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EL APROVISIONAMIENTO EN MATERIAS PRIMAS LÍTICAS 79

TRABAJOS DE PREHISTORIA
63, No 2, Julio-Diciembre 2006, pp. 79-91, ISSN: 0082-5638

EL APROVISIONAMIENTO EN MATERIAS PRIMAS LÍTICAS:


HACIA UNA CARACTERIZACIÓN PALEOCULTURAL DE LOS
COMPORTAMIENTOS PALEOECONÓMICOS

THE PROCUREMENT OF LITHIC RAW MATERIALS: TOWARDS A PALEOCULTURAL


CHARACTERISATION OF PALAEOECONOMIC BEHAVIOUR

JAVIER MANGADO (*)

RESUMEN Palabras clave: Arqueopetrología. Materias primas líticas.


Territorios. Aprovisionamiento. Intercambio. Sociedades
El objetivo de este trabajo es analizar el carácter de la de cazadores-recolectores.
industria lítica, y más concretamente del análisis de mate-
rias primas, como uno de los marcadores espaciales y cul- Key words: Archaeopetrology. Lithic raw materials. Terri-
turales en el seno de los territorios de explotación de las tories. Procurement. Exchange. Hunter-gatherer societies.
comunidades prehistóricas de cazadores-recolectores.
Proponemos una aproximación basada en la arqueope-
trología como elemento que, junto con la contextualización 1. INTRODUCCIÓN
geográfica y los análisis tecnológicos, ayuda a la definición
de las pautas paleoculturales de aprovisionamiento directo Sólo los estudios centrados en determinadas pro-
e intercambios de dichos grupos en relación con la explo- ducciones prehistóricas nos permiten acceder al
tación de los recursos abióticos. conocimiento de las áreas de influencia e intercam-
bios entre distintas comunidades en el marco de un
espacio geográfico determinado. Ante todo, debe-
ABSTRACT mos considerar que los territorios son espacios de
interacción social, y por dicho motivo, la compren-
The aim of paper is to analyse the character of the lithic sión de los mismos no puede reducirse exclusiva-
industries, and especially raw materials, as one of the spa- mente al establecimiento de las dimensiones del
tial and cultural indicators of the exploitation territories of medio físico explotado (Geneste 2004).
prehistoric communities of hunter gratherers. En este sentido, los estudios de caracterización
We propose the use of archaeopetrological studies, in de los materiales líticos –arqueopetrología y tecno-
relation to geographical context studies and lithic techno- logía–, pueden considerarse como uno, entre otros,
logical analysis to define the palaeocultural characteristics de los campos de estudio privilegiado para la com-
of palaeoeconomic behaviour (mobility patterns) in relation prensión de los comportamientos económicos (pa-
to the procurement and exchange processes of lithic raw trones de movilidad y aprovisionamiento), como
materials in the subsistence economies. evidencias de conductas paleoculturales, dado que
precisamente el utillaje lítico puede considerarse
tanto un elemento de caracterización espacial como
cultural.
(*) Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques (SERP).
La cualidad inherente a los objetos líticos, cuyas
Facultad de Geografía e Historia (Universidad de Barcelona). fuentes son localizables, de esbozar sus desplaza-
Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología. mientos en el seno de un medio físico ofrece –como
C/ Montealegre, 6-8. 08028 - Barcelona. Correo electronico:
javiermangado@hotmail.com objetos de fuerte valor cultural– un substrato de
Recibido: 28-VIII-05; aceptado: 21-X-05. análisis importante para una aproximación dinámi-

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ca de carácter espacio temporal del funcionamiento plo–, al reconocer a través de su tipología o tecno-
de las sociedades de cazadores-recolectores y de logía el ámbito cronocultural en el que se situan.
sus territorios. De hecho, este carácter de marcador Este aspecto de transmisor de valores culturales
espacial se encuentra presente en pocas de las pro- debe ser analizado a través de los instrumentos pro-
ducciones de dichas sociedades. Junto con el utilla- pios de nuestra disciplina, como la caracterización
je lítico, sólo la arqueomalacología parece partici- tecnológica de las cadenas operativas líticas y los
par de esta doble naturaleza, pero sin embargo, a análisis funcionales o de trazas de uso.
diferencia de la omnipresencia en el registro ar- Como resultado de esta doble adscripción del
queológico del primero, la segunda presenta por lo utillaje lítico nos encontramos ante unos elementos
general mayores dificultades de preservación, re- a analizar que nos manifiestan, en si mismos, unos
presentatividad y resolución. El mismo problema aspectos físicos y otros culturales que debemos
puede atribuirse a las representaciones artísticas tomar en su conjunto a la hora de definir los com-
parietales o muebles. portamientos económicos de los grupos humanos
en estudio (Fig. 1).

2. NATURALEZA DE LA CARACTERIZA-
CIÓN DE LAS MATERIAS PRIMAS 2.1. El reconocimiento de las litologías
LÍTICAS explotadas

Como acabamos de mencionar, consideramos 2.1.1. La caracterización precisa de las


que los útiles prehistóricos participan de una doble litologías
naturaleza, absolutamente indisociable, que debe
ser tenida en cuenta al llevar a cabo cualquier estu- El reconocimiento exacto de las litologías explo-
dio relacionado con el aprovisionamiento lítico. tadas en la confección de las industrias líticas reposa
Por un lado, los útiles prehistóricos presentan necesariamente en la caracterización precisa de su
una componente natural, inherente a todo cuerpo, materialidad. En este sentido se impone, como ele-
es decir, se trata de elementos propios de la natura- mento primordial, el recurso a las técnicas de carac-
leza, y que por lo tanto, deben ser definidos y carac- terización desarrolladas en el ámbito de la Geología
terizados atendiendo a su “materialidad”. En este (3) (Bressy 2003). Ello implica la adopción por par-
sentido, el aspecto material de cualquier útil lítico te de los prehistoriadores de una terminología pre-
debe ser descrito utilizando las técnicas propias de cisa (Tarriño 1998) unos procedimientos técnicos
las disciplinas de la naturaleza en las que se inscribe y una escala de análisis, la microscópica, tradicio-
su caracterización; de este modo, las definiciones nalmente ausentes en nuestro ámbito disciplinario
precisas desde un punto de vista geológico (mine- (Terradas 1995; Mangado 1998). El recurso a las
ralogía, contenido micropaleontológico, análisis técnicas de caracterización geológicas se justifica
físicos y químicos) determinarán con exactitud los plenamente por la necesidad de definir la materia-
parámetros materiales de los elementos analizados lidad según criterios precisos (mineralógicos, tex-
(1). Además, hay que tener en cuenta que dichos turales, micropaleontológicos,…), cuantificables y
elementos líticos proceden de un medio físico de- sobretodo transmisibles de un investigador a otro.
terminado, tanto por la naturaleza de su formación Es necesario superar definitivamente el estadio en
como por las modalidades de su aparición en el el que sólo una primera aproximación macroscópica
entorno, ante lo cual, podemos considerar, obvia- a los materiales, parecía suficiente para el estable-
mente, que dichos materiales presentan de manera cimiento de sus características físicas, y del mismo
inherente un valor como marcadores espaciales,
que debemos contextualizar desde un punto de vista
(1) Tarriño, A. 2001: El sílex en la Cuenca Vasco-Cantábri-
geológico y muy especialmente geográfico (2). ca y Pirineo Navarro: Caracterización y su aprovechamiento en
Por otro lado, los útiles prehistóricos por el sim- la Prehistoria. Tesis Doctoral Inédita. Leioa. Universidad del
ple hecho de haber sido transformados por la acti- País Vasco.
(2) Mangado, J. 2002: La caracterización y el aprovisiona-
vidad antrópica, precisamente en útiles, han ido miento de los recursos abióticos en la Prehistoria de Cataluña:
más allá de su materialidad física para convertirse, Las materias primas silíceas del Paleolítico Superior Final y el
Epipaleolítico. Tesis Doctoral Inédita. Barcelona. Universidad de
de este modo, en transmisores de información cul- Barcelona.
tural; como nos resulta a todos evidente –por ejem- (3) Ver nota (1).

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Fig. 1. El análisis de los útiles prehistóricos como elementos naturales y culturales (Mangado 2002).

modo, impulsar el desarrollo de litotecas regiona- ro de los elementos que cualquier reconstrucción
les de referencia de los materiales líticos suscepti- sobre los comportamientos económicos de las po-
bles de haber sido explotados por las comunidades blaciones prehistóricas debe abordar, nos referimos
prehistóricas (Terradas et al. 2004). al controvertido concepto de “territorios”.
La definición precisa de este concepto sigue
siendo, sin embargo, de difícil solución, ya que si
2.1.2. La contextualización geológica y bien los prehistoriadores solemos tener en cuenta la
geográfica: espacio geográfico, territorios y localización geográfica de los recursos como ele-
paisajes mento tangible fundamental para nuestra definición
de territorio, no debemos olvidar que en otras dis-
El establecimiento de dichas colecciones de re- ciplinas (Geografía, Antropología…) el concepto
ferencia nos conduce precisamente a tratar del otro de territorio presenta una significación distinta, ya
elemento fundamental para el reconocimiento de que se tiene en cuenta otros parámetros en la defi-
las litologías explotadas, se trata de los trabajos de nición como la percepción antrópica del mismo.
prospección sobre el medio físico para llevar a cabo Para los geógrafos, la definición de un territorio
la contextualización geológica y geográfica de los y el establecimiento de sus límites en el seno de un
recursos líticos. espacio geográfico resulta dificultoso, debido a las
Los dos pilares básicos sobre los que se asienta variaciones continuas de los factores que permiten
la arqueopetrología son: por un lado, las caracteri- su caracterización, de la escala de análisis, y sobre-
zaciones precisas de los materiales, y por otro lado, todo, porque posee una dimensión humana subje-
su contextualización geológica y geográfica (Fig. tiva en la que se integran las experiencias vividas y
2). Ésta última, se encuentra en la base del prime- que no se corresponden necesariamente con una

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nocimiento, por parte de las sociedades, de la exis-


tencia de unos recursos. Definimos estos últimos,
como aquellos elementos del espacio geográfico
reconocidos culturalmente por su valor en la repro-
ducción económica, social y/o simbólica de la co-
munidad, obteniéndose de este modo una realidad
tangible arqueológicamente, la de los territorios, a
través de la apropiación de los recursos presentes en
los mismos (Terradas 2001).
Los territorios y sus recursos se perciben y ex-
plotan pues, según variables de orden cultural, no-
sotros consideramos que en dicho comportamien-
to, o patrón de asentamiento, intervienen dos
parámetros principales: el espacio y el tiempo, en
consecuencia, los territorios son elementos que
evolucionan con la misma dinámica que lo hace la
sociedad que los explota, es decir, en función de sus
Fig. 2. La arqueopetrología del sílex. Un método para la ca- necesidades y capacidades culturales. Tanto la cul-
racterización de los materiales líticos de los yacimientos tura como el entorno forman de este modo un sis-
arqueológicos y de sus fuentes de aprovisionamiento (Man- tema en el cual ésta juega un papel fundamental de
gado 2002). regulación (Martínez Veiga 1985). Debemos tener
en cuenta, además, que los yacimientos arqueoló-
gicos sólo constituyen un episodio de esta dinámi-
realidad física (Claval 2002). “Desde que un grupo ca, y que por lo tanto, las coordenadas espaciales y
humano se apropia y utiliza un espacio, éste toma temporales precisas que nos muestran correspon-
cuerpo y adquiere un sentido antropólogico que den sólo a un momento y periodo preciso de dicho
deriva de las representaciones mentales de las so- funcionamiento de la sociedad.
ciedades que lo habitan y más especificamente del Finalmente, en nuestra escala de definiciones,
tejido de actividades de producción, creencias y reservamos el concepto de paisaje, para hacer refe-
deseos que en él se desarrollan” (Dumais et al. rencia a la percepción, generalmente no tangible
1987). arqueológicamente, del espacio geográfico y de los
Para intentar aportar cierta luz a esta situación en territorios tal y como éstos se manifiestan, o bien
nuestro campo de estudio, nosotros proponemos individualmente, o bien en el seno de la sociedad.
una escala de definiciones jerarquizada, cuyas im- La materialización en el registro arqueológico
plicaciones desde un punto de vista arqueológico de los paisajes resulta difícil de establecer, ya que
son distintas. en principio el paisaje se define por ser una cons-
En primer lugar estableceremos la existencia de truccion mental, ya sea esta individual (¿acaso pre-
espacios geográficos. Éstos se definen al margen de sentarían la misma percepcion del territorio indivi-
cualquier implicación arqueológica, como los espa- duos de una misma comunidad centrados en
cios definidos por sus características estrictamen- actividades distintas? Territorios de caza, de pesca,
te naturales (relieve, litología, climatología, red o de recolección) o colectiva (espacios concretos
hidrográfica, naturaleza de los suelos, vegetación, reservados a hombres, mujeres, ancianos o niños,
fauna). Estos marcos, que podemos comparar a los territorios prohibidos, etc). Sin embargo, contamos
decorados de las obras de teatro, se transforman en con algunos ejemplos que pueden ser un reflejo de
territorios, a partir del momento en que entran en dicha percepción. En la cueva de Abauntz (Nava-
juego las variables de orden antrópico que intervie- rra), Utrilla et al. (2004) han interpretado como una
nen sobre el mismo, es decir, las actividades huma- representación esquemática del paisaje -“una espe-
nas, que se apropian de dicho espacio, en lo que cie de mapa”-, los trazos recuperados sobre un blo-
podríamos comparar con un escenario en el que se que grabado (Fig. 3). Dichos trazos representarían
lleva a cabo las acciones de la pieza teatral. Así el paisaje de los alrededores de la cueva durante el
pues, el proceso principal de transformación de un Magdaleniense final, así como las especies de ani-
espacio geográfico en territorios reside en el reco- males cazadas. En otras ocasiones determinados

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(Guilaine y Zammit 2002: 123-125). Otro ejemplo


de representación paisajística, es decir de percep-
cion del territorio, nos la aporta el precipicio repre-
sentado en el Abric dels Rossegadors (La Pobla de
Benifassà, Castellón) por el que se despeña una
cabra (Vilaseca 1948).

2.2. Movilidad, nomadismo y anticipación

La definición de las territorialidades de una so-


ciedad se relaciona pues, estrechamente, con la in-
tervención de dicha entidad sobre los recursos ex-
plotados (tanto bióticos –vegetación y fauna– como
Fig. 3. Cara A del bloque 1 de la Cueva de Abauntz, dise-
ño preliminar (según Utrilla y Mazo 1996:67).
abióticos –mundo mineral–). La predictibilidad y
la abundancia de los recursos son, según Brown
(1964), los factores que dan lugar a la territoriali-
elementos han sido atribuidos a figuraciones del dad (Fig. 5).
territorio. Así sucede con algunas representaciones La explotación de los tres elementos de los sis-
de Arte Levantino (Fig. 4), como en el Abrigo del temas ecológicos (materia, energía, información) se
Molino de las Fuentes de Nerpio (Albacete), en el manifiesta puntualmente a través de los distintos
que J. Guilaine observa la representación de una yacimientos pertenecientes a una misma identidad
batalla en la que intervienen dos grupos opuestos, cultural que podemos identificar en el seno de un
uno de los cuales parece velar por una línea de de- espacio geográfico preciso. Uno de los principales
marcación (frontera natural o artificial) representa- problemas en el análisis de la explotación territorial
da por un relieve natural de la pared pintado en rojo de los recursos por parte de una entidad cultural
(¿estamos ante la percepción del propio territorio?) sobre un territorio reside, precisamente, en el esta-
blecimiento de la contemporaneidad de las distin-
tas ocupaciones y en la identificación de los patro-
nes de movilidad (Lenoir 1992; Smith 2003). A
pesar de ello, la capacidad de los restos materiales

Fig. 4. Arte Levantino. Molino de la Fuente (Nerpio, Alba- Fig. 5. Predicciones generales del modelo de defendibilidad
cete). Combate entre dos grupos de arqueros. (de M.A. económica de la organización espacial (según Dysson-
García-Guinea), según Guilaine y Zammit 2002:125. Hudson y Smith 1978).

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Fig. 6. Modalidades adquiridas por el patrón de asentamiento en grupos cazadores-recolectores (según Butzer 1989, en
Terradas 2001: 94).

líticos de indicarnos su procedencia nos permite la distancia recorrida por las mismas. Estas defini-
evaluar las conductas antrópicas en términos de ciones se designaron con el nombre de “site catch-
movilidad, a condición de ponderar nuestras obser- ment analysis”, y fueron aplicadas por Higgs y Vita-
vaciones sobre un eje cronológico, es decir, a par- Vinzi (1971) a la explotación de los recursos por
tir de las extrapolaciones temporales. La movilidad, parte de las comunidades agrícolas mayas centro-
tanto en el espacio (o distancia) como en el tiempo americanas, estableciendo tres radios concéntricos
(duración de la explotación o frecuentación del es- en función de la distancia a los yacimientos: local (<
pacio) constituye pues un elemento fundamental de 5 Km.), regional (entre 5 y 20 Km.) y extraregio-
para establecer los niveles de definición de los te- nal (>20 Km.). Sin embargo, esta aplicación del
rritorios. Las estrategias de movilidad varían am- modelo del “site catchment analysis” a las comuni-
pliamente y son complejas y multidimensionales dades de cazadores-recolectores debe tomar en con-
(Fig. 6). Los tipos y niveles de movilidad ejercen sideración varias correcciones fundamentales. En
una considerable influencia en la organización de primer lugar, el diferente grado de organización
los asentamientos y adaptaciones de los cazadores- social entre estas comunidades y las productoras; si
recolectores (Smith 2003). bien ciertos grupos depredadores (poblaciones pa-
– Si tenemos en cuenta la distancia física impli- leoindias de la costa noroeste de Norteamérica y de
cada en su definición podemos establecer varios California, ainu de Hokkaido) adoptaron patrones
ámbitos de explotación. En principio, según este de asentamiento de tipo semi-permanente en me-
planteamiento, las frecuencias de aparición de los dios altamente productivos, aplicando conductas de
distintos tipos de materias primas sería función de territorialidad definidas como “de defensa perime-

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tral” (en Martinez Veiga 1985) caracterizadas por de territorialidad más común entre las sociedades
el control de acceso al territorio y por el almacena- de cazadores-recolectores actuales (como por ejem-
miento de los excedentes no consumidos, ésta no es plo: los san del Kalahari, o los aborígenes australia-
la regla general. Por otro lado, la definición de los nos), con espacios geográficos muy grandes pero de
radios de aprovisionamiento debe tomar en consi- recursos impredecibles. “En general, en este tipo de
deración la naturaleza y finalidad de la ocupación territorialidad el acceso a los recursos, en un lugar
analizada; y finalmente, debemos introducir la rea- que en principio está adscrito a un grupo determi-
lidad orográfica del espacio geográfico como ele- nado, está abierto a otros grupos por razones de
mento corrector en las distancias que definen los reciprocidad o por otros motivos. En este sentido,
radios y en las interpretaciones que hacemos de ello. hay muchos autores que cuando observan el com-
– El otro nivel de definición de los territorios portamiento de estas poblaciones, afirman que no
nos viene caracterizado por el parámetro temporal, hay ningún tipo de territorialidad” (Martinez Veiga
es decir, se encuentra en función de la duración de 1985: 39). En tales casos, la territorialidad se expre-
la explotación de los territorios. Así determinados saría a través de la “propiedad” de la información.
ecosistemas pueden explotarse de manera continua Los recursos informativos tienen una importancia
a lo largo del año, llegando incluso en casos muy capital en cuanto que a través de ellos se codifica el
especiales a permitir la permanencia del grupo en conocimiento geográfico y de distribución de los
una situación de semi-sedentarismo, como duran- recursos de subsistencia. Así pues, podemos supo-
te el Natufiense del Levante Mediterráneo (Bar ner para las comunidades cazadoras-recolectoras
Yosef 1992). En otros casos, por el contrario –es- definiciones de territorios basadas en la apropiación
pecialmente ante ciertos recursos bióticos– éstos de los recursos (acceso libre o restringido a los
sólo pueden explotarse de manera estacional, hecho mismos) ya sea mediante mecanismos de aprovi-
que deberá evidenciarse por la naturaleza y carac- sionamiento directo, o de intercambio, en virtud de
terísticas de los yacimientos arqueológicos (activi- su pertenencia a un grupo social más amplio –el
dades puntuales y/o especializadas, análisis de la territorio social de Clark (1975) en base a la trans-
macrofauna y la ictiofauna). En este caso, la iden- misión de la información.Generalmente, se consi-
tificación de la finalidad de las ocupaciones (altos dera que la organización social de los grupos de
de caza, recolección o pesca, procesado de pieles, cazadores recolectores se basa en la existencia de
etc…) resulta fundamental para la interpretación de bandas, constituidas por un numero limitado de
los territorios implicados (Aubry et al. 2003). To- unidades familiares, o de parentesco inmediato, que
mando en cuenta este aspecto temporal, los territo- se caracterizan por una apropiación de los recursos
rios pueden también definirse en función de su fre- mediante aprovisionamiento directo no restringido
cuentación por parte de las comunidades. De este socialmente, e intercambios por reciprocidad posi-
modo podemos considerar que la frecuentación de tiva, salvo excepciones determinadas por ciertos
un territorio es recurrente, cuando el registro mate- parámetros como pueden ser los grupos de edad y
rial muestra una buena representación de los re- sexo. Sin embargo, a nuestro entender la conside-
cursos tanto bióticos como abióticos disponibles en ración de las bandas de cazadores-recolectores
dicho entorno (Smith 2003), mientras que segura- como organizaciones estrictamente igualitarias
mente una frecuentación accidental reflejará un mal debería matizarse. Una cierta organización jerár-
conocimiento de la zona. quica de los grupos parece imponerse para la toma
– Finalmente, las territorialidades pueden ser de decisiones y el procesamiento de la información
definidas a partir de otro tipo de parámetros, en este (Johnson 1978, 1982), ya que la posesión de la in-
caso de orden social, inherentes a la propia comu- formación implica tanto un acceso diferencial inter-
nidad. En lo que se ha denominado, por parte de grupos a los recursos, como un acceso diferencial
algunos autores de la corriente de la ecología cul- intragrupo, en tanto en cuanto determinados indi-
tural, como territorialidad de defensa de la fronte- viduos pueden acumular más información que
ra social (Peterson 1975, en Martinez Veiga 1985). otros. Sin embargo, la transposición en el plano
En estos casos el elemento fundamental de la prác- material de estas desigualdades resulta poco evi-
tica de la subsistencia no reside en el control del dente, teniendo en cuenta que su materialización es
espacio físico en si mismo, sino en la cantidad y difícilmente evaluable, aunque tal vez podríamos
calidad de la información disponible sobre la geo- entrever en determinados comportamientos dife-
grafía concreta y los recursos. Esta suele ser el tipo renciados hacia determinados individuos la prueba

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de este reconocimiento por parte de la comunidad por ello, las implicaciones de su territorialidad pue-
(Vanhaeren y d’Errico 2005). den manifestarse ampliamente divergentes. En este
La organización social de las comunidades de sentido, determinados tipos de yacimientos, como
cazadores-recolectores, basada en unidades pobla- aquellos que podemos definir como campamentos
cionales poco numerosas y de gran movilidad, fa- principales, en los que se desarrollan ampliamen-
vorece también los procesos de intercambio o repi- te varias actividades, pueden ser considerados
cprocidad positiva (Renfrew y Bahn 1993). El como enclaves receptores que reflejan la territoria-
intercambio de bienes y de informaciones resulta lidad aportada por otras ocupaciones satélites de
ser así una parte integrante de las estrategias de carácter más específico. De este modo, el estatuto
adaptación y supervivencia, como mecanismo de de los yacimientos, en función de parámetros tales
cohesión social, en la que se integran las bandas con como su morfología o las actividades en ellos repre-
motivo de determinadas actuaciones económicas o sentadas, nos pueden servir para el establecimien-
simbólicas cooperativas (Root 1983). Se crea de to de los ejes de circulación principales en el seno
este modo un territorio definido desde un punto de de los territorios. Otro tipo de yacimientos intere-
vista social. La manifestación arqueológica prin- santes también para el establecimiento de dichos
cipal de estos territorios definidos socialmente ejes son aquellos que podemos considerar como el
se encuentraría en los denominados yacimientos punto de partida de determinadas producciones, nos
de agregación “aggregation sites” (Conkey 1980; referimos a los talleres de producción lítica, en los
1985; 1992). que se manifiesta como actividad principal la ex-
De todos es sabido que el nomadismo constitu- plotación de las materias primas minerales como
ye uno de los pilares de organización social, y en previsión o anticipación a un posterior uso. De
consecuencia de comportamiento económico, fun- hecho, los talleres líticos marcarían el punto de
damental de las sociedades de cazadores-recolecto- partida de las producciones llevadas a cabo en ellos,
res prehistóricas. Esta estrategia de organización, siendo en ocasiones, también, yacimientos que
junto con el tamaño reducido de los grupos se ha evidencian la procedencia de los grupos culturales
relacionado estrechamente con un modelo de com- que llevan a cabo la explotación de dichos recursos
portamiento “ecológico”, fundamentado en la no minerales (Aubry y Walter 2003).
sobreexplotación de los recursos bióticos. La pro-
ducción y reproducción social parece asegurarse a
través de los desplazamientos frecuentes en función 2.3. Ejes de circulación. ¿La materialización
de las capacidades productivas del espacio geográ- de las vías de comunicación?
fico según la estacionalidad, hecho que evidencia un
alto grado de conocimiento del medio y sus recur- La definición de los ejes de circulación principa-
sos. De un tal comportamiento se deriva la existen- les en el seno de un espacio geográfico se ha relacio-
cia de distintos tipos de ocupaciones (diferenciadas nado ampliamente con las características propias
tanto en el tiempo, en el espacio, como en el núme- del medio físico. Tradicionalmente, se atribuye a los
ro y condición de los actores implicados en las mis- ríos el papel principal como vías de comunicación
mas) en función de las actividades llevadas a cabo. naturales (David 1992; Lenoir 1992). Sin embargo,
Asociado a este comportamiento nómada debe- si bien la frecuentación de estos entornos es una evi-
mos considerar la existencia de conductas de cons- dencia irrefutable, dado que el agua constituye al
titución de “reservas”, previsión, o anticipación de mismo tiempo el elemento principal para la vida de
las necesidades, ya que el desplazamiento implica plantas, fauna y seres humanos, no debemos obviar
la evaluación de las necesidades materiales durante que en ocasiones los análisis de materias primas lí-
el trayecto, así como el aprovisionamiento duran- ticas han permitido evidenciar otras vías de despla-
te el mismo y/o el transporte desde el punto de par- zamiento al margen de la red hidrográfica, como
tida de los materiales fundamentales para asegurar sucede durante el Paleolítico superior en la cuenca
la producción material antes de alcanzar la explo- del río Creuse (Aubry y Walter 2003), al igual que
tación de los nuevos recursos. Ello se explicaría con el sílex Turoniense del Fumelois recuperado en
tanto por las variabilidades en la presencia de recur- la zona de Bergerac (Morala 1990), o durante el Pa-
sos líticos en el seno de los territorios, como porque leolítico medio del Perigord (Geneste 1988).
no todos los yacimientos arqueológicos presentan Del mismo modo, también la definición del
el mismo estatuto de ocupación o de actividades, y aprovisionamiento en materias primas como ac-

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tividad secundaria asociada a los ejes de circu- 2.4. Mecanismos de aprovisionamiento y


lación y de desplazamientos de las grandes mana- sistemas de explotación de los recursos
das de herbívoros debe relativizarse, en especial abióticos
cuando los estudios arqueozoológicos no parecen
sustentar dichas hipótesis migratorias (Delpech Podemos definir la explotación de los recursos
1983). abióticos como un conjunto socialmente organiza-
El análisis de la movilidad debe tomar en con- do de actividades de carácter recolector o extrac-
sideración la contextualización geográfica de los tivo, orientadas a la obtención directa de los recur-
recursos a la hora de establecer los ejes de circu- sos de unos territorios, a través de sistemas de
lación, definiendo la naturaleza de los afloramien- explotación en superficie o subterráneos, llevados
tos disponibles, dado que el tipo y el modo de aflo- a cabo por las comunidades humanas prehistóricas,
ramiento deben percibirse como elementos con la finalidad de procurarse unas materias pri-
fundamentales en la explotación de los mismos. mas, para su posterior manufactura, uso y/o inter-
Así, debemos establecer la definición de aflora- cambio (5).
miento primario para aquellos depósitos de mate- La minería subterránea, sensu stricto, debe si-
rias primas en los que éstas se encuentran en su tuarse mayoritariamente en el contexto de las socie-
posición geológica y geográfica original, reservan- dades prehistóricas productoras, es decir, a partir
do el término de depósito secundario para aquellos del Neolítico en determinadas regiones. Esta acti-
en que los recursos líticos aparecen desplazados de vidad se centró principalmente en la explotación de
su posición primaria. La definición de las caracte- las rocas sedimentarias silíceas. Sin embargo, los
rísticas de los depósitos de materias primas no re- mecanismos de aprovisionamiento de recursos
sulta una cuestión menor, pues en la mayoría de abióticos, y sus sistemas de explotación a lo largo
los casos, al menos cuando tratamos con comuni- de la Prehistoria, constituyen un marco de estudio
dades de cazadores-recolectores, el aprovisiona- muy amplio y variado, tanto cronológica como
miento directo suele realizarse sobre este segundo geográficamente.
tipo de afloramientos, dado que en ellos se reúnen Los dos mecanismos de aprovisionamiento de
un conjunto de características que permiten una recursos líticos durante la Prehistoria son: la explo-
explotación de los recursos líticos ventajosas, tación directa del territorio y el intercambio. Si-
como son una mayor facilidad de acceso, dado que guiendo la definición de Ramos Millán (1986),
por lo general se trata de depósitos de vertiente y consideraremos la explotación del propio territorio
terrazas fluviales o playas, y una mayor facilidad como un mecanismo de aprovisionamiento direc-
de extracción, pues la ausencia de los estratos en- to de los recursos, a partir de la proyección cultu-
cajantes originales facilita la obtención de dichos ral de la comunidad en cuestión sobre el espacio
recursos. De este modo, los trabajos de prospec- geográfico; mientras que reservaremos el concep-
ción sobre el medio físico a la búsqueda y carac- to de intercambio para aquellos suministros obte-
terización de las materias primas deben tener es- nidos mediante procesos de interacción social en-
pecial cuidado en el registro de dicho tipo de tre comunidades.
depósitos, que generalmente no suelen definirse Tanto el aprovisionamiento directo, es decir,
litológicamente en las representaciones cartográ- cuando la comunidad –o parte de ella- tiene acce-
ficas geológicas. so directo a los recursos, como el aprovisionamien-
La cuestión de la representación gráfica de los to indirecto, cuando los bienes líticos se obtienen
afloramientos de las materias primas, constituye por intercambio con otros grupos, se generan a par-
otra cuestión controvertida, especialmente por la tir de unos mismos sistemas de explotación. Si-
dificultad que implica la representación cartográ- guiendo la clasificación establecida por Carrión et
fica actual de unos recursos, en cuya definición al. (1998) diferenciaremos entre:
participa gran cantidad de variables y cuya apari-
ción en el territorio puede haberse ampliamente – Laboreo superficial. Este es un sistema de
modificado a lo largo del tiempo (4). explotación de carácter recolector, que se realiza
sobre una más o menos amplia y diversificada
(4) Parcerisas, J. e.p.: “Una propuesta de análisis multicrite- variedad petrológica de cantos rodados, de diferen-
rio en el estudio del aprovisionamiento de recursos líticos”. En
Actas de la III Reunión de Trabajo sobre el Aprovisionamiento de
Recursos Abióticos en la Prehistoria. Loja, 21-23/10/2004. (5) Mangado, J. 2002 (ver nota 2).

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88 Javier Mangado

tes formas y tamaños, que han sido distribuidos en del área de estudio (facilidad de acceso, abundan-
las cuencas, bordes de las playas, o cualquier otro cia y características naturales del recurso, así como
depósito sedimentario desde sus fuentes originales. la disponibilidad del mismo). Por otro lado, debe-
Generalmente, estos recursos tienen una amplia mos tener en cuenta otros factores, en este caso re-
distribución espacial sobre el medio geográfico, por lacionados con el carácter como elementos de
lo tanto, la identificación de su área fuente depen- transmisión de valores culturales de la comunidad
derá, en gran medida, del nivel de contextualización del utillaje lítico (Turq 1992: 307), sobre ello inci-
de los diversos ámbitos geológicos. diremos a continuación.
Estas áreas de aprovisionamiento son las que se
han definido como afloramientos en posición se-
cundaria. Por el contrario, la minería, ya sea en su- 3. LA CARACTERIZACIÓN DE LAS
perficie o subterránea, supone la explotación de los MATERIAS PRIMAS EXPLOTADAS COMO
afloramientos en posición primaria. ELEMENTO CULTURAL
– Entendemos por minería de superficie un sis-
tema de explotación, o actividad de carácter extrac- Hasta el momento hemos analizado el valor
tivo especializado, que se realiza para la obtención como elemento natural de las materias primas líti-
de un recurso lítico específico. Nos encontramos cas, y a partir de éstas, como podemos aproximar-
mayoritariamente ante una explotación de carácter nos a los comportamientos paleoculturales defini-
monolitológico. De manera general, estos recursos dos por las implicaciones que desde un punto de
presentan a nivel espacial un carácter más restrin- vista material presentan, es decir, la aproximación
gido que los anteriores, ya que suelen localizarse a los territorios y a las movilidades reside en bue-
en áreas de afloramientos masivos. Las caracterís- na parte en nuestra capacidad para poder caracteri-
ticas intrínsecas del afloramiento y su grado de zar precisamente la litología de los materiales ex-
alteración suelen determinar el sistema técnico plotados y sus mecanismos de aprovisionamiento.
de explotación; por lo general se trata de canteras Sin embargo, como hemos indicado al principio de
abiertas al aire libre y condicionadas por la natura- este trabajo, las industrias líticas presentan también
leza exógena del afloramiento, como sucede en un componente cultural indisociable de nuestros
buena parte de las explotaciones neolíticas al aire estudios de caracterización de los materiales.
libre de las cordilleras subbéticas andaluzas (Ra-
mos Millán 1999).
3.1. Los estudios de Cadenas Operativas
– Finalmente, debemos tener en cuenta como Líticas
sistema de explotación de los recursos abióticos las
actividades extractivas de carácter subterráneo, es La aprensión de los valores culturales de la in-
decir, la minería subterránea. En este caso se trata dustria lítica se basa en la caracterización de la
de una actividad que podemos considerar altamente misma a través de los análisis de Cadenas Operati-
especializada y orientada a la obtención de un re- vas Líticas (en adelante, COL), que nos permitirán
curso específico. Desde un punto de vista arqueo- establecer tanto las necesidades de la comunidad
lógico, dichas explotaciones presentan a nivel es- como sus capacidades técnicas para apropiarse y
pacial una representación mucho más restringida explotar los distintos recursos, es decir, como se
que las dos anteriores. Los casos de minería subte- lleva a cabo la gestión técnica de estas materias
rránea entre comunidades de cazadores-recolecto- primas y el fraccionamiento espacio/temporal de su
res son realmente escasos (Vermeesch et al. 1995; producción (Geneste 1985).
Weisberger 1999). El binomio necesidad/capacidad nos conduce a
Son varios los factores que parecen influenciar la consideración del concepto definido por Luedtke
en los comportamientos relacionados con los siste- (1984) de “demanda lítica”: “La cantidad de mate-
mas de explotación y los mecanismos de aprovisio- rial lítico tallado, por unidad concreta de población,
namiento. Por un lado, debemos tomar en conside- durante un determinado periodo de tiempo”. Según
ración las variables de orden natural que ya hemos Luedtke, dicha demanda está en función de tres
ido enumerando, es decir, los aspectos relacionados aspectos de la tecnología de la cultura:
con la propia naturaleza de los recursos explotados – El número y frecuencia de actividades que
y con las características geológicas y geográficas requieren útiles líticos.

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EL APROVISIONAMIENTO EN MATERIAS PRIMAS LÍTICAS 89

– Las técnicas de producción. primas uno de sus campos de estudio importante,


– La eficacia de dichas técnicas. teniendo en cuenta la doble naturaleza de los restos
Resulta obvio que el análisis tecnoeconómico, a líticos como elementos portadores de informacio-
través del concepto de COL, se relaciona también nes espaciales y culturales. El conocimiento que se
íntimamente con los parámetros espacio-tempora- desprende de su análisis dinámico dentro de unas
les en los que la producción se ejecuta, y nos con- coordenadas espacio-temporales nos permite acce-
duce a abordar la cuestión de la fragmentación es- der a la definición de los conceptos de territorios,
pacio-temporal de las distintas etapas de las movilidades, criterios de ordenación técnica de la
actividades productivas relacionadas con la indus- producción y procesos de continuidad y ruptura que
tria lítica (adquisición, producción, consumo, aban- constituyen las bases principales para el estableci-
dono) (Kuhn 2004). De este modo, el estudio de las miento de la caracterización paleocultural de las
COL ofrece un encuadre secuenciado en el tiempo actividades paleoeconómicas de los grupos en es-
y en el espacio de las operaciones técnicas de pro- tudio.
ducción (Perlès 1987). El análisis según criterios
tecnológicos, y por ende culturales, de la variabili-
dad en la composición y morfología de los conjun- AGRADECIMIENTOS
tos líticos, convierte a tiempo y espacio en paráme-
Este trabajo se ha realizado dentro del proyecto
tros explicativos de primer orden. De este modo, la
HUM2004-00600 del MEC y del SGR2001-00007
fragmentación espacio-temporal de las distintas
del DURSI de la Generalitat de Catalunya. El autor
etapas en las que se lleva a cabo la producción de
es miembro del SERP (Seminari d’Estudis i Re-
los bienes líticos nos reenvía a la cuestión de la se-
cerques Prehistòriques) de la Universidad de Bar-
cuenciación técnica y al concepto de territorios
celona.
como espacios de apropiación y explotación de los
recursos por parte de las comunidades, en lo que
constituyen sus respuestas culturales para asegurar BIBLIOGRAFÍA
su producción y reproducción social.
Desde un punto de vista sincrónico el estudio de AUBRY, T.; CHAUVIERE, F. X.; MANGADO, J. y SAM-
las COL de un yacimiento, o conjunto de ellos, nos PAIO, J. D. 2003: “Constitution, territoires d’ap-
permitirá aproximarnos a los criterios de ordena- provisionnement et fonction des sites du Paléolithique
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dono de las distintas materias primas, gestión inte- 2001. BAR International Series 1122: 83-92.
gral o en diferido de los recursos, etc. AUBRY, T. y WALTER, B. 2003: “Reconstitution des
Por otro lado, el estudio diacrónico de las COL modalités d’approvisionnement et de diffusion des
nos permite aproximarnos a los procesos de conti- matières premières lithiques pendant le Paléolithique
nuidad o de ruptura en la tradición tecnológica de supérieur: l’apport du site solutréen et badegoulien des
los grupos prehistóricos: aparición o abandono de Maitreaux (Indre-et-Loire, France)”. En F. Surmely
distintos materiales para la configuración de útiles, (ed.): Les matières premières lithiques en Prehistoire.
hecho que puede ser interpretado como cambios en Actes de la table ronde d’Aurillac (20-22/6/2002). Pre-
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