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La ecuación de Bernoulli es eficaz y útil porque relaciona los cambios de presión con los
cambios en la velocidad y la altura a lo largo de una línea de corriente. Para poder
aplicarse, el flujo debe cumplir con las siguientes restricciones:
a) Flujo estable.
b) Flujo incompresible.
c) Flujo sin fricción.
d) Flujo a lo largo de una línea de corriente.
Donde:
g = aceleración de la gravedad
ρ = densidad del fluido
P = presión
La ecuación de Bernoulli puede aplicarse entre cualesquiera dos puntos sobre una
línea de corriente siempre que se satisfagan las otras tres restricciones.
El resultado es
Donde:
donde:
𝑉𝑡 = es la velocidad teórica del líquido a la salida del orificio
𝑣0 = es la velocidad de aproximación o inicial.
ℎ = es la distancia desde la superficie del líquido al centro del orificio.
𝑔 = es la aceleración de la gravedad
Para velocidades de aproximación bajas, la mayoría de los casos, la expresión
anterior se transforma en:
donde:
en donde
o de otra forma:
donde:
Q = caudal (m3/s)
V = velocidad (m/s)
A = área transversal del tubo de corriente o conducto (m2)
La ecuación anterior se cumple cuando entre dos secciones de la conducción no se
acumula masa, es decir, siempre que el fluido sea incompresible y por lo tanto su
densidad sea constante. Esta condición la satisfacen todos los líquidos y,
particularmente, el agua.
Conservación de la energía y termodinámica
Dentro de los sistemas termodinámicos, una consecuencia de la ley de conservación de
la energía es la llamada primera ley de la termodinámica, la cual establece que, al
suministrar una determinada cantidad de calor (Q) a un sistema, esta cantidad de
energía será igual a la diferencia del incremento de la energía interna del sistema (ΔU)
más el trabajo (W) efectuado por el sistema sobre sus alrededores, 𝑄 = ∆𝑈 + 𝑊 o de
otra manera:
∆𝑈 = 𝑄 − 𝑊