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LA MASACRE DE NUESTROS LIDERES SOCIALES.

El acuerdo de paz logra disminuir los ataques y asesinatos proveniente del


conflicto armado, pero se palpa indiscutiblemente un aumento en las
violaciones de la libertad, integridad, su derecho a la vida, de lideres
sociales, personas que defienden los intereses de las comunidades, seres
humanos que les duele su familia, su barrio, su sector, su localidad, su
ciudad, que les duele el dolor del mas débil, se ponen la mano en su
corazón y son capaces de ver el interés de la comunidad, no solo el interés
propio o individual. Son personas que piensan en conjunto, en las
necesidades de los demás.

Así podemos recalcar el caso de Maritza Quiroz Leiva, me refiero a ella


pues es la más allegada geográficamente a mi realidad, Maritza, ubicada en
Santa Marta, Magdalena, fue el primer caso denunciado en el 2019, un
grupo de hombres armados la asesinaron en su propia casa, una vivienda
que el gobierno le había restituido por ser victima de desplazamiento en la
vereda de San Isidro, los hombres proporcionándole varios disparos, la
mataron cobarde y cruelmente.

Este homicidio recalca la persecución que se tiene hacia los lideres


sociales, una mujer trabajadora, que era suplente de la Mesa de víctimas
de Santa Marta, líder en los procesos de desplazamiento de mujeres afro en
las zonas rurales de la ciudad, y lideraba procesos de restitución de tierras,
sus conocidos siempre la recordarán por su liderazgo y su amor por las
causas sociales.

La persecución se da especialmente contra líderes que manejan temas de


tierras, quieren restituirlas, se oponen a los cultivos ilícitos y a los grupos
criminales o apoyan el proceso de paz. Las zonas rurales son las más
afectadas.

Cabe resaltar en este ensayo, que las medidas implementadas para


contrarrestar estos ataques son claramente INEFICIENTES. El plan de
acción oportuna ( PAO), para la protección de lideres sociales, que se firmó
en noviembre del 2018, no ha ayudado. Este plan lanzado por el gobierno
de Iván Duque, le da supuestamente continuidad a las estrategias del
gobierno Santos, como el fortalecimiento de la Unidad Nacional de
Protección (UNP) en las “Zonas Estratégicas de Intervención” (ZEI). Con
todo esto se busca asegurar medidas de prevención, pero ha resultado casi
inútil, teniendo 0 efectos a nivel territorial. Hacen el trabajo capturando a los
autores materiales, pero no lo han hecho con los intelectuales.
Necesitamos planes efectivos, focalizados en la justicia para los autores
intelectuales, porque en muchos casos ni los mismos autores materiales
saben quien les paga. En el 70% de los casos no se sabe quien manda a
matar a los lideres, Hay agentes legales, como supuestos políticos,
empresarios, agentes estatales, o élites locales, como actores criminales,
que son los que contratan a los sicarios para asesinar a los lideres sociales.

Solo el otro 30% de los homicidios fueron cometidos por autores


identificados, por las disidencias de las Farc, por grupos post
desmovilizados paramilitar, como el Clan del Golfo y el ELN.
Asesinan a dignatarios de juntas de acción comunal, lideres comunales, a
reconocidos por la comunidad, de comunidades étnicas, lideres
campesinos, lideres de victimas, lideres sindicales activistas, activistas
ambientales, lideres juveniles y activistas LGBTI. Estos son los patrones, los
rasgos que buscan los asesinos.

Para concluir este ensayo, hago alusión a que se deben buscar estrategias,
soluciones concretas, pues esta tragedia viene sucediendo de hace años, y
se ha incrementado desde el acuerdo de paz. El gobierno Colombiano debe
buscar y velar por la protección de la vida humana, su derecho a la libertad,
y su derecho a la protección. Estamos vulnerables, estamos expuestos.
Cualquier líder que quiera tener incidencia en la política para mejorar las
condiciones de su comunidad, se encuentra en amenaza. Esta situación,
debe cambiar.

POR: SARA ELINA DÍAZ DELUQUEZ.

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