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San Diego, 24 de marzo de 2019

Andrea Romero C.I.: 26162039


Hidrología sección 207L1

¿De que manera influye los factores del sistema hidrológico sobre la eficiencia de los sistemas
eléctricos?

El agua y la energía están intrínsecamente interconectadas. Todas las fuentes de energía


(incluida la electricidad) requieren del agua en sus procesos de producción: para la extracción
de materias primas, la refrigeración de plantas térmicas, los procesos de limpieza, la producción
de biocombustibles y para el funcionamiento de las turbinas. Se requiere de la energía para que
se pueda disponer de agua para uso y consumo humano (incluyendo el riego) a través del
bombeo, transporte, tratamiento y desalación.

La forma en que la sociedad entiende la gestión conjunta de los recursos hídricos y energéticos
se ha desarrollado con el tiempo. Esta relación, tal y como se define hoy en día, se puede
considerar que es simplemente cuál es la intensidad energética en el sector del agua y cuál es la
intensidad del agua en el sector de la energía. Esto es, la cantidad de agua necesaria, directa o
indirectamente, para la exploración, la extracción, la generación y la transmisión de la energía,
y la cantidad de energía necesaria para la extracción, el transporte, la distribución, la recogida,
el tratamiento y el uso final del agua. El nexo agua-energía fue acuñado como un área de estudio
separada dentro del concepto del nexo con el fin de analizar las interdependencias y las
complejidades específicas en la relación entre el agua y la energía. La dependencia que tiene el
agua del sector energético y la dependencia del sector energético del agua gira en torno a
cuestiones elementales como son los sistemas de gestión del agua y de infraestructuras o la
energía sostenible y la eficiencia de los sistemas.

El desarrollo integrado, y no de forma aislada, de las políticas hídricas y energéticas es de suma


importancia. Con los altos riesgos a los que el sector energético está ahora expuesto, la inclusión
del agua en sus planes estratégicos resulta más esencial que nunca.

La disponibilidad de energía es el pilar para el progreso social y económico de una sociedad. El


agua resulta clave para el desarrollo de las infraestructuras energéticas y sigue siendo
fundamental en todo el ciclo de vida de las infraestructuras energéticas y el desarrollo de dichos
recursos, desde la extracción de combustibles, su purificación, lavado y tratamiento, como
refrigerante en las centrales nucleares o térmicas, o para las plantas de energía hidroeléctrica
(como “combustible”) o en la producción de biocombustibles (agua de riego).

La energía tiene una importancia primordial para la gestión y el desarrollo de los recursos
hídricos. Las infraestructuras del agua dependen por completo de la energía a lo largo de su
cadena de valor, desde el bombeo de aguas subterráneas, el transporte, la purificación del agua,
la desalación, la distribución del agua a los usos económicos y a la población hasta la recogida,
la gestión y el tratamiento de las aguas residuales.

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