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UNIDAD 15: LOS EFECTOS ANORMALES

1. RESPONSABILIDAD CIVIL.
Las obligaciones tienen sus fuentes, es aquel sitio o acontecimiento del cual nace una
obligación (contrato, ley, delito, cuasidelito). El incumplimiento de alguno de ellos
causa responsabilidad civil (obligación/deber de reparar el perjuicio causado).
Es una fuente que se constituye en el deber de reparar, de indemnizar, esto es la
responsabilidad civil. Contraria a la responsabilidad penal, cuya finalidad no es reparar,
no es resarcir, no es indemnizar, sino que es establecer una sanción punitiva (multa,
privación de la libertad, etcétera). Es su principal diferenciación, ya que después son
muy parecidas.
La responsabilidad en el orden del derecho nace como única sin distinción entre
responsabilidad civil y penal, sólo “responsabilidad jurídica”.
Existen muchos elementos, pero sin lugar a dudas hay un acontecimiento que es
considerado el primero de todos, en el origen del nacimiento del derecho y
fundamentalmente de la responsabilidad:

- Legislación del Oriente Islámico (legislación sumeria)


Este hecho se sitúa depende la cronología que tomemos, en el año 1750 o 1792 A.C y
produjo el primer momento jurídico de la humanidad: el código de Hammurabi. En un
sitio denominado la Mesopotamia, hoy en día es el país de Irak, allí una civilización
sumeria, cayó frente la invasión de otra civilización, quienes tomaron las ciudades
estado de la Mesopotamia, entre ellas Babilonia y a partir de allí originaron una dinastía.
El sexto rey de la dinastía, se llamaba Hammurabi, y él fue el que sanciona un código.
Ese código está escrito en una lengua denominada acadio, naturalmente está escrito en
una piedra. Actualmente sobrevivió un solo ejemplar.
Este monarca hizo fundir este código en piedras similares y en cada ciudad de su reino,
en plazas públicas, exhibió para que todo el mundo conozca cuáles son sus derechos y
cuáles son las consecuencias del incumplimiento de las obligaciones que tiene cada
ciudadano. Ahí nace la responsabilidad. Tiene 282 artículos (derecho del estado,
derecho civil, derecho penal, derecho comercial, etc.).
Pero tiene una particularidad, algunos autores no lo ponen como el inicio de la
juridicidad por la siguiente cuestión: cuando sanciona el código, habla en primera
persona, entienden que es una norma dictada por los dioses, mas aun en la parte superior
del código está Hammurabi recibiendo el código del dios de la luz, del sol. Esas normas
no son producto de la cultura, sino de algo sobrenatural, por eso no lo tienen en cuenta.
Y tienen al origen del derecho en la Ley de las XII tablas, que no es de los dioses dicen
los autores.
Esa alusión que hace el imperador Hammurabi, es simplemente una alusión a los fines
de otorgarle un arraigo a sus leyes y para unificar todo el imperio de la Mesopotamia.
Este conjunto de normas es una especie de cuerpo de legislaciones anteriores,
concentraron en esas normas, las normas de viejas ciudades, tomó codificaciones
anteriores, las simplificó, las actualizó y las sancionó.
Conceptos fundamentales que fueron considerados en la experiencia jurídica:
* Se destituyó la secularización (separación de la política y de la religión). La política es
el fundamento del derecho, la política es la ley y el derecho es la ley. Sustrae a los
sacerdotes la función judicial y se la da a los magistrados.
* Fija la ley por primera vez (la escribe), consagra el principio de legalidad. La escribe
de manera exhaustiva, minuciosamente para que a estos magistrados entendieren que
administren la ley y no dejarles posibilidad alguna en discrecionalidad. Cuanto menos
posibilidad el legislador le deja al juez para que interprete, hay más justicia, más orden,
más igualdad que la norma laxa. El juez no puede ser discrecional, porque la función es
aplicar la ley, no crearla ni recrearla bajo la excusa de la reinterpretación.
* Fijo el modo de expresión de la ley, la ley tiene que expresarse en términos claros,
precisos e inteligibles porque está dirigida a la gente de entendimiento común. No es
para eruditos la ley. La norma tiene que ser inteligible para ambos, tanto al que la tiene
que aplicar que es el magistrado o el juez o dirigida a aquel que la tendrá que soportar.
Sino se convierte solamente para una elite, para unos pocos.
* Establece la forma lógica de la norma jurídica. El código Hammurabi para cada uno
de sus artículos utiliza el juicio hipotético, “si” luego describe la conducta y luego la
consecuencia.
* Homologa todo el derecho territorialmente y categorialmente. Es decir, estas normas
sancionadas por Hammurabi van a ser aplicadas en todo el territorio, pero igual entre
iguales. Aplica igualmente las normas territorialmente y categorialmente.
* Instituye el principio de la apelabilidad de las resoluciones judiciales. El fallo dictado
por un magistrado es recurrible al emperador. Una vez dictada la resolución no se agota
allí la instancia, hay una forma de recurrir a una instancia superior.
* Consagra lo que se denomina modernamente la carga de la prueba. Todo aquel que se
presente frente a la justicia a los efectos de una denuncia o de un reclamo, aporte al
órgano o a los magistros los elementos para acreditar esa denuncia. Este principio es el
de la presunción de inocencia, señala consecuencias muy duras a aquel que acusa de
falso testimonio o cualquier hecho y no lo acredite, imponiéndole al falso denunciante
las consecuencias de aquel que hubiese sido condenado.
* En el campo especifico de la responsabilidad civil, establece frente al daño causado al
otro (por cualquier motivo) la distinción en el hecho intencional o voluntario y el hecho
involuntario, imponiendo una sanción mucho más importante si el perjuicio que se
causó fue voluntariamente a si fue de manera involuntaria o accidentalmente.
* Consagra la responsabilidad del principal, la responsabilidad del amo, por los hechos
que sus sirvientes, esclavos, subordinados. Es decir, si alguien tenía un subordinado y
causaba un daño a un tercero, debía responder el amo.
* Estableció la responsabilidad de los profesionales (médicos, arquitectos, etc.).
* Estableció la responsabilidad por los daños causados por los animales, el daño
causado por las cosas y el daño causado a los bienes ajenos.
* Para medir el alcance de las consecuencias del daño causado se establece aquello que
se conoce como el parámetro del Talión. Daño evolutivo, antes de esto estuvo la
venganza.
El Talión tiene una idea de proporción, “ojo por ojo, diente por diente”. Medida de
igualdad en el orden de la reprochabilidad y muchas normas de nuestro código están
descansando sobre esta norma.
En síntesis, el código de Hammurabi es una fuente del deber de reparar de índole
subjetiva, de naturaleza personal (porque al autor de daño se lo hace responsable
personalmente), donde n hay distinción entre responsabilidad civil y penal. Es una sola
responsabilidad.

India:
EL CODIGO DE LAS LEYES DE MANÚ; 5, 4 o 3 a.C; contemporáneo a Roma. En la
india, existían tipos de textos, revelados por Dios. Y otros no revelados, si no
recordados, que no son revelados por Dios, son redactados por humanos, dentro de estos
están los “Darma Sastra”, los deberes sagrados, y Manu, legendario sabio de la India a
quien se le atribuye uno de los 18 textos, “La Ley Sagrada de Manu”, allí se encontraba
el sistema de la ley civil, penal o administrativa, en un solo tipo, y se sancionaba a los
delitos, estaba instaurado el dispositivo para repeler a las disfunciones, era muy estricto,
normas muy conservadoras, con sanciones como por ejemplo: quien robaba, 1ra vez le
cortaban los dedos, la 2da vez la mano y los pies y la 3ra lo mataban. (Sistema de
responsabilidad civil muy severo). Apartamiento del principio de la ley del taleón.

Derecho helénico (griego)


Derecho Helénico o Derecho Griego (500 o 600 A.C): es el antecedente del derecho
romano. Los decenviros (autores de la ley de las XII tablas) fueron a Grecia a observar
y aprender las leyes griegas.
El destino en la religión griega no poseía carácter de destino individual, y toda
responsabilidad tendía a hacerse colectiva. La fe de aquel pueblo era una religión cívica,
los dioses tutelaban específicamente a la comunidad política organizada en ciudad-
estado y la meta suprema de la vida humana consistía en la salvación de la ciudad. Para
la tradición espiritual griega, el hombre no aparece como responsable de sus actos. Sus
acciones más decisivas se muestran como inspiradas en un dios, entonces, ya no es el
hombre quien actúa sino el Dios mismo a través de el.
Así se ve en La Odisea que las acciones de los hombres no están necesariamente
determinadas, sino que son una demostración de su dios (Zeus).
La pérdida de la fe en las religiones cívicas, el advenimiento de las religiones de
salvación que prometen la inmortalidad individual, la disolución de las ciudades estados
en los imperios, marcaron el comienzo de una evolución hacia la responsabilidad
individual.
En el S. VI a.C se llega a la formulación de la idea de la responsabilidad del hombre en
cuando individuo y no ya en cuanto a linaje, teniendo lugar en el período que separa a
Homero y Hesíodo (IX y VI aC). El hombre ya no es regido por la mano de los dioses,
ni está determinado por la fatalidad trágica, sino es dueño de sus acciones, su destino es
individual y propio. Esta concepción domino por completo el pensamiento moral de los
grandes filósofos griegos del período clásico.
Responsabilidad individual significa libertad del individuo, capacidad para ser el origen
o principio de sus acciones, de tal modo que la virtud o el vicio de sus actos dependeran
exclusivamente de él y de su voluntad. Aristóteles así lo concebía “elección es el deseo
deliberado de lo que depende de nosotros, el tratamiento de todo el problema depende
del principio fundamenta según el cual el hombre es el principio de sus propias
acciones”. La introducción del elemento libertad, propio de la inteligencia humana, hace
que la posibilidad del error se revele aquí como el precio de la libertad del mismo.
De este modo se desemboca en la cultura griega a la responsabilidad individual del
hombre, en el orden moral, religioso o filosófico. La responsabilidad en Grecia era
básicamente causal.

Derecho Romano
Derecho romano primitivo, el derecho romano clásico (Decenviral)
A. Desde un primer momento bajo el imperio de la pasión, la cuestión de los daños y la
necesidad de su resarcimiento se hallaban al margen de toda norma. El ataque a la
persona y a los bienes quebrantaba el sentimiento de autoconservación y la propia
estima de la víctima, comprometiendo la solidaridad del grupo al que perteneciese (no
se precisa el período con exactitud)
B. Período prerrománico (753 aC) En una segunda etapa, la pasión es moderada, y la
venganza deja espacio para lo que se denominó la composición voluntaria. La víctima
mantiene el poder de vengarse, pero la ofensa puede resolverse si el ofensor entrega un
bien para enjugar la ofensa.
C. Composición legal (450 aC). Fortalecida la organización social, especialmente el
logro de la paz y la tranquilidad pública, condujeron a la institucionalización. Es la
etapa de la composición legal y del delito privado, en que la ley establece las sumas de
dinero que la víctima debe aceptar y el ofensor está obligado a pagar. Tomando para
ello en consideración los hechos lesivos producidos con mayor frecuencia para las
primeras figuras de los delitos privados y para establecer su reparación en distintos
montos (casuismo romano). El tránsito de la composición voluntaria legal lo marca el
dictado de la Ley de las Doce Tablas, donde coexisten ambos sistemas: En los delitos
más graves, el damnificado puede aun satisfacer su venganza si no hay arreglo y la
compensación es voluntaria, en los delitos menos graves la compensación es
obligatoria.
D. La justicia pública. Esta evolución concluye en Roma en el s. VI en épocas de
Justiniano, con la distinción entre acciones puramente penales, las acciones civiles por
daños y perjuicios y las acciones mixtas.
SANCIÓN DE LAS XII TABLAS.
En el período primitivo del Derecho Romano (antes de la adopción de la ley de las doce
tablas) la responsabilidad era de naturaleza religiosa.
En materia de responsabilidad, una vez sancionada la ley de las XII tablas (453 A.C), se
inició paulatinamente el distingo entre falta humana y la religiosa (laicización), ese
proceso permitió posteriormente otra distinción entre la pena y la reparación, la que no
obstante no se completó acabadamente. No pudo hacerse completamente ese distingo
(ni aun en la época clásica) ya que los juristas romanos no se plantearon la cuestión
relativa al fundamento de la responsabilidad civil.
En el año 456 aC ciudadanos romanos fueron a Grecia a estudiar leyes de sus ciudades
para redactar luego las conocidas reglas del Código Decenviral. Según estas razones,
hasta el S. III aC al momento del dictado de la lex aequilia, no es exacto afirmar que la
culpa era medida común de responsabilidad en el derecho romano.
LA LEX AEQUILIA (287 aC).
La ley de las XII Tablas (451 aC) sancionaba la injuria (ataque a la persona), el robo y
sólo algunos delitos contra los bienes efectuados sin propósito de lucro, que
configuraban los daños a las cosas ajenas, todos como delitos privados. Se trataba en
ese entonces por así decirlo de una “culpa objetiva”, ya que en algunos casos especiales
se tenía en consideración el ánimo del autor, en otros, los impúberes estaban, por su
incapacidad, libres de pena aunque no de indemnizar el daño, y en otros, la venganza
privada era reemplazada por el poder público.
En tiempos de la República, el tribuno aquilius propuso un plebiscito que se dictó en el
año 287 aC, dando origen a la Lex aequilia, consagrando una acción a favor de quienes
habían sido dañados en sus bienes contra el autor del daño. Otorgaba también una
acción contra el coacreedor que había dispuesto un crédito en provecho propio.
Reemplazo las penas fijas hasta ese momento por la reparación pecuniaria del daño. Fue
dictada en un momento de convulsión social originada en la lucha entre patricios y
plebeyos, la cual tenía efecto de tutelar a los esclavos y a los dueños de cuadrúpedos
que transitaban en tropas o rebaños. Los delitos que configuraban los daños a los bienes
ajenos fueron reprimidos mediante el procedimiento formulario y el de acciones de la
ley.
La indemnización se determinaba: a. Por el mayor valor que la cosa destruida o
deteriorada había tenido en el año anterior al delito, si se tratare de un esclavo o un
animal ajeno b. El mayor valor que de la cosa destruida o deteriorada había tenido en el
mes anterior al delito si se trataba de bienes.
Los hitos reivindicados por la lex aequilia son:
A. El intento. Se dice que la lex aequilia fue una tentativa de una enunciación
generalizada de responsabilidad por daño, ausente en la legislación que le precediera.
Un intento de redacción de una regla que expresara el principio de la obligación de
reparar todo daño causado injustamente a bienes ajenos.
B. La vacilación. Si las disposiciones de la misma autorizaban a afirmar que a partir de
su dictado la culpa fue medida general de responsabilidad del derecho romano.
Los delitos sancionados por la misma sólo se configuraban en los siguientes
presupuestos:
a. Que el daño consistiese en la destrucción o deterioro material de una cosa corporal.
b. Que fuese causado corpore, es decir por el contacto mismo del cuerpo del autor del
delito.
c. Que el daño hubiese sido causado sin derecho (con injuria).
Existen numerosos estudios que concluyen en que la culpa no alcanzó a constituirse
como medida común de responsabilidad en el derecho romano a partir de la lex aequilia,
por el contrario, al momento del dictado de ese edicto, la obligación de responder ante
la injuria se basaba todavía en un simple obrar sin derecho.
- Recién la noción de culpa parece haber hecho su aparición en cuanto a
responsabilidad, pasado el Alto Imperio (29- 284 d.C)
La admisión general de la noción de culpa se ha operado paulatinamente, pero el
momento en el que recién puede afirmarse ha sido aproximadamente al final del Alto
Imperio, no muy lejos de la constitución del Bizancio. A partir de allí la culpa se
consolida como un criterio común de responsabilidad, muchos siglos después de la lex
aequilia.
Constantino durante su imperio dictó el edicto de tolerancia, todas reformas legislativas
se debió a la época de los cristianos y las nuevas perspectivas que traía consigo la
religión, las cuales resultaban para la sociedad romana. Una de las nociones del
cristianismo era sobre el presupuesto de la idea de libertad como constitutiva del
hombre, donde la atribución física aparece como impropia. La culpa se presenta como el
único factor que reconoce en él en su aspecto metafísico que es la libertad. Así se
edifica la culpa como imputación humana del acto, primeramente en el plano religioso
moral que transgredió al jurídico. La generalización de este hecho cultural (la
imputación como consecuencia de la libertad) significó la elevación dentro del hombre
dentro de la colectividad y frente a sus semejantes.

Derecho intermedio (leyes sálicas, frisonas, bretona)


El sistema Romano se extiende por Europa después de caído el imperio R omano de
Occidente, en el 476 dC, con la persecución de ese imperio por la cultura Bizantina, ese
derecho romano a pesar de ello subsiste integrándose con el derecho Bárbaro, los
Barbaros trasladan sus leyes conformando el fenómeno que se denomina secretismo en
donde conviven las legislaciones de los pueblos invasores con lo que queda del imperio.
De modo que las leyes frisona, sálicas, bretona (de estos pueblos) hicieron un mix y se
integraron con normas que ya estaban del derecho romano en cada uno de esos países
que llegaban estos conquistadores.
El ingreso de las normas bárbaras hacia Europa significó ir hacia atrás, porque allí se
toma una responsabilidad grupal (ya no personal), una forma de involución. Estas leyes
tuvieron poco aporte.

Sistema moderno de responsabilidad.


La modernidad tiene configurado su inicio en el año 1550 con la caída de
Constantinopla a manos de los turcos Otomanos, para otros historiógrafos en el año
1492 con el descubrimiento del Continente Americano por parte de Colón, aunque en
realidad para el análisis jurista se finca en el siglo XVII (1700) y XVIII (1800) como
arranque para las respuestas de un Derecho nuevo, distinto a todos los anteriores.
La palabra responsabilidad, en cuanto a su término, aparece recién en un diccionario de
la lengua francesa en el año 1787, este diccionario crítico de la lengua francesa,
publicado a dos años de la Revolución Francesa, donde se aplicaba al termino
responsabilidad en cuanto a corporaciones financieras, comerciales (conjunto de
sociedades de comercio). Se introdujo en cuanto a la responsabilidad que tenían de
responder esas corporaciones. Inmediatamente el término aceleró su ritmo lingüístico
con el drama revolucionario y se termino por entender el término responsabilidad a lo
que entendemos todos hoy: el deber de responder.
No solo aparece el término sino que además aparece la formulación de una teoría de la
responsabilidad. Pothier, inicio la teorización de la responsabilidad, estableciendo en
que condiciones se resarce, quien debe resarcir y que tipo de daño es el que resarce.
Prosiguieron este análisis teórico los primeros comentadores del código de Napoleón en
1804 (principio del S XIX) todos los comentadores, van a formular una teoría, la
responsabilidad en la modernidad nace en el S XVII y XVIII siendo éstos sus primeros
expositores. Pero hay un enorme cambio de la forma de concebir la responsabilidad
posteriormente de los sistemas anteriores, esto se debe a:
A. Existe por esa época una nueva concepción del mundo y del universo, filosófica,
general, integral (idealismo filosófico) hasta ese momento los que reflexionaban sobre
el mundo, la naturaleza, la vida social el derecho aceptaban las cosas como eran dadas
(realismo filosófico), el cual significaba la observancia de las conductas y a partir de
ellas se legislaba (basar conclusiones a partir de la experiencia, de los hechos). El
idealismo, por el contrario, significaba una ontofobia a la realidad, porque consideraban
que observándola no llegarían a ninguna parte, consideraban que un conocimiento
jurídico podía ser considerado como válido si se encontraba en la razón y no en la
experiencia. Así penso todo el S XVII y XVIII
Con la nueva ley del Código de Napoleón, el cual es la fuente nutricia de varios códigos
del continente así como también en el nuestro sobre la responsabilidad, decía “no de una
observación empírica acerca de lo que es el hombre y cuales son sus necesidades, sino a
partir de una idea del hombre, allí se pensaba que el hombre primero era un ser libre,
segundo que era un ser volitivamente omnívoro capaz de modificar la realidad, por
último socialmente aislado. Una idea del hombre que hace que se conciba de una
manera individualista, aislado del medio social y presumiendo su libertad absoluta y su
libertad absoluta, para esa idea de hombre se va a legislar.
En el código de napoleón cuando legisla el artículo (art. 1797 C de Vélez es su réplica)
el famoso pacta sut Servanda (pactos deben ser cumplidos), dándole la misma fuerza
obligatoria a la relación de un contrato que la misma ley, se lo formula a partir de la
idea de ese hombre: el hombre libre, con una voluntad omnívora y aislado socialmente.
Aunque en la realidad, como lo es hoy, no se predicaba del todo porque existían
hombres con más o menos libertades u otros con ninguna. Específico un poder de
voluntad sin ninguna libertad para poder. Este pensamiento del idealismo filosófico es
racionalista, ya no enuncia el derecho de modo casuístico (describiendo el derecho caso
por caso, conducta por conducta y señalando sus consecuencias) todo eso, se desechó a
raíz de que la razón se establece un principio general (art. 1382 C civil Francés- art
1109 C de Vélez), todo aquel que por su culpa o negligencia provoque un daño lo debe
reparar. Esta es la expresión de un principio general, a la cual después se le da una
expresión en concreto estableciendo en que consistió ese daño y cual sería la reparación
si se tratara de daños distintos. La responsabilidad se va a enunciar a partir de principios
generales.
Además del racionalismo se tenía influencia del moralismo, entendiendo al derecho
como una parte de la moral, una moral elemental interna, la cual equivalía a la forma del
hombre de conducirse bien o mal intersubjetivamente. Por lo cual el derecho se
consideraba como una parte de ésta, pensándose que era una legislación de lo bueno.
También influenció el sistema capitalista de vida, concebir la riqueza a través de la
acumulación de capital, allí la centralización de la propiedad (en todos los sistemas
jurídicos) la propiedad ocupa la vertebración, el derecho de propiedad, de dominio,
derechos reales, toda esta teoría es el centro del derecho (aún no se concebían los
derechos personales), a tal punto que hoy en día la Corte de la Nación define a la
propiedad diciendo que es todo interés apreciable que se consigue por una persona fuera
de si misma, de su cuerpo y libertad. (Art 17 CN). Esto surge como consecuencia del
idealismo filosófico, del realismo gnoseológico, del moralismo y consecuentemente del
capitalismo. Esto da por resultado un sistema de responsabilidad que tendrá como
característica:
- Una responsabilidad netamente individual (no hay responsabilidad colectiva ni de las
sociedades, es decir que no hay responsabilidad de las personas jurídicas públicas, lo
que el traía aparejado que el estado no sea responsable) Solamente respondía una
persona física. Hoy en día si se puede hablar de las personas jurídicas, de las
asociaciones civiles, etcétera, dando lugar a una responsabilidad colectiva.
- Una responsabilidad subjetiva (en roma era causal, objetiva, bastaba un agente que
causara el daño para hacerlo responsable sin darle lugar a ningún tipo de subjetividad)
ya no va a estar establecer el vínculo entre el agente y el daño nada más sino que, una
vez establecido había que hacer una segunda lectura y se basaba en analizar si el agente
había actuado con culpa (culpa o dolo). Si lo fue con toda la intención de producirlo, o
si lo fue sin intención no observando los cuidados para evitarlo. A unos se los
denominaba delitos (causado con dolo), a otros cuasidelitos (causados con culpa). Hoy
en día no existe más esta categoría, lo que no quiere decir que no haya más culpa y dolo.
A su vez, estableció una responsabilidad que distinguió la penal de la civil (que en roma
era indiferenciada) y hubo un código penal y un código civil, y a su vez, se distinguió
entre la responsabilidad de infracción a la ley (hecho ilícito) y la responsabilidad nacida
del incumplimiento contractual (responsabilidad contractual y extracontractual). Se
entendía que una responsabilidad era más grave que la otra y se presumía que la
infracción a la ley era mucho más grave que la infracción del pacto entre las personas.
El actor principal en este sistema no era la víctima sino el agente dañador, lo cual era
lógico, porque el que dañaba, era el que tenía un gran poderío económico, el que
disponía de títulos, tenía fábricas. El daño proveniente del hombre sencillo y común se
lo consideraba como un daño menor.
Todo esto rigió desde el S XVIII en adelante fundamentalmente XIX Y XX. Durante los
dos siglos anteriores no hubo responsabilidades ni derechos colectivos.
A partir de allí se expuso una teoría de responsabilidad, la cual era resultante de tipos de
elementos (parte dogmática). Algunos autores decían que la responsabilidad se basaba
en indemnizar un daño causado (sujeto obligado a reparar, resarcir el daño causado a
otro pagando una indemnización pecuniaria). La responsabilidad sería el deber de
indemnizar (consecuencia de la responsabilidad), es decir que hay una cuestión previa a
determinar para establecer cuando hay deber de reparar. De modo que, en la
responsabilidad hay un elemento que es una norma o un precepto que indica una
determinada conducta, que puede ser muy sencilla como el precepto: “alterum non
laedere: no dañar al otro”. Debe de haber una regla, una acción (trasgresión a la
responsabilidad, es decir, a la regla) y fundamentalmente tiene que haber un daño (no
hay responsabilidad sin daño).
El daño era esencial, pero también lo era la existencia de una norma que impida dañar.
(2 elementos fundamentales). De modo que la responsabilidad civil significa una norma,
que indicara una conducta a seguir que debía ser trasgredida y, un perjuicio causado. A
partir de estos dos elementos se enunciaron distintas teorías: Sosteniendo que se
necesita primero que ese alguien sea imputable (imputabilidad: discernir lo que esta
bien y lo que está mal), ya que a lo mejor se podía actuar por error e ignorancia, es decir
por vicios (intención) u obstaculizado por una fuerza física o moral (libertad). Es decir
que debía haber una acción con discernimiento, intención y libertad (voluntad) y a su
vez, debía ser antijurídica

2. ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

La mayoría de los autores coinciden en señalar un esquema estructural, un conjunto


de elementos o presupuestos, para acceder a la reparación de daños, pero no hay un
acuerdo doctrinal en cuáles son esos elementos. En el esquema básico se ubican el
hecho humano, el daño y la relación de causalidad. Como idea introductoria, el
hecho humano es la acción u omisión del hombre que antecede al daño, el daño es la
lesión en la persona o en el patrimonio del otro, y finalmente, la relación de
causalidad permite establecer cuál de todas las condiciones antecedentes que
generan un resultado dañoso es la causa adecuada.
Dentro de este primer conjunto de presupuestos básicos, un sector de la doctrina
también enuncia a la antijuridicidad y a la imputabilidad. La antijuridicidad sería un
presupuesto básico, ya que el concepto de daño desde una visión valorativa lleva
consigo la idea de lo injusto, por eso tanto el daño como la antijuridicidad irían
disolublemente unidos. Para otros autores, la antijuridicidad estaría supeditada a la
conducta y no al daño, ya que es factible la existencia de daños injustamente
sufridos emanados de conductas lícitas. En cuanto a la imputabilidad, como es
indemnizable los daños ocasionados involuntariamente, se discutía si configura un
presupuesto básico. La configuración estructural de los presupuestos que se
sostienen son:
-Hecho humano
-Voluntariedad
-Daño
-relación causal
-Antijuridicidad
-Culpabilidad.

Código de Vélez
En el campo de la reparación de daños causados por el hecho propio, el pensamiento
penal de la estructura del delito se veía refleja en el ámbito civil sancionando sólo
aquel que causare un daño con su obrar antijurídico y culpable. El hombre debía
reparar el daño causado a otro violando el deber general y fundamental de “no
dañar” (19 CN) o incumpliendo la obligación contractual voluntariamente
convenida. La responsabilidad civil en el C de Vélez es subjetiva y contiene como
elementos estructurales básicos la ilicitud y la culpabilidad, obviamente también
requiere de un hecho humano voluntario, el daño y la relacion de causalidad.
-El ilícito, que da lugar a la reparación es siempre el quebrantamiento del orden
jurídico.
-La culpabilidad, que se suma a la ilicitud, denota el reproche de la conducta
antijurídica, la cual admite dos vertientes: la culpa propiamente dicha, y el dolo, con
una configuración diferenciada para el ámbito contractual y extracontractual
De esta forma el C. de Vélez conformaba una estructura sólida, fundada en la
responsabilidad subjetiva, las excepciones eran sumamente limitadas en cuanto a la
inimputabilidad por actos involuntarios hasta la reforma con la ley 17.711/68, se
reformuló este sistema estructuralista dando lugar a caminos alternativos de igual
relevancia jurídica, e implementa nuevos factores de tribución: el riesgo creado, la
equidad, ejercicio abusivo de los derechos.

Taxonomía cuaternaria del Código Civil y Comercial


1. DAÑO
2. ANTIJURIDICIDAD
3. RELACIÓN DE CAUSALIDAD
4. FACTORES DE ATRIBUCIÓN.
Título V. Capítulo 1: Responsabilidad Civil.
Art. 1708 CC Y C. Funciones de la responsabilidad. Las disposiciones de éste título
son aplicables a la prevención del daño y a su reparación.
FUNCION PREVENTIVA.
Art. 1710. Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto a
ella dependa de:
a. evitar causar un daño no justificado
b. adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables
para evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud, si tales medidas
evitan o disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero sería
responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos en que
incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa.
c. no agravar el daño, si ya se produjo.
*(Toda persona tiene un deber de prevención, el cual consiste en tomar las medidas
razonables para evitar que un daño no justificado ocurra o para(si ya ocurrió) que no se
agrave o para disminuir su gravedad. La prevención consiste en evitar y minimizar la
producción de los daños)
Art. 1711. Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u
omisión antijurídica hace previsible la producción del daño, su continuación o
agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución.
(Si se omite el deber de prevención y una acción u omisión antijurídica hace previsible
que un daño se produzca, continúe o agrave, surge como contrapartida, la acción
preventiva judicial a favor del damnificado. Están legitimados para reclamar quienes
acreditan un interés razonable en la prevención del daño.
*Si el juez admite la acción preventiva, debe disponer (a pedido de parte de
oficio) en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o de no hacer, según
corresponda para lograr la prevención, pero también cuidando de producir las menores
restricciones posibles a los involucrados).
FUNCIÓN RESARCITORIA.
Art. 1716. Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a otro, o el
incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado, conforme
con las disposiciones de este Código.
*(La responsabilidad se rige por las mismas normas, sea que se origine en fuente
extracontractual –violación del deber de no dañar- o en fuente contractual – por
incumplimiento de una obligación-)
Art. 1717. Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada.
Art. 1718. CAUSALES DE JUSTIFICACIÓN:
Son situaciones que excluyen la ilicitud o antijuridicidad del acto, con lo cual el hecho
que causa el daño está justificado. Como causales de justificación el Código admite:
a. El ejercicio regular de un derecho. El ejercicio regular de un derecho propio o el
cumplimiento de una obligación no puede constituir como ilícito ningún acto,
salvo que constituya un abuso del derecho, es decir, ejercer el derecho
contrariando los fines del ordenamiento jurídico o excediendo los límites
impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
b. La legítima defensa propia o de terceros. Por un medio racionalmente
proporcionado, frente a una agresión actual o inminente, ilícita y no provocada,
el tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia de un
hecho realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparación
plena.
c. En estado de necesidad. Para evitar un mal actual o eminente, de otro modo
inevitable, que amenaza al agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un
hecho suyo; el hecho se halla justificado únicamente si el mal que se evita es
mayor que el que se causa. En este caso, el damnificado tiene derecho a ser
indemnizado en la medida que el juez lo considere equitativo.
Art. 1721. Factores de Atribución. La atribución de un daño al responsable puede
basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de
atribución es la culpa.
Art. 1722. Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del
agente es irrelevante a los efectos de atribuir la responsabilidad. En tales casos el
responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto disposición legal en
contrario.
Art. 1723. Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la obligación, o
de lo convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener un resultado
determinado, su responsabilidad es objetiva.
Art. 1724. Factores Subjetivos. Los factores subjetivos de atribución son la culpa y el
dolo. La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la
obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. El dolo se configura
por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por
los intereses ajenos.
Art. 1726. Relación Causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo
adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en
contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.
Art. 1727. Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que acostumbran a
suceder según el curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en este Código
“consecuencias inmediatas”. Las consecuencias que resultan solamente de la conexión
de un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman “consecuencias mediatas”. Las
consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman “consecuencias causales”.

Elementos esenciales: El daño y la imputación

EL DAÑO.
El Código de Vélez define al daño como perjuicio susceptible de apreciación
pecuniaria causado a otro, sea directamente en las cosas de su dominio o posesión, o
indirectamente por el mal hecho a su persona o a sus derechos o facultades (Art.
1068 CC) como así también el agravio moral (Art. 1078 CC) que recae sobre los
sentimientos espirituales o afecciones legítimas.
Puede sintetizarse la noción de daño en cuanto a presupuesto de la responsabilididad
civil: como lesión o menoscabo a un interés patrimonial o extramatrimonial,
acaecido como consecuencia de una acción.
Como fenómeno físico, el daño significa nocimiento o perjuicio (aminoración o
alteración de una situación favorable).
Etimológicamente, dañar es causar detrimento, menoscabo, disminuir las cosas
quitándoles una parte, acortarlas, reducirlas a menos.
El daño es el presupuesto CENTRAL de la responsabilidad civil. La clásica función
de la responsabilidad civil se concreta en la reparación, y a falta de daño no habrá
deber de reparar. El interés de la víctima en la reparación, emerge del daño sufrido,
y donde no hay interés no hay acción. Es el primer requisito para que surja el deber
de reparar. Recién en presencia de ese daño, el intérprete tiene que preguntarse
luego si medió antijuridicidad, relación causal y un factor de atribución.
Art. 1737 Actual CC Y C. Concepto de Daño. Hay daño cuando se lesiona un
derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por
objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva.

LA IMPUTACIÓN.
La noción de atribución o imputación es compleja e involucra varios aspectos. A los
fines de la responsabilidad civil, no basta con que una persona sea autora material de
un daño, sino que además debe ser tenida como “culpable del mismo”. Para que esto
sea posible, es necesario que la autoría material del hecho (fáctica) se cumpla por
una persona que, en razón de gozar de discernimiento, intención y libertad al tiempo
de su ejecución, hubiese estado en condiciones de prever y evitar sus resultados.
Se puede afirmar que hay imputabilidad, cuando el acto procede de una libre
voluntad, de un obrar inteligente y libre.
Para que nazca responsabilidad civil, tal determinación voluntaria debe ser con
arreglo a la ley, dolosa o meramente culpable. La existencia del acto ilícito no se
concibe, sin la existencia de uno de esos dos elementos.
Cuando los actos humanos, en cambio, carecen de todos estos elementos
(discernimiento, intención y libertad) o siquiera de uno solo de ellos, la ley los
denomina involuntarios.

A. HECHO HUMANO. CONCEPCIONES DE AUTORÍA: EXPOSICIÓN.


AUSENCIA DE ACCIÓN.
Hecho humano. La noción de hecho humano comprende dos situaciones: La acción,
situación en que como consecuencia de la intervención del hombre se produce un
cambio en el mundo exterior, y la omisión, la abstención en el actuar. Éstas a su vez
se pueden clasificar:
- En omisiones que sin dudas son la causa adecuada del daño, las llamadas por los
penalistas “omisión por comisión”. En estos casos, la omisión no es más que un
medio para matar, lesionar, etc.
- En otras, en cambio, el sujeto se limita a no impedir el resultado y la situación
de peligro no ha sido creada por el mismo, son las llamadas “omisiones
simples”. La responsabilidad aparece, porque había una obligación de hacer y no
de abstenerse. Pueden acontecer tanto en el campo contractual como
extracontractual.
Tanto acciones como omisiones pueden producir daños.
Causas que excluyen al hecho humano.
A. Vis Absoluta. En ciertos supuestos, el hombre en su accionar tanto positivo como
negativo (acción u omisión) es un mero instrumento de otra conducta humana (esa
conducta humana es la que verdaderamente deberá soportar los efectos de la
responsabilidad)
Esto sucede cuando el hecho humano en su realización carece de libertad. Las
causas que obstan a la libertad pueden afectar:
- La libertad moral: cuando falta la libertad moral, el sujeto actúa intimidado dado
que otro, por injustas amenazas, le inspira un temor fundado de sufrir un mal
inminente y grave en su persona.
- La libertad física: el sujeto pierde la posibilidad de ejecución al no responder sus
órganos a causa de una fuerza irresistible.
Frente a la vis absoluta, en el primer supuesto, la violencia que afecta al sujeto, es
decir, la causa que obsta a la libertad impide la existencia del hecho humano. El
hecho realizado con violencia física de tipo absoluta NO es un hecho humano, no
hay autoría (no hay acción). En el segundo supuesto, hay hecho humano
(involuntario) inimputable al agente a los efectos de la responsabilidad civil
(indemnización de equidad).
Art. 276 Actual CC Y C. Fuerza e intimidación. La fuerza irresistible y las
amenazas que generan el temor de sufrir un mal grave e inminente que no se pueda
contrarrestar o evitar en la persona o bienes de la parte o de un tercero, causan la
nulidad del acto. La relevancia de las amenazas debe ser juzgada teniendo en cuenra
la situación del amenazado y las demás circunstancias del caso.

B. Actos reflejos. No todos los actos que carecen de intencionalidad dirigida a un


fin tienen la misma naturaleza. A saber:
- Los actos reflejos no son más que respuestas del sistema nervioso a excitaciones
externas. Estos actos no expresan de ninguna manera el carácter y las tendencias
del autor, no tienen ninguna significación o valor sintomático respecto de la
constitución síquica del individuo, por lo que, tales actos no pueden calificarse
de acción y su mal llamado “autor” no puede ser responsable de las
consecuencias dañosas por ellos originadas.
- Los actos instintivos son determinados por impulsos internos, éstos, pese a
desarrollarse fuera de la zona lúcida de la conciencia, tienen valor sintomático
respecto de la personalidad humana, y en cuanto a ellos puede hablarse de un
hecho humano y de un autor.
- Los actos habituales, son los que siendo originariamente voluntarios se hacen
automáticos, habiéndose mecanizado con la repetición. Estos son
indiscutidamente hechos humanos, a veces, la habitualidad de determinadas
conductas puede servir para medir la gravedad de la culpa.

La autoría implica que el hecho (acción voluntaria del sujeto humano sea positivo o
negativo), pueda serle atribuido a un sujeto por efecto de una comprobación de tipo
fáctica. Para algunos autores hay autoría cuando el hecho refleja la personalidad del
autor. Para esta tesis (defendida por Mosset) no existe autoría por faltar ese mínimo
nexo psíquico, cuando el hombre actúa como mero instrumento de un tercero, sea
obedeciendo a la fuerza ejercida por éste, o a los dictados de voluntad ajena. Si falla
la autoría, no puede recaer una condena de reparar ya que no estaríamos frente a un
autor sin voluntad, sino ante un no autor.
B. LA IMPUTABILIDAD. CONCEPTO, SISTEMA DE CARACTERIZACIÓN.
DERECHO COMPARADO. EL SISTEMA EN EL C DE VELEZ Y EN EL CC
Y C. REGLA LEGAL. ENUNCIACIÓN.
El discernimiento es el presupuesto de imputabilidad y a su vez, junto con la
intención y la libertad, configuran el presupuesto de voluntariedad de la acción del
mismo. Tanto la imputabilidad como la voluntariedad son el pórtico del presupuesto
factor de atribución.
Comúnmente se efectúa un juicio valorativo que se desenvuelve en dos planos: el
fáctico (el de autoría) y el jurídico (el de la imputación)
La imputabilidad es un presupuesto de culpabilidad, para que un sujeto sea
imputable debe actuar con discernimiento, con intención y libertad.
Los actos ilícitos son siempre imputables, porque se consideran actos voluntarios y
en tal virtud dan nacimiento a la responsabilidad por los perjuicios derivados de su
ejecución. Pero excepcionalmente hay casos en los cuales los actos ilícitos no son
imputables a sus autores, y por lo tanto no dan lugar a la responsabilidad civil.

Art. 261 Actual CC Y C. Acto Involuntario. Es involuntario por falta de


discernimiento:
a. El acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón
b. el acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez años
c. el acto lítico de la persona menor de edad que no ha cumplido trece años, sin
perjuicio de lo establecido en disposiciones especiales.

Hechos sin discernimiento:


- Menores de diez años. Para nuestro Código (de Velez y Actual), los menores de
diez años carecen de discernimiento para los actos ilícitos, o sea, que no tienen
aptitud para apreciar la naturaleza del acto que cometen, razón por la cual, sus actos
no pueden reputarse como voluntarios, ni generan ninguna responsabilidad a su
cargo. Ya que, para que el acto se repute delito, es necesario que sea el resultado de
una libre determinación de parte del autor. Tanto el demente como el menor de diez
años no son responsables de los perjuicios que causaren.
- Dentro del Derecho Comparado existen dos tendencias legislativas: el sistema
rígido, seguidos por los códigos como el nuestro, fijan una edad a la cual se
considera adquirido el discernimiento, aunque dicha edad pueda variar de un código
a otro. La otra corriente – sistema flexible- deja indefinida y sujeta a prueba en cada
caso ocurrente, la existencia o no del discernimiento: se trataría de una cuestión de
hecho, que comporta soluciones circunstanciales, la de establecer si un menor tiene
aptitud suficiente para darse cuenta del alcance de sus actos. Esta es la tesis
adoptada por el Derecho Francés y seguida por el Italiano, Peruano y Venezolano.
Se considera a este último como el “sistema más perfeccionado” ya que en cada
caso y atendiendo a las circunstancias personales del menor, se determinará si el
mismo tiene o no discernimiento, mientras que con la solución rígida siempre se
darán casos que en la realidad no encuadren dentro de los límites legales de edad
fijados. Desde un punto de vista práctico, la fijación de un tope de edad, a partir del
cual la ley presume que el agente tiene discernimiento, libera a la víctima del hecho
ilícito del onus probandi.
-Dementes. También existe inimputabilidad si el acto ilícito es cometido por un
demente, ya que los actos de éstos, mientras no sean practicados en un intervalo
lúcido, son realizados sin discernimiento y por consiguiente son actos involuntarios,
los cuales no pueden generar en principio, obligación alguna. Sin embargo, para la
exención de la responsabilidad del demente se requiere la concurrencia de ciertos
requisitos:
a. La demencia debe existir en el instante en que se produce el hecho ilícito.
b. La alienación debe ser total. Alteración de facultades mentales que prive al sujeto
por completo de discernimiento.
c. La enfermedad mental no debe ser consecuencia, de hábitos viciosos del propio
insano, de lo contrario habría un acto voluntario y culpable del mismo, que sería
suficiente para hacerlo responsable del hecho ilícito.
Si se dan estos requisitos, los alienados mentales serán inimputables.
-Perturbación Accidental. Se trata de una perturbación accidental de la razón. Para
que estas constituyan causas de inimputabilidad deben reunir los siguientes
caracteres:
a. Provenir de una causa inmediata endógena (interna del sujeto) ej. Epilepsia
b. Respecto del autor, la causa debe ser fortuita o inculpable.
c. La situación debe mostrar transitoriedad, carácter que lo diferencia del estado de
demencia que demuestra permanencia.
Los actos realizados en intervalos lúcidos quedan fuera de las situaciones de
inimputabilidad.
La embriaguez y la drogadicción pueden enmarcar en las situaciones de
perturbación transitoria del psiquismo siempre que el estado transitorio no haya sido
provocado por el mismo autor, si este fue provocado por el autor, el hecho es
imputable. Esta imputabilidad no sólo comprende el caso en que el autor tiene el
propósito de colocarse en la situación de inconsciencia para cometer la acción
ilícita, sino también cuando omite las diligencias debidas pese a que podía prever su
posterior estado.
-Sordomudez. El sordomudo que no sabe darse a entender por escrito es un incapaz
absoluto. En el ámbito de los actos ilícitos es, en consecuencia de esto, inimputable
y los daños que cause sólo son reparables por vía de las indemnizaciones de
equidad.

Hechos sin intención: Según algunos autores, los hechos realizados por error o dolo, no
son hechos involuntarios, ya que para ellos, aunque esté viciada, la voluntad existe. Para
este criterio, el art. 907 C de Vélez (1721 y 1750 actual) era inaplicable, ya que si el
autor sufrió un error inexcusable, en cuyo caso actuó culposamente, y la reparación se
rige por las normas generales, mientras que si el error estuvo determinado por el dolo de
un tercero, éste sería responsable. Es cierto que conceptualmente es verdadera la
distinción entre hechos sin voluntad y hechos con voluntad viciada, pero a pesar de ello
no existe razón para negar la aplicación de dichos artículos a los hechos sin intención.
Hechos sin libertad: Obsta a la libertad el vicio de la violencia. Se distingue entre la vis
absoluta y la vis relativa. En la primera, no hay típicamente autoría, el agente del acto
no es mas que un mero instrumento en manos de otro o por fuerzas ciegas de la
naturaleza. Por eso, quien actúa en virtud de fuerza irresistible no está obligado, ni
siquiera, a los términos del art. 907 C de velez (1750 Actual), ya que se hace referencia
al autor del hecho y en los casos de vis absoluta no puede hablarse estrictamente de
acción.
Art. 1750 CCyC. Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño
causado por un acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo
dispuesto en el art. 1742.
Art. 1742 CCyC. Atenuación de responsabilidad. El juez, al fijar la indemnización
puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación
personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable en
caso de dolo del responsable.

C. LA VOLUNTARIEDAD. DEFINICIÓN LEGAL. EXPOSICIÓN DE LAS


NOTAS DEFINITORIAS. MANIFESTACIÓN. EL SILENCIO COMO
MANIFESTACIÓN. LA MANIFESTACIÓN TÁCITA. NORMAS LEGALES.
REPARACION DE DAÑOS CAUSADOS INVOLUNTARIAMENTE.
PREVISIONES LEGALES.

Art 260 CC Y C. Acto Voluntario. El acto voluntario es el ejecutado con


discernimiento, intención y libertad, que se manifiesta por un hecho exterior.
-Discernimiento: capacidad de entendimiento.
Art. 264 CC Y C. Manifestación de la voluntad. Los actos pueden exteriorizarse
oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho
material.
Art. 265 CC Y C. Silencio como manifestación de voluntad. El silencio opuesto a
actos o a una interrogación no es considerado como una manifestación de voluntad
conforme al acto o a la interrogación, excepto en los casos que haya un deber de
expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y
prácticas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.
Art. 264 CC Y C. Manifestación tácita de voluntad. La manifestación tácita de la
voluntad resulta de los actos por los cuales se le puede conocer con certidumbre.
Carece de eficacia cuando la ley o la convención exigen una manifestación expresa.

Conceptos jurídicos de Vélez:


Art. 897 CC. Los hechos humanos son voluntarios o involuntarios. Los hechos se
juzgan voluntarios, si son ejecutados con discernimiento, intención y libertad.
Art. 913 CC. Ningún hecho tendrá carácter de voluntario, sin un hecho exterior por
el cual la voluntad se manifieste.
Art. 914 CC. Los hechos exteriores de manifestación de voluntad pueden consistir
en la ejecución de un hecho material consumado o comenzado, o simplemente en la
expresión positiva o tácita de la voluntad.
Art. 915 CC. La declaración de la voluntad puede ser formal o no formal, positiva o
tácita, o inducida por una presunción de la ley.
Art. 916 CC. Las declaraciones formales son aquellas cuya eficacia depende de la
observancia de las formalidades exclusivamente admitidas como expresión de
voluntad.
Art. 917 CC. La expresión positiva de la voluntad será considerada como tal,
cuando se manifieste verbalmente, o por escrito, o por otros signos inequívocos con
referencia a determinados objetos.
Art. 918 CC. La expresión tácita de la voluntad resulta de aquellos actos, por los
cuales se puede conocer con certidumbre la existencia de la voluntad, en los casos
en que no se exija una expresión positiva, o cuando no haya una protesta o
declaración expresa contraria.
Art.919 CC. El silencio opuesto a actos o a una interrogación, no es considerado
como una manifestación de voluntad, conforme al acto o a la interrogación, sino en
los casos en que haya una obligación de explicarse por la ley o por las relaciones de
familia, o a causa de una relación entre el silencio actual u las declaraciones
precedentes.

Reparación de daños causados involuntariamente. Previsiones legales.


Art. 907 C de Vélez. Cuando por los hechos involuntarios se causare a otro algún
daño en su persona y bienes, sólo se responderá con la indemnización
correspondiente, si con el daño se enriqueció el autor del hecho, y en tanto, en
cuanto se hubiere enriquecido.
**Los jueces podrán también disponer un resarcimiento a favor de la víctima del
daño, fundados en razones de equidad, teniendo en cuenta la importancia del
patrimonio del autor del hecho y la situación personal de la víctima. (Incorporado
por la ley 17.711 en la reforma)
Art. 1750 Actual CC Y C. Daños causados por actos involuntarios. El autor de
un daño causado por un acto involuntario responde por razones de equidad. Se
aplica lo dispuesto en el artículo 1742.
El acto realizado por quien sufre fuerza física irresistible no genera responsabilidad
para su autor, sin perjuicio de la que corresponde a título personal a quien ejerce esa
fuerza.
Art. 1742 Actual CC Y C. Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar la
indemnización, puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor, la
situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es
aplicable en caso de dolo responsable.

D. LA ANTIJURIDICIDAD.
Especies.
La doctrina tanto autoral como judicial, se ha planteado el tema de la determinación
de cuando un daño es injusto, que circunstancias hacen que una conducta dañosa
merezca ese calificativo. Las respuestas han sido:
 Antijuridicidad formal: Para una corriente la injusticia es sinónimo de ilegalidad.
Un daño es injusto cuando es producto de la violación de una norma jurídica
imperativa o prohibitiva. Este criterio fue recogido por el C de Vélez en el art.
1066. “Ningún acto voluntario tendrá carácter de ilícito, si no fuera
expresamente prohibido por las leyes ordinarias, municipales o reglamentos de
policía, y a ningún acto ilícito se le podrá aplicar pena o sanción de este
Código, si no hubiere una disposición de la ley que la hubiese impuesto”.
La tipicidad del ilícito debe tener una doble previsión: el comportamiento debe
estar anticipado por el legislador como así también la sanción resarcitoria.
Equivale una igualación de la ilicitud civil y penal sobre la base: “nulla pena
nulla crimen sine lege” (no hay pena ni crimen sin ley).
Esta aplicación se sostuvo hasta la década del 30, ya que hasta ese momento no
se preveía la irresponsabilidad del Estado por los daños causados por sus
funcionarios o empleados, forzando la sanción legislativa del art. 1071 bis.
Tanto la tipificación de los ilícitos como de las sanciones y derechos subjetivos,
se funda en el valor de seguridad y encuentra un correlato en la interpretación de
los arts. 19 de la CN y 53 del C de Vélez. “todo lo que no está expresamente
prohibido está permitido”. De este modo se pensaba que el ciudadano podía
desenvolverse con total libertal ejerciendo sus prerrogativas y facultades y que
sólo el legislador limitaba su actuación, permitiéndole conocer por anticipado lo
prohibido, lo antijurídico.
Este criterio fue rechazado por la doctrina moderna, ya que en el campo civil a
diferencia del penal, debe consagrar la atipicidad del ilícito. Ya que, la
pretensión de tipificar categorías reducidas en número y suficientemente amplias
como para poder abarcar en ella todos los casos posibles (como por ejemplo la
fórmula “todo daño a la persona debe ser indemnizado”) conduce a descalificar
la idea del tipo de la cual se parte.
 Antijuridicidad material: Se llega a este segundo estadio (o “evolución jurídica”)
cuando la ilicitud deja de confundirse con ilegalidad, cuando se comprende que
el derecho no se agota en la legalidad. Cuando se integra el ordenamiento
jurídico en conformación con otras fuentes del derecho: las buenas costumbres,
la moral social, los principios generales del derecho. (Se deja de lado la actitud
soberbia del legislador y se reconoce el rol del juez en la elaboración del
derecho)
A pesar de ello, con la integración del plexo normativo no se logra la respuesta
adecuada sobre la ilicitud del comportamiento o la injusticia del daño.
Se sabe que la búsqueda no debe agotarse en la legalidad o ilegalidad, por lo
que, a partir del Proyecto de Unificación Civil y Comercial de 1987 se efectúo la
supresión del art. 1066 del CC, lo que permitiría reafirmar el concepto de
antijuridicidad material.
 Antijuridicidad Subjetiva. Es un criterio opuesto a los anteriores, ya que
abandona la asimilación con la desaprobación del acto o hecho, para poder
avanzar sobre la desaprobación de la conducta del autor o agente. Por lo que, la
antijuridicidad se encuentra en la culpa. Las culpas o errores de conducta no
aparecen tipificados, son los jueces encargados de juzgar de acuerdo con
modelos de conductas por ellos construidos. Lo que da lugar a preguntarse cual
es el tipo de ser humano y de conducta que el juez debe tener en cuenta como
modelo de referencia, en el momento de formar un criterio sobre la existencia o
inexistencia de la culpa.
La culpabilidad absorbe la antijuridicidad: el daño es injusto en la medida en que
es el resultado de una conducta equivocada.
 Antijuridicidad Objetiva. Para este criterio, el juicio de aprobación o
desaprobación y la consiguiente condena a reparar, atiende exclusivamente al
acto o hecho, y en particular a su resultado, el daño causado. La antijuridicidad
no mira al agente sino a la víctima.
La idea central es que todo daño es injusto en cuanto lesiona un interés
merecedor de tutela y, a la vez, viola el genérico deber jurídico de no causar
daño a otro (alterum non laedere)
La plenitud de la regla alterum non laedere no impide que haya actos dañosos
que se encuentran justificados por el Derecho, en donde su autor no contrae
ninguna responsabilidad al realizarlos. Es donde actúan las “causas de
justificación” resolviendo el conflicto entre el interés lesionado y el derecho
ejercitado, entre el daño de una persona y el beneficio de otra (causante)
En el Código de Velez la antijuridicidad era formal y subjetiva, porque se
requería que el hecho dañoso estuviera “expresamente prohibido por las leyes
ordinarias, municipales o reglamentos de policía” y que los agantes obraran con
“dolo, culpa o negligencia”
Art. 1717 Actual CC Y C. Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa
un daño a otro es antijurídica si no está justificada.
El Código nuevo establece que la antijuridicidad civil es material (atípica) y objetiva
y se configura por la existencia del hecho (acción u omisión) que causa daño a otro.
Esto es así porque se considera ilícito cualquier hecho que daña, sin necesidad de
prohibición expresa e independientemente de que pueda o no efectuarse un reproche
subjetivo al agente. La excepción a esta regla son las causas de justificación.
Art. 1066 C de Vélez. Ningún acto voluntario tendrá el carácter de ilícito si no
fuere expresamente prohibido por las leyes ordinarias, municipales o reglamentos de
policía; y a ningún acto ilícito se le podrá aplicar la pena o sanción de este código, si
no hubiere una disposición de la ley que la hubiese impuesto.
Concepto de juridicidad formal, reduce lo antijurídico a lo ilegal.

LAS CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN.

La causa de justificación borra la antijuridicidad del comportamiento dañoso, vuelve


lícito el quehacer que, por culminar en un perjuicio, aparece como ilícito. Estas son:

a. Ejercicio de un derecho propio


Daños que el agente puede justificar probando que fueron causados en el ejercicio
de un derecho propio, es decir, que dicha conducta estaba legitimada al configurar
un derecho subjetivo.
De acuerdo al art. 1071 del C de Vélez “el ejercicio regular de un derecho propio o
el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún
acto”(A partir de la reforma de la ley 17.711). Sin embargo, para que funcione esta
causal de exclusión de ilicitud, es necesario que el ejercicio del derecho se haya
mantenido dentro de los límites que la ley establece. Si por el contrario, se trata de
actos realizados excediendo los límites de los derechos o facultades acordadas por la
ley, sea que estos hubiesen sido realizados con la intención de causar un daño (dolo)
o con imprudencia o falta de debida atención y cuidados (culpa), dejaría de
constituir un derecho, para convertirse en una injuria, desnaturalizándose así su
carácter y acarreando la responsabilidad civil.
El ejercicio de los derechos halla su límite en los derechos ajenos que se le oponen,
como así también en los casos de colisión de derechos, en que dos o más de ellos
concurren sobre un mismo objeto, de manera que el ejercicio de uno hace imposible
o perjudica el de los otros, aunque en estos supuestos la ley misma resuelve el
conflicto, ya sea estableciendo un orden de preferencia o disponiendo la satisfacción
parcial para todos.
El ejercicio de los derechos debe ser “regular”, puesto que la ley no ampara el
ejercicio abusivo de los derechos” (incorporado en la reforma de la ley 17.711) a
partir del ppio del abuso del derecho.

b. Cumplimiento de un deber legal.


Quien hace lo que está mandado por la norma (quehaceres propios de la función o
empleo público) se encuentra, en principio, excusado por las consecuencias
perjudiciales de su obrar.
El policía que persiguiendo al ladrón le causa lesiones, el juez que resuelve una
causa declarando perdidoso al actor, el registrador que deniega una inscripción,
causan daños. Pero no son perjuicios arbitrarios, no obedecen a la intención de
dañar, ni importan mala fe, inmoralidad, etcétera. Son el resultado del acatamiento
de los deberes propios de la actividad que se desarrolla. Tampoco esta causal de
justificación debe importar para el titular del deber una especie de escudo o pretexto
para ejercitar venganza, malos instintos, resentimientos y por esa vía lesionar o
perjudicar al otro. El deber debe cumplirse de manera adecuada, regular y propia sin
excesos. Tanto los derechos y deberes deben ejercitarse en consideración a sus fines,
dentro de los márgenes de razonabilidad y buena fe que impone la vida en sociedad.

C. Estado de necesidad.
El estado o situación de necesidad existe respecto de los particulares y también
respecto del estado cuando:
-Se encuentra la víctima ante la inminencia de sufrir un mal grave, un menoscabo
importante en su persona o en sus bienes o, respecto del Estado, en las personas o
bienes de la comunidad a su cargo.
- Que el daño o amenaza aparezca como extraño o ajeno a quienes son sus víctimas,
que no sean ellas quienes hayan provocado su conducta, sino que el evento se
muestre como accidental o fortuito.
- No se encuentren medios para su evitación, que no haya modo o manera posible de
detenerlo
-Que el necesitado (persona que padece la situación) no tiene, por su oficio o cargo,
el deber de sufrir el daño, de soportarlo o rendirse ante él.
Por lo que, en estas circunstancias, el amenazado actúa, para evitar el mal propio o
bien de un tercero, para evitar el mal ajeno. La salida que se encuentra en la
situación de acoso, es la de lesionar el bien jurídico de otra persona, y ese
comportamiento dañoso que por regla es ilícito, queda justificado desapareciendo la
injusticia, siempre que el mal causado no sea mayor del que se trate evitar.
El art. 34 inc. 3 del CP expresa: “No son punibles… el que causare un mal para
ecitar otro mayor inminente al que ha sido extraño”
Por lo que, debe tratarse de una situación en la cual se cae o a la que se llega, sin
culpabilidad, no imputable al necesitado, por ser extraña a él, fortuita, inevitable,
urgente y grave.
El acto de abnegación
Se configura cuando el estado de necesidad lleva a una persona a causarse un daño a
sí misma, para evitar a otro un daño mayor. Ejemplo: El caso de quien se arroja al
agua vestido, arruinando su ropa para salvar la vida ajena en peligro. En estos casos
se trata de una conducta altruista, con gran sentido de solidaridad y fraternidad.
La cuestión se plantea en lo relavito a la posibilidad del abnegado/dañado, de
reclamar al beneficiario una reparación. Si bien el sacrificio fue espontáneo, no
solicitado, le corresponde una acción por indemnización contra el titular de los
bienes salvados.

D. Legítima defensa.
El daño es causado por el agredido o atacado (convertido en agente) como reacción
a un ataque injusto. No se trata de la venganza frente al perjuicio ya sufrido, sino de
una acción para apartar de sí o de otro un ataque actual contrario a derecho.
En el Código de Vélez no se encuentra ninguna disposición que expresamente
establezca, como principio de carácter general, la legítima defensa como eximente
de responsabilidad civil. A pesar de ello existen ciertas disposiciones legales en
donde se halla su concreta aplicación:
Art. 2470 C de Vélez: “se da el derecho de protegerse en posesión propia, y repulsar
la fuerza con el empleo de una fuerza suficiente, en los casos en que los auxilios de
la justicia llegarían demasiado tarde; y el que fuese desposeído podrá recobrarla de
propia autoridad sin intervalo de tiempo, con tal de que no exceda los límites de la
propia defensa”
Art. 911 C de Vélez: “Nadie puede obligar a otro a abstenerse de un hecho porque
éste pueda ser perjudicial al que lo ejecuta, sino en el caso en que una persona obre
contra el deber prescripto por las leyes, y no pueda tener lugar oportunamente la
intervención de las autoridades públicas”
Ante la ausencia de normas expresas en el C de Vélez, se recurrió por analogía, a lo
que al respecto de esta materia establece el código penal, a partir del artículo 34 inc.
6, para poder eximir de responsabilidad civil a quien ocasione un daño a otro, en
defensa de sus derechos o su persona. Para ello deben recurrir tres requisitos:
1. Agresión ilegítima: La agresión es ilegítima, cuando el acto del agresor es
objetivamente ilícito, es decir, que contraría el ordenamiento jurídico, aún cuando
carezca de voluntariedad, por lo cual la reacción del agredido podría ejercitarse
contra actos de personas incapaces: dementes, menores de 10 años, etc.
2. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla: La defensa
sólo es legítima en la medida que resulte indispensable para repeler o impedir el
injusto acometimiento. Para ello, deberá estarse a las circunstancias del tiempo y
lugar y a la respectiva personalidad de los protagonistas. La necesidad racional del
medio empleado NO es de carácter absoluto, sino subjetiva y condicionada a los
antecedentes circunstanciales.
3. Falta de provocación suficiente por parte de quien se defiende: Es necesario como
último requisito que el agredido no haya provocado la agresión, ya que si el hubiese
incitado al agresor, no podría en principio quejarse de la reacción de éste.

Art. 1718 Actual CC Y C. Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio


regular de un derecho. Está justificado el hecho que causa un daño:
a. en el ejercicio regular de un derecho
b. en legítima defensa propia o de terceros, por un medio racionalmente
proporcionado, frente a una agresión actual o inminente, ilícita y no provocada, el
tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia de un hecho
realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparación plena
c. para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al
agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla
justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que se causa. En este
caso, el damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo
considere equitativo.
Art. 1719 Actual CC Y C. Asunción de riesgos. La exposición voluntaria por
parte de la víctima a una situación de peligro no justifica el hecho dañoso ni exime
de responsabilidad a menos que, por las circunstancias del caso, ella pueda
calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente el
nexo causal.
Quien voluntariamente se expone a una situación de peligro para salvar la persona o
bienes de otro tiene derecho, en caso de resultar dañado, a ser indemnizado por
quien creó la situación de peligro, o por el beneficiario por el acto de abnegación.
En este último caso, la reparación procede únicamente en la medida del
enriquecimiento por él obtenido.
Art. 1720 Actual CC Y C. Consentimiento del damnificado. Sin perjuicio de
disposiciones especiales, el consentimiento libre e informado del damnificado, en la
medida en que no constituya una cláusula abusiva, libera de la responsabilidad por
los daños derivados de la lesión de bienes disponibles.

Justicia personal o autoayuda.


Próximo a la legítima defensa, aunque no es identificable con ésta, en algunas
legislaciones se encuentra el instituto de “autoayuda” el cual no es otra cosa de la
expresión jurídicamente controlada del “hacerse justicia por mano propia”.
En estos caso, el acto así realizado parece legitimado y es lícito, aunque produzca un
daño a un tercero o desconozca un derecho expresamente establecido, dado que su
fundamento radica también en la imposibilidad en que se encuentra el interesado de
requerir y esperar la intervención del Estado para la protección de sus derechos.
Contra esta posición, Llambías sostiene que dicha figura no funciona en el ámbito
de la responsabilidad civil, ya que en realidad, queda absorbida por la legítima
defensa o bien por el estado de necesidad.
Los requisitos para legitimar la defensa personal son:
- que mediante ella se intente proteger una pretensión reconocida por el derecho, o si
se refiere, a un interés jurídicamente protegido.
- que exita peligro de que sin el empleo de ese medio, dicha pretensión o interés
jurídicamente protegido se frustre, o se dificulte su efectivización.
- que por las circunstancias de caso no pueda requerirse u obtenerse en tiempo útil el
auxilio de la autoridad pública.
En nuestro país, tanto el C de Vélez como el CCyC actual no prevén esta figura.

E. LOS FACTORES DE ATRIBUCIÓN.

Clases.
Los factores de atribución se clasifican en:
- Subjetivos: Éstos toman en cuenta la reprochabilidad de la conducta del sujeto
ofensor o dañador, sea porque obró descuidadamente (culpa) o porque lo hizo
con intención dañina (dolo).
Art. 1724 Actual CC Y C. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el
dolo.
La culpa consiste en la omisión de diligencia debida según la naturaleza de la
obligación y las circunstancias de la personas, el tiempo y el lugar. Comprende
la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión.
El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con
manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.
Dolo como vicio de la voluntad.
Art. 271 Actual CC Y C. Acción y omisión dolosa. Acción dolosa es toda
aserción de lo falso o disminución de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o
maquinación que emplee para la celebración del acto. La omisión dolosa causa
los mismos efectos que la acción dolosa, cuando el acto no se habría realizado
sin la reticencia u ocultamiento.

- Objetivos: Son los que no tienen en consideración la reprochabilidad de la


conducta del responsable sino alguna otra razón por la cual es justo provocar el
desplazamiento de las consecuencias económicas del daño sufrido por una
persona hacia otra. Es decir, cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad.. Existe responsabilidad objetiva toda vez que
la prueba de la diligencia debida es insuficiente para liberar a la persona como
responsable.
La responsabilidad objetiva no se agota en el riesgo creado, existen otros
factores objetivos de atribución:
- - la equidad
-la garantía legal
- el abuso del derecho
- el riesgo
Art. 1723 CCYC. Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de
la obligación o de lo convenido por las partes surge que el deudor debe obtener
un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.

F. EL DAÑO.
Diversos criterios definitorios.
El Código de Vélez define al daño como perjuicio susceptible de apreciación
pecuniaria causado a otro, sea directamente en las cosas de su dominio o posesión, o
indirectamente por el mal hecho a su persona o a sus derechos o facultades (art.
1068) como asimismo el agravio moral(art. 1078) que recae sobre los sentimientos
espirituales o afecciones legítimas.
Por lo que, puede sintetizarse la noción de daño en cuanto a presupuesto de la
responsabilidad civil como “lesión o menoscabo a un interés patrimonial o
extramatrimonial, acaecido como consecuencia de una acción”
El daño es el presupuesto central de la responsabilidad civil, ya que la función
clásica de esta se concreta en la reparación, y a falta de daño no habrá que reparar.
El interés de la víctima en la reparación, emerge del daño sufrido y donde no hay
interés no hay acción.
Es tan importante el daño como presupuesto de la responsabilidad civil, que desde el
punto de vista metodológico ha sido considerado como el primer requisito para que
surja el deber de reparar. Recién en presencia de ese daño, el intérprete tiene que
preguntarse luego si medió antijuridicidad, relación causal y un factor de atribución.
El daño como presupuesto de responsabilidad civil se encuentra consagrado en el
Art. 1067 del C. de Vélez “no habrá acto ilícito punible para los efectos de este
Código, si no hubiese daño causado u otro acto exterior que lo pueda causar”.
Puede existir tanto en los ilícitos extracontractuales como incumplimientos de
obligaciones convencionales.
Se puede considerar al daño como una conceptualización abstracta. Se reclama el
valor, no la lesión al bien jurídico sino el valor que representa ese bien material o
espiritual.

Art. 1737 Actual CCYC. Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un
derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por
objeto la persona, el patrimonio o un derecho de incidencia colectiva.
***El artículo del nuevo código apunta más a la antijuridicidad que al daño en sí
mismo, los derechos NO se dañan, se transgreden o se violan, pero no se dañan.
Hablar de lesión a un derecho subjetivo lo ubica en la antijuridicidad.

Requisitos.
En la doctrina se mencionan tres requisitos.
1. Que el daño sea cierto: el daño debe ser cierto y no puramente eventual o
hipotético. Debe haber certidumbre en cuanto a su existencia misma, presente o
futura.
2. Que sea personal del accionante: Quiere decir que nadie puede pretender sino la
reparación de un daño que le es propio, no pudiendo incluir en su pretensión los
daños sufridos por terceros, aunque todos estos hayan derivado del mismo acto
ilícito. Tiene una excepción aparente cuando el perjuicio de los terceros constituye a
la vez un perjuicio del accionante, en razón de una obligación legal o convencional
preexistente.
A la inversa puede suceder que alguien sufra un daño de “rebote”. Son los casos de
los damnificados indirectos.
3. Para poder ser resarcido debe ser subsistente al dictar sentencia, si por alguna
razón el daño cesó no se puede ordenar la reparación.

Conceptualización de cada tipo de daño:


Los daños pueden clasificarse en primer lugar, en daños patrimoniales (material) y
extramatrimoniales (moral). A su vez, existen distintas clases de daños
patrimoniales: como el daño emergente y el lucro cesante. Y los daños
patrimoniales en materia contractual se subdividen en: daño al interés positivo y
negativo, daño intrínseco y extrínseco y daño compensatorio y moratorio.
-Daño Material (patrimonial). Es el que se ocasiona al patrimonio de la víctima,
susceptibles de apreciación pecuniaria.
- Daño Moral (extrapatrimonial). Es el que hiere o menoscaba los sentimientos, la
integridad física o moral, las afecciones legítimas de una persona, en suma, los
llamados “bienes ideales”.
-Daño directo o inmediato. Tiene por causa exclusiva la inejecución de la
obligación o la comisión de un hecho dañoso.
-Daño indirecto o mediato. Resulta de la conjunción del incumplimiento de la
prestación o de la comisión del hecho dañoso con otra causa independiente.
- Daño emergente. Implica la pérdida o disminución de valores económicos
positivamente existentes, por lo tanto se manifiesta como un empobrecimiento del
patrimonio.
- Lucro cesante. Implica frustración de ganancias o ventajas económicas, es decir,
la privación de enriquecimiento patrimonial.
Tanto el daño emergente como el lucro cesante puede ser actual o futuro y se
presentan en materia contractual y extracontractual.
-Daño extracontractual. Resulta de la conducta ilegítima del agente
independientemente de toda relación jurídica contractual previa entre las partes
-Daño contractual. Es el que se causa con motivo de violación de un contrato.
Especies de daños derivados del incumplimiento contractual:
- Daño moratorio. Responde al retardo en el cumplimiento de la prestación, cuando
se han dado las condiciones que la ley exige para tener por constituido en mora al
obligado.
- Daño compensatorio. Adviene a raíz del incumplimiento total o definitivo de la
prestación. La indemnización de este daño es equivalente de la prestación
incumplida.
-Daño positivo. Se origina a raíz del incumplimiento de un contrato válidamente
constituido.
-Daño negativo. Es el ocasionado a consecuencia de un contrato frustrado, en su
etapa preparatoria o de un contrato viciado de nulidad. La indemnización en este
caso abarca el llamado interés de confianza, consistente en el daño sufrido a raíz de
haber creído en la conclusión o validez del negocio y que, por lo tanto, no se hubiera
padecido si se hubiese sabido que el contrato se frustraría o resultaría inválido.
Dentro de este interés negativo queda comprendido no solo el daño emergente sino
también el lucro cesante.

RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL.


Anteriormente no se diferenció la responsabilidad contractual de la extracontractual,
hasta que lo fue en Francia en el S. XIX con el Código de Napoleón.
Esta distinción tampoco aparece de manera expresa en el Código de Napoleón, sino
que es consecuencia de una hermenéutica, de una interpretación jurídica:
Sancionado el código sus primeros comentaristas interpretaron que en el Código de
Napoleón existían dos tipos de culpa distintas, ya que encontraron la existencia de
dos artículos que trataban el tema de la culpa referida a los hechos ilícitos, y luego
había un concepto de culpa que hacía referencia a quien incumplía un contrato.
Art. 1382-
Art. 1137
Podían así distinguirse dos tipos de culpas.
Culpa amplia (para los ilícitos)
Culpa específica (para los contratos)
Al haber dos tipos de culpas hay dos responsabilidades.
El Código de Vélez adopta el criterio y programa una responsabilidad dual:
Para los contratos
Para los actos ilícitos.
Vélez no toma como fuente al Código de Napoleón, sino a Aubry y Rau, citándolo
al pie del art. 1107 CC. Dicho artículo actúa como divisor de aguas, donde programa
una normativa distinta que va a atribuir consecuencias distintas en el ámbito de
infracción del contrato y en el ámbito de infracción a la ley: normas específicas que
regulan la responsabilidad contractual, y normas específicas que regulan la
responsabilidad de extracontractual (ilícitos).
En el actual CCYC tanto la responsabilidad contractual como extracontractual se
unifica, su tratamiento es único y ambas responden por las mismas consecuencias en
un caso o en el otro.

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