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· 27 junio, 2017
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-John H. Flavell-
Brown, fue otro profesor que investigó sobre este tema, y propuso los puntos que
es bueno que conozcamos sobre nuestro propio conocimiento. En definitiva se
trata, según este autor, del control y organización de las estrategias de
las habilidades metacognitivas. Es importante la autoconsciencia (saber lo
que uno sabe) para no incurrir en la ignorancia secundaria (no saber que no se
sabe).
Modalidades metacognitivas
Las modalidades metacognittivas son los diferentes tipos de metacognición
existentes. Cada una de ellos está vinculado a una capacidad cognitiva diferente
y ayuda a planificar y organizar el pensamiento y los diferentes
procesos cognitivos.
Meta-memoria: se refiere al conocimiento de nuestra propia memoria.
Conocer nuestras habilidades en esta área y la capacidad de relacionar
conocimientos previos con los nuevos conocimientos. Además, la
habilidad para contrastar y conectar a los conocimientos ya almacenados
con los nuevos es muy positivo para la capacidad analítica.
Meta-atención: trata de el control de la propia atención. La capacidad de
focalizar la atención en un momento determinado en el que se necesita
hacerlo y los factores externos e internos que sabemos que pueden
dificultar el mantenimiento de la atención. Es importante conocer qué
capacidad tenemos para atender y estrategias que pueden ayudarnos,
como realizar descansos cada hora, por ejemplo. La atención es el
primer filtro para registrar información así que es importante optimizarla.
Meta-comprensión: conocer la capacidad de comprensión que tenemos.
En ocasiones, cuando leemos un texto por encima, creemos haber
entendido perfectamente el significado solo con una ojeada. Sin
embargo, si nos hicieran preguntas sobre el contenido, descubriríamos
que no hemos entendido el texto en todos sus matices. Saber hasta qué
punto logramos comprender un concepto y utilizarlo.
Meta-pensamiento: el pensamiento sobre el propio pensamiento. Es
poco habitual reflexionar sobre nuestro propios pensamientos. Es decir,
todos pensamos sobre diferentes temas que nos conciernen, pero
realmente pocas veces nos paramos a hacer un pensamiento reflexivo
sobre nuestras propias ideas y creencias. Se trata de cómo pensar y no
tanto de qué pensar, una herramienta que puede ser útil en las escuelas
para incentivar la creatividad.
Todas estas modalidades tienen como objetivo optimizar el
pensamiento, la resolución de problemas o el aprendizaje.
La teoría de la mente
La teoría está íntimamente ligada a la metacognición, aunque esta primera, se
relaciona más con el pensamiento de los demás y no tanto con el
propio. Podemos tomar al cerebro como una máquina predictiva que tienen
como objetivo la reducción de la incertidumbre del entorno. Se refiere a la
habilidad para predecir y comprender la conducta de otras personas, sus
conocimientos, intenciones y creencias.
La teoría de la mente nos permite predecir reacciones en los demás e intuir lo que
piensan o sienten en un momento determinado. Es una función sumamente útil
para la supervivencia y la adaptación a los diferentes entornos. Comprender a los
demás y adelantarnos a lo que van a hacer es tremendamente útil y necesario.
Como animales sociales que somos, es imprescindible facilitar la convivencia y
mantener buenas relaciones.
Bibliografía
Allueva, P. (2007). Conceptos básicos sobre metacognición. En P.
Allueva, Desarrollo de las habilidades metacognitivas: programa de
intervención. Zaragoza: consejería de educación y ciencia. Diputación general de
Aragón, 59-85.
Lopera, E. (2011), “El aprendizaje-enseñanza de la solución de problemas, la
metacognición y la didáctica de la pregunta, una triangulación dinámica para la
transferencia del aprendizaje”, Revista Pensando Psicología, vol. 7, núm. 13,
pp. 159-170.
Tirapu-Ustárroz, J., Pérez-Sayes, G., Erekatxo-Bilbao, M., Pelegrín-Valero, C.
(2007), ¿Qué es la teoría de la mente?. Rev Neurol. 44 (8): 479-489.