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Departamento de lenguas
Desarrollo de competencias del lenguaje
- Tatiana Becerra R.
Este trabajo analiza la monografía titulada “La literatura como hecho social y discursivo a través
de la producción vernácula” del programa de Licenciatura en Español y Lenguas Extranjeras de la
Universidad Pedagógica Nacional desde la perspectiva de competencia literaria anunciada en El
aprendizaje de la competencia literaria con el fin de comprender la coyuntura actual del enfoque
comunicativo en el área de Lengua y Literatura en secundaria.
El análisis pretende hacer un paralelo entre los conceptos que propone Colomer y la aplicación
que se les da en la monografía de Martínez Mora, para saber qué es hacer cosas con palabras en
este ejercicio pedagógico particular, qué acciones se esperan de los estudiantes y de qué manera
deben ser realizadas. Las principales categorías que define Colomer son lector competente y
competencia literaria.
Este apartado abre el espacio de diálogo entre las propuestas de Colomer y la aplicación que se les
da, o podría, dárseles en el trabajo de grado a revisar.
Con el fin de lograr analizar este trabajo de grado, es importante identificar el concepto que el
estudiante-investigador tiene de lector competente, para esto se tendrán en cuenta las
características del concepto dadas en el texto de Teresa Colomer: en el cual se evidencia la
transformación que se ha dado dentro de la enseñanza de la literatura en la escuela, ahora
denominada educación literaria, y así mismo la transformación de los saberes esperados dentro del
proceso de enseñanza.
1
Recordar el artículo La enseñanza de la literatura como construcción de sentido de Colomer de 2002.
En el trabajo de grado denominado“La literatura como hecho social y discursivo a través de la
producción vernácula” podemos evidenciar algunas características, que si bien no son
especificadas claramente, se pueden comparar con algunas de las transformaciones que expone
Teresa Colomer. Por ejemplo, dentro de los objetivos del trabajo de grado, el investigador espera
que los estudiantes consoliden unas perspectivas sociales y discursivas a través de la literatura y
de los textos vernáculos, este propósito se puede relacionar con la idea del “saber leer literario”
el cual busca una construcción de conductas lectoras trasladables fuera del contexto en el que han
sido adquiridas. por lo tanto permiten un desarrollo social y personal del estudiante por fuera del
aula de clases, también es importante ver que el investigador usará otro tipo de textos como lo son
los textos vernáculos los cuales van a permitir la transposición de los saberes literarios para así
lograr una lectura de otros contextos.
Por otro lado, el texto de competencia literaria tiene una visión de un lector competente como
aquel que tiene una mirada integral de la literatura, es decir que aprecia cada aspecto que la pueda
rodear, este lector podrá realizar lecturas a partir de una participación subjetiva y emocional, con
el fin de realizar interpretaciones que lo ayuden a construir sentido.
No obstante, el trabajo de grado que está siendo analizado no recoge todas estas características ya
que se queda en el nivel de la relación del lector con el funcionamiento social de la literatura,
denominando a esta como un “hecho social”, además que insiste en la movilización personal de
los estudiantes concepto que no permite evidenciar realmente qué es lo que espera que sus
estudiantes alcancen al final del proceso.
En el texto de Teresa Colomer (con el ideal de precisar el objeto de estudio de la literatura y/o la
competencia literaria) la autora expone la concepción de Rouxel (1996) que entiende a la literatura
-o la aplicación de la literatura en el cenáculo académico- como la adquisición progresiva de un
saber literario que se traduce en la apropiación de conductas lectoras trasladables fuera del contexto
donde han sido adquiridas. Es decir, tanto la participación subjetiva y emocional del lector se
fusionan con la recepción misma de la obra por medio de procesos de análisis e interpretación.
Así, la competencia literaria desarrolla un aprendizaje que involucra la implicación del lector junto
al dominio de las convenciones literarias. Esta postura de acción rechaza la concepción del saber
literario como el dominio de un patrimonio de obras, la apropiación de valores morales y el análisis
de características formales de los textos, toda vez que la enseñanza literaria adquiere un carácter
donde la construcción de sentido se basa en la implicación de un lector -por medio de sus saberes
y facultades propias- con las convenciones literarias en tanto este ejercicio posibilite un uso de
dichas convenciones fuera de los espacios que delimita el texto u objeto de análisis. La literatura
como un hecho social y discursivo desde la producción vernácula encuentra relación entre el
planteamiento de competencia literaria de Colomer y su propio accionar académico por medio del
cuarto campo, correspondiente a -La relación del lector con el funcionamiento social de la
literatura-.
Por consiguiente, la competencia literaria de los textos responde a una postura donde la literatura
adquiere un sentido de hecho social dado que el estudiante abandona su postura de “receptáculo”
para convertirse en un actor activo y crítico no sólo de los textos que aborda sino de la manera en
la que entiende el mundo que lo rodea articulando sus saberes con su lectura literaria.
Continuando con la reflexión sobre cada campo configurador de la competencia literaria, llegamos
al primero: relación entre el lector y el texto.
Para este trabajo de grado la categoría de Texto-lector es muy amplia, ya que en este caso permite
una amplia gama de posibilidades, la naturaleza del trabajo y su objetivo, “¿Cuáles son los aportes
de la producción vernácula en la consolidación de una perspectiva social y discursiva de la
literatura en un grupo de estudiantes? si se considera que el texto es la producción vernácula:
dibujos, graffitis, imagenes, canciones y similares, por otra parte los lectores son los estudiantes
del grado 11-04 de la ENSDMM, existe una muy ceñida relación entre ambos debido a que los
lectores se encuentran influenciados una gran parte del tiempo por el lenguaje vernáculo el cual
les permite ser lectores competentes, sin embargo, es importante señalar que a partir de cada
campo del lenguaje vernáculo, es decir, a partir de las subcategorías de la producción vernácula
surge la capacidad de producir un único contexto en cada categoría, sin la necesidad de sobrepasar
o extender las posibles interpretaciones de una manifestación vernácula.
La naturaleza del trabajo permite proponer una didáctica amplia, debido a la multiculturalidad y
la cercana relación que existe entre las diferentes manifestaciones del lenguaje “vernáculo”, las
posibilidades interpretativas que pueden surgir son elevadas, además de ser un producto que
proviene casi en su totalidad de la perspectiva social que tienen los estudiantes, un producto que
propone una realización y análisis de diversos contextos a partir de la realidad más cercana a los
mismos, el proceso de este trabajo de grado puede verse en la relación texto-lector al momento de
guiar la interpretación de los estudiantes, que aunque está limitada por cada subcategoría del
lenguaje vernáculo, propone interpretaciones de grandes dimensiones debido a que las
manifestaciones pertenecen a un hecho social, por lo tanto a una utilidad o propósito tras cada
interpretación la cual se encuentra permeada por hechos sociales identificables en la literatura.
Teresa Colomer definirá que la relación entre el lector y la comunidad de lectores debe estar
saturada de sociabilidad, esto nos permite señalar que la lectura y escritura, (estos dos componentes
propios de la competencia literaria), deben ser actos que apunten de manera certera al
fortalecimiento de lazos en los diferentes grupos donde cada sujeto tiene un rol, estos actos deben
tener la característica de ser compartidos en sociedad, ¿para qué?: Primero, promover de manera
activa el diálogo y la constante interacción sobre las obras, esto le permitirá al estudiante escuchar
al otro y poder construir significados por medio de las perspectivas individuales, en el trabajo de
investigación se ve reflejado cuando el investigador ha promovido la participación y la oportunidad
de tener la palabra a cada uno de los estudiantes, propiciando un clima guiado a recolectar puntos
de convergencia y divergencia sobre cada uno de los temas a trabajar. Segundo, en este ítem será
de gran ayuda la integración de recursos tecnológicos, si bien sabemos, estamos en un periodo de
la historia donde estas herramientas tecnológicas juegan un papel fundamental en la cotidianeidad
del ser humano y la educación no es ajena a estas dinámicas. El trabajo de investigación apunta al
estudio y análisis literario de estos contenidos encriptados en medios tecnológicos, la propuesta de
la investigación resignifica los posibles mensajes que consumimos día tras día.
Ahora, el lenguaje vernáculo es, en sí mismo, la bienvenida a los intertextos, a la discusión desde
otras posturas semióticas similares, pero en todo caso, de naturaleza distinta a la literaria (como
viene siendo la música, la narrativa destinada a formatos masivos de comunicación, los cómics o
literatura gráfica, entre otros). Los fundamentos teóricos del proyecto evidencian la importancia
de la confluencia de distintos textos y lenguajes simbólicos en la experiencia del estudiante. El
concebir la literatura como hecho social posibilita el reconocimiento de muchos campos de análisis
que permitirán al estudiante “comprender otras sociedades además de la que habitan” (p. 33).
Para el investigador, la inclusión de otro tipos de textos afines a la experiencia estética de sus
estudiantes, como las canciones, las series televisivas y los videoblogs es la herramienta
fundamental para enriquecer el proceso interpretativo del grupo y, como consecuencia,
incrementar la producción escrita auténtica de sus estudiantes. Martínez Mora se apropia de las
propuestas de Colomer acerca del énfasis intertextual para utilizarlo como “vía por excelencia de
entrada de las nuevas tecnologías en proyectos de educación literaria” (p. 113), es capaz de
entender que la tecnología es la experiencia sensible más trascendental en la vida del adolescente
actual y la enseñanza de la literatura no puede desconocerla más.
La propuesta de intervención es coherente con el hecho de que la práctica pedagógica actual
necesita adaptarse a las demandas de sus educandos; no puede convertir la clase de lengua
castellana en un espacio anacrónico mas dar cuenta de hoy. El fortalecimiento de la experiencia
estética del lector ya no remite únicamente al historicismo de la literatura sino está abierto a la
apreciación de las realidades más inmediatas, eso incluye las publicaciones en redes sociales, la
música popular y urbana y las series de televisión. Así, en vez de sentir que las expresiones
culturales mediadas por la tecnología amenazan el corpus literario clásico, el taller literario
propuesto concibe la literatura como espacio dado al sincretismo de dos realidades que
tradicionalmente han sido disociadas: la norma (canon literario) y la juventud (literatura en nuevos
formatos).
En las sesiones del taller literario dialogan autores clásicos como Horacio Quiroga, García
Márquez y Edgar Allan Poe con Evelio Rosero, Santiago Gamboa y Rubem Fonseca, escritores
más recientes, además, invitando a Matt Groening, a Germán Garmendia e incluso a canciones de
música urbana y popular. Esta es la demostración real del carácter análogo de la literatura, pues
antes que rechazar lo distinto, le está dando un espacio de enunciación para que exprese su voz.
Evidentemente, estas ideas son innovadoras y tal vez sus desventajas residen en esa ligereza de
prestigio intelectual y académico, sin embargo, no se conocerá su conveniencia y su valor
investigativo hasta que no se les permita salir a la luz.
Conclusiones