría decir quién era. Tenía que contarle un sueño sobre un
viaje que yo iba a emprender para visitar amigos comunes. Cuando yo empezaba, me
interrumpía una vieja que estaba sentada en un banco y quería interpretar el sueño de
una manera popular, ‘in an old wives’ way’. Yo le decía al analista que podría con-
tarle el sueño mejor si ella no me interrumpía. Entonces él le decía que se quedara
callada, se levantaba y se tomaba con las dos manos de la hamaca en la que yo aho-
ra parecía estar reclinado y me sacudía con fuerza. Entonces me decía: ‘Cuando us-
ted nació estaba completamente rojo (en la cara). Después fue tendido en un sofá y
su padre se sentó a su lado’. En el sueño, yo me sentía sorprendido con esta explica-
ción y pensaba: ‘Esto me parece traído de los cabellos’, ... etcétera”. Traducción per-
sonal). Rank trae este sueño para probar su teoría de que la experiencia analítica es
isomórfica con la del nacimiento; pero Ferenczi piensa, con razón, que el sueño
muestra la burla y el desprecio del analizado por las teorías del analista y sus inter-

50 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 51 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

pretaciones. ¿Puedo agregar que con su desprecio y su burla el analizado está expre-
sando también su juicio adverso al trabajo de Rank?

También se puede mostrar en varios pasajes de A propósito de un caso de neurosis


obsesiva (1909) no sólo los errores de Freud sino también las críticas larvadas que en
más de una ocasión le hace El Hombre de las Ratas, como puede verse en el exce-
lente trabajo de David Rosenfeld (1980) y en Freud and the Rat Man (Mahony,
1986).

Los ejemplos podrían multiplicarse, pero me interesa señalar que si es cierto que el
analizado nos evalúa y las más veces correctamente, sin desconocer que puede ha-
cerlo de mala fe, tenemos entonces una ayuda muy grande para contrastar nuestras
teorías.

El momento decisivo de la labor del analista es cuando tiene que evaluar la evalua-
ción del analizado. En esa evaluación encontrará la respuesta profunda a su interpre-
tación, respuesta que raramente coincide con lo dicho conscientemente y que deberá
siempre desprenderse de los innumerables malentendidos que convierten a nuestra
hipótesis interpretativa en autopredictiva (complacencia, seducción: transferencia
positiva) o suicida (agresión, envidia: transferencia negativa) (Klimovsky, 1986, pa-
rágrafo 5; Etchegoyen, 1989, p. 394; Hanly, 1992, 1997).

VII
Donde mejor se alcanza la validez del proceso clínico en psicoanálisis es en ese pun-
to de convergencia en que los hallazgos en la sesión se prolongan en los cambios len-
tos pero persistentes que aparecen en el proceso. A veces estos cambios surgen en
medio (o al final) de episodios repetitivos, donde la fuerza del fenómeno transferen-
cial se impone a nuestra reflexión rotundamente.

En un momento dado de su análisis, la señora de la manguera estaba preocupada por


la pérdida de control esfinteriano de su anciana madre, molesta porque su heladera
tenía una pérdida que mojaba el piso y muy enojada conmigo porque le interpretaba
su falta de control emocional. En un momento dado, la tensión en mi contratransfe-
rencia fue tan alta que me encontré obligándola a aceptar mis interpretaciones como
una madre que quiere imponer a su niño por la fuerza los hábitos de la limpieza. A
esto se agregó una cistitis acompañada por intensa polaquiuria, la tumefacción de una
muñeca que le provocaba una severa angustia hipocondríaca (“¿de dónde viene este
fluido?”) y, por fin, el recuerdo de que cuando nació su hermanita y ella tenía menos
de tres años su madre se había hecho encima. Este recuerdo encubridor (Freud, 1899)
había aparecido muchas veces en su análisis, invariablemente para negar sus celos de
la recién nacida y su envidia por la capacidad creativa de su denigrada madre. Esta
vez pudo recuperar aquellos dolorosos sentimientos infantiles y ver a su madre y a
su nueva bebé desde otra perspectiva, mientras oscilaba entre la admiración y la en-

“2001, 1” 51
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 52 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

vidia por mi tarea analítica (que también le parecía a ella por momentos creativa).

Es evidente a mi juicio que esta vez mis interpretaciones fueron muy bien compren-
didas por la analizada y surtieron efecto inmediato y duradero: pudo ayudar a su ma-
dre con sus dificultades esfinterianas, le desapareció la tumefacción de la muñeca, re-
mitió la cistitis con tratamiento médico, mandó a reparar la heladera que perdía y me-
joró notablemente su incontinencia emocional. El cambio más convicente fue que
nunca más volvió a mencionar que la madre perdió el contralor de esfínteres en un
momento de su puerperio y pudo por consiguiente discriminar los términos de la
ecuación simbólica bebé=heces. No me interesa destacar estos (buenos) resultados
del trabajo analítico porque no hacen a la tesis del trabajo, sino que, al reconocer por
primera vez la capacidad creativa de la madre, pudo pensar, por momentos y a rega-
ñadientes, que yo podía ser también un analista creativo. Por razones de rivalidad
“profesional” (a pesar de que se desempeñaba en una actividad totalmente distinta a
la mía) y por su carácter díscolo y desafiante (fálico-narcisista, Reich, 1933) que no
habían sido todavía suficientemente analizados, no fue capaz de reconocer la tarea
realizada y menos sentir gratitud.

Yo tomo en cuenta los argumentos de Grünbaum en su trabajo ‘Meaning’ connec -


tions and causal connections in the human sciences: the poverty of hermeneutic phi -
losophy (1990, Conexiones ‘significativas’y conexiones causales: miserias de la fi-
losofía hermenéutica), coincido en que el psicoanálisis va en busca de conexiones
causales y no sólo de nuevos significados y comprendo sus críticas (a veces desme-
didas) a las reconstrucciones que Freud (1909) le propone a El Hombre de las Ratas.
No sé si el ejemplo que yo ofrezco puede ser más satisfactorio; pero ningún analista
dejará de ver que mi labor con esta paciente hubiera sido imposible si Freud no hu-
biera escrito A propósito de un caso de neurosis obsesiva. Su comprensión de aquel
hombre, que dejó atónitos a los “médicos freudianos” que lo escucharon en Salzbur-
go en 1908, trajo una explicación de la neurosis obsesiva que nadie hasta entonces
hubiera podido imaginar, aunque su contratransferencia con el Dr. Ernst Lanzer re-
sulte criticable a la luz de los conocimientos actuales.

Por otra parte, cuando se lee o se critica ese gran documento clínico, no hay que per-
der de vista que Freud está en un momento excepcional de su creatividad y merece
el reconocimiento de todos sus lectores. La forma en que relaciona el presente y el
pasado de la vida del Dr. Lanzer puede no ser irreprochable para el epistemólogo y
adolece sin duda de fallas técnicas, pero lleva la indeleble marca del genio.

Clark Glymour (1974, 1980) ha tomado también la historia clínica de El Hombre de


las Ratas para ver hasta qué punto las teorías de Freud pueden ser testeadas durante
la sesión utilizando su método de la “pincer strategy” (estrategia de pinzas), que tam-
bién puede aplicarse a las leyes de Kepler o de Newton. En un agregado a su escrito
de 1974, Glymour (1982) encuentra que ciertas hipótesis de Freud pueden ser some-

52 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 53 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

tidas a prueba, mientras otras no pasan de ser recursos retóricos enmascarados de ar-
gumentos científicos (“rethorical devices masquerading as arguments”, Ibídem p.
31); y concluye que su escrito es un intento de separar las dos cosas. Coincido con
estos puntos de vista, y creo que mi técnica apunta precisamente a separar la inter-
pretación psicoanalítica de las declaraciones del psicoanalista, que por inspiradas y
creativas que sean —y más allá de su valor heurístico— no pasan de ser sus subjeti-
vas y personales opiniones. Es muy satisfactorio para mí escucharlo a Glymour de-
cir que “... the theory Johannes Kepler proposed long ago was strong enough to be
tested in the observatory, and the theory Sigmund Freud developed at the turn of this
century was strong enough to be tested on the couch”. (Ibídem, p. 29, “... la teoría
que Johannes Kepler propuso hace ya mucho tiempo fue lo suficientemente fuerte
como para poder ser testeada en el observatorio y la teoría que desarrolló Freud al
comienzo de este siglo fue también lo suficientemente fuerte para ser testeada en el
diván”. Traducción personal). Por otra parte, ¿puede una ciencia ser tal si tiene que
llevar todas sus hipótesis a testear en un terreno que no le es propio?

En la misma dirección que Glymour se mueve el pensamiento de Klimovsky no só-


lo en su ensayo sobre la epistemología de la interpretación psicoanalítica (Kli-
movsky, 1986), sino también en su extraordinario libro de 1994, cuando afirma que
“el método hipotético deductivo, aunque en forma más intrincada, parece dar cuen-
ta, también del proceso de la validación de las interpretaciones, cosa que ya, de algu-
na manera, habían señalado John O. Windom y otros epistemólogos” (p. 316).

Las críticas formuladas por Grünbaum al psicoanálisis me parecen más precisas de


las que en su momento hicieron Nagel, Popper y Bunge; pero quiero señalar que las
separo de su polémica con los hermeneutas, donde el psicoanálisis pierde autonomía
y se convierte en campo de batalla de dos grandes corrientes filosóficas de nuestro
tiempo. Los hechos con los que trata el psicoanálsis “en parte son fácticos y en par-
te son semióticos” (Klimovsky, 1980, p. 37), tienen significación y, por tanto, depen-
den de los códigos personales que les apliquen el analizado y el analista; pero, más
allá de esos códigos, están los hechos de la realidad psíquica que postula la teoría psi-
coanalítica y que nuestra técnica —por difícil que le resulte— puede alcanzar. Si me
inclino personalmente a ver al psicoanálisis como una ciencia natural, como Kli-
movsky (1989), es porque creo —y en esto coincido con Charles Brenner— que, si
bien el psicoanálisis trabaja efectivamente con elementos significativos (palabras,
deseos, símbolos), los trata como datos que pueden ser testeados, no como meros sig-
nificados o palabras que van a entenderse sólo dentro de un círculo hermeneútico.
“The method of observation and the date of psychoanalysis have very much to do
with language and meaning, but it is a mistake to conclude from this that psychoa-
nalysis is sui generis as a science.” (Brenner, 1980, p. 205, “Los métodos de obser-
vación y los datos del psicoanálisis tienen mucho que ver con el lenguaje y la signi-
ficación, pero es un error concluir por esto que el psicoanálisis es una ciencia sui ge -
neris “. Traducción personal).

“2001, 1” 53
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 54 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Confío que este trabajo sea del agrado de mi buena amiga Pearl King, a quien admi-
ro por sus conocimientos y por sus aportes rigurosos a la historia del psicoanálisis y
aspiro, también, a que mi escrito abra una discusión sobre temas importantes pero
controvertibles. Deseo terminarlo señalando el enorme valor explicativo que tiene
para mí la teoría de la transferencia en cuanto la consideremos, como Freud (1895,
1905, 1914), una intromisión del pasado en el presente, repetición no simplista ni iso-
mórfica que nos permite comparar lo que pasa ahora con lo que sucedió allá lejos y
hace mucho tiempo, como diría Guillermo Enrique Hudson.
Descriptores:
hermenéutica / significación / inconsciente / ciencia / sujeto / testeo / interpretación
radical / proceso psicoanalítico / situación psicoanalítica / validación / investigación
empírica / transferencia / contratransferencia.

hermeneutics / meaning / unconscious / science / subject / to test / radical interpretation /


psychoanalytic process / psychoanalytic situation / validation / empirical research /
transference / countertransference.

Bibliografía
- Abraham, K. (1924), Un breve estudio de la evolución de la libido, considerada a
la luz de los trastornos mentales. En Psicoanálsis Clínico. Buenos Aires: Paidós,
1959, cap. 26. [Ashort study of the development of the libido, viewed in the light of
mental disorders. En Selected Papers. Londres: Hogarth Press, 1927, cap. 26].

- Ahumada, J. L. (1997), Counterinduction in psychoanalytic practice: espistemic


and technical aspects. En Jorge L. Ahumada, Jorge Olagaray, Arlene Kramer Ri-
chards y Arnold David Richards, editores. The Perverse Transference and Other
Matters. Northvale, New Jersey y Londres: Jason Aronson, 1997, capítulo 11.

- Alvarez Lince, B. (1996), La Interpretación Psicoanalítica. Método y Creación.


Santafé de Bogotá: Editorial Grijalbo Ltda.

- Austin, J. L. (1962), How To Do Things with Words. Oxford: The Clarendon Press.
[Cómo Hacer Cosas con Palabras. Barcelona-Buenos Aires: Paidós, 1982].

- Bianchedi, E. T. de (1990), Cambio psíquico: el devenir de una indagación.Revista


de Psicoanálisis, 47: 10-24. [Psychic change: the ‘becoming’ of an inquiry.Interna -
tional Journal of Psycho-Analysis, 72: 6-15, 1991].

- Bion, W. R. (1957), Differentiation of the psychotic from the non-psychotic perso-


nalities. International Journal of Psychoanalysis, 38: 266-275
(1963). Elements of Psychoanalysis. New York: Basic Books. [Elementos de Psicoa -
nálisis. Buenos Aires: Paidós, 1966].
(1977). Seven Servants. New York: Jason Aronson.

54 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 55 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Bleger, J.(1967), Simbiosis y Ambigüedad. Buenos Aires: Paidós.

- Brenner, C. (1980), Metapsychology and psychoanalytic theory. The Psychoanaly -


tic Quarterly, 49: 189-214.

- Breuer, J. y Freud, S. (1895). Estudios sobre la Histeria. Buenos Aires: Amorrortu


Editores (A. E.), 2. [Studies on Hysteria. S.E, 2].

- Davidson, D. (1984), Inquiries into Truth and Interpretation. Oxford: Oxford Uni-
versity Press. [De la Verdad y de la Interpretación. Barcelona: Gedisa, 1990].

- Dorey, R. (1991), Introducción. El sujeto de la ciencia y el sujeto del inconsciente.


En Roger Dorey, et. al., 1991).

- Dorey, R., Castoriadis, C. y Enriquez, E. et. al. (1991), L`Inconscient et la Science.


París: Dunot. [El Inconsciente y la Ciencia. Buenos Aires: Amorrortu Editores,
1993].

- Edelson, M. (1984), Hypothesis and Evidence in Psychoanalysis. Chicago y Lon-


don: The University of Chicago Press.

- Etchegoyen, R.H. (1989), On interpretation and its testing. En Harold P. Blum, Ed-
ward M. Weinshel y F. Robert Rodman, eds. The Psychoanalytic Core. Essays in Ho-
nour of Leo Rangell.Madison-Connecticut:International Universities Press, cap.20.
(1993) Das Junktim von Forschen und Heilen in der Psychoanalyse. Psyche, 47: 241-
260.
(1994) Validation in the clinical process. International Journal of Psycho-Analysis,
págs. 83-92. Precirculated paper for the 75th Anniversary Celebration Conference at
West Point, April 8-10.

- Ferenczi, S. (1913), El desarrollo del sentido de realidad y sus estadios. En Obras


Completas, t. 2, 7. Madrid: Espasa-Calpe, 1981. [Stages in the development of the
sense of reality. First Contributions to Psycho-Analysis. New York: Brunnet/Mazal,
Publishers, 1980, chapter 8.]
(1927). Book Review on Technik der Psychoanalyse: I. Die Analytische Situation, by
Dr. Otto Rank, 1926. International Journal of Psycho-Analysis, 8: 93-100.

- Freud, S. (1899), Sobre los recuerdos encubridores. A.E, 3: 293-315. [Screen me-
mories. S.E, 3: 301-322].
(1904). El método psicoanalítico de Freud. A.E., 7: 233-242.
[Freud’s Psycho-Analytic Procedure. S.E., 7: 249-254].
(1905), Fragmento de análisis de un caso de histeria.
A.E., 7: 1- 107 [Fragment of an analysis of a case of hysteria. S.E., 7: 3-122].

“2001, 1” 55
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 56 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

(1909), A propósito de un caso de neurosis obsesiva. A.E., 10: 119-194. [Notes upon
a case of obsessional neurosis. S.E, 10: 151-249].
(1911) Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico. A.E., 12: 217-
231 [Formulations on to the two principles of mental functioning. S.E., 12: 213-226].
(1912). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico.
A.E, 12: 107-119. [Recommendations to physicians practising psycho-analysis. S.E,
12: 109-120].
(1914). Recordar, repetir y reelaborar. (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoa-
nálisis, II). A.E, 12: 145 -157. [Remembering, repeating and working-through.
(Further recommendations on the technique of psychoanalysis, II). S.E, 12: 145-156].
(1916-17) Conferencias de Introducción al Psicoanálisis.
A.E, 15 y 16. [Introductory Lectures on Psychoanalysis. S.E, 15 y 16].
(1937a) Análisis terminable e interminable. A.E, 23: 211-254.
[Analysis terminable and interminable. S.E, 23: 211-253].
(1937b) Construcciones en el análisis. A.E, 23: 255-270.
[Constructions in analysis. S.E, 23: 255-269].

- Gill, M.M. (1992) Current trends in psychoanalysis. H. Hartmann Award.


(1993). Comunicación personal.

- Gitelson, M. (1952), The emotional position of the analyst in the psycho-analytic


situation. International Journal of Psycho-Analysis, 33: 1-10.

Glymour, C. (1974), Freud, Kepler, and the clinical evidence. En Richard Wollheim
y James Hopkins, eds., Philosophical Essays on Freud. Cambridge: Cambridge Uni-
versity Press, 1982, pp. 12-29.
(1980). Theory and Evidence. Princeton: Princeton University Press.
(1982). Afterword (to “Freud, Kepler and the clinical evidence”, pp. 29-31).

- Green, A. (1991), Desconocimiento del inconsciente (ciencia y psicoanálisis). En


Roger Dorey et al., 1991. [Amorrortu Editores, 1993].

- Grinberg, L. (1956), Sobre algunos problemas de técnica psicoanalíticas determi-


nados por la identificación y contraidentificación proyectivas. Revista de Psicoaná -
lisis, 13:507-511.

- Grünbaum, A. (1984), The Foundations of Psychoanalysis: A Philosophical Criti -


que. Berkeley: University of California Press.
(1990) “Meaning” connections and causal connections in the human sciences: the
poverty of hermeneutic philosophy. Journal of the American Psychoanalytic Asso -
ciation, 38: 559-577.

- Habermas, J. (1968), Erkenntnis und Intere s s e. Frankfurt: Suhrkamp Ve r l a g .

56 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 57 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

[Knowledge and Human Interest. Boston: Beakon Press, 1972.


Conocimiento e Interés. Madrid: Taurus, 1982].

- Hanly, C.M.T. (1992), The Problem of Truth in Applied Pschoanalysis. New York:
Guilford Press.
(1997). Psychoanalysis and the uses of philosophy. En Jorge L. Ahumada, Jorge Ola-
garay, Arlene Kramer Richards y Arnold David Richards, editores. The Perverse
Transference and Other Matters. Northvale, New Jersey y Londres: Jason Aronson,
1997, capítulo 17.

- Hartmann, H. (1951), Technical implications of ego psychology. Psychoanalytic


Quarterly, 20: 31-43. (También en Essays on Ego Psychology. New York: Internatio-
nal Universities Press, 1964, capítulo 8).

- Jaspers, K. (1913), Allgemeine Psychopatologie. Heidelberg: Springer. [General


Psychopathology. Manchester: Manchester Univesity Press,
1963. Psicopatología General. Buenos Aires: Beta, 1955].

- Kandel, E. R. (1998). A new intellectual framework for psychiatry. American Jour -


nal of Psychiatry, 155: 457-469.

- Klein, M. (1932), El Psicoanálisis de Niños. En Obras Completas. Buenos Aires-


Barcelona-México: Paidós, vol. 2, 1987. [The Psycho-Analysis of Children. En The
Writings of Melanie Klein. London: The Hogarth Press, 1975, vol.2.]
(1946). Notas sobre algunos mecanismos esquizoides.
En Obras Completas. Buenos Aires-Barcelona-México: Paidós, vol. 3, cap. 1, 1987.
[Notes on some schizoid mechanisms. International Journal of Psycho-Analysis,
27:99-110. En The Writings of Melanie Klein. Envy Gratitutde and Other Works,
1946-1963. Londres: The Hogarth Press, 1975, cap. 1].

- Klimovsky, G. (1980), Ciencia y anticiencia en psicología. Conferencia dictada en


la Asociación Argentina de Investigaciones Psicológicas (ADIP). En Gregorio Kli-
movsky, Marcos Aguinis, Luis Chiozza y otros, Opiniones sobre la Psicología. Bue-
nos Aires: Ediciones ADIP, 1986, pp. 11-48.
(1986) Aspectos epistemológicos de la interpretación psicoanalítica. En R. Horacio
Etchegoyen, Los Fundamentos de la Técnica Psicoanalítica, cap. 35. Buenos Aires:
Amorrortu Editores.

(1989) La epistemología de Sigmund Freud. Leído en el 36º IPAC, Roma.


(1994) Las Desventuras del Conocimiento Científico. Una Introducción a la Episte -
mología. Buenos Aires: A-Z editor.

- Lacan, J. (1957), L’instance de la lettre dans l’inconscient ou la raison depuis Freud.

“2001, 1” 57
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 58 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

En Ecrits, pp. 493-528). [Lectura estructuralista de Freud. Buenos Aires: Siglo Vein-
tiuno, 1971].
(1966). Écrits. Paris: Seuil. [México: Siglo XXI, 1971, 1975].
- Lagache, D. (1964), Symposium on fantasy. International Journal of Psycho-
Analysis, 45: 180-189.

- Liberman, D. (1962), La Comunicación en Terapéutica Psicoanalítica. Buenos Ai-


res: EUDEBA.
(1970-72). Lingüística, Interacción Comunicativa y Proceso Psicoanalítico, Buenos
Aires: Galerna, vols. 1/3.

- Mahony, P.J. (1986), Freud and the Rat Man. New Haven y Londres: Yale Univer-
sities Press.

- Money-Kyrle, R.E. (1968), Cognitive development. International Journal of Psy -


cho-Analysis, 49: 691-698. Collected Papers, cap. 31. [Desarrollo Cognitivo. Revis -
ta de Psicoanálisis, vol. 27: 845-862, 1970].

(1971) The aim of psycho-analysis. International Journal of Psycho-Analysis, 52:


103-107. Collected Papers, cap. 33. [Los fines del psicoanálisis. Revista de Psicoa -
nálisis, vol. 30: 263-271, 1973].

- Popper, K. R. (1953), La ciencia. En El Desarrollo del Conocimiento Científico.


Buenos Aires: Paidós 1967, p.p. 43-79.
(1962) Conjetures and Refutations. Londres: Routledge y Kegan Paul.

- Racker, H. (1960), Estudios sobre Técnica Psicoanalítica. Buenos Aires: Paidós.


[Transference and Countertransference. London: Hogarth Press, 1968].

- Rank, O.(1926), Technik der Psychoanalyse: I. Die analytische Situation.Leipzig &


Viena: Franz Deuticke. (Citado por S. Ferenczi, 1927).

- Reich, W. (1933), Charakter analyse - Berlín: Selbstverlag des Verfassers [Análi-


sis del Carácter. Buenos Aires, Paidós, 1957. Analysis of Character, New York: Or-
gone Institute Press].

- Rosenfeld, D. (1980), The handling of resistances in adult patients. International


Journal of Psychoanalisis, 61: 71-83.

- Searle, J. R. (1969), Speech Acts. An Essay in the Pholosophy of Language. Cam-


bridge: Cambridge University Press. [Actos de Habla. Ensayo de Filosofía del Len -
guaje. Madrid: Ediciones Cátedra, 1980].

58 “2001, 1”
pags. 34 a ...59 3/28/06 11:12 AM Page 59 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Strachey, J. (1934), The nature of the therapeutic action of psycho-analysis. Inter -


national Journal of Psycho-Analysis, 15:127-152.

- Tausk, V. (1919), Uber die Entstehunf des Veinflussunssapparates in des


Schizophrenie. Zeitschrift für ärztlicje Psychoanalyse, 5: 1-33. [On the origin of
the ‘influencing machine’in schizophrenia. The Psychoanalytic Quarterly, 2: 519-
556, 1933. Sobre el origen del ‘aparato de influencia’en la esquizofrenia. Revista
de Psicoanálisis, 2: 490-524. De la génesis del ‘aparato de influencia’ durante la
esquizofrenia].
También en Obras Psicoanalíticas. Buenos Aires: Morel, 1977. También en Robert
Fliess ed., The Psychoanalytic Reader. Londres: Hogarth Press, 1950.

- Thomä, H. y Kächele, H. (1985), Lehrbuch der Psychoanalytischen Therapie, Band


1 Grundlagen. Berlin-Heidelberg: Springer Verlag. [Psychoanalytic Practice. 1
Principles. Berlin-Heidelberg: Springer Verlag, 1987. Teoría y Práctica del Psicoa -
nálisis. 1 Fundamentos. Barcelona: Herder, 1989].

- Wallerstein, R. S. (1986), Forty -Two Lives in Treatment. A Study of Psychoanaly -


sis and Psychotherapy. New York-London: The Guilford Press.

- Weinshel, E. (1988), Structural change in psychoanalysis. Journal of the American


Psycho- Analytic Association, 36 (Suppl.): 263-280.

- Wisdom, J.O. (1956), Psychoanalytic technology. En L. Paul ed., Psychoanalytic


Clinical Interpretation. Londres: Collier-Macmillan, 1964. pp. 143-161.
(1967). Testing an interpretation within a session. International Journal of Psycho-
Analysis, 48: 44-52.

Zac, J.(1971), Un enfoque metodológico del establecimiento del encuadre. Revista


de Psicoanálisis, 28: 593-610.

Agradezco a María Isabel Siquier, Eduardo Rabosi y Eduardo Issaharoff las valio -
sas sugerencias al borrador de este trabajo.

Primera versión: 10 de diciembre de 2000

Aprobado: 10 de marzo de 2001

“2001, 1” 59
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 60 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

CONFERENCIAS DE
JOSE LUIS ETCHEVERRY*

Prólogo
Dr. Martín Wolf-Felder
ex Prof. Titular del Area de Psicoanálisis,
Facultad de Psicología, Universidad de la República Oriental del Uruguay.

Las conferencias de José Luis Etcheverry dan su perspectiva en la traducción de S.


Freud, por obra de su elección de nuevos sustantivos en la de las cartas a W. Fliess.

La última opinión que días atrás recogiéramos en este sentido, fue la del novelista y
traductor vienés Erich Hackl (“Sara und Simón”, Diogenes Verlag, Zürich, 1995): En
castellano no hay mejor término que “querencia” para traducir Trieb.A pesar de res-
petar esta opinión y la propia rigurosa producción filológica Trieb-Querencia de Jo-
sé Luis, nos cuesta aceptar la aplicación de tal ecuación semántica. Es por esto que,
según él mismo, fuimos los primeros en preguntarle sobre la pertinencia de ese léxi-
co giro técnico del castizo de J. Ruiz 1330-43 (Libro de buen amor), en 1632 en la
Gerarda —catedrática de amor— de Lope (La Dorotea), con igual sentido que nues-
tro rural actual.

En la edición de Amorrortu de las cartas nos impactó en 1994 casi más que Freud,
dicha osadía traductoral. Fue para dar cuenta de ella que invitamos a José Luis al
Area de Psicoanálisis, Facultad de Psicología de la Universidad de la República.

Pensamos que lo revolucionario de sus propuestas reside en innovar como aporte a


desligar el psicoanálisis de lazos discursivos que impiden rescatar de él lo central
pues, hoy, vaya paradoja, sufre de identificación por un exceso de lucha contra la
misma.

* Estas conferencias fueron dictadas en la Universidad de la República Oriental del Uruguay, Facultad de
Psicología, el 16 de octubre de 1995. La primera conferencia fue dictada por la mañana y la segunda por
la noche. La primera conferencia fue precedida por las palabras del Decano de la Facultad: Prof. Dr. Ps.
Alejandro Scherzer, y por las del Prof. Tit. del Area de Psicoanálisis: Dr. Martín Wolf. La segunda confe-
rencia fue precedida por la intervención de la Prof. Adjunta del Area de Psicoanálisis, Lic. Doris Hajer.
Ambas conferencias fueron publicadas en Freud hoy en la Universidad(compil. por Martín Wolf y Doris
Hajer), Universidad de la República, Facultad de Psicología, Area de Psicoanálisis, Oficina del libro AEM,
Montevideo, 1996.

60 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 61 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Sintonizaba José Luis en ello con lo que anhela el demos de la Universidad con rela-
ción a los apegos encarnados en el repetitivo supuesto uso técnico siempre transito-
rio de modismos que en su iteración hacen síntoma de lo que por transcurrir en el se-
no de la creencia se erige en cerrada circulación axiomática.

Con querencia por pulsión y población por investidura, Etcheverry logra “llamar” la
“atención”, es decir, reclamarla, demandarla, “atraerla” como freudiana “sobreinves-
tidura” para que arribe aquí a lo nuevo y no se dedique por inercia, en tanto que pul-
sional, a eso que vuelve siempre al mismo lugar como atención o querencia que pue-
bla un lenguaje de humana radicación como enlace social.

Lo del gran traductor argentino se trata de un llamado magistral al movimiento de


aquello saussuriano que hace a la adhesión al uso de un significante como si fuera un
signo que por definición sólo tiene acoplado un único significado. Es una operación
que habilita facultar al uso de una clave maestra orientada hacia sacudir costumbres
hilvanadas desde el más puro idiomático colonial poder discursivo institucional so-
bre una propicia permeabilidad a la identificación unificante.

Más allá de toda discusión acerca de una absoluta adecuación semántica de los nue-
vos vocablos propuestos, valoramos la propia acción efectiva causada por la irrup-
ción sorprendente de la novedad. Hay allí el resultado de una investigación que im-
plica una superación de esa pereza-caballo-de-Troya que somete a la propia materia-
lidad de esa repetición que oculta y muestra de por sí un origen traumático que seña-
la una diferencia que sólo se puede dibujar con la tinta del afán sobre el papel del
dogma. Tarea quijotesca de un traductor. Corominas nos recuerda querencia en el
Quijote. ¡Cosas veredes Sancho!

Etcheverry responde en un momento histórico muy preciso a la orientación fundamen-


talista de pretensiones hegemónicas de corporaciones y discursos de supuestos practi-
cantes del psicoanálisis, al descubrirse en conflicto de identidad por el ejercicio de una
praxis contradictoria con la médica, en el propio seno del mercado de valores de esta úl-
tima. Testimonios de O. Fenichel en las 119 Rundbriefe 1934-1945 (Hg. Elke Mühlleit-
ner und Johannes Reichmayr, Stroemfeld V., F. am Main und Basel, 1998) en el marco
de sufrir primero clandestinidad en Europa y después exilio en EEUU, prefiguraban ya
los efectos que iba a generar el desarrollo de una práctica originada en una otra prece-
dente. La misma medicina que había fallado en isomorfismo por relación a un objeto
epistémico que ya no podía ser el suyo y obligaba a la divergencia que habría de deve-
nir en el emerger del psicoanálisis, tendería luego a hacerlo converger hacia ella.

La muerte de Fenichel después de su esfuerzo para ser reconocido como médico y


así poder ejercer el psicoanálisis en EEUU y el nacimiento de la figura de Jacques
Lacan como la expresión opuesta de un intento de trazar con nitidez la diferencia
radical del psicoanálisis con la medicina, señalan el comienzo de un proceso con-

“2001, 1” 61
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 62 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

flictivo identitario que recorre instituciones, discursos, teorías, prácticas, sujetos y


praxis. Fue por una técnica traducción al inglés, sobre todo de la Standard Ed. de J.
Strachey que —según Bruno Bettelheim (Freud y el alma humana, Grijalbo, Bar.,
1983)— ese problema identificatorio adquiriera su más seria expresión al acartonar
nada menos que el singular, literario y coloquial alemán escrito de Freud que preci-
samente por su estilo y gran cultura había sido premiado como tal en 1930 con un
“Goethe”... de literatura. Somos testigos de su efecto en nuestro medio. Ante la du-
da de algún detalle de traducción en López Ballesteros, salvo excepciones como las
de T. Bedó y D. Hajer, se recurría a la Standard en lugar de a las Gesammelte Wer -
ke. Pereza por falta de públicas exigencias y luego adulteración privada de la identi-
dad del texto por identificación y transmisión. Esto, antes, drama del fundador del
psicoanálisis que, justamente, temía el riesgo querencial del psicoanálisis en relación
con la medicina: el retorno del nuevo método de los significantes, al viejo método de
los signos; la vuelta de la escucha a la clínica semiológica; el regreso de una atención
flotante dirigida a las secuencias fónicas de las palabras, a una otra atención dispues-
ta a sumergirse en supuestos significados (por ejemplo, si hay o no demanda de aná-
lisis); el desprecio por los repentinos laberintos que puedan abrir imprevistos errores
del hablar, en aras del aprecio por las certeras respuestas que pueden dar frases bien
construidas a preguntas formuladas a priori.

El peligro de “traición” por traducción constituía uno de los factores más impor-
tantes de aquel riesgo. Hablar de lo mental no era lo mismo que hablar de lo aní -
mico por relación a lo psíquico. Bueno, precisamente la traducción de Trieb fue pa-
radigmática en la ilustración de esta trascendente cuestión de identidad que mues-
tra en forma cruda la relación entre lo identificatorio y lo identitario. Si Freud ha-
bía tratado de elucidarlo en Psicología de las masas y análisis del yo con sus refe-
rencias al Dios de la Iglesia y al Jefe del Ejército, se podría pensar el lugar que han
ocupado la Standard y sus efectos en la vida standard de los institutos de enseñan-
za de las asociaciones.

El vocablo castellano querencia basta como buen ejemplo —como dijera Doris Ha-
jer en su diálogo de 1995 con Etcheverry en la Universidad— de lo que es un mayor
giro hacia lo literario por oposición radical y búsqueda de un cierto equilibrio —agre-
garía— en relación a ese otro extremo opuesto del Instinct inglés que parece empu-
jar al Trieb alemán del texto original de Freud hacia lo médico —por esa tan dura in-
termediación de lo terminológico bio-genético. El traductor, más allá de lo que se ha
animado a confesar, ha intentado con su nueva versión de las Obras de Freud y con
la de las Cartas a Fliess y sus referidos osados detalles, apuntar también hacia repa-
rar distorsiones de sentido del traslado al inglés y en especial el de la Standard.

Es pues nada menos que a nivel de la identidad del discurso psicoanalítico que inci-
de la obra de Etcheverry. Y esto implica la cultura de nuestro tiempo desde la mane-
ra en que lo simbólico trabaja sobre lo imaginario para desenmascarar el síntoma

62 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 63 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

identitario que por forclusión retorna en lo real de esa cadencia monótona que uni-
formiza enunciados, enunciaciones y enunciantes. Estos últimos —en la línea de lo
que ya ha dicho sobre ello Germán García (“El psicoanalista y sus síntomas”, Eol-
Paidós, B.Aires, 1998)— pasan a parecerse todos entre sí como prolijamente recor-
tados. Pero no se trata de una novedad de tiempos lacanianos. Un fenómeno idénti-
co ya sucedía cuando el centro de difusión discursiva del psicoanálsis pasaba por
Londres y no por París. Y no se trata de una suerte de mala intención de nadie, más
allá de lo que dijera Fédida en Montevideo hace ya más de una década: “Ustedes se
tienen que definir: o trabajan para la Ipacola o para la Lacancola, porque ahora el
mercado se expande también hacia el este y no sólo hacia el sur”. Pienso que la res-
puesta más adecuada a esta postura fue sin duda la de Miller con la creación de la
A.M.P. para luego ponerse en ventajosa posición también formal frente a la A.P.I.
Ahora, una de otra, constituyen su recíproco espejo que les devuelve una imagen
completa de la organización que cada una de ellas aspira con relación a la difusión
de la práctica del psicoanálisis. Pero la vida es más difícil.

En todo el mundo hay hoy cientos de grupos no sólo extra IPA o extra AMP, sino
también intra IPA e intra AMP por los cuales ya no circula el pequeño espejo como
mercancía de gran valor de cambio. El futuro dirá sobre la identificación en la trans-
misión y es posible que pudiera ser auspicioso si llegara a difundirse el desenajenan-
te ejemplo discursivo de José Luis Etcheverry: pensar en los posibles efectos identi-
ficación-rito que puede acarrear una palabra establecida que no sorprenda. Por ejem-
plo, podría venir al caso advertir sobre ese einziger Zug que por antojo de Lacan se
retraduce por aquí como trazo unario. Con sacudir este castellano par significante se
podría quebrar una implícita inadvertida amalgama para convocar al presente conse-
cuencias de ese exilio masivo de psicoanalistas judíos alemanes y austríacos de la dé-
cada del treinta, cuya tragedia mayor generara una menor, pero tragedia al fin, en la
identidad de la praxis triple de la “asociación libre”, la “atención flotante” y la “trans-
ferencia”. Permítaseme llamar a la reflexión en esto, con el albur de un calambur. La
gran tragedia tuvo precisamente que ver con alguien que se pretendía un ario. Serio
calambur éste sin chiste para apuntar hacia el eje del peligro y poner así énfasis en el
trazo que en el intento de unir trozos destroza la destreza singular por la cual trans-
curre el producto creativo de la llamada asociación “libre” del analizante cuando su-
pone que quien ejerce la “atención flotante”, sabe, mientras que éste, en realidad, co-
mo le reprochara Jung a Freud en aquella famosa carta de respuesta sobre técnica del
9 de enero de 1912, debe “hacerse el muerto”. Cuando en la historia de los escritos
psicoanalíticos este extremo desvío representado por la metáfora del entrecomillado
del discurso psiquiátrico de Jung en oposición al de Freud —por no poder quizás asu-
mir lo que le sucediera con Sabina Spielrein como transferencial error técnico— es
recogido por Lacan, éste radicaliza la regla de la abstinencia en detrimento de la
“atención flotante”. Y fue de ésta que habláramos con José Luis en el espacio entre
sus dos conferencias, en presencia de la Lic. María Angélica Aráoz y la Lic. Doris
Hajer. Dijo —lo que volvería a decir por la noche en la Universidad— que no esta-

“2001, 1” 63
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 64 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ba de acuerdo con Castoriadis cuando afirma que Freud nunca habla de la imagina -
ción porque, si bien no se encuentra en su teoría psicopatológica, aquélla se podría
de alguna manera entrever en la técnica específica que le corresponde al analista, la
gleichschwebende Aufmerksamkeit, en su morfema “-schweben-“ (flotar) que, como
texto articulado en apropiado contexto, se rastrea de Lipps a Fichte: la imaginación
en el trato humano. Me volvió a sorprender. Racker, me dije. ¡Caramba, la imagina-
ción en la atención! Me sacudió y me hizo pensar bastante porque no es fácil aten-
der en forma “flotante” sin hundirse en los significados de lo que dice el analizante
o en las imágenes propias “preconscientes” que pueden irrumpir mientras se escucha
como analista. Le refería entonces a José Luis —porque él decía con suma delicade-
za que ese era un problema para nosotros analistas y no para él como traductor— que
ya era bastante “fluctuar” en nosotros como para también “hacernos los muertos” en
el sentido exagerado de la expresión con la cual Jung, por su entrecomillado, sugie-
re que sea una cita de Freud. Quizás importe en ese detalle histórico saber si es real-
mente una atribución o no de Jung a Freud, pero la cuestión es que luego parece to-
mado muy en serio por Lacan, con lo de ponerse como objeto para que el único su-
jeto sea el del suponer inconsciente del analizante sobre el otro. A José Luis le inte-
resó mucho, en particular la importancia que le asignaba al deslizamiento hacia la de-
saparición del sujeto del analista como “deseo” de éste según Lacan y entre el erigir-
se para el otro en el “sujeto supuesto saber”, el objeto “a” y el quizás junguiano “ha -
cerse el muerto”. Hay aquí todo un problema que el teórico francés busca eludir en
una vuelta más literal a Freud el 11 de octubre de 1974 cuando dice que “oímos” con
“una atención flotante” en clara referencia a la expresión e intento de mínima teori-
zación de la misma por parte de Freud, que por algo sólo se refiere explícitamente a
ella en 1912 y 1922, más que casualmente cuando primero Jung en Zürich y luego
Frink en Nueva York, uno presidente de la IPA y el otro candidato a la presiden-
cia de la Asociación de la gran ciudad, tienen problemas transferenciales con sus
analizantes. La atención, según Freud, es “sobreinvestidura”, una Überbesetzung
que como Besetzung es una Triebbesetzung, una aplicación de la pulsión, eso que
también hace a la Übertragung que en traducción (Übersetzung, acota D. Hajer)
es “transferencia” en cuanto desplazamiento de Besetzungen y que conforma el
propio ámbito donde viven y se nutren los significantes que la expresan en el tra-
bajo analítico, que no así porque si sólo procesa el analista por ubicarse como ob-
jeto del sujeto del inconsciente (Lacan) del analizante. Porque el problema allí
está más bien en cómo uno atiende, es decir, en el manejo (Be-hand-lung) de las
investiduras, en cómo uno “puebla” o deja de “poblar”, según la nueva propues-
ta de José Luis, los significantes de la cadena sintagmática que, según Freud, de-
ben seguir siendo promovidos en su “libertad” al amparo de la asociación “libre”
del enunciante quien, como es obvio, habla en son de demanda para obtener la
satisfacción por lo que transfiere. Y si lo que se transfiere transcurre por la se-
ducción vehiculizada por los significados, lo que se hace necesario es no sumer-
girse en sincronía con ellos sino flotar para deslizarse en la diacronía de la cade-
na-diferencia de todos los significantes. El problema, a mi entender, radica en

64 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 65 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

que una postura extrema en el sentido de la abstinencia juega el papel de sustitu-


to de la atención flotante, y ello produce un corrimiento de lo propio del hablar-
escuchar hacia el actuar en el sentido del agieren, y entonces la repetición, en lu-
gar de abrir el camino de los fonemas, se encuentra en su cierre por la acción teó-
rica. El hecho es que lo único que tenemos para trabajar son las palabras, y las
tenemos que cuidar en el sentido de promover su mejor emerger. Y para esto el
juego de la abstinencia no colabora en forma directa o isomorfa porque sólo es
catapultada allí desde la teoría como en forma de salto artificial que transfiere
una omnipotencia inhibidora de la asociación libre y no como lo hace la “aten-
ción flotante” que en cambio sí es específica como par de la misma, pues al no
tener otra finalidad teórico-especulativa, como aquélla, sólo le resta la propia
práctica de favorecerla. Aquí coincidíamos con lo del “-schweben-” que señala-
ba Etcheverry, porque es práctica que en su propio ejercicio no puede dejar de ser
humana en el sentido del trato, y que en todo caso para ello basta con la
gleichschwebende Auferksamkeit, pues es en realidad ésta la verdadera abstinen-
cia si es que oímos síntoma-teoría en la identificación con la palabra standard
del analista. El problema ya con Freud, al querer evitar la alteración de su lega-
do mediante la Institución y el Comité Secreto y en Klein o Lacan, donde ya pa-
sa por una sugestión de frases e identificación a ellas en exceso rígida, es que,
paradójicamente, no se permite el rescate de la imaginación humana del analista
para ejercer con plasticidad una atención que sólo tenga que ver con dirigirse a
la soltura musical de los significantes para poder flotar con ellos y no precipitar-
se con disciplinada antelación teórica (P. Aulagnier) a lo que habrá de seguir di-
ciendo el analizante. Y es sobre todo aquí que reside a nuestro modo de ver el va-
lor más trascendente de la obra de innovación de significantes que ha gestado co-
mo vivo móvil modelo Etcheverry. Si Trieb ya no sólo puede ser pulsión sino
también querencia, o quizá otra palabra como se le había ocurrido (por ejemplo
tendencia) en francés a Lacan o cualquiera otra, no habría ya allí mayor peligro
de la identificación en el término o en la manera de hablar y restarían investidu-
ras o posibilidades de “poblar” una diversidad no reductora del decir para mejor
hacer circular las singulares ideas de cada quien en relación a su propio deseo y
sus propias demandas y a buen resguardo de repetir cansinamente elementos teó-
ricos “cristalizados” (Etcheverry) por una exigencia cacofónica de pertenencia a
una marca o grifo a la manera púber o adolescente que sólo nos lleva a ser habla-
dos por un otro como si fuéramos simples difusores de un discurso que no nos
tiene en cuenta como sujetos, al mejor estilo de aquel religioso del Señor (D. Ha-
jer) que —bien dicho aquí— Lacan mal denomina del Amo por una distorsiona-
da lectura de un Hegel que, también por ese efecto multiplicador de tamaño ye-
rro en su traslado al francés y luego de éste —y no del alemán original— al cas-
tellano, nos permite volver a señalar la dimensión desalienante del aporte de Jo-
sé Luis Etcheverry. Es que el psicoanálisis en su especificidad tiene la imposibi-
lidad de excluir al sujeto, como sí en cambio hacen las ciencias antes llamadas
“exactas” que precisamente allí encuentran su mayor falla. Para ser más claro, no

“2001, 1” 65
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 66 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

en balde Ilya Prigogine, desde disciplinas de alta formalización como la física


cuántica y la matemática, ha afirmado: “(...) Una ciencia teórica (...) en donde
los iniciados continúan cavilando en términos sólo entendidos por algunos com -
pañeros de viaje, estará necesariamente aislada del resto de la humanidad cul -
tural; está abocada a la atrofia y a la osificación (...)”, pág.42, La nueva alian -
za. Metamorfosis de la ciencia, Alianza Ed., Madrid, 1990. Es sobre el fondo de
esta cita que quiero, al concluir, resaltar lo que sería la más viva expresión de la
figura de José Luis Etcheverry: apertura, cambio y movimiento en el complejo
panorama actual de la producción social de los conocimientos humanos donde vi-
ve el psicoanálisis.

Primera conferencia
Traducción, cambio y tiempo

En primer lugar me gustaría decir que el título de la charla de hoy se debe apreciar
por la sencillez que tiene, pero es una sencillez muy conceptual porque dice: «Tra-
ducción, tiempo y cambio». Querría entonces contar algo sobre el tiempo en que una
traducción se hace y sobre los cambios que las traducciones pueden tener en el tiem-
po. Pero sobre la traducción en cuanto tal es muy poco lo que yo podría decir: es un
tema muy controvertido, me parece que deberíamos convocar a especialistas en la
teoría de la literatura, o en la filología, para considerar esto.

Pero si no me considero autorizado a decir nada serio sobre la traducción como tal,
me gustaría decir mi juicio, por lo menos mi prejuicio. Quiero, para entrar en tema,
ambientar la idea de la traducción en la obra misma de Freud. El leía, supongo que
por las décadas de 1860 o de 1870, un trabajo de Hipólito Taine. Este hombre había
escrito un trabajo sobre la inteligencia. Era el último representante de la tradición del
llamado análisis que había tenido tal vez su iniciación en La lengua de los cálculos
de Condillac, y expresiones en el análisis matemático y mecánico de Lagrange. Tai-
ne define, entonces, el análisis, y dice que el análisis es traducción. Entiende que el
análisis es la reducción de fenómenos a ideas simples y el intento de deducir fenó-
menos a partir de ideas simples.

Y Taine entiende que el análisis es traducción porque se trata siempre de traducir


cosas en signos y signos en cosas. Esto puede parecer muy abstracto, pero es lo que
hacemos, me parece, en la vida corriente, porque uno tiene visiones sobre las co-
sas, a estas visiones las traduce en ideas, a estas, en expresiones verbales, y a estas
expresiones verbales las retraduce en concepciones de las cosas. O si no, traduce
propósitos en acciones, y recíprocamente. Quiero decir que si la traducción fuera
imposible, como ciertas tendencias de pensamiento lo quieren destacar, creo yo que
la vida sería imposible; sería imposible vivir si no se pudiera traducir. Ese es mi
prejuicio.

66 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 67 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Por otra parte, los que argumentan sobre la imposibilidad de traducir, generalmen-
te recurren al argumento de lo inefable, o sea: hay algo siempre en lo que uno di-
ce que no tiene traducción porque la vivencia personal, o la vivencia de una len-
gua determinada, no son equiparables a otras vivencias. Pero lo que importa, a mí
me parece, es lo que uno mismo traduce para la comunidad de los demás. Yo me
fijo en este aspecto de la cuestión. Si un autor, como Freud, produce una obra, se
entiende que la dirige a sus prójimos, o sea que tiene una idea implícita de una co-
munidad a la que se dirige. Creo que es posible la traducción en este sentido (a sa-
ber: en el sentido que acabo de atribuir a Freud). Nada más sobre la traducción en
general.

Cuando yo empecé a traducir la obra de Freud, leíamos con mucho cuidado corrien-
tes alemanas de la filología, la de Gadamer por ejemplo. En esta encontramos el con-
cepto de historia de recepción de una obra —en alemán se dice “Aufnahme”—. La
historia de recepción de una obra forma parte de la obra misma. Porque si una obra
no se leyera, no existiría: si una obra escrita no se leyera no existiría, si un pensa-
miento de un autor no se cultivara, este pensamiento moriría; es sólo la comunidad
humana, digamos de los hablantes, de los interesados en las mismas cuestiones, la
que hace vivir una obra. Yo no llevaría esto a la exageración de decir que la obra mis-
ma no existe sino que en realidad existen sus traducciones porque las traducciones
son de una lengua en otra pero, también, cada vez que uno lee la obra la está tradu-
ciendo, cada uno de ustedes la traduce cuando la lee. No llegaría entonces a decir que
la historia de recepción es la que determina la naturaleza de la obra, pero sí que for-
ma parte —por lo menos— esta historia de recepción de la naturaleza de la obra.
Ahora, la recepción de la obra, de la obra de un autor importante, por ejemplo de
Freud o de cualquier otro que imaginen hay que pensarla en relación con algún gru-
po de gente interesada en esa obra. Existe un grupo, digamos que la recepción supo-
ne siempre un colectivo social, un conjunto de individuos animados por propósitos
semejantes que leen la obra. Entonces, la traducción de una obra no puede ser el ac-
to caprichoso de alguien. Por eso tengo que exponer ante ustedes cuáles eran las ex-
pectativas de la gente, en Buenos Aires, que era hasta donde alcanzaba mi conoci-
miento en esa época, las expectativas que había en torno de la modalidad en que la
obra de Freud se debía recibir. En Buenos Aires saben ustedes que el pensamiento de
Lacan ha tenido mucha difusión. Ha tenido difusión quizá porque hubo un señor que
escribía en “Marcha” de Montevideo hace muchos años, que era alguien que estaba
buscando siempre la novedad, la novedad que se producía y la idea que pudiera ser
la idea salvadora; por ejemplo descubrió a Heidegger, al joven Heidegger, después
descubrió a Lukács, después descubrió a Lucien Goldman, después descubrió a La-
can; una personalidad, ya ha muerto este hombre, una personalidad muy inquieta y
que fue él que introdujo a Lacan; era recibido en Filosofía me parece, Masotta; des-
pués, el lacanismo, se difundió con mucha fuerza en Buenos Aires. Ahora, lo que lle-
gaba como una necesidad para la traducción de Freud era la consigna fuerte del “re-
torno a Freud”.

“2001, 1” 67
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 68 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

El “retorno a Freud”: es un poco malévolo decir “el retorno a Freud” porque implica
que alguien que está invocando a Freud se había apartado de él, ¿no es cierto?
Retorno quiere decir eso. Sin embargo, daba esto la posibilidad de librarse de prejui-
cios y de mirar los textos con ojos relativamente nuevos, en realidad no son nuevos,
son los de un grupo social, digo un grupo social en ese sentido, colectivo social po-
dría decir tal vez, colectivo de intenciones de gente. Entonces, la primera exigencia
fue esa, la del “retorno a Freud” y el método de trabajo fue el de —me contaban los
señores profesores que se cultivaba también en Montevideo— la lectura de textos en
seminario. Uno toma un texto durante cuatro meses, un texto determinado de un au-
tor importante, y entonces lo lee despaciosamente, y lo cruza a este texto con otras
obras del mismo autor o con autores afines.

Por esos años nos estaba llegando el pensamiento de Jürgen Habermas, que sería el
continuador de la Escuela de Frankfurt. Habermas elaboraba una teoría a la que titu-
ló “la teoría de la acción comunicativa”. Esta teoría pretendía ser una formulación de
lo que se llama: “la pragmática”. La pragmática ha nacido de las insuficiencias de la
lógica y de las dificultades con que los lógicos se encontraron en la década del trein-
ta, relacionadas estas dificultades con el problema de la verdad. Un lógico muy im-
portante del que ustedes seguramente han oído hablar, Carnap, había propuesto crear
una disciplina nueva, justamente “la pragmática”. Esta pragmática lo que hacía era
incorporar en la consideración al que enuncia el enunciado lógico. Incorporar al ha-
blante, al que enuncia, incorporarlo como objeto de teoría. Y es lo que Habermas ha-
cía. Lo menciono por esto, porque la célula básica del pensamiento de Habermas pa-
ra “/.../toda situación de habla en la cual se profiere un enunciado que puede ser ver -
dadero o falso es ésta: ‘yo te digo que...’/.../”. Fíjense qué sencillo sería esto. Esta
expresión yo te digo que contiene un sujeto: el “yo” que habla, el “te” que es el in-
terlocutor —hay muchos supuestos allí con respecto al interlocutor porque cuando yo
le digo algo a alguien estoy predicando, estoy suponiendo algo acerca de la natura-
leza del otro—, el decir de “digo”, que es un modo de comportamiento, y el que las
cosas son así y así, que sería el “que”. El esquema básico de Habermas estaría com-
puesto por cuatro términos: yo-te-digo-que, donde «que» introduce la cosa que uno
dice. Lo que afirma Habermas es que este decir del yo-te-digo-que supone una me-
tacomunicación. Es decir, meta significa que está más allá. Cuando yo digo algo, im-
plícitamente hay una metacomunicación, que es una especie de acuerdo entre las per-
sonas acerca de la naturaleza de este decir —qué significa este decir—. Me limito a
especificarlo así. Este decir implica una comunidad de habla, para empezar, y una co-
munidad humana entre sujetos que se definen de cierta manera. Bueno, yo tomé es-
te esquema y en realidad se me ocurrió plantear la traducción de esta manera: “yo te
digo que, Freud dice que”. Lo que enrulaba la cuestión producía un efecto de lazo.
Este intento fue para responder al “retorno a Freud” y para que se viera la maquina-
ria, por así decir, de la traducción con el objeto de que el lector pudiera tener una ac-
titud crítica frente al texto. La actitud crítica se facilita si los espaldares, por así de-
cir, de la traducción están a la vista; puede haber trampas en eso, no lo dudo, pero

68 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 69 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

por lo menos se trataba de un esfuerzo de objetivación que respondía a esta idea de


un “retorno a Freud”. Bueno, no sé si va muy abstracto esto. ¿Va bien? Entonces, es-
to explica algunas cosas que conversábamos con los señores profesores acerca del ca-
rácter un poco —discúlpenme la familiaridad— un poco durito de la traducción. Eso
es buscado. Es decir: un poco áspero, porque si se busca la forma bella o la forma fá-
cil uno está sustituyéndolo al texto y ahí lo que quería hacer yo, era mostrarlo. Sería,
para decirlo simplemente, lo que hace un actor en un escenario cuando representa
una obra clásica; porque está el actor, es él, todo el mundo lo ve, sabe que es él, y sin
embargo es Hamlet; entonces se produce ese efecto doble.

Ahora les quiero contar algo sobre lo que voy a abundar, pero les resumo antes una
pequeña idea. Me gustaría responder a la pregunta sobre el tiempo de las traduc-
ciones en dos o tres veces. El primer intento de respuesta sería decir que uno debe
responder a los intereses, a las aspiraciones, a las búsquedas de un determinado co-
lectivo social o de una determinada época histórica, digamos que las traducciones
se hacen en el espesor de un tiempo, de una circunstancia histórica de un conjunto
de personas afines, esa sería la primera respuesta. Si cambiara el colectivo social
—respecto del cambio de las traducciones—, si cambiara el colectivo social, si
cambiaran los intereses de la época, debería cambiar la traducción, y entonces la
historia de recepción de la obra se enriquecería seguramente porque otros intereses
verían aspectos distintos en la misma obra; la obra sería una creación colectiva. Las
obras de cultura son creaciones colectivas. Y eso es lo grande que tienen. No son
sólo la inspiración de un individuo genial, puesto que muchas veces es cierto que
un individuo genial las produjo. Pero siempre es colectiva la cultura. Eso es lo que
creo.

Bueno, después de terminado mi trabajo me encontré con un ensayito de Goethe so-


bre la traducción. Yo no lo conocía. Este ensayito debe de ser del año 1814. Ustedes
saben que los alemanes en esa época traducían todo. Estaban traduciendo todos los
diálogos de Platón del griego, estaban traduciendo toda la poesía persa que encontra-
ban, toda la poesía árabe que encontraban, traducían los Vedas, los Vedas del sáns-
crito, la generación de gente un poquito más joven que Goethe; Thieck, que hizo es-
tudios sobre el indoeuropeo, había traducido el Quijote en esos años; todo Shakes-
peare se tradujo, todo Calderón de la Barca. Bueno, tenían experiencia en traduccio-
nes. ¿Por qué hacían traducciones? Probablemente porque se podría decir que la Re-
volución Francesa tal vez, la independencia de los EEUU, la Constitución norteame-
ricana, habían provocado un cierto estado de optimismo histórico en los países ale-
manes que, como ustedes saben, estaban divididos en centenares de principados, de
pequeños estados independientes donde imperaban instituciones que muchas de ellas
venían de la época feudal. La intelectualidad alemana generó ilusiones de constitu-
ción —ilusiones, pero lo digo en el buen sentido— de constitución de una gran na-
ción probablemente, y entonces querían que esta gran nación futura la más culta de
la tierra, y traducían todo. Bueno, ese es el contexto en que Goethe cuenta qué cosa

“2001, 1” 69
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 70 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

es traducir.A mí me sorprendió esto. Dice que —es cortito, tengo una hojita con tres
frases—. Dice que hay tres épocas en las traducciones, tres épocas y tres maneras de
hacer las traducciones. La primera época —lo leo porque lo traduje rápido para us-
tedes—, dice: “/.../la primera modalidad de hacer traducciones nos da a conocer lo
extranjero /.../”. Se entiende, traducciones de lengua en lengua: “/.../lo extranjero se -
gún nuestra propia mentalidad /.../”. Es decir, nosotros los alemanes o los rioplaten-
ses tenemos cierta mentalidad y traducimos lo extranjero a nuestra propia mentali-
dad. Este primer estilo —se está refiriendo a obras de literatura, aclaro eso, pero es
interesante por eso mismo, se está refiriendo a la poesía, al drama, a la épica—; este
primer estilo o época de traducciones, dice Goethe, es un estilo que él llama “prosai -
co” porque si está en verso el original, entonces se lo rinde en prosa, se lo devuelve
en la propia lengua en prosa. Y hay una frase bonita; dice así Goethe: “/.../en nues -
tra casa nacional —vean ustedes el espíritu de esa época— en nuestra vida común,
lo extranjero nos sorprende /.../”. “Nos sorprende” quiere decir que nos trae algo
nuevo que nos sorprende y digamos que la prosa le quita el entusiasmo que los valo-
res estéticos más atractivos le dan a la obra y la presentan con una cierta desnudez;
él pone el ejemplo de la traducción que Lutero hizo de la Biblia. Da a entender que
Lutero no ha volcado el original poético de la Biblia, el aspecto poético de ella, sino
que la ha presentado en la casa de los alemanes.

Hay una segunda época, dice Goethe, en que el traductor lo que hace es ir a la cultu-
ra extranjera, tratar de apropiarse de la cultura extranjera con mucha energía y tratar
de volcar en los términos de su propia mentalidad esa comprensión que obtuvo; a es-
te método llama Goethe “paródico”. Esto es una parodia en el sentido concreto del
término, este tipo de traducción es una parodia del original. Me parece que es lo que
suelen hacer los franceses cuando traducen —salvo la última traducción de Freud,
que es otra cosa—; pero los franceses suelen hacer parodias, por ejemplo, uno lee
Aristóteles y lee Platón y lee en francés y son siempre franceses, parecen franceses
nativos, no hay nada «extranjero» en eso, hay una enérgica apropiación por parte de
los franceses. Bueno. La tercera época —y aquí viene lo que a mí me sorprendió—
“/.../querría hacer la traducción idéntica al original, tal que la traducción pudiera
hacer las veces del original. Para eso el traductor se apega al original, se pega, se
mantiene fiel al original y renuncia en parte a la originalidad de su nación, a la ori -
ginalidad de la mentalidad propia /.../”. Así, lo que se genera acá —dice Goethe—
es “algo tercero”. Es diferente del primer caso, que consistía en volcar en términos
propios una mentalidad de una obra extranjera pero haciendo ver esta mentalidad,
también lo es del segundo caso donde uno repite la mentalidad de la nación propia y
toma la obra, digamos así, después de un trabajo de apropiación. Ahora nace algo ter-
cero. ¿Esto tercero, por qué le gusta a Goethe? Porque está claro que a Goethe le gus-
ta este último modo de traducción. ¿Por qué es tercero? Porque el traductor muestra,
a medio camino entre las lenguas, algo que no es familiar, que no parece familiar en
la lengua propia pero lo hace con el objeto de que la mentalidad propia o la cultura
propia se amplíe. Sólo así se amplía. Si uno ve algo distinto de lo que es propio se

70 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 71 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

amplía. Yo creo que los franceses cuando traducen a Aristóteles y a Platón como di-
jimos que lo hacen, lo único que ven es el alma francesa. En cambio, si se hace un
esfuerzo para lograr este tipo de traducción tercera, como dice Goethe, entonces uno
puede «espiar», dentro de los términos de la lengua propia, aunque algo forzada es-
ta para reproducir los términos de la lengua extranjera, el alma de la lengua y la cul-
tura de los otros. Esa es la idea.

¿A ver si hay algo más que sea bonito aquí? /—Busca en las notas de su traducción
del ensayo de Goethe y continúa—/. Dice que el ideal de esto sería una edición que
pueda ser interlineal. ¿Interlineal, qué quiere decir? Que hay una línea del original y
abajo está la traducción. Y, bueno, entonces, esta noción de la traducción tercera pa-
ra mí sería, como para Goethe —y no estoy en mala compañía—, sería el ideal, bah,
si yo pudiera hacerlo. Lo que ocurrió es que la traducción que yo hice en cierto mo-
do es una mezcla de la primera modalidad que Goethe cuenta y un poquito de la ter-
cera, de la segunda no; al estilo francés yo lo rechacé de entrada: salvo algunos fran-
ceses (hay unas traducciones de los clásicos de Leconte de Lisle de fines de siglo que
son hermosas), en general el francés adecua la obra a su propia nación. Los alema-
nes en este terreno tienen el gusto por lo extranjero. Tomemos a Platero y yo: hay
muchas versiones en alemán y hay una que presentan diciendo que rehace particular-
mente el ambiente andaluz y trata de mostrar el ambiente andaluz; naturalmente lo
tienen que hacer con recursos un poco ajenos al lector alemán, buscan recursos evo-
cadores. La conclusión que yo saco, provisional, de esto, es que la traducción no es
de lenguas en lenguas, eso sería muy sencillo. La traducción es de culturas en cultu-
ras, no es una lengua lo que está en juego, creo que ninguna máquina podría, en el lí-
mite, sustituir la tarea de trasiego, porque justamente se trata de volcar modos de pen-
samiento y de sensibilidad de una época y de una cultura y no sólo una lengua en
otra. Entonces, mi segundo intento de respuesta sería que me gustaría mucho poder
hacer lo que Goethe recomienda, es decir, una traducción interlineal, de término a
término, de giro lingüístico a giro lingüístico, pero que tampoco perdiera ese carác-
ter un poco ajeno.

Ahora pasaría a una tercera cosa y si después me quieren acompañar un poquito en


un ejemplo, me gustaría ponerles un ejemplo. Voy a tratar de indicar cómo se podría
llegar a hacer una traducción interlineal, en el sentido de Goethe; voy a hacer un in-
tento de respuesta. Este señor Masotta que mencionaba, que escribía en “Marcha” de
Montevideo, que era tan inquieto, introdujo entre nosotros a Lucien Goldman. Lu-
cien Goldman era profesor en París por esos años y tiene una “Sociología de la Lite-
ratura”. En ella presenta un método que yo trataré de explicar sencillamente, a ver si
puedo hacerlo. Estamos frente a una obra —¿es muy abstracto esto?, ¿no?—, esta-
mos frente a una obra de un autor, por ejemplo Freud, y elegimos una obra determi-
nada, los ensayos de la metapsicología del año 14. Entonces, si uno lee la obra en el
original con miras a traducirla, se trata de especificar cada frase con las otras frases,
cada término con los otros términos y de formarse un diccionario interno para tratar

“2001, 1” 71
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 72 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

de elaborar una sintaxis de esos trabajos. Una vez que se ha hecho eso suficientemen-
te se puede decir que uno comprendió, ha comprendido la obra; “Verstehung” se di-
ce en alemán “comprensión”. Goldman decía que el método filológico consistía en
una dialéctica entre “comprensión” y “explicación”. ¿Cuál sería la “explicación”? La
“explicación” sería referir la metapsicología del año 14 a las circunstancias que lo
llevaron a Freud a producirla, es decir, los problemas que tal vez se planteaba Freud
allí, las cosas que intentaba resolver: uno especifica eso y obtiene una explicación de
la metapsicología. Ahora, si agranda el punto de mira e incluye esas circunstancias,
y otras obras además de la metapsicología, puede decir que otra vez comprende. Si
uno toma una totalidad pequeña, a ésta la comprende; y a esta totalidad de obra, de
texto, la puede insertar en un texto más grande que la explica. Sin embargo, una vez
que los unió, está comprendiendo, y puede repetir estos pasos que una y otra vez al-
ternan comprensión y explicación hasta agotar la cuestión.

Les voy a poner un ejemplo, no es sencillo pero lo que me interesa es el ejemplo. ¿No
hay tiza? No importa, yo lo digo. Ustedes saben que ¡ah, gracias! /—Edgardo Ko -
rovsky le alcanza un trozo de tiza—/. Yo tengo mala letra, tengo mala letra. /–Se
acerca al pizarrón—/. ¿Se ve así? /—Escribe:—/ “...und dass ihr Wesen nur in der
Abweisung und Fernhaltung vom Bewussten besteht” /pág.250, v.X, G.W./.

Les cuento de qué se trata. Aquí, esta definición, es la definición de la represión. Us-
tedes se van a encontrar, en mi traducción, con que dice algo así: “/.../y su esencia
consiste —esto de la esencia sería la Wesen esa que está ahí; esto se podría traducir
de otra manera, también— y su esencia consiste sólo en rechazar algo de la concien -
cia y mantenerlo alejado de ella /.../”. Lo curioso es que después que estuvo hecho
todo el trabajo me fui a fijar en la versión de Strachey y era exactamente igual, sal-
vada la distancia de la lengua, ¿no? Su espíritu era el mismo: que la esencia de la re-
presión consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella. Des-
pués llegó la versión de los franceses de la “Presses Universitaires” que está dirigida
por Jean Laplanche, y Laplanche mismo ha hecho las traducciones de la Metapsico-
logía, así que es muy importante ese trabajo; Laplanche dice algo parecido, algo se-
mejante a esto. Ahora, yo siempre me pregunté qué quería decir eso de que la esen-
cia de la represión consiste en rechazar algo de la conciencia (no es literal pero es
más o menos lo que está en el libro). Esto para mí crea un problema porque ¿quién
es el que rechaza? Sí, rechazar algo de la conciencia ¿qué quiere decir?

Bueno, ahora les voy a sembrar una duda, fuerte, esta duda la siembro, trato de sem-
brarla y no la voy a resolver porque se trata de una Universidad, donde estamos pa-
ra plantear problemas más bien. Me sucedió, tiempo después, que leí un trabajo de
Emmanuel Kant, conocen el filósofo alemán, sí, el autor de las tres Críticas. Les
quiero decir por qué lo leí. Porque en la época de Freud, cuando Freud se formaba,
se leía mucho Kant, pero no tanto las Críticas, ustedes conocen la Crítica del Juicio,
la Crítica de la razón pura, la Crítica de la razón práctica, sino lo que los comentaris-

72 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 73 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

tas llaman las Obras pre-críticas de Kant. Entre otras obras pre-críticas hay una que
se llama “La disertación de 1770”. Se la conoce así en la historia del pensamiento:
“Disertación de 1770”. Esta disertación tiene un título: “De mundus sensibilis atque
intelligibilis”, etc., “Acerca de la forma y de los principios del mundo sensible y del
mundo inteligible”. Aquí me encuentro con unas sorpresas. Leo algunos capítulos de
La represión de Freud y algunos capítulos de Lo inconsciente, de estas obras de
Freud de la Metapsicología, y las leo en paralelo con la Disertación de 1770 de Kant
y encuentro unos parecidos extraordinarios en la marcha de la argumentación. Voy a
simplificar mucho porque son temas de filosofía que requerirían tiempo, y exponer-
los de manera compleja en un tiempo breve sería descortés. Kant habla de un proce-
so de análisis y de un proceso de síntesis, y este análisis y esta síntesis —dice— se
pueden hacer por coordinación o por subordinación. Yo hago un análisis por vía de
coordinación si tomo un elemento de un todo, de una totalidad, y busco los elemen-
tos complementarios a éste para formar el todo. Esto sería coordinar. Y en cuanto a
subordinar, les digo simplemente que tiene relación con la causa y el efecto, pero es-
to no viene al caso. Freud, cuando describe en Lo inconsciente, en el capítulo ... me
parece que es el capítulo, a ver, cinco, que se titula «las propiedades particulares del
sistema inconsciente», dice que el núcleo inconsciente consiste en unos representan-
tes de pulsión etc. etc. y, después, que estos están einander koordiniert /p.285, v.X,
G.W./, están coordinados unos con otros. Primera cosa, esta expresión “coordinados”
es extrañísima, porque ¿cómo va a decir que elementos del inconsciente están coor-
dinados unos con otros? He visto que Laplanche reflexiona: ¡no, debe de ser un error
de imprenta, estarán descoordinados! Pero esto presenta una coincidencia fuerte con
aquel texto de Kant. En Kant —no voy a seguir mucho lo de Kant porque es comple-
jo, como les decía—, pero hay un uso de un verbo alemán que es abziehen que lo em-
plea para decir Kant abstraer. Abziehen les cuento que es quitar ¿no? Retirar ¿verdad?
Quitar. Y en Kant sin embargo esto tiene relación con el proceso de la abstracción.
[Es el mismo término que emplea Freud en «Lo inconsciente», donde se ha traduci-
do «quitar investiduras».] Y hay otra coincidencia textual. A continuación Freud di-
ce que el inconsciente no conoce la contradicción. ¿Por qué no conoce la contradic-
ción? Porque no conoce el tiempo. Y Kant, en la Disertación de 1770, dice que nada
puede ser contradictorio si no es en función del tiempo. ¿Por qué? Porque si yo digo
A es B y después digo A es C, esto es contradictorio, pero siempre en relación con el
tiempo, porque A puede ser B primero, C después, pero al mismo tiempo no puede
ser. Ahí tenemos parecido extraordinario [textual, temático] entre Lo inconsciente y
La represión de Freud y esta obra de Kant. Después, un poco más adelante, Freud ex-
plica que los elementos inconscientes son, dice: existenz-unfähig /p286, v.X, G.W./,
quiere decir: son insusceptibles de existencia. ¡Qué expresión rara! Está en Kant; en
Kant, en esa época, quiere decir que esos elementos son simbólicos. No abundo en
esto, muestro los paralelos que hay. Entonces, la sorpresa es que cuando uno traduce
esto: “...y que”, miren la frase con puntos suspensivos ahí, ese dass quiere decir
“que”, ihr Wesen, “su esencia”, nur, “sólo”, el verbo está al final: besteht, “consiste”
en der Abweisung und Fernhaltung dice ahí, vom Bewussten, el “tener algo apartado

“2001, 1” 73
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 74 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

de la conciencia, rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella”.


Ahora bien, partiré de la hipótesis de que aquí hay un juego de términos (porque
he visto un paralelismo textual, según expuse antes, entre la Disertación de Kant
y esta obra de Freud). El juego está compuesto por los términos ya mencionados:
abstraer-quitar, coordinar, la contradicción, el tiempo. Pero en el uso correspon-
diente de Kant esta expresión Fernhaltung no quiere decir mantener algo aparta-
do, sino que quiere decir prescindir. (Aclaremos que la Disertación de Kant está
escrita en latín y fue traducida en alemán poco después; Kant más adelante tradu-
ce en alemán la filosofía clásica de lengua latina; él conocía mucho a los pensa-
dores de los siglos III, IV después de Cristo que escribían en latín, los estoicos,
los académicos, etc. etc, y traducía del latín al alemán. ¿Para qué? Para formar su
lengua nacional, para hacer filosofía en su propia lengua nacional.) Este Fernhal -
tung es un intento de Kant por traducir ¿qué cosa? el término prescindentia del la-
tín: prescindencia. Yentonces yo les propongo una traducción distinta sobre la ba-
se de que, en efecto, el juego de los términos en cuestión cobra significación co-
mo una totalidad recíproca de los términos koordiniert con abziehen —abziehen
dijimos que era retirar, quitar, abstraer—, y con la cuestión del “tiempo” y de la
“contradicción” (dice Freud que en el inconsciente “no hay contradicción”). La
traducción sorprendentemente sería esta ahora: “/.../ y su esencia —la esencia de
la represión— consiste sólo en el desdén —digamos desdén para no decir recha-
zo— y la prescindencia de lo consciente —donde lo consciente ahora es activo—
/.../”. Fíjense la diferencia de la frase, dice: “/.../ y su esencia consiste sólo en el
desdén y la prescindencia de parte de lo consciente —se podría decir si se entien-
de este vom como una especie de complemento agente en un muñón de voz pasi-
va; la voz pasiva se construye a veces con este von que es una preposición, von,
vom Bewussten —lo abrevié porque no me entraba /—dice señalando hacia lo que
está escrito en el pizarrón—/—. Entonces, sería que la esencia de la represión se-
gún esta tentativa de versión referida a un horizonte kantiano, sería: “/.../ y su
esencia consiste sólo en el desdén y la prescindencia de parte de lo consciente
/.../”, donde lo consciente se vuelve algo activo allí. Lo consciente se vuelve algo
activo. Hay una nota por ahí de Strachey en la traducción de las obras completas
en inglés donde dice que “para Freud lo consciente era pasivo”. Supongo que no
es cierto, no me parece. Lo que pasa es que consciente se dice de dos maneras: por
un lado Freud parece entender lo consciente como una superficie donde cosas se
reflejan, pero también hay un proceso de apercepción, de enérgica apercepción
que él no trata en su obra.

Este sería un ejemplo de aplicación del método de Goldman porque, si uno en-
cuentra que para leer estos trabajos de Freud del año 14 es pertinente incluirlos
en un contexto del interés de Freud mismo y de los contemporáneos de Freud por
los trabajos del Kant inicial, entonces uno obtiene una cierta explicación del uso
de algunos términos y entonces podría generar un horizonte de comprensión ma-
yor.

74 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 75 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Bueno, yo hasta ahí llego, no sé. /—Alguien del público pide que explique un poco
más—/.

¡Sí! ¿Un poquito más? Entonces, la justificación para traer la consideración de


Kant al pensamiento de Freud sería esta: existió en el siglo XIX, más o menos por
1837, un señor Johannes Müller. Este Johannes Müller fue nombrado profesor de
la cátedra de Fisiología en Berlín, me parece que en Berlín. Johannes Müller era
un estudioso de las ciencias naturales y tenía una potente formación en fisiología,
por ejemplo la fisiología de Müller está en la Facultad de Medicina, la fui a ver
en la biblioteca de medicina de Buenos Aires; se ve que algunas generaciones de
médicos todavía estudiaron con esa Fisiología. Se suele decir, lo ha dicho el bió-
grafo de Freud, Jones, que el espíritu de Freud era el de su maestro Brücke, y que
Brücke y un señor que se llama Dubois Raymond habían hecho una especie de ju-
ramento en Berlín: el de explicar todos los procesos de la vida y del mundo por
procesos físico-químicos; un juramento de una especie de hermandad que podría
ser hasta sectaria. Bueno: estos dos eran discípulos de Johannes Müller. Johannes
Müller fue el que descubrió lo que se llama “las cantidades”, “la energía específi-
ca” sería esto. Había un problema en el siglo XVIII con la Optica, con la teoría de
la Luz. ¿Por qué la luz se descompone? Newton tenía un cierto punto de vista so-
bre eso. Pero había muchísimas confusiones debidas al hecho de que la biología y
la fisiología no habían intervenido lo suficiente para separar en el fenómeno de la
luz lo que provenía de la materia inerte, por así decir, y lo que provenía de la re-
constitución perceptiva por parte del sujeto humano, porque la estructura de la re-
tina y los tiempos de la retina y el modo de funcionamiento de ésta en relación con
el nervio óptico, etc., eso no se conocía. Johannes Müller sostiene que los nervios
tienen lo que él llama una “energía específica”, entonces, quiere decir, el sujeto
biológico es un sujeto del mundo y tiene la misma fuerza de acción causal este su-
jeto biológico, la misma fuerza que se podría atribuir a la materia inanimada, es
decir, también es un proceso material éste. Poco tiempo después Helmholtz, ha-
brán oído nombrar a este físico, es el creador de la termodinámica, dijo: lo que ha
hecho Johannes Müller con la teoría de las cantidades específicas, atribuir ener-
gías específicas a los nervios y a la percepción es realizar y ejemplificar la teoría
de Kant. Kant sostenía que cuando uno percibe tiene unas formas adentro de uno,
unas formas que son el espacio y el tiempo, y que el espacio y el tiempo son pues-
tos por el sujeto. Por su parte, Johannes Müller mostraba, con esta teoría de las
energías específicas, pero desde un punto de vista materialista, cómo el tiempo y
el espacio eran puestos por el sujeto biológico. Es decir, que no es gratuito el in-
tento de remitir unos ensayos de Freud, puesto que formaban parte de la misma
tradición de pensamiento del materialismo médico, no es gratuito leerlos junto
con Kant. Bueno, yo les dejo planteado este problema; para una interpretación del
alemán moderno este texto diría: la represión consiste en rechazar algo de la con-
ciencia y mantenerlo alejado de ella, y para una interpretación que sitúa el texto y
los términos y el uso de los términos y la significación de ellos en relación con

“2001, 1” 75
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 76 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Kant, esto diría: y su esencia consiste en un desdén y una prescindencia de parte


de lo consciente. Es distinto. Es distinto y ¿qué hacemos? No lo sé. Bueno. He di-
cho.

Martín Wolf: Si alguien quiere plantear alguna pregunta o formular alguna interro -
gante.

/—Silencio—/.

Doris Hajer: No, yo no sé si quiero hacer una pregunta, sólo que bueno, desde que
vengo escuchando a José Luis Etcheverry cada vez estoy más contenta de encontrar
que una traducción es algo más que un pasaje literal de una palabra a otra de otra
lengua y que en este caso que es una traducción que nosotros hemos respetado mu -
cho y tratado de trabajar como las que él hizo de las Obras Completas de Freud, es -
tá basada en este profundísimo estudio de, bueno, la filosofía que pudo haber influi -
do, pudo haber pesado sobre el modo de pensar de Freud y puede hacer aquello que
de ahí en más se pueda traducir, teniendo en cuenta estas contextualizaciones filo -
sóficas, históricas y tal vez también sociales.

Fundamentalmente era un poco subrayar cosas que ya dijo él y me parece muy im -


portante poder ver que un concepto no es una cosa fija, sino que es una cosa muy
móvil y que según se estudie de dónde viene, se puede entender de un modo u otro.
Este ejemplo me parece así, una joyita ¿no? para comprender estas cosas. Bueno. Y
preguntas habría tantas que, no sé, no quiero empezar.

José Luis Etcheverry: Permiso. Quiero decir que me han invitado los profesores de
la casa a reunirme un rato con ellos y con algunas personas. En función de lo que di-
je a mí me interesa muchísimo porque ellos son el colectivo social del que yo habla-
ba. Es decir, por eso quiero contar cosas un poquito más específicas esta noche y ver
cómo reaccionan / —sonriente/. Les voy a mirar la cara /—sonriente—/. /—Hila-ri -
dad—/. Bueno. Gracias.

Edgardo Korovsky: Yo no querría ponerlo en un compromiso, pero me gustaría mu -


cho, si usted pudiera caracterizar sobre la base de la división que hacía Goethe de
las traducciones, cómo ubicaríamos la traducción —con la que nos formamos origi -
nalmente— de López Ballesteros.

José Luis Etcheverry: Y a mí me parece que es una de las que Goethe dice del se-
gundo tipo. Es decir, alguien que va a la otra cultura, a la cultura alemana y al pen-
samiento de Freud y dice: bueno, pues hombre, Freud dice esto y esto y esto y esto.
Es algo, bueno, que en cierto modo ya sabíamos. Es un intento. Por eso es más gra-
ta la lectura, es estéticamente más bella la lectura, porque está en un castellano inclu-
so diría parecido al de Galdós, es un castellano canario creo yo. Supongo que López

76 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 77 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Ballesteros debe haber nacido en las Islas Canarias porque tiene un estilo muy ame-
ricano, nos gusta en el Río de la Plata porque tiene un castellano muy parecido al
nuestro. Pero lo que tiene es eso, que es una asimilación muy enérgica a la cultura de
lengua castellana. No tiene ese grado de ajenidad. Ha servido mucho, es valiosísima.
Goethe dice que estos tres tipos de traducciones pueden combinarse en una sola o
pueden escandirse —como se dice esto— en épocas distintas, en una época una, en
otra época el otro tipo y en otra el tercer tipo y en este círculo entre unas traduccio-
nes y otras se forma la apropiación y la comprensión de una obra extranjera. Pero por
eso es valiosísima. Porque lo ha vestido a Freud en lengua castellana. Ustedes saben
que Freud conocía el castellano. Lo conocía bien. Lo escribía. Se escribía de joven
con un amigo y se llamaban Cipión y Berganza por “El coloquio de los Perros” de
Cervantes. Así que supo apreciar Freud y lo apreció y es sincero en la carta /—que
le envió a López B.—/. Es muy linda traducción. Además ha estado muy bastardea-
da por los editores porque está llena de erratas, que la culpa no es del original. Y des-
dichadamente la versión que hoy se conoce no es la de Ballesteros exactamente. Se-
ría bonito poder tener los originales de la traducción de Ballesteros, sería una buena
cosa. Porque es un documento histórico importantísimo. Entonces esa sería una épo-
ca. Y esta otra traducción que yo hice es más para estudio; quizá si yo pudiera den-
tro de veinte años, si el Señor me da vida /—muy sonriente—/ no creo /—sigue muy
sonriente-—/, podría intentar hacer ese círculo, ese movimiento de cultura. Intenté
que la lectura pudiera ser crítica, que sea crítica verdaderamente y que sea crítica de
la traducción también y que pueda serlo, eso es lo que importa, por lo que decía la
doctora. Por lo que decía la doctora acerca del espíritu crítico y de esas cosas. Bue-
no. /—Silencio—/.

Martín Wolf: Bueno, muchísimas gracias profesor José Luis Etcheverry. Y nos vemos
luego a las 20:00 .

“2001, 1” 77
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 78 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Segunda conferencia
Pulsión o querencia. Investidura o población
Bueno. Muchas gracias. Bueno. Cuidado con el vaso /—de la mesa—/. El doctor
Wolf me ha mandado unas cartas a Buenos Aires preguntando por dos nuevas traduc-
ciones de dos términos, en las recién publicadas Cartas a Fliess. Uno es lo que apa-
rece en las obras que traduje de Freud, las Obras Completas, traducido como inves-
tidura y el otro el que aparece traducido como pulsión. Les voy a confesar que con
respecto a esta cuestión de la investidura, mientras hice la traducción de las O.C., es-
tuve mucho tiempo buscando el origen del término porque era sorprendente que
Freud usara un término de esa naturaleza sin presentarlo, por así decir. Lo utilizaba
como algo que era algo sabido, consabido, pero yo no encontraba la fuente. La en-
contré después de mucho tiempo y quiero contarles qué fuente me parece que usaba
Freud para el empleo de este término. Me parece que el término investidura, se es-
cribe Besetzung, bueno, hay tiza /—Doris Hajer lo escribe en el pizarrón—/ bueno.
Entonces la Besetzung. ¿De dónde viene esto? Lo encontré por la referencia de unos
autores italianos que decían que el término aparecía por primera vez en la monogra-
fía de Freud “Sobre las afasias”; esta monografía es de 1891. El primer origen, por-
que tiene un doble origen —por así decir—, el primero está en unos trabajos de Mey-
nert. Meynert fue el que desarrolló la histología del cerebro. Se estudiaba la anato-
mía del cerebro con arreglo a la histología definida por Meynert. Había establecido
tipos de células y había también definido tipos de tejidos y las funciones. Además
Meynert había hecho una pequeña excursión sobre el problema del aprendizaje y en-
tonces decía que el aprendizaje a juicio de él consistía en la ocupación, decía Okku -
pation —la ocupación en latín occupatio, lo escribía con doble k, Okkupation—, en
la ocupación de zonas de la corteza del cerebro y esta ocupación de zonas de la cor-
teza del cerebro daba por resultado una Besetzung, o sea una población, era poblado
el cerebro, iba siendo poblado por funciones, por así decir. Si uno aprende una len-
gua extranjera, decía él, entonces puebla partes de la corteza del cerebro con ese
aprendizaje. Lo correcto parece ser población allí, porque Freud reflexiona, hace una
reflexión a continuación de la cita que reproduce de Meynert, en la monografía So-
bre las afasias siempre, ¿no?, y explica que a su juicio lo que Meynert quiere decir
es algo así como lo que sucedía con una ciudad medieval que se extendía más allá de
sus fronteras y entonces poblaba la campiña circundante. Bueno, esta es la primera
aparición del término bajo la pluma de Freud que yo sepa. Confieso que estuve bus-
cando mucho tiempo antes de encontrar esto.

Pero esto no es todo. En Viena, por los años en que Freud escribía, a fines de siglo y
en los primeros años del siglo actual (N. de la R.: el autor se refiere al siglo XX), de-
sarrollaba su labor Ludwig Boltzman, el teórico de la termodinámica. El término és-
te, Besetzung, aparece relacionado con los intentos de Boltzman de pensar la termo-
dinámica. Yo voy a tratar de explicarlo —si hubiera algún físico sería muy bueno—
pero en términos sencillos. Supongamos que tenemos un globo lleno de bolitas, que

78 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 79 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

fueran moléculas estas bolitas. Si se aplica calor al globo y las moléculas se activan,
empiezan a chocar unas contra otras, se dice que cada molécula tiene un estado de
impulso; el estado de impulso estaría definido por la masa, es decir, definiría al esta-
do de impulso la siguiente ecuación: la masa por la velocidad; cada molécula tiene
un estado de impulso que es su masa multiplicada por su velocidad. Las velocidades
cambian por el hecho de que las moléculas chocan. En la época se intentó perseguir
molécula por molécula a ver qué les pasaba y tratar de hacer un cálculo, establecer
un cálculo matemático para definir el estado de impulso de las moléculas dado cier-
to impulso inicial. El impulso inicial sería el aumento de calor de la pelota esta llena
de moléculas. Y eso no se pudo lograr, era imposible hacerlo porque al tercer choque
todos los matemáticos se perdían en las cuentas. No se puede hoy tampoco. Por ejem-
plo, si uno quiere simular en el sistema solar el choque de estrellas, a la tercera es-
trella o al tercer choque aparecen cosas impredecibles en las ecuaciones; todavía me
parece que hoy no se puede. Entonces Boltzman recurrió al siguiente expediente: en
vez de asignar —sería la palabra— estados de impulso a las moléculas definió un
rango –por así decir— de estados de impulso que fuera desde el cero en adelante y
entonces estableció un cálculo estadístico —es una estadística esto porque averigua
cuántas moléculas hay para cierta configuración de la cosa en términos de calor,
cuántas moléculas hay en cada estado de impulso—. Entones se dice que “el estado
de impulso está poblado por determinado número de moléculas”. La Besetzung apa-
rece como un cálculo estadístico relacionado con la termodinámica de Boltzman. En-
tonces esto trae consecuencias probablemente para la interpretación de los pasajes
donde aparece esa Besetzung.

Me parece que Freud ha partido de la idea de Meynert pero lentamente fue incorpo-
rando las tesis de la termodinámica para pensar el proceso psíquico. Entonces, desde
el punto de vista puramente filológico se ve que los términos que Boltzman emplea,
por ejemplo Besetzung para población, digo población porque en los manuales actua-
les de la termodinámica se utiliza el término población para designar esto, también
puede ser ocupación, en los manuales ingleses dice occupancy, en los manuales fran-
ceses dice repartition. Bueno, el uso de población es bastante reciente —que yo se-
pa—. Los manuales más nuevos y autorizados —yo pregunté en Química allá en
Buenos Aires y me dijeron eso—. Los términos emparentados son: distribución, que
aparece en Freud, colocación —de moléculas en casilleros—, etc. Entonces, me ani-
mé a traducir en las cartas a Fliess población en lugar de investidura y me parecía
que daba razón mucho mejor que decir investidura, porque investidura quizás fue un
término ocasional, probablemente estuve muy influido por el ambiente de la época
cuando hice la traducción de Freud, me parece que es un término demasiado fenome-
nológico, cuando lo que está haciendo Freud es el intento de aplicar un modelo físi-
co y un modelo de termodinámica estadística al proceso psíquico. Bueno, eso es por
lo que se refiere a la investidura. Me parece que mucho más no puedo decir porque
en realidad lo que habría que hacer es poner a trabajar el término en los lugares don-
de Freud lo usa más.

“2001, 1” 79
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 80 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Con respecto a las pulsiones, esto puede ser un poco más barroco. Con respecto a la
pulsión, confieso que yo traduje pulsión porque en esa época la batalla era no decir
instinto donde no decía instinto; el término pulsión venía del lado de los franceses y
yo lo adopté porque no sabía qué cosa hacer, honestamente. No digo que ahora lo se-
pa. No sé tampoco. Pero me gustaría establecer, para entrar a considerar este segun-
do término, algunas pocas premisas que me parecen que para el razonamiento son in-
dispensables.

Voy a hacer una cosa muy extrema y voy a decir: Freud, filósofo. Voy a hacer algo
extremo, y decir que era un filósofo, por un ratito que me concedan esto, que me lo
concedan por un instante para poder pensar, nada más. Es curioso que, si yo digo que
Freud fue un filósofo, estoy de acuerdo con Freud mismo, que lo dice repetidas ve-
ces a lo largo de su obra. Hay muchas declaraciones de Freud en ese sentido. Sobre
esto, hay una nota al pie de Strachey, donde James Strachey dice: “/.../ Recuerde el
público lector que en esa época la filosofía no era tal sino que se entendía por filo -
sofía la psicología /.../”. Lo que parece, por lo menos, un tour de force, parece una
exageración. Yo creo que el primer principio en el tratamiento de los textos, que es
lo que a mí me toca hacer, es respetar el texto mismo. Si alguien dice que hace filo-
sofía, pues yo le creo primero antes de desconfiar.

Y bien, yo diría que, como pensador filosófico, Freud se adscribe a una corriente. Es
claro, lo de la corriente no lo digo para desmerecer, para disminuir la creatividad de
Freud, pero siempre alguien está dentro de una corriente de pensamiento, de lo con-
trario no podría pensar, creo yo. Me parece que la corriente a la cual Freud se adscri-
be es la del materialismo médico. Insisto en este tema del materialismo médico. El
materialismo médico se dividía en Alemania del siglo pasado en dos corrientes prin-
cipales. Yo voy a ... acá veo que anoté algo, me viene bien. Para amenizar un poco,
Heine, ustedes saben que fue un poeta alemán que tiene composiciones muy hermo-
sas. Además, escribió una especie de historia del pensamiento alemán donde explica
que en Alemania —explica esto a los franceses, para poder entenderse entre los dos
pueblos que en realidad no se entendían mucho, por esa época, hoy sí— había dos
corrientes en el materialismo: una que era un mecanicismo cartesiano —dice Hei-
ne—, yo lo voy a decir simplemente: existe un conjunto de leyes de la naturaleza que
presiden el mundo físico y el mundo biológico, pero estas leyes forman una especie
de totalidad probablemente porque un dios las creó y después se retiró; es decir, es la
idea del deísmo del siglo XVIII: hay un Dios que piensa el mundo, lo crea, lo produ-
ce y después se retira, entonces los científicos pueden investigar cómo era la mente
de Dios cuando creó el mundo, pero siempre pensando que esto es materia; y la otra
corriente que es un poco singular, que es casi específicamente alemana, es una co-
rriente cuasi renacentista, podría decir, y árabe, también podría decir; esta corriente
sería un materialismo que recibe algunos aspectos del filósofo Avicena, que era del
siglo IX árabe, me parece, del siglo IX ¿no?, de Paracelso en el Renacimiento, de
Spinoza después, y de Goethe; esto es muy sencillo, yo diría: “la materia es Dios”,

80 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 81 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

en todo caso, si uno quiere pensarlo en términos teológicos, diría “la materia es
Dios”. Bueno, los materialistas de esta corriente primero se expresaron en lo que se
llamó la Naturphilosophie. Es decir, no presentan una ruptura con el idealismo ale-
mán. Se llama idealismo alemán a lo que sigue a Kant. Esto empieza con Kant, des-
pués le sigue —en los manuales aparece así— Fichte, que trata de completar el sis-
tema de Kant, luego el sistema de Fichte es derribado por el de Schelling y el de
Schelling es derribado por el de Hegel; finalmente el de Hegel es derribado por to-
dos, y no queda nada. Esa es la idea que existe. En esa época, sobre todo Schelling
había intentado hacer una filosofía de la naturaleza, es decir, concebir la naturaleza
bajo un principio de conceptuación único. Esto era kantiano, también porque no hay
que olvidarse que hoy conocemos a Kant por la Etica, lo conocemos tal vez por las
Críticas, de la razón pura, etc., pero en la Alemania de la época era reverenciado so-
bre todo por la “Teoría del cielo”. Él había escrito una “Teoría del cielo”. Esta teoría
del cielo intentaba mostrar cómo se habían formado los mundos. Se suele decir en
los manuales del secundario que la “Teoría de la nebulosa” es de Kant-Laplace, ¿ver-
dad? Se solía decir, no sé si ahora lo repiten. Esta teoría de Kant intentaba demostrar
la formación de los mundos, del sistema solar, a partir de unos átomos elementales
que por supuesto estaban gobernados por unas fuerzas, las fuerzas eran contrarias,
una de atracción y una de repulsión y estas fuerzas contrarias y estos átomos elemen-
tales o partículas elementales de la materia se relacionaban entre sí a través de lo que
se llamaba el éter. La tesis del éter ha durado hasta fines del siglo XIX. Cuando se la
abandonó, la física dio un gran paso adelante, porque estorbaba, probablemente. Es-
to significaba el intento de generalizar a la conceptuación de la naturaleza los princi-
pios de la física de Newton. La novedad del idealismo alemán fue que intentó con-
cebir no solamente la naturaleza física sino la naturaleza biológica, y no sólo esta, si-
no también el alma humana, y además la historia misma bajo un principio único, es
decir: lo que ellos quisieron hacer fue una especie de newtonismo del alma, diría yo,
quisieron ser newtonianos del alma. En el caso de Freud, Freud es un newtoniano del
alma porque hay dos fuerzas elementales que, como ustedes saben, estas dos fuerzas
existen según él, esta atracción y esta repulsión que tienen otros nombres: se llaman
pulsiones de muerte y pulsiones de vida. Bueno. Este es el ambiente del materialis-
mo médico, que se basa en esta segunda corriente del materialismo que acabo de de-
cir, de una manera un poco, con permiso de ustedes, diciendo: la materia es Dios. O
sea, la materia es todo, eso es lo que quiere decir. Este materialismo médico se dis-
tingue probablemente de otra corriente que fue fundadora de la medicina en Alema-
nia, por ejemplo como en Virchoff se manifiesta. Porque la corriente fundadora de la
medicina en Alemania era muy reduccionista en este sentido: decía que si había una
disfunción, algo que funcionaba mal en alguien, esto se debía a una alteración de ór-
gano y en definitiva a una alteración de algún tejido. Esta no es la corriente a la que
me parece a mí que Freud pertenece. Cuando digo que Freud pertenece a la mentada
corriente, intentaré de especificarlo mejor.

Entonces es acá donde voy a contar una cosa un poquito tal vez difícil. Antes voy a

“2001, 1” 81
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 82 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

decir, porque conversábamos con el Dr. Wolf hoy, acerca de la influencia de Feuer-
bach sobre Freud. El me contó —algo que yo no sabía— que en unas cartas de ju-
ventud Freud dice que siente una gran admiración por Ludwig Feuerbach. Ludwig
Feuerbach fue un filósofo alemán que tuvo muchísimo predicamento, que venía de
la teología, era un teólogo, originalmente, pero terminó haciendo una teología de la
materia, en realidad. Entonces les voy a exponer algo que es una idea que me pare-
ce importante para lo que sigue. Feuerbach aplicaba un método que él llamaba la
Umkehrung, esto quiere decir la inversión, dar vuelta las cosas. Decía: la humanidad
sufriente concibe un Dios perfecto, infinito omnisciente, etc., lo que en realidad está
haciendo la humanidad es proyectar —decía Feuerbach— sobre la esencia divina
los atributos que en realidad son propios de la esencia humana, eso decía Feuerbach.
A ver si está claro: decía que había un proceso de proyección del hombre, el hombre
veía en Dios aquello que más quería en sí mismo pero de lo cual estaba desapropia-
do por las condiciones de vida terrena. Entonces el método de estudio de Feuerbach
consistía en invertir esa proyección. Invertir esa proyección quería decir: si yo con-
cibo a Dios así y así, en realidad estos atributos se los tengo que aplicar a la esencia
humana, no a la esencia divina y tratar de ver las razones por las cuales se produjo la
proyección. Esto es un método que en Alemania fue muy usado por pensadores radi-
cales que producían la reducción de atributos, de lo ideal, podríamos decir, la esfera
de lo ideal, la esfera de lo divino, hacía la inversión de esos atributos para volcarlos
a la esencia humana. Ahora van a ver por qué mencioné esto. Voy a contar una cues-
tión acerca de Kant que espero que no sea demasiado pesada. Voy a ser breve.

Hay un pasaje de la Crítica de la razón pura donde Kant dice que él necesita pensar,
concebir un yo, un yo —dice él— que debe poder acompañar a todas mis represen-
taciones. El dice: si yo tengo representaciones, tengo que saber que son mis repre-
sentaciones, pero el que tiene las representaciones y el que sabe que son mías son
dos, hay un yo y hay un yo, hay un yo empírico que es el yo que nosotros conoce-
mos, el que intuimos en nosotros mismos cuando tenemos ideas y hay un yo que es
la condición de posibilidad de que haya un yo. Hay un yo como un principio de re-
solución crítica de toda representación. Si no existiera una posibilidad crítica —dice
Kant— que tiene estructura de yo, que tiene estructura yoica, si no existiera eso, yo
me quedaría fijado en una representación; ¿qué es lo que me mueve de una represen-
tación a otra? Es la existencia de este yo.

Así comenzó un proceso de inversión del kantismo. Estos procesos de inversión ha-
bían comenzado antes de Feuerbach, [como lo expuse esta mañana cuando mencio-
né a Johannes Müller], sin embargo, el método que Freud aplica es, me parece a mí,
el de Feuerbach. Porque Kant sostenía que existía por un lado —yo lo voy a simpli-
ficar mucho— existían las cosas en sí, las cosas del mundo, las cosas que están afue-
ra de uno, pero a estas cosas tal y como son en sí yo no las puedo conocer y no las
puedo conocer porque el sujeto humano aporta al conocimiento unas formas que
son la del espacio y del tiempo, estas dos formas que no son parte de la naturale-

82 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 83 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

za —decía Kant—, sino que son parte del sujeto. Por lo tanto, yo conozco la cosa a
través de la red —por así decir— del tiempo y del espacio, y la cosa en sí queda in-
cognoscible hasta cierto punto. Y bien. De la misma manera que afuera en el mundo
hay una cosa en sí que no se puede conocer, según Kant, de la misma manera en el
interior del sujeto esta actividad del yo que debe poder acompañar todas mis repre-
sentaciones también es incognoscible porque si se la representara sería el yo de la se-
gunda especie, no el yo de la primera. A esto le llamó apercepción, apercepción tras-
cendental, lo tomó el término Kant del latín.

El primero de los grandes pensadores que siguieron a Kant, en vida de él, fue Fichte.
Este se sentía desanimado por no poder conocer al yo; entonces partió del yo: esto es
un poco abstracto. En vez de partir del conocimiento, como Kant lo hacía, él partió del
yo y de la afirmación “A es A y yo soy yo” y de ahí dedujo toda su filosofía. Lo que
quería decir: yo puedo conocer, decía Fichte, lo que Kant decía que no, y esto es la
apercepción trascendental. Esto implica una especie de inversión del kantismo porque
se trata de deducir a partir de Kant cosas que Kant decía que eran incognoscibles.

Una segunda premisa, aparte del materialismo médico, según lo expuse con relación
a Johannes Müller, que yo quisiera establecer para mis intentos filológicos, sería es-
ta: Wundt, en un ensayo que se llama —tenía un manual de psicología Wundt, es el
fundador de la psicología experimental, en los manuales me parece que figura así,
¿no?— y tiene un manual que se llama: Grundriss der Psychologie, y ahí explica la
existencia de una corriente que, dice él, es la corriente de la introspección pura. In-
trospección es lo que se traduce a veces como observación de sí, es el mismo térmi-
no, en realidad en traducciones anteriores Selbstbeobachtung se ha vertido por intros-
pección; está bien decir introspección, quizás yo he traducido observación de sí por
un prurito que había en la época en que hice la traducción esta, había el prurito de
traducir por las raíces para mostrarle más a la gente qué palabras estaban trabajando,
había mucha insistencia en el tema de las raíces que no sé hasta dónde es correcta.
Entonces, Wundt explica que existen dos corrientes en la teoría de la introspección,
una es deductiva y la otra es —dice— inductiva. Wundt explica: yo me sitúo en es-
ta corriente de la introspección y más aún en la corriente que afirma la existencia de
una apercepción. Este yo que puede acompañar mis representaciones lo que genera-
ría sería novedad, algo nuevo. Piensen ustedes que en esa época imperaba en la psi-
cología británica, por ejemplo en la psicología de James Mill, en la psicología de
Bentham, la corriente asociacionista, donde se producían asociaciones entre ideas,
pero la novedad misma no aparecía porque en realidad siempre uno podía volver a
descomponer esto en las ideas elementales. Los psicólogos de la apercepción son los
psicólogos que sostienen la existencia de una síntesis superior que se hace a partir de
los datos elementales. Siempre hay ideas elementales y habría un acto psíquico que
produce síntesis. Esto se basa en Fichte, este Fichte que yo les había nombrado, y di-
ce Wundt que él es fichteano, pero que él es inductivista; en cambio, Theodor Lipps
es deductivista.

“2001, 1” 83
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 84 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Este Theodor Lipps es un hombre que aparece citado por Freud, él lo conoce, en su
correspondencia se puede fechar el momento en que le cuenta a su amigo Fliess que
está leyendo las obras de Lipps. Al mismo tiempo ... doy un salto gigantesco: en el
libro sobre los chistes lo vuelve a citar a Lipps y en el último libro inconcluso que se
llama el Esquema de psicoanálisis nuevamente lo cita a Lipps. Lo cita aprobatoria-
mente y lo cita como a alguien que sostiene que lo psíquico es en sí inconsciente.

Entonces, estas dos premisas (la pertenencia de Freud al materialismo médico, y la


orientación fichteano-deductivista de su psicología) me movieron a rastrear en Fichte,
naturalmente. Fui a leer Fichte a ver qué decía, para enterarme un poco más. Conseguí
obras de Fichte, unas ediciones muy buenas. Y la cuestión es ésta: en Fichte, aparece
el término Trieb, se escribe, “te”, “erre”, “i”, “e”, “b”. Este término tiene una función
—yo diría— categorial, una función de pensamiento en la teoría de Fichte.

Me autoriza buscar en Fichte justamente esto que Wundt explica acerca de Lipps: que
era fichteano. Lipps era fichteano con una diferencia respecto de Fichte. Que Lipps
sostenía la existencia del alma, de la que Fichte pensaba que podía prescindir. Fich-
te sostenía la existencia de “un yo” y decía que al concepto de alma no lo necesita-
ba. En cambio, hay un fichteano de primera generación, Herbart, que escribió sobre
temas de educación, etc., y una Psicología. Herbart introduce el concepto de “alma”,
y Freud lo usa también y Lipps también lo usa. O sea que el de Freud sería un fich-
teanismo que pasa por Herbart. Siempre se ha dicho, esto no es nuevo, que el con-
cepto de Verdrängung, de represión aparece repetidamente en Herbart. Alguien afir-
mó, Jones me parece, el biógrafo de Freud, que Freud había leído un manual de psi-
cología escolar que era herbartiano y de ahí tomó el término represión. Parece —di-
go yo— que no lo tomó de un manual, lo tomó de primera fuente. Decir que lo tomó
de un manual podría ser legítimo: Pero no lo parece porque Freud ha estudiado filo-
sofía con Brentano, como usted me comentaba hoy /—se dirige a Doris Hajer que
está a su lado—/, sí.

Entonces, la cuestión es ésta: a mí me interesó el término porque si uno dice pulsión,


yo busqué en el Petit Robert, el diccionario francés, y dice que es un término que pro-
viene de impulsión del siglo XVIII. Pero esta impulsión indica solamente un impul-
so, nada más, yo no veo otra cosa. Esto no está del todo mal, pero no parece comple-
to. Lo que a mí me llama mucho la atención, y es con miras a repensar el pensamien-
to de Freud mismo, es que este concepto de la Trieb se genera en Fichte, y diría: só-
lo en Fichte, y en un contexto ético; es la teoría del sistema de la eticidad: en su sis-
tema de la eticidad lo introduce Fichte. Fichte introduce esta idea en lo que sería la
parte práctica, la parte moral, la parte de la teoría moral; y es curioso, porque yo bus-
caba el término por el lado de la biología y en la biología jamás lo encontré. En la
biología de la época no lo encontré, lo encontré donde ahora digo. Me parece que el
pensamiento de Fichte no ha sido recibido en castellano suficientemente bien. Yo no
tengo un modelo de traducción legitimado para Fichte.

84 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 85 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Se ha dicho impulso para Trieb, en las traducciones que yo he visto, que son paráfra-
sis porque no son traducciones de Fichte mismo. Me parece que esto no agota el tér-
mino. Les quiero ejemplificar un poco sobre esta cosa de la Trieb. Digo que aparece
en Fichte, aparece en Hegel también. No tiene importancia en Hegel, pero como He-
gel es mucho más claro que Fichte, les voy a leer algunas definiciones del término
Trieb como lo vi en Hegel. En “La enciclopedia de las ciencias filosóficas”, del año,
debe de ser 1816, por ahí, dice que la Trieb se orienta hacia un objeto exterior en el
que busca satisfacerse. Es algo espontáneo esta Trieb, pero es más que un impulso me
parece, es más que una pul..., bueno, sí a pulsión se la puede llenar con el contenido
que voy a decir ahora, es decir, no es cuestión de palabras, ¿no? Entonces esta Trieb
se orienta —dice— hacia un objeto exterior. Esto es lo que la define, ¿no? En ese ob-
jeto exterior busca satisfacerse. Veamos qué otra definición por ahí hay /—Se fija—/.
Dice que lo no vivo —dice Hegel— lo inerte, no tiene Trieb, porque Trieb implica una
contradicción consigo. Esto es así. Si a mí me falta algo, si yo necesito algo, yo soy
lo que soy y soy lo otro, mejor dicho, no soy lo otro, o sea, tengo una negación aden-
tro, digamos tengo una carencia, en el término carencia está más claro, si yo tengo una
carencia tengo una negación, estoy dividido, pues soy yo y mi carencia. ¿Mi carencia
qué es? El “no” de algo. No tengo algo. Entonces dice, fíjense, la filosofía de la épo-
ca es muy divertida, porque dice: “lo inerte no tiene Trieb porque la contradicción
consigo lo aniquilaría”, claro, una “piedra” si es “no-piedra” no es nada. En cambio
un ser vivo puede ser él mismo y algo que él no es o que no tiene. Ven, el término en-
tonces me parece que cobra una cierta animación así, un poco distinta de la que im-
plica el término pulsión en el castellano corriente. Amí, pulsión me suena a impulso.
En fin, confieso que a mí en su momento me convenció una novela de Carpentier,
donde usaba el término pulsión, y /—dicho con gracia—/ que me pareció que si Car-
pentier lo usó en una novela yo también puedo /—hilaridad—/. Bueno. Dice acá He-
gel. En el parágrafo 473 dice: “/.../ la voluntad con arreglo a su contenido —discul-
pen el estilo, es Hegel— la voluntad con arreglo a su contenido es al comienzo toda -
vía sólo una voluntad natural. Es decir, este término —ahora introduce el término
Trieb— presenta —bueno, no sé si leerles esto— presenta identidad inmediata con su
determinación, es Trieb /.../”. ¿Qué quiere decir? Que el término Trieb es un estadio
anterior de la voluntad. ¿Qué término sigue a Trieb en esta corriente? Hegel, en la
“Enciclopedia de las ciencias filosóficas” recoge las ideas de los pensadores de todos
los tiempos, eso es lo que parece querer hacer, y a Fichte lo tiene muy en cuenta en
esta parte. Entonces, esta Trieb aparece como una voluntad de un nivel inferior, no es
la voluntad desarrollada de la acción —porque la acción implica deliberación, una se-
rie de actos para conseguir un fin—, esto es algo —dice— natural.

A ver si tengo otro ejemplo de Trieb. /—Busca—/. Más todavía. Dice Hegel que el
sujeto. . . define al sujeto, al sujeto humano —se entiende, ¿no?— “/.../no es otra co -
sa que la actividad de satisfacción de las ‘Trieb’/.../”. O sea que decir que el sujeto
es una actividad de satisfacción de impulsos elementales, bueno, no me pareció sufi-
ciente.

“2001, 1” 85
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 86 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Yo propuse “querencias”. Eso es lo que me preguntaron fuertemente aquí. Por eso


me hicieron cruzar el río. Puse querencias —les cuento la anécdota— porque estaba
leyendo una novela de Lope de Vega, una novela teatralizada, “La Dorotea” y el tér-
mino aparece ahí. A mí me han objetado: te gusta la cuestión de la querencia por el
afecto que uno tiene por la querencia, ¿no? Pero en el término criollo «querencia» lo
que hay es un castellano muy antiguo, no es que cuando uno está cansado rumbea pa’
la querencia solamente, no es eso sólo, sino que el castellano nuestro yo creo que lo
tenemos que aprender a respetar: el castellano popular, campesino, porque trae con-
notaciones que son antiquísimas, yo lo vi dignificado al término querencia en esa no-
vela de Lope de Vega. En el Diccionario de la Real Academia aparece el término de-
finido así como una tendencia fuerte hacia algo, podría decirse tendencia. Yo sé que
alguien me dijo, cuando Lacan vivía, que Lacan decía tendencia a veces en vez de
pulsión y me llama la atención que el traductor de Fichte en francés, un señor Filo-
nenko, dice “tendencia”, la tendance. Pero creo que en francés tendencia tiene un
sentido un poco más subjetivo que en castellano. En castellano decimos “tendencia”
también para cosas físicas y me parece que el francés cuando dice tendencia se incli-
na a pensar más en una cosa moral, ¿no?

A ver si puedo ejemplificar otro poco. /—Busca y comenta su búsqueda—/. Que ha-
ya otro ejemplo que sea interesante. A ver, sobre la necesidad, lo relaciona con el ape-
tito Hegel, lo relaciona con la necesidad, la necesidad de los individuos, sería una es-
pecie de facultad apetitiva inferior esta Trieb. Hegel lo toma de Fichte, naturalmen-
te. Quiero ejemplificar un poco. /—Busca y encuentra—/. Puedo ejemplificar con
una curiosidad. Se los digo por diversión, puede ser.A mí me divierte. En los manus-
critos de Marx de 1844, esos donde Marx se sitúa a favor de Feuerbach pero se dis-
tingue de Feuerbach y hace una crítica de Hegel, Marx dice: “/.../el hombre es inme -
diatamente un ser natural —eso es lenguaje hegeliano cuando dice ‘inmediatamen-
te’: quiere decir ‘no reflexivamente’— como ser vivo —dice Marx en esos Manus-
critos— está dotado de fuerzas naturales que en él existen como disposiciones, ca -
pacidades, estas son Triebe /.../”. Y después empieza a explicar que la criatura huma-
na tiene unas necesidades que están determinadas por estas Triebe y que están me-
diadas por el otro, etc. y hace toda una teoría muy feuerbachiana de la cuestión. Eso
no es más que una curiosidad.

Lo que entonces destaco con respecto al término Trieb es que la matriz de nacimien-
to del término Trieb es la ética. Lo que dice Fichte en la parte práctica de su filoso-
fía, porque no puedo explicar los filosofemas de Fichte que son una cosa terriblemen-
te complicada —tendríamos que hacer, qué sé yo, un curso de cuatro meses para
eso—; pero lo que viene a decir él es esto: “yo soy yo”, hay un yo absoluto. Fichte
dice “el yo se pone”, “setzen”. “Se pone” es la expresión. Freud usa mucho la expre-
sión “se pone”, por ejemplo: “/.../el yo es puesto por las pulsiones /.../” en ese senti-
do fichteano. Lo que viene a decir Fichte en la parte práctica de su filosofía es que
ahí cuando yo tengo sentimientos, este sentimiento proviene de un no poder, de ¿un

86 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 87 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

no poder qué? De un no poder satisfacer ¿qué cosa? Las “Trieb”. ¿Por qué? Porque
el individuo es puramente al principio estas —yo digo— querencias, discúlpenme. El
individuo es un haz de querencias, dice Fichte. Pero él, como sabe ya que este indi-
viduo que es un haz de querencias ha sido puesto a su vez por el yo absoluto, dice:
“/.../a esta cosa que hay en la esencia del sujeto yo la puedo conocer a través del sen -
timiento, en realidad la parte práctica de la filosofía me permite conocer más que la
parte teórica, porque la parte teórica es solamente la física; acá conozco las cosas
como son en sí, es decir, me conozco a mí mismo /.../”. Ese es el giro que hay en las
“Trieb”.

Lo que me parece es que la inversión del kantismo, yo hoy mencioné a la mañana


una posibilidad de traducir el término represión, no lo voy a repetir a eso, pero me
estaba reservando la idea de que lo que en realidad hace Freud es tratar de invertir a
Kant. Es decir, partir de esa apercepción trascendental. Esto implica que para Freud
habría un proceso especial de apercepción —no de conciencia porque tanto en Fich-
te como en Lipps la conciencia es una mera superficie, es algo auxiliar, algo auxiliar
la conciencia respecto del yo, el yo es primero—. Esto se me combina con algo que
me ha llamado la atención también. Yo he traducido “devenir consciente” muchas ve-
ces, “Bewusstwerden”, “esto deviene consciente” dice Freud; ahora me entero de
que tanto en Kant como en Fichte, y antes, en las traducciones alemanas de Leibniz,
“Bewusstwerdung” era la traducción de apercepción. Es decir, los alemanes estaban
traduciendo la filosofía clásica latina al alemán y, cuando leían “apercepción”, inven-
taban un término, y ese término era “Bewusstwerden”. Eso me parece muy importan-
te porque hay una notita en Strachey donde dice que la conciencia siempre es pasi-
va, y no parece. En realidad hay un proceso de apercepción, yo creo, en Freud, que
tiene relación, mucha relación, con el proceso de la cura, tal vez porque si alguien le
comunica algo a alguien y éste no se apercibe de eso es lo que Freud explica —me
parece que en Construcciones en el análisis puede ser— como una discordancia en-
tre un saber que uno tiene y algo que está sin embargo no sabido en otro lugar. ¿Por
qué no hubo convergencia? Porque esta apercepción o Bewusstwerdung no se ha
producido. Bueno, ¿qué puedo contar sobre esta cosa, ahora?
/—Revisa su material escrito—/.

Me gustaría que fueran preparando algunas preguntas. Me gustaría que prepararan


preguntas. Les quiero decir, del punto de vista del traductor yo no hago más que acer-
car elementos de comprensión y de pensamiento para ustedes mismos que son los
que tienen que pensar la obra de Freud. El término, les cuento —se me ocurre al azar
para abundar sobre un juego de lenguaje— el término transferencia está usado por
Fichte. Miren la definición de transferencia, dice: “/.../ Es un saber por un no saber,
un poner por un no poner/.../”. Parece que es bastante certero, es decir, Fichte lo que
ha hecho es una especie de newtonismo del alma. Les voy a decir por qué. Fichte es-
tá pensando siempre en una totalidad, digamos en la tabla de las categorías de Kant.
Estas categorías de Kant tienen una importancia muy grande, si ustedes las ven en

“2001, 1” 87
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 88 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

los manuales de filosofía, se las cita como una curiosidad, pero en realidad para los
hombres de aquella época eran una guía para pensar. La tabla de las categorías tiene
un primer grupo de categorías. Son cuatro grupos de tres categorías. El primero se
llama de las categorías de la cantidad. Estas son la unidad, la pluralidad y la totali-
dad. O sea que, lo que agrega Kant a Newton es la idea de un sistema, y ahí está im-
plícita la idea de la conservación de la energía, naturalmente. ¿Por qué? Porque yo
tengo que pensar en un todo si pienso que algo se conserva; de lo contrario, sí, si yo
pienso en abstracto que no hay un todo, que nada se totaliza, no puedo pensar que al-
go se conserva. ¿Respecto de qué se conserva? Bueno. Lo que dice Fichte es que “el
yo” pone —dice— un “no yo”. La expresión “no yo” aparece en Freud, y eso es fich-
teano, seguramente que sí porque no aparece en ningún otro pensador que no sea
Fichte este “no yo”. El yo pone al no yo, perdonen ustedes: quiere decir estoy sin-
tiendo algo o estoy viendo una cosa o veo algo que no soy yo, a saber: cuando me re-
presento algo que no soy yo, el yo pone a un no yo. Pero el esquema de pensamien-
to es un newtonismo con la idea de sistema tal que, si yo pongo un no yo, yo tengo
un cierto padecimiento. Yo padezco. ¿Padezco qué? La acción de una cosa que no
soy yo. Existe una actividad que es la del “yo” y hay un “no yo” que me hace pade-
cer a mí. Que me hace padecer, pero de tal manera que parece pensar Fichte siempre
que hay una cantidad única, porque si algo me hace padecer, a mí me resta algo y ga-
na algo a mis expensas. Esa idea de “la transferencia” quiere decir que una cuota de
la actividad del yo se traslada a un no yo y este no yo tiene cualidad de sujeto, aho-
ra, cualidad de yo, porque me hace sufrir: esa es “la transferencia”. Me parece que
como modelo de pensamiento es muy abstracto pero tal vez se puede pensar que ha-
ce bastante consistencia con los demás aspectos señalados.

Un ejemplo: cuando Freud dice en el artículo sobre La negación, se acuerdan que dice
/—no lo lee—/: “si el paciente afirma soñé con alguien, pero no era la madre, entonces
—dice Freud— era la madre”. ¡Es bastante bizarro esto! ¡Es bastante raro! ¿Qué supo-
ne? El principio del tercero excluido. El principio del tercero excluido es el tercero de
los principios del “libro básico” de Fichte de 1798. ¿El tercero excluido cómo se enun-
ciaría? Se diría que: Aes Ao no-Ay no existe una tercera posibilidad. Porque fíjense:
no es la madre, entonces es la madre. ¿Qué quiere decir? Que no hay una tercera posi-
bilidad, no existe. Quiere decir, está pensando Freud en “una totalidad” tal que se par-
te en “algo” y “lo contrario”. ¿Cómo hace la inferencia si no es así? Me parece que es-
te tipo de juego conceptual está operando fuertemente. Operando en Freud fuertemen-
te. Eso es lo que pienso. Es lo que me movió a traducir esto por querencias como para
hacerlo notar mucho al término. Me parece que conviene a ciertos términos hacerlos
notar y hacer que digan, que sean elocuentes. Creo que este es elocuente. Esa es mi de-
fensa. Bueno. Me gustaría que me hicieran preguntas.

Estudiante: /.../ /—La cinta no lo registra con mínima claridad—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Exacto, muy bueno lo que usted dice. Sí, sí, este término que-

88 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 89 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

rencia ahora, gracias, porque Fichte dice que esta querencia se proyecta hacia afuera
dice: nach aussen. Claro, porque tiene un objeto. Siempre esta querencia es interior
al sujeto. ¿Por qué? Porque no se ha traducido todavía en una acción. La acción es la
que pone en relación al sujeto con el mundo exterior. Esta querencia tiene un objeto
pero es un objeto ideal. Dice así Fichte que: “/.../en tanto yo la siento —yo siento (aho-
ra voy a explicar esto mejor)— en tanto yo siento esta querencia, ella no es causal /.../”.
Lo que quiere decir es esto. Yo siento algo, la idea del sentimiento en esa época en Fich-
te es ésta: “el sentimiento nace de un no poder”, yo quiero algo y no lo consigo, choco
con la realidad. Entonces ahí eso genera un sentimiento. Dice /—sin leer—/ “en tanto
la querencia genera un sentimiento, no es causal, no produce nada más que sobre mí
mismo. Pero si es causal, es decir, si genera un objeto, no es sentida. Es decir, está pen-
sando Fichte en la producción de objetos inconscientemente. ¿Por qué? Esta idea del
inconsciente estaba implícita en esta inversión del kantismo. Porque si este yo que de-
be poder acompañar a todas mis representaciones no se puede conocer, eso es incons-
ciente. ¿Cierto? En el lenguaje de una época un poquito posterior, es inconsciente y la
expresión inconsciente aparece mucho en Fichte.

Estudiante: /.../ /—La cinta no lo registra—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Sí, sí, sí, yo pido mil disculpas.

Estudiante: /.../ /—La cinta no lo registra—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Muy bien. Sí.

Estudiante: /—ídem—/.

José Luis Etcheverry: Está perfecto. Muy bueno lo que usted dice. O sea que filoso-
fía entiende. . . Sí, yo, no.

Estudiante: /—idem—/

José Luis Etcheverry: Es que sí, es que sí. Yo les pido mil disculpas porque es abs-
truso, es decir, yo sé que puede ser una tortura para algunos, pero no para usted que
lo entendió perfectamente. Pero puede ser una tortura esto, porque claro, hace falta,
haría falta todo un seminario previo sobre esto. Y bueno. Pero yo se los muestro. Yo
lo que he querido hacer es mostrarles. Y además vengo a defender mi causa, que tam-
bién tengo derecho. Vengo a argumentar como dicen los latinos pro domo mea. En
favor de mi casa, digamos. Bueno, muy bueno lo que usted dice. Exactamente lo en-
tendió como yo lo entiendo. Tal cual. Es eso. /—Silencio—/. Sí. Ayúdenme. Alguien
que me haga una pregunta. A ver. Sí.

Doris Hajer: Bueno, un poco lo habíamos hablado ¿no? Yo pensaba que de pronto

“2001, 1” 89
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 90 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

hay también otra intencionalidad en el término querencia y es el de alejarlo —tal


vez por como está planteado en los filósofos anteriores a Freud, Fichte por ejemplo
¿no?— alejar la denominada pulsión de lo biológico ¿no? Creo que hay una inten -
ción de ese tipo en esto. Yo antes pensaba que era mi fantasía, pero ahora estoy cre -
yéndomela.

José Luis Etcheverry: Así es. Lo que me dijo anoche. Eso es exactamente. Usted pu-
so el dedo en la llaga. Exactamente es así. Lo que ocurre es que, mi disculpa sería,
yo lo retraslado al término a un horizonte ético. Pero del punto del materialismo mé-
dico yo tengo que pensar que en realidad la ética se funda en la biología. Esa es una
tesis que está implícita en Freud. A mí me parece, a mí personalmente —les quiero
ser leal— a mí me parece discutible la tesis. El materialismo médico produce la in-
versión total y piensa que en realidad esas fuerzas que se pueden discernir en el aná -
lisis de la conducta digamos de los individuos como paso previo a la constitución del
derecho, del derecho de las sociedades, estas fuerzas están basadas en la naturaleza
y Freud lo declara, dice que en la naturaleza hay dos fuerzas, hay dos grupos princi-
pales. Y quiero contarles que también en Fichte en la teoría del sistema de la eticidad
hay una tendencia, no le llama de muerte, pero hay una tendencia digamos de aniqui-
lación y hay una de formación de totalidades. Sí, es decir, aunque en realidad Freud
tuviera razón, el término querencia estaría bien porque las querencias de la ética en
realidad no serían más que una formación que se seguiría de las que en realidad hay
en la naturaleza biológica. Por eso digo, este materialismo parte de la base de que la
naturaleza, de que la materia quiere. La materia quiere; eso es lo que está pensando.
De lo contrario, no se explicaría. Para mí, no.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../ la materia es dios para ellos /.../.

José Luis Etcheverry: Eso es lo que pienso, sí. Me parece que eso es, bueno. Esto es
un capítulo, no nos viene muy al caso ahora, pero en realidad hay dos interpretacio-
nes de Aristóteles, del libro XII, ¿del libro XII? /—dirige la pregunta a la Lic.Araoz
que asiente—/. Sí, del libro XII. En la Metafísica de Aristóteles, en el libro XII, Aris-
tóteles hace algo, se los cuento muy simplemente. Empieza diciendo así: el ser se di-
ce de muchas maneras. Entonces empieza a contar Aristóteles las maneras distintas
en que el ser se dice. Se dice como cualidad, como cantidad, se dice como existen-
cia, como qué cosa es. Cuando termina de agotar las maneras en que se dice el ser,
prosigue Aristóteles: pero este ser se dice, siempre se predica de algo ¿y este algo qué
cosa es? Si se pudiera decir qué cosa es —dice Aristóteles— entonces yo lo podría
reducir como reduje lo anterior. Pero llega un momento en que no puedo reducir más.
Hay una cosa que es un substrato que no es pensable. Bueno, entonces, el tomismo
para la interpretación de Aristóteles desarrolló el tema, sería el del logos, de los pre-
dicados del ser. Y la corriente de Avicena que mencioné ahí, es la que trata de pen-
sar al sustrato como tal y Avicena está un poco presente en Lipps probablemente, por
el tipo de concepción, en Paracelso y en otros. Hay una interpretación de Aristóteles

90 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 91 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

que sería, he visto un libro que no he podido conseguir que se llama “La izquierda
aristotélica”, que es de Ernst Bloch, la izquierda aristotélica, que está pensando en
esa división que hubo —digamos— en el siglo XIV¿no? En París. Porque Santo To-
más discutía contra los árabes. Los árabes sostenían una interpretación materialista
de Aristóteles y Santo Tomás es el autor de la interpretación que hoy conocemos.

Estudiante: /.../ /—La cinta no lo registra—/ /.../ se podía conocer racionalmente e


ideológicamente /.../.

José Luis Etcheverry: Hay un sustrato mítico en esa época. Sí, tratan de conocer ese
sustrato incognoscible y hay un sustrato mítico. Pero me parece que nos vamos yen-
do mucho.

Estudiante: /.../—idem—/.../ a veces Freud mezcla la palabra “mítica” hablando del


origen de la pulsión /.../ no es biológico como decía Doris, puede ser ideológico /.../
por eso en algún texto utiliza, dice que tiene algo de mítico la pulsión.

José Luis Etcheverry: Sí, exactamente. Dice que es mítico. Dice que “es nuestra mi-
tología”. Acá hay otra cosa que interviene en esto. En realidad cuando Freud dice:
“es unsere Mythologie” esta de las pulsiones, la expresión es de un pensador román-
tico que se llama Schlegel. Este pensador romántico pensaba que el ser o la sustan-
cia era un sustrato que cobraba conciencia en el yo, en los distintos yo. Sin embargo,
siempre había un horizonte no conocido y siempre había una mitología que nos guia-
ba. Esa idea de la mitología es una idea del romanticismo alemán.

Estudiante: /.../—idem—/.../.

José Luis Etcheverry: Seguro, sí, claro, claro, yo pienso que sí. Freud era un román-
tico en este sentido. Como los románticos, pensaba que el sujeto no es uno sino que
es una asamblea de personas, yo soy una asamblea de personas, es decir, entonces,
yo soy una masa, una asamblea, una junta de personas. Sí.

Estudiante: /.../—ídem—/.../ esto parece no muy racional /.../. Y Freud se basó en


pensadores que fueron muy racionalistas. Inclusive usted está hablando de saber
cuál es el vínculo freudiano /.../ ¿puede traducir ideas ya pensadas, elaborarlas y
darlas de nuevo?

José Luis Etcheverry: Sí, le vuelvo a repetir lo que le dije hoy. Que si un pensador
genial no está inmerso en una tradición de pensamiento lo más rica, no sería un pen-
sador genial. Esa sería la respuesta, claro, sí, se nota que están actuando corrientes
muy distintas de pensamiento y que están trabajadas por Freud, muchas corrientes y
muy distintas, por ejemplo la teoría de la novela, la teoría de la ética, no solamente
en el campo de la ciencia, sino en el campo de la teoría del arte, muchas cosas, y él

“2001, 1” 91
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 92 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

actuó todo eso y lo unió en una síntesis. No importa lo que uno piense sobre Freud,
pero lo que no puede dejar de pensar es que ha transmitido hasta hoy el legado clá-
sico. Bueno, ya eso sería un mérito.

Doris Hajer: Yo quisiera preguntar una cosita. Yo me acordaba de la conferencia de


hoy de mañana y no sé si estoy en lo cierto, pero recordando cómo concebía Goethe
la traducción, usted había dado tres formas ¿verdad. Una que era la prosaica, otra
que era la paródica y la tercera que era la traducción idéntica del original, de algu -
na manera. Me preguntaba si el término querencia no es una forma de la segunda
manera de traducir ¿no?, porque usted había definido esa manera de traducir o
Goethe la define como apropiarse de la cultura extranjera y volcarlo en su propia
cultura. Entonces es la cultura de Freud, Fichte, sí, ese Trieb y nuestra cultura y la
querencia.

José Luis Etcheverry: A esa objeción yo la admito plenamente. Y además hay un ar-
gumento para poder admitirla y es que el término querencia, les cuento, en las cartas
aparece una sola vez. La sola vez que aparece da sentido a la carta, porque si uno di-
ce pulsión no entiende nada. Yo no entendía, yo personalmente. Pero a las cartas yo
las quise hacer como una traducción de la segunda especie porque eran cartas y que-
ría que se pudieran leer como tales y entonces el término por eso sí es del segundo
tipo, exactamente. Quizás es un poco del tercer tipo de Goethe porque es un término
extraño, así usado, es rarísimo usar eso, ¿no?, es rarísimo, me parece, pero es cierto,
tal cual, sí.

/—Silencio—/. Bueno. Alguien.

Martín Wolf: Yo creo que, no sé si me equivoco, pero puede estar flotando la siguien -
te inquietud acá, entre todos nosotros: la traducción de querencia surge en función
de las cartas con esto que usted aclara ahora, con la pregunta de Doris, pero esta
nueva propuesta suya, ¿apuntaría —a algo que yo me animé a preguntarle por la
mañana—, apuntaría a la perspectiva de la posibilidad de una nueva traducción en
el conjunto del texto de la obra freudiana?

José Luis Etcheverry: Y a mí me parece que sí. Del punto de vista práctico me pare-
ce que el daño que hice no es grande porque el término aparece una sola vez en to-
das las cartas, ¿no? Entonces, la nueva traducción. La cuestión es ésta. Porque yo de-
cía, la historia de recepción de una obra. Si se crea un consenso con arreglo al cual
debía existir otro estilo de traducción, sí, esa, habría que hacer otra. Sin que la ante-
rior sea inválida, me parece a mí. Lo que pasa es que yo esperaba más respuestas so-
bre este término y solamente en Montevideo hubo una, no hubo más, no tuve más
eco. Yo exploré el ambiente. Porque es mi obligación explorar un poco. Hice una ex-
ploración y solamente obtuve la respuesta de ustedes. En realidad me gustaría saber
si les sirve o no les sirve para pensar. Sí, sólo si se va viendo que sirve. Porque yo

92 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 93 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

por capricho jamás lo haría. Es decir, ahí porque era barato, porque era una sola vez.
Esa es la idea. Lo confieso así.

Ahora en cuanto a mí, personalmente, con respecto a la cuestión de la ética, me pa-


rece que las concepciones grandiosas del materialismo del siglo pasado hoy se culti-
van otra vez, pero no parece que el camino de la ciencia vaya por ese lado. Cuando
Freud abrazaba el materialismo médico lo hacía convencido de que era la corriente
dominante y la que abría horizontes nuevos para el conocimiento de la materia bio-
lógica y de la materia física, pero si se demuestra que no es así, probablemente el an-
claje en la ética se deba hacer de nuevo, eso es lo que yo pienso. Puede haber parti
pris en decir que ha habido una evolución; lo expresé muchos años antes diciendo
que los materialistas trataban de animar la estatua de Condillac. ¿Ustedes se acuer-
dan del “Tratado de las sensaciones” de Condillac? Es un libro que sacó “Eudeba”
hace muchos años, está lindo, con unos prólogos hermosos. Entonces Condillac, tal
vez en 1756, decía: vamos a deducir el alma. Imaginemos una estatua. Esta estatua
está dotada solamente del sentido del olfato, supongamos eso, era lo que dirían los
alemanes del tiempo de Einstein: un Gedankenexperiment, un experimento mental.
Hagamos esto. Entonces decía Condillac, muy francés en esto, a la estatua yo le acer-
co una rosa y le hago oler el aroma de la rosa y la deducción del alma empezaba así,
decía Condillac: entonces la estatua toda ella era olor a rosa; le daba otros olores y
entonces empezaba la estatua a discriminar y a hacer comparaciones y desarrollaba
toda un alma y una teoría del juicio y demás. Yo siempre uso esta consigna: toda una
corriente materialista quiere animar la estatua de Condillac. Este sería el materialis-
mo de la primera especie que dije hoy, ¿no?, materialismo cartesiano. De todas ma-
neras pareciera que, si yo parto de otra premisa, para la cual la vida histórica es un
dato, para mí lo es, y a partir de allí veo cómo hago ciencia sobre las cosas. Eso es
«invertir», también. Tal vez los tiempos que vienen lleven a una inversión de esa na-
turaleza, yo no lo sé. Pero, digamos, la argumentación no lleva a que uno deba admi-
tir una ética como base del psicoanálisis sino que en efecto en Freud, el último Freud,
el del “Esquema” dice que hace la teoría del cerebro, dicho brutalmente: la teoría del
órgano anímico como dice él, pero entonces dice que aquí hemos descubierto que hay
un yo, un ello y un superyó, y esto es la teoría del órgano anímico. Todo este apara-
to está movido por unas pulsiones que son unas fuerzas eternas, dice así e invoca, en
algún momento, a Empédocles. Es una visión bastante mitológica: Empédocles sos-
tenía que el mundo originalmente era toda una cosa, digamos un agujero negro, ¿sí?
o un protón de altísima energía para decirlo hoy y que había una fuerza que lo dis-
gregaba y entonces se iban creando las figuras del mundo hasta que ellas se disper-
saban en virtud de la discordia, y quedaban reducidas a la nada. Cuando quedaban
reducidas a la nada, intervenía una fuerza unitiva. Esa es la idea del Gran Año, del
Big Bang, o sea que no deja de tener actualidad. Si usted piensa en una mitología, el
Big Bang es mitológico. ¿Alguna pregunta?

Estudiante: /.../ /—La cinta no registra—/ /.../.

“2001, 1” 93
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 94 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

José Luis Etcheverry: Sí, no lo conozco a Jung mucho. No, no lo he estudiado, no.
No lo estudié. Confieso honestamente que no.

Estudiante: /.../ /—idem—/ /.../. Yo digo, el orígen de la ética ¿no?

José Luis Etcheverry: Sí.

Estudiante: /.../ /—idem—/ /.../ como ve Freud el desarrollo infantil /.../ el principio
de la ética puede estar en los dos sentimientos que tiene el lactante respecto de la
madre, que son de amor y odio ¿no? /.../ el concepto de totalidad /.../ las dos tenden -
cias, la de la unión a una totalidad /.../ por otro lado habla de Eros y de Thanatos.

José Luis Etcheverry: Sí.

Estudiante: /.../ /—idem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Sí. Lo que pasa que en Freud esas fuerzas son las que fundan
la ética, la generan, la engendran. A las formas éticas de la humanidad, esas fuerzas
las generan, esas son biológicas.

Estudiante: /.../ /—idem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: El es materialista. Les cuento.

Estudiante: /.../ /—idem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Claro, sí, sí. Bueno. Sobre la cuestión de Empédocles hay una co-
sa que podría contar, pero no sé si sirve. Una corriente del materialismo médico en sede
francesa es la de Cabanis. Cabanis era un pensador que se enseñaba en el Río de la Pla-
ta. Había en Buenos Aires en el 1820, por ahí, había profesores de filosofía; ¿hace cuán-
to?, 170 años que enseñaban Cabanis. Este pensador invocaba también a Empédocles y
a las dos fuerzas y en realidad hay una analogía fuerte con Cabanis. Cabanis era un mé-
dico. Estudió economía política primero, después estudió medicina, después tradujo a Hi-
pócrates, después fue un gran funcionario en la Revolución Francesa, y tiene Cabanis una
reflexión dirigida a un amigo donde le dice que si lo consuela, le va a contar un cuento:
hay dos fuerzas, las que Empédocles decía, una que une y una que desune. En realidad
es antiguo el motivo de las fuerzas que unen y que desunen. Yes la intención de tener un
horizonte totalizador. Bueno. No sé. ¿Preguntas? Sí.

Martín Wolf: Quizá como, como curiosidad por ahora, pero también apuntando al
futuro, es decir, el trabajo con otras disciplinas, el psicoanálisis con la filología, pe -
ro hacia otro lado con la biología, con la biología molecular, con la genética, apa -
rece ahora desde hace muy pocos años, que cada célula tiene marcada, programa -

94 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 95 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

da, lo que se llama la apoptosis, es decir que habría una inscripción genética que
marca el período de vida de la célula, es decir, cuándo esa célula va a morir y pare -
cería que se antepone a ese poder genético, otro poder genético como que despro -
grama esa posibilidad, ese programa de muerte. Es decir, como un juego entre la
apoptosis y la anti-apoptosis a nivel intracelular. Como que bueno, esto abriría di -
gamos a muchas interrogantes, y en ese sentido cómo pensar esto que uno tiende a
articularlo con la idea de Freud de pulsiones de vida y pulsiones de muerte y enton -
ces cuando aparece José Luis Etcheverry y uno lee las cartas y aparece el término
querencia y como señalaba Doris, este giro como que aparentemente tiende a sepa -
rarse de lo biológico, es decir, ¿cómo poder pensar con la querencia elementos de
articulación en relación a los nuevos conocimientos de la biología? Usted decía
¿qué va a pasar?, ¿cómo nos llega a nosotros esta nueva traducción? Pienso que se
están viendo resultados que en realidad no son resultados, que son inicios, esta in -
quietud que tenemos todos nosotros acá en la Facultad. Como que usted provocó un
movimiento de pensamiento en esta Casa que decimos que realmente es muy fructí -
fero. Es como, como meternos en una gran aventura.

José Luis Etcheverry: Sí, quizá, si la biología descubre este tipo de cuestiones ... pero
es probable que en la concepción de hoy no se lo atribuya a una fuerza, sino a algo con-
creto que la biología averigüe. Aveces estas grandes conceptuaciones lo que hacen es
anticipar descubrimientos reales, pero dejan de ser mitología en ese caso y quizás el
concepto mismo caería por su base, el concepto de pulsiones de la naturaleza, ¿no? Yo
no creo que se pueda pensar, hoy me parece que no veo nada así en las ciencias bioló-
gicas. Eso que usted dice sería una concreción e iría en el sentido de una intuición ge-
nial. Pero el modo de conceptuación se debería abandonar, me parece a mí.

Martín Wolf: ¿Podría aclarar eso? Lo del modo de conceptuación a abandonar.

José Luis Etcheverry: A ver cómo puedo decir...

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Sí. La ciencia hoy me parece que no totaliza, me parece que la
ciencia hoy hace, genera unos modelos y los pone a prueba y averigua cosas, pero no
tiene una concepción global, me parece que no la tiene. Por ejemplo, veo a los físi-
cos que trabajan en cuerdas, supercuerdas, etc., en modelos distintos, pero nadie
piensa que está teniendo una concepción de la naturaleza en su conjunto, me parece
que no, la idea de sistema [en ese sentido] me parece que se ha abandonado, el siste-
ma para la totalidad del mundo se ha abandonado. Sin la idea de sistema no se pue-
de pensar nada en la ciencia, pero se piensa, me parece, de una manera más parcial,
más localizada, sistema de la célula, o de estos elementos que mencionaba el profe-
sor. Yo creo que no resistiría el paso del tiempo esta idea de unas grandes fuerzas de
la naturaleza.

“2001, 1” 95
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 96 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../ de Laplace /.../ la posibilidad de conocer todas las
cosas /.../.

José Luis Etcheverry: Claro.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Que no es.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Claro.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Exacto.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../ la historia de la ciencia /.../ la materia y la antimate -


ria /.../.

José Luis Etcheverry: Sí, sí.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../ ese optimismo se rompe /.../.

José Luis Etcheverry: Claro.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Claro, sí, pero eso /—interrumpido por el estudiante—/.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: De acuerdo, pero eso no es peyorativo porque hoy todavía se
menciona a Hipócrates y nadie sostiene la teoría de los cuatro elementos.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Sí, sí, yo quiero insistir en el tema de pensar con espíritu crí-
tico y de mirar el desarrollo científico contemporáneo, de mirarlo atentamente, es in-
dispensable, porque si uno se encasilla en un tipo de pensamiento, por ahí cuando
quiere acordar está metido en una secta y eso no es ciencia.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

96 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 97 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

José Luis Etcheverry: Por eso sí, puede ser, porque era materialista mecanicista,
Boltzman, y en realidad él hizo la termodinámica estadística, pero nunca estuvo con-
tento con eso, eran aproximaciones a la verdad pero no era la verdad.

Estudiante: /.../ /—ídem—/ /.../.

José Luis Etcheverry: Sí, sí, algo de eso puede haber, sí.

Doris Hajer: Boltzman nunca estuvo contento, Freud tampoco nunca estuvo conten -
to, siempre cuando terminaba de formular algo quedaba terriblemente desconforme
y lo decía /—se sonríe—/, parecía uruguayo. Yo creo que, bueno, si algo nos trae
este nuevo término de querencia es de nuevo meternos en una especie de disconfor -
midad que esperamos que sea fructífera ¿verdad?, porque siempre nos pasa que nos
quedamos con un término, con eso nos quedamos conformes, ahí formamos en tor -
no a una serie de términos una secta, nos quedamos en un dogma, dejamos de pen -
sar, entonces después viene Etcheverry y los franceses nos dicen pulsión, nos hacen
pensar un ratito hasta que caemos de nuevo en un dogma, y ahora por suerte nos
trae querencia y nos hace pensar de nuevo ¿no? /—se ríe—/, eso creo que es lo me -
jor por ahora que puedo ver de esto, de la querencia, además de todos los aportes
de pensarlo desde donde Freud estaba pensando en ese momento y traducirlo a es -
te término querencia; lo seguiremos analizando ¿no?, seguiremos pensando a ver si
nos parece, si no nos parece, si nos gusta, si no nos gusta, me es por ahora difícil
imaginar pensando querencia de muerte, querencia de vida, querencia sexual, ¿ver -
dad? Bueno, todas esas que eran hasta hace poquito pulsiones, como querencias me
cuestan un poco, pero me parece que es muy movilizador tratar de empezar a pen -
sarlas a ver si sirve así ¿no?, si nos dice algo más, algo nuevo.

Martín Wolf: No recuerdo la carta o la nota pero en algún lugar usted si bien tradu -
ce Trieb por querencia, en algún lugar en las cartas igual traduce Trieb por pulsión,
en alguna parte. O algo “pulsional”. ¿Sí?

José Luis Etcheverry: Yo lo puse en un lugar crucial al término, digamos; no me em-


peño en que sea eso, yo quería ver qué pensaba la gente. Lo que me pasa es que veo
muchas obras de psicoanálisis que llegan a Buenos Aires y estas obras tienen, dicen
por ejemplo: la pulsión parte de acá, llega acá, da la vuelta, se enrula y hace esto y
aquello, y a mí me parece horroroso que hagan eso. Porque no son descripciones de
nada, además están usando las categorías de pensamiento que son de explicación de
última instancia como si fueran descriptivas y eso no se puede hacer. Me parece que
habría que romper con eso. Descristalizar. Me gustaría contar algo que estuvimos
conversando con el doctor Wolf hoy.

Hay una cosa sobre Fichte y sobre la imaginación y sobre la sesión de psicoanálisis,
que es divertida. Hay un pensador francés que se llama Castoriadis, no sé si vino a la

“2001, 1” 97
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 98 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Banda Oriental, ¿sí?, porque todos los que van a Buenos Aires vienen acá. Sí, sí, ade-
más vienen mejor, vienen mejor acá que allá, les voy a decir por qué. Castoriadis estu-
vo en la Universidad allá porque había un grupo de chicos que lo llevó, que peleó en la
Facultad de Psicología. Pero acá vienen a instituciones de pensamiento público, la Uni-
versidad. En Buenos Aires me parece que la gente que viene de afuera, viene a institu-
ciones privadas y son pequeños grupitos que los tractorizan, que los traccionan, los lle-
van de acá para allá, los ponen en conferencias, y eso no produce pensamiento alguno
pues sólo la Universidad permite pensar. ¡Allá, no! Así que es mejor lo que pasa acá que
lo que pasa allá, eso es lo que yo creo. Bueno. Castoriadis dice que se asombra muchí-
simo de que la imaginación, la imaginación, esa dimensión que él —digamos— privi-
legia para pensar el fenómeno humano, no está en ninguna parte en Freud. Yyo confie-
so que en cierto modo, si uno piensa en el término, el término en alemán es Einbildung,
no aparece nunca en toda la obra de Freud mencionado. Sin embargo, yo les quiero con-
tar que en Fichte aparece algo fluctuante, es decir, la imaginación, el término schweben -
de, el término fluctuante o flotante que usa Freud cuando dice la atención libremente flo-
tante, eso es lo característico de la imaginación, dice Fichte. Yesta imaginación es la que
va del yo al no-yo, o sea que hace al sujeto cosa y hace a la cosa sujeto. Es esa la ima-
ginación. Y entonces me llama mucho la atención la expresión de Freud esa de schwe -
bende, gleich, ¿como dice?, gleichschwebende. Bueno, el único antecedente que yo he
encontrado en la historia del pensamiento es este de Fichte y está referido a la imagina-
ción, por lo tanto, yo diría: ¡qué notable consecuencia que uno podría extraer! Diría: la
imaginación no aparece en la obra teórica de Freud, sin embargo cuando describe la
sesión, la conducta del psicoanalista en la sesión de psicoanálisis, emplea términos
que hacen recordar fuertemente a la idea de la imaginación en Fichte, o sea que la
imaginación estaría en el circuito del otro, es decir, estaría en el trato humano. Y qui-
zá no desarrolló la idea de imaginación porque esta forma parte de una teoría del tra-
to humano en la cura y no de la teoría de la psiquis como tal. En cambio la palabra
que aparece en Freud es Phantasie, propia de un crítico de Arte del tiempo de Goet-
he, que la introduce. Esta Phantasie es una especie de imaginación degradada por la
modernidad. Jean Paul decía que esta Phantasie es el fruto de esta época moderna,
dividida, donde el sujeto está bifurcado, separado, dividido, entonces por eso tiene
fantasías que son inoperantes. Puede llegar a ser malsana esta Phantasie, casi siem-
pre lo es en Freud. No está pensando en la imaginación creadora. Supongo que por-
que no es su tema. El siempre insiste en que trata el aspecto profundo de la psique y
no el aspecto de la creación, el aspecto preconsciente, eso lo trata menos. Entonces
yo diría con respecto a Castoriadis que “la imaginación” estaría en “la sesión”, no en
otra cosa. Porque es esa cosa libre que vuela entre una cosa y otra y que va digamos
dando sentido a las cosas. Notable, eso.

Martín Wolf: /.../ /—La cinta no lo registra pero es sobre pulsión y querencia—/ /.../.

José Luis Etcheverry: No, no, porque eso sería previo, una pulsión, un impulso o eso,
sería previo. Le voy a hacer para esto un pequeño raconto histórico, qué sé yo, la idea

98 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 99 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistemo

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

de que esta Trieb que probablemente viene de Fichte, ha sido generada por Leibniz.
Hay una carta de Leibniz a un amigo, debe de ser de 1740, por ahí, donde dice que
en toda la porquería, creo que dice “porquería”, lo dice peor, porque es lo que escri-
be a un amigo, en toda esta porquería de los escolásticos, sin embargo, hay algo que
me parece rescatable que es la idea de fuerzas internas. Esta Trieb aparece en Leib -
niz como una fuerza interna, como una fuerza interior.A esta Trieb la toma Fichte en
su teoría de la ética. Yo digo que en el caso de Freud depende de Fichte por este pa-
so a través de Lipps y lo que dice Wundt. Eso.

Pero en la psicología francesa aparece algo semejante. Es en Maine de Biran; se lo


ha editado en castellano, hace años, tiene una “Psicología del esfuerzo”. Según Mai-
ne de Biran, uno descubre el mundo porque se esfuerza, choca contra las cosas; uno
se esfuerza porque tiene una fuerza interna, y entonces constituye la cosa, sabe que
hay cosas fuera de uno por el esfuerzo. La psicología del esfuerzo concebía una fuer-
za productora. La Trieb sería una fuerza productora en esa corriente. Hay una cosa
notable porque Goethe estaba muy al tanto de lo que pasaba en Francia. Hay una
anécdota de Goethe; corría el año 1830, lo va a ver un amigo y Goethe le dice: ¡qué
novedades que hay! ¿Qué, qué es? le dice el otro, ¿la revolución francesa? —porque
en Francia había una revolución espantosa. Dice: no, no, la polémica entre los parti-
darios de Geoffroy de Saint-Hilaire, que era un biólogo totalista de la época, y los
partidarios de Cuvier. Ganaba Cuvier la polémica. En Francia se impuso contra el
materialismo totalista, este que yo pintaba, Cuvier.Y perdió Geoffroy de Saint-Hilai-
re. Este era un ecologista antes de tiempo. Por ejemplo, hay una novela de Balzac
donde aparece una pensión de provincia, describe los objetos Balzac, y los persona-
jes también, y hay una nota al pie de un sabio anotador que explica que en esto Bal-
zac era partidario de Geoffroy de Saint-Hilaire. Este amigo de Goethe decía que ha-
bía una consistencia de todo con todo, del ambiente con la persona, y bueno, eso lo
aplicaba a la naturaleza también. Goethe dice: ¡al fin los franceses están poniéndose
por el buen camino, ah, están echando a caminar por la buena senda! ¿A qué se re-
fiere? A que apareció Maine de Biran y Maine de Biran sostiene la teoría de la fuer-
za productora y Goethe traduce Trieb para “fuerza productora”. La fuerza producto-
ra es Trieb. Esto es Goethe. Es curioso, porque antes de Goethe y en tiempos de Kant,
en latín se podría decir eso de Trieb, aplicado a la biología, un nisus formativus, se
decía, nisus formativus, que era una fuerza productora. ¿Cómo se explicaban ellos
que un organismo creciera? Por ejemplo un chico nace y ¿cómo se constituyen todas
sus partes armoniosamente? Porque tiene un “nisus formativus” decían. Tiene una
Trieb adentro. Eso no es querencia. El otro rebote del término es cuando Goethe re-
traduce la fuerza productora. Eso es Trieb para Goethe. O sea, que da lugar a una in-
terpretación totalmente distinta, ¿verdad? Yo me orienté por ese lado primero, por las
teorías biológicas de la formación, la teoría de la formación. En Goethe aparece la
teoría de la formación del ser humano. Tiene —Goethe casi es el creador del estilo
literario que se llama “la novela de formación”— Wilhelm Meister, ¿cómo se llama?,
“Los años de peregrinación de Wilhelm Meister” o “Los años de aprendizaje de Wil-

“2001, 1” 99
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 100 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

helm Meister”. Este “aprendizaje” de Wilhelm Meister era la historia de la formación


y esta formación estaba pensada en el sujeto humano tal y como se la pensaba en la
naturaleza. Las plantas tienen también una fuerza productora interna, los animales lo
mismo, para Goethe. Yo primero lo pensé por ahí, lo busqué por ahí.

Pero me pareció que la contextualización a través de Fichte y de Lipps era, estaba


más autorizada, porque si yo recurro a la pulsión como fuerza productora en realidad
estoy aplicando filológicamente un criterio de contexto extrínseco, pero en el caso de
la secuencia de Lipps, puesto que Freud insiste siempre en él, el criterio sería intrín-
seco respecto de la obra. Por eso me incliné por esto último, si no me habría inclina-
do por lo otro, pero después de largo cavilar. Bueno. /—Silencio—/.

Doris Hajer: Bueno. Muchísimas gracias. Y ha sido un placer tenerlo en esta casa.

Querencia
A modo de epílogo
Lic. Doris Hajer
Encargada del Area de Psicoanálisis
Facultad de Psicología
Universidad de la República Oriental del Uruguay

Las inquietantes conferencias aquí transcriptas, los diálogos con José Luis y su seño-
ra esposa, la Lic. María Angélica Aráoz, durante su estancia en nuestra Universidad,
y el posterior intercambio vía fax que tuvimos para la corrección de las mismas en
aras de su publicación, fueron y siguen siendo absolutamente fermentales para todos
quienes pudimos participar de ello. Las emociones removidas al participar en este
homenaje, luego de la irreparable pérdida, me implican de tal modo que he de atre-
verme por momentos a hacer uso de la primera persona.

Seguramente este singular y primera persona no se sostendrán con facilidad, cuando hable
de la traducción de las Actas, pues se hará notorio que éstas no hubieran sido posibles sin
la inestimable colaboración de mi compañero Martín Wolf. Es aquí donde ciertas similitu-
des intuidashacen a mi deseo de extender este mensaje a María Angélica Aráoz, quien su-
po estar toda su vida al lado de José Luis con sus aportes y enorme afecto. Aquí en Uru-
guay esta presencia se hizo sentir también de ese modo tan sólido y suyo.

A poco tiempo de esa rica estadía de ambos, nos llegaban las por entonces re-
cién descubiertas Actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena de los años
1919 a 1923 que se creían perdidas. Quien las descubrió fue Karl Fallend, un
colega vienés, investigador asociado de nuestro Area de Psicoanálisis. Las ha-
lló dentro de las cajas de la sucesión del Psicoanalista Siegfried Bernfeld, en los
Archivos de la Biblioteca del Congreso de Washington, donde estaba en custo-
dia. Bernfeld, analista de la camada “joven” de la Sociedad Psicoanalítica de los

100 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 101 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

años de la Viena Roja, era sobre quien versaba la investigación de Fallend.

La transcripción de las Actas no se hizo esperar; nos fue enviada, primero en borra-
dor, luego en su publicación final en un libro 1, con la autorización y financiado aus-
picio del Ministerio de Ciencias y Artes de Austria para que realizáramos su traduc-
ción al castellano.

Por mi familiaridad con la lengua alemana, el traducir, hasta conocer a Etcheverry;


era una tarea solitaria y un tanto árida cuyo isomorfismo con el psicoanálisis no des-
conocía por tener que realizar con frecuencia retraducciones de artículos que me pa-
recían fallar en su esencia o al menos en algunas palabras que modificaban lo que en-
tendía como su “verdadero” sentido en alemán.

La magnitud de esta relación traducción-investigación-psicoanálisis pude compartir-


la como nunca al conocer a este ser humano tan peculiar. Allí confirmé: no sólo po-
día ser importante traducir bien para los lectores y los estudiosos, sino que para el
traductor esto significa un desafío, una apuesta, una interesantísima tarea de investi-
gación y ante todo una enorme responsabilidad, aprendizaje, trabajo de formación y
creación psicoanalítica.

En el “Prólogo” a estas Conferencias ya se dice mucho de lo que este encuentro nos


hizo pensar. Creo difícil poder agotar todo lo que representó este acontecimiento al
momento de abocarme a la tarea antes mencionada. Por otra parte José Luis no deja-
ba de hacernos pensar. Transcribo aquí su fax del 1 de abril de 1996:

“Estimadísimos Doris y Martín Wolf-Felder:


El trabajo de desgrabación está espléndido y he tenido el inmerecido privilegio de
que lo hicieran ustedes. Esto me hace acordar al período de oro de la Universidad de
por acá. Nuestro profesor de griego preparaba él mismo centenares de páginas para
imprimir en griego sobre las que versaría después la clase. Con la facilidad del dis-
quete, además me puse a leer atentamente. A medias es cierto que se trata de mi tex-
to, puesto que fue pronunciado en público y es también de este y de los profesores.
Me limito a repuntuar, agrego pocas aclaraciones (alguna palabra más) y elimino fra-
ses confusas. El 8 de abril, como se indicó, envío por el mismo correo empleado por
ustedes las hojas nuevamente impresas y el disquete corregido. Si no están de acuer-
do con el resultado, pues me lo hacen saber.

1 “Sonderlinge Träumer Sensitive” Psychoanalyse auf dem Weg zur Institution un Profession. Protokolle
der Wiener Psychoanalytischen Vereinigung und biographische Studien” Ed. J&V y Ludwig Bolzmann
Institut für Geschichte und Gesellschaft, Band 26.
Traducido y editado por el Área de Psicoanálisis de la Facultad de Psicología de la Universidad de la Re-
pública Oriental del Uruguay y financiado por el Ministerio Federal de Ciencia, Comunicación y Arte.
Austria. Auspiciado por el Instituto Ludwig Bolzmann de Historia y Sociedad de Austria, como Karl Fa-
llend “Peculiares, soñadores, sensitivos. El Psicoanálisis en camino hacia la Institución y Profesión. Es-
tudios biográficos. Actas de la Asociación Psicoanalítica de Viena”.

“2001, 1” 101
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 102 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Hoy leo el fax con destinatario equivocado, de Doris-Golem. En su momento estuve


por decir algo sobre las actas inéditas. Me interesaron muchísimo: desde luego que
el fichteanismo de Wundt favorece mi ‘querencia’.Pero parece haber muy serios pro -
blemas de transcripción. Algo que me resulta sospechoso: la fecha. Y, sobre todo, la
consideración de lo ‘involuntario’ se corresponde más bien a la problemática de
Freud hacia 1900-1905. Como en estas cosas no es malo ser desconfiado, me pongo
en abogado del diablo: ¿no serán apuntes, tomados por otro que no fuera el secre -
tario de actas oficial, de las sesiones ya publicadas?
Un abrazo,
José Luis (hoy, al final de lunes 1° de abril)”

Era preciso transcribir una de esas fructíferas notas en su totalidad. He aquí por una
parte el vínculo creado. Por otra, todo aquello que en tan breves palabras daba, de-
cía, hablaba de sí; su humildad y su sabiduría, su profesionalismo y su humana hu-
manidad, su escrupulosidad y su inteligente humor, su aporte desinteresado y su gran
interés por conocer, saber, explorar todo lo nuevo-viejo-histórico conceptual, episté-
mico, actual y actualizador.

Los efectos que producía … una enorme gratitud de encontrar un universitario tan
auténtico, tan como aquellos que él y nosotros añorábamos por igual y a los que su-
po parecerse más que nadie.

En cuanto a sus observaciones, nos hizo investigar, ser a nuestra vez también “abo-
gados del diablo”, buscar la autenticidad de las Actas, luchar y trabajar más y más
para hacer el trabajo apenas aproximadamente tan correcto como él lo solía hacer. En
un primer momento, el pensar que los documentos entre manos podían no ser lo que
creíamos, incluso llegó a enojarme: ¿cómo podía dudar de lo hallado por investiga-
dores tan rigurosos y reconocidos en Austria?, ¿cómo podía pensar que la transcrip-
ción de Fallend pudiera ser poco rigurosa? Los faxes fueron y vinieron a Buenos Ai-
res, a Austria y nuevamente siempre a Montevideo. Terminé valorando muchísimo la
tranquilidad que esta alerta nos permitió buscar. Finalmente llegamos a reasegurar-
nos con respuestas —sólo a través del modo de pensamiento de este increíble traduc-
tor, que lo hacía desde el alemán de sus conocimientos de la filosofía, buscando en
la epistemología de cada época, cada decenio, cada momento—, a través de eviden-
cias que desde Austria pudieron darme, entre otras, una razón en la línea de Etche-
verry: algunos miembros nuevos de la Sociedad de los Miércoles reinterrogaban ele-
mentos de la filosofía wundtiana que Freud mismo, como bien lo decía Etcheverry,
ya había superado pero que había que responder nuevamente.

Yo traducía desde mi alemán ancestral, desde el alemán aprendido en mi casa, casi


de la época de Freud, Etcheverry me hizo buscar en las enciclopedias filosóficas de
la época, que también estaban en mi casa, heredadas de mis padres. Y la “querencia”
se hizo carne en mí. La “querencia” del alemán de mis orígenes, la “querencia” de la

102 “2001, 1”
pags. 60 a .103 3/28/06 11:25 AM Page 103 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Universidad y mi entrega junto a mi compañero a una labor como esas que José Luis
nos supo mostrar tan bien. La búsqueda de la palabra diversa, no siempre igual a sí
misma, elusiva de los mimetismos, coloquial y literaria como Freud mismo, inquie-
tante, cuestionadora, que abriera el paso a todos los “abogados del diablo”. Ahora
bienvenidos, si se podía provocar una sola duda que permitiera preguntarse, criticar,
repensar. Por todo lo anterior nuestra Revista de Internet, de la que lamentable-
mente no pudimos participar ya a José Luis Etcheverry, se denomina Querencia
y su primer número se editorializa del siguiente modo:
Querencia
O
El Psicoanálisis en la Universidad
A José Luis Etcheverry, in memoriam.

“Una querencia: la Universidad.


Una querencia: el Psicoanálisis.¿Una querencia en Internet? ‘Querencia -Tendencia
natural del hombre/mujer/o de un ser animado hacia alguna cosa’.
¿Ya lo nuevo cómo nos aproximamos? ¿Psicoanalistas aquerenciándose en Internet?
¿Nos es natural?Nos entusiasma, apasiona.En 1994 el traductor de las Obras Com-
pletas de Freud propone traducir el discutido término Trieb, antes traducido errónea-
mente como instinto, luego corregido por él mismo como pulsión, como ‘Querencia’.

El Trieb alemán es utilizado tanto por Schopenhauer, como por Nietzsche, Fichte,
Hegel, Newton, Feuerbach, etc., es decir por el materialismo teísta, el cientificismo
positivista, el romanticismo científico; sumado a la significación semántica de la pa-
labra por entonces coloquial y no sólo filosófica en un sentido (y aventuro una inter-
pretación semántica) casi de pasión, un Drang incontrolable y dominador de nues-
tros actos, ‘la tendencia o inclinación de volver al sitio original’.

¿Repetición entonces o pasión? ¿Es entonces una ‘tendencia ilícita’o aquerenciarse


es ‘amar o querer bien’? Se ha repetido al infinito una frase suelta de Freud que de-
fine la ‘querencia’ como un concepto que cabalga entre lo psíquico y lo físico. Las
repeticiones definitorias se vacían de sentido.
¿Es traducible la querencia? ¿Es traducible el Trieb? Con el paso del tiempo y tal vez
el efecto sobre la lengua del propio psicoanálisis en un Diccionario Etimológico de
1989 Trieb es: ‘una fuerza interior pujante, engendrante, un engendro, retoño ... Y
Triebhaft (pulsional) ... sensual, voluptuoso, pasional’.

Esta revista pretende representar al Psicoanálisis Universitario, con todas sus queren-
cias, tendencias, pasiones y fronteras, límites o alcances ilimitables, así como sus nu-
trientes originales, aquellos de sus primeras querencias: la literatura, la medicina, la
neurología, la filosofía, la ideología, la política, la historia, los sucesos coyunturales
y sus inscripciones desde el deseo hacia lo actual, real, comunicativo, globalizable”.

“2001, 1” 103
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 103 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

“2001, 1” 103
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 104 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ENTRE CONSTRUCCIONISMO SOCIAL


Y REALISMO.
¿ATRAPADO SIN SALIDA?
Eduardo E. Gosende 1

Resumen
El artículo revisa distintos aspectos del debate epistemológico que sostienen desde
polos opuestos autores que suscriben al Construccionismo Social y al Realismo en
el campo de la Psicología Social. Se ilustran estas dos posiciones con una gama de
teorías y abordajes acerca de las Emociones, que es uno de los temas centrales que
investiga el autor en su proyecto de tesis doctoral. Se presenta, define y critica tan -
to la posición Construccionista Social como la Realista, con el objetivo de mostrar
los puntos débiles y oscuros de ambos polos. Finalmente se presentan tres caminos
alternativos que los investigadores suelen tomar al asumir un posicionamiento en re -
lación a este debate epistemológico.

Summary
The paper discusses different aspects from the polarised epistemological debate held
by authors that subscribe to Social Constructionism and Realism in the field of So -
cial Psychology. An illustration of both positions is provided by using a variety of
theories and approaches about Emotions, which is one of the main topics of research
of the author’s PhD thesis. Both, Social Constructionism and Realism are presented,
defined and criticised aiming to show the weak and obscure aspects of them. Finally,
three different alternative ways of dealing with a project are deployed as possible
ways that researchers normally use to position themselves in relation to this episte -
mological debate.

La investigación que realizo para mi tesis doctoral a menudo me sitúa bajo el fuego
cruzado de un debate epistemológico que siempre demanda tomar partido como de-
fensor o atacante de alguno de los dos bandos en pugna. Se trata de la sostenida po-
lémica que construccionistas sociales y realistas mantienen hace más o menos dos
décadas en el campo de la Psicología Social, y que involucra por un lado a la Psico-
logía Social Experimental y por otro lado a las corrientes que suelen ser llamadas
Psicología Social Crítica (Ibáñez e Iñíguez, 1997) y Psicología Social Discursiva
(Edwards y Potter, 1992; Potter, 1998). Tanto en conferencias y congresos como en
las principales publicaciones de estas escuelas es posible encontrarse con este clási-
co de los clásicos. Los propios subgrupos de psicólogos sociales que pueden delimi-
1 Doctorando en Goldsmiths College, University of London, UK. Docente de grado y de posgrado en
UCES y ULA.

104 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 105 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

tarse en la academia y geografía inglesas pueden identificarse, entre otras cosas, de


acuerdo a las posiciones mas o menos definidas que toman en relación a este deba-
te. No es parte fundamental de mi tesis doctoral discutir en especial las cuestiones
epistemológicas involucradas en mi proyecto, pero reflexionar acerca de ellas puede
ayudarme para el cada vez más cercano día de la defensa de la tesis, así como para
superar ciertos obstáculos que siempre aparecen en el trabajo de investigación y es-
critura del texto. Por eso me parece provechoso, y quizás no solamente para mí, mos-
trar aquí cómo se ve reflejado este debate en el propio desarrollo de mi investigación
y cómo trato de situarme en relación al mismo.

Comenzaré el desarrollo explicando cuáles son los polos de esta dicotomía: Cons-
truccionismo Social y Realismo. Cabe aclarar que muchas veces el debate alude a
términos alternativos, algunas veces Construccionismo Social es sustituido por Rela-
tivismo (Cromby y Nightingale, 1999), más general y mas apropiado para el planteo
epistemológico, y otro tanto sucede con Realismo que es sustituido por Materialismo
(Pujol y Montenegro, 1999) en este caso con una mayor proximidad semántica y ma-
yor similaridad en cuanto al uso. En un segundo momento del artículo presentaré mi
proyecto y qué posición asumo en relación al debate en términos de mis elecciones
teóricas y mi abordaje del problema que estudio. Luego continuaré con una explo-
ración de las críticas fundamentales que se plantean tanto al Construccionismo So-
cial (relativista) como al Realismo. Y finalmente trataré de esbozar algunas salidas
posibles a este conflictivo debate.

Construccionismo Social
El Construccionismo Social es una perspectiva que ha crecido sostenidamente duran-
te las dos últimas décadas en el campo de la Psicología Social y la Sociología, cada
vez son más numerosos los libros y artículos que tratan acerca de la “construcción
social de ...”. Por supuesto no hay una única versión de Construccionismo Social, en
Sociología se lo suele identificar con trabajos que van desde el Interaccionismo Sim-
bólico, pasando por la etnometodología e incluso enfoques posmodernos. En el cam-
po de la Psicología Social el Construccionismo está más claramente definido, parte
de la propuesta inicial de Kenneth Gergen (1973) de pensar a la Psicología Social
desde la Historia, integra casi siempre al Análisis del Discurso o el Análisis de la
Conversación, e incluye generalmente los aportes del llamado Postestructuralismo.

Haciendo un recorrido retrospectivo, la primera mención explícita de “construcción


social” fue realizada por Berger y Luckmann (1967) en su texto “La Construcción
Social de la Realidad”. Ellos representan allí la vida social en términos de una dia-
léctica entre acción social y estructura social que debe mucho al primer Marx, al
tiempo que tratan de lograr una síntesis entre Mead, Durkheim y Weber. Vivien Burr
(1995) encuentra los antecedentes del Construccionismo Social en Mead (1932)
quien plantea que la persona es un emergente de la interacción que se da entre los in-

“2001, 1” 105
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 106 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

dividuos u organismos que se hallan al nivel de la conversación de gestos significan-


tes o lenguaje. Sin embargo, pocos son los contruccionistas que hoy coincidirían con
los marcos teóricos generales usados desde la fenomenología por Berger y Luck-
mann o desde el pragmatismo por Mead.

Cromby y Nightingale (1999) sostienen que lo que une a las distintas versiones del
Construccionismo Social son cuatro características generales: 1) la primacía de los
procesos sociales: nuestra experiencia del mundo y de las personas que en él encon-
tramos, son primeramente y sobre todo el producto de procesos sociales. La sociedad
está en el centro del origen de nuestra experiencia. Nuestro conocimiento es fabrica -
do en nuestras interacciones de la vida cotidiana. La reproducción y transformación
de las estructuras de significado, convenciones, prácticas morales y discursivas es lo
que principalmente constituye nuestras relaciones y nuestro sí mismo. Esto implica
que el lenguaje es el fundamental soporte de nuestras categorías y significados, y la
fundamental materia prima de nuestras actividades. 2) la especificidad histórica y
cultural: como lo ha demostrado la Historia y la Antropología los conceptos y las ca-
tegorías, así como toda cosa que nosotros conocemos son histórica y culturalmente
específicos. Más aún, lo que le interesa al Construccionismo es no sólo mostrar las
variaciones culturales e históricas sino hacer hincapié en que estas variaciones son
productos originales de esas culturas o tiempos históricos, es decir que se entienden
por las contingencias de cada momento y cada ámbito cultural particular. Por ejem-
plo: Geertz afirma: “La concepción occidental de la persona como un universo cog-
nitivo y motivacional cerrado, único, más o menos integrado, como centro dinámico
de conciencia, emoción, juicio y acción, organizado en un todo distintivo y contras-
table frente a otros todos y frente a un medio social y natural es, a pesar de lo inmo-
dificable que nos parezca, una idea bastante peculiar en el contexto universal de las
culturas” (p. 229, 1979). 3) el conocimiento y la acción van juntos: elaboramos nues-
tras preguntas y enmarcamos las respuestas que obtenemos de maneras que están
fundamental e íntimamente ligadas a nuestras actividades y propósitos. La negocia-
ción que se va produciendo en la construcción compartida del conocimiento puede
dar lugar a diferentes versiones del mismo. Cada una de estas construcciones dife-
rentes trae incorporadas formas de acción diferenciadas tanto a nivel de sus orígenes,
su vehiculización como de sus posibles consecuencias. 4) Una postura crítica: Al en-
tender que el conocimiento es relativo y que además emerge de la práctica social, el
Construccionismo toma una posición crítica frente al positivismo y al empirismo que
admiten a la observación como fuente de conocimiento objetivo.

El Construccionismo Social como conjunto de principios generales ha sido bienve-


nido y reconocido por muchos Psicólogos Sociales, entre los cuales me cuento, por-
que ha desempeñado un papel valioso al organizar el surgimiento de un nuevo para-
digma que nació en oposición a la corriente hegemónica que durante por lo menos
cuatro décadas dominó la Psicología Social. Dicha hegemonía estaba en manos de la
Psicología Social Experimental Cognitivista que actualmente se halla en retroceso.

106 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 107 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Desde el Construccionismo, que asume que todo conocimiento es histórica y social-


mente específico, se vio a esta corriente como una construcción social temporaria
que soportaba las marcas de los presupuestos y preocupaciones de la sociedad y la
época que le dio origen (fundamentalmente EE.UU. de pre y posguerra). La psicolo-
gía como cualquier otra ciencia es producto de un sistema social de valores y de re-
laciones de poder. No puede ser nunca apolítica, siendo una “ciencia objetiva” la
máscara que trata de velar estos procesos que subyacen en su origen. El otro gran
aporte crítico del Construccionismo Social fue desafiar el esencialismo, el individua-
lismo y el mentalismo tan centrales en la Psicología occidental.

Fenómenos como el alcoholismo, la criminalidad, la enfermedad mental fueron re-


formulados como construcciones sociales dentro de estructuras sociales y relaciones
de poder particulares. Estos análisis revelan cómo el individuo es condenado por el
“saber científico” a ser el responsable de problemas sociales, mientras que las condi-
ciones sociales y los intereses económicos que le dan terreno fértil quedan invisibles.
Finalmente otro gran mérito del Construccionismo es que ha revolucionado el papel
del lenguaje en Psicología. Ya no se trata de un medio de comunicación pasivo y se-
cundario, sino que se lo concibe como el elemento central de generación de signifi-
cados y de la realidad. Aún más, dado que la relación entre lenguaje y poder es muy
estrecha, toda producción discursiva lleva en sí las marcas de las relaciones socio-es-
tructurales y de poder que sostiene. De esta manera no sólo el poder sino también las
distintas alternativas de resistencia ante el mismo pueden estar en principio a la ma-
no de todos los que participan del lenguaje.

Realismo
Por Realismo se entiende la doctrina que afirma la existencia de un mundo externo
independiente de nuestras representaciones de él (Searle, 1995). Es decir, que la na-
turaleza del mundo es más que nuestras afirmaciones acerca de ese mundo. Desde es-
ta perspectiva algunos autores, entre ellos Rom Harré (1992), han calificado como
“la Gergen extravagancia” o el “todo vale” a posturas posmodernas y construccionis-
tas, como incorrectas. Desde una perspectiva realista, nuestras construcciones socia-
les son siempre mediatizadas a través de nuestra naturaleza corporal, la materialidad
del mundo y las matrices preexistentes del poder social e institucional. Aunque la po-
sición realista no tiene aún una comprobación concluyente, la mayoría de los psicó-
logos sociales empiristas que actualmente producen conocimientos actúan, al menos
en una parte importante de su trabajo, con la firme creencia que sus objetos de estu-
dio son reales, lo cual parece rendirle buenos frutos. Tienen entonces una posición
pragmáticamente realista y cuando son confrontados con argumentos lógicos que
pueden demostrar inválido su Realismo, desestiman la importancia del debate ya que
no se les presenta una comprobación empírica de esta cuestión metafísica. La mayo-
ría de los psicólogos que trabajan con técnicas experimentales o similares son opti-
mistas acerca de la posibilidad de obtener un conocimiento objetivo de un mundo que
tiene existencia independiente y real. Sostienen que conocimiento válido y confiable

“2001, 1” 107
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 108 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

puede ser obtenido acerca de la naturaleza real de la vida social y de la psicología de


las personas si los procedimientos científicos son seguidos correctamente. Los obje-
tos que ellos estudian no son construcciones por ellos elaboradas a partir de la evi-
dencia producida por sus observaciones, ciertamente ellos hablan y se comportan co-
mo si los procesos como memoria, ansiedad, actitudes y apego fueran procesos rea-
les. No son sólo estos los Psicólogos Sociales que sostienen una posición realista,
Harré (1986) uno de los precursores dentro del Construccionismo Social tiene una
teoría del lenguaje (Realismo lingüístico) que propone una correspondencia entre ob-
jetos discursivos y un mundo no-discursivo. Apelando a argumentos trascendentales
este filósofo ha demostrado también que no sólo la ciencia y la psicología, sino tam-
bién el Construccionismo Social necesita presuponer lo real: ciertas clases de acción
conjunta como las conversaciones son un presupuesto necesario para los construccio-
nistas (Harré, 1992). Una afirmación típica de los construccionistas es que cualquier
cosa que se ha construido socialmente, podría haber sido hecha de otra forma, inclu -
so la ciencia podría haberse construido de manera diferente, o no haber existido. Pe-
ro esto no es cierto de las acciones conjuntas involucradas en la conversación entre
seres humanos, es decir, para Harré el contenido de estas conversaciones sí es cons-
truido pero no así la interacción de los cuerpos.

El debate típico
Con la intención de ilustrar cómo se desarrolla entre los psicólogos sociales la discu-
sión epistemológica de construccionistas sociales versus realistas voy a presentar una
caricatura de lo que sucede a menudo en los textos y reuniones científicas, donde a
pesar de las convenciones y del decoro que suele mantenerse en la disputa académi-
ca, se puede asistir a sórdidos enfrentamientos:

• En un bando tenemos a los realistas que proclaman una realidad en sí misma, ya se


trate de cosas, procesos o poder, y que es lo que les sirve de base para su crítica. Si
no se puede encontrar una línea de base, una condición o una verdad, un discurso que
se propone como crítico, que aspira a ofrecer esperanza, o a plantear los puntos es-
tratégicos de una resistencia, se desarma. Porque sin este anclaje en la materia real,
un discurso crítico es en sí mismo una construcción social –un mejunje de reperto-
rios lingüísticos, narrativas, discursos y similares– que constituye lo real en un es-
fuerzo por producir efectos honorables (Bhaskar, 1989; Parker, 1992)

• En el bando opuesto tenemos a los construccionistas sociales que responden repi-


tiendo que también lo real es una construcción. Por más sofisticada que sea la ver-
sión de lo real que se use, siempre será constituida a través del lenguaje, y por lo tan-
to siempre se construirá a partir de los recursos que circulan en una cultura.

Lo real no es nunca un piso sólido, siempre será un tema de argumentación (Shotter,


1992), y el argumento acerca de lo real siempre estará sujeto a un análisis discursivo que
interrogará acerca de las técnicas textuales y los recursos retóricos que lo sostienen.

108 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 109 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

– El realista vuelve al ataque diciendo: “Ustedes, los construccionistas sociales, es-


tán constituidos por lo real, su perspectiva refleja su condición de miembros de una
clase social o su posición e intereses en relación a las luchas académicas internas de
las que participan”.

– El construccionista social replica: “Ustedes, los realistas, están usando ‘ustedes los
construccionistas sociales, están constituidos por lo real, su perspectiva refleja su
condición de miembros de una clase social o su posición e intereses en relación a las
luchas académicas internas de las que participan’como discurso”.

– Ad infinitum

Varones porteños, emociones, bar, fútbol, bronca, tango, melancolía, etc.


El proyecto que llevo a cabo en mi tesis tiene por título: ‘Performances emociona-
les masculinas en encuentros informales de varones porteños’ y su objetivo es in-
vestigar a los varones de la ciudad de Buenos Aires en sus interacciones emociona-
les espontáneas cuando se reúnen en encuentros informales, para conocer cómo exis-
ten y se relacionan emocionalidad, masculinidad e identidad en la cultura de Buenos
Aires.

Cuatro grupos de varones, de clase media, que tienen ente 30 y 40 años se reúnen
con el investigador, y a través de métodos de videograbación se registran los en-
cuentros para analizar con atención particular cómo se desarrolla la interacción al
nivel emocional. Se ha desarrollado el concepto de Performances Emocionales
Masculinas (Gosende, 2001), que intenta interpretar la Emocionalidad en relación
a la Masculinidad en el interjuego de Performances que se ponen en acto a lo lar-
go de los encuentros informales de varones. La metodología diseñada para anali-
zar este tipo de interacción ha sido denominada Análisis de la Performance, que se
basa en el Análisis de la Conversación (Sacks, 1992) (Edwards, 1997), pero que in-
corpora también el tratamiento de los gestos faciales y de las manos, los desplaza-
mientos corporales en el espacio escénico, las posturas, el nivel y el tono de la voz,
los cambios de mirada, la interacción con objetos y otros elementos del escenario.
Todos estos elementos son incluidos como partes de las performances en la medi-
da que son o se integran a las ‘movidas’ significativas que tienen lugar en la inte-
racción que se produce entre los participantes del encuentro. Los temas centrales
que el proyecto aborda son: Emociones, Género y Masculinidad, Encuentros So-
ciales e Identidad, Self o Sí mismo. Todos estos temas pueden ser el centro de de-
bate entre construccionistas y realistas, es decir que, por ejemplo, existen teorías
que conciben a la masculinidad y al género desde posiciones que pertenecen a am-
bos polos de la dicotomía e incluso desde puntos intermedios, lo mismo sucede pa-
ra los otros temas centrales de este proyecto. No es posible presentar las teorías
fundamentales de todos estos temas aquí, por lo que me limitaré a plantear la dis-
cusión en relación al tema de las Emociones, que suele ser el área más conocida,

“2001, 1” 109
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 110 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

por lo menos para quienes pertenecen al campo de las ciencias sociales y las cien-
cias humanas.

Emociones X 150: diferencias entre realistas y construccionistas sociales


La Psicología Social, al igual que otras disciplinas, ha estudiado ampliamente las
emociones. De acuerdo a Strongman (1996) uno de los objetos de estudio científico
que suscita más definiciones y explicaciones alternativas son las emociones. En su
trabajo de recopilación de teorías acerca de las emociones sumó mas de 150 casos,
los cuales clasificó en 15 subcampos, entre los cuales se encuentran: Teorías filosó-
ficas, Teorías Clásicas, Teorías Fenomenológicas, Teorías Fisiológicas, Teorías Cog-
nitivas, Teorías de emociones específicas, Teorías del Desarrollo, Teorías Sociales,
Teorías Clínicas, Teorías Culturales, Teorías Ecológicas, etc. Teniendo en cuenta que
en cada uno de estos grupos son numerosos los autores que se citan, es difícil presen-
tar aquí una imagen más o menos completa de todo este panorama, por lo cual se pre-
sentarán algunos ejemplos que pueden representar más claramente a las posiciones
realista y construccionista social.

Las teorías psicológicas que desde el Realismo intentan explicar nuestra vida emo-
cional pueden ser divididas en dos grandes grupos, uno de los cuales propone que las
emociones son conexiones adaptativas directas con nuestro medio ambiente, mien-
tras que el otro grupo sostiene que son estados post-cognitivos internos que siguen a
la evaluación que el individuo hace de una situación (por ej.: Schachter et al, 1962).
En un extremo del espectro está el trabajo de Zajonc (1984), que sostiene que la evi-
dencia empírica es previa a la cognición. Animales y bebes muestran reacciones
emocionales que son inteligibles a partir de condiciones ambientales. Estimulación y
cirugía cerebrales muestran la primitiva base biológica de las emociones. La evolu-
ción determina una programación de un set de emociones primarias que ayuda a la
especie a arreglarse con los eventos. Tal como ya lo afirmara James (1884), la con-
ciencia de una reacción emocional es un epifenómeno. La visión alternativa de que
la emoción depende de una evaluación cognitiva es representada claramente por La-
zarus (1984): nuestras reacciones emocionales son causadas por lo que nosotros nos
decimos a nosotros mismos acerca del mundo. No tenemos emociones ocultas a las
cuales tenemos que llegar a conocer e interpretar sino que nuestras emociones apa-
recen como síntesis de procesos cognitivos irracionales.

Safran y Greenberg (1988) sostienen que ambas posiciones tienen parte de la verdad.
Hay un número limitado de emociones que son conexiones adaptativas directas con
el medio, como por ejemplo miedo e ira. Insultos producen ira, como el peligro pro-
duce miedo. También hay autoevaluaciones post-cognitivas de ciertas emociones. El
problema, para un clínico, por ejemplo, es que muchas veces no es fácil distinguir
cuál es cuál, ya que también hay uso estratégico de ciertas emociones, ya sea para de-
fendernos de ciertas emociones aún peores o para manipular la interacción con otras
personas. Todos estos enfoques tienen en común la concepción de que las emociones

110 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 111 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

en realidad existen, en el interior de la persona, frecuentemente causando comporta-


mientos poco adaptativos, y generando algún nivel de estrés (¿que no implicaría tam-
bién una emoción?). Criticando este modelo, Sarbin (1986) plantea que ambos, Za-
jonc y Lazarus, en sus programas de investigación están centralmente tratando de al-
canzar dos objetivos fundamentales: primero contestar “¿qué es una emoción?” y se-
gundo identificar y aislar emociones particulares. En todos los casos, desempeñando
el lenguaje el papel de un medio transparente que sirve para que el sujeto nos descri-
ba con exactitud sus estados internos.

Mi proyecto trata de analizar las emociones en la interacciones que se producen en


la vida cotidiana, es decir cómo las emociones aparecen en las conversaciones don-
de la actividad perceptiva y conductual de los varones está en plena actividad. Es de-
cir que todos los canales verbales y no verbales de comunicación están abiertos a la
interacción entre ellos. ¿Tienen los varones, comparados con las mujeres, cierta es-
pecificidad en su comunicación no verbal de las emociones? Por ejemplo, ¿tienen
ellos alguna dificultad particular para codificar, o decodificar las expresiones facia-
les? ¿Se comunican de manera diferente las mujeres? Estas son algunas de las pre-
guntas que pueden ser respondidas por la literatura que se conoce como “Expresión
de las emociones”, que ha presentado un cúmulo muy grande de investigaciones, las
que estuvieron siempre dominadas por el famoso debate entre universalistas vs. re -
lativistas (Oatley & Jenkins, 1996). Universalistas creen que las emociones funda-
mentales ocurren en todos los seres humanos. Su hipótesis más establecida arranca
con Darwin (1872), quien comparó la expresión de emociones en hombres y anima-
les, y afirma que las expresiones emocionales como sonreír, fruncir el ceño, y otras
similares, pueden haber comenzado muy atrás en nuestro pasado evolucionario co-
mo reflejos que originalmente tenían funciones que no eran primariamente emocio-
nales. Gracias al proceso de selección de la evolución y de la transmisión genética
nuestra especie ha transformado estas expresiones en base para señalar prelingüísti-
camente nuestras intenciones, y para establecer ciertos tipos de interacciones. Ekman
et al. (1972) han propuesto inicialmente que las expresiones faciales de alegría, sor-
presa, tristeza, ira, miedo y asco (más tarde incorporaron desprecio) son universales.
Es decir, que hay un grupo de emociones básicas, las cuales son expresadas y reco-
nocidas culturalmente por todos los seres humanos de acuerdo a patrones similares.
La teoría de Ekman es neurocultural porque reconoce la influencia simultánea de dos
factores: un patrón de expresiones neural hereditario acompañado de un sistema de
reglas de exteriorización culturalmente variable que regula cómo y cuándo cada ex-
presión puede ser realizada.

Para ilustrar más específicamente la posición realista con los autores que estudian las
emociones en relación al género y que son directamente pertinentes para mi estudio,
voy a traer los aportes de investigadores que desde la sociobiología y desde paradig-
mas genético-evolucionistas, se han interesado en testear experimentalmente las di-
ferencias de comportamiento emocional entre varones y mujeres a través de indica-

“2001, 1” 111
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 112 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

dores psicofisiológicos de sus respuestas emocionales. El objetivo de estos trabajos


es determinar cómo la evolución y la biología se presentan a través de la anatomía y
fisiología para determinar cómo sexualidad y emocionalidad en los seres humanos
existen en una conexión muy estrecha y adaptativa. La mayor parte de la investiga-
ción es muy poco concluyente, es decir que los hallazgos no se muestran ni claros ni
fáciles de relacionar con una realidad concreta. Sin embargo, hay dos áreas donde la
evidencia ha generado un importante nivel de acuerdo. Una de estas áreas es el estu-
dio de las emociones de los varones en relación a ciertos procesos hormonales. Larry
Morris (1997) señala que existe una fuerte relación entre comportamiento agresivo y
fuertes concentraciones de testosterona en diferentes partes del cuerpo de los varo-
nes. Por ejemplo:

‘Investigando el posible efecto causal de la circulación de plasma con testostero-


na en comportamientos agresivos de adolescentes varones, Olweus, Matteson,
Schaling and Low (1988) encontraron que un alto nivel de testosterona tenía un
efecto causal directo en la provocación de comportamiento agresivo. Altos nive-
les de testosterona también producen un nivel alto de impaciencia e irritabilidad,
lo que incrementa el comportamiento agresivo y destructivo’ (Morris,1997, p.
27).

La otra área que ha proporcionado algunos resultados convincentes es la investiga-


ción de las parejas matrimoniales, donde se han comprobado algunas distinciones en-
tre maridos y esposas en relación a la forma en que enfrentan los encuentros emocio-
nales. LaFrance and Banaji (1992) analizaron evidencia que muestra que mujeres
adultas, en respuesta a estímulos que suscitan una reacción afectiva son facialmente
mas expresivas, pero muestran significativamente menos excitación corporal autóno-
ma, mientas que los adultos varones expresan muy poco a nivel facial mientras que
reaccionan mucho más al nivel fisiológico (Buck, 1975). Gottman (1993) despejó
evidencia de sus estudios de interacciones maritales que muestra que los varones tie-
nen mucho más comportamientos distractivos que las mujeres, no porque sean me-
nos emocionales, sino porque son fisiológicamente mucho más reactivos que sus es-
posas. Goleman (1996) en su conocido libro (hoy best-seller) elocuentemente descri-
be la teoría de Gottman:

‘Los maridos son propensos al desborde emocional a un nivel más bajo de intensi-
dad de negatividad que sus esposas, muchos más hombres que mujeres reaccionan
con desbordes hacia las críticas de sus cónyuges. Una vez que han perdido el control,
los maridos secretan más adrenalina en sus torrentes sanguíneos y la fluencia de adre-
nalina es disparada por niveles más bajos de negatividad de parte de sus esposas, a
los maridos les lleva mucho más tiempo recobrarse fisiológicamente cuando se des-
bordan. Esto sugiere que posiblemente el tipo estoico e imperturbable al estilo Clint
Eastwood puede representar una defensa contra el sentirse emocionalmente abruma -
do’ (1996, p.140).

112 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 113 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Los interrogantes que estos estudios abordan están en el foco de los interrogantes de
mi proyecto. Si pudiera incorporar sin más la información que de ellos proviene, mi
trabajo podría verse muy facilitado; sin embargo, no me es fácil asimilar sus hallaz-
gos. No sólo son contradictorias con las mías, sus herramientas metodológicas sino
también sus concepciones acerca del cuerpo, las emociones, la sexualidad, etc. Un
problema mayor con estas teorías es que se han utilizado para validar explicaciones
sociobiologistas muy controvertidas y reduccionistas, ya que han justificado una am-
plia variedad de comportamientos ligados a lo sexual y a lo emocional. Basándose en
diferencias fisiológicas sexuales y reproductivas y en el concepto de ‘estrategias re-
productivas’, marcadas distinciones se establecieron entre hombres y mujeres. De
acuerdo a Kilmartin algunas de las explicaciones reduccionistas más clásicas esen-
cializan: “1. La agresión masculina (Kenrick, 1987): los sociobiólogos ven a los va-
rones como agresivos al servicio de obtener mayores oportunidades de reproducirse.
2. El engaño y la promiscuidad sexual masculinas (Wilson, 1975 y Daly & Wil-
son,1983): los sociobiólogos interpretan al comportamiento sexual y de pareja de los
varones según el objetivo de maximizar las posibilidades de propagación de sus ge-
nes. 3. La crianza como femenina (Beach, 1987): las mujeres deben alimentar y pro-
teger a los jóvenes al servicio de la sobrevivencia...” (Kilmartin, 1994).

Desde el Construccionismo Social se plantea un abordaje que critica las teorías más
tradicionales y hegemónicas de la emoción. Cuatro son los aportes construccionistas
fundamentales que se pueden recortar y que son claves para el marco de análisis de
las emociones propuesto en mi proyecto. Dichos aportes son: 1) la propuesta origi-
nal de Rom Harré (1986) planteada en su libro “The Social Construction of Emo-
tions”. 2) El trabajo pionero de Catherine Lutz (1988) que inaugura el estudio etnop-
sicológico de las emociones. 3) El estudio de las “emocionologías” (Stearns, 1988)
que dan cuenta de la variación histórica de las emociones. 4) La propuesta de Ed-
wards (1997) de elaborar una Psicología Discursiva de las emociones. A continua-
ción se presentará una síntesis de estos cuatro aportes.

Rom Harré (1986) sostiene que es muy común encontrar entre los filósofos y los psi-
cólogos la ilusión ontológica de que la mayoría de las emociones incluyen algún es-
tado fisiológico, que está en la base de una perturbación que siente el sujeto, es de-
cir que la emoción es algo que esta ahí, de lo cual las palabras que le dan nombre son
una mera representación. Lo que realmente existe para Harré no es la ira, el amor o
la tristeza, sino gente enojada, amantes y situaciones tristes. El autor propone produ-
cir una inversión de la cuestión ‘¿Qué es el odio?’, transformándola en: ‘Cómo es
que la palabra odio y otras expresiones que están en su cercanía, son efectivamente
usadas en cierto medio cultural y en cierto tipo de episodio?’Debe darse prioridad a
la comprensión de dos aspectos: el uso cultural de vocabularios emocionales especí-
ficos y las estrategias sociales por las cuales las emociones y las palabras que las
nombran son usadas en las interacciones. Los diferentes pasos que deben darse para
el estudio de las emociones debe abordar:

“2001, 1” 113
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 114 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

“1) el repertorio de juegos de lenguaje disponibles en una cultura; 2) el orden moral


dentro del cual la valoración moral controla tanto al significado como al uso ocasio-
nado de las terminologías emocionales; 3) la función social (actos) que cada actua-
ción emocional y cada conversación acerca de lo emocional “performa” en los epi-
sodios dramatúrgicamente construidos típicos de cada cultura; 4) las formas narrati-
vas que el desenvolvimiento de las situaciones mencionadas en 1, 2 y 3 realizan; 5)
los sistemas de reglas por los cuales estas formas complicadas de acción social den-
tro de las cuales cada calificación emocional de las acciones y de los actores son
mantenidas, cambiadas, críticamente explicadas y enseñadas. Sólo cuando todo este
trabajo duro ha sido hecho, nosotros podremos involucrarnos provechosamente en
seguir los detalles fisiológicos de las variadas perturbaciones corporales que suelen
acompañar las actividades emocionales que sólo poniendo de manifiesto las cinco
características arriba mencionadas se pueden entender” (Harré, 1986, p. 13).

Emocionología es el concepto creado por Stearns (1988) para referirse a los modos
en que la gente de una cultura particular, identifica, clasifica, discute y reconoce
emociones. Stearns ha estudiado a fondo la Masculinidad en la Sociedad Moderna
analizando especialmente los modelos masculinos de Género del s. XIX. En su libro
‘Be a Man!...’(1990) afirma que nuestro entendimiento presente de la emocionalidad
del varón en términos de la norma de dureza es un estilo emocional característico que
fue desarrollado fuertemente alrededor de la mitad del siglo XIX bajo el proceso de
militarización del estado norteamericano y especialmente de los estados europeos, el
cual se ha extendido ampliamente hasta nuestros días. El análisis de Stearns muestra
de manera definitiva que tanto la Masculinidad como las Emociones son producidas
por una cierta cultura, en gran parte por los procesos sociales que suceden a los ni-
veles más amplios de la sociedad como, por ejemplo, los cambios en la economía,
los modos de producción, la estructura del estado u otros poderes. Emocionalidad y
Género, a pesar de ser tenidos como procesos internos y biológicos que evolucionan
en tiempos de la especie, cambian de un momento al otro de la historia. Por ejemplo,
de acuerdo a Stearns (1990) la homosexualidad masculina no era vista como un sig-
no de ‘falta de hombría’ hasta los comienzos del s.XX, cuando comenzó a emerger
como una enfermedad mental producida por el saber Psiquiátrico, y a pesar de que la
religión la proscribía desde mucho antes.

El original estudio hecho por Lutz (1988) de las emociones en Ifaluk, con los habi-
tantes de un atolón del Pacífico, reveló que casi toda emoción de esta cultura (ker,
song, maluwelu, fago, metagu) carece de una propia traducción en nuestro “lengua-
je emocional occidental”. En ‘Language and the politics of Emotion’ (1990), Lutz y
Abu-Lughood argumentan que la emoción no puede ser cabalmente investigada si no
se estudia el discurso en el cual es usada. ‘La emoción puede ser creada en, más que
moldeada por, el habla en el sentido de que es postulada como una entidad en el len-
guaje donde su significado para los actores sociales también es elaborado’ (p.12).
Adoptando un estilo foucaultiano de razonamiento, Lutz (1996) ha argumentado ra-

114 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 115 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

dicalmente acerca de las diferencias en la emocionalidad entre varones y mujeres.


Sostiene que la emoción ha comenzado a ser considerada como una categoría orga-
nizadora de lo social. Desde que las emociones han comenzado a ser conectadas di-
rectamente con lo femenino, las cualidades que definen lo emocional, tienden a de-
finir a las mujeres también. De tal manera que cualquier discurso acerca de la emo-
ción es al mismo tiempo, al menos en un modo encubierto, un discurso acerca de Gé-
nero:

“Foucault ha afirmado que el poder crea la sexualidad y su disciplinamiento; similar-


mente, se puede decir que crea la emocionalidad. La construcción cultural de las
emociones de las mujeres puede entonces ser vista no como la represión o la supre-
sión de la emoción en los hombres (como el común de la gente, los terapeutas y otros
comentaristas sostienen), sino como la creación de la emoción en las mujeres. En la
medida que la emoción es construida como relativamente caótica, irracional y anti-
social, su existencia reivindica la autoridad y legitima la necesidad de control. Por
asociación con lo femenino, reivindica la distinción y la jerarquía entre varones y
mujeres. Y la lógica cultural que conecta mujeres y emoción corresponde y apuntala
las paredes que se erigen entre la esfera de las relaciones privadas, íntimas (y emo-
cionales) del dominio (ideológico) femenino de lo familiar y la esfera de las relacio-
nes públicas, formales (y racionales) del dominio masculino del mercado y el traba-
jo” (Lutz, 1996, p.166).

Derek Edwards (1997) presenta su propuesta de “Psicología Discursiva de las Emo-


ciones” que da cuenta de cómo la gente habla acerca de sus emociones o las de otros,
y cómo la gente usa categorías emocionales para hablar acerca de cualquier cosa.
‘Discurso Emocional’es una característica integral de nuestra forma de hablar acer-
ca de sucesos, estados mentales, mente y cuerpo, disposiciones personales y relacio-
nes sociales. Es usada para construir pensamientos y acciones como irracionales, pe-
ro, alternativamente, las mismas emociones pueden ser tratadas como sensatas y ra-
cionales. Las categorías emocionales son usadas para asignar causas y motivos a las
acciones, para acusar, para dar excusas y dar cuenta de situaciones. Estados emocio-
nales pueden figurar como cosas de las cuales “se debe dar una explicación” o como
“formas de dar explicación”.

Más interesante aún es el modo en que Edwards propone realizar la investigación y


el análisis de los Discursos Emocionales. Parte de una crítica a las teorías que con-
ceptualizan las emociones a través de modelos “cognitivos o mentales” o a través de
“teorías del sentido común” o etnopsicologías, ya que ellas tienden a organizar el
Discurso Emocional como estático y a ver a los sujetos de estos discursos emociona-
les como determinados por la fijeza característica de estas teorías y modelos menta-
les. En lugar de esto propone pensar a las emociones en términos de una retórica del
sentido común de las emociones, la cual estaría basada en lo que las personas hacen
con el discurso emocional en la medida que “este es tan conceptualmente flexible,

“2001, 1” 115
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 116 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ideal para la performance de acciones, orientado a dar cuenta (asumir responsabili-


dad), enriquecedor del trabajo retórico del discurso”. Dentro del rango de los recur-
sos discursivos concernientes a las emociones identifica una serie de posiciones o
contrastes retóricos, los cuales expresan qué puede ser hecho por los discursos emo-
cionales, en la narrativa cotidiana, en discursos acerca de sucesos y responsabilida-
des. Entre esta serie de oposiciones y contrastes usados para manejar los hechos y
responsabilidades sobre las descripciones en el discurso emocional están: 1) Emo-
ción versus cognición; 2) Emoción como irracional versus racional; 3) Emoción co-
mo disposicional versus producida por las situaciones; 3) Reacciones emocionales
naturales versus morales; 4) Sentimientos privados (internos) versus demostraciones
públicas (externas) 5) Honestos (espontáneos) versus simulados (actuados, no verda-
deros); etc. Para Edwards las posibilidades de esta retórica del sentido común de las
emociones son ilimitadas. El exuberante capital de recursos contrastantes, superpues-
tos, o incluso contradictorios que son puestos a trabajar en una cultura y de acuerdo
a convenciones locales, en encuentros sociales para desarrollar la riqueza de combi-
naciones que la gente puede crear para vivir sus vidas emocionales no puede ser cap-
turada por ningún modelo cognitivo ni teoría del sentido común que den cuenta de
las emociones. La ventaja que tiene este abordaje es que no sólo reconoce la natura-
leza cultural de las emociones, tal como lo hace la perspectiva etnopsicológica, sino
que también permite que los propios sujetos reestructuren retóricamente lo emocio-
nal tanto desde su hablar acerca de las emociones como desde las propias actuacio-
nes donde expresan sus emociones y sentimientos.

Llegado a este punto me gustaría repasar lo que he avanzado en la presentación del


debate central que aquí analizo y cómo he tratado de ilustrarlo con los temas y auto-
res que estudio en mi proyecto en relación a uno de los temas centrales del mismo,
que es la Emoción. Inicialmente he tratado de brindar una introducción a las postu-
laciones generales del Construccionismo Social y del Realismo en el campo de la
Psicología Social. Luego he tratado de mostrar como están distribuidos estos dos po-
los entre las teorías que revisé y que utilizo en relación a las emociones. Ahora me
gustaría revisar qué va resultando de este análisis. Lo primero que puede apreciarse
es que posiciones que provienen del Realismo son muy difíciles de conciliar con po-
siciones del Construccionismo. Aunque los hallazgos de ambos parecen tener un va-
lor importante para mi proyecto no es posible sumar ambos aportes ya que las dife-
rencias metodológicas, teóricas y epistemológicas obligan a desmenuzar, criticar y
cuestionar cada dato o conclusión. Reconociendo que son mayores mis coincidencias
con la posición construccionista social, ¿debo entonces (y “por el bien de mi tesis”)
desechar los aportes de los autores que trabajan con un marco epistemológico realis-
ta? ¿Significaría esto que entonces necesito dar cuenta en mi tesis que la posición
construccionista social es superior? ¿De qué lado debo considerar a autores como
Rom Harré o Ian Parker, que proponen un Construccionismo Social pero que supo-
nen una ontología realista? Cuál es el problema fundamental que debo analizar: ¿de-
bo concentrarme en refutar autores que trabajan desde el Realismo para validar mis

116 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 117 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

elecciones hacia autores construccionistas? ¿O debo tratar de analizar los puntos dé-
biles del Relativismo de ciertas posiciones construccionistas? ¿Coincido, en rigor de
verdad, con todos los presupuestos del Construccionismo Social?

Poniendo el dedo en la llaga: Críticas al Construccionismo Social


El desarrollo general hasta aquí presentado indirectamente ha apuntalado y favoreci-
do la posición construccionista social sobre la realista que ha recibido críticas más
explícitas, pero esto no se debe a que la primera presente más méritos que la segun-
da. Tratando de ser menos parcial en mi análisis voy a presentar más en profundidad
algunos argumentos que esgrimen realistas para criticar posiciones fuertemente rela-
tivistas dentro del Construccionismo Social. A esta altura del desarrollo, y para lo-
grar una mayor claridad, conviene situar el polo de opuestos sobre el eje Relativis-
mo Vs. Realismo, en lugar de Construccionismo Social Vs. Realismo. Esta precisión
permite enfocar directamente el punto en cuestión y despejar posibles confusiones,
por ejemplo, dejando del lado adecuado a autores que aunque se consideren social
construccionistas tienen posiciones más cercanas al Realismo.

El artículo que más clara y decididamente celebra la posición relativista en el


Construccionismo Social es el que han escrito Edwards et al. (1995) donde se pos-
tula que el Relativismo representa la “quintaesencia de la posición del académico”,
ya que es la única base válida desde la cual pueden producirse conocimientos en la
ciencias humanas o sociales. Para demostrar el valor del Relativismo los autores
analizan y critican dos “argumentos básicos” que comúnmente se usan en contra
del mismo en las ciencias sociales: la existencia de los “objetos”, tales como el mo-
biliario, como se puede demostrar golpeando una mesa (“¡es real!”), y el “hecho”
de la muerte, o el sufrimiento, o la enfermedad. Luego toman estos dos argumen-
tos y demuestran cómo, lejos de ser cosas en sí mismas, tanto la muerte y el mobi-
liario están socialmente construidos. A lo largo de este desarrollo Edwards et al.
también identifican dos dilemas complementarios. El primero ocurre cuando los
exasperados realistas golpean el mobiliario al tratar de demostrar su existencia fí-
sica a los arrogantes relativistas. Precisamente aquí se ve que no solamente las pa-
labras portan significado. El golpe sobre la mesa es una acción significativa y no
una simple conducta. Rocas, árboles, mobiliario no son en principio refutaciones
del Relativismo, pero lo son precisamente al momento de su invocación, es decir
cuando adquieren forma de texto. Este sería el dilema del realista. “Segundo, está
el dilema del relativista, que ocurre porque el Relativismo tiene que tratar todas las
posturas como igualmente válidas ... y así no ofrece ninguna base para justificar
nada por consideraciones, morales, ni políticas ni factuales”. Edwards et al. sostie-
nen entonces que tanto relativistas como realistas, aunque de maneras diferentes,
se desacreditan al sostener sus posturas: “Mientras que los realistas se disparan al
pie ni bien representan, los relativistas hacen lo propio ni bien argumentan. Argu-
mentar a favor de algo es hacerse cargo de una mirada, posicionarse, lo cual es in-
mediatamente no-relativista”. Edwards et al. concluyen que estos dos dilemas pro-

“2001, 1” 117
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 118 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ducen un impasse, del cual se puede salir si se adopta al Relativismo como una
“no-posición”, como crítica o escepticismo, no como una afirmación positiva
opuesta a Realismo. El Relativismo es ofrecido como un meta-nivel epistemológi-
co (un nuevo paso atrás para tomar distancia), que puede incluir y analizar tanto al
Realismo como al Relativismo, tomados como practicas retóricas.” En este análi-
sis desarrollado en el artículo de Edwards et al., el Relativismo parece ganar una
(parcial) victoria, porque está propuesto como una resolución y no como un com -
ponente de este debate.

Este tipo de salida que usan Edwards et al. despliega un rango de recursos gramati-
cales, retóricos, textuales y académicos que hacen borrosa la distinción experiencial
entre “cosas” y “palabras”, una estrategia que puede ser legitimada a partir de la afir-
mación Derridana de que no hay nada mas allá del texto. Sin embargo esta movida
ya ha sido puesta en duda por Searle (1995), quien la ha analizado y criticado, soste-
niendo que la demanda de una prueba del Realismo “ya de alguna manera presupo-
ne lo que está cuestionado”. Searle ejemplifica este problema planteando que uno
puede fácilmente establecer si una oración en idioma inglés se ajusta a la gramática,
pero uno no puede establecer si el propio idioma inglés es gramatical, porque es el
propio idioma el que define en sí mismo los standards de la gramaticalidad. Searle
sugiere que los intentos de probar el Realismo por la vía argumental tienen un carác-
ter similar: la realidad externa los enmarca y hace posible, pero (como Edwards et al.
exitosamente demuestran) no aparece dentro de ellos inmediata y espontáneamente.
Es entones equivocado tomar esto como una prueba de existencia del Relativismo ya
que el “Realismo no es una tesis ni un hipótesis sino una condición de tener ciertos
tipos de tesis e hipótesis”.

Otra afirmación relativista, que suena aún más fuerte, dice que no podemos tener co-
nocimiento alguno de la realidad externa. Este es el escepticismo radical epistemológi-
co que, como ya se ha presentado, sostiene que no debemos dedicarnos a una búsque-
da inútil de lo factual, sino a una exploración de las maneras lingüísticas con las cua-
les construimos nuestro mundo. Pero, como Eagleton (1996) hace notar “el anti-realis-
mo epistemológico... consistentemente deniega la posibilidad de describir la forma en
la que el mundo es, por lo cual continuamente y consistentemente no deja de hacerlo”.
Es decir, por un lado tenemos un afirmación ontológica que sostiene cuál es la natura-
leza de nuestra realidad: personas, procesos sociales y psicológicos, etc., todos son
construcciones sociales, no determinadas por sus propiedades esenciales. Pero por el
otro lado, simultáneamente tenemos argumentos epistemológicos específicos que de-
niegan la posibilidad de hacer las afirmaciones ontológicas primeramente invocadas.
En otras palabras, sus definiciones acerca del estatuto del conocimiento (lo que noso-
tros podemos conocer) son debilitadas y refutadas porque se respaldan en presupues-
tos ontológicos que a su vez, vuelven a refutar su epistemología... ad infinitum.

Una forma alternativa de pensar acerca de la discrepancia entre los supuestos onto-

118 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 119 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

lógicos implícitos sobre los que se apoya el Relativismo y su fracaso epistemológi-


co de interrogarse y explorar esos supuestos es la que propone Ian Hacking (1999),
quien se pregunta “¿qué es lo que se construye?”. Frente a esta pregunta Finn Collin
(1997) llega a una respuesta muy sucinta: absolutamente nada. En sus propias pala-
bras:

“Una debilidad compartida por la mayoría, sino la totalidad, de estos ... argumentos
es que ellos no llevan a la construcción de una realidad, sino al fracaso de no llegar
a construir realidad alguna. Sobre los supuestos en los cuales los argumentos están
basados, no hay ninguna fuente sobre la cual la realidad social pueda llegar a surgir.
La perspectiva construccionista ... lleva a una masiva in-determinación de los hechos
sociales; para poner esto más claro, implica que no existe ninguna realidad social.
Considero esto como una reductio ad absurdum de estos argumentos” (Collin, 1997
pag. 21).

Una de las formas que han servido al Relativismo para ganar amplias bases de con-
senso de la academia es su resonancia y parentesco con el “zeitgeist” posmoderno
que parece reinar en amplios círculos de las ciencias humanas y sociales, donde se
suele elevar al Relativismo a nivel de un principio. El Relativismo informa la litera-
tura y el arte posmodernos a través de cuestionamientos al valor intrínseco de los
“grandes” trabajos y a la luz del surgimiento de nuevas y desafiantes formas de arte,
o en los cuestionamientos que se han hecho a la autoridad y al valor de la ciencia, o
en la credibilidad política que parece ganar a través de la fragmentación de los mo-
vimientos masivos y el correspondiente énfasis en la heterogeneidad, pluralismo y
diversidad de experiencias individuales a las que hoy asistimos. En este contexto,
preguntas acerca del valor del Relativismo son tratadas con mucha displicencia por-
que pueden llevar a reintroducir discusiones epistemológicas (tales como las relati-
vas al objetivismo, esencialismo y realismo ingenuo) que el Posmodernismo parece
haber trascendido. Así existe en la cultura posmoderna una amplia aceptación acríti-
ca del Relativismo, que no ayuda a llevar adelante ningún intento de reincorporar lo
real, lo extradiscursivo. De este modo, el Relativismo deviene un recurso retórico de
la cultura académica que puede usarse para menospreciar argumentos “realistas” (por
ser poco sofisticados, por no conseguir interpretar exitosamente los sutiles matices
de la argumentación relativista), y de esta manera evitar involucrarse con las pregun-
tas completamente pertinentes que le son formuladas.

De acuerdo a Held (1980), la historia del pensamiento crítico muestra cómo ambos,
Realismo y Relativismo, estratégicamente se despliegan de manera complementaria.
Los escritores basan sus críticas en aspectos del mundo que ellos quieren hacer o
conservar como reales, y haciendo pie en ellos, relativizan los aspectos que quieren
cuestionar o negar. Qué aspectos del mundo son lo que deben ser relativizados y cuá-
les “real-izados” son elecciones típicamente informadas por preceptos morales, polí-
ticos o pragmáticos, no por epistemología u ontología. Entonces la dificultad no es-

“2001, 1” 119
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 120 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

taría con el Relativismo per se , ya que se demuestra como esencial para el pensa-
miento crítico y el trabajo académico, el problema es más bien con el intento dar un
cierre a la teoría.

Edwards et al. parecen tratar de relativizar todo y de una vez, para borrar todo rastro
de existencia, como si el mundo material y nuestros cuerpos no den ninguna estruc-
tura, ni limiten, ni potencien las construcciones sociales identificadas por nuestros
análisis. Esto sería igual a postular que el reino del discurso es autónomo y se auto-
constituye (Craib, 1997), pero este no parece ser el caso. ¿Podríamos acaso construir
el mundo a nuestro antojo? Aquí me voy a detener, prefiero dejar abierta esta y otras
preguntas, ya que no quiero comenzar a dar justificaciones pragmáticas y/o políticas,
lo cual me va alejar de la posición más imparcial que estoy tratando de sostener en
el análisis de este debate. Igualmente, me parece que el camino que debe tomarse, no
debe ser ni la universalización del Relativismo, ni tampoco la prueba del Realismo,
creo que la tarea que mejores réditos puede proporcionar es tratar de forjar un Cons-
truccionismo Social que pueda explicar al mundo con toda su intransigencia extra-
discursiva, focalizando cuestiones como el cuerpo, lo material, el poder, la experien-
cia subjetiva, que son las áreas más deficitariamente abordadas desde el Construccio-
nismo. De no emprenderse consistentemente esta tarea, todo el camino ganado por el
Construccionismo al enfocar el lenguaje y el discurso como elementos centrales de
lo Social, pueden transformarse en obstáculos muy difíciles de franquear. El giro dis-
cursivo amenaza con convertirse en la retirada hacia lo discursivo.

Guía de autoayuda para tesistas: ¿dónde está la salida?


No vaya a creerse que hay muchas salidas posibles a este debate, más bien hay una
entrada que lleva hacia un camino de ida, hacia un “sin salida”. La complejización
va haciéndose exponencialmente mayor y los caminos que pueden recorrerse se van
multiplicando. A pesar de ello voy a listar tres posibles caminos que están entre los
más comúnmente adoptados por los investigadores y tesistas de doctorado preocupa-
dos por estas cuestiones.

1) “Esquivar” el debate epistemológico


Ya sea no hablando del mismo o asumiendo que existe una única posición, una in-
vestigación o una tesis de doctorado puede esquivar el abordaje de estas problemáti-
cas definiciones epistemológicas, lo cual es en realidad lo que más a menudo suce-
de. Es decir, en una tesis de 80.000 palabras, difícilmente se encuentra el espacio su-
ficiente para abordar estas cuestiones epistemológicas en profundidad, y como tam-
poco es conveniente hacer abordajes parciales, ya que se corre el riesgo de no desa-
rrollar el tema en toda su amplitud y complejidad. Lo que generalmente se hace es
no hablar del debate epistemológico, pero esto tampoco debe significar que se igno-
re, porque, por ejemplo, siempre es esencial analizar las posibilidades de integración
teórico metodológica entre autores, teorías o enfoques. Tampoco uno queda excep-
tuado de recibir preguntas al respecto en el momento del examen oral de la tesis.

120 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 121 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

2) Suavizar un polo: formas “mild” de Construccionismo Social o “critical” de


Realismo
En diferentes campos disciplinarios puede observarse como salida proponer una pos-
tura que no se incline de manera decisiva por ninguno de los polos. Voy a presentar
dos ejemplos donde puede observarse esta estrategia, aunque hay varias otras alter-
nativas de llegar a posiciones intermedias. Dos sociólogos, Burningham y Cooper
(1997) realizan una amplia evaluación de qué tipos de enfoques social construccio-
nistas son utilizados en la investigación relativa a problemas del Medio Ambiente.
Detectan que la mayoría de los trabajos en este área se realizan desde posiciones rea-
listas, aunque también advierten que en la última década han aparecido muchos tra-
bajos enfocados desde el Construccionismo Social. Entre los construccionistas son
pocos los autores que adhieren a una posición de Construccionismo Social “estricto”,
es decir, relativista. La mayoría trabaja desde un Construccionismo “mild” o suavi-
zado, que se caracteriza por retener una distinción entre los mundos material y so-
cial, citan por ejemplo a Sismondo (1993): “la distinción puede trazarse a grosso mo-
do entre la línea de significatividad: los objetos sociales deben ser significativos,
mientras que los objetos materiales devienen significativos recién cuando son incor-
porados a lo social. La significatividad sería una forma en la que podríamos caracte-
rizar la diferencia entre lo social y lo material”. Otro autor que es citado en este artí-
culo es Best (1989, 1993), que alude a un “Construccionismo Contextual” también
diferenciado del Construccionismo más estricto, que mantiene una distinción funda-
mental entre qué creen o mantienen los participantes acerca de las condiciones socia-
les y qué es “de hecho” conocido acera de dichas condiciones que son tomadas en-
tonces como “objetivas”. A pesar de que Burningham y Cooper (1997) reconocen
que diversas críticas pueden ser planteadas a estos Construccionismos “mild” o con-
textuales, ellos quieren dejar en claro que en la Sociología del Medio Ambiente la ca-
si totalidad de los abordajes construccionistas son de este tipo.

Carla Willig (1999) acuerda en que el Construccionismo Social nos ha permitido


mostrar que el conocimiento está histórica y culturalmente situado. Sin embargo, ella
sostiene que hasta ahora el Construccionismo no nos ha ofrecido ninguna forma al-
ternativa, ningún principio básico para reemplazar las formas corrientes de conoci-
miento con conceptualizaciones más liberadoras. Ella demuestra que mientras los
trabajos construccionistas contemporáneos nos permiten describir ciertos “regímenes
de verdad” (formas particulares de conocimiento), no nos permiten un análisis de su
origen y mantenimiento. Así propone analizar cómo son realizadas en lo material las
construcciones sociales. Esto implica identificar los “espacios de acción” provistos
por las relaciones materiales e históricas que existen entre los individuos y la socie-
dad, y las diversas maneras en que estos espacios están discursivamente construidos.
También incluye un análisis de las formas socio-históricas de las estructuras econó-
mica, política, jurídica e ideológica en términos de las posibilidades relativas de ac-
ción de las variadas formas de vida determinadas por su especificidad de clase y po-
sición social. Este análisis es importante ya que las construcciones sociales no refle-

“2001, 1” 121
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 122 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

jan directamente la estructura social, sino que están ancladas en ella, y también por-
que lleva a identificar tanto las limitaciones como las oportunidades de la acción hu-
mana. Willig sostiene que una abordaje social construccionista no relativista necesi-
ta adoptar una posición de “Realismo Crítico”, que por un lado suscribe al Relativis-
mo epistemológico pero sólo en tanto admite “la imposibilidad de conocer objetos
excepto bajo particulares descripciones” (Bhaskar, 1978, pag. 249); pero por el otro
lado mantiene una ontología realista al proponer que los eventos (fenómenos obser-
vables y de nuestra experiencia) son generados por estructuras subyacentes y estables
tales como las biológicas, económicas o sociales. Estas estructuras intransitivas no
determinan directamente los resultados, sino que poseen tendencias, potencialidades,
que pueden ser o no realizadas. Desde esta perspectiva, las construcciones sociales
no pueden ser independientes de las estructuras materiales, sino que devienen formas
históricas y culturales de hacer diferentes tipos de sentidos de los fenómenos gene-
rados por las estructuras intransitivas.

3) “Haraway exit” y Teoría del Actor-red


Esta tercera alternativa, original y cada vez mas difundida, será solamente enuncia-
da, casi a manera de digresión, ya que no ha sido un tema al alcance de los objetivos
de este artículo y tampoco cuento con el espacio suficiente para hacer una presenta-
ción mínima de los autores y teorías fundamentales a las que en el título se aluden.
Me pareció importante no dejarla de lado ya que constituye una verdadera “salida” a
la batalla entre Realismo y Relativismo. Mike Michael (1999) un autor que trabaja
desde la nueva perspectiva conocida como “Sociología Simétrica” sugiere que la Psi-
cología Construccionista puede progresar únicamente si se mueve hacia formas de
análisis que puedan incorporar tanto a lo real como a lo construido. A través de un
abordaje que incorpore la “heterogeneidad” como principio epistemológico, y a tra-
vés de recursos “paradisciplinarios”, es decir, los aportes simultáneos y paralelos de
varias otras disciplinas, es posible llevar a cabo un análisis de lo biológico y de lo
material y de los aspectos discursivos de nuestra experiencia, no como marcos de re-
ferencia mutuamente excluyentes sino como explicaciones que los ayudan a soste-
nerse mutuamente. Es decir que si se asume la heterogeneidad como punto de parti-
da, ambos real y construido, material y semiótico, humano y no humano tienen su
parte en la producción de un evento, un proceso, o una explicación. Por supuesto es -
ta alternativa, inaceptable para los contendientes realistas y relativistas, debe ser pro-
ducto de un esfuerzo para lograr lo que podríamos llamar una “premeditada indife-
rencia haca la epistemología” sin la cual todo el proyecto fracasaría. La purificación
del conocimiento no tiene por qué ser un objetivo. No se trata de transgredir a lo real
ni a lo construido (ni a sus respectivas epistemologías) sino de mezclarlas. A conti-
nuación se presentarán los dos trabajos más importantes que son la inspiración de es-
ta propuesta.

Uno de ellos constituye la obra de Donna Haraway (1997) que asume la heterogenei-
dad al plantear que nosotros somos producto de asociaciones, siempre irreductibles

122 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 123 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

de lo material y lo semiótico. No solamente debemos considerar la intertextualidad,


sino también la intermaterialidad; no solamente debemos hablar de relaciones sujeto
(humano)-objeto (cosa), sino también de relaciones objeto-sujeto. Nosotros somos
los objetos de discursos compuestos, estructurados por significantes que cambian.
Nuestra misma materialidad esta compuesta, atrapada en una red de diferentes natu-
ralezas y tecnologías. Nosotros somos cyborgs con todas las promesas y terrores que
ello genera (Haraway, 1991). Pero también somos compuestos biológicos, nuestros
intestinos por ejemplo, no pueden funcionar sin la ayuda de determinada bacteria,
nuestras células no existirían sin la mitocondria que posiblemente en otra época, no
haya sido más que un parásito. Más aún, somos individuos operando unas políticas
miserables, arrastrando nuestro bagaje biográfico por la existencia. Y esto incluye al
mismo analista, es decir que su conocimiento será siempre parcial, situado, condicio-
nado por la heterogeneidad local, etc. Los textos de Haraway provocan mezcla, en
ellos se yuxtaponen narrativas, personajes y metáforas; sus explicaciones trazan su-
perposiciones entre lo científico, lo semiótico, lo histórico, lo sociológico, lo biográ-
fico en una suerte de mosaico que no aspira a resoluciones ni jerarquías. El otro tra-
bajo importante es el que han ido forjando autores como Michel Callon (1986), Bru-
no Latour (1988) y John Law (1991) que también asumen la heterogeneidad pero
desde una estrategia diferente. Lo que para ellos contará como el agente, el signo, lo
material, el objeto es el producto de una red, que no es otra cosa que la heterogénea
configuración de agentes, signos, material y objetos a través de los cuales circulan
otros agentes, signos, material y objetos, haciendo a la configuración más o menos
durable. El mérito de la teoría del actor-red es que ha detectado unos procesos gene-
rales y ha desarrollado una terminología neutral (de actantes, asociaciones, traduc-
ciones, híbridos, etc.) a través de los cuales es posible capturar la heterogeneidad de
los elementos que contribuyen a la producción de ciertos saberes, tecnologías, huma-
nos, y no-humanos. Al igual que Haraway, esta teoría también sostiene al conoci-
miento como heterogéneo, local, contingente y situado.

¿Atrapado sin salida?


En la habitación hay un híbrido cyborg-humano compuesto por un docente universi-
tario, una computadora de escritorio, un mate, un control remoto, música soul, una
silla de oficina, unos dolores de espalda, un escritorio sobre el cual hay fotocopias de
artículos y libros, folios y diarios, azúcar, Reliverán, impresiones de borradores pre-
vios ya corregidos, un teléfono celular, una corriente de actividad, cansancio. ¿Dón-
de están las hojas A4 de papel en blanco? ...

ATRAPADO SÍ, PERO CON ALGUNA SALIDA

Descriptores:
construccionismo social / realismo / interaccionismo simbólico / etnometodología /
significado / lenguaje / paradigma / esencialismo / individualismo / mentalismo /
emociones / género / masculinidad / identidad / self.

“2001, 1” 123
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 124 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

social constructionism / realism / simbolic interactionism / etnomethodology / mean-


ing / Language / paradigm / essentialism / individualism / mentalism / emotions /
gender / masculinity / identity / self.

Bibliografía
- Berger,P. y Luckmann, T. (1967), La construcción social de la realidad Amorror-
tu, Buenos Aires.

- Bhaskar, R., (1989) Reclaiming Reality, London, Verso.

- Bhaskar, R. (1978), A realist Theory of Science Brighton, Harvester Press.

- Buck, R. (1975), Nonverbal communication of affect in children, Journal of Perso -


nality and Social Psychology, No. 32, P. 644-653.

- Burningham, K. & Cooper, G. (1997), Being Constructive: Social Constructionism


and the Environment, Sociology (UK), Vol 33 Nro 2, pags. 297-316.

- Burr, V. (1995), An Introduction to Social Constructionism, Routledge, London.

- Callon, M. (1986), Some elements in the sociology of translation: domestication of


the scallops and fishermen of St. Brieuc bay, I J. Law (ed) Power, Action and Belief
London, Routledge and Kegan Paul.

- Collin, F. (1997), Social Reality London, Routledge.

- Craib, I. (1997), Social Constructionism as a Social Psychosis Sociology (UK), Vol


31 Nro 1 pags. 1-15.

- Cromby, J. y Nightingale, D. (1999), What´s wrong with social constructionism? In


Social Constructionist Psychology. A critical analysis of theory and practice, edited
by Nightingale D. & Cromby J. Open University Press, Buckingham.

- Darwin, Ch. (1872-(1965), The expression of Emotion in Man and Animals Chica-
go, University of Chicago Press.

- Eagleton, T. (1996), The Illusions of Postmodernism Oxford, Blackwell.

- Edwards, D. (1997), Discourse and Cognition London, Sage Strongman (1995).

- Edwards, D. y Potter, J. (1992), Discursive Psychology London, Sage.

- Edwards, D., Ashmore, M. & Potter, J.(1995), Death and Furniture: the rethoric, po-

124 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 125 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

litics and theology of bottom-line arguments against relativism History of the Human
Sciences, Vol 8 Nro 2 ,pags. 25 a 49.

- Ekman, P., Friesen, W. and Phoebe, E. (1972), Emotion in Human Face New York,
Pergamon Press Inc.

- Goleman, D. (1996), Emotional Intelligence London, Bloomsbury

- Gosende, E. (2001), Performances Emocionales Masculinas en encuentros informa-


les de varones porteños Revista de Investigaciones en Psicología, Año 6, vol. en
prensa, Fac. de Psicología, UBA.

- Gottman, J. (1993), What predicts divorce: The relationship Between Marital Proces -
ses and Marital Outcomes Hillsdale, New Jersey: Lawrence Erlbaum Associates.

- Hacking, I. (1999) The social Construction of What? Cambridge Mass., Harvard


University Press.

- Haraway, D. (1991) Simians, Cyborgs and Nature London, ree Association Books.

- Haraway, D. (1997) Modest_Witness @ Second_Millenium.FemaleMan.Meets_On -


coMouse: Feminism and Technoscience London, Routledge.

- Harré, R. (1986), “The social construccionist viewpoint”. In R. Harré (Ed.), The So -


cial Construccion of Emotions (pp. 2-14), Oxford, Blackwell.

- Harré, R. (1992), What is real in psychology: a plea for persons Theory and Psy -
chology, Vol 2 Nro. 2, pags. 153-8.

- Held, D. (1980), Introduction to Critical Theory: Horkheimer to Habermas. Berke-


ley, Univ. of California Press.

- Ibáñez, T. (1997), Why a Critical Social Psychology? In Critical Social Psychology


ed. By Ibáñez, T. e Iñíguez, L., London, Sage.

- Kenneth, G. (1973), Social Psychology as History Journal of Personality and So -


cal Psychology Nro 26, pags 309 a 320.

- Kilmartin, Ch. (1994), The Masculine Self, New York: Macmillan.

- LaFrance, M. and Banaji, M. (1992), Towards a Reconsideration of the Gender-


Emotion Relationship in ‘Emotion and Social Behaviour’, Ed. Clark M.S. Vol 14,
Review of Personality and Social Psychology Newbury Park, Ca: Sage.

“2001, 1” 125
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 126 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Latour, B. (1988), The politics of explanation - an alternative in S. Woolgar (ed.), Know -


ledge and Reflexivity: New Frontiers in the Sociology of Knowledge London, Sage.

- Law, J. (1991), A Sociology of Monsters London, Routledge.

- Lazarus, R. (1984), On the primacy of cognition, American Psychologyst, Vol 39


pags. 123-9.

- Lutz, C. & Abu-Lughod (1990), Language and the Politics of Emotion Cambridge,
Cambridge University Press.

- Lutz, C. (1988), Unnatural Emotions: Everyday Sentiments on a Micronesian Atoll


and their challenge to Western Theory, Chicago, University of Chicago Press.

- Lutz, C. (1996), ‘Engendered Emotion: Gender Power, and the Rhetoric of Emotio-
nal Control in American Discourse’ In (1996) The Emotions. Social Cultural and
Biological Dimensions, by Harré, R. & Parrott, W. G., London, Sage.

- Mead, G. H.(1932), Espíritu, persona y sociedad desde el punto de vista del con -
ductismo social, Paidós, Buenos Aires, 1972.

- Michael, M. (1999), A paradigm shift? Connections with other critiques of social


constructionism, In Social Constructionist Psychology. A critical analysis of theory
and practice, edited by Nightingale, D. & Cromby, J., Open University Press, Buc-
kingham.

- Morris, L. A. (1997), The Male Heterosexual, Thousand Oaks, Ca: Sage.

- Oatley, K. and Jenkins, J. M. (1996), Understanding Emotions Blackwell, Cambrid-


ge, Massachusetts.

- Parker, I. (1992), Discourse Dynamics London, Routledge.

- Potter, J. (1998), La representación de la realidad. Discurso Retórica y Construc -


ción Social, Barcelona, Paidós.

- Pujol, J. y Montenegro, M. (1999), ‘Discourse or materiality?’Impure alternatives


for recurrent debates. In Social Constructionist Psychology.A critical analysis of the -
ory and practice, edited by Nightingale, D. & Cromby, J., Open University Press,
Buckingham.

- Sacks, H. (1992), Lectures On Conversation, Edited by Jefferson, G. and Schegloff,


E., Oxford, Blackwell.

126 “2001, 1”
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 127 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Safran, J. & Greenberg, L. (1988), Feeling, thinking and acting: a cognitive frame-
work for psychotherapy integration, Journal of Cognitive Psychotherapy ,Vol 2 Nro.
2, pags. 109-31.

- Sarbin, T. (1986), ‘Emotion and act: Roles and rhetoric’. In R. Harré (ed.), The So -
cial Construction of Emotion, pag.83-97, Oxford: Blackwell.

- Schachter, S. and Singer, J. (1962), Cognitive, social and physiological determi-


nants of emotional state, Psychological Review, Vol 69, pags. 379-99.

- Searle, J. (1995), The Construction of Social Reality, London, Penguin.

- Shotter, J. (1992), Social construccionism and realism: adequacy or accuracy?


Theory and Psychology, Vol 2 , pags. 175-82.

- Sismondo, S. (1993), Some Social Constructions Social Studies of Science, Vol 23,
pags. 515-53.

- Stearns, P. (1990), Be a man! Males in Modern Society (Second Edition), New


York, Holmes & Meier.

- Stearns, C. & Stearns, P. (1988), ‘Understanding Emotions: Some Interdisciplinary


considerations’, in Emotion and Social Change. Toward a new Psychohistory, ed. by
Stearns & Stearns (1988), New York; Holmes & Meier.

- Strongman, K. (1996), The Psychology of Emotion, (4th Edition), Theories of Emo -


tion in Perspective Chichester, Wiley.

- Willig, C. (1999), Beyond appearances: a critical realist approach to social cons-


tructuionist work, In Social Constructionist Psychology. A critical analysis of theory
and practice, edited by Nightingale, D. & Cromby, J., Open University Press, Buc-
kingham.

- Zajonc, R. (1984), On the primacy of affect American Psychologyst, Vol 39 pags.


117-23

Primera versión: 15 de enero de 2001

Aprobado: 22 de mayo de 2001

“2001, 1” 127
pags. 104 a ..127 3/28/06 11:30 AM Page 128 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

128 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 127 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

“2001, 1” 127
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 128 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

SOBRE LA INVESTIGACION CLINICA


EN PSICOANALISIS:
DESLINDE DE UNA PERSPECTIVA
David Maldavsky1

Resumen
El autor se propone realizar un estudio epistemológico de los métodos de investiga -
ción en psicoanálisis. El trabajo consta de dos partes. En la primera considera los
métodos de investigación empleados en los trabajos presentados en un Congreso
realizado en el 2000. En la segunda, compara los métodos de investigación del len -
guaje en filosofía, en sociología, en lingüística y semiótica y en psicología cognitiva
con los usados en psicoanálisis. En la primera sección el autor compara los diferen -
tes métodos de investigación del proceso psicoterapéutico desde la perspectiva de la
confiabilidad, pero sobre todo de la validez, y destaca la importancia del estudio del
lenguaje del paciente desde la perspectiva freudiana, que privilegia la erogeneidad
y la defensa.

Agrega que si a partir de estas hipótesis se desarrolla una metodología diferencial,


se estará en mejores condiciones de confrontar los hallazgos psicoanalíticos con los
que provienen de otras teorías y otros instrumentos de investigación. En la segunda
sección el autor destaca el hecho de que sólo la teoría psicoanalítica aporta al mé -
todo de investigación del lenguaje una categorización semántica precisa, diferen -
cial, basada en la erogeneidad como fuente de la significación. Este enlace entre la
teoría y el método de investigación tiene importancia en el marco de las investiga -
ciones de tipo hipotético-deductivo, realizadas sobre el material clínico de una se -
sión ya ocurrida o sobre textos de otra índole (literarios, por ejemplo). El autor afir -
ma que el instrumento centrado en el estudio del lenguaje resulta útil también en la
actividad de investigación-acción del terapeuta durante la sesión, cuando recurre a
una metodología abductiva.

Summary
The author proposes an epistemological study of psychoanalytical research methods.
The paper has two parts. In the first one, research methods used in the 2000 Congress
of Latin American Federation of Psychoanalysis papers are studied. In the second
one, research methods in philosophy of language, sociology, linguistics and semiotics
and cognitive psychology are compared with the methods used in psychoanalysis.

1 Director
del Instituto de Altos Estudios en Psicología y Ciencias Sociales en UCES. Director del Master
en Problemas y Patologías del Desvalimiento en la misma Universidad.

128 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 129 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

In the first section the autor compares the different psychotherapeutic process re -
search methods from the point of view of reliability and validaity, and remarks the
importance of patient´s language from the freudian approach. This one stresses ero -
geinity and defense.

If a methodology from the previous ideas is developed, it would be in better condi -


tions to face psychoanalytic discoveries with those proceeding from other theories
and other research instruments.

In the second section the author remarks the fact that only psychoanalytic theory
brings a precise semantic categorization to the language methodology research, ba -
sed in the erogeneity as a source of meaning. This bond between theory and research
methodology is important inside the hypothetic-deductive research frame, taking the
clinical material of a session or some other texts (for example literary texts). The aut -
hor affirms that the instruments, centered in the study of language, is also useful in
the therapist research-action activity during the session, when an abductive metho -
dology is used.

Presentación del problema


La inserción de los psicoanalistas en el marco académico actual en el campo de la
Psicología generó diferentes efectos. Entre ellos podemos consignar al menos tres: el
esfuerzo por explicitar con nitidez la argumentación sobre el encadenamiento de hi-
pótesis inherentes a la teoría, la atención prestada a las cuestiones epistemológico-
metodológicas, y la tentativa de articular el saber de esta ciencia (una ciencia de la
subjetividad) con el de un amplio conjunto de disciplinas con las cuales existen afi-
nidades de distinto tipo.

Estos efectos de la inserción del psicoanálisis en el terreno académico son beneficio-


sos, aunque algo tardíos, y la demora en desarrollar estos procesos teóricos (cuya eje-
cución hubiera correspondido a los discípulos directos del creador del psicoanálisis)
generó una crítica justificada entre quienes esperaban un tipo de argumentación que se
atuviera a ciertas exigencias epistemológico-metodológicas y a un intercambio fluido
con otras áreas del saber. Pero tal demora tenía alguna justificación, ya que por su na-
turaleza la teoría psicoanalítica no resulta fácil de sistematizar, y sobre todo de presen-
tar desde la perspectiva metodológica. En efecto, se trata de una ciencia de la subjeti-
vidad, que parte del supuesto de que los procesos psíquicos, propios del yo, por un la-
do tienen que expresar y procesar inicialmente, y por sobre todo, las exigencias inter-
nas, pulsionales, y en particular una erogeneidad, y por otro lado deben conciliar estas
aspiraciones voluptuosas con las demandas de la realidad inmediata, de las instancias
crítico-valorativas y de los ideales. Encarar la vida psíquica desde esta triple perspecti-
va (que involucra el cuerpo, la realidad inmediata y las exigencias morales e idea-
les) resulta fecundo, pero la argumentación se vuelve compleja, sobre todo a la ho-
ra de dar cuenta de la sistematicidad en la ensambladura de las hipótesis y de los

“2001, 1” 129
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 130 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

proce-dimientos metodológicos, los cuales deben respetar la sutileza de dichas hipóte-


sis.

En verdad, los tres efectos mencionados al comienzo se han generado también fue-
ra de los ámbitos académicos, en círculos insertados o no en el seno de las institu-
ciones psicoanalíticas, gracias al interés de algunos entusiastas. Pero el terreno uni-
versitario es especialmente favorecedor de tales orientaciones, y es allí donde es-
tas se desarrollan y sostienen de un modo más insistente y sistemático. Este texto,
destinado a quienes pertenecen al ámbito académico, pretende encarar la cuestión
del status del psicoanálisis como ciencia, sobre todo desde la perspectiva metodo-
lógica.

El desarrollo de una nueva ciencia suele tener ciertos jalones fundantes, que la diferen-
cian de alguna otra, que en principio constituyó su modelo. Tales avances en su dife-
renciación y autonomía se dan por una práctica científica acerca de la cual luego algu-
nos reflexionan. Así ocurrió, por ejemplo, en el despegue de la biología respecto de la
física. Los jalones antedichos suelen presentarse como anécdotas epistemológicas so-
bre las cuales es posible apoyar la reflexión propia de una filosofía de esa ciencia en
constitución. Es posible detectar un jalonamiento similar en la fundación del psicoaná-
lisis freudiano, que separa a esta ciencia de otras, como la neurología, la psiquiatría, la
psicología y también de la filosofía. Algunos autores, como Assoun (1976) o Berche-
rie (1983), prestaron atención a esta historia. Del mismo modo, se ha puesto el énfasis
en el modo en que Lacan derivaba sus hipótesis a partir de conceptos tomados de la lin-
güística o la topología, así como de los desarrollos de Heidegger y otros filósofos. Al
considerar estas anécdotas se advierte un discernimiento creciente de un campo de re-
flexión, en que se articulan teoría y práctica, de un modo cada vez más sofisticado. En
esta ocasión nos interesa aportar a un discernimiento similar pero respecto de las cues-
tiones metodológicas. Precisemos algo más nuestra propuesta. Hasta ahora la investi-
gación epistemológica sobre el psicoanálisis se centró en una reflexión sobre sus hipó-
tesis, sobre la complejización interna de la teoría y su enlace con la práctica clínica.
También se ha discutido acerca de si el psicoanálisis es una ciencia o posee otro lugar
en el terreno del saber. Por nuestra parte, concordamos con la propuesta de Freud
(1910k, 1912e, 1913m, 1920b, 1923a, 1925d, 1926f, 1933a) de tomarla como una cien-
cia de base empírica, pero además la consideramos un saber que hace de base para el
desarrollo de otros campos teórico-prácticos. Para decirlo con mayor claridad, del mis-
mo modo que la física (y quizá la química inorgánica) hace de base de las ciencias que
estudian la materia inerte, y la biología es la ciencia madre de las que operan en el te-
rreno de lo viviente, el psicoanálisis lo es en relación con las demás ciencias que toman
como fundamento la consideración de los procesos subjetivos. Estos se caracterizan
por partir desde el empuje pulsional, el cual, gracias a una combinación entre disposi-
ciones internas (neurológicas, hereditarias y de otro tipo) y el encuentro con la subjeti-
vidad ajena, culmina en el desarrollo de una cualidad (en la conciencia), de donde de-
riva el universo simbólico (huellas mnémicas, representaciones). Asu vez, el trabajo de

130 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 131 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

enlace entre la vida pulsional, sobre todo la sexualidad, y el mundo de las percepcio-
nes, requiere de una actividad de pensamiento inconsciente que se atiene a lógicas di-
ferenciales, de extraordinaria importancia.
Nuestra reflexión parte de todos estos supuestos, pero pretende encarar una cues-
tión más específica. Nos proponemos realizar un enfoque epistemológico de los
métodos de investigación, ya que consideramos que, en las discusiones científi-
cas, estos suelen quedar implícitos, como un conjunto de principios subyacentes
que permiten acordar o disentir, admitir la crítica ajena y rectificarse. Estos su-
puestos metodológicos, sin embargo, no están explicitados. Nuestra propuesta,
pues, consiste en esta oportunidad no tanto en exponer un método de investiga-
ción de los procesos psicoanalíticos (algo de esta exposición se vuelve, sin em-
bargo, inevitable), sino más bien en encararlo epistemológicamente, desde la
perspectiva del deslinde de otros que le son afines y desde los cuales en parte de-
rivó, por complejización interna. El método de investigación efectivamente usa-
do en una ciencia constituye una de sus más genuinas cartas de presentación,
muestra a la ciencia en su dimensión de acto, y por lo tanto puede tener (como
luego lo expondremos) una relación coherente o conflictiva con la trama de hi-
pótesis de la que aparentemente deriva. En este sentido vale la pena considerar,
como presentación global del problema, qué ha ocurrido en un congreso realiza-
do hace poco. Luego nos referiremos a otra cuestión: el contraste (afinidades y
diferencias) entre los métodos de investigación en psicoanálisis y en otras disci-
plinas, desde la perspectiva epistemológica.

Un Congreso reciente
En la ciudad de Gramado (Brasil), se realizó entre los días 3 y 9 de setiembre del
2000, el XXIII Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis, organizado por Fepal
(Federación Psicoanalítica de América Latina), en el cual participaron casi mil ins-
criptos. Fue presidido por C. Laks Eizirik, y el tema central fue “Psicoanálisis y cul-
tura”. Hubo un número considerable de trabajos libres sobre asuntos no necesaria-
mente coincidentes con dicho tema. Este Congreso fue precedido, entre el 1 y el 3 de
setiembre, por el II Congreso Latinoamericano de Investigación en Psicoanálisis y el
V Encuentro Sudamericano de la SPR (Society of Psychotherapy Research). El Co-
mité organizador estuvo coordinado por S. Quiroga y C. E. Duarte, y sus temas fue-
ron “Cambio psíquico. Criterios de evaluación” e “Instrumentos para el diagnóstico
del cambio psíquico”. Se desarrollaron además cinco conferencias, una de ellas con
la estructura de una mesa redonda de cierre. Hubo en este Congreso una presencia de
alrededor de 100 personas, y se expusieron unos 40 trabajos. La cuidadosa organiza-
ción permitió que los participantes dispusieran de una síntesis anticipada de cada po-
nencia, gracias a un ágil contacto vía Internet. También tuvo importancia el hecho de
que cada autor dispusiera de una hora para presentar y discutir su ponencia, con lo
cual fue posible un intercambio productivo y esclarecedor. Precisamente, me intere-
sa comentar algunos aspectos de este Congreso de investigación.

“2001, 1” 131
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 132 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Como consecuencia del doble carácter de las instituciones convocantes (Fepal y


SPR), hubo una notable heterogeneidad de autores y participantes. Algunos pertene-
cían a asociaciones psicoanalíticas, otros eran miembros de la SPR y otros de ambas.
Las investigaciones abarcaron desde el enfoque epidemiológico hasta las evaluacio-
nes estadísticas de evoluciones clínicas, desde los estudios de caso único hasta las
presentaciones o exámenes de los instrumentos, desde las comparaciones en cuanto
al modo de intervención de diferentes terapeutas hasta la jerarquización de deter-
minado problema (defensas, por ejemplo), desde la consideración del desarrollo in-
fantil hasta los trabajos especulativos, teóricos. Esta visión panorámica puede dar-
nos la impresión de que el terreno de la investigación en psicoanálisis posee una
pujanza y una diversidad notables. Más allá de esta apariencia, es conveniente
efectuar algunas precisiones. En el conjunto advertimos numerosos matices dife-
renciales, que requieren de una consideración más precisa. Los objetivos fueron di-
ferentes: predicción clínica, desarrollo psíquico, epidemiología, presentación de
instrumentos, diagnóstico, cambio psíquico, construcción de hipótesis y métodos
clínicos, psicopatología, resultados terapéuticos, supervisión, evaluación de técni-
cas. También los objetos estudiados lo fueron: el paciente, la relación entre éste y
el terapeuta, los síntomas, el terapeuta (su formación, sus intervenciones), un gru-
po, la evolución psíquica infantil, la interacción madre-bebé, la cultura. Por su-
puesto, esta multiplicidad de metas y objetos requería de una coincidente diversi-
dad en los métodos. En este punto se levantó una voz de alarma, ya que se hizo evi-
dente una desproporcionada proliferación de los instrumentos. En efecto, varios
trabajos consistieron o bien en la presentación de un método, o bien en su uso pa-
ra poner en evidencia o reafirmar su validez y las ventajas que ofrece. Los méto-
dos, a su vez, tenían un carácter muy variado. Podemos discriminarlos en estos tér-
minos: cuestionarios autoadministrados, técnicas proyectivas (sobre todo Rors-
charch), análisis de discursos (mediante computación o mediante otros instrumen-
tos que enfocan el nivel del relato), análisis clínicos, estudios de filmaciones (en
niños pequeños) con escalas. En el Congreso se comentó que la proliferación de
métodos que se proponen como instrumentos de investigación empírica (sobre to-
do cuestionarios) puede conducir a que a la Babel de las teorías se le agregue aho-
ra una Babel metodológica que haga más difíciles el intercambio y el desarrollo.
En efecto, tal proliferación constituye una evidencia del interés por el tema, pero
al mismo tiempo requiere de un enfoque crítico, que incluye la doble perspectiva
de la confiabilidad y la validez. Dicha valoración crítica implica considerar las me-
tas y los objetos en estudio, así como el lugar que en el conjunto tiene la teoría psi-
coanalítica, en la medida en que la investigación se inserta en este conjunto de hi-
pótesis.

Respecto de la cuestión de la confiabilidad, algunos de los instrumentos, empleados des-


de hace más tiempo, reclaman con justicia los pergaminos del reconocimiento, y del
mismo modo ocurre con otras herramientas, que, sin ser tan antiguas, no padecen las vi-
cisitudes de una posible interpretación idiosincrática por parte de quien las aplique. Así

132 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 133 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ocurre sobre todo con los cuestionarios, cuya utilización está exenta de los riesgos que
corra el uso de otros instrumentos de investigación (el análisis de un discurso, las técni-
cas proyectivas y otras alternativas), y por lo tanto tienen alto grado de confiabilidad.
Sin embargo, si nos interrogamos por la validez de un instrumento, nuestra valora-
ción crítica cambia. Podemos distinguir al menos tres terrenos respecto de la validez
del instrumento: en relación con el objeto, en relación con las metas y en relación con
la teoría. Se destacó, en efecto, el valor de los cuestionarios para los estudios epide-
miológicos, pero también se los ha empleado para estudiar evoluciones clínicas. Es
posible preguntarse hasta qué punto tales investigaciones tienen un nexo con la teo-
ría y la práctica psicoanalíticas, o, para decirlo con mayor precisión, cuál es el valor
del enfoque psicoanalítico en estos estudios. Las objeciones dirigidas al empleo de
cuestionarios incluyen también el argumento de que quien informa sobre sí no pue-
de superar las limitaciones de su conciencia y de sus defensas y además puede men-
tir u ocultar deliberadamente información sin que sea posible advertirlo. También se
objetó el efecto de la práctica del cuestionario sobre la evolución clínica de un caso
en tratamiento. Más allá de estas objeciones, es posible señalar otro problema: si el
diseño del cuestionario se atiene o no al enfoque psicoanalítico, al modo psicoanalí-
tico de pensar los hechos. Estas consideraciones prestan atención, pues, a los aspec-
tos teóricos, a los objetivos (investigación epidemiológica, por ejemplo) y al objeto
(los procesos endopsíquicos) relacionados con el problema de la validez de los cues-
tionarios.

Por supuesto, estas consideraciones no son pertinentes respecto de aquellas in-


vestigaciones en que los cuestionarios son llenados por los terapeutas y que pue-
den tener distintos objetivos (por ejemplo, evaluar la evolución de un paciente,
dar cuenta de su propia formación, su antigüedad, sus ingresos, su vida familiar,
sus actividades institucionales) y que pueden tener (o no) un carácter anónimo.
Tampoco entran en estas categorías otras investigaciones sobre el modo en que
intervienen, evalúan y teorizan los terapeutas acerca de los hechos clínicos. Cla-
ro que en estas otras investigaciones los psicoanalistas y su práctica son el obje-
to de estudio. Los objetivos pueden consistir en averiguar los nexos entre sus teo-
rías declaradas y dichas prácticas, y el conjunto de hipótesis con las que se in-
vestiga puede corresponder (o no) a la teoría psicoanalítica; por ejemplo, al con-
traste entre la teoría que los terapeutas dicen emplear y la que en los hechos usan.

Pasemos pues a considerar un segundo tipo de método, centrado en la producción de


un sujeto (un niño, un paciente). Estos pueden ser de tres tipos: los obtenidos por la
observación (o el vídeo), por ejemplo, la de un niño pequeño en interacción con su
ambiente, los derivados de la administración de un estímulo adicional (test de Rors-
charch, TAT), los que se producen por la consigna analítica. En las tres ocasiones nos
hallamos ante relatos que, en el caso de la observación de niños y de las técnicas pro-
yectivas, como las recién mencionadas, son categorizados con los criterios que le son
propios (escalas, procedimientos u otras posibilidades) y en el caso de la sesión ana-

“2001, 1” 133
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 134 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

lítica han conducido a proponer otras alternativas: análisis del discurso con la asis-
tencia de un programa informático, análisis del relato a partir de determinados pará-
metros. Estos métodos son inmunes a algunas de las objeciones antes consignadas,
sobre todo las que se centran en que el informante tiene las limitaciones de la propia
autoconciencia y no puede superar el desconocimiento que posee respecto de sus pro-
cesos endopsíquicos. Claro que los cuestionarios son más económicos (en el sentido
del gasto de tiempo y de esfuerzo) en su administración y evaluación, y que, por el
contrario, un estudio utilizando el test de Rorscharch, por ejemplo, puede demandar
varias horas de trabajo. Pero este test, o el TAT, permite acceder a los procesos en-
dopsíquicos, y son útiles en el diagnóstico y la evaluación de procesos psicoanalíti-
cos. Igualmente, la observación del niño puede permitir detectar ciertos aspectos de
la subjetividad en cierne, sobre todo en relación con el apego. A su vez, la validez
que poseen las técnicas proyectivas es mucho menor cuando el objetivo es investigar
procesos psicoterapéuticos y cambios psíquicos en un paciente durante el curso de
una sesión o un grupo de ellas. Si estos son los objetivos y los objetos de la investi-
gación, entonces resulta más pertinente centrarse en el análisis del discurso del pa-
ciente durante las sesiones. En relación con la investigación del discurso, en el Con-
greso se presentaron varios instrumentos: el análisis con un programa informático
(en dos versiones), el análisis del relato con el criterio del TCCR, el análisis del re-
lato en términos de ciclos que van de la afectividad al pensamiento, y el análisis de
las secuencias narrativas como expresión de la erogeneidad y la defensa.

Comencemos con los análisis recurriendo al auxilio de herramientas computaciona-


les. Desde que se advirtió que mediante los programas computacionales es posible
estudiar diversos aspectos de la palabra (redundancias, extensión, categorización), se
desarrollaron diferentes investigaciones, muchas de ellas ligadas al campo de la so-
ciología, de los estudios literarios, de los documentos históricos. Estos estudios recu-
rren a programas informáticos abiertos que operan a partir de categorías de análisis
creadas a partir de los textos mismos. Se han usado estos recursos también para el
análisis computacional del discurso de un paciente en sesión. El otro tipo de progra-
ma computacional empleado para estudiar dicho discurso consiste en un sistema ce-
rrado. Dicho sistema tiene una base de datos que permite reconocer ciertos términos
de un discurso como representativos de un grupo significativo.

En este Congreso se presentaron dos modelos de estos programas cerrados. Uno de


ellos, creado por Mergenthaler y Bucci (1993), constituye un diccionario que permi-
te detectar las palabras que expresan el tono emocional, las que indican una activi-
dad referencial y las que manifiestan funciones lógicas y reflexivas. El problema de
este programa reside en que se apoya en soportes teóricos en que el psicoanálisis
freudiano queda redefinido con fuertes influencias cognitivistas. En consecuencia, su
consistencia con la teoría resulta problemática. El otro programa cerrado nos perte-
nece: intenta categorizar las palabras proferidas por un paciente a partir del interro-
gante psicoanalítico sobre la erogeneidad en juego. Este programa va a la búsqueda

134 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 135 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

de contenidos, y “marca” a las palabras como expresión de una u otra erogeneidad a


partir de las bases de datos (700.000 palabras) contenidas en el instrumento. Este se-
gundo uso de un programa computacional tiene pues un alto grado de validez en re-
lación con la teoría psicoanalítica freudiana. El informe producido por este último
programa requiere de una serie de actividades complementarias por parte del inves-
tigador (despeje, crítica contextual), que vuelve más complejo su empleo. Otro as-
pecto diferencial entre ambos programas consiste en que el primero (Bucci y Mer-
genthaler) es estadístico, mientras que el que nos pertenece, sin ignorar la importan-
cia de la información cuantitativa, privilegia el factor cualitativo. Es común a ambos
enfoques su combinación con una perspectiva más amplia del discurso. Este hecho
nos conduce a considerar el otro tipo de método empleado, correspondiente al nivel
de relato.

Respecto de las narraciones, como ya lo indicamos, se presentaron tres instrumentos:


el de Luborsky et al. (TCCR), el de Mergenthaler (ciclos) y el de las secuencias na-
rrativas (que nos pertenece). El primero pretende detectar, en un relato, los deseos,
las respuestas de los objetos y los efectos de éstas en el sujeto. El problema que tie-
ne esta modalidad de análisis es que la categorización de los deseos no se basa en cri-
terios analíticos, no toma en cuenta la teoría de la pulsión. La categorización de los
deseos fue construida mediante una actividad inductiva, y no por un ensamble entre
deducción y observables, como la que proponía Freud. Por otra parte, este modelo de
análisis de los relatos no está acompañado de una propuesta consistente referida al
estudio de la defensa y sus variaciones en el curso de las sesiones.

El modelo de los ciclos tiene, entre sus ventajas, el hecho de que presta atención a
modificaciones que son evidentes y que además suelen corresponder a las evolucio-
nes de muchos tratamientos, en los cuales se puede dar un pasaje desde el énfasis en
los estados afectivos hacia la reflexión gracias a la actividad referencial. En este mo-
delo no se analizan los contenidos específicos de un relato en términos de escenas si-
no a partir de otros parámetros. Se plantea que en el ciclo de un proceso terapéutico
se da una secuencia de cinco fases: relax (no mucha emoción o abstracción), viven-
cia (aumento de la emoción y emergencia de un relato), conexión (se vincula el esta-
do afectivo con la abstracción), reflexión (disminuye la emoción y aumenta la refle-
xión), relax, con lo cual puede empezar una nueva serie. Como se advierte, el discur-
so es categorizado a partir de dos variables, emoción y abstracción, y no en términos
de escenas en un relato. Tal propuesta de análisis se combina con el programa de
Bucci y Mergenthaler, antes comentado. Uno de los problemas que posee este méto-
do reside en que el modo de categorizar los estados afectivos difiere del expuesto en
la teoría freudiana. Si comparamos este método con el de Luborsky et al. y con el
nuestro, advertimos que estos últimos prestan atención a las escenas en un relato,
propuesta afín con la que jerarquiza Freud en numerosos textos. Con todo, resulta
muy interesante un estudio de los estados afectivos (y las escenas que los acompa-
ñan) en un relato, dado que dichos estados también tienen un carácter diferencial (el

“2001, 1” 135
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 136 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

pesimismo difiere del asco, del aburrimiento, de la desesperación, de la desesperan-


za, por ejemplo), y del mismo modo sería muy interesante un estudio de las lógicas
con que opera el pensar. Es posible que dicho instrumento (ciclos) contribuya a pro-
fundizar en estos estudios. El método de los ciclos y el programa que detecta estados
afectivos y actividad cognitiva deja además abierto un interrogante acerca de la sen-
sibilidad que posee, en su conjunto, para detectar los aspectos performativos del len-
guaje, es decir, cuando este tiene el valor de un acto, y los cambios que pueden so-
brevenir en este nivel de análisis.

En cuanto a nuestro método de análisis de secuencias amplias, corresponde, como el


de Luborsky, al estudio de los relatos; a diferencia de éste, parte de los interrogantes
básicos en psicoanálisis: la teoría de la erogeneidad y la de la defensa. La hipótesis
central reside en sostener que el relato permite detectar la erogeneidad del paciente
en sesión, y que la defensa se infiere por la posición del hablante en las escenas que
narra. La teoría presupone la existencia de un repertorio acotado de erogeneidades y
de defensas eficaces (que a su vez pueden entrar en múltiples combinatorias), y la
existencia correlativa de un repertorio también acotado de escenas y de posiciones al-
ternativas en que pueden ubicarse los personajes. Las escenas de un relato son cinco:
1) un estado inicial de equilibrio, 2) el surgimiento de un deseo, 3) la tentativa de
consumarlo, 4) las consecuencias de dicha tentativa, 5) el estado final. Así, pues, con-
tamos con dos estados (inicial y final) y tres trasformaciones, todos los cuales pue-
den ser pensados psicoanalíticamente en el marco de las fantasías primordiales, que
son universales. En cuanto a las defensas, se infieren por la posición del narrador en
las escenas que relata (o que despliega en la sesión). Como las posiciones pueden ser
sistematizadas, contamos con criterios precisos para detectar las defensas en el nivel
del relato. Otro método de detectar una defensa se basa en los estudios retóricos, que
consideraremos más adelante. En consecuencia, el cambio en la defensa, que es un
objetivo del proyecto clínico psicoanalítico, puede ser investigado estudiando las se-
siones con los dos métodos recién consignados (análisis de las posiciones del relator
en las escenas que describe, análisis retórico). A ello agregamos otro criterio para de-
tectar el cambio en la defensa, consistente en una modificación en cuanto a las pre-
valencias del lenguaje del erotismo en juego en el discurso. Tales cambios estilísti-
cos han sido estudiados primero por Liberman (1970), y nosotros hemos formaliza-
do su propuesta en una sistematización más precisa. Tales cambios en los estilos son
específicos para cada lenguaje del erotismo: por ejemplo, el fálico genital se comple-
menta con el oral primario y viceversa. De los diversos métodos presentados, los que
acabamos de presentar parecen los que mejor responden a las exigencias de validez
en cuanto al enlace con la teoría y en cuanto a los objetivos de investigación de las
vicisitudes intrapsíquicas e intersubjetivas acontecidas en las sesiones. Epistemoló-
gicamente, estos métodos tienen una fuerte coherencia con la teoría en que declara
respaldarse, el psicoanálisis freudiano.

En consecuencia se presentan al menos tres alternativas: 1) estudiar el material clíni-

136 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 137 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

co de una sesión psicoanalítica (o varias) con métodos que no parten de la teoría freu-
diana, para luego evaluarlos con criterios de dicha teoría, 2) estudiar materiales no
clínicos con un método que no parte de la teoría freudiana, para interpretar luego los
resultados a partir de estas hipótesis, 3) investigar una sesión psicoanalítica con un
método consistente con la teoría freudiana. Advertimos que en esta categorización lo
común reside en el objetivo: interpretar psicoanalíticamente los datos. En cambio, el
objeto puede diferir, y también el método. Si todas estas investigaciones se dicen psi-
coanalíticas es porque coinciden en cuanto a la designación de la teoría que emplean
para interpretar los datos, y no por los métodos o los objetos estudiados.

De las dos exigencias a las que un método debe responder, la correspondiente a la va-
lidez tiene mayor peso que la de la confiabilidad. En efecto, un instrumento puede
evidenciarse como sumamente confiable, pero no ser pertinente desde el punto de
vista teórico, de las metas y/o del objeto estudiado. Sin embargo, cabe destacar que
es posible que la aplicación de diferentes métodos, partan o no de las hipótesis freu-
dianas, sea esclarecedora de numerosos aspectos de las vicisitudes clínicas de una se-
sión psicoanalítica. Además, los desarrollos de estos instrumentos se trasforman en
un fuerte estímulo para generar una metodología psicoanalítica interna, que puede
entrar en una tensión complejizante con las otras.

Estas afirmaciones nos conducen a plantear un interrogante acerca de las razones


epistemológicas por las cuales se ha creado una fuerte brecha entre quienes se dicen
psicoanalistas y quienes se declaran investigadores empíricos de las sesiones psicoa-
nalíticas. Por un lado, hallamos el desprecio que algunos grupos de psicoanalistas tie-
nen con respecto a las cuestiones metodológicas, y, correlativamente, por el otro la-
do advertimos el descuido que quienes se declaran investigadores empíricos eviden-
cian respecto de la teoría psicoanalítica freudiana a la hora de diseñar (o adoptar) las
herramientas que emplean. En el Congreso se presentaron al respecto diferentes po-
siciones. Ante las observaciones de quienes, como el autor de este informe, interro-
gaban acerca de la validez de un método, algunos llegaban a afirmar que privilegia-
ban propuestas teóricas que eran diversas de las psicoanalíticas. Otros, en cambio,
afirmaban que la brecha entre el psicoanálisis y la investigación empírica aumenta-
ría cada vez más. Otros, entre quienes se incluye quien esto escribe, proponían revi-
sar los criterios de construcción de los métodos para generar desarrollos originales
que hagan posible un incremento de la complejidad y la sutileza de los estudios y los
intercambios entre los diferentes terrenos de pertinencia del psicoanálisis: la teoría,
la práctica y la investigación. Al respecto, sostenemos que si a partir de las hipótesis
freudianas desarrollamos una metodología diferencial, estaremos en mejores condi-
ciones de confrontar nuestros hallazgos con los que provienen de otras teorías y de
la aplicación de otros instrumentos, y además tal vez aportemos una mayor sofistica-
ción a las restantes herramientas de investigación.

Estos comentarios generales acerca de las presentaciones en el Congreso de investi-

“2001, 1” 137
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 138 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

gación de Fepal tienen como objetivo deslindar, en el conjunto, nuestra propuesta


acerca de la investigación del lenguaje desde la perspectiva psicoanalítica. Las cues-
tiones en juego son múltiples: teóricas, clínicas, metodológicas y epistemológicas,
todas las cuales quedan abarcadas en el espacio que con este texto inauguramos.

Epistemología del método de investigación en psicoanálisis


Pasemos ahora a otro campo de reflexiones epistemológicas referidas al método de
investigación en psicoanálisis: sus afinidades y diferencias con los desarrollos en
otras disciplinas. Entre los avances recientes en psicoanálisis se halla la conciencia
más plena de que, si quienes lo practican lo conciben del mismo modo que Freud, co-
mo una ciencia de base empírica, tienen que presentar y justificar un método de in-
vestigación que le sea acorde y que se atenga además a los principios generales que
imperan en las otras ciencias. Con ello no me refiero a la extrapolación de los mode-
los metodológicos de la física, ni siquiera los de la biología, sino más bien a la nece-
sidad de proponer criterios propios, que a menudo implican respetar el hecho de que
se trata de investigaciones básicamente cualitativas.

Al respecto ya se han dado algunos pasos. En efecto, si bien existen controversias en


este punto (algunos consideran que el psicoanálisis es más bien una disciplina her-
menéutica, mientras que otros objetan que sea posible un conocimiento sistemático
en este terreno, ya que se trata de una práctica conceptual en la cual está en juego el
sujeto mismo de la producción teórico-clínica), diferentes autores se han propuesto
formalizar al psicoanálisis freudiano en términos de un modelo que permita enlazar
las hipótesis teóricas con las manifestaciones a través de hipótesis intermedias y han
sostenido además que las manifestaciones desarrolladas durante las sesiones (sobre
todo el lenguaje) son el terreno empírico por excelencia. Hacia el final de este apar-
tado, cuando nos refiramos a lo universal, lo general, lo particular y lo singular, re-
tomaremos esta argumentación.

En los planteos del psicoanálisis freudiano tuvo especial importancia la investigación


sobre el lenguaje, sobre todo el verbal. Freud lo consideró testimonio de fantasías e
ideas inconscientes y de procesos defensivos normales y patológicos. En última ins-
tancia, el lenguaje pasó a ser testimonio de las erogeneidades y sus destinos en lo psí-
quico, derivados estos de la eficacia de las defensas ya mencionadas. Destaquemos
que entre las hipótesis centrales del psicoanálisis se hallan las que atribuyen también
a estas erogeneidades y a estas defensas la máxima eficacia en la determinación de
los problemas clínicos. Claro está, tal camino para la investigación parte del supues-
to de que en el lenguaje se manifiesta la eficacia de las mismas erogeneidades y de-
fensas que condujeron al paciente a desenlaces patológicos (síntomas, rasgos de ca-
rácter, actos perjudiciales para sí o para los otros). En cuanto a las defensas, se desa-
rrollan en el yo y tienen el carácter de transacciones entre exigencias que en lo aní-
mico entran en conflicto (la pulsión, la realidad, las instancias ético-valorativas), to-
das las cuales tienen sus representantes, sus delegados en el mismo yo. Algunas de-

138 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 139 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

fensas se ponen del lado de la realidad y de las instancias valorativas, contra la vida
pulsional y desiderativa (como la represión), otras, en cambio, se colocan del lado de
la insistencia voluptuosa, sensual, contra las admoniciones de la exterioridad perci-
bida y de las estructuras morales e ideales (como la desmentida y la desestimación).

Así, pues, el estudio de las manifestaciones verbales como testimonio de las eroge-
neidades y las defensas constituye un camino privilegiado para responder a las exi-
gencias metodológicas inherentes al desarrollo del psicoanálisis como una ciencia de
base empírica. Tales hipótesis constituyen premisas orientadoras de los interrogantes,
que permiten a su vez desarrollar una metodología específica, propia de este campo
teórico-práctico, diferenciado de otros que proponen a su vez una metodología inter-
na propia, sobre todo en el marco del cognitivismo.

Desarrollar una metodología específica que permita dar cuenta refinadamente de los
múltiples hallazgos que el psicoanálisis ha alcanzado en terrenos teóricos y prácticos,
permitirá a su vez intercambiar en mejores condiciones con otras áreas del saber, y,
mediante el encuentro con lo diferente pero afín, conducirá seguramente a nuevas
propuestas, más sofisticadas y acordes con la teoría y con los hechos.

Considero que en buena medida el proyecto de desarrollo de una metodología psi-


coanalítica en el marco de una ciencia de base empírica deriva de que quienes ejer-
cen esta actividad teórico-práctica tomen conciencia de los procedimientos efectiva-
mente realizados cuando piensan un fragmento clínico, lo discuten con colegas, ar-
gumentan y escuchan las hipótesis ajenas, y se rectifican parcial o totalmente, o man-
tienen vigentes las hipótesis precedentes.

Muy a menudo, en el desarrollo de una ciencia el proceso de producción de su me-


todología interna (que constituye uno de los rasgos de cientificidad) derivó de la pro-
gresiva conciencia y explicitación que los investigadores fueron realizando de sus
modos de pensar, de los criterios usados para avanzar en sus especulaciones, para
rectificarse, para aceptar o cuestionar las propuestas de sus colegas. Respecto del psi-
coanálisis es necesario recorrer estos mismos caminos de explicitación de los crite-
rios empleados en la práctica de la producción teórica a partir de la clínica.

En lo que sigue pretendemos poner en evidencia, por el contraste, las afinidades y


las diferencias entre el método de investigación de los procesos psicoanalíticos y los
desarrollados en otras disciplinas: medicina, filosofía, ciencias sociales, lingüística,
psicología cognitiva. Nuestra tentativa es quizá abusivamente esquemática. Con ra-
zón algún lector podrá tildarme de prejuicioso e incluso de ignorante de los cambios
metodológicos en un ámbito determinado de la práctica en investigación, y con gus-
to aceptaré sus observaciones y críticas si aporta evidencias concretas de mi error.
Esta situación para mí constituye, inclusive, hasta un anhelo (más allá de mi posi-
ble herida narcisista), ya que indicaría un incremento de sofisticación epistemológico-

“2001, 1” 139
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 140 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

metodológica en otras áreas del saber, acorde con la complejidad de las realidades en
estudio.

Comenzaremos por referirnos a un parámetro científico con el cual la metodología


psicoanalítica tiene afinidades, y del cual debe diferenciarse, el de la medicina. En
cuanto a las afinidades, se halla la diferencia entre dos tipos de investigación. Una
de ellas es la del clínico en consultorio, que trata de detectar los factores determi-
nantes de un malestar y de actuar para que este cese o se atenúe. La metodología de
trabajo suele ser de tipo abductivo, con una combinación entre conjeturas, acciones
clínicas y evaluación de su eficacia. El otro tipo de investigación corresponde a las
comunicaciones presentadas en congresos, en las cuales se describe, por ejemplo, la
eficacia de un tratamiento farmacológico. En estos trabajos se suele aludir a una ca-
suística cuyo número y los correspondientes porcentajes están en relación directa
con la valoración dada a la investigación. Entre las exigencias metodológicas se in-
cluyen también el recurso a los grupos control y otros requisitos. Lo común al psi-
coanálisis y a la medicina es, pues, la diferenciación entre dos tipos de investiga-
ción, una con el paciente y otra en un contexto en que los interlocutores inmediatos
son más bien los colegas, como científicos. También se presentan situaciones inter-
medias, en que los interlocutores son ya colegas, pero sin que ello implique un
fuerte énfasis en la cantidad de casos, los grupos control y otros requisitos meto-
dológicos. Así ocurre, por ejemplo, cuando un médico presenta un caso en un ate-
neo clínico. También en este punto se dan afinidades globales con la práctica cien-
tífica en psicoanálisis, ya que las presentaciones clínicas para la discusión entre co-
legas son frecuentes y suelen concitar gran interés. Otro de los aspectos en común
es el proyecto clínico que acompaña a las prácticas científicas de investigación.

Las similitudes conciernen pues a los nexos entre investigación y clínica y a las di-
ferentes modalidades de estudio, con el paciente y entre colegas, en el segundo de los
casos con o sin énfasis en otros requisitos metodológicos. En ambas disciplinas exis-
ten estudios de un caso (“no hay úlceras sino ulcerosos”) o de fragmentos en común
a varios casos. Como en medicina, en psicoanálisis se ha prestado importancia a los
estudios de caso único, para lo cual se está discutiendo la metodología de investiga-
ción más pertinente, que al mismo tiempo permita extraer de estos trabajos conclu-
siones que se imbriquen con niveles más generales de hipótesis. Asimismo, tiene va-
lor el estudio detenido de un fragmento de un caso y la comparación con un fragmen-
to afín en otro caso (por ejemplo, un mismo síntoma, como una zoofobia). Además,
se ha estudiado un rasgo de carácter, una resistencia, una fantasía (como la de que un
niño es golpeado). También se realizaron grupos contrastivos, por ejemplo, respecto
de las diferencias entre las estructuras de dos pacientes que sufrieron una zoofobia en
la infancia, o entre los rasgos distintivos de las manifestaciones discursivas de pa-
cientes obsesivos, histéricos y esquizofrénicos.

En cuanto a las diferencias con la medicina, lo más grueso consiste en la forma de

140 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 141 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

definir la realidad estudiada, sus indicios y las determinaciones de los factores efica-
ces. En medicina prevalece la descripción de una realidad bioquímica y la búsqueda
de factores causales que pueden ser detectados y removidos a través del acto clínico.
En psicoanálisis cobra importancia el valor de la significatividad pulsional dada al
mundo, su nexo con la exterioridad y con las instancias valorativas, lo cual conduce
a pensar en conflictos y desenlaces de estos conflictos que culminan en el desarrollo
de ciertas defensas. El campo de observación para las inferencias de esta realidad
compleja es sobre todo el lenguaje del paciente en la sesión. Atodo ello se agrega el
hecho de que en psicoanálisis, más que un enlace causal simple (o aún circular), esta-
mos acostumbrados a pensar en términos de una sobredeterminación eficaz de los fe-
nómenos clínicos. Estas diferencias se evidencian en la práctica de investigación clí-
nica con un paciente y en las que abarcan a varios casos. Como el discurso del pacien-
te es una manifestación heterogénea, se hace difícil diseñar una investigación con gru-
po control, ya que es posible que también en éste encontremos elementos que detec-
tamos en el grupo en estudio, quizá con otras proporciones, e incluso puede ocurrir
que no siempre ello sea así. Por ejemplo, no resulta rendidor, por ahora, analizar las
diferencias entre las manifestaciones verbales de un paciente asmático y un ulceroso.
Quizá posean más elementos en común que rasgos diferenciales, ya que en el fondo
poseen un aspecto estructural común, la neurosis actual. Del mismo modo, cuando se
intentaron sentar diferencias entre el discurso de pacientes histéricos, obsesivos y pa-
ranoicos, se llegó (Verón, E. y Sluzki, C., 1970) a detectar porcentajes de rasgos en las
manifestaciones que no tenían un carácter relevante, diferencial, y dicho tipo de inves-
tigación no prosperó. No parecen estos los caminos para la investigación en psicoaná-
lisis, ya que se basa en un ordenamiento de los interrogantes a partir de criterios ex-
trínsecos, ingenuos, y no desde la teoría misma, que impone que averigüemos acerca
de erogeneidades y defensas, y este es nuestro equivalente, si se puede decir así, de
los factores bioquímicos determinantes de los síntomas estudiados por la medicina.
Importa, sí, encontrar criterios diferenciales específicos entre las manifestaciones clí-
nicas, pero su categorización requiere de un enfoque de la estructura, y no del enfren-
tamiento ingenuo con el terreno de los observables mismos. Yen dicha estructura pre-
valecen los factores ya destacados, la erogeneidad y la defensa, ambos específicos.

Se habrá advertido que respecto de la investigación médica hallamos numerosos as-


pectos afines a la psicoanalítica: los tipos de estudios, el uso de la abducción, la ten-
dencia a la reunión de casos a partir de factores comunes, la creación de grupos con-
trastivos, más allá de las diferencias derivadas, sobre todo, de la importancia que en
psicoanálisis otorgamos a la significatividad y las dificultades inherentes a su enlace
con los observables, la naturaleza misma de tales observables y la posibilidad consi-
guiente de realizar investigaciones sistemáticas. Las cosas son diferentes en relación
con las investigaciones en los otros terrenos de investigación, que consideraremos a
continuación y que prestan atención a la significatividad y al lenguaje.

Comencemos por aludir brevemente a los estudios de corte filosófico, que se han de-

“2001, 1” 141
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 142 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

sarrollado extensamente a lo largo de los siglos, desde los pensadores clásicos hasta
el presente. Entre las más notables e influyentes sobre el psicoanálisis se encuentran
la propuesta de Heidegger (1937, 1952), la de Ricoeur (1970, 1980), la de los prag-
matistas (Austin, 1962, Searle, 1969, Strawson, 1964). Todas ellas jerarquizan la im-
portancia del lenguaje y exponen una perspectiva para su análisis: la cuestión del ser,
el sentido, el acto. Sin embargo, ninguna de estas propuestas posee un carácter siste-
mático en cuanto al enfoque de las manifestaciones de un modo diferencial, y que al
mismo tiempo permita un agrupamiento de tales manifestaciones en conjuntos más
amplios. No se trata en el fondo de una crítica a tales enfoques del lenguaje, sino más
bien de una constatación: de ellos no se deriva un método pertinente que se atenga a
las exigencias de confiabilidad y validez. En cambio, en numerosos métodos desa-
rrollados en campos científicos advertimos las influencias de alguna reflexión filosó-
fica sobre el lenguaje.

En cuanto a los enfoques del lenguaje en ciencias sociales, algunos se enmarcan


en la orientación de la representación social. Esta supone que en las manifesta-
ciones singulares es posible detectar representaciones colectivas eficaces que ge-
neran efectos en cada psiquismo. Si bien algunos de los autores de esta corrien-
te han desarrollado métodos sofisticados, hallamos más bien estudios de situacio-
nes puntuales, en que no se explicitan los parámetros generales de análisis, liga-
dos con las categorías teóricas de las ciencias sociales. Más allá de la orientación
científica de los investigadores, podemos destacar las afinidades y las diferencias
entre el método psicoanalítico de investigación y los que en el campo de las cien-
cias sociales apelan a programas informáticos y/o consideran el nivel de los re-
latos.

Un ejemplo es el enfoque de S. Lahlou (1995), quien postula, siguiendo a Moscovi-


ci (1961) y Jodelet (1989), que la comunicación y la vida compartida implican que
los miembros de una sociedad posean construcciones mentales comunes y pragmáti-
cas de los objetos entre los cuales viven. Tales construcciones, denominadas “repre-
sentaciones sociales”, contribuyen además a configurar una realidad común para el
grupo. Las características de la representación social pueden inferirse de la observa-
ción de una muestra de representantes individuales.

El autor propone recurrir al análisis estadístico de datos léxicos para observar los nú-
cleos básicos de la representación social en el discurso. Mediante la técnica de la aso-
ciación libre se obtiene un cuerpo de afirmaciones (frases en lenguaje natural) acer-
ca del mismo tema. Tales frases forman un corpus singular, que es procesado median-
te el análisis estadístico del software ALCESTE de datos léxicos (Reynert 1983,
1990). Se obtienen así clases de afirmaciones que poseen un contenido léxico simi-
lar. Estas clases semánticas son consideradas como los núcleos de la representación
social, y los patrones básicos que los ligan constituyen el paradigma subyacente a
una representación social, como la del “comer” (Beaudoin y Lahlou, 1993). El mé-

142 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 143 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

todo constituye un análisis del contenido cualificado y detallado. No es una interpre-


tación, sino sólo una computación de la concurrencia léxica.

Las clases se constituyen según el principio de reunión de las frases en un grupo de


aquellas que son analógicamente cercanas y en contraste con otras. El autor afirma
que la analogía y el contraste son los patrones naturales humanos del reconocimien-
to de los rasgos significantes. Los rasgos son léxicos y se los ordena según la técni-
ca matemática de la clasificación descendente en un tabla que cruza frases y rasgos.
Los algoritmos usados son derivados gracias a las técnicas de análisis multivariados
(análisis de los componentes principales, dinámicos).

El autor concluye que el análisis léxico permite realizar una anatomía de la represen-
tación social accesible con las técnicas cualitativas. Los resultados de la investiga-
ción son coherentes con los hallazgos clásicos. Más allá de la investigación en suje-
tos humanos, la técnica permite el análisis de material que proviene de fuentes docu-
mentales colectivas, como los diccionarios. Estos contienen modelos implícitos de
conocimiento que cuentan en muchas representaciones vivientes observables en un
sujeto. Además, el estudio de las fuentes lingüísticas, como actos del lenguaje que
forman una memoria colectiva, pueden aportar patrones del estado actual del desa-
rrollo de la representación, en la socio y la epigénesis. Los núcleos de los paradig-
mas básicos pueden ser articulados en textos pragmáticos que proveen una guía eco-
nómica para la conducta cotidiana. El análisis detallado puede aportar además ele-
mentos para la predicción de la conducta.

Otro enfoque que recurre también a programas computacionales queda ejemplifica-


do en los trabajos de Armony y Duchastel (1995). Los autores utilizan programas de
análisis del discurso como medios para sus investigaciones sociológicas, pero ade-
más tiene el mérito de realizar una amplia discusión de corte metodológico-episte-
mológico del método. Afirman que la categorización de tipo socio-semántica de tex-
tos es un conjunto de operaciones que permite superponer a las unidades registradas
una o varias grillas de código con un valor descriptivo y analítico. Entonces cada uni-
dad de un corpus discursivo recibe etiquetas que la especifican en relación con un
cierto número de reglas taxonómicas establecidas por el analista. En cuanto a la cons-
trucción de esta grilla de categorías, sigue una lógica constructivista: se trata de un
proceso empírico e interactivo con un proyecto interpretativo, y al aplicarla al texto
se toma en cuenta su aspecto paradigmático pero también su localización en el dis-
curso, su valor contextual. Los autores aluden también a su grilla, que contiene una
descomposición sociológica del mundo, que incluye actores e instituciones, esferas
de actividad, espacios sociales, nociones axiológicas, y las palabras funcionan como
sus indicadores socio-semánticos.

Los autores destacan, con razón, que la cuestión de la categorización (construcción


de la grilla o del vocabulario) es central cuando se pretende realizar un análisis del

“2001, 1” 143
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 144 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

contenido. Describen tres criterios de creación de categorías. Por un lado, numerosos


análisis de contenidos están vinculados con la utilización de diccionarios generales
(Laswell Value Dictionary, Harvard Psychosocial Dictionary), cuya estrategia
consiste en utilizar un número limitado de categorías y en discriminar homógrafos a
partir de normas que restan ambigüedad y procesan locuciones. La mayor parte de
las palabras del texto queda codificada, cada categoría comporta un nombre y una de-
finición de sus reglas de aplicación, y las palabras ambiguas pueden quedar exclui-
das de la categorización. La categorización múltiple está desaconsejada. La estrate-
gia de la codificación es a priori más que a posteriori (Wood, 1980).

Una segunda alternativa de categorización toma al análisis de contenido como un es-


tudio cuantitativo de los datos cualitativos. Los investigadores de esta orientación in-
tentan capturar la complejidad de los fenómenos sociales haciendo emerger del tex-
to mismo los conceptos que estructuran su teoría (Strauss, 1987). Los instrumentos
más frecuentes permiten captar el texto en secuencias de palabras y agregarles códi-
gos para reordenar los términos reunidos en un mismo grupo. En estos estudios cua-
litativos, a diferencia del análisis del contenido, la clasificación se hace al comienzo
o durante el tratamiento de la información. La clasificación de las unidades semánti-
cas es más bien un resultado de procedimientos analíticos de carácter estadístico.

La tercera opción de creación de categorías, en la cual se enrolan los autores, supo-


ne que es necesario proceder a una clasificación previa de los elementos del texto en
función de una representación sociológica de la realidad. Pero, a diferencia de los
análisis convencionales del contenido que producen una codificación fuera del con-
texto y a priori por proyección de los diccionarios generales, los autores prefieren
darse como unidad de registro la ocurrencia lexical en el discurso. La categorización
que proponen se acerca a los métodos cualitativos en cuanto al plan de trabajo por
capas (lecturas sucesivas, no lineales, del material y formulación de un sistema fle-
xible de códigos con múltiples niveles de abstracción), pero se diferencia de la de
ellos por el hecho de que presta atención a la semántica lexical más que a una cate-
gorización temática de los segmentos textuales.

La grilla de categorización que emplean es ante todo una clasificación empírica (con-
ceptualmente fundada) de diferentes referentes de un discurso. El instrumento infor-
mático permite oponer categorías pertenecientes a sistemas diferentes, y acceder a la
palabra misma, con independencia de las categorías que se le adosan. Pueden obser-
varse regularidades (que deben ser validadas) de comportamiento entre categorías y
familias de categorías y ordenarse listas que conduzcan, por un camino heurístico, a
identificar ciertos fenómenos. La reversibilidad del sistema permite rever los conte-
nidos de las categorías y validar los resultados obtenidos a partir de estos.

En la orientación de los autores, el trabajo de categorización semántica se da en con-


texto: cada ocurrencia requiere de una decisión sobre la pertinencia de retener el tér -

144 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 145 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

mino como significativo y colocarle una “etiqueta”. A ello se le agrega una categori-
zación morfosintáctica previa, que determina si la palabra es un sustantivo, un ver-
bo, etc. Esta clasificación es necesaria para determinar los candidatos a la categori-
zación socio-semántica, puesto que sólo se consideran sustantivos y adjetivos. En la
categorización interviene un equipo con la supervisión de un coordinador. Pese a que
un cierto número de palabras es categorizado por proyección de diccionarios, la ma-
yoría recibe un tratamiento individual desde la perspectiva del contexto. Entre las di-
ferentes pertenencias socio-semánticas posibles de una palabra, se elige aquella que
sea más adecuada a su significación en el contexto. Este trabajo exige un conoci-
miento de las implicaciones teóricas del sistema de categorías, y ante todo permane-
cer apegado a la realidad empírica de la palabra en su contexto, con independencia
de toda inferencia analítica.

La aplicación de la grilla obedece a cuatro principios: 1) es exhaustiva (todos los sus-


tantivos y adjetivos están sujetos a esta toma de decisión), 2) es exclusiva (sólo se
admite una única categorización, la predominante), 3) está centrada en la función re-
ferencial de las palabras, con independencia de su connotación, 4) respeta el contex-
to de empleo.

A medida que avanza el trabajo, se advierten regularidades en las decisiones no pre-


vistas de entrada y se detectan incongruencias en la aplicación de la grilla. Así, pues,
se aprende de los aciertos tanto como de los errores. Se crean además dos documen-
tos de apoyo. El primero reagrupa, para cada categoría de la grilla, el conjunto de tér-
minos del corpus. Así se crea el “abanico lexical” de las categorías. Esta información
sirve para completar la definición de cada categoría y permite verificar su consisten-
cia interna. El segundo documento, a la inversa, es un índice de todas las formas con
mención de las categorías que le son afectadas en los diversos sectores del corpus. Se
puede así observar los diferentes usos de un mismo término. Estos documentos son
actualizados regularmente, cuando se categorizan nuevos textos, y sirven para expli-
citar y formalizar los criterios de categorización y para controlar periódicamente la
confiabilidad (estabilidad, reproductibilidad y precisión) del sistema categorial.

Advertimos que también Armony y Duchastel optan por el diseño de programas


abiertos, es decir, en los cuales la categorización de los contenidos es construida a
partir de los datos ingresados en los archivos. Cobra importancia sobre todo el hecho
de recuperar información de los archivos y redistribuirla a partir de las categorías
construidas de un modo empírico y pragmático. También cobra importancia la fun-
ción del operador, el cual dedica sus esfuerzos a la construcción de tales categorías y
a la correspondiente distribución de segmentos de un texto en ellas. Los metodoló-
gos que operan con estos modelos tienen clara conciencia de las limitaciones de es-
tos criterios, aptos quizá para la recolección de datos, pero no tanto para operar en
contextos hipotético-deductivos (Kelle, 1997). Entre los investigadores con forma-
ción psicoanalítica también se han usado programas con esta misma función; por

“2001, 1” 145
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 146 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ejemplo, para tratar de categorizar las palabras empleadas por un paciente en la se-
sión. En tal caso se advierte tanto más la limitación del método, ya que la teoría psi-
coanalítica freudiana cuenta con una sistematización de las categorías (las palabras
como expresión de las erogeniedades) a partir de las cuales pueden ordenarse los seg-
mentos de un discurso.

Kelle (2000), propone además esquemas de códigos para los estudios de entrevistas
recurriendo a programas computacionales. Tales esquemas de códigos derivan de
ideas teóricas, y pueden consistir en tres categorías: aspiraciones, acciones para al-
canzarlas y evaluaciones (relaciones entre metas, condiciones y consecuencias de la
acción). Tales categorías se asemejan, de un modo muy amplio, a las del deseo, la ac-
ción que pretende consumarlo y los efectos de ésta, que expusimos anteriormente al
aludir a las secuencias narrativas. Al menos, hallamos en esta propuesta una explici-
tación de criterios sociológicos para ordenar el material e interrogarse acerca de él.

Algunos de estos enfoques recurriendo a programas computacionales no correspon-


den estrictamente a un análisis en el nivel de las palabras, sino de la frase y del rela-
to, sobre todo cuando lo estudiado son entrevistas que resultan categorizadas según
los criterios semánticos ya comentados. Existe otro modo de investigar la manifesta-
ción verbal en ciencias sociales, en el terreno del relato, que nos resulta afin, pese a
las diferencias. Tales estudios cobraron importancia a partir de los desarrollos de
Schütze (1977, 1983, 1992), quien pretende sistematizar los hechos sociales desde la
perspectiva de los informantes tan directamente como sea posible. Algunos autores,
como Jovchelovitch y Bauer (2000) recurren también a las ideas de Ricoeur (1980),
para quien el narrador coloca ciertas acciones y experiencias en una secuencia. Esta
contiene las acciones de algunos personajes, en situaciones que cambian. Estos cam-
bios revelan elementos de la situación y de los personajes hasta entonces implícitos
y que reclaman un pensamiento, una acción o ambas cosas. Los relatos poseen dos
dimensiones, cronológica (secuencia de episodios) y no cronológica (constitución
del conjunto a partir de los eventos sucesivos), la cual configura un plan. Este plan o
trama es crucial en la constitución de la estructura narrativa. A través de este las uni-
dades intervinientes en la narración adquieren significación. La narrativa es una ten-
tativa de ligar eventos en el tiempo y el sentido. La trama da coherencia y sentido a
la narrativa y provee el contexto en el cual comprender los hechos, los actores, las
metas, las descripciones, los valores y las relaciones que forman una historia. Tam-
bién este plan o trama define el comienzo y el final de una historia en un flujo dis-
cursivo. La trama provee además de criterios para seleccionar qué hechos incluir en
el relato, ya que estos sucesos se ordenan en el despliegue de una secuencia hacia la
conclusión del relato, y además en la búsqueda de clarificación del sentido del rela-
to en su conjunto. Se han desarrollado métodos de toma de entrevistas de narración,
e incluso se propusieron modos de síntesis de sus contenidos, pero el problema se ha-
lla, también en esta oportunidad, en la producción de categorías para el análisis, o
más bien en la carencia de criterios sistemáticos para la producción y explicitación

146 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 147 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

de los mismos. Se advierte además que los estudios de narrativa en ciencias sociales
(Flick, 1998, Polkinghorne, 1988, Reemann y Schütze, 1987, Riesmann, 1993) son
tributarios de los estudios desarrollados en lingüística y semiótica, así como en psi-
cología cognitiva, que luego consideraremos (Brunner, 1987, Sarbin, 1986).

Así, pues, las investigaciones en ciencias sociales pueden aportarnos recursos meto-
dológico-instrumentales de interés, aunque el modo de categorizar los observables
difiera del que nos resulta pertinente, sobre todo por su falta de sistematicidad teóri-
ca. Consideremos ahora lo que ocurre con los métodos de investigación en lingüísti-
ca y semiótica, que son afines con los psicoanalíticos, ya que prestan importancia a
la cuestión de la significatividad y tienen también un carácter sistemático. Entre los
desarrollos más ambiciosos en lingüística y semiótica se encuentran las investigacio-
nes sobre los relatos y sobre retórica, a los que nos referiremos a continuación.

Entre los modelos de análisis de los relatos, el que aporta mayor complejidad y ri-
queza para realizar estudios concretos es el de Greimas (1966), influido a su vez por
Propp. El autor categoriza actantes (clases de actores) por sus funciones, y un con-
junto de escenas prototípicas en todo relato. Destaca la importancia del deseo como
factor motor en el relato, aspecto que acentúa la afinidad con el enfoque psicoanalí-
tico. Del mismo modo, su categorización de los actantes muestra mucha afinidad con
la que Freud hizo de las posiciones en los vínculos intersubjetivos (sujeto, objeto, ri-
val, modelo, ayudante, doble). Sin embargo, la misma categoría deseo queda para
Greimas vacía de significaciones diferenciales, por lo cual contamos con un modelo
general formal de análisis, que por nuestra parte podemos precisar mucho más.

Otro valor de la teoría de Greimas consistió en un aporte que plasmó más de 30 años
después, cuando integró (Greimas y Fontanille, 1991) a la reflexión semántica de un
modo más detenido la cuestión de los estados y no sólo de las funciones. También en
este punto se dan múltiples afinidades con la teoría psicoanalítica; en esta ocasión,
con el énfasis que le da a los afectos; pero igualmente en este punto la teorización de
Greimas más bien suministra propuestas de análisis formal, sin prestar atención a los
contenidos mismos, de carácter diferencial, ya que un mismo afecto, por ejemplo el
dolor, tiene rasgos distintivos propios si corresponde a la erogeneidad fálica genital,
a la sádico anal primaria o a la intrasomática. Estos estudios de los relatos y la cate-
gorización de los actantes configuraron también aportes significativos para que pu-
diéramos además desarrollar un método de investigación de las defensas en el nivel
de la narración, al prestar atención a un repertorio definido de posiciones del relator
en las escenas que narra, y que son testimonios de mecanismos específicos.

Este tipo de reflexiones son afines, en verdad, con los análisis de escenas que Freud
(1900a, 1915e) realizó en numerosas oportunidades. Pero Freud propuso otro nivel
de análisis, sea de frases, sea de palabras, como en ciertos lapsus u olvidos. En lin-
güística, los desarrollos correspondientes a este nivel nos aportaron contribuciones

“2001, 1” 147
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 148 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

desiguales. En efecto, no contamos con análisis sistemáticos de las estructuras-frase


que nos resulten de utilidad, y quizá ello haya contribuido a que los desarrollos que
hicimos en este punto (en la tentativa de categorizar frases prototípicas como testi-
monio de cada erogeneidad) sean relativamente pobres y enumerativos. En compen-
sación, la lingüística nos aportó recursos teóricos (en el nivel de las palabras y las fra-
ses) para sofisticar otro sector del método de investigación, en el plano retórico. En
este punto nos encontramos con un problema: la diferencia entre los objetivos globa-
les que tienen los análisis retóricos y los que les asignamos en el marco de nuestro
método de investigación. Nosotros los utilizamos como uno de los caminos para de-
tectar las defensas en juego. En verdad, las diferencias entre los objetivos de los aná-
lisis retóricos en lingüística y los que nosotros les asignamos no son abismales. En
efecto, bien se puede afirmar que los estudios retóricos pretenden detectar la posición
subjetiva de quien habla, y una meta similar tienen las investigaciones sobre las de-
fensas. También Freud (1905c) le dedicó un libro a los análisis retóricos, aunque él
no empleara las denominaciones de esta disciplina. En ese texto Freud trata de dife-
renciar entre los mecanismos de producción del chiste, para lo cual, a su manera, dis-
tingue entre criterios diferenciales de trasgresión de una norma consensual. Quienes
han estudiado más sistemáticamente los procesos retóricos los diferencian (Dubois,
et al., 1970) con estos mismos criterios. En efecto, tales autores consideran a las fi-
guras retóricas como trasgresiones regladas de normas consensuales. Estas normas
constituyen un repertorio acotado: fonológica, sintáctica, semántica, lógica, y por lo
tanto también lo constituyen las trasgresiones regladas. Dichas trasgresiones derivan
de operaciones de supresión, adjunción, sustitución y permutación, con las cuales se
realiza un trabajo sobre las normas consensuales. Sin embargo, el producto alcanza-
do tras estas operaciones debe permitir la recuperación de la forma originaria; de lo
contrario, el proceso retórico habría fracasado en su objetivo, consistente en jugar
con la tensión entre una manifestación evidente y la fórmula originaria desde la que
se partió, y que queda implícita en el decir. Hasta aquí ciertas afinidades entre la teo-
ría retórica en lingüística y el método psicoanalítico de investigación.

Consideremos ahora las limitaciones de estos aportes de la retórica. En primer lugar,


nos hemos visto necesitados de ampliar la categorización de las normas consensua-
les que es posible trasgredir retóricamente. Por un lado, agregamos a estas normas
(según ya indicamos se han descrito cuatro alternativas: fonológica, sintáctica, se-
mántica y lógica) las de carácter pragmático, con lo cual incorporamos los aportes de
la corriente de estudios anglosajones del lenguaje (Austin, 1962, Bateson, 1972). Por
otro lado, agregamos otras normas consensuales, de carácter orgánico, como cuando
el hablante juega con las limitaciones neuronales ajenas (y propias) para la captación
de los estímulos (en cuanto a intensidad y/o frecuencia).

Las limitaciones antedichas corresponden estrictamente a las de la teoría consabida


para dar cuenta de ciertas manifestaciones no necesariamente clínicas. Pero las limi-
taciones se vuelven mayores cuando le pedimos a dicha teoría que dé cuenta de otras

148 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 149 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

cuestiones, sobre todo la de las defensas patógenas. En los juegos retóricos de nues-
tro decir cotidiano se evidencian los efectos de mecanismos de defensa funcionales,
no patógenos, pero si queremos investigar las defensas patógenas, debemos dotar de
otros agregados a la teoría retórica empleada en lingüística. En primer lugar, se nos
hace necesario articularla más estrechamente con la teoría del deseo. En efecto, el
análisis retórico convencional no parte del supuesto de que quien habla lo hace a par-
tir de un deseo (o, si parte de este supuesto, el mismo no queda reflejado en el méto-
do de análisis). Esta afirmación se combina quizá con la crítica, antes expuesta, acer-
ca de una falta de sistematización de las estructuras-frase en lingüística y semiótica,
pero sobre todo pone en evidencia la diferencia entre las reflexiones de los lingüis-
tas acerca del lenguaje y las que desarrollamos en psicoanálisis. Para nosotros esta
perspectiva, la de la pulsión y la del deseo como fundamentos del decir subjetivo, re-
sulta insoslayable, y tanto más cuando nos interesa recurrir a las teorías retóricas pa-
ra investigar las defensas patógenas. Y esto nos ha llevado a formular otros agrega-
dos a las teorías retóricas, que no han sido diseñadas para el estudio de las defensas.
Sin embargo, Liberman (1970) sostuvo que los mecanismos patógenos se manifies-
tan como perturbaciones retóricas. Si bien Liberman no explicitó las diferencias en-
tre juegos retóricos (testimonios de defensas funcionales) y perturbaciones retóricas
(manifestaciones de mecanismos patógenos), podemos inferir a qué aludía por estas
últimas. Las perturbaciones se presentan cuando un deseo resulta irreconocible en la
frase que debiera expresarlo (como consecuencia de la represión) o cuando las nor-
mas consensuales quedan desafiadas (en el caso de la desmentida) o abolidas (cuan-
do predomina la desestimación). No es el momento de exponer la tediosa argumen-
tación que desarrollamos (1998, 1999) en otras oportunidades sobre las evidencias de
las defensas patógenas a través de análisis retóricos. Más bien nos interesa poner en
evidencia qué es lo que hicimos con las teorías retóricas para emplearlas en psicoa-
nálisis: en primer lugar, las ampliamos, le aportamos nuevos elementos que permiten
captar otros matices en los juegos con las palabras, y en segundo lugar le agregamos
algunas precisiones referidas al fundamento libidinal y desiderativo del lenguaje y a
las claudicaciones expresivas como consecuencia de la eficacia de las defensas pató-
genas. Con ello pretendemos además adecuar las propuestas de la retórica a las ten-
tativas de realizar evaluaciones sistemáticas de los cambios clínicos, expresados en
las variaciones en cuanto al decir.

Consideremos, por fin, las afinidades y las diferencias entre los métodos de investi-
gación del lenguaje en psicoanálisis y en psicología cognitiva. En los desarrollos del
cognitivismo, los estudios sobre relatos tuvieron un fuerte impulso. Se prestó impor-
tancia a la narrativa en el marco de los sucesos vitales, por ejemplo en las autobio-
grafías (Conway, 1990, Linton, 1982, White, 1982, Wagenaar, 1986, Linde, 1993).
Se desarrolló un área, la narratología, y su extensión la psicología narrativa (Brun-
ner, 1990, Murray, 1995, Sarbin, 1986a). La psicología narrativa propone que el re-
lato es una forma básica de comprensión humana (Polkinghorne, 1988). Con el rela-
to la gente genera un sentido (Geertz, 1983). Sarbin (1986b) propuso inclusive a la

“2001, 1” 149
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 150 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

narrativa como una metáfora para la psicología, superior a la de la computadora, la


rata de laboratorio y el científico ingenuo. Brunner (1990) propuso a la psicología na-
rrativa como una tentativa de recuperar el programa original de la primera revolución
cognitiva de los años ’50 y ’60, de restablecer una raíz centrada en la cultura y el sen-
tido, en lugar de la metáfora computacional y los modelos neurofisiológicos de flu-
jo de información. Para Brunner, la narración no es sólo un tipo de discurso sino un
modo de pensamiento y acción describible en términos que se liguen con los planes
cognitivos y las representaciones.

Edwards (1997) distingue tres objetos a los que se dirigen los análisis de narrativas:
1) la naturaleza de los hechos, 2) la percepción o comprensión que se tiene de ellos,
3) la acción discursiva y la comprensión de los sucesos. Brunner (1990) recurre a las
hipótesis de Burke (1945), quien define cinco elementos en una historia “bien forma-
da”: qué ocurrió (acción), cuándo o dónde ocurrió (escena), quién es el sujeto (agen-
te), cómo lo hizo (agencia) y por qué (propósito). Brunner redefine estos elementos
como acción, escena, actor, instrumento y metas. Entre ellos se inserta un conflicto
que conduce a las subsecuentes acciones, hechos y resoluciones que vuelven cohe-
rente el conjunto. Gergen (1994) distingue a su vez entre 1) la meta, 2) el orden de
los hechos, no necesariamente relatados en la secuencia en que ocurrieron, 3) la iden-
tidad establecida de los personajes, que pueden desarrollar 4) relaciones eventuales
y las soluciones explicadas, 5) la demarcación de comienzo y fin de la historia.

Podemos advertir que el terreno de la narratología se ha extendido ampliamente, pe-


se a lo cual quedan sin resolver los problemas epistemológico-metodológicos ligados
a cómo categorizar sistemáticamente los contenidos semánticos, a partir de una teo-
ría que dé coherencia a cada estudio específico. Desde este punto de vista, más allá
del carácter sugerente e innovador de muchas de las propuestas reseñadas, se eviden-
cia una diferencia nuclear con el enfoque que proponemos, que aporta la posibilidad
de contar con categorías semánticas restrictivas, diferenciales, a partir de la teoría
freudiana de las erogeneidades y su eficacia psíquica.

Cabe destacar que tales métodos de investigación son sobre todo tributarios de los
desarrollos en lingüística y semiótica, a los que enlazan el proyecto de investigar el
pensamiento y la atribución de sentido. Se trata más bien de propuestas generales, cu-
ya afinidad con el método psicoanalítico de investigación deriva de que ambos abre-
van de las mismas fuentes teóricas. Además, los métodos comentados hasta aquí no
se centran en la consideración del discurso en las sesiones. Quizá podamos ubicar en
este contexto, en cambio, los desarrollos de Luborsky et al. y de Bucci y Mergentha-
ler, ya comentados. Por lo demás, estos últimos autores han propuesto un método,
que también hemos comentado, para estudiar las palabras en el discurso del pacien-
te recurriendo a un programa computacional. Bucci (1997) reconoce explícitamente
las raíces de su propuesta en las hipótesis del cognitivismo, a las que procura enlazar
con la práctica psicoanalítica, más que con la teoría freudiana. Así que podemos ubi-

150 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 151 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

car estos métodos a los cuales prestamos atención páginas previas al compararlos con
el nuestro, en el marco de los enfoques cognitivos del discurso en sesión. Como no-
sotros, Luborsky et al. y W. Bucci hicieron un amplio uso de los aportes lingüísticos
y semióticos, así como de los estudios literarios, a todos los cuales procesaron y ade-
cuaron a sus propios proyectos y soportes teóricos. En este punto advertimos las afi-
nidades, pero también las diferencias que vuelven distintivo, específico, nuestro mé-
todo, intrínsecamente psicoanalítico. Por otra parte, las hipótesis de Mergenthaler y
Bucci sobre las fases en un ciclo referencial, de la afectividad a la reflexión, resultan
compatibles con la teoría de Liberman que adoptamos, sobre las complementarieda-
des entre estilos (o entre lenguajes del erotismo) como expresiones del cambio en la
defensa. El método de Mergenthaler y Bucci, como el nuestro, pretende detectar el
cambio clínico en sesión, y en este rasgo hallamos afinidades, al menos en cuanto a
los objetivos entre los métodos que estamos comentando, los que nos pertenecen y
algunos métodos de investigación en medicina.

En síntesis, hemos intentado diferenciar entre los métodos de investigación emplea-


dos en medicina, en filosofía, en ciencias sociales, en lingüística y en psicología cog-
nitiva, por una parte, y, por la otra, en psicoanálisis. La intención no es polemizar
acerca de los métodos, sus ventajas y sus desventajas, sino reflexionar sobre ellos
desde la perspectiva epistemológica. En efecto, el psicoanálisis construyó sus propias
categorías a partir de un trabajo en que se fueran enlazando las exigencias clínicas
con conceptos cada vez más refinados y específicos. Pero puede ser que los métodos
de investigación empleados para el estudio de las sesiones conduzcan a un retorno a
la desdiferenciación del psicoanálisis respecto de las otras disciplinas. A menos que,
como lo intentamos evidenciar en estas páginas, se realice también en este terreno el
desarrollo de una metodología propia en el marco de la producción científica, a la
que con esta presentación (entre otras) pretendemos contribuir.

Cabe además destacar que el enfoque epistemológico del método de investigación en


psicoanálisis permite diferenciar entre cuatro niveles de análisis: lo universal, lo ge-
neral, lo particular, lo singular. Las teorías de la erogeneidad y la defensa se ubican
en un nivel universal, mientras que los estudios sobre las formas en que ambas se ex-
presan en relatos prototípicos pertenecen al nivel de lo general (de mayor especifici-
dad), y el análisis de los discursos concretos en un caso, al nivel de lo particular, ya
que en cada ocasión se reúnen manifestaciones de varios lenguajes del erotismo y de
distintas defensas, con prevalencias y subordinaciones relativas a su vez cambiantes.

Cada uno de estos niveles tiene sus problemas específicos (por ejemplo, cómo el yo
conquista un lenguaje para una pulsión sexual, en el nivel de lo universal, o cuál es
el inventario de escenas que sean testimonio de determinada erogeneidad o defensa,
en el nivel de lo general). Un problema del nivel de análisis de lo particular consiste
en la confrontación entre los casos para tratar de detectar si la teoría de que dispone-
mos tiene suficiente fineza como para dar cuenta de lo común y lo diferente en las

“2001, 1” 151
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 152 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

manifestaciones. En efecto, la teoría universal (por ejemplo, que en todos los sujetos
está presente el conflicto entre los complejos de Edipo y de castración) no permite
sentar diferencias, las cuales derivan sobre todo de otras hipótesis, concernientes a
cómo se procesa dicho conflicto por las influencias combinadas de las erogeneidades
y las defensas. También las teorías de la erogeneidad y la defensa corresponden a un
grado muy alto de abstracción. A su vez, la ensambladura entre los tres grupos de hi-
pótesis ya permite el pasaje a terrenos generales, en que se consideran los desenlaces
del conflicto nuclear gracias a los influjos de las erogeneidades y las defensas. Ade-
más, pertenecen a este nivel de lo general las hipótesis sobre las narraciones prototí-
picas como expresión de la erogeneidad y la defensa. Tales hipótesis permiten dotar
de mayor precisión a los estudios concretos, pero estos exigen, a su vez, combinar
muchas de ellas para dar cuenta de la especificidad de las manifestaciones. Pero la
pregunta ahora es otra: ¿contamos con suficientes recursos teóricos como para des-
cribir los rasgos diferenciales entre los casos?

Como lo destacó Freud (1912f), el camino para dar cuenta de las diferencias no con-
siste tanto en detectar en uno de ellos un aspecto que no está presente en otro, sino
más bien un camino diverso: prestar atención a las proporciones de los diferentes ele-
mentos en juego y a su valor en el conjunto.

Estas argumentaciones corresponden estrictamente al terreno de lo particular, son in-


herentes al ámbito del “caso a caso”. Tales reflexiones sólo son posibles en la medi-
da en que se enmarquen en las categorías generales y universales, ya descritas. Con
todo, nos queda por considerar un cuarto nivel de análisis, el de lo singular, el de la
investigación sobre la especificidad de una manifestación en un paciente. Entre las
manifestaciones que reclaman tal enfoque singular se hallan en especial los lapsus,
algunas asociaciones, ciertos giros lingüísticos, y en todos estos casos el método de-
be aportar hipótesis sofisticadas, específicas. Aún así, cabe destacar que el método
puede ser empleado para dar cuenta de otros aspectos de la singularidad, como Freud
lo hizo al analizar con detenimiento un sueño, como los de Dora, o un síntoma obse-
sivo, como el del Hombre de las Ratas. El método puede servir también, pues, para
el análisis de los procesos psíquicos singulares que reúnen las legalidades subjetivas
con las vivencias accidentales, reordenadas en lo anímico según ciertos criterios.

Una visión panorámica de los métodos de investigación afines y diferentes del psi-
coanalítico pone en evidencia que con el de la medicina existen grandes semejanzas
formales. En cuanto a los contenidos, referidos a la jerarquización de la significati-
vidad, las principales afinidades se dan con la lingüística y la semiótica. Los méto-
dos en medicina y en lingüística y semiótica constituyen los parámetros de los cua-
les el método psicoanalítico de investigación se ha diferenciado por complejización
interna. En cuanto a los métodos en ciencias sociales y en psicología cognitiva, tie-
nen otra posición. Respecto de ellos, el método de investigación en psicoanálisis es
más bien un par, dado que todos aprovechan de los desarrollos en lingüística y se-

152 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 153 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

miótica. Sin embargo, ya destacamos que el psicoanálisis posee dos métodos: uno, la
investigación en sesión, el otro, la investigación presentada ante colegas, en reunio-
nes científicas. Hasta ahora nos referimos a este último método, el de las investiga-
ciones presentadas ante colegas. Podemos prestar atención también al otro método,
en el cual se combinan la investigación y la acción clínica, como en medicina.

Más allá de las diferencias en cuanto a los criterios para establecer las determinacio-
nes en medicina y en psicoanálisis, podemos considerar un punto que merece ser in-
vestigado desde el punto de vista metodológico-epistemológico. Se trata de un aspec-
to de la lógica abductiva empleada en aquellas situaciones en que la investigación se
combina con un acto que aspira a la curación. Respecto de esta lógica, deseamos es-
bozar ideas ligadas a una pregunta específica: cuáles son los criterios que posee el te-
rapeuta para orientarse, sobre todo para rectificarse en sesión. A menudo ocurre que
un terapeuta cambia su visión de las cosas y reorienta en consecuencia su actividad
clínica. El proceso es más bien una autorrefutación, que a veces se presenta en for-
ma dialógica, como el restablecimiento de un nexo con un interlocutor simbólico,
con un referente desde cuyo lugar en lo anímico le llega al terapeuta una crítica o una
propuesta renovadora.

Pero este es el proceso psíquico, y en esta ocasión me interesa más bien la cuestión
de la actividad lógica, ya que deben de existir criterios establecidos (aunque no des-
critos en tanto tales) para que un terapeuta se autorrectifique. Quiero decir: la pala-
bra que el terapeuta puede atribuirle a ese referente interno es admitida no tanto por
el prestigio o la fascinación que este despierta, sino más bien porque se atiene a cier-
tos requisitos lógicos que son tenidos por buenos por el terapeuta.

Otra forma en que aparece el proceso de autorrectificación, desde el punto de vista


de la superficie psíquica, tiene el revestimiento fenoménico de la intuición, del olfa-
to clínico. En este marco, psicoanalíticamente podemos ligar el proceso con una pa-
labra que viene desde el inconsciente del clínico, desde las profundidades (digamos)
de su vida pulsional. De hecho, podemos decir que han sobrevenido procesos de pen-
samiento inconsciente (establecimiento de nexos, toma de decisiones) que en el clí-
nico han aflorado por fin a la conciencia., hipótesis que tal vez suscriban (con otros
términos) muchos cognitivistas. Es posible que también esa palabra atribuida a una
figura de autoridad sea en el fondo una presentación en la conciencia de los procesos
inconscientes del investigador. De hecho, me ha ocurrido que algún supervisado, al
comentarme las dificultades que le presentaba un caso y el modo en que las resolvió,
dijo una frase del tipo: “Entonces recordé algo que me dijiste hace un tiempo”, se-
guida de la cita supuestamente textual de mi elocución precedente, que él tenía por
fielmente atesorada en su memoria, y que evocaba entre agradecido y admirado. Al
escuchar esta afirmación yo tenía un sentimiento de desrealización o despersonaliza-
ción (ya que no me reconocía como autor de semejante proferencia) y de culpa (ya
que no rectificaba a mi interlocutor, no tanto para quedar establecido, con una como-

“2001, 1” 153
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 154 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

didad incrédula, en la posición de objeto de reverencia, sino para no gastar inútilmen-


te el tiempo en tratar de rectificar un proceso de pensamiento que tiene un decurso
prototípico).

De todos modos, esta descripción del proceso endopsíquico por el cual una auto-
rrectificación accede a la conciencia es más psicoanalítica que lógica. Desde este
segundo punto de vista, cabe destacar que en la autorrefutación y la reorientación
del pensar en la actividad de investigación-acción, propia del método abductivo,
participan permanentes procesos de elaboración de hipótesis del tipo “¿Y si el ase-
sino fuera el mayordomo?”, como en los cuentos protagonizados por Sherlock Hol-
mes, hipótesis estas que conducen a múltiples decursos de pensamiento, que van a
la búsqueda del contacto con el paciente, y que a partir de allí han visto reforzado
o debilitado su valor para dar coherencia al conjunto. En estos decursos de pensa-
miento participan elementos muy diversos y simultáneos, ya que suelen coexistir
varios procesos de este tipo, que reúnen saberes previos, recuerdos, fantasías, afec-
tos y otros materiales que participan en el armando del conjunto, al mismo tiempo
que se captan los aportes permanentes provenientes del paciente. También impor-
ta, en este proceso de autorrectificación, el hecho de contar con propuestas alterna-
tivas de intelección de una situación clínica; es decir, contar con un repertorio de
posibles modos de comprensión de un caso. Con ello no me refiero tanto a que un
problema clínico puede ser encarado mejor en el marco de la teoría lacaniana, y
otro en el de las hipótesis winnicottianas, sino más bien al hecho de que, desde una
misma perspectiva teórica, se disponga de modos alternativos de intelección de los
procesos psíquicos en un momento clínico de un paciente, como los que antes des-
cribimos al aludir al conjunto de los relatos y las palabras propias de cada lengua-
je del erotismo. Así, pues, queremos decir que, en el proceso de autorrectificación
del terapeuta en las sesiones, las hipótesis ya mencionadas sobre los lenguajes del
erotismo aportan posibilidades de describir las alternativas de las que el investiga-
dor en acción dispone para optar entre hipótesis clínicas sin quedar paralizado an-
te una vivencia de impotencia que puede sobrevenir si dispone sólo de un reperto-
rio demasiado acotado de modos de intelección de las situaciones problemáticas.
De todos modos, lo admitimos, con estos comentarios sólo pretendemos inaugurar
la cuestión de la lógica con que opera un analista en los procesos de autorrectifica-
ción en su investigación-acción en los procesos subjetivos durante la sesión. Buen
cierre nos resulta el de la confesión de una ignorancia, de un saber por advenir, aún
no saturado.

Descriptores:
subjetividad / erogeneidad / ciencia / confiabilidad / validez / método / análisis
del discurso / análisis del relato / defensa / teoría de la pulsión / escenas / relato / fan-
tasías primordiales/ estudios retóricos / abducción / lingüística / semiótica / pro-
cesos retóricos.
subjectivity / erogeneity / science / reliability / validity / method / discourse analysis /

154 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 155 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

narrative analysis / defense / drive theory / scenes / narrative / primal phantasies /


rhetorical studies / abduction / linguistics / semiotics / rhetorical processes.

Bibliografía
- Armony, A., Duchastel, J. (1995), “La catégorisation socio-sémantique”, presenta-
do en III Journées Internationales d’Analyse Statistique des DonnéesTextuelles, Ro-
ma, 11-13 diciembre de 1995.

- Assoun, P. L. (1976), Freud. La filosofía y los filósofos. Buenos Aires, Paidós,


1982.

- Austin, L.L. (1962), How to do things with words, Oxford, 1962.

- Bateson, G. (1972) Doble vínculo y esquizofrenia (El síndrome y sus factores


patogénicos interpersonales), Buenos Aires, Ediciones Carlos Lohlé, 1977.

- Beaudouin, V y Lahlou, S.(1993) “L’analyse lexicale, autil d’exploration des repré-


sentations. Réflexions illustrées par une quinzaine d’analyses de corpus d’origi-
nes très diverses”, CRéDOC Cahier de recherche, nº 48, 1993, París.

- Bercherie, P. (1983), Genèse des concepts freudiens, París, Navarin, 1983.

- Brunner, J. (1990), Acts of meaning, Harvard University Press, Cambridge, MA.

- Burke, K. (1945), A Grammar of motives, Prentice Hall, New York.

- Bucci, W. (1997), Psychoanalysis & Cognitive Science, The Guilford Press, NY.

- Conway, M.A. (1990), Autobiographical Memory: and introduction. Open Univer-


sity Press, Buckingham.

- Dubois, J., et. al (1970), Rhétorique générale. París, Larousse.

-Edwards, D. (1997), Discourse and Cognition, Sage, London.

- Flick, U. (1998), An introduction to Qualitative Research, Sage, London.

- Freud, S. (1900a), La interpretación de los sueños, en AE, vols. 4-5.


(1905c) El chiste y su relación con lo inconciente, en AE, Vol. 8.
(1910k) “Sobre el psicoanálisis ‘silvestre’”, en AE, vol. 11.
(1912e) “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”, en AE, vol. 12.
(1912f) “Contribuciones para un debate sobre el onanismo”, en AE, vol. 12.
(1913m) “Sobre psicoanálisis”, en AE, vol. 13.

“2001, 1” 155
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 156 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

(1915e) “Lo inconciente”, en AE, vol. 14.


(1920b) “Para la prehistoria de la técnica analítica”, en AE, vol. 18.
(1923a) “Dos artículos de enciclopedia: ‘Psicoanálisis’ y ‘Teoría de la libido’”, en
AE, vol. 18.
(1925d) “Presentación autobiográfica”, en AE, vol. 20.
(1926f) “Psicoanálisis”, en AE, vol. 20
(1933a) Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, en AE, vol. 22.

- Geertz, C. (1983), Local Knowledge: Futher Essays in Interpretive Anthropology,


Basic Booksm New York.

- Gergen, M.M. (1994), “The social construction of personal histories: Gendered li-
ves in popular autographies”, in Constructing the Social, Sarbin, T.R. adn Kitsuse,
J.I. (eds.), Sage, London.

- Greimas, A. (1966), Semántica estructural, Madrid, Gredos, 1971.

- Greimas, A., Fontanille, J. (1991), Semiótica de las pasiones. De los estados de co-
sas a los estados de ánimo, Madrid, Siglo XXI, 1994.

- Heidegger, M. (1937), “El origen de la obra de arte”, en Arte y poesía. México,


F.C.E., 1973.
(1952) “Hölderlin y la esencia de la poesía”, en Arte y poesía, op. cit.

- Jodelet, D. (1989), Les représentations sociales, París, PUF.

- Jovchelovitch, S. y Bauer, M. (2000) “Narrative interviewing”, en Qualitative Re-


searching with text, image and sound. A practical handbook, Bauer, M. and Gaskell,
G. (ed.), Sage, London.

- Lahlou, S. (1995), “Penser Manger. Les représentations sociales de l’alimen-


tation”, Tesis de doctorado, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, Pa-
ris.

- Kelle, U. (1997), “Theory Building in Qualitative Reseach and Computer Pro-


grams for the Management of Textual Data”, Sociological Research Online, v.2,
n.2, (http:/www.socresonline.org.uk/socresonline/2/2/1.html) (2000) “Computer-
Assisted Analysis: Coding and Indexing”, en Qualitative Researching with text,
image and sound. A practical handbook, Bauer, M. and Gaskell, G. (ed.), Sage,
London.

- Liberman, D (1970) Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalíti-


co, Buenos Aires, Galerna-Nueva Visión, 1971-72.

156 “2001, 1”
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 157 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Linde, C. (1993), Life Stories: the creation of coherence, Oxford University Press,
Oxford.

- Linton, M. (1982), “Transformation of memory in everyday life”, in Memory Ob-


served: Remembering in Natural Contexts, U. Neisser (Ed.), W.H. Freeman, Oxford.

- Luborsky, L., Crits-Christoph, P.(1990) Understanding transference, Nueva York,


Basic Books.

- Maldavsky, D. (1998), Lenguajes del erotismo, Buenos Aires, Nueva Visión, 1999.
(1999) Lenguaje, pulsiones, defensas, Buenos Aires, Nueva Visión, 2000.
(2001) “Complejizaciones teórico-metodológicas en psicoanálisis”, Revista de Psi-
coanálisis, Número Internacional en prensa.

- Mergenthaler, E., Bucci, W.(1993) Computer-assisted procedures for analyzing ver-


bal data in psychotherapy research, Paper presented at the 24th Annual International
Meeting of the Society for Psychotherapy Research, Pittsburgh, PA.

- Moscovici, S. (1961), La psychanalyse son image et son public, PUF, Paris, 1976.

-Murray, K.D. (1995), “Narratology”, in Rethinking Psychology, Smith, Harré and


Van Langenhove (Eds.), Sage, London.

- Polkinghorne, D.E. (1988) Narrative Knowing and the Human Sciences, State Uni-
versity of New York Pressm Albany, NY.

- Reinert, M. (1983), “Une méthode de classification descendante hiérachique: appli-


cation á l’analyse lexicale par contexte”, Les cahiers de l’analyse des données, Vol.
VIII, nº 2, Dunod.
(1990) “ALCESTE, une méthode d’analyse des données textualles. Application au
texte ‘Aurelia’” de Gérard de Nerval”, Bulletin de Méthodologie Sociologique, 26.

- Ricoeur, P. (1970), Freud and philosophy, Yale Univ. Press, New Haven.
(1980) “The narrative function” en On Narrative, Mitchell, W.J.T (ed.), Chicago Press.

- Riesmann, C.K. (1993) Narrative analysis, Sage, London.

- Sarbin, T.R. (1986a) (Ed.) Narrative Psychology: the Storied Nature of Human
Conduct, Praeger, New York.
(1986b) “The narrative as root metaphor for psychology”, in T.R.

- Sarbin (Ed.), Narrative Psychology: the Storied Nature of Human Conduct, Prae-
ger, New York.

“2001, 1” 157
pags. 128 a ..158 3/28/06 11:31 AM Page 158 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Schütze, F. (1977), “Die Technik des narrativen interviews in Interaktions-feldstu-


dien – dargestellt an einem Projekt zur Erforschung von kommunalen Machtstruk-tu-
ren’, Unpublished manuscripts, University of Bielefeld, Department of Sociology.
(1983) “Narrative Repraesentation kollektiver Schicksalsbetroffenheit”, in E. Laem-
mert (ed.), Erzaehlforschung. Stuttgart, j. M. Meltzer.
(1992) “Pressure and guild: war experiences of a young Germansoldier and their bio-
graphical implications”, parts 1 and 2, International sociology, 7.

- Searle, J.R. (1969), Speech acts, Cambridge, 1969.

- Strauss, A.L. (1987), Qualitative analysis for Social Scientists, Cambridge Univer-
sity Press, CambridgeStrawson, P.F.
(1964) “Intention and convention in Speech-acts”, The Philosophical Review, 1964.

-Verón, E. y Sluzki, C. (1970), Comunicación y neurosis, Buenos Aires, Editorial del


Instituto.

- Wagenaar, W.A. (1986), “My memory: A study of autobiographical memory


over six years”, Cognitive Psychology, 18.

- White, R.T. (1982), “Memory for personal events”, Human Learning, 1.

- Wood, M. (1980), “Alternatives and Options in Computer Content Analysis”, So-


cial Science Research, vol. 9, no 3, pp. 273-286.

Primera versión: 15 de setiembre de 2000

Aprobado: 12 de marzo de 2001

158 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 159 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

SOBRE LA INVESTIGACION EN PSICOANALISIS


Diego Moreira1

“La coincidencia con el mundo exterior real es a lo que llamamos verdad.


Ella es la meta de la labor científica, incluso cuando prescindimos
de su valor práctico”. Freud. (1933ª)

Resumen
En este trabajo se considera el problema de la verdad como objetivo de los actos del
pensamiento científico, principalmente de la verdad freudiana estrechamente ligada
a lo histórico-vivencial, y su particular método de análisis.

También se indaga: El psicoanálisis como una modalidad de interpretación de la em -


piria y sus diferencias con una teoría especulativa. Los recursos metodológicos de
que dispone. La problemática de los algoritmos. La casuística y el modelo freudia -
no. El llamado paradigma indiciario. Y finalmente las resistencias contra el méto -
do analítico y su particular enlace con las series complementarias.

Summary
This paper points out the problem of truth as the purpose of scientific thought, spe -
cially the Freudian concept of truth. It also investigates psychoanalysis as a way of
interpreting the empirical data and how it differs from a speculative theory. Metho -
dology, the problem of algorithms, history cases and Freud models, the so-called tra -
cing paradigm, as well as resistance against the analytical method, its particular link
with the complemental series is herein considered.

Presentación
En este trabajo me ocupo de la verdad como meta de los actos del pensamiento cien-
tífico, principalmente de la verdad freudiana estrechamente ligada a lo histórico-vi-
vencial. Como el método es un requisito lógico para acceder a ella [la verdad], es im-
prescindible indagar en qué consiste y cuáles son sus características principales, lo
que nos permitirá comprender mejor la temática citada.

También considero: El psicoanálisis como una modalidad de interpretación de la em-


piria y sus diferencias con una teoría especulativa. Los recursos metodológicos de
que dispone. La problemática de los algoritmos. La casuística y el modelo freudiano.
El llamado paradigma indiciario y sus fundamentos. Y finalmente las resistencias
contra el método analítico y su enlace con la llamada ecuación etiológica.

1 Docente de grado y de posgrado en UBAy en UCES.

“2001, 1” 159
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 160 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

La meta del trabajo científico


El pensamiento científico, en su fundamento, no es muy diferente de los actos inte-
lectuales cotidianos, posee algunos rasgos que le son propios, por ejemplo, su inte-
rés no depende de una aplicación concreta, procura aislar las variables personales y
afectivas, revisa minuciosamente sus percepciones sensoriales, apela a recursos téc-
nicos para proveerse de nuevas percepciones, suele aislar las condiciones en que se
generan las experiencias (Freud, 1933a).

En este contexto, si nos preguntamos por la meta última de la ciencia, Freud (1933a)
responde: “la verdad”. Y a esta verdad, en principio, el autor del psicoanálisis la re-
laciona con la coincidencia o adecuación con el mundo exterior real, definición que
lo aproxima (aparentemente) a la concepción aristotélica. Recordemos que para Aris-
tóteles la verdad era la adecuación del intelecto y la cosa, la concordancia entre el
juicio y la cosa. Para Freud el mundo exterior y esta coincidencia son una construc-
ción que incluye una historia, que encuentra su límite en la llamada “roca viva”. El
trabajo científico no requiere necesariamente de su valor práctico. En la “Presenta-
ción autobiográfica” (Freud, 1925d) discrimina una verdad material y otra histórico-
vivencial, que luego retoma en “Construcciones en el análisis” (Freud, 1937d). En di-
cho artículo, refiriéndose a la religión afirma: “su poder descansa, (...) en su conte -
nido de verdad no la que es material, sino histórica”.Y en “Moisés y la religión mo-
noteísta” (Freud, 1939a) nos dice que el intelecto humano no muestra una disposi-
ción específica para acceder a la verdad, por el contrario puede renunciar rápidamen-
te a ella cuando es requerido por sus ilusiones de deseo. Aunque su voz no deja de
insistir hasta hacerse oír. En dicho trabajo, vuelve a considerar, los conceptos de ver-
dad material y de verdad histoórico-vivencial. Esta última es un fragmento de verdad
que retorna y deja indicios. Al respecto, Lacan (1966) nos dice que la verdad tiene
estructura de ficción y que siempre será dicha a medias.

Freud no sólo manifestó, en diversas oportunidades, su interés por la verdad, sino


también por el método. Ya que el modo o forma de acercarse a la verdad es lo que
habitualmente se ha llamado método. Así afirma que “Más importante aún que la
aceptación de mis resultados es para mí la del método del que me he servido, total -
mente nuevo, difícil de desarrollar” (Freud, 1896). A este procedimiento derivado
del método catártico de Breuer lo considera insustituible para las metas científicas y
clínicas propuestas. Considera que no es posible para los fines establecidos recurrir
a los métodos habituales. “Ello equivaldría a querer rebatir los descubrimientos de
la técnica histológica por medio de los datos logrados en la investigación macros -
cópica”. Es decir, que sólo la lógica inherente al método psicoanalítico será capaz de
garantizar el razonamiento [inferencias] adecuado y nos permitirá apartarnos de los
razonamientos incorrectos [falacias] a que pueden inducirnos metodologías al estilo
de la psicología descriptiva y/o experimental.

Pero el psicoanálisis no es sólo un procedimiento de investigación de la vida aními-

160 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 161 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ca, sino también un conjunto de intelecciones psicológicas y a la vez, un método de


tratamiento basado en estas indagaciones [Freud, 1923(1922)]. Como sabemos, el
tratamiento de las diversas patologías exige un diagnóstico diferencial de acuerdo a
determinados criterios y/o categorías, que encuentran su punto de partida en el dis-
curso y desde luego su interés clínico. Freud (1898) afirma que sólo el método psi-
coanalítico está habilitado para llevar a cabo estos diagnósticos, así nos dice: “Para
establecer el (...) diagnóstico hemos de recurrir al único método que puede llevar -
nos sin error al descubrimiento de una histeria: esto es, el psicoanálisis”.

Sin embargo, desde diversos sectores se cuestiona el derecho a esta discriminación


que incluye un diagnóstico basado en el método analítico. Una extraña oposición qui-
zás, porque la apreciación del lenguaje y del método que nos sirve de fundamento es
poco conocido o no valorado fuera de algunos ámbitos freudianos. Considero que el
diagnóstico del discurso es un supuesto necesario e imprescindible que adquiere su
valor en el trabajo de la cura. Desde luego, no se trata de cualquier diagnóstico sino
del analítico, al que antes que descartarlo es imprescindible plantearlo como un pro-
blema.

La cuestión del diagnóstico, cómo juicio, implica dos aspectos que rompen con la no-
ción tradicional. Me refiero a su valor de anticipación y retroacción [a posteriori] que
determina que nunca sea completo, acabado, o más bien que su valor de verdad siem-
pre sea parcial e imperfecto. Es decir, que el diagnóstico se despliega en una tempo-
ralidad específica [demasiado antes o después], y puede llegar a ser gracias a nues-
tro esfuerzo deductivo, vacilaciones y dudas, no del todo equivocado, pero tampoco
habrá en él un total acierto. La mayoría de nuestros diagnósticos se forman sólo a
posteriori “Son como aquella prueba a la que -según cuenta Víctor Hugo- un rey de
Escocia sometía a las mujeres sospechosas de hechicería. Las cocía en un gran cal -
dero de agua hirviendo, probaba el caldo, y por el sabor podía decir si la suplicia -
da era o no una bruja” (Freud, 1933a). Por otra parte, una vez realizado el diagnós-
tico es necesario ponerlo en suspenso, evitando que se constituya en un estorbo para
la lectura analítica, puesto que se trata de un juicio, de una afirmación, sobre lo da-
do a leer por el sujeto.

La interpretación de la empiria
Veamos algunas características de la metodología analítica, podemos anticipar que
no implica una investigación por experimentación [Freud, 1933a], aunque algunos
resultados del psicoanálisis hayan sido confirmados experimentalmente mediante el
recurso de la hipnosis. Recordemos que la investigación experimental suele ser con-
siderada como la verdaderamente “científica”, e implica la manipulación y el control
de las variables llamadas independientes por una parte, y por otra, la observación de
las variables dependientes, a fin de registrar su variación concomitante. En estos di-
seños, los sujetos son asignados a los grupos experimentales por el investigador, in-
cluso se procura que dicha asignación sea al azar.

“2001, 1” 161
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 162 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

En cambio, en psicoanálisis, habitualmente intentamos resolver los problemas que nos


plantea la clínica, con observaciones, cuyas lagunas completamos mediante inferencias
evidentes, que en un momento posterior organizamos en frases conscientes. Esta tarea
tiene dos estaciones de partida que nos son consabidas: “en primer lugar, el órgano
corporal y escenario de ella, el encéfalo (sistema nervioso) y, por otra parte, nuestros
actos de conciencia, que son dados inmediatamente y que ninguna descripción nos po -
dría trasmitir” (Freud, 1940a, pág. 143). Carecemos de una referencia directa que nos
informe de lo que acontece entre ambas terminales de nuestro conocimiento.

Entonces, disponemos de dos fuentes de indicios para nuestras investigaciones:


a) el material clínico que accede a nuestra conciencia, a veces luego de un ar-
duo trabajo en nosotros mismos, constituido de acuerdo a la fenomenología psí-
quica por: “percepciones, sentimientos, procesos cognitivos y actos de volun -
tad” (Freud, 1940a) y sus lagunas; b) el conocimiento neurofisiológico y bioló-
gico.

Por cierto que encontramos estas dos posiciones terminales del conocimiento psicoa-
nalítico, desde el inicio de su desarrollo. Así, en el “Proyecto de psicología”, donde
Freud (1950a) se propone configurar una “psicología que sea una ciencia natural”;
nos insta a pensar los procesos de la vida anímica —”normales” y “patológicos”—
como estados determinados por un factor cuantitativo, proposición que deriva de la
observación del material clínico. A su vez estas tramitaciones psíquicas están sujetas
a elementos materiales comprobables: las neuronas.

Se parte entonces en el “Proyecto” de dos proposiciones fundamentales: a) cantidad


de excitación, b) sistema nervioso, y de una particular lógica combinatoria. Esta ló-
gica hilvana consistentemente a estos procesos en su devenir, los clarifica y despoja
de contradicciones, para luego darles un formato adecuado y corregirlos según el ma-
terial clínico. Estas premisas y conclusiones se constituyen en los fundamentos de la
ficción que designamos con el nombre de aparato psíquico, y cuya intelección corres-
ponde al psicoanálisis que se ha constituido como un lenguaje bien estructurado
(Freud, 1940ª, 1950ª-Moreira, 1995).

Ahora bien, las conclusiones teóricas inferidas en la primera parte del “Proyec-
to”, son derivadas de sus proposiciones principales. En la segunda parte, Freud
analiza con mayor detenimiento el sistema conceptual constituido a partir de la
clínica. Dicho de otra manera, remodela y rectifica la teoría desde la práctica. Pa-
ra lo cual presenta a una adolescente histérica, “Emma”. Lo hace en la Sección
4, denominada “La [Proton Pseudos] histérica”. Recordemos que la Proton Pseu-
dos es una expresión de Aristóteles que se refiere a una premisa mayor falsa en
un silogismo que en consecuencia posibilita conclusiones también falsas. Aristó-
teles considera a su lógica silogística como un instrumento de la ciencia, en sus-
titución de la dialéctica platónica, en la cual se había formado.

162 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 163 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

La base del psicoanálisis como ciencia es la interpretación de la empiria, postura que


lo diferencia de toda teoría especulativa [Freud, 1915c]. En tal privilegio de la empi-
ria, Freud [1950a] se reconocía deudor de las clases de Charcot en Salpêtrière, el cual
no dejaba de poner énfasis en el trabajo clínico. En el otoño de 1885, Freud había lle-
gado a Francia como neurólogo, presentando algunos cortes coloreados con plata con
una metodología que él mismo había diseñado. Allí pudo observar cómo Charcot su-
gería la generación y supresión de los síntomas histéricos. Considerando como he-
chos a las observaciones que le brindaba la clínica vinculándolas con sus conoci-
mientos neurológicos, las conjeturas que establecía eran de la misma índole (neuro-
lógicas). “En una ocasión nos reunimos en su visita unos cuantos médicos y estu -
diantes extranjeros, penetrados de respeto a la fisiología «oficial» alemana, que aca -
bamos por irritarle levemente, discutiendo sus novedades clínicas. «Eso no puede
ser —observó uno de nosotros—, pues contradice la teoría de Young-Helmholtz».
Charcot no respondió como hubiera sido de esperar: «Tanto peor para la teoría. Los
hechos clínicos tienen primacía». Pero pronunció una frase que nos impresionó in -
tensamente: «La théorie c’est bon, mais ça n’empêche pas d’exister.”

Pero vayamos a Emma y a los engaños de la histeria. Se trataba de una púber con las
exteriorizaciones propias de una fobia. La compulsión histérica se caracteriza por ser
desde un punto de vista descriptivo: incomprensible; refractaria a toda elaboración
intelectual; e incongruente en su estructura.

Emma se encontraba imposibilitada de entrar sola en un comercio. La muchacha re-


cordaba que alrededor de sus 12 años, “Fue a una tienda a comprar algo, vio a dos
empleados (de uno de los cuales guarda memoria) reírse entre ellos, y salió corrien -
do presa de algún afecto de terror. Sobre esto se despiertan unos pensamientos: que
esos dos se reían de su vestido, y que uno le había gustado sexualmente” [Freud,
1950a].

Esta escena de los empleados permitió encontrar un segundo recuerdo: “Siendo una
niña de ocho años, fue por dos veces a la tienda de un pastelero para comprar go -
losinas, y este caballero le pellizcó los genitales a través del vestido. No obstante la
primera experiencia, acudió allí una segunda vez. Luego de la segunda, no fue más.
Ahora bien, se reprocha haber ido por segunda vez, como si de ese modo hubiera
querido provocar el atentado”.

El afecto de terror de la púber implicaba un desprendimiento de libido narcisista,


mientras que los pensamientos, un proceso de investidura de recuerdos y fantasías.
Si articulamos la narración de estas representaciones hiper-intensas con el sistema
nervioso, podemos configurar un modelo que explica la excitación neuronal que se
despliega en la compulsión de Emma, como una cantidad de energía que responde a
la llamada ley general del movimiento que fundamenta la diferencia entre la activi-
dad y el reposo. El principio de inercia que rige el factor cuantitativo de la excita-

“2001, 1” 163
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 164 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ción, implica que las neuronas tratan de despojarse de dicha cantidad mediante un
mecanismo muscular. En estos estímulos que ingresan en el sistema nervioso, se pue-
de distinguir un aspecto cuantitativo y otro de carácter cualitativo, denominado “pe-
ríodo” por Freud en el “Proyecto” de 1895 o “frecuencia” por Lacan en 1964 “Los
cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”.También, podemos hablar de una
energía endógena (constante) cuya fuente es el cuerpo propio o el sistema nervioso y
otra excitación proveniente del mundo externo (de carácter discontinuo).

El relato de “Emma” implica un discurso particular, el de la histérica, que incluye un


lazo social. En la “Proton Pseudos” retorna el trauma, lo ajeno, es decir, el “das
Ding” no se deja sustituir por completo.

Estas observaciones permiten explicitar otras diversas cuestiones, como el enlace ló-
gico entre dos escenas como recuerdo en acto, el tipo de temporalidad puesto en jue-
go, es decir, una temporalidad cronológica y otra retroactiva, y la función de la mira-
da y la voz. Pero también le concede a Freud la posibilidad de considerar a la adoles-
cencia como una organización particular en la que cobra eficacia una condición histé-
rica generalizada. Sin embargo, en la postulación de esta condición como propia de la
adolescencia, Freud no sólo incluye a Emma, sino también, entre otros, el historial clí-
nico de Rosalía H., una joven de 23 años que procuraba ser cantante, presentada en
“Estudios sobre la Histeria”. Es de destacar que la casuística del psicoanálisis se es-
tructura fundamentalmente en el caso único como modelo o paradigma.

Pero a qué se refiere Freud con la “condición histérica generalizada en la adolescen -


cia”. En principio nos podemos preguntar qué se entiende por condición; en el “Dic-
cionario de uso del Español, María Moliner” encontramos: “Ser condición para... A
[con la] condición de que...»). Cosa necesaria para que se verifique otra”.

El diccionario de la “Real Academia Española”, agrega a las acepciones anteriores,


lo siguiente: “Acontecimiento incierto o ignorado que influye en la perfección o re -
solución de ciertos actos jurídicos o de sus consecuencias”. Definición que luego re-
tomaremos.

Freud por su parte, en “Crítica de la neurosis de angustia”, la ubica en el contexto de


las circunstancias etiológicas, y agrega que “Llamamos condiciones a aquellos fac -
tores faltando los cuales no surgiría nunca el efecto, pero que son incapaces de pro -
ducirlo por sí solos, cualquiera que sea su magnitud”.

Es decir, que sin lo histérico no podríamos hablar de la construcción que llamamos


adolescencia. Pero a su vez la presencia de esta condición no garantiza la adolescen-
cia.

¿Cómo se constituye esta condición? En principio puedo decir que deriva de una ca-

164 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 165 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

racterística de lo anímico. Me refiero al retardo de la libido genital con relación a la


autoconservación, este factor temporal, posibilita la ocurrencia de procesos primarios
póstumos, de tal manera que la eficacia de la libido genital trasmuda en traumas a
posteriori una diversidad de huellas previas. Como acontece con Emma, el caso cita-
do anteriormente. En otras palabras, habría un cierto retraso en el proceso de descon-
densación y despliegue de la libido pero no de la autoconservación, lo que no se pro-
duce sin consecuencias.

Retomando la condición histérica propia de la adolescencia, recordemos que el tér-


mino condición, y de acuerdo al diccionario de la Real Academia, también admite ser
definido como algo incierto e ignorado, es decir, que el requisito histérico puede de-
venir un heimlich, ominoso.

Por otra parte y con relación a lo histérico, puedo decir que Freud lo considera es-
tructurado como un lenguaje de pulsión. Esta conceptualización implica una teoría
del lenguaje, que es elaborada por el autor del psicoanálisis a partir de una modali-
dad particular de desvalimiento que afecta a diferentes ámbitos de la estructura [y
función] del lenguaje, me refiero a la afasia en sus dos vertientes tradicionales, las
afasias sensoriales y motrices, que en ocasiones solemos encontrar en adolescentes.
Su estudio lo llevo a Freud (1891) a postular en su libro “La afasia” que estas dife-
rentes configuraciones, implican la alteración de algún enlace de los elementos que
forman la unidad funcional del lenguaje, es decir, la palabra. Por otra parte, la para-
fasia que se exterioriza en los afásicos, nos dice Freud, es similar o no presenta ma-
yores diferencias con los errores y distorsiones del lenguaje en los sujetos normales,
cuando se encuentran agotados, distraídos o a merced de sus afectos. A partir de es-
tas observaciones y del material de “Anna O” [Bertha Pappenheim], una histérica
que presentaba una seria perturbación anímica del lenguaje. Freud plantea la hipóte-
sis de una afasia funcional. Recordemos que en un comienzo “Anna O”, no podía in-
vestir palabras, posteriormente perdió la gramática y la sintaxis, y desde luego la con-
jugación de los verbos. En otro momento se esforzaba por recuperar palabras en ale-
mán y sólo las encontraba en alguno de los cinco idiomas que dominaba. Finalmen-
te cayó en un estado de mutismo, del cual salió mediante el inglés, al que pretendió
constituir como su idioma materno.

Lacan (1955) en el “Seminario III” retomó los trabajos de Roman Jakobson sobre las
afasias y afirmó que la discriminación habitual entre afasias sensoriales y motoras
desde la perspectiva de Jakobson se ordena de manera adecuada.

Considero que uno de los fundamentos de la concepción freudiana es su teoría del len-
guaje. El discurso histérico y su lazo social sólo pueden ser construidos a partir de di-
cha teoría que se inició en la observación de las afasias. La metodología freudiana per-
mite que una concepción del lenguaje que le es inherente, pueda responder a los reque-
rimientos de confiabilidad y validez que se suelen exigir, sin perder rigurosidad.

“2001, 1” 165
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 166 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Los recursos metodológicos


Los trabajos de investigación en neuropsicología suelen comparar las características
del sistema nervioso con las propiedades que se pueden observar en ciertos animales
en situación experimental. El psicoanálisis en cambio, procura diseñar un modelo de
lo psíquico, comparando y diferenciando elementos. Por un lado, el material clínico
dado a la observación y por otro, el encéfalo, escenario de la vida anímica. Así mis-
mo contrastando diversos materiales clínicos y/o literarios. Freud habitualmente pre-
senta una cierta secuencia: en primera instancia expone un caso clínico o fragmentos
del mismo, en el que suele aparecer algo nuevo, para luego establecer diversas regu-
laridades observables que incluye en una serie, que compara con otros datos, entre
ellos el sistema nervioso, al menos en un comienzo de la indagación. Es decir que se
ocupa de estructuras observables y de sus correlaciones, que sirven de prueba de los
resultados psicológicos. De tal manera se pueden construir una diversidad de hipóte-
sis y construcciones auxiliares: a) de carácter universal, es decir, conjeturas que abar-
can la totalidad de los individuos; b) constelaciones generales que incluyen un con-
junto de sujetos; c) particulares, referidas a un individuo y d) singulares, que dan
cuenta de un rasgo o aspecto de un sujeto (Maldavsky, 1997). En un momento lógi-
co posterior, si dichas hipótesis y construcciones auxiliares no se confirman, se de-
jan de lado, para reiniciar el trabajo conjetural, teniendo en cuenta las diversas posi-
bilidades y renunciando a las convicciones previas.

En realidad podemos diferenciar dos métodos de investigación que el psicoanálisis


utiliza para dar cuenta de las producciones. En el primero se analizan conjuntos de
asociaciones que responden a diversos criterios, como el fonológico, semántico y ló-
gico, al estilo de Signorelli, cuyo estudio adquiere un carácter paradigmático o de di-
versos lapsus, olvidos y ocurrencias analizados por Freud, en los cuales lo disrupti-
vo suelen ser palabras o fragmentos de las mismas. Por ejemplo, se puede indagar la
supresión fonológica de un sonido particular, como el retiro del “is” del nombre Si-
gismund, efectuado por Freud, o la sustitución de “Narzissismus” por “Narzissmus”,
mediante un procedimiento similar.

En el otro, que es su complemento, se indagan escenas, fantasías y diversos relatos


de mayor extensión. Por ejemplo cómo se exterioriza la fantasía de castración en los
diversos cuadros clínicos. Aquí, lo disruptivo deja de ser una expresión verbal y pa-
sa a ser una alucinación, un delirio o un acto, que suele ser relatado. Por ejemplo, el
delirio paranoico, admite ser remitido a una ligadura de índole homosexual, que im-
plica una frase subyacente que Freud (1911c) despliega en el análisis de las “Memo -
rias de un neurótico” del doctor en Derecho Daniel Pablo Schreber, magistrado de
los Tribunales de Sajonia: “Yo [un varón] lo amo [a un varón]”. Esta afirmación ad-
mite cuatro formas de contradicción: Al sujeto, mediante los celos delirantes, al ver-
bo, vía delirio persecutorio, al complemento apelando a la erotomanía y una cuarta
modalidad que implica el rechazo de toda la frase por medio del delirio de grandeza.
Ambos métodos son complementarios. No debemos olvidar que en definitiva los dos

166 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 167 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

trabajan sobre los productos de diferentes formas de los actos del pensar. Reposan
fundamentalmente en una ardua investigación individual. Su desarrollo es sumamen-
te complejo, pero son insustituibles para nuestras metas científicas y terapéuticas.

La metodología algorítmica y el lenguaje


El trabajo con los diferentes elementos de las redes de palabras, que se expresan en
las manifestaciones verbales o literarias, puede ser abordado por una metodología al-
gorítmica, que habilita un espacio para los procesos de cuantificación a partir de pre-
guntarnos por los verbos hegemónicos y otros términos que podrían aparecer en el
discurso. Dicho de otra manera, esta metodología nos permite la indagación de los
llamados lenguajes de la pulsión que se expresan en determinadas redes de palabras,
que suelen adquirir predominio en las diferentes estructuras clínicas.

Es necesario aclarar que el término algoritmo deriva de un matemático árabe llama-


do Al-Khuwarizmi. En la edad media se utilizó este término para designar un proce-
dimiento de cálculo numérico basado en cifras árabes. En matemáticas es un método
que permite resolver problemas complejos recurriendo a la repetición de un método
más sencillo, por ejemplo, el cálculo de divisiones con muchos dígitos en aritmética.
En la actualidad y para nuestros fines los algoritmos pueden ser considerados como
la disposición a seguir un determinado orden en la puesta en práctica de una serie de
instrucciones o sentencias. Dicho de otra manera, se trata de una combinatoria de ele-
mentos articulados en red.

Lacan (1966) trabaja el término algoritmo a partir de la reformulación del signo de


Saussure. Establece diversos algoritmos como el de la metáfora paterna o el de los
cuatro discursos.

Liberman [1970] apeló al término algoritmo para proponer un método de investiga-


ción de la particular manera de trabajo clínico de un analista. Consideraba que todo
sujeto privilegiaba un estilo que se correspondía con un estilo complementario en el
analista. En el despliegue de la sesión se activan diversos estilos en el paciente, a los
que el analista debe responder con una modificación en su propio estilo. Su no co-
rrespondencia puede ser evaluada mediante una metodología algorítmica.

Maldavsky [1997] retoma y replantea la propuesta de Liberman a partir de la teoría


freudiana. Considera a la llamada metodología algorítmica como un recurso de in-
vestigación que sustituye o se combina con los procedimientos cuantitativos. Los al-
goritmos pueden ser diversos, se enlazan a los lenguajes de pulsión y se pueden cons-
truir desde materiales como los registros clínicos o los escritos literarios: algunos
combinan y especifican el preconsciente, su particular lógica e incluyen ciertas cla-
ses de verbos, sustantivos, adverbios o adjetivos hegemónicos en las frases del indi-
viduo articuladas en una red, al igual que los procesos retóricos, y las nociones de es-
pacio y tiempo. La configuración de otros algoritmos puede recaer sobre los elemen-

“2001, 1” 167
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 168 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

tos que expresan una defensa o ciertos lugares de fijación. Sobre los resultados de es-
ta metodología es posible apelar a la cuantificación, lo que nos permite una reflexión
en conjunto con otras disciplinas.

El análisis de las manifestaciones nos permite encontrar diversas formas de plasmar


en el lenguaje lo puramente pulsional. Dicho de otra manera, cada erogeneidad tiene
una particular forma de expresión, una lógica específica que regula el procesamien-
to de las diferentes modalidades de percepción, motricidad, las huellas de memoria
y pensamientos. Entonces, no se trata de palabras aisladas que aluden a un lenguaje
específico sino, más bien, de un modo particular de procesar la libido.

Asimismo, del conjunto de las manifestaciones [habladas o escritas] se puede dife-


renciar: el argumento de un relato, los personajes, la temporalidad, la espacialidad, el
verbo [conjugado en voz activa, pasiva o reflexiva, y también sí corresponde a la pri-
mera, la segunda o la tercera persona], los adjetivos, los adverbios, las muletillas, los
atenuadores y aumentativos semánticos del contacto con un tema (“medio”, entre
otros), los procesos retóricos específicos.

La categorización y discriminación del verbo, en términos de voz activa, pasiva y re-


flexiva, corresponde a las indagaciones de los lingüistas; sin embargo, será retoma-
da en el contexto de la teoría psicoanalítica, para observar si el sujeto se ubica como
pasivo o activo respecto de la pulsión y el objeto. El aspecto semántico del verbo lo
enlazaremos a la actividad pulsional. Mientras la clasificación mencionada exteriori-
za la posición anímica ante lo significado por el verbo como acción o estado, tal co-
mo se evidencia en los verbos hacer, correr, comer; respecto de estar y quedar, entre
otros [Maldavsky, 1992].

De los diferentes elementos que se ensamblan en la pulsión, fuente, esfuerzo, meta y


objeto, estos dos últimos son netamente psíquicos. Con respecto a la meta conside-
ramos que incluye la satisfacción pulsional, mediante una acción de descarga motriz
específica, que tiende a cancelar el estado de estimulación en la fuente. Cuando se
trata de la pulsión sexual, podemos decir que estas acciones pueden desplegarse en
tres formas distintas: activas, pasivas y activas-pasivas (autoeróticas). Por ejemplo,
el “pegar” implica una acción específica, a la cual se puede aludir mediante frases
como: “un niño pega”, expresión de la meta activa de la pulsión de dominio, “un ni-
ño es azotado”, como manifestación de la meta pasiva, o bien, “un niño se pega”, es-
cenificación de la meta autoerótica (Moreira, 1995).

El estudio de los verbos nos permite, también, la discriminación de las pulsiones en-
tre sí, al menos cuando éstas ya se han articulado con sus metas. Si bien se trata de
energías diferentes, esta heterogeneidad sólo se pone de manifiesto psicológicamen-
te cuando la pulsión se liga con sus elementos anímicos, es decir con su meta y lue-
go con su objeto.

168 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 169 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

¿Y cómo logramos este distingo?

Teniendo en cuenta, fundamentalmente, la medida de la consumación pulsional. Di-


cho de otra manera: debemos considerar el momento en que la pulsión deja de exi-
gir trabajo al aparato anímico y, por lo tanto, el punto en que cesa la acción de des-
carga. De esta manera, el principio regulador de la descarga adquiere vigencia, de-
marcando el momento en que esta acción cobra eficacia en la cancelación de la esti-
mulación en la fuente. Cuando la pulsión accede al lenguaje, esta tramitación se pue-
de expresar en frases como las siguientes: una persona puede “beber hasta sentir ali-
vio”, la preposición “hasta” marca el punto en el cual la pulsión de auto-conserva-
ción, alcanza la cancelación de la “sequedad en la mucosa de la garganta” —fuente
orgánica de la necesidad de la sed— (Freud, 1915c) y se trasmuda en una sensación
de alivio, expresión del principio de constancia. También puede “beber hasta sentir
placer”, aquí la preposición “hasta”, marca la eficacia del principio del placer, como
regulador en su meta de la pulsión sexual. O bien, puede “beber hasta morir”, con lo
cual la acción de descarga sólo cesa en el nirvana, como regulador de la pulsión de
muerte. Freud (1891), cuando se refiere a las afasias de segundo grado “asimbóli-
cas”, afirmó que se perturban primero los sustantivos y luego los adjetivos y verbos,
puesto que estos últimos se han formado antes que el sustantivo.

Por otra parte, es importante considerar que un lenguaje del erotismo puede ser tra-
mitado de diversas maneras, de acuerdo al pensar defensivo que cobre eficacia.

Ahora bien, ¿cómo conjeturamos el predominio de un lenguaje sobre otro? Habitual-


mente tomamos en cuenta dos criterios para determinar la hegemonía de un lengua-
je sobre otro: a) la mayor frecuencia o insistencia de los términos propios de un len-
guaje, y b) la posición de cada segmento con relación a los otros, es decir, la jerar-
quización lógica que posee. Si bien entre ambos criterios suele haber cierta articula-
ción, siempre cobra mayor valor el requisito lógico. En el lenguaje podemos diferen-
ciar dos aspectos. Por una parte y de acuerdo a las hipótesis referidas al preconscien-
te, puede ser considerado como una máquina según ha sido estudiado por diversos
autores, entre los que podemos citar a Freud y Lacan. En este sentido, el lenguaje
puede ser evaluado en sus numerosas transformaciones y reordenamientos que inclu-
ye la eficacia de actos del pensar defensivo, de acuerdo a nuevos criterios y lógicas
más complejas. Los procesos retóricos se insertan en las actividades de esta maqui-
naria [de palabras]. El otro aspecto del lenguaje, implica su consideración como des-
tino de pulsión o como proveedor de la energética que requiere la máquina mencio-
nada. Parece imprescindible, en este sentido, abordarlo como lenguaje de un erotis-
mo específico, ampliamente trabajado por Freud. Como ya anticipé, un lenguaje del
erotismo puede tener diversos destinos, según cobre eficacia una defensa determina-
da u otra. Por ejemplo, el erotismo anal puede derivar: a) en un síntoma neurótico si
es privilegiada la represión; b) en una manifestación psicótica si cobra hegemonía la
desestimación. Recuerdo el caso de una paciente adolescente que apelaba en público

“2001, 1” 169
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 170 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

a la masturbación anal, como una manera de violentarse a sí misma, doblegando au-


toeróticamente su propio esfínter; c) en expresión perversa, al estilo del fetiche, si es
la desmentida el mecanismo predominante; d) o en una producción cultural si la de-
fensa es la sublimación.

Si nos acercamos al lenguaje de la pulsión desde la ecuación etiológica y sus cuatro


elementos: pulsiones, fantasías originarias, disposiciones y vivencias. Nos encontra-
mos que la modalidad por la cual la pulsión accede a las exteriorizaciones en el len-
guaje, implica las tramitaciones reguladas mediante las disposiciones, principalmen-
te las actividades defensivas y las fantasías originarias. Tales vicisitudes se desplie-
gan en diferentes tiempos, a saber, el de: las fijaciones, las vicisitudes de las diferen-
tes fases de la libido y de la pulsión de muerte.

La casuística y el modelo freudiano


En ocasiones se pretende encasillar el psicoanálisis en el modelo médico de búsque-
da y acumulación de datos cuantitativos, sin embargo, el psicoanálisis implica una
ruptura epistemológica con dicho modelo. Su casuística se configura a partir del ca-
so único como modelo o paradigma y no requiere necesariamente de la presencia
concreta del otro, sino de su discurso. Por ejemplo, no sólo forman parte de la casuís-
tica freudiana los cinco historiales habitualmente conocidos, sino también otros co-
mo “Dostoievski y el parricidio”, “Una neurosis demoníaca en el siglo XVII”, o
“Leonardo”. Por otra parte, si es necesario acercar el análisis a un modelo, de ningu-
na manera este sería el médico o el sociológico, sino más bien el detectivesco. El ana-
lista trabaja como un detective. Al respecto, es necesario recordar la afición de Freud
por la novela policíaca de autores como Sherlock Holmes, G. Chesterton o Agatha
Christie, entre otros. Su empleada Paula Fichtl comenta [refiriéndose a Freud]: “ca -
si siempre leía una novela policíaca [...] El señor profesor sabía casi siempre quién
era el asesino, pero si luego resultaba ser otro se enfadaba”. Irving M. Copi (1985)
en su “Introducción a la lógica”, dedica una sección a “El detective como científico”
e ilustra el tema recurriendo a Sherlock Holmes, de Conan Doyle. Considera 7 mo-
mentos en el desarrollo de la investigación: 1) El problema. Para la búsqueda de pis-
tas, es imprescindible la constitución de un problema, un enigma, en muchas ocasio-
nes a partir de situaciones que nos resultan familiares. 2) Hipótesis preliminares. Es
necesario construir una hipótesis de trabajo, “por la cual o contra la cual, escoger
datos pertinentes a ella”. 3) La reunión de hechos adicionales. Se procuran nuevas
pistas, que puedan derivar en una reformulación de las hipótesis iniciales. 4) Formu-
lación de hipótesis. Se articulan los diversos datos en una hipótesis que los explica.
5) La deducción de consecuencias adicionales. La hipótesis debe permitir ir más allá
de los hechos originales y explicar otros, no conjeturados en un primer momento. 6)
La verificación de las consecuencias. Implica poner a prueba las consecuencias de la
hipótesis, mediante diversos recursos, como por ejemplo la observación. 7) La apli-
cación. La hipótesis no sólo debe explicar los acontecimientos, sino también revestir
un carácter práctico.

170 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 171 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

El historiador Carlo Ginzburg (1989, 1990) [colega de Umberto Eco en la Universi-


dad de Bolonia] considera la emergencia de un nuevo paradigma en el contexto de
las ciencias sociales, hacia finales del siglo XIX, al que denomino “indiciario [o se-
miótico]”. Al respecto nos dice: «…surgió sigilosamente, [...] un modelo epistemo -
lógico (o, si se prefiere, un paradigma). El examen de este paradigma, que todavía
no ha recibido la atención que merece y que ha venido utilizándose sin que ni siquie -
ra se haya formulado su teoría de manera explícita, puede quizás ayudarnos a supe -
rar la estéril oposición entre «racionalismo» e «irracionalismo».

Este modelo epistemológico encontraría su fundamento en:


A) La propuesta metodológica de Giovanni Morelli publicada en una diversidad de
artículos en la revista “Zeitschrift für Kunst”. Dicha metodología apuntaba a la dis-
tribución adecuada de pinturas a sus correspondientes autores, a fin de diferenciar las
copias de los originales.

B) El método psicoanalítico. Con relación a la importancia de los indicios y los en-


laces del método analítico y el de Morelli, Freud (1913 [1914]) comenta en “El Moi-
sés de Miguel Angel”: “Mucho antes de toda actividad psicoanalítica supe que un
crítico de arte ruso, Iván Lermolieff, cuyos primeros trabajos publicados en alemán
datan de los años 1874 a 1876, había provocado una revolución en las galerías de
pinturas de Europa, revisando la atribución de muchos cuadros a diversos pintores,
enseñando a distinguir con seguridad las copias de los originales y estableciendo,
con las obras así libertadas de su anterior clasificación, nuevas individualidades ar -
tísticas. A estos resultados llegó prescindiendo de la impresión de conjunto y acen -
tuando la importancia característica de los detalles secundarios, de minucias tales
como la estructura de las uñas de los dedos, el pabellón de la oreja, el nimbo de las
figuras de santos y otros elementos que el copista descuida imitar y que todo artista
ejecuta en una forma que le es característica”.

Iván Lermolieff era el seudónimo del médico italiano Giovanni Morelli: “A mi jui -
cio, su procedimiento muestra grandes afinidades con el psicoanálisis. También el
psicoanálisis acostumbra deducir de rasgos poco estimados o inobservados, del re -
siduo —el «refuse» de la observación—, cosas secretas o encubiertas”. Con relación
a los pequeños rastros, Freud (1915/16) también afirma “Los sueños, se dice, tienen
una importancia insignificante. Ya hemos respondido a una objeción de este mismo
género a propósito de los actos fallidos. Dijimos entonces que cosas de gran impor -
tancia pueden no manifestarse sino por muy pequeños indicios”.

Es interesante considerar que Giovanni Morelli permaneció oculto durante muchos


años detrás del seudónimo de Iván Lermolieff, y el de Johannes Schuartze, de una
manera similar Freud mantiene la autoría de “El Moisés de Miguel Angel” en el ano-
nimato durante unos diez años. El artículo fue publicado en 1914 en la revista “Ima-
go”, y sólo en 1924 Freud reconoce su autoría.

“2001, 1” 171
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 172 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

C) El método de la novela policial, que encontró su inicio en Edgar A. Poe y se de-


sarrolló con Arthur Conan Doyle y su personaje Sherlock Holmes.

Para Ginzburg, el origen de este modelo se encuentra en los antiguos cazadores, que
reconstruían los rasgos, expresiones y movimientos de una presa a partir de rastros,
a veces, casi imperceptibles.

Esta metodología indiciaria procura privilegiar los rasgos cualitativos e individuales,


por lo que no cobran mayor relieve los esfuerzos por la matematización y la univer-
salización, a diferencia de la metodología derivada de los trabajos de Galileo, que de-
ja de lado los aspectos individuales para acceder a la universalización y matematiza-
ción de sus resultados. Ginzburg considera no conveniente la adecuación del para-
digma indicial al galileano, puesto que el primero se encuentra ligado a las modali-
dades de conocimiento de la vida cotidiana y a un contexto en el cual los datos tie-
nen un carácter único e irremplazable.

Las disciplinas incluidas en el paradigma indicial trabajan con la llamada abducción,


término trabajado por Pierce (1965), implica el armado de conjeturas, la realización
de inferencias de la configuración del caso a partir de los resultados. “Se observa el
hecho sorprendente c; pero si a fuera verdadero, c sería de suyo evidente. En conse -
cuencia, hay una razón para pensar que a es verdadero...”.

El trabajo conjetural de un psicoanalista es de alguna manera similar al quehacer de


un arqueólogo, quien, podemos decir, recurre de alguna manera al método indiciario,
cuando reconstruye un edificio antiguo, destruido y sepultado. En el proceso de re-
construcción ambos —psicoanalista y arqueólogo— apelan a métodos de suplemen-
tación y combinación de los restos encontrados. Sin embargo, dichas actividades no
son totalmente análogas: el analista se encuentra en mejores condiciones que el ar-
queólogo puesto que dispone en muchas ocasiones de una mayor cantidad de mate-
rial, y los restos o saldos investigados aún están vivos. Extrae sus conclusiones a par-
tir de las exteriorizaciones del sujeto, sus hiancias, sus fragmentos de recuerdos y
asociaciones. Ambos, también, se encuentran expuestos a dificultades y fuentes de
error [Freud, 1937d].

Resistencias contra el método analítico


Freud anhelaba que su ciencia ocupase un lugar similar al de las otras ciencias, pero
sabía que sólo era un anhelo, que era un deseo imposible de llevar a cabo, que la re-
sistencia al psicoanálisis no era algo circunstancial o contingente, sino que respondía
a la estructura misma de lo anímico. Freud [1917] en “Una dificultad del psicoanáli-
sis”, considera que el narcisismo universal, es decir el amor propio de los hombres,
ha sufrido tres graves afrentas. Una que denominó cosmológica, ligada al astrónomo
polaco Nicolás Copérnico que con su teoría heliocéntrica sustituyó la teoría geocén-
trica de Ptolomeo, basada en la investigación vía percepción sensorial, exenta de ma-

172 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 173 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

yor crítica. Se creía que la tierra en reposo era el centro del universo, lo cual coinci-
día con el predominio que el hombre se adjudicaba en el mundo. Sin embargo, no fue
el aporte teórico lo que generó la herida narcisista, porque este ya había sido antici-
pado por los pitagóricos y por Aristarco de Samos, sino su reconocimiento universal.
Otra afrenta, es la biológica. El hombre desgarró la comunidad que mantenía con los
animales, estableció un abismo infranqueable entre lo humano y lo animal. Sólo el
niño y el hombre primitivo se sustrajeron de esta ruptura. A partir de los trabajos de
Charles Darwin y continuadores, se restableció el parentesco, tanto en el aspecto bio-
lógico como anímico. Y finalmente tenemos la psicológica, que implicó la postula-
ción de lo inconsciente “la más sentida” según Freud, puesto que el yo y su órgano,
la conciencia, perdieron su predominio.

En este contexto, desde hace varias décadas, la filosofía de la ciencia ha exigido al


psicoanálisis que demuestre con elementos lógicos y epistemológicos que es una
ciencia. Se afirma que si es una ciencia, su marco teórico debe estar formado por con-
ceptos fundamentales, que deben estar definidos con claridad y precisión.

Al respecto y con relación a esta exigencia externa al psicoanálisis, Freud[1915c] nos


dice que “En realidad, ninguna ciencia, ni aun la más exacta comienza por tales de -
finiciones”. Por el contrario, agrega: “El verdadero principio de la actividad cientí -
fica consiste más bien en la descripción de fenómenos, que luego son agrupados, or -
denados y relacionados entre sí”.

El psicoanálisis basado en la interpretación de la empiria, no puede desplegar un


fundamento lógico sin fisuras, por el contrario presentó en un inicio ideas poco cla-
ras, que ha procurado precisar en el curso de su desarrollo. Tales ideas no consti -
tuyen, en efecto, el fundamento sobre el cual reposa tal ciencia, pues la verdadera
base de la misma es únicamente la observación. No forman la base del edificio, si -
no su coronamiento, y pueden ser sustituidas o suprimidas sin daño alguno”. Só-
lo si fuera una mera teoría especulativa podría responder a las exigencias de la
ciencia tradicional.

En realidad las resistencias contra el psicoanálisis se evidenciaron desde un comien-


zo, así Fliess le reprochaba a Freud que el análisis no posibilitaría conclusiones de
carácter científico, y de que sus interpretaciones sólo eran meras proyecciones de su
vida anímica.

Indudablemente, el psicoanálisis por su metodología se encuentra con problemas pa-


ra establecer un diálogo con otras disciplinas, pero este no es el único inconvenien-
te, también la apropiación de la razón por ciertos autores, que procuran generalizar
con un afán totalizador sus propios recursos metodológicos, los lleva a desconocer lo
propio del psicoanálisis. El diálogo sólo puede ser establecido a partir de la acepta-
ción de la diferencia y de su legitimidad.

“2001, 1” 173
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 174 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Popper (1959), consideró al psicoanálisis como un realismo del inconsciente, y no


aceptó que este sea admitido como ciencia. Imre Lakatos por su parte, excluyó a la
teoría psicoanalítica de los programas de investigación.

Para Lakatos [1978] es imprescindible que se cumplan ciertos requisitos: la doctrina


debe presentar un conjunto de hipótesis ad hoc, que se estructuren como el núcleo
duro, y una serie de hipótesis complementarias que operan de protección [sobre las
cuales es posible introducir cambios más fácilmente], mientras se procura resolver
las contradicciones internas. El psicoanálisis está en condiciones de presentar un nú-
cleo duro en su teoría, aunque todo hace pensar que Lakatos continuará exluyendo al
psicoanálisis del ámbito de la ciencia. Al respecto, el psicoanálisis ocupa el lugar del
tercero excluido de la lógica y como tal, su destino es ser arrojado del ámbito de la
cultura y la ciencia.

De todas maneras, considero que es interesante plantear las características del men-
cionado núcleo duro. En principio creo que se enlaza a las llamadas series comple-
mentarias. En “Esquema del Psicoanálisis”, Freud nos dice que la causación de las
diferentes exteriorizaciones de la vida anímica deriva de la acción recíproca entre las
vivencias contingentes y las predisposiciones congénitas. A este conjunto de condi-
ciones los podemos diferenciar en cuatro elementos básicos: vivencias, instintos, dis-
posiciones y pulsiones. Tales factores se distribuyen en diferentes series, por ejem-
plo: pulsiones-vivencias, pulsiones-instintos y pulsiones-disposiciones.

Toda producción psíquica normal o patológica, encuentra su comprensión y explica-


ción, a partir de un recurso teórico, que Freud fue elaborando a través de su obra, y
al cual llamó ecuación etiológica.

Despleguemos este recurso.

Se trata de un modelo en el cual el concepto de ecuación incluye una igualdad que


sólo se verifica para ciertos valores de las variables o factores que intervienen en ella,
mientras que el concepto de etiología, implica a las causas supuestas, en nuestro ca-
so de la manifestación de un sujeto.

Precisemos el término “causa”:


Cuando hablamos de nexos causales, según la lógica, estamos hablando de condicio-
nes necesarias y condiciones suficientes en la producción de un observable determi-
nado (Freud, 1905d).

Las condiciones necesarias son todas aquellas en cuya ausencia no puede producirse
un hecho psíquico. Por ejemplo, si tomamos el cuento de Lewis Caroll “Alicia en el
país de las maravillas”, la fantasía del conejo y las vicisitudes de la pequeña de 10
años en la conejera, requieren a la libido genital, como una condición necesaria para

174 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:32 AM Page 175 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

su producción, pero que no es suficiente. Es decir, que si hay un cierto material del
pensar fantaseador, debe estar presente la libido genital en su generación, su presen-
cia, es imprescindible, pero también se requieren de otros elementos, tales como re-
presentaciones totémicas (el conejo), míticas (Alicia como heroína) y actos defensi-
vos como la desmentida, entre otros.

Ahora, es pertinente el interrogante acerca de lo que es una condición suficiente.

En principio podemos decir que se trata de una circunstancia que debe estar presen-
te cuando se generan las manifestaciones o el material que nos interesa. Habíamos
dicho que la presencia de la libido genital no es una condición suficiente, puesto que
el esfuerzo libidinal puede estar presente sin que se instauren dichas manifestaciones.
En este sentido Freud va a considerar como condición suficiente, no una sola condi-
ción, sino una conjunción de condiciones o más bien de enunciados, llamados series
complementarias, que cobran su eficacia en toda producción sintomática o normal.

Al especificar los elementos de estas series, nos dice Freud (1940a, pág.183) “En
efecto, la causación de todas las plasmaciones de la vida humana ha de buscarse en
la acción recíproca entre predisposiciones congénitas y vivencias accidentales”. Y
bien, a esta conjunción de condiciones la podemos descondensar y gráficar de la si-
guiente manera:

V. P.
P= V. I.
V. D.

Donde “P” es toda producción psíquica normal o patológica, y las variables “V” y
“P” implican la conjunción: Vivencia.pulsión, las variables “V” e “I”, la conjunción:
Vivencia.instinto, las variables “V” y “D”, la articulación de: Vivencia . Disposición
o aptitud. Es decir, que hay varias condiciones necesarias en la producción de un fe-
nómeno psíquico que marcan su complejidad, tales como vivencias, pulsiones, ins-
tintos y disposiciones. Todas ellas deben estar incluidas en la condición suficiente,
inclusión de la que Freud intenta dar cuenta mediante el concepto de sobre-determi-
nación.

Estas condiciones tienen entre sí relaciones de complementariedad, estableciéndose


una diversidad de series cuyos extremos no son absolutos, sino que por el contrario
se determinan en su presencia. El concepto de series de carácter complementario ad-
quiere para nosotros el valor de un modelo explicativo que nos permite entender la
forma de estructuración de las diferentes producciones psíquicas.

Pero aclaremos aquí las implicancias del término serie.

“2001, 1” 175
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:33 AM Page 176 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Este concepto designa un conjunto de elementos que pueden aceptar diversos orde-
namientos, dependiendo de un factor externo a la cualidad de los elementos. En nues-
tro caso se trataría de una conjunción de factores presentes en toda su extensión y cu-
ya estructuración se modifica en función de la cantidad, es decir de la magnitud del
factor en cuestión y no tanto de la frecuencia de su repetición.

Anteriormente habíamos hablado de las series complementarias, como condición su-


ficiente en una producción psíquica y habíamos discriminado tres tipos de conjuncio-
nes: Vivencias-pulsiones, vivencias-instintos y vivencias-disposiciones.

En la primera conjunción: “V.P”, podemos diferenciar dos series, una primera serie
que configura la articulación de lo que Freud denomino en la Conferencia 23, predis-
posición por fijación libidinal y el llamado vivenciar accidental o contingente de ca-
rácter traumático, y una segunda serie (que suele presentar la mayor resistencia a su
modificación) que resulta de la descomposición de la predisposición por fijación, en
dos factores o condiciones: la constitución sexual, que implica el vivenciar prehistó-
rico del sujeto y el vivenciar infantil. De esta manera quedan conformadas otras dos
series complementarias.

Cabe considerar aquí que en la segunda de las series complementarias, una de las
condiciones necesarias, implica el vivenciar infantil, es decir las vicisitudes de la pri-
mera infancia, que se desarrollan en el marco de una estructura interindividual: la fa-
milia, en la cual debemos destacar dos funciones primordiales atribuidas a los proge-
nitores, que pueden inscribirse y reordenarse de acuerdo a una lógica intrínseca del
aparato psíquico: la función materna y la función paterna, de las cuales los padres se-
rían, entonces, los soportes reales; es decir los agentes que ocupan el lugar de las ma-
trices que el mismo niño generó vía un acto del pensar proyectivo y a partir de los
cuales cobran eficacia los estímulos familiares como contenidos de un formato pro-
pio.

Volviendo a la problemática de las series complementarias, nos podemos preguntar:


cómo se producen los enlaces entre los diversos factores que las componen, una vez
que cobran su estructuración en el aparato psíquico. Es decir, cómo se sueldan las vi-
vencias con los elementos del ello (pulsiones, energía nerviosa, instintos y disposi-
ciones). En principio podemos agregar que estos enlaces se realizan de acuerdo a
ciertos procesos como los de: regresión, retroacción, progresión y anticipación.

Por su parte, Maldavsky [1997] ubica las hipótesis ligadas a la teoría de los vasalla-
jes y los conflictos yoicos, junto con la teoría de los complejos de Edipo y castración
cerca del núcleo requerido por Lakatos, pero considera que “el punto central del nú -
cleo duro se halla constituido, finalmente, por la hipótesis referida a las energías
pulsionales y neuronales y al surgimiento del yo y la subjetividad (sobre todo la con -
ciencia) a partir de este fundamento económico”. Mientras que localiza como hipó-

176 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:33 AM Page 177 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

tesis complementarias “la teoría de las formaciones sustitutivas y la de la defensa”.

Lacan (1964) en “El Seminario 11”, propone cuatro conceptos como fundamento del
campo operativo del psicoanálisis. El cuatro es un operador constante que soporta di-
versas concepciones. Los conceptos, que se disponen de una manera particular son:

Inconsciente Repetición
Transferencia Pulsión

Lacan [1964] considera que una ciencia debe expresar en fórmulas lo propio de su
conocimiento, y en tanto estos conceptos se configuran como elementos articulables,
en términos de un algoritmo, se los puede considerar como pertenecientes al núcleo
duro exigido por Lakatos.

Una cierta modalidad de investigación que se extiende en “Humanidades” recurre a


modelos extrínsecos, carentes de validez en el territorio de la subjetividad o que por
lo menos no nos permiten abrigar grandes ilusiones sobre su eficacia. Tales métodos
degradan al sujeto a un plano imaginario, privilegiando la conciencia de sí [involu-
crada en el cogito ergo sum de Descartes], el anonimato y la frecuencia estadística,
es decir, lo cuantitativo vinculado al paradigma físicomatemático. La ciencia enten-
dida de esta manera se constituye suturando al sujeto y suprimiendo la verdad del psi-
coanálisis, que es singular y no colectiva, sólo abordable en la investigación clínica.
Dicho de otra manera, en el trabajo por objetivizar se pierde la subjetividad de la con-
ciencia, del deseo y/o de los desprendimientos de afectos o sentimientos. En el es-
fuerzo por cuantificar se pierde lo singular, es decir, de cómo el sujeto se procura un
malestar en el que se satisface. Esta modalidad de investigación suele hablar de un
sujeto que desconoce en su método. Vemos pues, cómo la ciencia tradicional, que
procura la objetivización del sujeto, se opone paradójicamente al análisis de la sub-
jetividad.

El método analítico es fundamentalmente una praxis, un acto que enlaza la práctica


con la teoría, que lo ubica lejos de toda actividad sugestiva o adaptacionista. Al res-
pecto, Freud funda una tajante oposición entre la técnica analítica y la sugestiva si-
milar a la propuesta por Leonardo da Vinci, con relación a las artes, en las fórmulas
“per vía diporre” y “per vía di levare”. El pintor trabaja “per vía di porre” al colocar
sobre la tela en blanco colores que no estaban, el escultor por el contrario realiza su
tarea “per vía di levare”, pues quita de la piedra todo lo que recubre las formas de la
estatua contenida en ella. De manera en un todo semejante, [...] “la técnica sugestiva
busca operar per vía di porre; no hace caso del origen, de la fuerza y la significación
de los síntomas patológicos, sino que deposita algo, la sugestión, que, según se espe-
ra, será suficientemente poderosa para impedir la exteriorización de la idea patóge-
na. La terapia analítica, en cambio, no quiere agregar ni introducir nada nuevo, sino
restar, retirar...” (Freud, 1904, pág. 250).

“2001, 1” 177
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:33 AM Page 178 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Es notorio que la función de sustracción, de retiro, del diálogo analítico, lo aproxima


metodológicamente a la mayéutica y dialéctica socrática como se desprende de los
encuentros privados de Sócrates con sus alumnos, descritos por Aristófanes. Su inte-
rrogación permanente sobre el conocimiento procuraba en su interlocutor el parto de
ideas claras y distintas con relación al auto-conocimiento y la autodefinición. Al res-
pecto Lacan(1966) en “Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en cri -
minología” nos dice: “No es inútil recordar, ahora bien, el momento histórico en que
nace una tradición que ha condicionado la aparición de todas nuestras ciencias y en
la que se afirma el pensamiento del iniciador del psicoanálisis, cuando profiere con
patética confianza ‘La voz del intelecto es baja, pero no se detiene mientras no se la
ha oído’, en que creemos percibir, en un eco sordo, la voz misma de Sócrates al di -
rigirse a Calicles: ‘La filosofía dice siempre lo mismo’”.

Aunque es necesario precisar que Freud sólo cita a Sócrates en la Lección XVIII.
“La fijación al trauma. Lo inconsciente” ,de “Las Lecciones introductorias al Psi-
coanálisis” de 1915-17, para advertir de la aparente sencillez del trabajo analítico. Se
podría pensar que la patología deriva de cierta ignorancia de algunos procesos aní-
micos. De un no saber del sujeto, recordemos que para Sócrates el vicio es una con-
secuencia de la ignorancia. Sin embargo, Freud discierne diferentes modalidades de
ignorancia y conocimientos, de diferente valor psicológico. Y si bien el sujeto puede
llegar a conocer el sentido de sus síntomas, no se instalan transformaciones anímicas
sin un trabajo de reelaboración interna.

Descriptores:
verdad material / verdad histórico-vivencial / método / libido / investidura /
excitación neuronal / caso único / paradigma / lenguaje / algoritmo / pulsión /
abducción / vivencia / disposición.

material truth / historical-experience truth / method / libido / cathexis / neuron


excitation / single case / paradigm / language / algorithm / drive / abduction /
personal experience / disposition.

Bibliografía
- Copi, I. M. (1985), Introducción a la lógica, Eudeba Manuales.

- Freud, S. (1891), La afasia, Ed. Nueva Visión, Bs. As .

- Freud, S. (1896), La etiología de la histeria, AE.

- Freud, S. (1898) La sexualidad en la etiología de las neurosis, AE. Vol. 3.

- Freud, S. (1911c), “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia des-


cripto autobiográficamente”, en AE, Vol. 12.

178 “2001, 1”
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:33 AM Page 179 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Freud, S. (1913 [1914]), “El Moisés de Miguel Angel”, AE. Vol.

- Freud, S. (1915c), Pulsiones y destinos de pulsión, en AE, Vol. 14.

- Freud, S. (1916-17), Conferencias de introducción al psicoanálisis, en AE, Vols.


15-16.

- Freud, S. (1925d), Presentación autobiográfica, AE, Vol. 20.

- Freud, S. (1933a), Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, en AE,


Vol. 22.

- Freud, S. (1904), Sobre psicoterapia, AE, Vol. 7.

- Freud, S. (1937d), “Construcciones en el análisis”, en AE, Vol. 23.

- Freud, S. (1939a), Moisés y la religión monoteísta, AE- Vol. 23.

- Freud, S. (1940a), Esquema del psicoanálisis, en AE, vol. 23.

- Freud, S. (1950a[1892-1899]), Fragmentos de la correspondencia con Fliess, en


AE, Vol.1

- Ginzburg, C. (1989), Mitos, emblemas, sinais. Companhia Das Letras, São Pau-
lo.

- Ginzburg, C. (1990), en Crisis de la razón, Siglo XXI ed., México.

- Lacan, J. (1955), Seminario III. Las psicosis.

- Lacan, J. (1964) Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Barcelona,


Barral, 1974.

- Lacan, J. (1966), Escritos, México. Siglo XXI, 1975, Vol. I y II.

- Lakatos, I. (1978), Philosophical papers. Volume 1: The methodology of scientific


research programmes, Cambridge University Press, 1978.

- Liberman, D. (1970), Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalíti-


co, Buenos Aires, Galerna-Nueva Visión, 1971-72.

- Maldavsky D. (1992), Teoría y clínica de los procesos tóxicos, Buenos Aires, Amo-
rrortu Editores, 1992.

“2001, 1” 179
pags. 159 a ..180 3/28/06 11:33 AM Page 180 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Maldavsky, D. (1997), Sobre las ciencias de la subjetividad. Exploraciones y con-


jeturas. Nueva Visión.

- Moreira, D. (1995), Psicopatología y lenguaje en psicoanálisis. Homo Sapiens.

- Peirce, C.S., 1965, Collected papers, Cambridge, MA: Harvard University Press.

- Popper, K. (1959), “La lógica de la investigación científica”.

Primera versión: 8 de octubre de 2000

Aprobado: 10 de abril de 2001

180 “2001, 1”
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 181 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

LACAN, UNA IRRUPCION BARBARA


Eduardo Pérez Peña1

“Dicen algunos que la Filosofía, excepto el nombre, tuvo su origen entre los bár -
baros; pues como dice Aristóteles en su Mágica y Soción, en el libro XXIII De las
sucesiones, fueron los magos sus inventores entre los persas...”
Diógenes Laercio, Vida de los filósofos más ilustres, Libro primero.

Resumen
Frente a las distintas posiciones con respecto a la teoría de Lacan y presuntas dis -
cordias con posiciones freudianas, nos propusimos investigar parte de su producción
y la enseñanza del Psicoanálisis tratando de situar y evitar las distorsiones. Para
ello tomamos algunos tópicos freudianos y analizamos las distintas vertientes que
nutren las formalizaciones de Lacan.

El modelo epistemológico que seguimos fue el proporcionado por Althusser, que con -
siste en considerar una teoría (en este caso la lacaniana) como el producto de una
elaboración en la que concursan una materia prima (la teoría de Freud) y un instru -
mento, en este caso los recursos formales de que dispuso Lacan.

Los recursos aludidos como instrumentos son básicamente la lingüística, la lógica y


la topología, en los que hemos descubierto adecuaciones en sus tópicos centrales
que facilitaron su rigurosa aplicación en la teoría psicoanalítica. Esta transforma -
ción de los instrumentos, como la diversidad de sus campos de procedencia, nos ha
conducido a afirmar que la intervención de Lacan es una irrupción bárbara, en vir -
tud de lo que plantea Don Miguel de Unamuno en Contra esto y aquello: “Bárbaro
es el que irrumpe en un campo desde otro campo con otras preocupaciones, otra vi -
sión y otro sentimiento de la vida”.

Summary
Studying the differents points of view relating Lacan´s theory, and the supposed dis -
sensions with freudian approaches, we decided to make a research onsome issues of
his production. About the psychoanalytic teaching, we tried to settle and avoid dis -
tortions. Because of that we took some freudian issues, and we analysed the different
questions that support Lacan´s theoretical ideas.

We followed Althusser´s metapsychological model, which is to consider a theory (in

1Docente invitado en la Facultad de Psicología de la UBA, de USAL, J. F. Kennedy, Barcelona y


Complutense.

“2001, 1” 181
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 182 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

this case Lacan´s theory) as an elaborative product in which joins the raw matter
(Freud´s theory) and an instrument, in this case the formal issues used by Lacan.
Basically, this instruments are: linguistics, logics and topology. We have discovered
that in the central points this instruments facilitates the rigorous application in the
psychoanalytic theory. This instrument´s transformation, as the diversity of the ori -
gin domains, let us assert that Lacan´s intervention is barbarian.

We follow in this statement Don Miguel de Unamuno ideas, exposed in “Contra esto y
aquello” (“Against this and that”): “Barbarian is the person who burst in one domain
from another, with different concerns, different points of view and another life´s feelings”.

Nota preliminar
Para Althusser la producción del objeto formal abstracto en una teoría sigue el mo-
do de producción (genérico) humano constituido en sus dimensiones diacrónica (his-
torización de los procesos) y sincrónica (interacción de las Instancias). En esta epis-
temología, las Instancias son designadas como Generalidades (GJ ,G2, G3); respec -
tivamente: G1: Materia prima, G2. Instrumento, G3: Producto. Vg.: En la elabora-
ción de telas participan como G1 los hilados, como G2 los telares y como producto
G3, las telas. La historización de los procesos de producción obedece a las marcas de
la interacción de las generalidades, en que ninguna de ellas permanece invariable. La
continuidad histórica se define en el hecho de que las materias primas G1 no son si-
no el producto de un proceso anterior (G3).

Del mismo modo, en la producción del conocimiento se establece como G1, o mate-
ria prima, los datos por procesar, como G2, los instrumentos teóricos con que se ela-
boran tales datos y finalmente, como G3, o producto, la configuración de la teoría.
Un ejemplo podría ser la producción de la teoría gravitatoria de Newton a partir de
la caída de una manzana: nada resultaría del dato empírico, precedido del prejuicio
crítico por los dos mil años de física aristotélica. En lo que sigue nos pareció oportu-
no mantener este criterio, tomando como materia prima (G1) el pensamiento freudia-
no y como instrumentos (G2) los aportes formales de Lacan.

Antecedentes y aclaración del título


En el tercer capítulo de la Metafísica, Aristóteles comenta que fue entre los egipcios
que Pitágoras adquirió los conocimientos que luego desarrolló entre los griegos, y agre-
ga que este conocimiento fue posible porque Egipto era un pueblo que supo sostener el
“ocio” de sus pensadores (sabia actitud, extremadamente rara en nuestros días).

En nuestro texto Lacan, el bárbaro, que comenzamos con una frase de Don Miguel
de Unamuno de “Contra esto y aquello”, en el que encontramos aún más ceñida la
idea de la participación de Lacan en la formulación del objeto formal abstracto de la
teoría psicoanalítica. Esta frase reza: “Bárbaro es el que irrumpe en un campo desde
otro campo con otras preocupaciones, otra visión y otro sentimiento de la vida”.

182 “2001, 1”
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 183 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Es también oportuno recordar las palabras de Freud en El porvenir de una ilusión,


cuando nos advierte que “La intemperancia religiosa ha pasado al dogma socialista
desde donde se anatematiza a quienes no piensan del mismo modo...”, afirmación
que extiende luego al campo del conocimiento científico. Del mismo modo, vemos
ponerse de manifiesto en el campo del psicoanálisis un cisma, que descuida la conti-
nuidad de un desarrollo teórico que mantiene la unidad temática en una materia pri-
ma que es el pensamiento freudiano y la rica contribución formal de J. Lacan.

De este modo vemos, en el campo de la teoría psicoanalítica, dibujarse fronteras de


dominios inconciliables a veces, motivadas por interpretaciones no siempre acerta-
das de las aportaciones que en su desenvolvimiento el objeto formal recibe, con pe-
ligro para la praxis misma.

Así vemos grupos llamados freudianos a ultranza que, abroquelados tras una sorda
resistencia, consideran las contribuciones de Lacan como fruto de una erística enga-
ñosa, y aquellos que, alineados como lacanianos, consideran las aportaciones fundan-
tes de Freud como la arqueología del pensamiento psicoanalítico. No faltan tampoco
aquellos sincretistas que afirman, sin dudar ni reparar en sensibles diferencias con-
ceptuales, que ambos dicen lo mismo, a reserva de algunos efectos de “traducción”.

Afirma Lacan en “La dirección de la cura”: “Punto en que hacemos notar que pa-
ra manejar algunos conceptos freudianos, la lectura de Freud no podría ser con-
siderada superflua, aunque fuese para aquellos términos que son homónimos de
nociones corrientes”. Acordamos plenamente con su afirmación pues, cuando al-
go nuevo se aprende también se aprende algo viejo, algo que ya estaba en Freud,
algo que mostraba su desenvolvimiento, algo inconcluso, algo inacabado como to-
do lo vivo que trascienda el límite de lo ya vivido. Por el contrario, la lectura de
Lacan nos enfrenta con numerosas dificultades: los textos de los seminarios se
presentan con sensibles defectos de traducción, con desarrollos y conceptos que
fueron luego corregidos y ordenados por Lacan en los escritos en 1966. A su vez,
estos Escritos en sus primeras ediciones mostraban una arquitectura adecuada con
el ordenamiento de sus conceptos y que quedaría alegóricamente representada por
un arco donde el primer apoyo sería “El estadio del espejo”, el otro apoyo “La
subversión del sujeto” y la piedra clave de distribución de cargos, “Función y
campo...”. Con ello se aseguraba la continuidad al resto de los escritos.
Completaba esta configuración un prefacio: “De nuestros antecedentes”, y la cerra-
PRAXIS

Función y Campo

Estadio Espejo Subversión del Sujeto

“2001, 1” 183
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 184 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ba un postfacio: “Ciencia y verdad”. La segunda parte de los Escritos, con iguales


méritos, tenía una función complementaria en tanto ampliaba el texto principal, con
algunas críticas al psicoanálisis de “hoy” y la contribución de temas clínicos. La pos-
terior edición de los Escritos, con un consecuente perjuicio para su comprensión y
traicionando la intención del autor, rompe la armonía de la primera. El conjunto que-
da sin ningún orden, a punto de colocar como primer escrito: “El seminario de la car-
ta robada”, que desubica al lector desde el comienzo invocando escritos posteriores:
el texto comienza “Nuestra investigación nos ha llevado a punto de reconocer...”. En
fin, así las cosas perdidas para todos y las ganancias para los editores y para aquellos
que oscurecen las aguas para que parezcan profundas. El motivo de lo que sigue y en
lo que pueda servir como modesta contribución a la enseñanza del psicoanálisis, es-
tá dado por un segmento de los escritos de Lacan, tomado como epígrafe, y que pre-
side nuestra idea de enseñanza.

La enseñanza
“Lo que nos ha decidido a esto es una carencia de la teoría sumada a un número de
abusos en su transmisión, que, por no carecer de peligro para la praxis misma, re -
sultan tanto la una como los otros en una ausencia total de estatuto científico.”
J. Lacan, La subversión del sujeto.

Durante mucho tiempo el conocimiento y la información consecuente se constituye-


ron en determinantes del poder (no quiere decir que ya no lo sean, al menos lo son
de una forma diferente). Sometimiento de muchos al poder de pocos, palabra silen-
ciada que aseguraba las dominaciones. Si la escritura daba nacimiento a las ciencias,
solo la posibilidad de leerlas podría asegurar la libertad del hombre.

La historia de las ciencias, sin embargo, en su desenvolvimiento, no justificaba el in-


manentismo* del saber hegeliano. La historia no fue la de los aciertos, sino más bien
la de los errores. Su transmisión debería ser tan revisada como sus logros, evitando
obstáculos surgidos generalmente de sus contradicciones internas y de la singulari-
dad de los fenómenos que obligaban a la extensión generalizadora.

La escritura que da lugar al nacimiento de la ciencia no es el testamento del supues-


to saber que ella encierra, ni la estabilización de una verdad, que encontraría en la
permanencia de su letra la prueba de la eternidad de su existencia. Antes bien, cree-
mos que esta escritura, favoreciendo la transmisión del conocimiento, lo hace huma-
no e inscribe su devenir vivo en la historia de sus vicisitudes.

Cuando leemos en “La dirección de la cura”: “pretendemos mostrar que la impoten-

* En La fenomenología del espíritu de Hegel, el Saber en su riqueza plenaria es inmanente al Ser; vale
decir, es un saber que no se sabe, y se hace consciente como consecuencia de reconocerse en el mundo en
virtud de lo que Hegel llama “Aufhebung”, un modo de hacer consciente un Saber pleno eterno e incons-
ciente en cada Ser.

184 “2001, 1”
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 185 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

cia para sostener auténticamente una práctica se reduce, como es corriente en la his-
toria de los hombres, al ejercicio de un poder”, nos es inevitable concluir de ello que
es el poder el que se nutre de ese desconocimiento que propicia con la reproducción
de esas condiciones de producción. Solo esto justifica los veinte siglos de oscuridad
sobre la ciencia, desde la fisica de Aristóteles a la mecánica de Newton, hasta que és-
te, al escribir las ecuaciones que abstraen la caída de los cuerpos, da lugar al adveni-
miento de la ciencia moderna.

Este período que caracterizamos como de oscuridad científica es aquel precisamente


en que el poder coincidía con el conocimiento y cuya custodia estaba asegurada por
los infranqueables muros monacales en que la transmisión se hacía en forma oral y se
conservaba en incunables, escritos en latín, lengua muerta extraña a las lenguas vul-
gares. La secularización de la ciencia condujo a una descentralización del poder y al
crecimiento de un conocimiento que revitalizó sus categorías en un margen más liga-
do a las necesidades del hombre. Tales mecanismos en torno al saber se repiten en la
historia de la humanidad, y abundan las ocasiones en que el pensamiento del genio
desborda los límites que le impone, en su enunciado, el conocimiento de su tiempo.

Freud no es una excepción y por ello se ve constreñido en muchos de sus desarrollos


en condiciones paradojales a emplear referencias al mito. Así nos dice Lacan en “La
significación del falo”: “No nos engañaremos si reanudamos la cuestión preguntán-
donos qué es lo que podría imponer a Freud la evidente paradoja de su posición. Por-
que nos veremos obligados a admitir que estaba mejor guiado que cualquier otro en
su reconocimiento del orden de los fenómenos inconscientes de los que él era el in-
ventor, y que, a falta de una articulación suficiente de la naturaleza de esos fenóme-
nos, sus seguidores estaban condenados a extraviarse más o menos.
Lacan pone de manifiesto el carácter revelador de la doctrina de Freud, ya que en ella
se adelanta a las conquistas de la lingüística contemporánea, al establecer el modo en
que debe entenderse la oposición entre significante y significado. Vale decir: que el
significante tiene una participación activa en la determinación de los efectos de sig-
nificación, en que lo significable sufre su impronta y por medio de esta pasión se con-
vierte en el significado.

Partiendo de este principio del comentario de la obra de Freud, Lacan se ve condu-


cido a ciertos resultados: en primer lugar, a promover como necesaria, para la articu-
lación del fenómeno, la noción de significante en tanto se opone a la del significado
en el análisis lingüístico moderno. De esto Freud no podía tener conocimiento, pues-
to que este análisis nació más tarde, pero con ello el descubrimiento de Freud toma
su relieve, precisamente por haber adelantado sus fórmulas. Por otra parte, es este
descubrimiento de Freud el que da a la oposición entre significante y significado el
alcance efectivo en que conviene entenderlo, a saber, que el significante tiene fun-
ción activa en la determinación de los efectos en que lo significable aparece como
sufriendo su impronta, dando lugar a la constitución del significado. Concluye Lacan

“2001, 1” 185
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 186 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

en tal sentido: “Esta pasión del significante se convierte entonces en una dimensión
nueva de la condición humana, en cuanto que no es únicamente el hombre quien ha-
bla sino que en el hombre y por el hombre ‘eso’habla, y su naturaleza resulta tejida
por efectos donde se encuentra la estructura del lenguaje, del cual él se convierte en
la materia, y por eso resuena en él más allá de todo lo que pudo concebir la psicolo-
gía de las ideas, la relación de la palabra”.

No pudimos resistir al impulso de transcribir estas líneas que, además de ser un ex-
plícito homenaje a Freud, nos indican el camino de su enseñanza. De este discurso,
con el que de buena gana acordamos, se sigue que de todas las ciencias del hombre
que Freud consideraba propias de una Universidad ideal para la enseñanza del psi-
coanálisis, no podrían separarse la experiencia personal e intransferible del propio
análisis y la materia misma que constituye su letra: la palabra, en las ciencias del len-
guaje.

Dando por sentado que la materia prima (G1) de toda elaboración teórica sobre la
teoría psicoanalítica no puede ser otra que el pensamiento freudiano, trataremos de
presentar una sintética visión de la instrumentación debida a lo que hemos llamado
la “irrupción bárbara de J. Lacan”.

Los instrumentos (G2): la topología, la lingüística y la lógica

Topología y lingüística
Tratando de hacer nítidas algunas de las líneas de pensamiento que convergen en los
desarrollos de Lacan, nos hemos encontrado con que, si bien la procedencia es co-
rrecta, el uso que hace de ellas se ajusta más a la necesidad de coherencia teórica que
a los desarrollos mismos de esas ideas. Sobre todo advertimos esto en relación con
la lingüística, a la cual algunas forzaduras, necesarias a su texto, la convirtieron, se-
gún sus palabras, en:
“lingüistería”. En cuanto a la topología, Lacan conserva su idea central, y con esca-
sas formulaciones. Un notable psicoanalista arriesgó llamarla “topologistería”. No-
sotros, en otro texto preferimos denominarla: “espacio de configuración”. Con res-
pecto al uso del lenguaje, y a propósito del término””nuliviedad” (algo no visto en
la visión, a diferencia de invisibilidad), Lacan alude al vocabulario de Roget (que
procede de la utopía semiológica del obispo Wilkins); en el seminario de “La carta
robada” hace una referencia a J. L. Borges y su artículo “El idioma analítico de John
Wilkins”. “La misma a la que el señor J. L. Borges en su obra tan armónica con el
phylum de nuestro discurso concede un honor que otros reducen a sus justas propor -
ciones” (Escritos II, Primera edición en castellano, Nota 7, pág 23). Aquí vemos que
Lacan recurre a su poética en la construcción de sus algoritmos, ya que vincula a Pe-
ter Mark Roget (1779-1869), físico y filólogo renombrado por su obra Thesauros of
english words and phrases (1852), y no a la criatura poética, a quien Borges le arro-

186 “2001, 1”
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 187 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ga la contrahechura del Ars Magna, de Raimundo Llullio. Así también las fórmulas
de la metáfora y la metonimia que desarrolla en “Instancia de la letra en el incons-
ciente” son más propias de “Sentido y referencia”1, capítulo de Estudios sobre se -
mántica, de G. Frege, que del algoritmo de Saussure (págs.: 200 y 201 de la prime-
ra edición de los Escritos de Lacan en español).

Encontrar las líneas que sitúan la posición de Lacan, a veces rigurosamente científi-
cas y otras completamente poéticas (sin desmedro por eso de su rigor), es ardua ta-
rea sin la indicación que en el seminario citado da con relación a Dupin: “Así, aún
cuando las frases de Dupin no nos aconsejaran tan maliciosamente no fiarnos de
ellas, tendríamos que intentarlo contra la tentación contraria. Busquemos la pista de
su huella, allí donde nos despista”.

Acerca de la “lingüistería” de Lacan


La llamada por Lacan lingüistería, que presupone una predeterminación de la Lalan-
gue sobre el lenguaje, es un recorte en la lingüística, que sin perder por ello rigor,
permite una adecuación necesaria a los fines del psicoanálisis, en la que se mantie-
nen nítidas algunas líneas de G. Frege en Estudios sobre semántica.
Cabe aquí hacer una breve cita sobre este pensador. Gotlob Frege, fundador de la ló-
gica matemática, fue docente de la Universidad de Jena, donde no recibió el recono-
cimiento que aquella daba a sus profesores al cumplir treinta años de enseñanza, da-
do que, a juicio del rectorado, ssus clases no eran de gran atractivo, ya que escaso era
el número de sus asistentes. Claro que el reconocimiento llegó después merced a su
obra y a la de sus discípulos, quienes lo siguieron con un reconocimiento a la altura
de su mérito. Estos, en número de tres, fueron B. Russell, Carnap y Wittgestein. En
el capitulo “Sentido y referencia”, Frege hace lo que en las matemáticas modernas
ordena el concepto de función. Este concepto matemático está expresado así: [X;Y;
G.], donde X e Y representan las variables (Variable: Conjunto de números), y 0, la
gráfica o recorrido que las articula. La expresión correspondiente, en la Física, rela-
tiva a los gases ideales, y que habitualmente, se escribe: p = 1/ v, sería: [P;V;G.] , y
su representación gráfica sería:

Se observa aquí cómo, en el plano cuya indeterminación está dada por los infinitos
pares integrados por las variables (producto cartesiano de las variables), la gráfica se-
lecciona de la multiplicidad aquellos que pertenecen a su recorrido. Así es como re-
suelve Frege la cuestión del significado en “La plurisemia del significante”. Constru-

“2001, 1” 187
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 188 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ye un gráfico cartesiano con abscisas integradas por argumentos (significantes pala-


bras) y con ordenadas, que valen como referencias (significados).

Referencias Recorrido

Argumentos

Pongamos en el lugar de los argumentos la palabra “tomate”, cuyas referencias apun-


tamos en las ordenadas como significados: rojo, fruta, vegetal, etc. (como se ve, el
significado por el significante, por la multiplicidad de las referencias, se torna ambi-
guo). Es así como resuelve Frege la cuestión del significante.

Rojo Se puso como un tomate

Vegetal

Fruto

Tomate Sx

En el lugar de los argumentos, vemos la palabra tomate, cuyas referencias apuntamos


en las ordenadas como: rojo, fruto, vegetal, etc., significados que el término en su
ambigüedad tiene. La univocidad con el significado la produce el recorrido de la ca-
dena simbólica, que Frege en su obra llama: “el sentido”. Esta univocidad que el sen-
tido de la frase o cadena simbólica produce, es llamada sinécdoque, y constituye la
matriz de los tropos fundamentales de la retórica: la metáfora y la metonimia. Agre-
guemos, además, que ésta univocidad entre el significante y el significado presenta
dos aspectos según las dominancia del argumento o la referencia. Una es la sinécdo-
que particularizante y la otra la sinécdoque generalizante. Las sinécdoques particula-
rizantes van del todo a la parte. Por ejemplo, en el verso del himno nacional, cuando
se expresa: “Oíd mortales el grito sagrado...”; tenemos un efecto particularizante, ya
que son muchos los seres vivos en condición de mortales y no quedan dudas de que
el texto se dirige sólo a los hombres. La sinécdoque generalizante va de la parte al

188 “2001, 1”
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 189 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

todo, de lo cual hay múltiples ejemplos, tales como: “Una regata de diez velas”, “Un
ejército de mil fusiles” o “Los volantes salieron a la pista”, etcétera.

Por la conjunción de sinécdoques, una particularizante y otra generalizante, se reali-


za la metáfora en la sustitución del todo a todo, de “avergonzado” a “rojo” y de “ro-
jo” a “tomate”. “Al ser descubierto se avergonzó” es sustituido por “Al ser descubier-
to se puso como un tomate”.

Vegetal Tembloroso
TOMATE Rojo

La metonimia, en cambio, es una sinécdoque en que el significante es elidido y per-


manece la continuidad del suelo sémico del sentido. Lacan sostiene que el ser advie-
ne del sinsentido y de los huecos del sentido, en que surgen las formaciones del inc.,
como lapsus, chistes, fallidos. Allí ve alojarse el sujeto del inconsciente; sujeto de
una enunciación por la cual Ello habla y el inconsciente revela su estructura de len-
guaje.

En el trabajo citado, Frege muestra el uso de la metáfora en la sustitución de “Julio


César” por “El conquistador de las Galias”. En el seminario de “La carta robada”, La-
can hace lo mismo con Poe, nítida presencia en todo el seminario. Lacan lo sitúa alu-
diendo al “autor de la filosofía del mobiliario”, con lo cual muestra además su erudi-
ción al no citarlo por sus cuentos más conocidos, sino por un ensayo no tan popular.
Es notable cómo esta estructuración del lenguaje, en sus efectos de sentido, privile-
giando en la sinécdoque un significado y suspendiendo el resto sémico (otros signi-
ficados), pone en juego aquello fundante del inconsciente: la represión. Al decir: “Un
bello jardín de amapolas” y acentuar la belleza de la flor, se mantiene larvada su con-
dición de narcótico.

La lógica y la topología
Este desarrollo que conduce a la metáfora y a la metonimia y que no corresponde es-
trictamente a las escuelas lingüísticas modernas denuncia su procedencia en un capí-
tulo del seminario Aún, designado como: “AJacobson”. En él, dice Lacan: “aquí, la
lógica de Port Royal, evocada el otro día en la exposición de Françoise Reccanatí,
podría ayudarnos. El signo, dice esta lógica —siempre maravillan esos decires que
se cargan de peso, a veces mucho después de ser emitidos—, es lo que se define por
la disyunción de dos sustancias que no tienen ninguna parte en común, a saber, lo que
en nuestros días llamamos intersecciónl*.

Vg.:

“2001, 1” 189
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 190 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

2 3 2 S s S
x = o x =
3 5 5 s S’ S’

Esta definición muestra el carácter de signo propio de la sinécdoque, que vuelve uní-
voca la articulación significante-significado y que hemos graficado como una inter-
sección. En el caso que nosotros hemos desarrollado (el de la metáfora partir de una
doble sinécdoque Generalizante-particularizante) se verifica la expresión en la forma
usada en “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” para
la metáfora paterna y que suscribe el uso que Lacan hace de dicha forma en la mis-
ma página en la que trae a consideración la lógica de Port-Royal ** citada más arri-
ba.
El agente El otro
.
La verdad La producción

Esta designación de numeradores y denominadores es exclusivamente válida para la


metáfora y de ninguna manera habilita para un uso arbitrario en la interpretación de
los discursos, como impúdicamente se hace, traicionando no sólo la inocencia del
lector, sino la intención del autor, con el aval de un texto desordenado.

El otro recurso al que apela Lacan es la topología. Si el recurso es éste, es inevitable


preguntarse: ¿qué es la topología?, o más bien ¿qué es la topología en Lacan y por qué
recurre a ella? En primer término creemos necesario considerar el lugar que le otorga
en la geometría su creador, H. Poincaré. Para ello nada mejor que recordar lo que plan-
tea en “Ultimos pensamientos”, que fuera introducción de uno de los cuadernos de EU-
DEBA, Introducción a la topología combinatoria. Procuraré situar la geometría to-
pológica al diferenciarla de la geometría métrica y de la proyectiva. La “métrica” ad-
mite como equivalentes dos figuras cuando todas sus medidas son iguales. Por lo tan-
to, dos triángulos son equivalentes cuando las medidas de sus lados y sus ángulos son
iguales. En la “proyectiva” se dan como equivalentes dos figuras cuando entre ellas
existe una correspondencia lineal, vale decir cuando la relación de sus medidas es un
número constante. En cambio, en la “geometría topológica” la equivalencia se sostie-
ne por una deformación continua. A esta característica se remite Lacan cuando defle-
xiona un vector (geometría métrica) y transforma la característica rectilineal de la di-
rección en curvilínea, mientras que mantiene sus propiedades vectoriales.

Vector (geometría) Pulsión

190 “2001, 1”
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 191 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Lacan toma a la pulsión, como vector, en una función retroactiva en la actualización


del síntoma que no podría representarla con un operador geométrico.

Sigamos con la topología. ¿Qué exige el salto de las geometrías tradicionales a la to-
pológica? Cierta declinación de la intuición geométrica, cierto límite vicariante de la
geometría, cierta imposibilidad de representar nociones o conceptos, puesto que las
condiciones que impone el espacio obliga al pensamiento a cubrirlos con un artificio.
Dice Lacan, cuando construye el losange (<> ) de una lógica dialéctica que compro-
mete en simultaneidad la conjunción y la disyunción de los conectores lógicos “y”,
y “o”. “¡Cuidado! Son soportes, sostenes para nuestro pensamiento, que no dejan de
ser artificiales; pero no hay topología que no requiera sostenerse en un artificio. Ese
es precisamente el resultado de que el sujeto depende del significante o, en otras pa-
labras, de una cierta impotencia de nuestro pensamiento” (Los cuatro conceptos,
Seix Barral, pág. 215). Creemos que el uso que le da Lacan, hay más de artifcio que
de topológico, y bien está así, ya que más allá del empleo que hace de la topología,
que por otra parte es coherente, delata la impotencia del pensamiento. Por la angus-
tia que suscita en unos y por el deseo de poder en otros, se ha llevado el desarrollo de es-
tos temas más allá de lo conveniente y necesario, tratando de resolver, recubriéndola, la
cortadura que denuncia, desoyendo, como de costumbre la palabra de Lacan: “Por eso
llevamos de buen grado a los que nos siguen a los lugares donde la lógica se desconcier-
ta por la disyunción que estalla de lo imaginario a lo simbólico, no para complacernos en
las paradojas que allí se engendran ni en ninguna pretendida crisis del pensamiento, sino
para reducir por el contrario su falso brillo a la hiancia que designan, siempre para noso-
tros muy simplemente edificante, y sobre todo para tratar de forjar en ellos el método de
una especie de cálculo cuyo secreto sería revelado por la inadecuación como tal” (“La
subversión del sujeto”, Escritos 1, pág 332, primera edición).

Sigamos con la topología en el ámbito matemático geométrico. Cuando se trata de repre-


sentar funciones algebraicas, vemos que una función de una variable, por ejemplo: y =
ax, es representable por una recta. Asu vez, aquella que depende de dos variables: p = f(x
; y) es representable por una superficie, y la que depende de tres variables: v. = f (x ; y ;
z), por un cuerpo Ahora bien, cuando se trata de representaciones de más de tres varia-
bles, de 4 a n, esto no es un problema para el álgebra, pero sí para una geometría que es-
tá limitada a la intuición sensible, y es incapaz de imaginar un espacio tetra o enedimen-
sional. Estos problemas tradicionales, no resolubles en el plano, encuentran inmediata so-
lución en un espacio de tres dimensiones. Por ejemplo, cómo proveer de energía eléctri-
ca; gas y agua a tres viviendas situadas en un plano sin que sus conductos se crucen? La
solución no es posible, ya que no la tiene en el plano. Tampoco lo tendría en el plano ar-
quitectónico, pero el operador o instalador práctico daría rápidamente la solución: y bien,
se pasan los cables por arriba, introduciendo así, la dimensión faltante.

Lo mismo acontece en forma más sofisticada con la banda de Moebius, que transforma
en unilátera una banda circular de dos superficies, con sólo cortarla y unirla, luego del

“2001, 1” 191
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 192 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

corte, invirtiendo sus caras. Claro que esta operación sólo es posible si se la ejecuta en
el espacio de tres dimensiones. Si tratáramos de hacer lo mismo con un cuerpo, por
ejemplo un toro (cuerpo geométrico de revolución, que es como un anillo hueco, lo que
se da en la práctica en los neumáticos), vale decir si intentamos dar continuidad a la su-
perficie interior (donde está contenido el aire), en este caso con la superficie exterior, ve-
ríamos imposibilitado nuestro objetivo, ya que, tratándose de cuerpos y por ende de tres
dimensiones, su resolución requeriría de un espacio de más de tres. Este ejemplo, sin
más, lo utiliza Lacan para mostrar el infranqueable paso del inconsciente y para alojar,
en el nudo que supondría su sutura, al deseo. Esta es otra de las aplicaciones que hace
Lacan de la topología en relación con los temas freudianos. Pese a que este sea sólo el
efecto alcanzado (lo imposible de la resolución y la evidencia de la inadecuación busca-
da), no hace falta buscar mucho para encontrar cientos de páginas, numerosas elabora-
ciones, algunas anexadas a los seminarios de Lacan, buscando solución al problema. A
veces es preferible un instalador práctico a un teórico no siempre mal intencionado.
En cuanto a otro tipo de funciones, es evidente ver el beneficio de la concepción topo-
lógica. Por ejemplo, para la anatomía (intuición geométrica), el corazón está situado en-
tre los pulmones. Para la fisiología, en el fenómeno de hematosis, es el pulmón el que
queda colocado entre los corazones. Es obvio que el torrente sanguíneo sale de un cora-
zón, pasa al pulmón donde se oxigena y luego al otro corazón que lo impulsa, para pro-
seguir su camino en su función vital. Es claro que esta lectura es relativa a una función
y como tal, a un lugar y no a un sitio. Es necesario precisar esta diferencia, por ejemplo
en relación con la noción de acto que aparece en Freud cuando alude al “acto psíquico”,
no siempre interpretada en su justo valor. Partamos, entonces, de esa diferencia: si me
preguntan ¿en qué lugar vives?, respondería: en mi casa. Entonces mi interlocutor insis-
tiría: ¿Pero en qué sitio? o ¿ Dónde está situada? Entonces ya no tendría más remedio
que dar sus coordenadas geográficas, calle y número. Aún hay más en este ejemplo, en
la supuesta conversación (habitualmente no somos tan sofisticados). Cuando afirmo:
allí, ya no remito sólo al sitio mentado en tal conversación, sino al momento o lugar de
la misma.

Si este ejemplo permite mostrar la diferencia entre un locus y un situs, vale decir entre
un lugar y un sitio, pasemos a la noción de acto, definiéndola: “Acto es el tiempo en el
cual un locus deviene situs” o, en términos más simples, “Acto es el modo por el cual un
lugar deviene sitio”.

Representa, para el concepto, el paso a su geometrización y, en todo caso, las vías de


realización por las cuales algo de lo real viene a ser en la realidad.

No todo es representable, no todo aquello que habita el inconsciente tiene el auxilio de


las representaciones de la intuición. No todo aquello que el Ello muestra en el sueño (al
decir de Lacan) encuentra sitio en las representaciones conscientes. En tal sentido es
que Lacan extiende el concepto de goce. El concepto de “goce”, en Lacan aparece
siempre con cierta ambigüedad, aunque no en el uso que le da, en virtud de la doble

192 “2001, 1”
pags. 181 a .193 3/28/06 11:33 AM Page 193 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epist

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

acepción que tiene en el lenguaje habitual y el lenguaje jurídico. El término goce en el


sentido vulgar es equivalente a consumo placentero, mientras que en el sentido jurídi-
co, como lo usa Lacan, alude al usufructo, es decir: no todo, sólo los frutos. Se puede
gozar de un bien a reserva de no consumirlo, o del uso de una vivienda que no es po-
sible vender. El goce implica el no todo, al punto que el rebasamiento de la ley que pro-
híbe este goce-todo conduce a su propia extinción. El límite impuesto por el goce es
condición del ser y su realidad pues sin el límite que impone no habría deseo.

Al finalizar este artículo comprobamos que en él hay cierto inacabamiento cierto re-
corte en nuestras aspiraciones de dar una idea completa de los muchos aspectos del
tratamiento teórico que ha dado Lacan a los conceptos freudianos. En todo caso hay
un camino por andar, ya que aquí también sujetos al goce no todo puede ser dicho.

De todos modos y aun siendo necesaria la perspectiva del tiempo para rescatar el pensa-
miento de Freud de los desvíos de su tiempo, conllevará reconocer en ello la vivificante
irrupción bárbara de Jacques Lacan.
Descriptores:
escritura / ciencia / verdad / saber / lingüística / significante / significado / topología /
metáfora / metonimia / sinécdoque.

writing / science / truth / knowledge / linguistics / significant / topology / metaphor /


metonymy / synecdoche.

Primera versión: 10 de setiembre 2000

Aprobado: 30 de enero de 2001

“2001, 1” 193
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 194 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

UN INQUIETANTE EPISTEMOLOGICO:
DIALOGO ENTRE DISCIPLINAS
Paulo Luis Rosa Sousa, Agemir Bavaresco y
Flavio Martinez de Oliveira 1

Resumen
El escenario epistemológico actual se presenta en un clima de desasosiego, bajo la
presión de un cambio paradigmático emergente. Uno de los fenómenos observables
en la crisis del paradigma de la modernidad es lo que se acordó llamar disciplina -
ridad, acompañada de variados prefijos, multi, inter, trans, los más frecuentes. La
metáfora “disciplinaridad” designa a los diferentes diálogos que los sujetos adheri -
dos a sus disciplinas intentan establecer. Este interés por los modelos de análisis de
la realidad utilizados por sujetos de campos ajenos al nuestro, trae la esperanza de
alcanzar nuevos, variados y más complejos sistemas de investigación. Si estamos
frente a un paradigma emergente, como parece, tenemos también presente la preca -
riedad de la epistemología que lo examina. Ubicándose en una propuesta transdis -
ciplinaria, como siendo la que se encuentra entre, a través y más allá de las disci -
plinas convencionales, los autores formalizan un intento de diálogo teológico-diná -
mico, tomando como base empírica la vida de San Ignacio de Loyola, caracterizada
por múltiples visiones y un fuerte misticismo. Partiendo de los tres puntos básicos de
la transdisciplinaridad —realidad de variados niveles simultáneos, lógica del tercer
término incluido y el concepto de complejidad— se formuló la hipótesis de que las
metáforas oriundas de cada disciplina pueden configurarse como elementos estraté -
gicos para el análisis del nivel de diálogo entre disciplinas. El estudio muestra que
metáforas como “misticismo catafáctico”, “contemplación infusa”, “sentimiento
oceánico”, entre muchas otras, pueden sufrir graves daños en su sentido original, al
pasar del campo de una disciplina a otro. El riesgo del mal uso de los valores meta -
fóricos específicos es permanente y puede poner a los dialogantes en el lugar de ino -
centes epistemológicos o de impostores intelectuales. Es un riesgo asociado al emer -
gente paradigma post-moderno, que tiene como proyecto mayor no sólo el avance
del conocimiento sino la expansión de la solidaridad y de la paz.

Summary
The emerging change in the modern paradigm is probably related to the restlessness
observable in the present epistemological scenario. One of the phenomena of the cri -
sis of the paradigm of Modernity is the so called disciplinarity and its common pre -

1 Grupo de Estudios Inter-Transdisciplinarios, Universidad Católica de Pelotas, Brasil, Sociedad Psicoa-


nalítica Provisional de Pelotas, Brasil

194 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 195 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

fixes, multi, inter or transdisciplinarity. Disciplinarity is a metaphor for the different


dialogues the subjects attempt to carry out in representation of the disciplines the
subjects hope to establish. This interest in the varied models of analysis of the rea -
lity bring some hope of reaching new, different and more complex systems of investi -
gation. If we are, as we defend in this essay, in facing an emerging and new para -
digm we have to face the still precarious epistemological conditions for the study of
this novelty. The authors hypothesize that to face up to this still failing situation in
the epistemological field it would be interesting to use the transdisciplinary proposi -
tion that searches new hypotheses through, among and beyond the conventional de -
sign of disciplines. As an empirical basis for this epistemological experience the aut -
hors examine the biography of Saint Ignatius of Loyola (and his multiple visions and
strong mysticism) through a transdisciplinary attempt of dialogue between Theology
and Psychoanalysis. Starting from the basic three points of transdisciplinarity – a
reality with multiple and simultaneous levels, the logic of the included third term, and
the concept of complexity – the authors hypothesize that the metaphors originating
from each of the dialoguing disciplines may be presented as strategic elements for
the analysis of the level of dialogue between disciplines. In the present study we ob -
serve that metaphors such as “cataphatic mysticism”, “infuse contemplation”, and
“oceanic feeling”, among many others, may suffer strong distortions of their origi -
nal meaning, when they are transported from one disciplinary field to another one.
The risk of a biased use of the metaphoric values is permanent and may force the dia -
loguing disciplines to fall into naïve epistemological positions or to subtle intellec -
tual impostures. This is an associated risk for the emerging post-modern paradigm
which, beyond the advancement of knowledge, means also the expansion of solida -
rity and peace for humanity.

Introducción
Existe un desasosiego epistemológico. Para enfrentarlo no basta con imaginarnos un
continuum en el lugar donde antes se veían claras fronteras conceptuales o medicio-
nes de efectos bien definidas. Igualmente, no alcanza con cambiar someramente una
forma de ver que antes separaba externo e interno, y ahora pasa a utilizar metafóri-
camente la topología de Moebius, o mirar hacia donde teníamos demarcaciones en-
tre disciplinas, para “verlas dialogar”, y llamemos a eso multi o poli o inter o trans-
disciplinaridad, o, inclusive, cuando nos agobia nuestra ignorancia, utilizar metáfo-
ras sedantes transportadas, “avaladas”, por el Teorema de Gödel u otro cualquiera
que “matematice” nuestras incompletudes.

La inquietud permanece. Y con justas razones. Aunque deseamos el permanente


avance del conocimiento, éste sólo cobrará sentido en la medida que, al avanzar hi-
pótesis, arriesgar hacia el futuro, miremos constantemente las huellas epistemológi-
cas que vamos dejando, pero lo hagamos de modo que ese volverse “hacia atrás” no
pierda su avatar prospectivo. Mirar las propias y contemporáneas huellas no debe
restringirse a lo que queda como epistemología clean. También el basurero debe ser

“2001, 1” 195
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 196 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

visitado, con el ansia tomada del bio-antropólogo, que descubre en el deyecto la me-
sa del sujeto.

Con este espíritu epistemológico inquieto por lo que se nos presenta como cambios
hacia un paradigma post-moderno, veamos algunos de los paisajes epistemológicos
actuales y ciertas indagaciones que ellos despiertan, en lo posible ensayando respues-
tas.

Con la llegada de la modernidad y del mar de disciplinas que vino a caracterizarla


(más de ocho mil, según algunas cuentas de 1987 [Crane & Small, 1992]), se pudo
constatar la aparición, sobre el final del siglo XX, de aproximaciones diversas e in-
tentos de diálogo entre diferentes disciplinas. A estos intentos y, a veces, diálogos lo-
grados, se determinó llamarlos disciplinaridades. ¿A qué se debe que las disciplinas
busquen dialogar entre sí?

Muchos factores socio-histórico-culturales aparecen aquí relacionados con el surgi-


miento de estas necesidades dialogantes. Por cuestiones de brevedad, apuntaremos
apenas a un factor que nos parece esencial: la presencia creciente del agotamiento
epistemológico —es decir, un recurrente fracaso, como recurso de explicación— del
paradigma moderno vigente, que, aún en crisis, sigue todavía dominante.

Estamos ante el inminente naufragio del paradigma de la modernidad. Y como suje -


tos/sujetados del paradigma expirante, nuestra actitud epistemológica real es la del
náufrago que busca socorrerse del vecino, con la esperanza de encontrar en él nue-
vas fuerzas para sobrevivir. Quizás, incluso, no nos guste el vecino, pero es una cues-
tión desesperada, urgente e ineludible. De ahí que, volviendo a nuestra navegación
epistemológica, nos acerquemos y queramos hacer dialogar, a través nuestro, a las
disciplinas a que estamos adheridos, y/o ellas adheridas a nosotros, cosas obviamen-
te distintas.

Por supuesto que disciplinas son entes teóricos, constructos, que, de por sí, son pri-
vados del habla, aunque constituidos por palabras (y sentidos) que nosotros mismos
les atribuimos. Si, como suele ocurrir con el pasar del tiempo, vemos aparecer un ha-
blar autónomo en la “boca” de la disciplina, es por cuenta de la fuerza de nuestros
mecanismos proyectivos que damos lugar a la misteriosa voz (y con ello nos ahorra-
mos el trabajo de una permanente argumentación en defensa de las ideas-dominios
que defendemos). De cierta manera, nuestras disciplinas queridas son como los mu-
ñecos del ventrílocuo, o sea, al comienzo nosotros los creamos y hacemos hablar y,
con el tiempo, ellos, muñecos, empiezan a hacernos hablar, sin que nos demos cuen-
ta que ha nacido en ellos una personalidad propia. Un determinante de esta sospecho-
sa autonomía es la demanda del público, que “quiere oír al muñeco” ya sin preocu-
parse por el antiguo “master”. Si empezamos como su maestro, nuestra hegemonía
tiende a debilitarse paulatinamente, hasta que la voz del muñeco (disciplina) puede

196 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 197 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

tomar los hilos del discurso. Ocurre como que una delegación imperceptible de nues-
tro propio discurso.

Pero la necesidad de ordenar discursos sobre la realidad no es de hoy. Viene de la an-


tigüedad griega, con Aristóteles, que distinguía tres modalidades de ciencias huma-
nas: las ciencias prácticas, las poéticas y las teóricas (matemáticas, física y teología).
Desde entonces mucho se expandió y reorganizó el campo del conocimiento, hasta
alcanzar la presente urgencia de hacer dialogar entre sí a las disciplinas, es decir,
crear mediante los disciplinados hablantes que somos nosotros (¿cómo saber cuando
estamos siendo el “master” y cuando, el muñeco, en el debate epistemológico?) un
teatralizar, un poner en escena, un crear condiciones para diálogos (dramáticos y muy
humanos) disciplinares, de modo de poner a prueba la capacidad del pensador ante
la grandiosidad (trágica) de comunicarse. De ahí que se delinean diferentes posibili-
dades de disciplinaridades-diálogos, términos, en adelante, utilizados como sinóni-
mos.

Se distinguen así variadas formas de diálogo entre disciplinas, en el actual escenario.


Los epistemólogos tratan de marcar diferencias dialogales, agregando distintos pre-
fijos al término disciplina: multi-inter-trans, son los más utilizados. Pero, ¿qué quie-
ren, en verdad, decir estas diversas disciplinaridades?

Multidisciplinaridad, ¿quiere decir sólo múltiples focalizaciones hacia un único ob-


jeto de estudio? ¿No hay, en este primer nivel, movimientos/intentos hacia el espa-
cio intersticial disciplinar? ¿Se quedan los sujetos-disciplinados dentro de su propia
disciplina? ¿Sería, entonces, como un diálogo mantenido a cierta distancia? ¿Un diá-
logo en que los participantes no tienen intención o necesidad (o tienen temor) de su-
frir reales inter-cambios en sus queridas/adheridas respectivas disciplinas? ¿Su inte-
rés apunta a la curiosidad (distante) de cómo pensará el vecino sobre esto o aquello,
y nada más?

Interdisciplinaridad, por su lado, ¿sería un segundo nivel, más ambicioso (y más


arriesgado) en el cual, para surgir diálogo, se debe salir al espacio intersticial de las
disciplinas, buscando (y arriesgándose) activamente a los cambios, inter-cambios
disciplinares? Es decir, las disciplinas participantes ¿no tendrán cómo salir indemnes
de tales diálogos? El resultado de los posibles cambios ¿sería que se va a disponer
(con qué nivel de seguridad?) de nuevos recursos para la investigación?

Transdisciplinaridad, ¿en qué difiere del nivel anterior? Los integrantes de CIRET,
el Centro Francés de Investigaciones Transdisciplinarias (CIRET/UNESCO, 1997),
defienden que este tercer nivel identifica lo que ocurre entre, a través y más allá de
las disciplinas. Por lo tanto, este nivel sería el diálogo verdaderamente radical y que
sólo ocurriría en vigencia de una ruptura de los paradigmas dominantes en la moder-
nidad. ¿Estaríamos aquí ante un indagar, epistemológicamente inquieto, que busque

“2001, 1” 197
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 198 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

precisar el uso, efectos y destinos a que llevan estas metáforas espaciales: (a) ¿qué
existe entre las disciplinas en tiempos “normales” (en sentido kuhniano) y en tiem-
pos de intentos (¿pre-revolucionarios?) de diálogo? ¿Qué espacio intersticial, inter -
disciplinario es ése, cuáles son sus límites, sus contenidos, su dinámica?; (b) ¿cómo
se define, epistemológicamente, el espacio intradisciplinario y qué quiere decir un
recorrido a través de una disciplina? ¿Se la puede recorrer de una frontera a otra, co-
mo de Norte a Sur ? ¿Hay “centros geográficos” y marginalidades o lugares fronte-
rizos, adentro de las disciplinas? Son dinámicas iguales o distintas en el centro o en
el margen?; (c) Y el más allá de las disciplinas, ¿es la disolución disciplinaria?, ¿se-
rá un nuevo espacio no-disciplinario, o, radical y completamente, un amalgama epis-
temológico con n paradigmas ensamblados? ¿Cómo tornar operativo ese ensambla-
je? ¿Cómo someterlo a pruebas empíricas, si es necesario? ¿Es este amalgama disci-
plinario un ideal, y como tal, inalcanzable?

Aunque no utilizado en el mundo de las disciplinas modernas múltiples, ¿no habría


que divisar otro aspecto concomitante de las disciplinaridades —que se puede llamar
in-disciplina— condición abierta a lo paradojal en ese diálogo entre disciplinas?
Paradojal por querer, simultáneamente, inter-cambios e intra-estabilidad disciplina-
ria, es decir, una doble indisciplina que, por un lado, se indisciplina y quiere cambios
en su propio instrumento de análisis, y por otro, ya en plena excursión interdiscipli-
naria y quiere mantener la estabilidad “normal” de su aparato, condición esta nece-
saria para ponerlo a prueba. Ni condescendiente para aceptar fácilmente los modelos
de otros, ni cobarde como para no exponerse a sí y a su propio modelo. Ese el dile-
ma nuestro de cada día respecto a nuestro amado paradigma.

Estas palabras introductorias nos fueron acercando a los propósitos de esta comuni-
cación. En lo que sigue queremos centrarnos en la epistemología de las disciplinari-
dades, de modo de precisar y ejemplificar lo que se puede querer decir con los pre-
fijos multi-inter-trans-in, cuando se los agregamos a los diálogos de nuestras disci-
plinas preferidas. Vamos a intentar mantenernos como teóricos críticos, recorriendo
los tópicos siguientes: (a) características actuales del paradigma occidental dominan-
te y de sus falencias-expiraciones; (b) elementos para una epistemología transdisci-
plinaria; (c) análisis contrastante del paradigma dominante y el paradigma emergen-
te, cuando es observado en un intento de diálogo entre Teología y Psicoanálisis; (d)
la cuestión de las metáforas y los efectos de su uso para decir el conocimiento.

El paradigma occidental dominante: falencias y expiraciones


Con el término paradigma queremos expresar el modo dominante con que pensamos
la realidad. Son los paradigmas conjuntos de conceptos dominantes que fueron selec-
cionados por nosotros, más o menos intencionalmente, y que cobran la prerrogativa
de que además de seleccionados, pasan ellos mismos a ser seleccionadores, “exclu-
yendo o subordinando los conceptos que les son antinómicos” (Morin, 2000, p. 25).
De ese modo, los paradigmas apuntan cuáles ideas serán seleccionadas para formar

198 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 199 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

parte del discurso y cuáles serán rechazadas, siendo que estas dos operaciones —se-
lección-rechazo— tienen objetivos, dinámicas y consecuencias distintas. Pero los pa-
radigmas son algo más. Ellos tienen (es decir, nosotros) la capacidad, generalmente
ocultada en parte, de apuntar también cuáles operaciones lógicas serán privilegiadas
y cuáles dejadas de lado, en el examen de la realidad. Por ejemplo, el paradigma de
la modernidad pone el énfasis en la disyunción o sectorialización de la realidad, y
más, rechaza toda perspectiva antinómica, de conjunción. Una consecuencia de esto
es el fuerte impulso de la super-especialización, todavía demasiado vivo. Se acom-
paña tal impulso de un rechazo, más o menos evidente, de las tendencias multi-inter-
transdisciplinarias, digamos, reales. Estos son términos de moda, pero todavía están
poco comprendidos teóricamente y poco explorados prácticamente. O sea, nuestro
status quo epistemológico desconfía, sospecha de estas novedades.

¿De dónde vienen tales desconfianzas? Vivimos el tiempo del Big Science. La mera
nominación de científico sacude a los oídos de todos. Y esto viene de largo tiempo,
o sea, “el modelo de racionalidad que preside a la ciencia moderna se constituyó a
partir de la revolución científica del siglo XVI y fue desarrollado en los siglos si-
guientes, básicamente en el dominio de las ciencias naturales ... [pero] ... es sólo en
el siglo XIX que este modelo de racionalidad se extiende a las ciencias sociales emer-
gentes ... [como] ... un modelo global (es decir, occidental) de racionalidad científi-
ca ... que se defiende ostensiblemente de dos formas de conocimiento no científico:
el sentido común y las llamadas humanidades (en que se incluirían, entre otros, los
estudios históricos, filológicos, jurídicos, literarios, filosóficos y teológicos) (Sousa
Santos (2000, p.60-1, itálicas nuestras). El impulso dominador, dictatorial del nuevo
paradigma moderno se hace ostensible en la demarcación de terrenos entre lo que es
científico (sigue sus normas) y lo que no es científico (no sigue ni su epistemología
ni su metodología). ¿De dónde proviene tanta fuerza? De la física y la astronomía,
con el heliocentrismo copernicano, las órbitas keplerianas, el orden cósmico newto-
niano y sus influencias sobre las resplandecientes filosofías de Bacon y Descartes
(Sousa Santos, 2000, p.61). Se concebía así una modalidad uniforme de conocimien-
to, entendida como la verdadera, ya que era una nueva forma de Weltanschauung y
del mismo vivir, que rompía con el paradigma anterior medieval. Empieza la lucha
contra el dogmatismo y la autoridad que dominaban el conocimiento del sentido co-
mún de entonces, lo que llevó a una completa separación entre la naturaleza y el su-
jeto humano. Es la consagración de la certeza de la experiencia ordenada sobre la in-
certidumbre de la racionalidad entregada a sí misma. La importancia de las matemá-
ticas para la observación y experimentación fue decisiva en este momento de las
ciencias, ya que permitió mejores análisis y una más clara lógica de investigación.
Pero una consecuencia de la visión matemática fue que, por una forma de metonimia
de los discursos científicos, ”conocer pasó a significar cuantificar” (Sousa Santos,
2000, p.63, itálicas nuestras). La cuestión es, entonces, medir. Hay, todavía, otra
cuestión: la necesidad de simplificar. Toda la ciencia moderna se fundamenta en la
condición de reducir en todo lo posible la complejidad. Para conocer es necesario di-

“2001, 1” 199
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 200 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

vidir y clasificar, para entonces establecer las relaciones entre las partes que separa-
mos. Primordialmente, dicha división se hace entre lo que se llamará “condiciones
iniciales” (dominio de lo complejo, de lo accidental) y “leyes de la naturaleza” (to -
pos de la simplicidad, regularidad). Tal distinción entre condiciones iniciales y leyes
naturales, entretanto, “nada tiene de ‘natural’[...] es, en verdad, completamente arbi-
traria”, una afirmativa fundamental de Wigner (1970, p.3), apoyada por Sousa San-
tos (2000, p. 63), que, como hemos puesto el acento, se hizo la base de la ciencia de
la modernidad. “Las leyes de la ciencia moderna son un tipo de causa formal que pri-
vilegia el cómo funciona de las cosas en detrimento de cuál es el agente o cuál el fin
de las cosas. Es por esta vía que el conocimiento científico rompe con el conocimien-
to del sentido común [en el cual] causa e intención conviven sin problema [mientras]
en la ciencia la determinación de la causa formal se obtiene ignorando la intención”
(Sousa Santos, 2000, p.64).

Esa perspectiva epistémico-metodológica de simplificar-y-medir vino a dominar


también al campo de las ciencias sociales, habiendo partido, como vimos, del ámbi-
to de las ciencias de la naturaleza. Pero se pudieron ahí distinguir dos vertientes, una
de las cuales seguía-sigue siendo la dominante: aplicar al estudio de la sociedad, en
todo lo posible, los métodos para el estudio de la naturaleza, que vienen desde el si-
glo XVI. La otra vertiente, durante mucho tiempo marginal, hoy en ascenso, reivin-
dica métodos que tomen en cuenta lo específico del sujeto humano y sus sociedades.
“Tal como fue posible descubrir las leyes de la naturaleza, sería igualmente posible
descubrir las leyes de la sociedad” (Sousa Santos, 2000, p.65).

Lo que la vertiente marginal vino a introducir como elemento específico fue la no-
ción de que toda manifestación humana es subjetiva, es decir, no alcanza la descrip-
ción exterior de los fenómenos humanos, ya que la misma actitud puede tener varia-
dos sentidos. Todo parecía ganar nueva y muy distinta calidad de investigación, po-
niendo el énfasis en lo subjetivo y lo cualitativo, pero el reciente alerta de Sousa San-
tos (2000. p.67) es muy pertinente al respecto, cuando advierte que el modelo último
es, todavía, más subsidiario del racionalismo positivista a ultranza de lo que nos gus-
taría, pues mantiene la separación naturaleza/ser humano, naturaleza/cultura, ser hu-
mano/ser animal, elementos que han promovido que en el siglo XVIII se pudiera fes-
tejar lo único del ser humano: “... si, por un lado se recusa al condicionamiento bio-
lógico del comportamiento humano, por otro se utilizan argumentos biológicos para
fijar la especificidad del ser humano”. De cualquier manera, el fortalecimiento de la
presencia de la subjetividad en el campo de investigación es, como mínimo, una pri-
mera señal de crisis del paradigma moderno dominante.

Elementos para una epistemología transdiciplinaria


¿Cómo saber hoy día de la pertinencia de una información, la cualidad de una evi-
dencia, el rigor de la aplicación de un conocimiento?
“Para articular y organizar los conocimientos—advierte Morin (2000, p.35)—, y así re-

200 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 201 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

conocer y conocer los problemas del mundo, es necesaria la reforma del pensamiento”
(itálicas nuestras). El sentido de reforma que le atribuye Morin implica el desarrollo de
una aptitud para (1) concebir y percibir lo contextual, (2) concebir el todo y las relacio-
nes recíprocas del todo con las partes y las partes entre sí (es decir, lo global), (3) dar
espacio a lo multidimensional, (4) trabajar con la complejidad. Es necesario, entonces,
para contemplar este conjunto, la formulación de un nuevo paradigma, una nueva for-
ma de pensar. No se trata de reformar un simple programa y sí, un completo paradig-
ma, cuestión que apunta a: (a) en el nivel contextual, el alerta tan conocido cuanto des-
cuidado, de sólo dar por información real lo que viene expreso en su contexto; como
ejemplo, “amor —reflexiona Morin (2000, p.36)—, muda de sentido en el contexto re-
ligioso y en el contexto profano”; (b) en el contexto global, reconocer y dar valor prác-
tico a uno de los principios de Pascal, en sus Pensées (1976, referido por Morin, 2000,
p.37): “siendo todas las cosas causadas y causadoras, ayudadas y ayudantes, mediatas
e inmediatas, y sustentándose todas por una cadena natural e insensible, que une las
más distantes y las más diferentes, considero imposible conocer las partes sin conocer
el todo, ni conocer el todo sin conocer particularmente las partes”. La dicotomía todo-
/partes es sólo mantenida con el sentido de poner en evidencia la forma de inter-in-
fluencias bi-direccionales todo/partes (la sociedad —el todo— está inscripta en el su-
jeto individual y vice-versa); (c) lo multidimensional, con sus múltiples interacciones
multidireccionales, como se ve en el sujeto humano: a la vez bio-psico-socio-afecto-es-
píritu-racional; (d) el conocimiento pertinente debe, por último, enfrentarse con la com-
plejidad, en su sentido de lo que fue tejido junto (de complexus), aquello que es dife-
rente e inseparablemente constitutivo.

Lo que se requiere es, en síntesis, la plena aceptación de la necesidad de una inteli -


gencia general, con el desarrollo predominante de las aptitudes generales de la men-
te, cuya consecuencia es, al contrario de lo que hace suponer, alcanzar la mayor ca-
pacidad para desarrollar competencias específicas o especializadas (Morin, 2000,
p.39). El conocimiento, así como las cosas sobre las cuales se pronuncia, están inte-
grados en conjuntos naturales que, con el máximo esfuerzo posible, deben ser man-
tenidos cuando les aplicamos nuestros métodos de investigación. Los métodos cien-
tíficos son, desde esa perspectiva, impertinentes, ya que siempre, en alguna medida,
escinden para que puedan pronunciarse. La misma etimología de scientia, conoci-
miento, parece admitir en una de sus raíces menos conocidas, una ligazón con el ver-
bo scindere, escindir, cortar. Esta plena conciencia de científico como conocimiento
escindido, puede llevarnos a la consideración eminentemente ética de que una inteli-
gencia general apunta a una mayor responsabilidad y más intensa solidaridad, que se
habían debilitado ante el poder dominante de la súper-especialización del paradigma
moderno, en que cada uno se ocupa de su campo y nada más.

No es así casual que Morin (2000, p.43), entre varios otros, habla de una “falsa ra-
cionalidad” que nos llevó a creer en modelos racionales, demasiado abstractos y es-
trictamente unidimensionales. Un ejemplo expresivo fue el resultado práctico de la

“2001, 1” 201
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 202 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

modernamente consagrada Revolución Verde, cuya manera aparentemente racional


(pero excesivamente abstracta) de maximizar (en lugar de un ideal más modesto de
optimización) la producción de alimentos, llevó a la utilización del genoma vegetal
únicamente dirigido a la cantidad. El macro-cultivo unidimensional de las grandes
áreas llevó a resultados inesperados: incremento de los cinturones de pobreza de las
ciudades, consecuentes al éxodo rural, consecuente, a su vez, a la eliminación de los
micro-poli-cultivos de subsistencia de las poblaciones rurales, con lo cual se cierra el
círculo negro del hambre. Otro ejemplo mayúsculo fue el programa de erradicación
del trabajo infantil en una zona carbonífera de Brasil, apoyado por agencias oficiales
como UNICEF, que, sorprendentemente, presentó entre sus resultados un aumento
del alcoholismo entre los padres mineros y un incremento de la promiscuidad sexual
de las madres de esas familias, que se trasladaron hacia los pueblos en busca de es-
cuelas para sus chicos, pero al costo de desorganizarse bastante las ya precarias es-
tructuras familiares. Naturalmente que la constatación, en la marcha del programa,
de estos resultados desastrosos, hizo que las autoridades readaptaran el mismo, pero
el daño y el sufrimiento ya se habían instalado. Como estos hay muchos otros ejem-
plos en los cuales la pseudo-híper-racionalidad de siglo XX prevaleció, estimulándo-
se la paradoja de tener una híper-visión y grandes avances del conocimiento de lo
particular y una ceguera para lo general y complejo.

Llegamos al final del siglo con la necesidad de crear nuevos paradigmas de mayor
complejidad y nuevas epistemologías para dar cuenta de los mismos. El campo epis-
temológico tiene novedades que recién empiezan a aflorar y a cobrar status de ma-
yor consistencia. La visión trans-disciplinaria es la gran promesa para el nuevo co-
nocimiento, pero su epistemología es todavía incipiente. Su imperativo es la unidad
del conocimiento, lo que no quiere decir que busquemos al conocimiento único. Al
contrario, la investigación trans-disciplinaria pauta su trabajo por el reconocimiento
de que la Realidad tiene una estructura discontinua, mientras que el modelo unidis-
ciplinario trata, en general, de un fragmento de un único y mismo nivel de Realidad.
Es esta diferencia de pautas de visión de la Realidad que subyace a la radical dife-
rencia entre estos métodos de investigación. Muestra, además, que la trans-discipli-
naridad se ve complementaria a la disciplinaridad, siendo ambas indispensables pa-
ra la puesta en acción del paradigma emergente.

La transdisciplinaridad se apoya en tres puntos básicos: (a) la noción de que la Rea-


lidad tiene distintos niveles, (b) la lógica del tercer término incluido y (c) la cuestión
de la complejidad (Nicolescu, 1999). Están estos tres puntos correlacionados entre sí
y, a su vez, apoyados en lo que Gödel, en 1931, formuló como un teorema. El teore-
ma de Gödel refiere que en Aritmética, si un sistema de axiomas es suficientemente
rico, lleva inevitablemente a resultados ora no-pasibles de decisión, ora contradicto-
rios. Ese hallazgo, que se pensaba inicialmente sólo para la Aritmética, se vio exten-
dido a todas las Matemáticas, hecho que fue conceptualmente una revolución poten-
cial para toda la teoría del conocimiento. Significó, por ejemplo, en la aplicación de

202 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 203 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

las Matemáticas a la Física, que esta última, la única ciencia paradigmáticamente


“completa” y cerrada hasta entonces, pasara a ser vista como estructura abierta, es
decir, incompleta. La fuerte creencia de la Física completa pasa a ser, de repente, ilu-
sión. Eso no es poco. Tan es así que pasaron algunas décadas antes de que los físicos
se dejasen movilizar en su ilusión de completud científica de su disciplina, ante la re-
volución gödeliana.

En el paradigma trans-disciplinario de la Realidad se presenta a la investigación co-


mo una estructura multi-nivel de número potencialmente infinito, y que se muestra
haciendo eco con el teorema de Gödel (si es éste un “eco” epistemológicamente líci-
to o ilícito será discutido adelante). Si pensamos dos niveles adyacentes y queremos
indagar sobre la lógica que los une, se postula la concepción del tercer término in -
cluido, que quiere decir que si uno de los niveles se presenta en un estado actual T,
ese nivel (y su estado) se encuentra ligado a un par de contradictorios (Ay no-A) que
pertenece al nivel inmediatamente vecino. A y no-Aestán unificados en su contradic-
ción, pero en este momento, no en el nivel de realidad en que se encuentran, sino en
el nivel vecino y diferente. Esta concepción multi-nivel de la Realidad permite que
se conciba el mantenimiento necesario de la exigencia científica del principio de no-
contradicción. En la lógica presente del tercero incluido, como se trata de un siste-
ma abierto, el procesamiento lógico es secuencial e interactivo, es decir, dicho es-
tado T, además de la condición de inclusión ya dicha, se encuentra, en su propio
nivel ligado a otro par de contradictorios (A’ y no-A’); a su vez, el par A’ y no-A’
se encuentra ligado (no-contradicho) por un estado T’ ubicado en un nivel de Rea-
lidad diferente e inmediatamente vecino del nivel en que se encuentra la estructu-
ra ternaria A’, no-A’y T, y así en adelante, hasta el teórico, e ideal, agotamiento de
todos los niveles de Realidad conocidos e, incluso, apenas concebibles (Nicolescu,
1999, p.51-52).

Como último aspecto se halla la cuestión de la complejidad. Morin (1997) ha desta-


cado con acierto que grandes escritores como Balzac, Stendhal, Tolstoi o Dostoievs-
ki, obviamente entre muchos otros, fueron los precursores del pensamiento comple-
jo en la historia de la humanidad, que sólo tardíamente fue de interés para los cientí-
ficos. Las narrativas de los escritores están plenas de convincentes demostraciones
de que lo humano influye y es influido por el ambiente en que vive, así como está
muy presente la paradoja de que detalles aparentemente insignificantes lleguen a te-
ner gran participación en la vida, bien como los destinos del alma individual están
entrelazados con los destinos históricos, todo esto como demostraciones de la com-
plejidad del vivir.

Pero eso no significa que dicha complejidad del pensamiento sea entendida como “el
pensamiento omnisciente” (Morin, 1998, p.285). Más bien al revés, la complejidad y
su forma de pensar traen a la luz la precariedad, el valor local, el valor en un espacio
y un tiempo específicos de nuestras afirmaciones sobre las realidades.

“2001, 1” 203
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 204 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Complejo no es completo
A título de base empírica, a continuación examinaremos aspectos de la vida personal
y religiosa de Iñigo de Oñez y Loyola desde una perspectiva dialogal entre teología
y psicoanálisis.

Notas para una epistemología del diálogo entre Teología y Psicoanálisis, a partir de
observaciones sobre la vida de Santo Ignacio de Loyola

Iñigo de Oñez y Loyola es designado Ignacio en el diploma de bachillerato en Filo-


sofía, en el año 1532. Se nos presenta como una personalidad compleja y fuerte, ela-
borada en una época en que España respiraba los ideales de heroísmo, caballerosidad
y conquista, al lado del descubrimiento de otros mundos, América entre ellos. Eran,
además, los años en que la Iglesia urgía por mudanzas espirituales y reformas, en la
España movilizada por el destacado Cardenal Jiménez de Cisneros. Cuando nació
Iñigo, Lutero contaba recién ocho años.

En el relato de la vida de Iñigo vamos a apuntar a las circunstancias y eventos que


más adelante utilizaremos para el análisis. Nació probablemente en el año 1491, de
una familia noble. Su madre muere en sus primeros años de vida, siendo entonces su
crianza llevada por un ama de leche que vivía en las cercanías. Su padre y sus her-
manos siguen los ideales de los caballeros, soldados y nobles del país, ideales que
Iñigo no solamente incorporó, sino que desarrolló en su personalidad. El padre mue-
re en su adolescencia, época en que la figura de su cuñada Magdalena se torna remar-
cable, tanto por su bondad, belleza física y ternura, como por su piedad religiosa.

Como adolescente, Iñigo era vanidoso y audaz, dado a los galanteos y siempre listo
a cualquier acto de bravura. Adquiere los hábitos de la nobleza y la corte de España
cuando lo envían, mediante una invitación, a la casa del mayordomo de la Reina y
tesorero general del reino de Castilla. El mismo confiesa que en esta época era fuer-
te su deseo vanidoso de conquistar la gloria.

El acontecimiento central de la vida de Iñigo ocurre en Pamplona, cerca de los trein-


ta años de edad, cuando, a favor del Rey, defiende desesperadamente la ciudad en
contra de los franceses, combate que le resulta en una fractura de una pierna. Iñigo
consigue sobrevivir al trauma, pero su personalidad nunca más será la misma.

El sufrimiento que sobrevino fue incalculable. Vuelve a Loyola en busca de recupe-


ración. Después de una primera cirugía en la pierna parecía que se iba a morir, pero
dolorosamente fue convaleciendo. Quedó como secuela quirúrgica un acortamiento
de la pierna, además de una gran protuberancia, para nada estética. Iñigo se propone
una nueva cirugía, y recordemos que no se disponían de medios anestésicos. Pasan
días de gran martirio y dolor. Es cuando su cuñada Magdalena le trae los volúmenes
Vida de Jesús y Flos Sanctorum. Inicia una etapa de introspección y de discernimien-

204 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 205 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

to, su tiempo pasa dedicado a la oración, a la contemplación y, también en parte a


escribir. Desea, ahora, otro tipo de heroísmo, el de los santos, siendo su nuevo héroe
Francisco de Asís.

En tales circunstancias le sobreviene una fuerte depresión, que se acompaña de cul-


pa, miedo e ideaciones suicidas. Aquí empiezan sus experiencias místicas. Entre ellas
se destacan las visiones de la Virgen con su Santo Hijo Jesús, evento que se acompa-
ña de un sentimiento de consolación. Es interesante señalar que, años después, Igna-
cio confiesa que una figura de la Virgen en su libro de oraciones le hacía recordar la
gran belleza de la cuñada Magdalena, hecho que lo perturbaba y lo llevaba a cubrir
la imagen para que no se le despertasen intensos afectos y pasiones por la misma
(Meissner, 1992, p.57).

Empieza entonces un período de grandes penitencias y ayunos, penas estas que bien
pueden ser responsables por los estados alterados de conciencia, con experiencias re-
gresivas alucinatorias, como la visión de la serpiente de muchos ojos, que Ignacio,
finalmente, atribuye a obra del demonio.

En peregrinación a la ciudad de Manresa, Ignacio tuvo todavía diversas experiencias


místicas, entre ellas la visión de rayos luminosos venidos de arriba, durante la Misa;
otra visión era de la humanidad de Cristo, que tuvo cerca de treinta a cuarenta veces.
Refiere, además, que siente que sus ojos se están abriendo a la comprensión de mu-
chas cosas, espirituales y también relativas a la fe y al aprendizaje, y que estas eran
sensaciones frecuentes y que han durado largo tiempo. Lo que vimos previamente
son todas imágenes cargadas de sentimientos de irresistible consolación y, también,
de alegría y fuerza interior.

Luego de este periodo místico Iñigo empieza los estudios de filosofía y teología, pri-
meramente en Barcelona y después completados en París, hacia donde se dirige en
1529. Ocho años después, 1537, parte hacia Roma con sus compañeros de credo y
recibe del Papa el permiso para la ordenación sacerdotal, que viene a ocurrir en ju-
nio del mismo año, pero en Venecia. En un santuario cercano a la ciudad, Ignacio vie-
ne a tener una de las más poderosas iluminaciones místicas de su vida: él observa al
divino Padre con Cristo cargando su cruz; ambos miran a Ignacio con amor. El Pa-
dre dice al Hijo: “Yo deseo que tú lo tomes como tu siervo”. Y Cristo contesta, diri-
giéndose, entonces, a Ignacio: “Yo deseo que seas mi siervo”. El Padre agrega: “Yo
te seré propicio en Roma”.

Ignacio y sus compañeros fundan, entonces, la Compañía de Jesús, cuyas Constitu-


ciones, al lado de su obra Ejercicios Espirituales, contienen tanto sus ideales cuanto
los combates internos que enfrentara. El resultado es la expansión de su obra por to-
dos los continentes, en la educación, especialmente en las universidades, en la cate-
quesis, en la dedicación a los pobres, en el contacto y la extraordinaria influencia que

“2001, 1” 205
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 206 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

ejerce la Iglesia sobre los reinos. Es de notar la estrecha relación de Iñigo con mu-
chas mujeres que él ha acompañado y orientado, sean ellas de extracción noble, po-
bres o meretrices.

Con estos recortes de la biografía de Iñigo se puede percibir la riqueza de su perso-


nalidad y algo de su vida mística, pero por cierto quedan fuera muchos detalles que
exceden los límites de esta comunicación. Para quien desee profundizaciones, se re-
comienda la obra de Meissner (1992).

Podemos ahora avanzar hacia el abordaje interdisciplinario dinámico-teológico, de


forma tal que en sus secciones iremos diseñando cuestiones propias para una episte-
mología de la inter-disciplina.

¿Era Iñigo psicótico? Discusión psicodinámico-teológica


Ya pocos dudan de que el Psicoanálisis de hoy no puede evadirse de poner su aten-
ción en cuestiones complejas como las creencias y las cuestiones afectivas correla-
cionadas. Tampoco se deja de señalar que el psicoanalista debe permanecer en el
campo que le es propio, en estas discusiones complejas, de modo de contenerse de la
tentación de aventurarse solitariamente por dominios que no son los suyos.

En la opinión de Bergeret (1997) la cuestión de las creencias exige: “un diálogo


pertinente con el filósofo, el teólogo, el antropólogo, el historiador y el sociólo-
go. Un diálogo inter y transdisciplinario no puede, entretanto, romper, fragmen-
tar, reducir o deformar un fenómeno humano forzosamente multifactorial, y esto
frecuentemente nada tiene que ver con nuestra concepción habitual de la lógica.
Solamente un abordaje transdisciplinario, transcultural y diacrónico de la creen-
cia puede permitirnos avanzar hacia el conocimiento crítico del estadio y del mo-
mento prefigurativo de la psico-génesis, en donde tienen raíces las creencias más
diversas ... [lo cual] exige que todo investigador conserve su identidad discipli-
nar y encuentre su provecho dentro de la comunicación más crítica de las hipó-
tesis en cuestión, de acuerdo a la formulación conceptual que le sea propia”
(p.878).

En tales términos, el analista no debe adherirse a la fe del paciente, lo cual confi-


guraría la adhesión a una pseudo-solución de la seducción narcisista. Pero, toda-
vía menos, debe ceder a un “ecumenismo epistemológico” (Bergeret, 1997,
p.893), de modo que podría perder el rumbo investigativo, con la ilusión de des-
cubrir nuevos continentes. Pero un ecumenismo epistemológico moderado no es-
taría mal para el investigador, en el sentido que cumpliría aceptar y trabajar con
la diversidad, con la constatación del valor relativo y complementario de las es-
tructuraciones individuales y de la verdad parcial que contienen todas las investi-
gaciones teórico-clínicas, en la medida que son suficientemente abiertas y diver-
sificadas.

206 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 207 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Estas últimas afirmaciones conducen al respeto que el clínico debe tener para con la
religiosidad del paciente. Desde lo más obvio, la aceptación de la creencia que reve-
la el analizando, en el sentido que estará este en su derecho de sujeto que piensa y
habla de lo que se le ocurra. Pero cabría aquí el alerta para que tal respetuosidad no
sirva como pretexto inconsciente del analista para no interesarse por el contenido ob-
jetivo del discurso religioso, es decir, alertase ante el riesgo de perderse en la busca
de deslindar el contenido de la creencia del paciente.

Existe también el riesgo de que ante el interés por el estudio interdisciplinario, el ana-
lista pueda confundirse en la aplicación clínica del concepto, es decir, confundir la
demarcación epistemológica (en un nivel conceptual, abstracto) del concepto con la
aplicación práctica, clínica, del mismo. Si tal cosa ocurriese se configuraría un “cli-
vaje funcional”, establecido por un oportunismo operatorio, resistencial, de la inves-
tigación de la relación transferencial. Peor todavía, podría alcanzar un nivel más pro-
fundo de “clivaje estructural”, en el cual el analista supone la suficiencia de su pro-
pio análisis como capaz de asegurar el pertinente análisis del paciente, ya no a través
de una denegación (en el clivaje funcional), y queda circunscripto a una elaboración
interpretativa de sus propias creencias infantiles.

Domínguez Morano (1996), teólogo y psicoanalista, apunta que el psicoanálisis ha


colocado en un lugar a toda razón teórica y práctica, que es el de mostrar las íntimas
conexiones entre reflexión y pulsión, entre deseo y pensamiento. Resume (p.14) en
cinco tópicos las grandes cuestiones para una teología post-freudiana, a la luz de la
omnipotencia narcisista infantil: (1) “la representación de Dios como fantasma del
padre omnipotente; (2) el concepto de salvación como impasse en los atolladeros del
Edipo; (3) la Ley y el Ideal, en donde las cuestiones del amor y del odio deben ser
reconocidas en sus auténticas dimensiones; (4) la autoridad como figuración de to-
do-saber y todo-poder en el seno de la institución eclesiástica; (5) el pensamiento teo-
lógico como perversión tentadora de transformar el dogma en dogmatismo” (p.12-
13), temática ampliamente desarrollada por el autor en obras anteriores (Domínguez
Morano, 1991, 1994). Ubicadas estas proposiciones iniciales como alertas para el clí-
nico y el teólogo, pasemos a consideraciones focales de la biografía de Iñigo desde
la óptica psicoanalítica.

Puntos centrales de la vida de Iñigo: desde un vértice freudiano


1. La pérdida temprana de la madre y las experiencias iniciales con el ama de leche
(de la cual poco se conoce), asociadas a las ausencias frecuentes del padre, parecen
haber marcado fuertemente al psiquismo de Iñigo. La estructura del carácter de la
adolescencia, en sus aspectos de caballero, soldado, cortesano y galanteador, está
matizada por señales de un narcisismo fálico, identificado también con el padre
agresivo, percibido como omnipotente e invulnerable, como lo hace pensar la con-
ducta de Iñigo en la Batalla de Pamplona. Son manifestaciones que sugieren un nar-
cisismo extremo, que incluye las fantasías de ser invencible, la desesperada resisten-

“2001, 1” 207
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 208 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

cia, casi suicida, en defensa de la ciudad. Constituirán su yo ideal, una auto-imagen


idealizada, modelada en el heroísmo caballeresco de la época.

2. Su identidad adolescente es fuertemente fálico-narcisista. No por casualidad la vi-


sión de la serpiente con muchos ojos es atribuida al demonio. Se puede suponer la
presencia de un narcisismo del yo ideal, indeleblemente afectado con la fea herida de
guerra en la pierna. Sobrevienen depresión, extremados escrúpulos, ideación suicida.
No sin motivos, su ideal es el Cristo humilde y siervo, valores que serán centrales en
la personalidad en transformación de Iñigo. Re-edita la relación con el objeto mater -
no a través de la figura de su cuñada Magdalena así como una relación variada y ri-
ca con las mujeres.

3. Todavía en el lecho de convalecencia comienza Iñigo el período de meditación.


Identifica tres espíritus distintos en sus fantasías y “mociones” (como él llama a sus
impulsos): lo bueno, lo malo y lo propio. Tal perspectiva le lleva a la experiencia de
arrepentirse, pero con una característica más del tipo de buscar nuevas direcciones
para su vida que de la modalidad de obliteración del pasado. Spero (1986) ha obser-
vado cuestiones de la identidad de sujetos que se han tornado religiosos y también de
convertidos. Algunas de estas cuestiones nos interesan con respecto a Iñigo. Spero
apuntó que una mudanza religiosa resulta en trastorno psíquico si hay previamente
una perturbación intra-psíquica, interpersonal o familiar y si ocurre un repentino o rá-
pido curso en la mudanza de valores personales y una identificación masiva con una
nueva comunidad religiosa. Identificamos ambos aspectos —trastornos previos y
cambio brusco— en la vida de Iñigo, de modo que son dos factores que se pueden
reconocer como favorecedores de las peculiaridades de la estructuración del yo de
Iñigo.

4. Después del período de convalecencia comienzan a surgir para Iñigo los años de
peregrinación. Es la época en que comienza a atacar en su auto-imagen cualquier
punto donde el narcisismo es evidente, movilizando al yo a ejercitarse en el control
de los investimientos libidinales y narcisistas. Es muy probable que las rigurosas
prácticas de ascesis hayan inducido a estados alterados de conciencia, en los cuales
son esperables experiencias alucinatorias (como la de la serpiente de muchos ojos).
Con el tiempo su implacable ascesis va siendo sustituida por una auto-abnegación
más serena, pasando a defender que, de un modo general, los métodos de oración
delineados en los Ejercicios espirituales son suficientes para la formación de sus
compañeros y que, por lo tanto, ya no serían siempre necesarias largas horas de ora-
ción.

Diálogo interdisciplinario sobre lo místico en Ignacio


Las manifestaciones de Iñigo no deben / no pueden ser reducidas a una simple ver-
sión ‘psiquiátrica descriptiva y patológica’. Es evidente que los acontecimientos de
su vida son de un orden que desafían una explicación simplista.

208 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 209 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Sin duda, algunos de sus problemas transcurren por lo que tradicionalmente se con-
cibe como patológico, por lo menos en sus períodos más regresivos. Por otro lado,
son expresión de una estructura y un vigor de la organización mental, su capacidad
de traer a examen sus experiencias disruptivas, bajo intensa emotividad y regresión,
manteniendo, aún así, un control racional. Además, su elevado desempeño como lí-
der, director espiritual, legislador, guía y administrador son evidencias propias de la
sofisticación de sus condiciones mentales. Pasemos a los puntos más notables.

1. Su relación con Cristo y con la Trinidad puede ser definida como una forma hu-
milde y amorosamente sierva. Trátase aquí de una modalidad mística predominante-
mente catafáctica, es decir, la que se expresa mediante proposiciones afirmativas de
la religiosidad. Tal forma mística, propone Egan (1984), consiste en “una progresiva
simplificación de la oración, la cual culmina en los elevados niveles de contempla-
ción sacramental. La creciente transparencia de los misterios, imágenes y símbolos
de la historia de la salvación guía al místico a través de la jornada contemplativa ha-
cia una fecundidad transformacional y espiritual” (p.303).

2. Un fenómeno que intriga a Ignacio es la “consolación sin previa causa”, algo que
vino a transformarse en el centro de la religiosidad ignaciana, entendida como un es-
tado de paz, iluminación, serenidad, sin desencadenante inmediato perceptible, mu-
chas veces asociada a las demás expresiones místicas. Es interesante que Ignacio no
tenga demasiada confianza en las manifestaciones extraordinarias. Sabe él que son
un camino para la ilusión y la decepción, y más, que la experiencia mística genuina
es la excepción, no la regla (Rahner, 1977). Podemos advertir en Iñigo que la esen-
cia del fenómeno místico viene acompañada de una “mística secundaria”, es decir, el
conjunto de visiones, locuciones, estigmas, levitaciones e instancias aisladas de arre-
bato e irresistible éxtasis (Egan, 1988). Pero los estudios actuales tienden a destacar
el “fenómeno místico esencial que es la contemplación infusa” (Meissner, 1992,
p.305), lo cual equivale a la orientación fundamental de Ignacio. Conversión, reno-
vada energía, fuerza, coraje, autoridad y paz lo acompañan, condiciones estas que
permiten al insight, el conocimiento, la sabiduría, mientras profundizan la fe, la es-
peranza y el amor (Egan, 1983).

3. ¿Era Iñigo psicótico? La pregunta se nos impone, y la respuesta inicial es que hay
razones para pensarlo así. Entretanto, el análisis interdisciplinario más detenido nos
hace recordar que hubo un precipitante agudo en su vida emocional, que es la herida
en Pamplona. Todo hace pensar que, no obstante el período regresivo que le siguió,
la resolución psíquica del sufrimiento ha satisfecho sus necesidades narcisistas bási-
cas y ha encontrado adecuado refuerzo y soporte en su misión religiosa. Ignacio su-
po, después de un tiempo, sobre todo a partir de los años de estudio, moderar sus es-
crúpulos obsesivos, deviniendo finalmente el líder que fue. William James (1902) ha
sido agudo y certero al respecto: “San Ignacio ha sido un místico, pero su misticis-
mo lo ha hecho seguramente uno de los más poderosos ingenios humanos prácticos

“2001, 1” 209
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 210 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

que hayan vivido” (p.324). El análisis interdisciplinario nos permite todavía afirmar,
con Meissner (1992), si queremos acentuar el aspecto psicótico, que Iñigo “debe ser
visto como psicótico en un sentido diferente y único, forma que la ciencia psiquiátri-
ca todavía no pudo reconocer o explicar. Puede ser menos preconcebido y más pre-
ciso decir que la vida mística de Ignacio ha representado una forma de experiencia
extraordinaria, en los límites de la capacidad humana” (p.325).

Si aún así quisiéramos insistir en la idea de que Iñigo fuera psicótico en el sentido
tradicional del término, ¿eso minaría y destruiría el significado religioso de la expe-
riencia personal y la importancia de sus caminos para la historia religiosa y para la
visión salvífica de la humanidad?

La búsqueda interdisciplinaria nos lleva aquí a un momento culminante y de máxi-


ma tensión de ambas disciplinas, por ejemplo, al introducir una pregunta más: ¿que-
daría “precluida” la presencia de psicosis en las obras de la gracia divina en el alma
de Ignacio? Afirmamos, con Meissner (1992, p.329), que no, apoyándonos en el prin-
cipio teológico de que gratia perficit naturam, lo cual permite suponer que no habría
factor psicopatológico que pudiera barrar la acción de las representaciones de Dios.
Los “resultados” de la vida de Iñigo serían, entendemos, una evidencia de eso.

4. Pero el acercamiento entre disciplinas no es sin riesgo, y entre psicoanálisis y teo-


logía no se hace excepción, ya que no es difícil detectar la tendencia a la constricción
de sus hermenéuticas (Meissner, 1992). ¿Entonces, que se podría discutir en más de
la vida mística de Ignacio? Es coherente apuntar que ésta evoca prima facie unos co-
rrelatos de la vida infantil, en donde la vivencia de la sensorialidad es todavía relati-
vamente difusa y menos organizada, como para permitir una distinción suficiente en-
tre afecto y cognición. Ross (1975) ha señalado que en tales circunstancias “el senti-
miento es el pensamiento, y el pensamiento, el sentimiento” (p.86), idea que nos lle-
va a hacer una analogía con el “pensamiento oceánico” de Freud (1930), término
prestado de Romain Rolland, místico francés, que lo usaba para designar la verdade-
ra fuente de la religiosidad. Freud (1936) relata haber sentido algo semejante en la
experiencia de la Acrópolis, en Atenas, pero, interpretativamente, él reduce el even-
to a algo no solucionado del conflicto edípico, expresado en la desrealización del yo,
“una experiencia regresiva e infantil” (p.243-245). Ross (1975) identifica en estos fe-
nómenos una regresión a la unión simbiótica con la madre (en el sentido conocido de
Mahler), identificando ahí una notable intensificación de las características narcisis-
tas. Entendemos que la pérdida prematura de la madre y las experiencias supuestas
con la poco conocida ama de leche puedan ser factores correlacionados a las confi-
guraciones antes descriptas.

5. La representación de Dios en la mente de Iñigo deriva indudablemente de las imá-


genes de su padre y madre en una forma balanceada. Pero la representación de Dios
no es una representación objetal común, considerando el contexto de las experiencias

210 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 211 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

transicionales (Meissner, 1984, 1990). El aspecto esencial de la experiencia transi-


cional reposa en el ámbito subjetivo-objetivo de la experiencia y pertenece, simultá-
neamente a ambos. Las experiencias místicas de Ignacio han sido formas de ilusión
en el sentido winnicottiano; han sido expresiones de su propia vida psíquica subjeti-
va, con las correspondientes necesidades y determinantes complejas —infantiles,
narcisistas, libidinales— y, además, se interconectan con la realidad externa. En tér-
minos teológicos tales interconexiones pueden ser descriptas como presencia divina,
gracia, contemplación infusa.

6. Iñigo se enfrenta no solamente con la regresión y la crisis, sino que todo un nuevo
sistema de valores lo desafía y lo empuja hacia el embate por la integración del yo an-
te un superyó de rara severidad. El sistema de valores es utilizado como función inte-
gradora para el sí-mismo. Paulatinamente se va reorganizando el yo, en la medida en
que los impulsos narcisistas pueden ser investidos significativamente en el sistemas
de valores con sus representaciones internas. Por cierto, este avance en la integración
no excluye un compromiso con las exigencias inconscientes del superyó. Lo que se ve
en Iñigo es un dramático diálogo entre yo y superyó, cuyas temáticas seguirán abier-
tas. Empieza entonces para él una amplia evaluación por obra del yo (y el superyó),
con una activa creación del sistema de valores afines al yo ideal, el cual modifica el
esquema pre-existente de valores del ideal, proceso que cuenta con la acción energi-
zante de la gracia divina (Meissner, 1992). En verdad, es la identificación con Cristo
que viene a ser el soporte del “relleno” masoquista y de la gratificación, tarea por en-
tero al servicio del ideal narcisista y religioso. Sólo muy gradualmente ella deviene
una espiritualidad plena de significado, con una internalización más madura de los va-
lores espirituales relativos al ideal de Cristo. El efecto sustantivo de todo este proce-
so fue el crecimiento interno en el propio yo, con la resultante y progresiva integra-
ción de los impulsos. La disponibilidad del potencial psíquico del yo resultante para
tales funciones de integración y de síntesis, está ya más libre de conflicto.

Para una discusión final: diálogo interdisciplinario y uso de metáforas


El consejero Acacio, que sólo señalaba lo obvio, nos advertiría de los riesgos y ne -
cesarios cuidados en el uso del “pensamiento complejo” requerido en el diálogo en -
tre disciplinados. Siguiendo la recomendación acaciana, trataremos ahora de exami -
nar algunas de las principales metáforas que utilizamos en el apartado anterior,
donde intentamos un diálogo teológico-psicoanalítico. ¿Habremos logrado dialo -
gar? ¿Las metáforas utilizadas han cambiado a un nuevo campo inter-transdiscipli -
nario y con el cambio de lugar han cambiado también de sentido?

Veamos algunos ejemplos. De la sección 1, tomemos “misticismo catafáctico”.

La expresión proviene del campo filosófico (catáfasis) y apunta al sentido de afirma-


ción, proposición afirmativa, lo cual, en el campo teológico se usa para expresar una
teología catafáctica, es decir, una teología que busca expresar la presencia de Dios

“2001, 1” 211
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 212 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

por lo que tiene de afirmativo; p.e., “se ve la presencia de Dios al nacer un niño”,
o “al mirar el Cosmos”. Catafáctico se opone a apofáctico, que tiene el sentido de
expresarse por la negativa. Por ejemplo, una teología “negativa” o apofáctica, ve la
presencia de Dios por lo que no se entiende racionalmente, por el misterio (véase
Sousa y Oliveira, 1998-1999). Decir que Ignacio presentase con un misticismo cata -
fáctico, que le estimula la contemplación y el trabajo espiritual y, con ello, alcanza
un impulso transformacional, en sentido psíquico, resulta de interés para el psicoa -
nalista en la medida en que apunta a una particularidad del campo “ilusional” (win -
nicottiano), ya que se muestra “afirmativo”, “productivo” en términos psíquicos. Es
decir, correspondería en el lenguaje psiquiátrico a “sintomatología positiva”, como
se usa para describir la esquizofrenia. Análogamente, el contrapuesto “apofáctico”
correspondería a “síntomas negativos”, p.e., en la esquizofrenia (Gabbard, 2000).
La visión proveniente de la filosofía-teología abre un nuevo campo, ahora transdis -
ciplinario, de indagación en torno a la hipótesis de que, en los fenómenos místicos,
las producciones catafácticas puedan expresar, en lo psíquico, estados más regresi -
vos que las condiciones apofácticas. Estas, contemplando al “negativo”, la presen -
cia por la ausencia presente, implica, en términos psíquicos, mayor elaboración
mental, es decir, estados menos regresivos. Esta nueva hipótesis transdisciplinaria
estaría, de acuerdo a los teóricos del pensamiento complejo, entre, a través y más
allá de las disciplinas dialogantes.

“Contemplación infusa” es una metáfora que está en la sección 2. Fue extraída del
inglés (complicación adicional) “infuse contemplation” (Meissner, 1992, p.305), cu -
ya traducción al español o al portugués es problemática. En inglés, infuse significa
introducir, instilar y se relaciona a infusionism, expresión de la teología que apunta
a la existencia del alma en un estado previo y que es “infundida” en el cuerpo en el
momento de la concepción o del nacimiento. En portugués o español “infusa” tiene
vínculo con “infundir”, introducir, inspirar. En síntesis, la metáfora en cuestión se
refiere a una modalidad profunda de contemplación en la cual el sujeto estaría
abierto a sentimientos caracterizados por una intensa paz, fuerza, energía interior,
condiciones propiciadoras del insight, el conocimiento, acompañados de la profun -
dización de la fe, la esperanza y el amor. Estas consideraciones lingüístico-teológi -
cas proponen al psicoanálisis la observación de un muy particular estado de alma,
cercano a condiciones de sensación-cognición del yo, donde se le requiere la tole -
rancia y la participación en niveles habitualmente desconocidos de la vida cotidia -
na. La apropiación suficientemente ingenua de la metáfora teológica podría llevar
al psicoanálisis a reconocer insospechadas capacidades del yo sin prejuicios ten -
dientes a lo patológico (véase Grotstein, 1996).

La sección 3 ofrece una oportunidad diferente de las anteriores. Se refiere a la apli -


cación del término “psicótico” a Ignacio, y su aceptación por parte de la teología,
con la variable de aplicar el término en “sentido diferente y único” (Meissner, 1992,
p.325). Es decir, aquí vemos a Ignacio como un “loco”, pero un loco dotado de un

212 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 213 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

potencial emocional-espiritual inmenso, visto el desarrollo de su vida personal y re -


ligiosa. Este es un típico ejemplo de mayor tolerancia, que revela las interpenetra -
ciones y las interdependencias entre dos disciplinas que se encontraban, no hace mu -
cho, en actitudes abiertamente antagónicas.

De la sección 4 hemos destacado la metáfora “sentimiento oceánico” utilizada por


Freud (1930) y asociada por semejanza a su experiencia en su viaje a Atenas, cuando
en la Acrópolis (1936) tuvo la sensación “too good to be true”. Recordemos que Freud
tomo de Romain Rolland la expresión, y dice, luego, al abrir a El malestar en la cultu-
ra (1930), que Rolland le comentó por carta que con “oceánico” quería aludir a un
sentimiento personal particular, pero que creía presente en muchas personas, y que le
gustaría llamar a tal sentimiento como “sensación de eternidad”, “sentimiento de al -
go sin límites ni barreras” (Freud, 1930, p.13). Además, entendía el escritor que en ese
sentimiento oceánico residía la fuente última de la religiosidad. Vemos, así, que esta
metáfora proviene de la literatura y pasa de allí al psicoanálisis de la religión. Es muy
curioso pensar cómo Freud tomó a la metáfora. Primero dice: “no logro descubrir en
mí este sentimiento ‘oceánico’” (p.14), luego propone una equivalencia de la expre -
sión con la frase del poeta alemán Grabbe, que reproduce: “de este mundo no pode -
mos caernos: henos aquí de una vez por todas”, y que él mismo interpreta como un
sentimiento consolador que se apoya en un sentimiento de indisoluble comunión con
la totalidad del mundo exterior. Freud descree que ese sentimiento vaya más allá de
una actitud de penetración intelectual, matizada por expresiones de afecto. Después,
como se recuerda, Freud finaliza interpretando el sentimiento oceánico como una ma -
nifestación de la sexualidad infantil vinculada al padre.

En este caso queremos destacar que Freud utiliza una metáfora de forma “descons -
tructiva”, para preparar el camino para su argumento anti-religioso. En un primer
paso, “reduce” el “sentimiento oceánico” al dicho mucho más “terrestre” del poe -
ta Grabbe, diciendo que se refieren a lo mismo. El segundo paso desconstructivo
consiste en calificar al sentimiento de Rolland como un acto intelectual, lo que le
permitirá completar con su interpretación de lo infantil en el adulto. Leyendo a
Freud nos despierta la sensación de que él avanzó hacia las profundidades mientras
Rolland quedó en la superficie, pero ¿el acto interpretativo de Freud dejaría ya de
ser metáfora? Si Freud dice a su paciente que el sentimiento oceánico que experi -
menta es derivado del desamparo infantil y la nostalgia del padre, este es un acto
“metaforizador” que ve el presente en términos del pasado, lo que, con suerte, pue -
de restablecer la polisemia perdida por el sufrir mental (Borbely, 1998).

Proponemos enteder estas alusiones sobre algunas metáforas del texto como un ac -
to o intento de diálogo entre disciplinas. Nos parece estratégico utilizar las metáfo -
ras como objeto de estudio para ese fin, porque ellas son maleables y pueden sufrir
todo tipo de influencia forzosa de la disciplina por donde circulan: sufren deformacio -
nes, degradaciones (descalificaciones eufémicas, atenuantes), refuerzos (forzando co -

“2001, 1” 213
pags. 194 a 218 3/28/06 11:35 AM Page 214 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

mensurabilidad donde no existe). Justamente, a los dialogantes disciplinados cabe


examinar, mantener y proveer de rigor, coherencia y calidad de evidencia a ese inter -
cambio de metáforas, que pueden suponer métodos, epistemologías, hipótesis, teorías.

Pero esta buena intención que tenemos, a veces, al empezar los diálogos, puede ago -
tarse, y prontamente. Hay que reconocer una vez más nuestra inhabilidad para el
diálogo. Es éste un peso por tener en cuenta en estos tiempos de tentativas dialogan -
tes más abiertas, más ambiciosas, menos reactivas, más afectivas.

El movimiento post-moderno, al estar dirigido hacia la inteligencia general, es preo -


cupación de muchos, contiene el riesgo de que disminuya el rigor del conocimiento
especializado y lleve el saber a un estado diluido: una especie de relativismo a ul -
tranza que sabe nada sobre todo, en contraposición al saber todo sobre nada de la
híper-especialización. De hecho, nos parece un riesgo por encarar, siendo que el
mismo pensamiento complejo puede ofrecer instrumentos razonables. Basta pensar
que los diálogos efectivos entre representantes de diferentes disciplinas, sea en el ni -
vel que fuere, implica siempre la proposición de exposición de los interlocutores que,
a su vez, puede abrir camino hacia el examen del dilema: dilusión/consistencia. Es
siempre una “buena idea saber de lo que se está hablando”, apuntan Sokal y Bric -
mont (1999, p.204), como irónica recomendación a quien se propone incursionar
(por invitación o a solas) por campos ajenos. Aunque acaciana, la propuesta tiene
sentido, ya que no pocos “distinguidos intelectuales” (Sokal y Bricmont, 1999,
p.204) suelen ignorarla o utilizar lo ajeno sólo en el plano del conocimiento vulga -
rizado. Estos mismos autores (p.31-48) han criticado, por ejemplo, la utilización a
piacere que hizo Lacan de las matemáticas. Es conocido el placer de Lacan con la
parte topológica de las matemáticas y la aplicación que hace él al psicoanálisis.
Aquí aparece ese terrible e inquietante epistemológico que trata de entender lo que
se quiere decir con lo que se dice, como trata de estudiar Bourdieu (1982). ¿Cómo,
qué, por qué, para qué, por quién, cuándo, dónde Lacan aplica la topología a su cam -
po psicológico? No se puede aquí encarar todos estos inquietantes, pero, sí quere -
mos proponer la dirección del supuesto filo epistemólogo volcado a decirnos qué hi-
zo Lacan con la topología. No vamos a repetir lo que ya está dicho. A quien le gus -
te ir contra Lacan puede buscar a Sokal y Bricmont (1999) o a Roustang (1986).

Hay todavía dos aspectos por señalar sobre las metáforas. Uno de ellos apunta a que
los textos ajenos a nuestras disciplinas puedan ser impropiamente tomados como me-
ras fuentes de metáforas, de tal forma que, al pasar palabras de otros dominios a
nuestros campos, podemos caer en la ilusión de que estamos haciendo inter o trans-
disciplina, alucinando diálogos epistemológicamente consistentes, cuando lo que
ocurrió fue que hemos vaciado las palabras de sus contenidos contextuales, tornán-
dolas solamente “palabras”.

Otro punto de esta cuestión se refiere a que las metáforas puedan ser utilizadas como

214 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:36 AM Page 215 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

para encubrir ambigüedades excesivas, de tal suerte que queden atenuados puntos de
conflicto o contradicciones que es mejor aclarar.

Aunque “toda palabra es, bien vista, una metáfora”, como acentuó Borges (conferencia
en APA) en un recuerdo de lo que dijo Lugones, hay que tener ese hecho muy presente,
sobre todo si tomamos de otros sus metáforas y las “asimilamos” a lo nuestro. Es gran-
de el riesgo de distanciarnos (o de utilizar eufemismos con ropaje de metáfora) de lo
esencial de aquello que queremos abordar, ya que en la “traducción” o el “transporte”
de la metáfora, valga la redundancia, estaremos, al final del recorrido, empleando metá-
foras de metáforas. Bernardi (1989) y Sousa y Francisco (1990) han insistido en la in-
comensurabilidad de términos teóricos aún dentro del mismo y sólo campo del psicoa-
nálisis, observando que palabras como angustia, pulsión o transferencia no tienen la mis-
ma “medida epistemológica” (son incomensurables) en Freud, en Klein o en Lacan.

La preocupación de que la utilización de metáforas no caiga en impropiedades tipo


“imposturas intelectuales” (Sokal y Bricmont, 1999), o en pseudo-diálogos entre dis-
ciplinas, llevó a que filósofos actuales como Goodman (1995, p.152ss) apuntasen a
la necesidad de discriminar entre “verdad metafórica” y “falsedad metafórica” al ana-
lizarse la cualidad epistemológica de un discurso, con la fuerte postulación de que
“metáfora no es un dispositivo retórico meramente decorativo ... ” (p.155), además
de que las metáforas tienen hoy toda una teoría general que no puede ser obviada en
su uso en las ciencias.

La búsqueda de diálogo entre las disciplinas tiene de fondo un proyecto de paz, en el


más amplio sentido humano y concreto del término (CIRET/UNESCO, 1997). El ejer-
cicio de modestia para con las epistemologías disponibles y de un más consciente con-
tacto con la ignorancia sobre lo que sea, son consecuencias irrenunciables para los ha-
blantes actuales. Es por eso, y porque nosotros hablamos por las disciplinas (así como
ellas hablan en y/o por nosotros), que las transdisciplinaridades padecen de las mismas
debilidades dialogantes que cualquier sujeto. Y tenemos delante un bello desafío.

Descriptores:
epistemología / transdisciplinariedad / conocimiento / metáforas / post-modernidad.

epistemology / transdisciplinarity / knowledge / metaphor / post-modernity.

Referencias
- Bergeret, J. (1997), Prélude à une etude psychanalytique de la croyance. Rev.
Franç. Psychanal. 61: 877-896.

- Bernardi, R. (1989), The role of paradigmatic determinants in psychoanalytic un-


derstanding. Int. J. Psychoanal. 70: 341-347.

“2001, 1” 215
pags. 194 a 218 3/28/06 11:36 AM Page 216 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Borbely, A.F. (1998), A psychoanalytic concept of metaphor. Int. J. Psychoanal. 79:


923-936.

- Bourdieu, P. (1982), Ce que parler veut dire: l’economie des échanges linguisti -
ques. Paris: Fayard.

- CIRET/UNESCO (1997), Congresso de Locarno: Evolução Transdisciplinar da


Universidade, Paris: Centre International de Recherches et Études Transdisciplinai-
res (Internet: http://perso.club-internet.fr/nicol/ciret/).

- Crane, D. & Small, H.(1992), American sociology since the seventies: the emerging
crisis in the discipline. In Halliday, T. & Janowitz, M. (1992) Sociology and its pu -
blic: the forms and fates of disciplinary organization, Chicago: Univ.Chicago Press,
p. 197-234.

- Domínguez Morano, C. (1991), El Psicoanálisis freudiano de la Religión. Madrid:


Paulinas.
(1992) Creer después de Freud. Madrid: San Pablo.
(1994) Orar después de Freud. Madrid: Sal Terrae.
(1996) Quehacer teológico y psicoanálisis. Teología y Vida: 37: 11-26.

- Egan, H.D. (1984), Christian mysticism. The future of a tradition. New York: Pueblo.

- Freud, S. (1930), O mal-estar na civilização. Ed. Standard Brasileira, v. 21, Rio de


Janeiro: Imago.
(1936) Um distúrbio de memória na Acrópole. Ed. Standard Brasileira, v. 22, Rio de
Janeiro: Imago.

- Gabbard, G.O. (2000), Psychodynamic Psychiatry, New York: Basic Books, 2nd Ed.

- Goodman, N. (1995), Modos de fazer mundos. Porto, Portugal: ASA.

- Grotstein, J.S. (1996), Bion’s “Transformation in ‘O’ and the “thing-in-itself”, and
the “real”. Toward the concept of the “transcendent position”. J. Melanie Klein Obj.
Rel. 14: 109-141.

- Ignatius (1943), Autobiography. Fontes Narrativi, MHSJ, MI Series.Rome: Series


4, V.1.

- James, W. (1902), The varieties of religious experience. New York: Collier Books,
1961.

- Meissner, W.W. (1979), Psychoanalytic aspects of religious experience. Annual of

216 “2001, 1”
pags. 194 a 218 3/28/06 11:36 AM Page 217 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Psychoanal. 6: 103-141.
(1984) Psychoanalysis and religious experience. New Haven: Yale Univ. Press.
(1987) Life and Faith. Psychological perspectives on religious experience. Washing-
ton: Georgetown Univ. Press.
(1992) Ignatius of Loyola. The psychology of a saint. New Haven: Yale Univ. Press.

- Morin, E. (2000), Os sete saberes necessários à educação do futuro. São Paulo:


Cortez-UNESCO.
(1998) Epistemologia da complexidade. In Schnitman, D.F. (1998) Novos paradig -
mas, cultura e sociedade, São Paulo: Cultrix.

- Nicolescu, B. (1999), O Manifesto da Transdisciplinaridade. São Paulo: Triom.

- Pascal, B. (1976), Pensées. Paris: Garnier-Flamarion.

- Rahner, K. (1977), Ignatius of Loyola and Philip Ner. In Wullf, F. (1977) Ignatius
of Loyola. His personality and spiritual heritage, 1556-1656. St. Louis: Institute of
Jesuit Sources, p.45-68.

- Ross, N. (1975), Affect as cognition: with observations on the meanings of mysti-


cal states. Int. Rev. Psychoanal. 2: 79-93.

- Roustang, F. (1986) Lacan, de l’équivoque à l’impasse. Paris: Minuit.

- Santo Inacio De Loiola [1523] Exercícios Espirituais. São Paulo:Loyola, 1985.

- Sokal, A. & Bricmont, J. (1999) Imposturas Intelectuais. Rio de Janeiro: Record.

-Sousa, P.L.R., Francisco, B.S. (1990), Paul Lorenz y la fantasía de las ratas. Revis -
ta Psicoanálisis 47: 430-448.

- Sousa, P.L.R. & Oliveira, F.M. (1998-1999) Dios: Representable o Irrepresentable?


Ensayo interdisciplinario sobre las representaciones De Dios en el Psicoanálisis y en
la Teología. Revista de Psicoanálisis (Número Internacional) 6: 273-300.

- Sousa Santos, B. (2000), A crítica da razão indolente. São Paulo: Cortez.

- Spero, M.H.(1986), Aspects of identity development among nouveau-religious pa-


tients. Psychoanal. Study Child 41: 379-616.

- Wigner, E. (1970), Symmetries and Reflections: Scientific Essays. Cambridge:


Cambridge Univ. Press.
Estudio financiado por NUPLAC – Núcleo de Pesquisa em Psicanálise e suas Apli-

“2001, 1” 217
pags. 194 a 218 3/28/06 11:36 AM Page 218 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

cações, Universidade Católica de Pelotas, Brasil; en colaboración con la Sociedad


Psicoanalítica Provisional de Pelotas, Brasil.
Dirección: Rua Alm. Barroso 1202 / Pelotas / Brasil.
e-mail sousa@phoenix.ucpel.tche.br.

Primera versión: 10 de octubre de 2000

Aprobado: 30 de enero de 2001

218 “2001, 1”
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 219 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

SOBRE LA CUESTION DE LA REFUTABILIDAD Y


LA INVESTIGACION CLINICA PLANIFICADA EN
PSICOANALISIS
Daniel Widlöcher1

Resumen
El autor propone inscribir el psicoanálisis en el marco de las ciencias de las prácti -
cas de la intersubjetividad. El método está constituido como un conjunto de modelos
más o menos ajustados, que se agregaron unos a otros. Los modelos son compara -
bles a los relevamientos topográficos construidos a partir de las descripciones del
terreno explorado, y se fueron afinando y complejizando con el desarrollo del psi -
coanálisis. Es necesario respetar la complejidad y precisar nuevas reglas de
refutabilidad, que sean propias del psicoanálisis. El autor propone renunciar a los
valores de adecuación a lo real y recurrir en cambio a valores de objetividad, es
decir que los practicantes se reconocen en el empleo de métodos y modelos comunes.
Lo objetivo es el texto de una observación clínica, que expresa el acto por el cual los
protagonistas (paciente y analista) han producido sentido. La comunidad científica
descubre la ilustración de un modelo que pone en interacción elementos teóricos,
técnicos y clínicos. Cuando es aceptado, el conjunto es reconocido como un modelo
aceptable al que se procura reencontrar en la práctica de cada uno. Aceptar un
modelo no implica refutar otro. Existe un pluralismo de modelos que, al entrar en
pugna, constituye un factor de progreso. La objetividad refleja a la vez un consenso
y divergencias. El reconocimiento de las diferencias valida la utilidad de un consen -
so de base.

El autor agrega que en la clínica no existe una experiencia crucial para establecer
la verdad o falsedad de una hipótesis. El éxito de una teoría se sustenta en su valor
heurístico para la práctica. Las teorías se desarrollan por un reconocimiento induc -
tivo. Ciertas experiencias son realizadas en el marco de un paradigma y otras son
inconciliables con este, que entonces es remplazado por otro, con mayor valor
explicativo, que será el nuevo marco teórico para el desarrollo científico. Así ocurre
con la investigación clínica. La clínica es el terreno en el que se confrontan las con -
strucciones hipotéticas que constituyen nuestros paradigmas. Para ello, la cualidad
de la observación constituye un test de verificación de las teorías. En la investi -
gación el clínico tiene un rol activo para individualizar el hecho observable.
Además, el clínico posee un procedimiento de investigación. Una definición opera -

1 Presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional.

“2001, 1” 219
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 220 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

toria implica precisar el procedimiento y el objeto de la investigación. En este


marco, el autor destaca que carecemos actualmente de escalas suficientemente sen -
sibles para categorizar ciertos hechos clínicos. En cuanto a la valoración de las con -
strucciones hipotéticas, el autor destaca dos criterios: el poder explicativo de la
teoría y la capacidad para el descubrimiento de nuevos campos de ignorancia.

Summary
The author intends to record psychoanalysis into the sciences of intersubjectivity
frame.The method is established as a set of models, more o less adapted, which are
added to one another. Models are compared to topographic surveying made from
the explored territories descriptions. They became more complex throughout the
pscychoanalysis development. It is necessary to respect the complexity and to set up
new refutability rules, which must be suitable with psychoanalysis.

The author invites us to give up the values of reality adecuation, and instead to con -
sider objectivity values. It is important that clinicians could join themselves in the
employment of common methods and models. The objective thing is the clinical
observation text, that expresses the action by which the protagonists (analyst and
patient) have produced a meaning.

The scientific community discovers a model illustration, that puts in interaction the -
oretical, technical and clinical elements.

When it is accepted, the whole makes an acceptable model which scientists try to
find it in one ´s own work. Accepting a model doesn´t mean the rejection of another.
Pluralism of models exists, and when these collide a factor of agreement and dis -
agreement is present.

In clinical work doesn´t exist a decisive experience to establish a hypothesis truth or


falsity. A theory success is supported by its practical heuristic value. Theories devel -
op by induction. Some experiments are made into the paradigm frame, while others
don´t fit with this one, so it is replaced, with one that has less explicative value. This
one will be the new theory frame for the scientific development. This happens inside
the clinical research. Clinic is the territory in which the hypothetics constructions
that made our paradigms are confronted. Observation quality become a test of the -
ory verification. The clinician has an active rol in research, in order to individualise
the observable facts. An operatory definition implies drawing the procedure and the
research object. Inside this frame, the author highlights that nowadays we lack
enough sensitive scales to categorize some clinical facts. In order to value hypothet -
ical constructions, the author presents two criteria: theory explicative power and
capacity to discover new realms of ignorance.

Los psicoanalistas reivindican la legitimidad de una ciencia de la subjetividad. Les

220 “2001, 1”
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 221 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

cuesta abandonar el malentendido entre su legítima reivindicación de un pensamien-


to científico y el debate con las ciencias de la naturaleza. En la medida que los
conocimientos que el psicoanálisis ha aportado a la vida del espíritu deben inscribirse
en un pensamiento interdisciplinario, los psicoanalistas deben plegarse a las exigen-
cias de la racionalidad de las ciencias de la naturaleza. Su práctica clínica puede ser
evaluada y comparada con los resultados de otras prácticas.

Pero esta misma práctica se inscribe en una lógica de la intersubjetividad que tiene
en cuenta métodos científicos de naturaleza diferente. La evolución de nuestra com-
prensión de los hallazgos psicoanalíticos durante los últimos cincuenta años ha esta-
do marcada por la creciente consideración de la intersubjetividad. El término inter-
subjetividad se presta actualmente a confusión. Los psicoanalistas están lejos de
entenderse sobre su uso. Aquí lo empleo en su sentido más amplio, es decir, no sólo
como la forma en que un espíritu humano se dirige a otro espíritu, sino también como
la forma en que ambos entran en un proceso de resonancia y de participación en un
pensamiento común. La idea de un método científico de observación está práctica-
mente abandonada, en provecho de una práctica de escucha y de diálogo que toma
en cuenta lo que se produce más allá de los enunciados conscientes. Por lo tanto, se
acentuó la distancia entre la práctica y lo que sería un desarrollo científico. Los psi-
coanalistas continúan debatiendo para saber si “su” ciencia es compatible con las
otras ciencias naturalistas del espíritu, en tanto que el problema que se plantea real-
mente es el de las relaciones de su ciencia con su práctica. Recuerdo aquí la fórmu-
la propuesta por Lacan en 1955: “[El análisis] lejos de estar aislado, ni siquiera ais-
lable, encuentra su lugar en el centro de un vasto movimiento conceptual que en
nuestra época, al reestructurar tantas ciencias impropiamente llamadas ‘sociales’, al
cambiar y reencontrar el sentido de ciertas secciones de la ciencia exacta por exce-
lencia, la matemática, al restaurar las bases de una ciencia de la acción humana, en
tanto ella se funda sobre la conjetura, reclasifica bajo el nombre de ciencias humanas
el cuerpo de las ciencias de la intersubjetividad”. El propósito es doble: inscribir al
psicoanálisis en el marco de las ciencias de las prácticas de la intersubjetividad y pro-
poner la referencia a modelos formales surgidos de la matemática. Considero que
todos los psicoanalistas deberían reencontrarse en el primer término del programa,
sin por eso acordar con el segundo.

Como toda práctica de la acción humana, el método en general (el psicoanálisis) y


los métodos particulares que caracterizan lo que se ha convenido en llamar las difer-
entes escuelas, reposan sobre un trípode operacioal. Este constituye un modelo que
articula una teoría, una técnica y un conjunto de objetos de conocimiento (en esta cir-
cunstancia, una clínica). Teoría, técnica y clínica son inseparables. De este modo, el
psicoanálisis en general está fundado sobre la teoría del inconsciente, propone el
estudio por medio de la técnica de la asociación libre de pensamientos y puede
describir tanto el proceso de la cura como la psicopatología de las neurosis. Para la
interpretación de los sueños, primeramente Freud propuso una técnica, la asociación

“2001, 1” 221
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 222 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

de pensamientos, que permitió dar un sentido al sueño y explicar su función. Más fre-
cuentemente, las escuelas han propuesto técnicas de interpretación que permitieron
establecer miradas clínicas diferentes y modelos teóricos.

De esta manera, a medida que se desarrollaban modelos distintos (y esto ya es así en


la evolución del pensamiento de Freud mismo), el método aparecía como un con-
junto de modelos más o menos ajustados. El pluralismo actual es un pluralismo tanto
de teorías como de técnicas y grillas de lecturas clínicas. Estos modelos se han agre-
gado unos a otros, a pesar de lo que pretendían los numerosos promotores y adeptos,
que tomaban a veces en ciertos lugares una posición predominante, casi de monopo -
lio, pero sin hacer caducar nunca el modelo precedente.

La naturaleza científica del psicoanálisis resulta de los conocimientos generales


surgidos de las prácticas individuales, pero estos conocimientos no son ni hechos
objetivos, ni realidades empíricas que pueden ser observadas, ni leyes que expresan
la regularidad de los encadenamientos causales. Por lo tanto, no tienen que ver con
el campo de las ciencias de la naturaleza, contrariamente a los deseos de Grünbaum.
Estos conocimientos tienen que ver con una lógica del descubrimiento. Los modelos
son comparables a los relevamientos topográficos, a las cartas geográficas, constru-
idas a partir de las descripciones del terreno explorado. Aquellos que contribuyen al
desarrollo científico del psicoanálisis proceden a la manera de los exploradores que
recorren territorios nuevos, o más frecuentemente que vuelven a visitar tierras ya
exploradas, para realizar un conocimiento del terreno y modificar ciertos rele-
vamientos precedentes, juzgados inexactos o demasiado imprecisos. Hasta el pre-
sente, lo que marcó los desarrollos del psicoanálisis ha sido el afinamiento y la com-
plejización de estos modelos.

Este tipo de proceso evidentemente está más comprometido con la crítica popperi-
ana. Por cierto, las prácticas evolucionan en función de sus efectos; el psicoanalista,
así como el político o el educador, adapta su métodos a los datos de lo real. Pero esto
último es la suma de un conjunto finito de experiencias individuales, casos clínicos,
situación histórica o logro escolar. La generalización estadística reposa sobre una
reducción que libera una variable dependiente (una mejoría sintomática, un efecto
económico o un nivel de rendimiento), un indicador entre otros. Respetar la comple-
jidad sigue siendo el principio de toda acción. Esta sólo puede ser conjetural. Y sin
embargo, los métodos evolucionan en los tres niveles considerados: la teoría, la téc-
nica y la clínica. Y no es razonable sostener la idea de que esta evolución sólo es
cuestión de opiniones y de moda. Por lo tanto, abogar en favor de la cientificidad de
la evolución clínica psicoanalítica toma entonces un sentido preciso: el de definir cri-
terios de refutabilidad propia. Para el psicoanálisis se trata, como para las ciencias
vecinas de la complejidad y de la acción, de precisar nuevas reglas de refutabilidad.

Partamos del principio de que en este campo el método no puede ser validado por sus

222 “2001, 1”
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 223 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

efectos en lo real. ¿Es posible, pues, para hacer esto, dirigirse a la teoría, a la técni-
ca o a la clínica? ¿Sobre qué criterios fundar una validación apoyada en lo real?
Adelantaré la idea de que, si debemos renunciar a valores de adecuación a lo real
(valores de verdad), nos es necesario recurrir a valores de objetividad, es decir, al
hecho de que los practicantes, colectivamente, se reconocen en el empleo de méto-
dos y modelos comunes.

Lo que en psiquiatría nosotros llamamos comunicación de un caso clínico, como en


todo el campo de la medicina, se presenta bajo la forma de una observación que pre-
tende el máximo de objetividad, en el sentido de que cualquier otro observador
notaría los mismos hechos que se relatan. En este sentido, la observación clínica
apela a un método muy general de las ciencias de la naturaleza, método descriptivo
que en este campo se opone a la experimentación.

Relatar acontecimientos observados durante el transcurso de un tratamiento psi-


coanalítico obedece a una lógica totalmente diferente. El clínico informa lo que ha
escuchado, y lo que implícita o explícitamente ha inferido de lo que ha sido dicho.
Nada es más “subjetivo” que el relato de una sesión o de un fragmento de sesión en
psicoterapia. El objeto que está sometido a la atención de un tercero no es el paciente
sino el terapeuta mismo en lo que ha entendido de la situación. Lo objetivo es el texto
de la observación, y a través de esto el acto por el cual los dos protagonistas han pro-
ducido sentido, sentido del cual solamente contamos con la versión del terapeuta.

El objetivo de la comunicación psicoanalítica es proponer a la atención de un tercero


un elemento de referencia que puede ser un elemento teórico, técnico o clínico. A
título de ejemplo, mencionemos el concepto de apego como teoría nueva, la inter-
pretación simbólica del sueño como discusión técnica o la descripción del narcisis-
mo patológico como “nueva” clínica. Con toda seguridad, en la mayoría de las comu-
nicaciones psicoanalíticas los elementos propuestos son mucho más modestos, ver-
daderamente ya introducidos en la literatura especializada.

Lo que el tercero, o la comunidad descubre, es la ilustración de un modelo que pone


en interacción uno o varios datos teóricos, un desarrollo o un marco técnico y uno o
varios datos clínicos. El modelo inicial en la obra de Freud está ilustrado en La inter-
pretación de los sueños a través del mensaje implícito siguiente: si usted trata el
relato del sueño por medio del método de la libre asociación de pensamientos, des-
cubrirá el sentido latente de los sueños. La interpretación del sueño llamado de “la
inyección de Irma” constituye el “caso” sometido al juicio de terceros.

Estos por lo tanto aprehenden un texto al que se trata no de interpretar, sino de hacer
jugar dentro de su modo habitual de pensamiento. La respuesta de estos puede ser
negativa, porque la innovación clínica les parece nula, sea porque la técnica es ina-
ceptable, sea porque la teoría es inconciliable con el marco reconocido. Cuando la

“2001, 1” 223
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 224 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

respuesta es favorable, el conjunto es reconocido como un modelo aceptable al que


se tratará de reencontrar en la práctica de cada uno.

La aceptación de un modelo no es para nada la refutación de otro. Constituye un juicio


de existencia: hay por lo menos un caso para el que este modelo es válido, aún cuando
es posible describir este caso bajo uno u otros modelos (Edelson). El pluralismo de los
modelos que se ha materializado por lo que se dio en llamar querellas de escuelas es un
factor de progreso. Este último resulta de la confrontación de modelos nuevos.

De este modo se constituye un diccionario conceptual común que se refiere a una


realidad objetiva. Esta última no resulta de una relación con un real absoluto sino con
la constancia con la que los conceptos identificados de esta manera y los campos de
inclusión son reconocidos por terceros. Nadie ha “testeado” jamás la existencia de la
angustia de castración o la de la identificación proyectiva, pero una cierta comunidad
de clínicos tiene la experiencia de un campo de la práctica donde estos conceptos se
refieren a formas de pensamiento identificadas por todos.

Lo objetivo es el acuerdo de los clínicos para reconocer la pertinencia de un cierto


modelo en referencia a una cierta clínica. Esta objetividad refleja a la vez un con-
senso y sus divergencias. Si el consenso fuese total, el riesgo sería ver a la comunidad
de juicio volverse vacía, como un dogma o una cerrazón sectaria. El debate clínico
prueba de esta forma la inanidad de un consenso total. El reconocimento de las difer-
encias valida, por cierto, la utilidad de un consenso de base (“Nosotros debatimos a
partir de una experiencia común”) pero es necesario “trabajar” lo inevitable de las
insuficiencias en las afirmaciones planteadas.

Como ya lo hemos dicho, este juego entre consensos y diversidades de los modelos
no es específico del psicoanálisis. Encontramos este tipo de proceso en el conjunto
de las llamadas ciencias humanas. Las ciencias de las prácticas humanas obedecen a
las mismas reglas. Por cierto, merecen la crítica que les ha dirigido K. Popper, pero
esto no significa que ellas estén privadas de toda racionalidad. Esta pasa por un
movimiento dialéctico entre la identificación del consenso y la de las diferencias que
alimentan el debate alrededor de la práctica.

Pero, en otro nivel, el problema planteado aquí no deja de tener interés para la
psiquiatría en general. La lógica de la presentación clínica obedece a dos reglas
diferentes; una es objetivante, reúne el estudio naturalista de los hechos, y la otra
está comprometida en una cierta intersubjetividad. La primera se inscribe en la lóg-
ica médica, la segunda se desprende de ella y se inscribe en el debate permanente
entre los modelos en el campo de la intersubjetividad. También hay que tener en
cuenta el hecho de que la práctica psicoanalítica se inscribe, en gran medida, en el
campo de la salud mental, y que desde este punto de vista ofrece a los marcos
metodológicos de la psiquiatría una apertura a la intersubjetividad que implica una

224 “2001, 1”
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 225 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

idea de cientificidad diferente a la de las ciencias naturalistas refutables.

Debemos reconocer que en clínica no existe una experiencia crucial que nos permita
establecer la verdad o la falsedad de una hipótesis. Cada construcción teórica explica
una parte de los hechos observables. El éxito de una hipótesis no se basa en la
demostración de una prueba sino en un progresivo proceso de persuasión. El éxito de
una teoría se sustenta en su valor heurístico para la práctica. Las teorías se desarrollan
por un razonamiento inductivo. Por supuesto que este modo de legitimización cientí-
fica corre el riesgo de provocar escepticismo entre los practicantes de las ciencias
exactas. ¿El consenso de los clínicos no es un efecto de la moda, un reflejo de las prác-
ticas o de las ideologías? Estas críticas están parcialmente justificadas, pero Kuhn ha
mostrado adecuadamente que un proceso similar se encuentra en todas las ciencias.
Una hipótesis particularmente heurística se mantiene en la medida en que un gran
número de observaciones empíricas son conciliables con ella. Ciertas experiencias son
realizadas en el marco de este paradigma, y luego un cierto número de hechos apare-
cen inconciliables con éste. Es entonces que se propone un nuevo paradigma, que
implica un mayor valor explicativo y constituye a su vez el marco teórico en el cual
se inscribirá el desarrollo científico. Este es el modelo que encontramos en la investi-
gación clínica. Los clínicos trabajan dentro de un cierto paradigma, por ejemplo, la
teoría freudiana de las neurosis, o la del dualismo “depresión endógena versus depre-
sión reactiva”. Luego aparecen ciertos datos que son incompatibles con este marco
teórico; entonces se propone un nuevo marco, una disyunción radical entre conversión
somática y estado ansioso y fóbico-obsesivo, o por el contrario la unicidad del marco
de las depresiones. Esto no quiere decir que la teoría precedente sea falsa, sino que se
considera, con razón o sin ella, que tiene un alcance explicativo menor que la nueva.

De este modo la clínica, tanto en el plano semiológico como por todos los sistemas
de clasificación que utiliza, es el terreno de experiencia en el que se confrontan las
construcciones hipotéticas que constituyen nuestros paradigmas. Hablar de ansiedad
o de agresividad es trabajar en el marco de uno de estos paradigmas.

Pero darle a la práctica clínica este valor de verificación frente a las teorías no nos
dispensa de interrogarnos sobre los criterios de validez de la observación clínica, en
tanto modo de verificación de una hipótesis. ¿Cuáles son las condiciones que debe
cumplir la investigación clínica para pretender validar o invalidar la utilidad de una
nueva construcción teórica?

La idea que yo quisiera defender aquí es que la cualidad de la observación consti-


tuye un test de verificación de las teorías. Ya no estamos en la época en que toda
descripción detallada de rasgos observables constituía una prueba. La idea de que la
actividad mental del clínico consiste en recoger, de manera neutra y pasiva, un máx-
imo de informaciones sobre las acciones del enfermo para justificar una hipótesis, ya
no es aceptable.

“2001, 1” 225
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 226 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Precisar en qué medida la investigación clínica es un instrumento científico de veri-


ficación, es ante todo definir mejor la lógica a la que obedece esta investigación.
Considero que se deben subrayar dos elementos. El primero es el rol activo del clíni-
co para individualizar el hecho observable. Por cierto, el delirante puede exponernos
bruscamente el objeto de su delirio, o el narcisista la amplitud de su megalomanía,
pero una investigación clínica correcta necesita que el práctico vaya al encuentro del
rasgo. Detrás de la queja banal, es necesario hacer surgir el tema delirante o la infat-
uación narcisista, es necesario estar dispuesto a revelar los síntomas. Por lo tanto,se
puede explicitar el procedimiento del que dispone el clínico: cómo hacer que se exp-
rese la parte delirante o narcisista de la actividad mental del paciente.

El segundo elemento es la definición del procedimiento. Freud nos ha dado un ejem-


plo a propósito del sueño; el primer capítulo de La interpretación de los sueños
define este procedimiento: descomponer el sueño en elementos separados, observar
las asociaciones de pensamiento para cada elemento, reencontrar los hilos conduc-
tores de un elemento al otro y construir de esta manera, a título hipotético, uno o más
temas del contenido latente. Es gracias a este procedimiento que se descubrirán el
sentido y los procesos del sueño. Por ejemplo, la identificación está definida bajo la
forma de un precepto operatorio: “Cuando se encuentra en un sueño la representación
de un hecho que es común a dos personas, esto indica habitualmente que es necesario
buscar otra cosa que es común a los dos y que permanece escondida porque la cen-
sura ha hecho que la representación sea imposible”. Freud, en su obra, utiliza fre-
cuentemente este tipo de argumentos.

La ciencia, dice Jean Ullmo, no se contenta con informar acerca de observaciones:


“Ella muestra aquello de lo que habla … Es necesario transmitir a otro un proced-
imiento regular para que pueda reencontrar, por sus propios medios, aquello de lo
que se trata”. De este modo, una definición operatoria es una definición que implica
“la descripción de un procedimiento regular para señalar, medir, más generalmente
alcanzar e identificar el concepto definido”. En la clínica por lo menos (pero segura-
mente en numerosos desarrollos científicos), una definición operatoria de este tipo
supone que uno precisa a la vez el procedimiento de investigación y el objeto cuya
presencia o ausencia implica este procedimiento. En términos lógicos, definiciones
de procedimiento y declarativas son complementarias. Es necesario a la vez precisar
de qué manera se investiga un hecho clínico y aquello que debe ser el objeto de esta
investigación. La clínica, para acceder a ser más rigurosa y para testear mejor las
hipótesis teóricas de las que se nutre, deberá estar más atenta a estas dos definiciones.

Con el objeto de apreciar la cualidad de estas definiciones, encontramos primera-


mente los criterios que se aplican desde hace tiempo para la validación de los tests
psiciométricos. Fidelidad, sensibilidad y validez se aplican tanto al desarrollo clíni-
co en general como a la evaluación de un test. Por ejemplo, las descripciones con-
fusas de los estados límites hacen muy difícil el consenso de los clínicos. La multi-

226 “2001, 1”
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 227 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

plicidad de los criterios, las contradicciones, la dificultad de construir escalas de


evaluación muestran, a mi entender, que el concepto de estado límite, tal como lo uti-
lizamos, no responde a un buen criterio de fidelidad. Por otra parte, esto tiene que ver
con el hecho de que este concepto es sustentado por teorías explicativas divergentes.
Del mismo modo, es importante que un concepto clínico no pueda aplicarse a
cualquier situación. Conceptos tan de moda como los de “falso self” u “objeto tran-
sicional” pueden aplicarse a situaciones clínicas tan diversas que pierden mucho de
su valor operatorio. Es difícil decir actualmente si disponemos de herramientas con-
ceptuales suficientemente sensibles para clasificar los problemas productivos o
deficitarios de los estados esquizofrénicos. Las escalas propuestas actualmente a este
efecto tal vez no adquirieron todavía una sensibilidad suficiente. Es probable que
suceda lo mismo con la oposición entre ataques de pánico y ansiedad generalizada,
a pesar del éxito de esta diferenciación en la literatura actual sobre la ansiedad.

En cuanto a la validez de las construcciones hipotéticas definidas de este modo,


recordemos que no puede fundarse enteramente ni sobre la prueba ni sobre la
refutabilidad. Retendremos aquí dos criterios: el primero, al que ya nos hemos referi-
do, concierne al poder explicativo de la teoría y a la extensión de los hechos y de las
correlaciones que ella se propone explicar. Debemos sustituir una hipótesis por otra
sólo a condición de poder mostrar con ella un mayor poder explicativo. Un segundo
criterio me parece esencial, y que puede parecer el inverso del precedente: la capaci-
dad de una teoría para hacernos descubrir nuevos enigmas, nuevos campos de igno-
rancia. Con frecuencia, los proyectos de investigación clínica pecan menos por las
imprecisiones metodológicas que por la imprecisión que rodea la formulación misma
del problema planteado.

De este modo, la investigación clínica progresa por un proceso dialéctico que va de


la construcción hipotética a la definición operatoria de los modos de verificación.
Es lamentalble que los científicos de las disciplinas vecinas, en particular los neu-
robiologistas, no reconozcan siempre la importancia de estas precauciones
metodológicas.

Descriptores:
refutación / investigación clínica / objetividad / método inductivo.

refutation / clinical research / objectivity / induction.

Bibliografía
- Edelson, M. (1984), Hypothesis and Evidence in Psychoanalysis. Chicago,
University of Chicago Press.

- Grünbaum, A.(1996), Les fondements de la psychanalyse. Trad. fr. J.C. Dumoncel.


Paris, Presses Universitaires de France.

“2001, 1” 227
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 228 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

- Kuhn, T.S. (1972), La structure des révolutions scientifiques, Paris, Flammarion.

- Lacan, J. (1966), “Variantes de la cure type”. In Ecrits. Paris, Seuil.

- Popper, K.R.(1978), La logique de la découverte scientifique, trad. franç. N.


Thyssen-Rutten et P. Devaux, Paris, Payot.

- Ullmo, J. (1969) La pensée scientifique moderne, Paris, Flammarion.

- Widlöcher, D. (1995), “Un cas n’est pas un fait”. In L’Inactuel, Paris, Calmann-
Levy.

Primera versión: 13 de marzo de 2001

Aprobado: 30 de mayo de 2001

228 “2001, 1”
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 229 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

Requisitos para la presentación de trabajos


La Revista tiene como objetivo contribuir al conocimiento y la investigación en el
terreno de la psicología. Proponemos desarrollar un campo de convergencia y debate
entre las diferentes orientaciones, con un énfasis en las problemáticas de la teoría, la
clínica, la metodología de la investigación y las situaciones críticas. La Revista se
publica semestralmente, y es preferentemente temática.

Las colaboraciones deben ser escritas en castellano, portugués o inglés, en IBM PC


o compatible, procesador de textos Microsoft Word 7.0 u otro convertible a éste, los
gráficos en Microsoft Excel (en escala de grises, respetando como medida máxima
12 x 19 cm., en archivo separado). Se solicita el envío de: a) un diskette de 3.5’’ HD
limpio de todo tipo de archivo que no sea el trabajo para la Revista, con los siguientes
datos en la etiqueta: nombre y apellido del autor, nombre del trabajo, nombre del
archivo y programa utilizado, b) dos copias impresas (que no deben diferir del archi-
vo en diskette) a doble espacio o espacio y medio, en tamaño A4 o carta, escrito de
un solo lado, con márgenes razonables y sin enmiendas.

Las ilustraciones (fotografías, dibujos, diagramas y cuadros) deben ser numerados de


manera consecutiva en números arábigos. La explicación de las ilustraciones debe
ser escrita en página aparte. Las fotografías deben poseer buen contraste. Los dibu-
jos deben prepararse con tinta china. También se acepta el original de los dibujos o
una copia de la fotografía de buena calidad. Se deberán identificar las figuras con el
nombre del autor y el número de ilustración en la parte de atrás de la misma. Los
cuadros deben ser numerados y tener una remisión en el texto por un número. Cada
cuadro debe ser presentado en una página aparte.

Los artículos no deberán exceder las 10.000 palabras, las notas, las 3.000; los comen-
tarios bibliográficos, las 1000. La Redacción se reserva el derecho de considerar la
publicación de trabajos que sobrepasen estos límites.

En el texto, la bibliografía se cita con el nombre del autor y, entre paréntesis, el año
de la publicación del texto original. Cuando un trabajo tiene entre tres y seis autores,
todos los autores deben ser mencionados en la primera cita del texto; de ahí en más,
sólo se dará el nombre del primer autor, seguido por et. al. Cuando un trabajo tiene
seis o más autores, se citará sólo el nombre del primer autor, seguido por et al. para
la primera y las siguientes citaciones. Todas las referencias deben ser trasladadas a la
lista que con el título “Bibliografía” el autor incluirá al final de su trabajo.
Recíprocamente, los ítems (o entradas) de esta lista corresponderán exactamente a
los trabajos citados en el texto; es decir, se evitarán entradas superfluas. En la lista se
colocará a los autores por orden alfabético y a los trabajos (cuando se incluya más de
uno de un autor determinado), por orden cronológico. Si se mencionaran dos traba-
jos del mismo año, el primero agregará a después de la fecha, el segundo b, y así
sucesivamente. Cuando determinado autor es mencionado en la Bibliografía por su/s

“2001, 1” 229
pags. 219 a 230 3/28/06 11:38 AM Page 230 ramon PLEYADES:Desktop Folder:julio Nov. 2001:125 Libro Epistem

SUBJETIVIDAD Y PROCESOS COGNITIVOS

trabajo/s individual/es y por otro en los que es –alfabéticamente- el primero de los


coautores, los trabajos individuales antecederán a los colectivos. “Ib.”, “ibíd.”, “ibí-
dem” no serán empleados en la bibliografía (ya que el artículo o el libro se registra
allí una sola vez), y en el texto serán evitados en lo posible. Para distinguir dos o más
lugares de una misma referencia, colóquense en el texto las páginas que correspon-
dan en cada caso. Los títulos de libros (en castellano) se escribirán en minúscula
(excepto la primera letra de la primera palabra y los nombres propios), sin comillas
y con bastardillas. Se escribirá a continuación el lugar de edición, el nombre de la
editorial y el año de edición. Aunque el autor del trabajo no haya consultado la edi-
ción original, puede consignar las dos fechas. Por ejemplo: “Hartmann, H. (1939),
Ego Psychology and the Problem of Adaptation, Nueva York, IUP, 1958. (Traducción
cast.: La psicología del yo y el problema de la adaptación, Buenos Aires, Paidós,
1964)”. Si se conociera la existencia de una edición castellana pero no se pudiera dar
la referencia completa, escríbase: “(Hay trad. cast.)”.

Los títulos de artículos irán entre comillas y sin subrayar. Se escribirán a continua-
ción el nombre de la revista que lo incluye (sin abreviar y subrayado), el número del
volumen y el año.

Las notas deben ser insertas como notas al pie, con auto-numeración continua. No se
admiten notas al final del documento, ni asteriscos y otras marcas personales, ni
notas numeradas manualmente por el autor. La numeración debe ser la numeración
automática que establece el procesador de textos (en Word, desplegar menú “inser-
tar” y luego elegir “Nota al pie…”).

Los autores de artículos y notas deberán enviar un resumen de sus trabajos cuya
extensión no será superior a 150 palabras, en dos versiones: una en inglés y otra en
castellano, y un curriculum actualizado de no más de 150 palabras. Los colabo-
radores deberán adjuntar dichos resúmenes a sus trabajos e incluirlos en archivos
separados, así como el curriculum, en el diskette.

No se admitirán agregados ni modificaciones una vez que los trabajos hayan sido
aprobados por la Redacción. Los trabajos presentados deben ser inéditos. Los artícu-
los son inicialmente examinados por el Comité de Redacción y generalmente se los
envía a los pares evaluadores, de manera anónima. La información sobre la identidad
del autor aparecerá en una página aparte, que quedará en poder del Comité de
Redacción. A los autores se los notifica 3 o 4 meses antes de la aceptación de su
artículo. Después de ser aceptados para su publicación, los artículos no podrán ser
reproducidos sin autorización de la Redacción.

230 “2001, 1”

También podría gustarte