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EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN

EN DAROCA (1497-1498): POESIA ELEGIACA


Y RITUAL URBANO

Luis Fernando García Marco


Francisco Javier García Marco

1. Introducción

A mediados de octubre del ario 1497 las ciudades aragonesas reciben


la noticia de la muerte del príncipe Juan. La esperanza de una sucesión
directa por vía masculina en la persona del ŭnico hijo varón de Fernan-
do II, rey de Aragón, quedaba truncada. El triste suceso suponía un nue-
vo salto cualitativo en el inexorable destino de Aragón, al seguirse del
aborto de su viuda, la princesa Margarita, la muerte de su curiada Isabel
en el ario 1498 y de su sobrino Miguel en 1500, hijo de ésta y de Manuel
de Portugal. Desde sus orígenes, el reino habia aceptado incorporarse a
unidades mayores que le protegieran de las ansias expansionistas de sus
vecinos a cambio de consolidar sus propias fronteras e idiosincrasia poli-
tica. Sin embargo, este proceso había producido el desagradable corola-
rio del alejamiento del poder real y sus beneficios, dinámica que acabó
hipotecando el futuro del Aragón. El mantenimiento de la integridad
del Reino frente a Castilla tras la muerte de Alfonso I habia forzado a
los grandes aragoneses a pactar con los condes de Barcelona, volcados a
un Mediterráneo que la política de Jaime I había terminado cerrando a
Aragón. Ahora, en el corto período de tres años, la desgraciada extin-
ción de la dinastía Trastámara acabaría desplazando el centro del
gobierno de Aragón fuera incluso de la órbita peninsular, en manos de
un rey extranjero cuyas ambiciones imperiales se alejarían de los intere-
ses aragoneses más si cabe que durante el reinado de la casa catalana.

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Entre ambas dinastías, los Trastámaras podían poner en su haber ante


los aragoneses la consecución de la paz en la frontera occidental del Rei-
no, tras un período de acercamientos sucesivos que el matrimonio entre
Isabel y Fernando había consagrado definitivamente. En otorio del año
1498, tras la muerte de Isabel y con su hijo bajo la custodia de sus abue-
los maternos, el cambio de dinastía en favor de los Austrias, que la expe-
riencia del absentismo real prometía desfavorable, se cernía en el hori-
zonte de los reinos hispánicos. l La situación debió percibirse con preocu-
pación en Daroca, una ciudad de la frontera occidental del reino, que
había tenido un papel clave en la expansión hacia el sur en los años de la
reconquista y como muro de contención frente a Castilla durante la Baja
Edad Media. 2 La paz que la unión de ambas Coronas, todavía por conso-
lidar, había traído se veía de pronto amenazada por la desgraciada suer-
te de la famila real.
La recepción de la noticia y su impacto en la ciudad de Daroca ha
podido ser documentada gracias al libro de actas del concejo del año
1497, y, de forma extraordinaria 3 , gracias al hallazgo de un sencillo poe-
ma de carácter elegíaco —inédito 4 por lo que sabemos— en el Archivo
de Protocolos de Daroca, que debió ser copiado, significativamente, a
finales de octubre de 1498. A lo largo de este trabajo, consideraremos
ambas fuentes —y otros testimonios colaterales— para reconstruir hasta
dónde nos sea posible los hechos que rodearon la muerte del principe
Juan, que quedó grabada en la memoria colectiva junto a su boda. En
segundo lugar, intentaremos alcanzar su impacto real en las mentalida-
des individuales y colectivas de sus contemporáneos, que podemos vis-

1Aunque discutible, disponemos de una visión especialmente desapasionada y distanciada de la evo-


lución política de los diferentes estados peninsulares en relación con la monarquía de los Reyes Católicos
en J. H. ELLIOT, La España Imperial, Barcelona, Vicens Vives, 1981.
2Es dificil hacer una idea de los grandes beneficios que la nueva situación reportaba a la ciudad de
Daroca: disminución de los gravísimos y costosos gastos militares en las murallas y equipo militar, aumen-
to del comercio como correlato de la paz entre ambos reinos, final de las banderfas fronterizas que se
cebaban en secuestros y robos de ganados y otras pertenencias, perdida de influencia de los infanzones
dedicados a la guerra que constituían una fuente permanente de conflictos, etc. La guerra era ya sólo pri-
vilegio de un grupo social muy reducido, el interés de la mayoría estaba en el pacífico ejercicio de activida-
des económicas. Sobre la economía y evolución de la zona véase el libro de José Luis CORRAL
LAFUENTE, La comunidad de aldeas de Daroca en los siglos XIII y XIV: origen y proceso de consolida-
ción, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1987, donde además se cita la bibliografía más reciente
sobre el tema de este mismo autor y otros.
3No se trata, sin embargo, de un suceso aislado en la documentación notarial aragonesa. Juan Anto-
nio FRAGO, "Determinación sociolingŭística en la castellanización del valle del Ebro", en I Curso sobre
Lengua y Literatura en Aragón. (Edad Media) , Zaragoza, Institución Fernando el Católico , 1991, pp. 115-
130, señala en la página 123 dos ejemplos de breves poemitas aparecidos entre la documentación notarial
zaragozana fechados en 1466 y 1469. Manuel ALVAR, "Un zéjel aragonés del siglo XV", AFA , X-XI,
1958-1959, pp. 293-300 estudia otro poema de 1416 aparecido en el Archivo de protocolos de Zaragoza,
entre la documentación. Carmen GARCIA HERRERO y María Jes ŭs TORREBLANCA tienen en edi-
ción algunos otros poemas localizados en los archivos de protocolos de Zaragoza y Huesca.
4En el catálogo de B. Dutton et al., Catálogo indice de la poesía cancioneril del siglo XV, HSMS (BS,
III), Madison, 1982, no aparece ninguna referencia a esta composición.

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EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

lumbrar a través de los procesos de creación y recepción literaria y del


valor simbólico de los ceremoniales polfticos. Para la consecución del
primer objetivo —repasar una vez más los hechos que rodearon los des-
posorios y muerte del principe— nos basaremos en las crónicas contem-
poráneas. Para el estudio de su impacto social en la comunidad urbana
de Daroca utilizaremos principalmente los libros de actas del concejo y
la historiografía actual referida a la relación entre la monarquía de los
Reyes Católicos y las clases urbanas. Para el estudio de su impacto emo-
cional y psicosocial intentaremos profundizar en la estructura ideológica
que revela el pequerio poema, el hecho de su recepción por Miguel San-
cho, y el ceremonial realizado en Daroca en honor del principe difunto.
Pero, antes de todo ello, centraremos algunos problemas referentes a la
producción y recepción del poema.

2. Un poema elegiaco en memoria del principe Juan encontrado en un


protocolo de 1498 del Archivo de Protocolos de Daroca

A partir de los datos que disponemos sobre el poema nos es imposi-


ble determinar quién pudo ser su autor, cuya filiación era posiblemente
castellana, como podemos inferir de la convocatoria que realiza en el
primer verso y de su lengua. 5 Sin embargo, una cosa es incuestionable: el
poema impactó de tal forma al notario Miguel Sancho, ciudadano de
Daroca, que lo incluyó de forma totalmente atípica entre sus notas lega-
les. La aparición del poema entre cientos de actas notariales y en un fon-
do donde no han aparecido otros poemas, tiene una clara categoría de
sintoma, y puede ser interpretada desde una aproximación pragmática al
texto como la propuesta por VAN DIJK6 . Aunque el poema fue produci-
do con casi total seguridad en Castilla, lo inusual de su conservación
refleja su impacto entre la élite urbana de Daroca. 7 Así reza el texto del
poema:

5Tampoco puede descartarse, por supuesto, la hipótesis menos probable de que se trate de un poema
escrito por un aragonés para una audienda castellana. En todo caso, la lengua del poema es castellana o,
al menos, rayana. La grafía es claramente aragonesa, con profusión de "y" griegas, aunque con un caracter
exagerado que corresponde a la idiosincrasia de la grafía de Miguel Sancho, a la cual corresponde sin duda
la copia conservada.
6VAN DIJK, Teun A., La ciencia del texto: un enfoque interdisplinario, Barcelona, Paidós, 1989.
VAN DIJK, Teun A., La noticia como discurso: comprensión, estructura y producción de la información,
Barcelona, Paidós, 1990. Su idea básica consiste en postular un nexo funcional entre el proceso de produc-
ción del texto, su proceso de recepción, y referir ambos al contexto del proceso comunicativo.
7Efectivamente los notarios, dedicados muchos de ellos además al comercio y a la gestión de rentas
muebles e inmuebles, constituían uno de los nŭ cleos de la oligarquía darocense, y aparedan en numerosos
casos como oficiales del concejo.

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Grandes, chicos de Castilla


lloremos tan manyo mal,
lloremos nuestra mancylla, [tachado a renglón seguido : que yo no pue-
do lu-]
que yo no puedo guffrilla,
de nuestro princype Real.
Era nuestro espeyo y guya,
llugero de nuestra Espanya,
otro tal nunca seria,
ny hallar no se podrya,
dende aquy fata Alamanya.
Lloremos a la princesa,
sintamos su gran dolor,
sintamos que su alteza [tachado a renglón seguido : es figa d'enperado]
es fyya d'enperado.
De grandes tyeras venyda
por darnos consolacyo,
de grandes bien recebida,
llora toda su vida,
lloremos su gran pasyon.

El poema fue encontrado en el anverso de la cuarta hoja de un pliego


de papel doblado en ocho partes y abierto por todos sus lados excepto por
el de la costura, que generaba así un cuadernillo del tamario de una octavi-
lla, y que, a su vez, se encontraba cosido a un registro de tamario cuartilla.8
Es sabido que los notarios aragoneses solían escribir borradores de sus
notas en folios plegados durante sus viajes, que, una vez cosidos, forma-
ban un tipo de libro notarial conocido como bastardelo. Luego solían
transcribir las notas contenidas en ellos a sus libros de protocolos, normal-
mente de tamario cuartilla de forma igualmente abreviada, pero con mejor
letra, e incluso algunos notarios transcribían sus protocolos con sus fórmu-
las completamente desarrolladas a un libro de registro más detallado. El
soporte donde va incluido el poema indica que éste debió ser copiado por
el notario en uno de sus viajes fuera de su lugar de residencia, a la sazón
Daroca, y que posteriormente —por falta de tiempo, olvido, deseo de con-
servar el poema como recuerdo u otras razones— se limitó a coser el cua-
dernillo bastardelo al resto del protocolo sin trasladar las notas en él con-
tenidas. Esa es la razón de que el poema se conservara. El poema parece

8 APD [Archivo de Protocolos de Darocal, n. 1234, [fol. 119 tris], doc. 308. Las anotaciones personales
realizadas en los protocolos son relativamente frecuentes en las guardas y cubiertas, no así en su cuerpo.

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haber sido copiado alrededor del 25 de octubre de 1498 en Murero, si


atendemos al lugar y fecha de realización de las actas notariales que lo
preceden. El cuadernillo no está terminado y el poema aparece en el
anverso de su ŭltima hoja escrita. Así pues, el poema tuvo que ser realiza-
do entre la fecha del óbito del principe, a primeros del mes de octubre de
1497, y el 25 de octubre de 1498, fecha probable de su copia. Es posible,
con todo, que el poema sea anterior al aborto de la princesa Margarita, si
atendemos a la estrofa dedicada a la princesa Margarita, en concreto al
verso que indica que vino "por darnos consolacyo", la cual constituye con
mucha probabilidad una referencia a la consolación que el hijo que espe-
raba del difunto principe dispensaba a los regnícolas.
Laŝ dos estrofas, de diez y nueve versos respectivamente, responden a
la estructura de una copla real en el caso de la primera, y una copla mixta
novena en el caso de la segunda. Se trata de estrofas que aparecen con
cierta frecuencia en los cancioneros del XV, y son utilizadas por autores
cultos como Villasandino, Santillana, o Juan de Mena entre otros. Como
veremos más adelante, el Comendador Román utilizó también las coplas
reales para su composición sobre la muerte del principe Juan. La elección
de este tipo de metro revela el grado de cultura literaria del desconocido
autor, que por otro lado, como también veremos más adelante, conoce
bien la retórica de la elegía funeral.
Como hemos mencionado anteriormente, el hecho de su recepción por
el notario darocense no está ausente de sentido. Antes bien, su copista,
Miguel Sancho, es un excelente paradigma de uno de los apoyos claves de
la monarquía de los Reyes Católicos: las nuevas clases urbanas. Efectiva-
mente, la mayor parte de la historiografía fernandina contemporánea está
de acuerdo en postular desde VICES VIVES una época dorada para las
ciudades de sus reinos, propiciada tanto por la pacificación de las relacio-
nes entre los reinos peninsulares —por conquista o unión pacífica— como
por una decida política de pacificación de la vida política de las ciudades,
destrozadas por las banderías urbanas, caracterizada por la promulgación
de nuevos estatutos y ordinaciones urbanas. 9 Segŭn MARAVALL'°, la

9VICENS VIVES, Jaime, Instituciones económicas, sociales y políticas de la época fernandina, en V


Congreso de Hŭtoria de la Corona de Aragón, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1962, pp. 7-20.
La insaculación fue un elemento clave de este proceso de control y apertura de las oligarquías urbanas.
10MARAVALL, José Antonio, El pensamiento político de Fernando el Católico, en V Congreso de la
Corona..., op. cit., pp. 9-24; p. 17. Es cierto que la limitada apertura de los patriciados urbanos duro poco
—algunos historiadores, incluido VICENS VIVES, la han considerado, por tanto, fracasada—, pero no
puede negarse el impacto del fenómeno entre los contemporáneos. ELLIOT explica Ilanamente esta apa-
rente contradicción para el caso castellano: "La política de Fernando e Isabel tuvo, pues como consecuen-
cia, la de confirmar y consolidar la importancia del rango y la jerarquía en la sociedad castellana, pero a la
vez la de ofrecer oportunidades de promoción social a muchas personas que hubieran tenido muchas
menos esperanzas de conseguir una situación privilegiada en reinados anteriores" (op. cit., p. 120).

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época de los Reyes Católicos contempla un amplio movimiento de reno-


vación de los grupos sociales y políticos, así como una política de apoyo a
la burguesía y nobleza urbana, entre cuyos miembros selecciona frecuen-
temente sus colaboradores. Podemos rastrear algunos datos de la biogra-
fía de Miguel Sancho gracias a los protocolos conservados de su mano. En
1479, y al menos hasta 1481, era notario en Zaragoza; hacia 1491 y 1493
actuaba en la zona de Murero, Manchones y Romanos, siendo habitante
en Murero; y a partir de 1495 es vecino de Daroca. Ese ario trabaja funda-
mentalmente con sus antiguos clientes, y aunque poco a poco se observan
mayor nŭ mero de actos realizados por habitantes de Daroca, sus clientes
principales seguirán siendo a finales de siglo hombres de las aldeas y auto-
ridades civiles y religiosas muy relacionadas con la Comunidad. A partir
del ario 1500 lo hemos documentado también como asistente a las reunio-
nes del concejo, donde se especifica su condición de notario." En 1505,
ario en que ostentaba el cargo de regidor segundo de ciudadanos, es ya,
por tanto, parte del pequerio patriciado de la ciudad, y aparece como uno
de los cinco vecinos de la parroquia de San Miguel de Daroca a incluir en
la bolsa para la extracción del cargo de obrero, uno de los que requería
fianza más alta." En 1510 había obtenido el cargo de notario del concejo"
y lo fue también en 1518 y1519." Así pues, Miguel Sancho constituye un
prototipo de uno de los grupos más favorecidos por la política de apertura
de las oligarquías urbanas forzada por los Reyes Católicos —pues, en el
momento de la copia, del poema, era un recién llegado" a la sociedad
Darocense— y por su promoción de la clase media culta mediante su
incorporación a la naciente burocracia, acelerada durante este reinado.
Tras esta aclaración de los aspectos relativos a la recepción del poema,
centraremos nuestro análisis en tres aspectos clave relacionados con su
producción y contexto: en primer lugar, contextualizar históricamente el
poema e identificar inequívocamente las figuras del "Principe", y la "Prin-
cesa"; en segundo lugar, estudiar el texto dentro de su "serie" temática,
relacionándolo con todos los demás textos conocidos que abordan el mis-
mo tema; y en tercer lugar, ofrecer una interpretación del texto en sus cla-
ves ideológicas y antropológicas.

11 1500.02.Eúltimol. Daroca. AMD [Archivo Municipal de Daroca]. Libro de Ordinaciones Municipa-


les, CXXXXII r.-CXXXXXVI r. Doc. 95. 1501.06.20; 1501.06.26. Daroca. Casas del Concejo. AMD. Libro
de Ordinaciones Municipales, CXXXXVI v.-CXXXXXVII r. Doc. 96.
121505.01.31; 1505.01.12. Daroca. Casas del Concejo. AMD. Libro de Ordinaciones Municipales,
CXXXXVII v.-CL v. Doc. 97.
131510.01.29. Daroca. Casas del Concejo. AMD. Libro de Ordinaciones Muncipales de Daroca, CLI
rv. Doc. 98 & ss.
141518.01.11. Domingo. Daroca. Casas del Concejo. AMD. Libro de Ordinaciones Muncipales de
Daroca, CLVIIII rv. 1519.12.27. Día de San Juan Evangelista. Daroca. Casas del Concejo. AMD. Libro de
Ordinaciones Muncipales de Daroca, CLXVI rv.
Is ouizá fuera hijo de Pascual Sancho, vecino de Daroca, atestiguado durante los años 80 en las reu-
niones del concejo.

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3. Los hechos históricos concernientes a los desposorios y muerte del prin-


cipe Juan en las fuentes cortesanas

Si atendemos a algunas alusiones obvias que se hacen en el texto, como


son las manifestaciones de duelo por un principe fallecido recientemente,
y la referencia a una princesa, "hija de emperador", y llegada "de grandes
tierras" hasta España; asf como al ario, 1498, del protocolo en el que apa-
recen incluídas las dos estrofas, podemos concluir que la composición se
refiere al fallecimiento del Príncipe Juan, ŭnico hijo varón de los Reyes
Católicos, y heredero de la Corona; y al dolor de su esposa, la princesa
Margarita, hija del Emperador Maximiliano I.
Para confirmar esta cuestión, no carecerá de interés recordar el contex-
to histórico de la muerte del principe Juan, y las causas que hicieron que
este suceso provocase una grave alteración del proyecto político de la
Esparia de los tiempos de los Reyes Católicos.
La figura del principe Juan, ŭnico hijo varón de los Reyes Católicosi6,
adquiere gran importancia a partir de su reconocimiento como heredero
de la Coroná el 20 de Mayo de 1481. Los acontecimientos más significati-
vos de su corta vida se desarrollan a partir de los preparativos" de la doble
boda entre Juan y Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano;

16E1 Cronicón de Valladolid (1333-1539) , Valladolid, Grupo Pinciano, 1984, p. 136 señala como la
fecha de nacimiento del príncipe la del 30 de Junio de 1478, en torno a las diez u once de la mañana, en la
ciudad de Sevilla. El 9 de Julio de ese mismo año fue bautizado en la Iglesia mayor de Sevilla por el carde-
nal D. Pero González de Mendoza, arzobispo de Sevilla. La celebración del nacimiento del príncipe fue
también celebrada en textos literarios: en la Consolatoria de Castilla , de Juan Barba, se incluye una copla
castellana sobre el nacimiento del principe: "Sevilla la que fundó/ Ercoles el muy famoso/ plugo a Dios
que meregió/pringipe tan copioso./ Pues nagistes en Sevilla,/poderoso, syngular,/ya podéis todo ganar/ y a
Granada y su quadrilla,/ y ternéis para gastar/ y aun xabón para tirar/los borones de Castilla." Cfr. CATE-
DRA, Pedro M. , La historiografía en verso de la época de los Reyes Católicos: Juan Barba y su 'Consola-
toria de Castilla' , Ediciones Universidad de Salamanca (Acta Salmanticensia, Textos Medievales, XIII),
Salamanca, 1989, pp. 217-218. Seg ŭn ZURITA, el principe nació efectivamente el 30 de junio de 1478,
aunque cita que segŭn las memorias del doctor Lorenzo Galindes de Carvajal lo hizo el día 28 de dicho
mes. Sería bautizado el 15 de julio, apadrinado por el veneciano Nicolás Franco, obispo Paternino legado
del papa en España, y los embajadores de Venecia y algunos grandes. El padre de Fernando II intentó por
todos los medios que su nieto fuera traído a Aragón, pero sus padres insistieron en encargarse ellos mis-
mos de su educación [Jerónimo ZURTTA, Anales de la Corona de Aragón, Vol. 8. Zaragoza, Diputación
Provincial, Institución Fernando el Católico, 1979, pp. 336-3371.
17"Los desposorios entre Felipe el Hermoso y Juana tuvieron lugar en Malinas, el 5 de Noviembre de
1495, ostentando Francisco de Rojas-hombre alcanzado cuya pobreza de vestuario fue objeto de criticas-
la representación de la infanta en el acostumbrado ceremonial de tomar personalmente posesión del lecho
de los futuros cónyuges. Casi al mismo tiempo se celebraba en Valladolid otra ceremonia semejante para
unir a Juan y Margarita; el bastardo Baudouin representó a esta ŭltima. En ningŭn caso hubo dote, por-
que, siendo la obligación reciproca, a causa del doble matrŭnonio, se suprimió en ambas partes: es induda-
ble que, con ello, fue también eliminada una fuente de disputas. Se compensaba el perjuicio que podía
producirse a ambas esposas fijándoles, en uno y otro país, rentas iguales, de veinte mil escudos al año. Las
de Margarita de Austria fueron situadas en And ŭjar" [SUAREZ FERNANDEZ, Luis, y FERNANDEZ
ALVAREZ, Manuel, La España de los Reyes Católicos (1474-1516), en la Hŭtoria de España dirigida por
Ramón Menéndez Pidal, Madrid, Espasa-Calpe, 1978, p. 426].

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y la princesa Juana con Felipe el Hermoso, como fruto de la estrategia


matrimonial isdestinada a unir la sangre de dos grandes Casas. Las espe-
ranzas y expectativas puestas en esta doble boda fueron enormes, como
atestiguan las cartas de felicitación que se dirigieron mutuamente reyes y
principes.'
El traslado de las respectivas princesas no estuvo carente de problemas,
que empezaron con el retraso de la inmensa flota que debía trasladar a Jua-
na hasta Flandes y regresar hacia España con Margarita; continuaron con
las torrnentas que dificultaron el viaje; y se aumentaron con el retraso de la
flota en regresar con la hija de Maximiliano, debido a la prolongación de las
fiestas nupciales en Bruselas con motivo de la boda de Juana y Felipe.
Por fin, en el mes de Febrero de 1497 se produjo la salida de dicha flota
trayendo a Margarita de Austria, y tras una breve escala en Inglaterra, lle-
gó a Santander el 8 de Marzo de 1497. Con estas palabras nos relata Alon-
so de Santa Cruz su llegada:

Estando los Reyes Católicos en Burgos, [de] que la princesa madama Mar-
garita avía llegado les vino nuebas, y abía desembarcado en España. De que
recibieron mucho placer, y lo mismo higo toda la corte, convidándose muchos
de los grandes para ir por ella, a la traer. Principalmente el condestable don
Bernardino de Velasco, el qual lo suplicó más ahincadamente a Sus Altezas,
que le hiciesen la merced de le dar licencia para ir aquel camino por la Prince-
sa, pues su venida avía de ser por los más lugares de su tierra.
Y ellos se la dieron; y se partió de Burgos muy acompañado de señores y
cavalleros y muchas otras jentes, y fue donde estava la Princesa, y la trajo a la
ciudad de Burgos, haciéndoles muchas fiestas y regocijos en todos los lugares
por do pasaron. Y tres leguas antes de llegar a la ciudad, le salió el Rey Católi-
co al camino, y la vino acompañando y hablando con ella y con los que con ella
venían, con mucho placer y regocijo.
Y sabido por la Reina su venida, salió hasta los corredores de la casa, a la
regibir, con sus damas, muy ataviada con muchas perlas y piedras preciosas y
ricos atavíos, conforme a su estado. Y no menos venía la princesa madama Mar-
garita; porque como ella fuera muy hermosa y muy blanca, pareciale en estremo
la mucha riquega de oro y piedras preciosas que sobre sí traía. Y no menos had-
an sus damas, las quales todas venían vestidas a sus usos. Donde fue mucho de
ver el recebimiento que la Reina le higo.
Y besándola y abragándola muchas veces, la Ilevó consigo a su aposento."

isSobre la sensación de amenaza con que los franceses vieron este doble proyecto matrimonial, Cfr.
MARTIR DE ANGLERIA, Pedro, Estudio y traducción de José LOPEZ DE TORO, Epistolario , en
Documentos inéditos para la historia de España , Madrid, 1953, tomo IX, p. 296.
19SUAREZ FERNANDEZ, Luis y FERNANDEZ ALVAREZ, M., Op. cit., pp. 426-427.
20SANTA CRUZ, Alonso de, ed. y estudio de Juan de Mata Carriazo, Cránica de los Reyes Catálicos,
dos vols., Publicaciones de la Escuela de estudios Hispanoamericanos de Sevilla, 1951, pp. 164-165.

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Leyendo esta descripción de la llegada de la princesa Margarita se


entiende un poco mejor el séptimo verso de la segunda estrofa de las
coplas darocenses, "de grandes bien recibida". De hecho, no sólo fue
extraordinariamente festejada su llegada a Esparia" como futura mujer del
heredero de la Corona, —"llegó por fin a puerto la tan deseada Margari-
ta", escribe Pedro Mártir de Anglería al cardenal Santa Cruz el 29 de
Abril de 1497—, sino que también llamó la atención por su belleza; "En
días anteriores te escribi, purpurado principe, lo que aconteció en Burgos
a la llegada de la regia nuera Margarita. Mas pasé en silencio mi opinión
sobre ella, porque todavía no la conocía lo suficiente. Si la vieras, te harías
la idea de que estabas contemplando a la misma Venus. Cual en belleza,
porte y edad pudo Marte desear a Citerea, tal desde Flandes nos la envia-
ron, sin desfigurar con ning ŭn afeite, sin arreglar con ningŭn arte. Dirías
que era Oritia escapada de las manos del helado Boreas"22.
Dejando aparte lo que de exagerado pudiera haber en la profusión de
comparaciones mitológicas que utiliza Mártir de Anglería destinadas a
ensalzar la belleza de Margarita, lo que parece fuera de toda duda es que
a su marido, cautivado por los encantos de la joven, la novedad de su nue-
vo estado 23 le produjo un empeoramiento de salud. Las alusiones a los
efectos que los excesos amatorios producen al principe Juan son tratados
en una carta de Mártir de Anglería al Cardenal Santa Cruz, que nos pone
sobre la pista de la versión" que atribuyó la muerte del principe, funda-
mentalmente, a un erotismo desmesurado:

Temblamos al pensar que todo esto algŭn día nos acarree a nosotros la
infelicidad y la perdición de España. Preso en el amor de la doncella, ya está
demasiado pálido nuestro joven Principe. Los médicos, juntamente con el Rey,

21 Si excelente fue la acogida, también lo fueron los festejos de celebración de la boda, aunque un des-
graciado suceso vino a empañar la alegría. Pedro Martir de Anglería en una carta al cardenal de Santa
Cruz, fechada el 29 de Abril de 1497, describe lo sucedido con singular estilo, y se permite aventurar que
la desgracia se cierne sobre dicho matrimonio: "Se organizaron juegos de cañas al estilo troyano y demás
solemnidades, cual convenía a la pompa real. Mas advierte que, seg ŭn su costumbre, la Fortuna mezcló su
infausta copa de hiel entre tanta alegría: a rienda suelta, los jóvenes de la corte corrían a porfía por las
calles de la ciudad. A Alonso de Cárdenas, el hijo más querido del Comendador Mayor de Santiago, se le
puso de pie el corcel, derribando por la cabeza al joven, en pleno florecimiento de la vida y de la opulen-
cia; le pisoteó el pecho y le quebró las costillas. Dicen que apenas sobrevivió cuatro horas, sin pronunciar
una palabra. Esta muerte perturbó estos nuestros regocijos de bodas y las canciones nupciales. Los próce-
res cambiaron los tejidos de oro por el traje de luto para ir a consolar al padre del joven. No obstante,
hubo que Ilegar hasta el final de los aplausos comenzados, pero ya sin alegría. Anonadados todos con la
inesperada desgracia de tan distinguido joven, ya nadie se atreve a soltar las riendas. Bajo el peso del
dolor, parecen presagiar que estas bodas no van a ser felices por mucho tiempo." MARTIR DE ANGLE-
RIA, P., Op. cit., p. 332.
22MARTIR DE ANGLERIA, Pedro, Epŭtolario , tomo IX, p. 334.
23"Nuestro joven, ardiendo en amor, consiguió de sus padres se le dispusiera el lecho matrimonial, Ile-
gando, por fin, a los deseados abrazos". MARTIR DE ANGLERIA, P., Op. cit., p. 332
24SUAREZ FERNANDEZ, Luis, Op. cit. , p. 507, cita el libro del Duque de Maura, El principe que
muria de amor, Madrid, 1944, Cfr. 182 y sigs., como uno de los libros que aceptan esta versión.

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LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

aconsejan a la Reina que alguna vez que otra aparte a Margarita del lado del
Príncipe, que los separe y les dé treguas, alegando que la cópula tan frecuente
constituye un peligro para el Principe. Una y otra vez la ponen sobre aviso
para que observe cómo se va quedando chupado y la tristeza de su porte; y
anuncian a la Reina que, a juicio suyo, se le pueden reblandecer las médulas y
debilitar el estómago. Le instan a que, mientras le sea posible, corte y ponga
remedio al principio. No adelantan nada. Responde la Reina que no es conve-
niente que los hombres separen a quienes Dios unió con el vínculo conyugal.
Le arguyen que el Principe desde la infancia ha sido de naturaleza débil y que
ha sido criado a base de pollos de gallina y de otros alimentos flojos de esta
clase, como un inválido. Le aconsejan no confie en el ejemplo del marido, al
cual desde el vientre de su madre dotó la naturaleza de una admirable robustez
de cuerpo, repitiéndole que existe una gran diferencia entre el padre y el hijo.
La Reina no escucha a nadie y se obstina en su decisión de mujer. Se ha trans-
formado en otra que nunca hasta ahora habíamos sospechado en ella. Yo siem-
pre he proclamado que era una mujer constante; no quisiera llamarla contu-
maz; se confía demasiado. Ya he divagado bastante. Dios lo enderece todo en
bien".

El episodio de la muerte del principe Juan 26 cuya manifiesta debilidad


física era una gran motivo de preocupación en la corte, como se deduce
del texto anterior, está bastante bien documentado. El principe tenía una
salud bastante frágil, y ya con anterioridad había estado en peligro de
muerte". Tras la celebración de las fiestas nupciales, y mientras Isabel y
Fernando marchaban a Valencia de Alcántara para encontrarse con el rey
Manuel de Portugal, con quien se debía casar Isabel, hermana del principe
Juan; éste y su esposa Margarita acudieron a Salamanca 28 , cuyo señorío les

25MARTIR DE ANGLERIA, P., Op. cit. , pp. 334-335. En torno a esta carta, y a la versión que atri-
buye la muerte del princpe Juan al exceso erótico, comenta HILLGARTH, J.N., Los Reyes Catálicos
1474-1516 , Barcelona, Grijalbo, 1978, p. 256 que "la precisión de la profecía que contiene hace que uno se
pregunte si no fue insertada después de la muerte del principe en Octubre del mismo año. Causas más
prosaicas, como un ataque de viruela, pudieron contribuir a su fin".
26 Sobre este episodio, María Goyri de Menéndez Pidal cita en su artículo "Romance de la muerte del
principe D. Juan (1497), Bulletin Hispanique, VI, 1904, pp. 29-37 los libros de Fernández de Oviedo, Libro
de la cámara del Principe D. Juan. Bibliófilos españoles, Madrid, 1870; el libro de GOMEZ IMAZ, Algu-
nas noticias referentes al fallecimiento del principe don Juan , Sevilla, 1890. Cfr. también CAMON
AZNAR, J., Sobre la muerte del principe don Juan, Madrid, Real Academia de la Historia, 1963.
27En el Cronicón de Toledo, p. 174 se hace alusión a que el día 21 de Mayo de 1488 "adoleció el Sr.
príncipe en Murcia[...] de disenterta con tenasmo é fiebre continua". Al poco tiempo enfermó de viruelas.
Segŭn sefialan SUAREZ, y FERNANDEZ, Op. cit p. 507, nota 2," los médicos aconsejaron fortalecer al
muchacho con carne de tortuga, y esto dio origen a una b ŭsqueda angustiosa de estos animales para su ali-
mentación".
28La recepción a los príncipes en la ciudad de Salamanca fue magnífica, tal y como señala Mártir de
Anglería: "Así, pues, el día 28 de septiembre entró el Prícipe en Salamanca; y fue tanto el aplauso de
trompetas y atabales con que sus vecinos le recibieron, que parecía rasgarse el aire de j ŭbilo. i0h, que
melodías de citaras, qué diversidad de cantos, qué himnos nupciales preparó el clero! No salieron con más
alegría en la fabulosa Tebas a recibir a su Baco cuando regresaba vencedor de la India, ni a su Hércules
cuando venía de España. Bien merecía la pena contemplar en el campo las formaciones de la caballería
ligera; era no sólo hermoso, sino admirable, ver los jaeces de los caballos, los adomos de los jinetes. Cree-

316
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

había sido concedido. El día 1 de Octubre de 1497 el principe fue presa de


una fiebre repentina. Se dispuso un correo para que advirtiese del grave
estado a sus padres, pero cuando llegó el rey Fernando a Salamanca, sólo
tuvo ya tiempo para despedirse de su hijo para siempre", y su cuerpo fue
enviado al monasterio de Santo Tomás de Avila para ser enterrado'. El
dolor que azotó a toda la corte, y a España entera fue muy grande", aun-
que todavía quedaba la esperanza de que Margarita, que había quedado
embarazada, diese a luz un heredero.
Las desgracias, sin embargo, no habían hecho más que comenzar
para la familia real española. A los pocos meses Margarita sufrió un
aborto, con lo que se perdía la posibilidad de descendecia por vía mas-
culina, y se abría una importante crisis sucesoria que se resolvió
momentáneamente con el matrimonio de Isabel, ( sobre la que recaía
la herencia al ser la mayor de las hijas), con el rey Manuel de Portugal,
y su posterior jura como principes de Asturias en las cortes de Toledo
del año 1498. A continuación se fijó la fecha del 25 de mayo para la
reunión de las Cortes aragonesas, en medio de un profundo temor ante
la actitud de las ciudades aragonesas, ya que en este reino no se admi-
tía la descendencia por vía femenina n . Efectivamente, la oposición fue

rías que en aquel día se dieron allí cita todas las riquezas de España. Los coros de niños y niñas, desde los
tablados construídos en las plazas y desde las ventanas de las casas, imitando celestes armonías, recreaban
en extremo los ánimos de los transe ŭntes. Con juncias, perfumados tomillos y demás hierbas olorosas esta-
ban alfombradas las calles por donde había de pasar la comitiva. Todas las portadas estaban adornadas de
ramas verdes y las paredes de las casas cubiertas de artísticos tapices admirablemente fabricados por arte-
sanos flamencos.", Op. cit. , pp. 344-345.
29Alonso de Santa Cruz describe la despedida entre ambos, y el impacto que la muerte tuvo en sus
padres (op. cit., p. 168).
30Ibidem.
31 E1 cadáver fue trasladado a Avila, donde se realizaron los funerales, "conforme a la tradicional cos-
tumbre española, vestida toda la corte de tosco sayal", comenta Mártir de Anglería, Op. cit. , p. 346, para
añadir a continuación que "allí queda enterrada la esperanza de España entera". Esta concepción de las
consecuencias de la muerte del príncipe será recogida por los textos literarios que tratan este motivo. Már-
tir de Anglería se refiere al príncipe Juan como "la ŭnica luz de toda España se ha extinguido", y el " ŭnico
ojo que tenía [España]. Obsérvese el parecido, con obvia funcionalidad enaltecedora, con los términos
que aparecen en el poema estudiado: "Espejo y guía" y "Ilugero de nuestra España".
32[...) Los recibímos en Toledo y, después de pasar allí un mes no completo, nos encaminamos hacia
Aragón con el fin de que los Reyes conozcan los reinos que heredarán por derecho paterno. Se convocan
las Cortes y las Juntas. Celebrarán sus reuniones, pero recelamos que surjan algunos inconvenientes. Estos
tarraconenses, lo mismo que los aragoneses, los valencianos y los catalanes, son gente terca. Con pies y
manos pelean porque no sufran menoscabo sus derechos. Conforme a la vetusta constitución de su patria
y a sus tradicionales leyes, guardan severamente lo estatuído de que ninguna Reina empuñe entre ellos el
cetro. Quieren que, en defecto de legítima prole masculina, sea proclamado Rey el varón más próximo al
Rey que muere, de quienquiera que sea hijo. No obstante, alimentamos una débil esperanza: Manuel ha
traído encinta a su esposa Isabel. Si ésta Ilega a alumbrar un varón, yo te prometo que se-acabarán todas
las discusiones sobre esta materia, pues no habrá nadie más próximo al Rey —supuesto que no tiene
hijos— que el nieto por parte de la hija. Ahora bien; si da a luz una niña, los tendremos a ellos por herede-
ros de los reinos, aunque sea difícil que se inclinen a este criterio." MARTIR DE ANGLERIA, Carta al
Arzobispo de Braga, fechada el 22 de Junio de 1498, Op. cit. , pp. 368-369. Sobre la castellanofilia de Már-
tir de Anglería, y su valoraciones sobre las actitudes del reino aragonés, Cfr. ARMILLAS VICENTE,
José Antonio, "Aragón visto por un humanista: Pedro Mártir de Anglería", Estudios del Departamento de

317
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

muy fuerte 33 , y fruto de ella fueron las resoluciones que se tomaron:


reconocer el derecho de las mujeres a transmitir la sucesión, pero no a
reinar; y respetar el orden sucesorio que establecía el testamento de
Juan II, para el cual las mujeres eran aceptadas solamente en el caso de
que no hubiese nietos varones, aunque fuesen nacidos por línea feme-
nina. Dado que Isabel estaba embarazada se acordó esperar al momen-
to del parto, que se produjo el 25 de Agosto, trayendo como conse-
cuencia el nacimiento de un niño, bautizado más tarde con el nombre
de Miguel, y la muerte de la madre. La reiteración de desgracias afec-
tó muy duramente a Isabel y Fernando, que encontraron poco consuelo
en el hecho de que por el momento se calmasen los ánimos en la cues-
tión sucesoria".
No existe razón para dudar que las coplas copiadas por el notario
Miguel Sancho se compusieron en el contexto de estos sucesos, y de
hecho, la historia posterior vino a confirmar el trágico tono de la composi-
ción, ya que casi dos años más tarde, el 20 de Julio de 1500, el principe
Miguel fallecía, poniendo fin a la vía portuguesa, y abriendo el camino a la
Casa de Austria, con la que existían ya por entonces muy malas relacio-
nes. Muestra de ello, fue el regreso de la viuda del principe Juan, Margari-
ta, hacia Flandes, el 20 de Diciembre de 1500, tras haber sido imperiosa-

Historia Moderna , Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza, 1974, pp. 25-39, donde se hallará abundan-
te bibliografía sobre la cuestión. Sobre el episodio concreto de las cortes aragonesas de 1498, Cfr. p. 30.
Sobre la ideología, en general, y sobre la obra de Mártir de Anglería, Cfr. LOPEZ DE TORO, José,
"Pedro Mártir de Anglería, cronista intimo del Emperador", Hispania , XVIII, 1958, pp. 469-504; TORRE
REVELLO, José, "Pedro Mártir de Anglería y su obra De orbe novo", Thesaurus , XII, 1957, pp. 133-153;
RAMOS PEREZ, Demetrio, Variaciones ideológicas en torno al Descubrimiento de América. Pedro Már-
tir de Anglería y su mentalidad ,Valladolid, Seminario Americanista de la Universidad de Valladolid,
(Cuadernos Colombinos, X)„ 1982; RAMOS PEREZ, D. , El efecto rectificador que impuso a la literatura
el hallazgo de un nuevo mundo: el caso de Pedro Mártir de Anglería en Medina del Campo , Valladolid,
Real Academia de Bellas Artes; MESEGUER FERNANDEZ,Juan, "El cardenal Cisneros en el epistola-
rio de Pedro Mártir de Anglería", en Homenaje a Pedro Sainz Rodriguez , III, Madrid, Fundación Univer-
sitaria Española, 1986, pp. 495-509. Sobre el sentimiento nacionalista aragonés en la época, Cfr. José
Angel SESMA MUÑOZ, "Estado y nacionalismo en la Baja Edad media. La formación del sentimiento
nacionalista aragonés", Aragón en la Edad Media , VII, Zaragoza, 1987, pp. 245-273.
33La crisis sucesoria despertaba los dormidos conflictos entre la absorbente monarquía y los privile-
gios regionales. Se adivinaba también un recelo contra la unión de la Corona con Portugal porque, ilustra-
dos con la experiencia presente, los procuradores temían admitir para el país un rey lejano que nunca, o
casi nunca, residiría en él. No debemos juzgar los hechos seg ŭn el cauce marcado por ideas muy posterio-
res. Lo que a los historiadores del siglo XIX les parecía un bien absoluto, difícilmente podía serlo para
quienes padecían las consecuencias de un régimen político que destruía ancestrales instituciones tan queri-
das como si fuesen el exponente de la libertad. Un rey próximo, propio, exclusivo, es el principal deseo
polftico que abriga una mente medieval." [SUAREZ FERNANDEZ, FERNANDEZ ALVAREZ, Op.
cit. , pp. 477-478].
34 E1 probema sucesorio aragonés estaba resuelto de forma muy precaria. Mientras Manuel, desolado,
emprendía el regreso a Portugal, y el cadáver de su esposa recibía sepultura en Santa Isabel, de Toledo, las
Cortes de Zaragoza, continuadas bajo sombría atmósfera, prestaban juramento al principe recién nacido
(22 de Septiembre de 1498), bajo reserva, puramente nominal, de que si del matrimonio de los Reyes
Catóicos pudiera nacer a ŭn otro hijo varón, éste, y no su nieto, sería el heredero." [SUAREZ FERNAN-
DEZ, FERNANDEZ ALVAREZ, Op. cit. , p. 478].

318
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

mente reclamada por Maximiliano, su padre, que la casaría más tarde con
Filiberto de Saboya.

4. El tema de la muerte del principe Juan en la literatura de la época

Hasta aquí llega el relato de los sucesos históricos que nos ayudan a
contextualizar el poema, pero para comprender un poco mejor la funcio-
nalidad del texto, resulta de indudable importancia tener en cuenta que
esta inédita elegía funeral" a la muerte del principe Juan no es la ŭnica
manifestación literaria que se produjo con motivo de tan luctuoso suceso,
y que, por tanto, se relaciona con toda una serie de textos contemporáne-
os de tema similar que conviene recordar para confrontar similitudes y
diferencias. Giuseppe Mazzocchi ha serialado que a pesar de no disponer
de un completo inventario de todo lo que se publicó con motivo de este
acontecimiento, "en su conjunto, todos los textos que se compusieron [...]
nos dan una pauta casi exhaustiva de los géneros literarios más practica-
dos durante el reinado de los Reyes Católicos, de la poesía narrativa en
latín al romance popular, del tratado en prosa a la carta consolatoria, de
los géneros líricos menores a poemas elegíacos de mayor extensión"", lo
que parece demostrar que la muerte del principe fue un suceso que con-
mocionó profundamente a sus contemporáneos,y obtuvo amplia repercu-
sión literaria.

35Adoptamos en este caso el término en el sentido que le da Eduardo CAMACHO GUIZADO en su


libro La elegía funeral en la poesía española , Madrid, Gredos, 1969, p. 15, es decir, el de poema funeral
que ha brotado ante la muerte de un personaje concreto e histórico. Para los problemas que plantea el tér-
mino "elegía", y la historia del término, Cfr. Op. cit. , pp. 10-14, y MARCHESE, Angelo, FORRADE-
LLAS, Joaquín, Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria , Barcelona, Ariel, 1989, pp. 115-
116. Sobre la cuestión, Cfr. también WARDROPPER, B.W., Poesía elegíaca española , Salamanca, Ana-
ya, 1967.
36E1 catálogo que establece Giuseppe MAllOCCHI en su excelente artículo "La Tragedia trobada
de Juan del Encina y las Décimas sobre el fallecimiento del Principe nuestro señor del Comendador
Román: dos textos frente a frente", 11 Confronto letterario , V (1988), pp. 93-123, que el mismo crítico
reconoce incompleto, es el siguiente: En cuanto a textos en verso hay que destacar, en primer lugar, la
obra latina del bachiller de la Pradilla (definitivamente perdida) de la que nos han Ilegado sólo los dos
fragmentos publicados por Manuel Gómez Imaz en Décimas al fallecimiento del Príncipe don Juan por el
Comendador Román (siglo XV). Ahora nuevamente reimpresas con una carta prólogo , Sevilla, Rasco,
1890, p. XXXIII. Con respecto a este texto, Mazzocchi comenta que"El erudito andaluz tenía a la vista La
obra del bachiller de la pradilla cathedratico de sancto domingo [...], impresa en Logroño a finales del siglo
XV; es un rarísimo incunable que en la fecha pertenecía a José Vázquez Ruiz, y del que hoy no se conocen
ejemplares (Cfr. F. González 011é, "El bachiller de la Pradilla, humanista y dramaturgo", Romanistisches
Jahrbuch , XVII, 1966, pp. 285-300, en particular pp. 288-290). En este tomo venía también el poema en
dísticos elegíacos 1n obitum Domini Joannis principis nostri, quem deus in suorum indigentum referat, p.93.
Señala además que sería interesante hacer un rastreo sistemático de la producción latina de finales del
siglo XV, no sólo española: "Lucio Marineo Sículo, por ejemplo, tiene, en la edición de 1514 de sus Episto-
lae , un poema latino sobre la muerte del Principe." [Cfr. P.Verrua, Cultori della poesia latina in Spagna
durante el regno di Ferdinando il Cattolico (Note desunte dalle opere di Lucio Marineo Siculo ), Adria,

319
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

De entre todas las manifestaciones literarias en torno a la muerte del


principe Juan, contemporáneas de nuestra elegía, nos interesan funda-
mentalmente las tres composiciones de Juan del Encina, y las décimas
del Comendador Román, porque son, posiblemente, los modelos más
cercanos de nuestro poema. Por supuesto, a pesar de compartir el mis-
mo tema y género, las diferencias son sensibles con respecto a la Trage-
dia trobada de Juan del Encina, y las décimas del Comendador Román,
tanto desde el punto de vista estructural", como desde el punto de vista

Vidale, 1906, p. 35." p. 94.3]. Se tiene noticia asimismo de un breve poema griego sobre este tema, tres dís-
ticos de Constantino Láscaris , Cfr. J.-P. Migne, Patrologia Graeca , 161, col. 969.
En cuanto a la Iírica en castellano hay que tener en cuenta, en primer lugar, las composiciones de
Juan del Encina sobre el tema: "Son el romance Triste España sin ventura, y el villancico A tal pérdida tan
trŭte que se encuentran completos sólo en el incunable de la Tragedia trobada del mismo Juan del Enci-
na, A la dolorosa muerte del Principe don Juan de gloriosa me/ moria: hijo delos muy catolicos Reyes de
España. Don / Femando el quinto: y doña Isabel la tercera deste nombre / Tragedia trobada por Juan del
Enzina. [s.]. s.i. s.a.] , [6] hojas, Fol., got., 2 columnas." notas 5 y 12, pp. 94-95. Seg ŭn señala MAllOC-
CHI, de este incunable existen dos ejemplares, uno se encuentra en la biblioteca de la Real Academia
Española (1-8), encuadernado con el Cancionero de las obrczs de Juan del Encina, recogido por Cotarelo
en apéndice a su edición fascimilar, Cancionero de Juan del Encina. Primera edicián. 1496. Publicado en
facsimile por la Real Academia Española , Madrid, 1928. Este ejemplar está incompleto (le faltan 22 coplas
del texto y el romance y el villancico finales). El otro ejemplar está completo. Perteneció a Salvá y Here-
dia, y se encuentra en la biblioteca de la Hispanic Society of America, encuademado con la edición de
1516 del Cancionero; de aquí proceden las dos ediciones modernas de Clemente Terni, y Ana María Ram-
baldo.
Otra composición de extraordinario interés son las décimas del Comendador Román, transmitidas en
un sólo incunable, cuya descripción es la siguiente: Esta obra es sobre el / fallecimiento del Principe nues-
tro se-/ ñor que santa gloria aya: Hizola el co/ mendador rroman criado delos Reyes/ nuestros señores.
[s.].-s.i.-s.a.], [8] hs. Fol. got. 2 columnas. Seg ŭn K. Haebler, Tipografta ibérica del siglo XV , La Haya,
Leipzig, 1902, n. 583; y F. Vindel, El arte tipográfico en Espaii a durante el siglo XV. Vk Valladolid, Toledo,
Huete y Pamplona, Madrid, 1950, pp. 85-87, fue impreso en Toledo en 1498 por Antonio Téllez.
Existen también varios romances, con diferentes versiones, sobre el tema de la muerte del principe
Juan. Cfr. M. Goyri de MENENDEZ PIDAL, "Romance de la muerte del principe don Juan (1497),
Bulletin Hispanique , VI, 1904, pp. 29-37; Narciso ALONSO CORTES, "Romances tradicionales", Revue
Hispanique , L, 1920, pp. 223-224; Abraham GALANTE, "Quatorze romances judeo-espagnols", Revue
Hispanique , X, 1903, n° 13, pp. 604-605; Paul BENICHOU , Romances judeo-españoles de Marruecos ,
Buenos Aires, 1946, n° LXIV; Michael MOLHO , Usos y costumbres de los sefardies de Salánina , Madrid,
1950, p. 269; José PEREZ VIDAL, "Romances tradicionales. La muerte del principe Juan", Reviste de
Historia , XVII, La Laguna, 1951, pp. 312-317
En lo relativo a textos en prosa, MAllOCCHI señala un tratado de Alonso de Ortiz, Fallecimiento
del Principe don Juan , Biblioteca Universitaria de Salamanca, Ms. 367. El manuscrito tiene 37 ff. ; el trata-
do ocupa los primeros 32, los ff. 33-37 contienen una Oración consolatoria a los Reyes Católicos. Cfr.
Alonso de Ortiz, Diálogo sobre la educacián del Principe don Juan, hijo de los Reyes Cat6licos (ed. de
G.M.Bertini), Madrid, Porrŭa Turanzas, 1983, pp. 15-19. AA.VV. , Bibliography of Old Spanish Texts ,
Madison, Hispanic Seminary of Mediaeval Studies, 1984, 3' ed., n. 2700.
Y, por ŭltimo, existen una serie de cartas consolatorias que se dirigieron a los monarcas después de la
muerte de su ŭnico hijo varón. Estas misivas, señala MAllOCCHI, debieron de ser muchas, aunque las
ŭnicas que se conocen bien son las de Fray Iffigo López de Mendoza. El ŭltŭno que las publicó fue Julio
Rodriguez Puértolas, Fray lñigo de Mendoza y sus "Coplas de vita Christi", Madrid, Gredos, 1968, pp. 80-
83. Las cartas que fueron escritas después de la muerte de la infanta Isabel (23 de Agosto de 1498) se
refieren a la muerte de ésta y del príncipe don Juan a la vez.
37 1anto la composición de Juan del Encina, como la del Comendador Román son obras de extensión
mucho mayor que las dos estrofas de nuestra composición. Esto trae como consecuencia sensibles diferen-
cias. La composición de Juan del Encina desarrolla, tras una introducción repleta de alusiones mitológicas,
el resumen de la vida del principe (nacimiento, niñez, boda y muerte), vv. 17-96; contin ŭa con la reacción
de los Reyes a la noticia de la enfermedad y muerte de su hijo (vv. 153-184); la fecha y el lugar de la misma

320
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

retórico", y el de los motivos" , ya que estas obras son proyectos litera-


rios mucho más ambiciosos que las coplas darocenses.
Sin olvidar las diferencias, existen una serie de elementos en la Tragedia
trobada de Juan del Encina4°, que nos recuerdan los términos y expresio-
nes utilizadas en las coplas del archivo darocense. Por ejemplo, la frecuente
utilización en contextos muy similares de los ténninos "pasión", "manci-
lla", y "dolor": "que aunque nos pone muy mucha manzilla (v. 119);
"Olvido jamás no creo que pueda/vencer la memoria de mal que assí due-
le,/ni siento consuelo que no de g consuele,/segŭn la passión que ya España
hereda; pasión y manzilla de juro nos queda" (vv. 241-245); "En ti quiso
Dios traerle a morir/por darte más pena, manzilla y dolor" (vv. 343-344);
"no siento quien pueda contar mi dezir/ la mucha passión de tal sentimien-
to" (vv. 382-383); "tan triste tristura,passión tan crecida" (v. 409). Tarnbién
es destacable en la obra de Encina la tendencia a la individualización de
dolor, o la extensión del mismo a la comunidad por medio de la primera
persona del plural (cuatro veces aparece en las estrofas del archivo daro-
cense el término "lloremos", dos veces el ténnino "sintamos", y una vez el
pronombre personal de primera persona "que yo no puedo guffrilla"): "en
muerte tan grande yo, triste, no siento" (v.429); "Pues Dios assí quiso que
assí yo perdiesse/ tan larga esperanga en tan breve suma" (vv. 785-786);
"tristura nos manda que todos lloremosl lloremos, lloremos, que todos per-
demos" (vv. 702-703). El mayor parecido se encuentra, siñ embargo, en las
expresiones apologético-propagandísticas con las que Encina magnifica las

(vv. 265-280 y vv. 329-360); la consideración que para todos tuvo el fallecimiento del príncipe (vv. 705-
712), terminando con nuevas alusiones a los Reyes y a la princesa Margarita. La composición del Comen-
dador Román presenta 37 coplas introductorias, en las que se desarrolla una meditación general sobre la
muerte, entre las cuales se alude de forma muy breve a la historicidad del hecho (XXIV-XXVI), y conti-
nŭa con un nŭ cleo central, fuertemente alegórico, que desarrolla un encuentro entre la Razón y el senti-
miento sobre la muerte del principe, y un duelo entre la Razón y la Muerte con el mismo tema, para ter-
minar con tres coplas finales dirigidas a los Reyes. Cfr. G. MAllOCCHI, Art. cit.
38 Poco tiene que ver el poema que nos ocupa con la composición de Juan del Encina en el aspecto
retórico, pues la ambiciosa obra de Encina (que entrecruza la sucesión histórica de los hechos con conti-
nuas reflexiones fllosófico-morales) está repleta de erudicción clásica y mitológica (Cfr. como ejemplo las
estrofas 1-2), y presenta un nivel de elaboración del lenguaje muy destacado, como correpsonde a una
composición que apunta hacia el modelo literario de Juan de Mena (Cfr. G. MAllOCCHI, Art. cit. , p.
103). El uso de frecuentes alegorías en las décimas del Comendador Román, (repletas por lo demás de
abundantes comparaciones, metáforas y símbolos muy bien señalados por MAllOCCH11, también dis-
tancia a esta obra de la sencillez retórica de nuestro poemita:
39Existen toda una serie de referencias en las obras de Juan del Encina y el Comendador Román, que
no aparecen en las estrofas que incluye el notario darocense en su documentación: las alusiones a lo
incierto de la muerte, y al carácter "democrático" de ésta ( Cfr. C. Román, vv. 1-30; J.del Encina, vv. 289-
304); la comparación de la corte terrena y la celestial (Cfr. C.Román, vv. 231-240, vv. 351-355, vv. 1011-
1012; J. del Encina, vv. 313-464); tópicos de la poesía elegíaca del XV como la referencia a la tierra o el
ataŭd que guarda el cadáver (C.Román, w. 271-280; Encina, vv. 281-288). Cfr. G. MAllOCCHI,Art. cit. ,
pp. 97-102.
40Las citas de esta obra de Encina las he tomado de Juan del Encina, ed. introducción y .notas de Ana
María Ramblado, Obras completas. IL , Madrid, Espasa-Calpe, Clásicos Castellanos, 1978, pp. 155-182.

321
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

figuras del principe Juan y la princesa Margarita, alguna de ellas casi lite-
ralmente semejante a las que aparecen en las dos estrofas darocenses:
"Desde allá, desde el cielo, la tierra dotaste/de Principe tal que tal nunca
fue " (vv. 41-42); "Con otro serior, perdiéndole tal/salvo si fuese al Principe
igual: igual en el mundo no creo que oviesse " (vv. 790-792); "La perla pre-
ciosa por mar nos traxeron,/la gran Margarita, la flor de Alemania;/juntó-
nosla Dios con la flor de Esparia/que nunca en el mundo tales dos se vieron
"(vv. 49-52); "Mostró Salamanca tal gozo en llegando/los principes ambos,
tan bien recibidos " (vv. 73-74); "La Reyna, su madre, su muerte no
vio,/que estava en las bodas y en su regozijo,/casava la hija, muriósele el
hijo;/hijo, y iqué hijo!, qual nunca nació " (vv.177-180). Del mismo modo,
las metáforas y términos enaltecedores del poema darocense "espejo",
"guía", "llugero de nuestra Esparia" no son muy diferentes de los utilizados
por Encina: "Murió nuestro Principe, joya preciosa "(v.250); "el que era de
Esparia triunfo y victoria "(v.662); "Sus padres perdieron un hijo
acabado//a flor de sus bienes, la luz de sus ojos "(vv.705-706); "perdieron
los Reyes un muy claro espejo /que todas las virtudes en él reluzian/en él
los primores ya resplandecían" (vv.737-739); "perdióse el luzero de toda la
corte" (v.745); "el sol que les daba claror a su lumbre" (v.745); "la gloria
de España ya toda es perdida" (v.413); "El nuestro luzero , primor de pru-
dencia" (v.481); "la gran flor de España llevó Dios en flor" (v.793).
El villancico de Encina "A tal pérdida tan triste", y el romance "Triste
Esparia sin ventura" del mismo autor presentan también algunas similitu-
des con las estrofas darocenses como el tópico de la ausencia de consola-
ción posible, la magnificación de la pérdida que supuso para Esparia la
muerte del principe, y la invitación al llanto. Las décimas del Comendador
Román por su parte, aunque utilizan un lenguaje profundamente alegóri-
co muy diferente al del poema darocense, desarrollan temas similares.
Existe, en consecuencia, una serie de rasgos temáticos, y en alguna oca-
sión hasta formales, como hemos visto, que unifican a los textos poéticos
que tratan el tema de la muerte del principe Juan.
Por supuesto, como ya hemos serialado, el breve poemilla darocense
no se puede comparar de forma ventajosa desde el punto de vista literario
con las composiciones de Juan del Encina, las décimas del Comendador
Román, u otras célebres elegías del siglo XV". De hecho, esta "defun-
ción", segŭ n la diferenciación que establece Camacho Guizado", tiene

41 Nos referimos, por ejemplo, a las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, ampliamente
estudiadas; o las endechas a la muerte de Guillén Peraza ( Cfr. el excelente estudio de Francisco RICO,
"Las endechas a la muerte de Guillén Peraza", en su libro Texto y contextos. Estudios sobre la poesía espa-
Flola del siglo XV , Barcelona, Critica, 1990, pp. 100-158, particularmente interesante por su análisis estilís-
tico, histórico, y contextual de dicha composición).
42Camacho Guizado al estudiar la elegía cortesana del siglo XV diferencia los "poemas de muertos",
que se centran en aspectos que atañen a una muerte concreta, de los "poemas de muerte", que aluden al

322
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

pocos de los elementos que han hecho célebres a las anteriores elegías:
Aunque no se indica el tiempo en el que se produce la muerte (elemento
que aparece en algunas "defunciones" del XV), la composición se abre, de
acuerdo con la retórica del género, con una exhortación general al llanto,
que presenta una sutil gradación del orden jerárquico-social ("grandes,
chicos de Castilla"), y prosigue con una reiteración anafórica del término
"lloremos" que acomparia a las fórmulas tópicas de magnificación del
dolor. La ausencia de nombres propios identificadores se suple con la
mención de los títulos, y en el caso del difunto, con una serie de términos
metafóricos enaltecedores (espejo, guía, llugero de nuestra Esparia), que
anteceden a los tres ŭltimos versos de la primera estrofa, de hondo signifi-
cado polftico a la luz del contexto histórico.
La segunda estrofa, dedicada a la princesa, resalta su origen, recuerda
la extraordinaria bienvenida que le dieron los nobles, y se solidariza con
su dolor, con términos y recursos muy similares a los de la primera estrofa.
Por su brevedad y condensación carece de los interesantes tópicos elegíacos,
alusiones mitológicas, y alegorías de las otras composiciones, pero, no
está su mayor virtud en lo estrictamente literario, dónde radica el interés de
la composición?. La respuesta creemos que está en su importancia como tes-
timonio ideológico, político e histórico del impacto que supuso la muerte del
principe Juan, (y la crisis sucesoria consiguiente), en la ciudad de Daroca.
Un nŭmero suficiente de estudios avalan ya la utilización de fuentes
literarias 43 para estudiar la ideología política en el siglo XV, dado que
existen abundantes textos de este tipo que aportan datos sobre la con-
cepción del poder real" en la época. Al respecto, José Manuel Nieto

sentimiento general ante ésta. Al primer tipo, recogiendo la sugerencia de Salinas, le denomina "defun-
ción". Cfr. CAMACHO GUIZADO, Eduardo, Op. cit , pp. 66-68.
43En el imprescindible artículo de José Manuel NIETO SORIA, "Apología y propaganda de la reale-
za en los cancioneros castellanos del siglo XV. Diseño literario de un modelo político", En la España
Medieval , n° 2, 1988, pp. 185-221, el autor recuerda que el profesor Alan D. DEYERMOND en su partici-
pación en el coloquio sobre la Génesis del Estado Modemo en los reinos Hispánicos. El siglo XV , Centro
de Estudios Históricos, CSIC, Madrid 5 al 7 de Noviembre de 1987, "puso especial énfasis en defender la
conveniencia de utilizar fuentes literarias en el estudio de los problemas de ideología política que se plan-
tean en la Castilla del siglo XV". p. 185. Otros trabajos de excepcional interés que avalan el enfoque son el
de Angus MACKAY, "Ritual and propaganda in fifteenth-century Castile", Past and Present , n° 107,
mayo 1985, pp. 3-43; y el de Pedro M. CATEDRA, La historiografía en verso en la época de los Reyes
Catálicos. Juan Barba y su Consolatoria de Castilla' , Salamanca, (AS, Textos medievales, XIII), 1988, pp.
49-67. Cfr., como ejemplos concretos de análisis político-ideológicos de textos literarios, FONSECA, Luis
Adao da, "Una elegía inédita sobre la familia de Avis. Un aspecto de la propaganda política en la penínsu-
la Ibérica a mediados del siglo XV ", Anuario de estudios medievales , 16, 1986, pp. 449-464; LOMAX,
Derek W., "Un poema político de 1462, en Homenaje al profesor Juan Torres Fontes, Universidad y Aca-
demia Alfonso el Sabio, Murcia, 1987, pp. 892-899; RODRIGUEZ PUERTOLAS, Julio, "Poesía satírica
medieval: Coplas de la panadera ", CT , IV, 1983, pp. 375-404; y FERRER-CHIVITE, Manuel, "Sobre las
Coplas del Tabefe y su fecha", en Actas VIII A1H , 1986, I, pp. 519-526.
44José Manuel NIETO SORIA en su artículo ofrece un inventario bibliográfico muy completo de esta
cuestión. Para ámbito no hispánico: Cfr. BOUTET, D., y STRUBLE, A., Littérature politique et sociéte
dans la France du Moyen Age , Paris, 1979; KANTOROWICZ, E.H, The king's two bodies. A study in

323
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

Soria, que ha estudiado en profundidad la cuestión, considera que "la


expresión literaria de la imagen del monarca, en función de su conteni-
do, suele formar parte de las representaciones simbólicas que constitu-
yen elementos básicos de las ideologías y creencias políticas de cualquier
sociedad en cualquier mornento histórico, tal como revelan las investiga-
ciones antropológicas. Las representaciones simbólicas proporcionan
estabilidad, continuidad y aparente coherencia a las relaciones de poder
existentes, contribuyendo, además a comunicar, difundir y hacer tomar
conciencia a un amplio grupo humano de la propia existencia de tales
relaciones de poder. Las manifestaciones apologéticas y propagandísti-
cas que por vía literaria ofrecen una determinada imagen del rey y de la
realeza suponen una fórmula más, entre otras varias, de representación
simbólica. Las manifestaciones literarias referidas al rey o a la realeza,
poseedoras de pretensiones apologéticas o propagandísicas, suelen
caracterizarse por ofrecer una imagen de estos sujetos perfecta, esteroti-
pada, fácilmente aprehensible y carente de contradicciones." 45 De hecho,
segŭn seriala Nieto Soria, la propaganda política aparece de fornria más o
menos explícita en muchas manifestaciones de la vida cotidiana del siglo
XV46 ya sean ceremonias, festejos, sermones, canciones, himnos,poemas
o refranes.

Medieval Political Theology , Princeton, 1981; KRYNEN, J., Idéal du prince et pouvoir royal en France á
fin du Moyen Age (1380-1440). Etude de la littérature politique du temps, Paris, 1981; PETERS, E., The
shadow king. Rex Inutilis in Medieval Law and Literature, 751-1327 , New Haven,1970. Para el ámbito his-
pánico, Cfr. BERMEJO, J.L., Derecho y pensamiento político en la literatura española , Madrid, 1986;y
Máxirrtas, principios y símbolos políticos , Madrid, 1986; FERNANDEZ DE VELASCO,R., Referencias y
trasnscripciones para la historia de la literatura política en • España , Madrid, 1945; MACKAY, A., "Ritual
and propaganda in Fifteenth-Century Castile", Past and Present , 197 (1985), pp. 3-43; MARAVALL,
J.A., Estado moderno y mentalidad social Siglos XV al XVII , 2 vols. Madrid, 1972; y TATE, R.B., "The
political allegory in Fifteenth-Century Spain: A Study of the Batalla campal de los perros contra los
lobos by Alfonso de Plaencia", Joumal of Hispanic Philology , I, (1979),pp. 169-186
45NIETO SORIA, José Manuel, Art. cit.,pp. 195-196
46Sobre estos aspectos seriala Nieto Soria los trabajos de ANDRES DIAZ, R. DE, "las 'entradas rea-
les' castellanas en los siglos XIV y XV, seg ŭn las crónicas de la época", En la España Medieval, IV. Estu-
dios dedicados al profesor don Angel Ferrari N ŭñez , I, Madricl, 1984, pp. 47-62; y "Las fiestas de caballería
en la Castilla Trastámara", En la España Medieval, V, Estudios en memoria para el profesor don Claudio
Sánchez-Albornoz , I, Madrid, 1986, pp. 81-107; de la tnisma autora; DEYERMOND , A.D, "The sermon
and its uses in Medieval Castilian Literature", La Cránica , VIII, 1980, pp. 127-145; CATEDRA, P.M.,
Dos estudios sobre el sermón en la España Medieval, Universidad Autónoma de Barcelona, Bellaterra,
1982 (Cfr. además, del mismo autor "Acerca del sermón politico en la Esparia medieval: a propósito del
discurso de Martín el Humano en las cortes de Zaragoza de 1398" BRABLB, XL, 1985-1986, pp. 17-47); y
O'KANE, E., Refranes y frases proverbiales españolas de la Edad Media , Madrid, Paris, 1971. Ariádanse a
estas referencias el libro coordinado por Adeline RUCQUOI, Realidad e imágenes del poder.. España a
fines de la Edad Media, Valladolid, Ambito, 1988, que incluye trabajos de indudable interés para esta
cuestión. Cfr. sobre todo, DEYERMOND, A., "La ideología del estado moderno en la literatura españo-
la del •siglo XV", pp. 171-193, que aporta mucha bibliografía sobre estos temas; RUIZ, Teófilo F., "Fiestas,
torneos y simbolos de realeza en la Castilla del siglo XV. Las fiestas de Valladolid de 1428, pp. 249-265;
YARZA LUACES, Joaquín, "La imagen del rey y laimagen del noble en la Castilla del siglo XV", pp.
267-291; y José Angel SESMA MUÑOZ, El sentimiento nacionalista en la Corona de Aragón y el naci-
miento de la Esparia modema", pp. 215-231.

324
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

El análisis que lleva a cabo Nieto Soria en relación al contenido apolo-


gético-propagandístico de la poesía cancioneril del siglo XV 47 nos ofrece
algunas perspectivas que pueden ayudar a entender mejor el sentido ŭlti-
mo de la composición darocense. Desde luego, no parece casual, por
ejemplo, el hecho de que la primera estrofa esté dedicada al principe Juan,
y la segunda a su esposa Margarita. Dejando aparte la cuestión de que se
trata de un composición funeral dedicada al principe, y esto podría expli-
car simplemente el hecho de destacar su figura, existen testimonios litera-
rios que confirman la tendencia a la ordenación jerárquica y social de las
personalidades en la poesía funera1 48 de la época, de tal forma que en este
caso la figura que queda reforzada (al aparecer en primer lugar) es la del
principe, por su importancia política como heredero de la corona. La
estrofa dedicada a la princesa resalta la solidaridad de todas las clases
sociales con su dolor por la pérdida del esposo, y contribuye a expresar la
dimensión privada de una tragedia que es sentida, fundamentalmente,
como colectiva 49 ; pues, de hecho, todos los testimonios literarios confir-
man que la muerte del principe puso fin a las esperanzas de una sucesión
anhelada y sin traumas. A pesar de alg ŭn recelo, era la solución ideal
incluso para los aragoneses, tan celosos de salvaguardar sus leyes. Por eso,
estas estrofas, copiadas por el notario darocense, van más allá de la simple
elegía funeral, al presentar al hijo de los Reyes Católicos como modelo de
virtud (espejo y guía),y futuro conductor de los destinos patrios (llugero
de nuestra Esparia), encareciendo el hecho de que otro igual no podrá sus-
tituirle "dende aquy fata Alamanya". Este ŭltimo verso no carece de inte-
rés, ya que parece presagiar lo que ya se veía como una posibilidad (el que
la sucesión recayese sobre un rey no español). El poemita contribuye, por
tanto, a difundir un modelo de monarquía,(de la misma manera que otros
poemas contemporáneos lo hacen, como ha serialado Nieto Soria), pero

47E1 modelo apologético-propagandístico de la realeza en los cancioneros se basa, en primer lugar, en


la divinización y proyección sagrada de la institución real. En torno al monarca se desarrolla un contexto
mesiánico-providencialista, que permite concebir al rey como un enviado de Dios para la realización de
objetivos concretos. Tal realeza es además un ejemplo de realeza cristianísima, dechado de todo tipo de
virtudes, y soberano en tanto en cuanto ejerce un poder incuestionable. Las funciones que la poesía can-
cioneril otorga al monarca son proteger el reino, castigar a los rebeldes, gobemar de forma justa y legislar
teniendo como objetivo la grandeza del reino. Cfr. J. M. NIETO SORIA,Art. cit. , pp. 210-211.
48Cfr. CAMACHO GUIZADO, Eduardo,• Op. cif. , pp. 69-70. El estricto orden jerárquico se utiliza
también en la composición del Comendador Román, como sefiala MAllOCCHI, art. cit. , pp. 111-112.
49Sobre los sentimientos y actitudes ante la muerte, Cfr. M. VOVELLE, "Sobre la muerte", en Ideo-
logías y mentalidades , Barcelona, Ariel, 1985, pp. 100-118; Ph. ARIES, EssaLs sur l'historie de la mort en
Occident, Paris, Le Seuil, 1975, y L'homme devant la mort , Paris, Le Seuil, 1977; J. SAUGNIEUX, "Le
vocabulaire de la mort dans l'Espagne du XIIIéme siecle d'aprés l'ouvre de Berceo" en Death in the Midd-
le Ages , Mediavalia Lovaniensia, 1983; Emilio MITRE FERNANDEZ, "La muerte del Rey: la historio-
grafía hilpánica (1200-1348) y la muerte entre la élites", En la España Medieval , n° 11, 1988, pp. 167-183;
MENJOT, Denis, Les funérailles des souverains castillans du Bas Moyen Age racontés par les chroni-
queurs: une image de souveraineté", en Mélanges Jean Larmat. Annales de la faculté des Lettres et Sciences
Humaines de Nice , 39,1983, pp. 195-209. •

• 325
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

también a poner de manifiesto los temores que aparecen al perderse la


esperanza de sucesión directa por línea masculina. Nos parece significati-
vo el hecho de que este poemita impactase tanto al notario darocense que
lo incluyese entre su documentación, porque es un testimonio de que la
muerte del heredero se sintió también con fuerza en territorio aragonés (y
no sólo en Castilla), y agudizó la sensibilidad aragonesa ante el problema
sucesorio que como ya hemos visto anteriormente se plantearía abierta-
mente con el aborto de la princesa Margarita, y el fallecimiento del princi-
pe Miguel.

5. Las exequias realizadas en honor del principe Juan en Daroca


en noviembre de 1497

La celebración de las exequias del principe Juan en Daroca está muy


bien documentada en las actas municipales del ario 1497 tanto en la sec-
ción de actas de las reuniones del concello y del consello, como en la sec-
ción de contabilidad, concretamente en el capítulo de gastos extraordina-
rios." Gracias a ellas podemos seguir con detalle la compra de las ropas de
duelo, la preparación de los t ŭmulos y de la comida de difuntos. En ŭltimo
término, nos permiten inferir el ceremonial lleVado a cabo. Y, a partir de
éste, reconstruir el sentir profundo que los ciudadanos y vecinos de Daro-
ca abrigaban respecto a la monarquía de los Reyes Católicos.
La primera noticia sobre la recepción de la noticia de su muerte en
Daroca data del 13 de octubre. 51 Ese día, estando reunidos en las casas
comunes de la ciudad para celebrar el consejo del viernes de la ciudad de

50Para los no familiarizados con la estructura de las actas municipales y del propio concejo de Daroca
--en todo semejantes a los de otros concejos aragoneses—, puede ser interesante conocerlos a grandes
rasgos. El gobierno de Daroca estaba presidido por el justicia, representante del poder jurisdiccional del
rey en la ciudad y en la Comunidad de Aldeas de Daroca; la potestad de emitir legislación de obligado
cumplimiento (estatutos) así como de aprobar los pagos importantes (y, por tanto, las decisiones políticas
de especial transcendencia) residía en la asamblea de los ciudadanos y vecinos, Ilamada concello, o cons-
ceo; el gobiemo de los asuntos cotidianos quedaba en manos de una comisión permanente —el consello o
consejo-- formada por los oficiales del concejo, que se extraían mediante sorteo el día de Epifanía y que
debía reunirse todos los viernes hábiles del año. Las actas del concejo proporcionan el tipo de reunión que
se celebra (consello o concello), el día y lugar, la mención de los asistentes y, seguidamente, los acuerdos
que se van tomando (generalmente, sangrados en párrafo aparte y titulados seg ŭn su tipologfa: diputación
o poder, provisión, provisión de letras, etc.).
51 Contamos con un dato sin fecha procedente de la sección de datas extraordinarias que, no obstante,
es anterior a los preparativos del duelo, puesto que figura un par de páginas antes de los demás albaranes
referentes al tema que nos ocupa. Al parecer se debió dar una cena al mensajero que trajo la noticia de la
muerte del príncipe junto con algunos de los oficiales, pues consta que Johan Ximeno, procurador del con-
cejo de Daroca, libró a Villareal, casero, el importe de la «cena del sefior príncipe», el cual otorgó un ala-
barán de 3 sueldos 2 dineros, así como otros seis sueldos para ayuda de la "cenada" (1497. Daroca. AMD.
• Actas. 1997. 88 v. Data extraordinaria). No parece que se trate de una cena al conjunto de los oficiales,
pues éstas solían costar entre doce y treinta sueldos.

326
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

Daroca don Miguel Diaz Garlon, justicia, Miguel Lopez, almotacaf, Jay-
me Christian, lugartenient, Johan de Loperuelo, juez, Pero Menor, Jayme
Sebastian, Pero de Huerta, Francisco Pallares, Bartholome de Loperuelo,
jurados, Domingo Thomas, Bartholome Lop, Anthon Martinez, regidores,
Mastre Garcia Sebastián, Martín Medel, Polo de la Abadia, y Pero Torral-
va, consejeros," diputaron al lugarteniente y al jurado Domingo Thomas
para que fueran a Romanos a tomar unas marregas, y proveyeron que la
ciudad pagase el loguero de las mulas que ayudaran a su transporte.53
La adquisición de las ropas de luto se encargó a Miguel de Belcayre s' que
cobró tres sueldos por un viaje de un día «a comprar marregas al campo
de Romanos para don Pero Menor»", tres sueldos por un viaje a Cucalón
y Ferreruela a comprar marrega para Rodrigo Falcón, regidor.56
En el siguiente consello, celebrado el día veinte de octubre, viernes, don
Miguel Diaz Garlon, justicia, Jayme Christian, lugartenient, Miguel Lopez,
almotacaf, Pero Menor, Pero Azaylla, Jayme Sebastian, Francisco Pallares,
Pero de Huerta, Bartholome de Loperuelo, jurados, Domingo Thomas,
Bartholome Lop, Anthon Martinez, regidores, Mastre Garcia Sebastián,
Martín Medel, Polo de la Abadia, Miguel Marlo, y Pero Torralva, conseje-
ros," proveyeron efectivamente el pago del transporte de las marregas, a
saber, 25 sueldos a Garcia Martín por 5 días que invirtió en ir a buscar las
marregas, y 23 sueldos 4 dineros a Alonso de Huviedo que estuvo con una
acemila dichos cinco días. " Ese mismo día acordaron que el procurador y
el notario de Daroca rogaran y requirieran al escribano de la Comunidad
que los oficiales de la comunidad acudieran a Daroca para hacer juntamen-
te con la ciudad la fiesta y obsequios por el principe. 59 Igualmente, solicita-
ban a sus contactos en Zaragoza —concretamente al abogado de la ciudad,
micer Lorenço— información sobre el ceremonial seguido en Zaragoza y
el tiempo que se debía guardar el luto. 6° Por fin, diputaron al procurador,
regidores y al jurado Pedro de Huerta para "taxar las costuras de las
marregas", es decir, para alcanzar con un sastre un acuerdo sobre el coste
de la hechura de las ropas de luto. 6 Estas fueron, por fin, encargadas a

521497.10.13. Daroca. [Casas comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 28 r. Consello .


53 1497.10.13. Daroca. [Casas comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 28 r. Diputación y provisión.
54 0 Vecayre.
55 1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 91 r. Data extraordinaria.
56 1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 91 r. Data extraordinaria.
57 1497.10.13. Daroca. [Casas comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 28 r.-28 v. Consello.
581497.10.13. Daroca. [Casas comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 28 r.-28 v. Provisión.
59 «E1 consello diputo al procurador y al notario para yr al senyor scrivano de la comunidat a rogarle y
requerirle de parte de la ciudat quiera venir la comunidat a la ciudat para que juntament con la ciudat se
faga la fiesta y obsequias por el senyor principe que stan glia alla» (1497.10.20. Daroca. [Casas comunes].
AMD. Actas (consejo). 1997. 28 v. Diputación y provisión de letras)
60«El consello providió una letra para micer Lorenco, que nos avise comos se ha fecho la fiesta de las
obsequias del senyor principe y quanto tiempo se han de levar las marregas.» (1497.10.20. Daroca. [Casas
comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 28 v. Provisión de letras)
61 1497.10.20. Daroca. [Casas comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 29 r. Consello.

327
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

mastre Johan de Leon y mastre Pedro Romano, sastres, que cobraron doce
sueldos de la «hechura de las germayas marregas»."
El día 27, don Miguel Diaz Garlon, justicia, Jayme Christian, lugarte-
nient, Miguel Lopez, almotacaf, Johan de Loperuelo, juez, Pero Menor,
Jayme Sebastian, Pero Azaylla, Francisco Pallares, Pero de Huerta, Bartho-
lome de Loperuelo, jurados, Domingo Thomas, Bartholome Lop, Anthon
Martinez, regidores, Mastre Garcia Sebastián, Martín Medel, Polo de la
Abadia, Miguel Margo, Pero Torralva, consejeros,63 diputaron al justicia,
Pero menor, a Jayme Sebastian, Polo de la Abadia y Pero de Huerta para
que dispusieran las exequias del prŭicipe Juan.64 Paralelamente el consejo
proveía el pago de los 565 sueldos y 6 dineros de las marregas que se com-
praron para el luto del principe Juan65, la compra de ocho codos de sayal
para cada nuncio, pues no se podían encontrar de marrega.' No obstante,
sendos nuncios tuvieron finalmente sus marregas para las obsequias, 17
codos a 2 sueldos 4 dineros el codo, que supusieron en total 38 sueldos 8
dineros."
El viernes tres de noviembre el consejo de Daroca prové los ŭltimos
preparativos para la ceremonia. Don Miguel Diaz Garlon, justicia, lugar-
tenient, Miguel Lopez, almotacaf, Pero Menor, Pero Azaylla, Jayme
Sebastian, Pero de Huerta, Bartholome de Loperuelo, jurados, Bartholo-
me Lop, Anthon Martinez, regidores, Mastre Garcia Sebastián, Polo de la
Abadia, Miguel Margo, Pero Torralva, consejeros, 68 diputaron a Miguel
Lopez, Jayme Sebasfian, Pero de Huerta, Polo de la Abadia, Bartholome
de Loperuelo, Anthon Moreno, mastre Johan Caydi y Francisco del Poyo
para que trajeran "el cos present" desde el convento de San Francisco has-
ta la iglesia colegial de Santa Maria de los Corporales 69; dispuso se ofrecie-
ran por cuatro personas sendas candelas "y XX sueldos digno 1111 sueldos

62 1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 91 r. Data extraordinaria.


63 1497.10.27. Viernes. Daroca. [Casas Comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 29 r.-29 v. Consello.
64 «El consello dio poder al senyor justicia, Pero menor, Jayme Sebastian, Polo de la Abadia y Pero de
Huerta para ordenar las fiestas y obsequias del senyor principe.» (1497.10.27. Viernes. Daroca. [Casas
Comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 29 v.).
65 «El consello provio fuessen paguados quinientos sesenta cinco sueldos VI dineros que costaron las
marregas que se conpraron para el luto del senyor principe por CCXXXI coudo de marregas a diversos
precios.» (1497.10.27. Viernes. Daroca. [Casas Comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 29 v. Provisión).
66«El consello provio que el procurador compre a los nuncios cada VIII covdos de sayal para marre-
gas, pues no se pueden hallar de marrega.» (1497.10.27. Viemes. Daroca. [Casas Comunes]. AMD. Actas
(consejo). 1997. 29 v. Plazimiento).
67 1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 91 v. Data extraordinaria.
68 1497.11.03. Viemes. Daroca. [Casas Comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 29 v.-30 r. Consello.
69 «E1 dicho consello diputo para traher el cos present de Sant Francisco a Sancta Maria los Corpora-
les a Miguel Lopez, Jayme Sebastian, Pero de Huerta, Polo de la Abadia, Bartholome de Loperuelo, Ant-
hon MOreno, mastre Johan Caydi e Francisco del Poyo.» (1497.11.03. Viemes. Daroca. [Casas Comunes].
AMD. Actas (consejo). 1997. 30 r. Diputación) -
70 «Providio el dicho consello fuessen offrecidas por quatro personas quatro candelas y XX sueldos
digno 1111 sueldos y XX sueldos.» (1497.11.03. Viernes. Daroca. [Casas Comunes]. AMD. Actas (consejo).
1997. 30 r. Provisión).

328
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

y XX sueldos". 7° Johan Sebastión y Pero de Huerta quedaron, así mismo,


encargados de organizar las compañías que habían de llevar los cirios en
las exequias del principe."
Finalmente el viernes diez de noviembre, el consejo cerró definitiva-
mente los actos llevados a cabo en memoria del principe: Durante la reu-
nión ordinaria del consejo cada viernes —a la cual asistieron don Miguel
Diaz Garlon, justicia, lugartenient, Miguel Lopez, almotacaf, Pero Menor,
Pero Azaylla, Jayme Sebastian, Pero de Huerta, Bartholome de Loperue-
lo, jurados, Bartholome Lop, Anthon Martinez, regidores, Mastre Garcia
Sebastián, Polo de la Abadia, Miguel Margo, Pero Torralva, consejeros72—
, el consejo de Daroca proveyó el memorial dado por el procurador de los
gastos de las exequias."
Aunque dicho memorial no se ha conservado como tal, sus partidas
fueron trasladadas —en obligado complimiento de las ordinaciones de la
ciudad— al libro de datas extraordinarias del año en forma de albaranes
otorgados por Johan Ximeno, procurador del concejo de Daroca." Gra-
cias a ellas podemos reconstruir varios aspectos pocos claros del ceremo-
nial que tuvo lugar, y aun obtener datos completamente desconocidos,
especialmente en lo referente a la construcción de los t ŭmulos y las cere-
monias celebradas.
Respecto al primero de los problemas mencionados contamos con gran
cantidad de información. Así, Johan Ximeno, procurador del concejo de
Daroca, libró cuatro sueldos a tres moros por el transporte de la madera
para los "cadafalsos" a Santa María y San Francisco." Una de las partidas
de madera que tomó Pedro Menor, obrero de la ciudad, para la construc-
ción del cadalso costó cinco sueldos y nueve dineros. 76 De preparar los
cadalsos se encargó Brahem el moro, que cobró 20 sueldos seg ŭn uno de
los asientos", y de terminar de hacerlos y devolver posteriormente la

71 «Diputo el dicho consello a Jayme Sebastian y Pero de Huera para para (sic) proveyr las companyas
que dassen los cirios para las dichas obsequias.» (1497.11.03. Viernes. Daroca. [Casas Comunes]. AMD.
Actas (consejo). 1997. 30 r. Diputación).
72 1497.11.10. Viernes. Daroca. [Casas Comunes]. AMD. Actas (consejo). 1997. 30 r.-30 v. Consello.
73 «El consello provio las obsequias iuxta el tenor del memorial de dado por el dicho procurador cada
una partida por menudo segunt lo dio el procurador.» (1497.11.10. Viernes. Daroca. [Casas Comunes].
AMD. Actas (consejo). 1997. 30 v Provisión).
74 Un intento de dar "conto" total fue tachado poSteriormente sin completar: «Item, fueron paguados
por el dicho procurador de las obsequias del senyor principe en universo segunt dio la cuenta en presencia
de los officiales, ay provisión a X de diziembre.» (1497. Daroca. A/v1D. Actas. 1997. 91 v. Data extraordi-
naria). Al parecer el libro de actos comunes no fue adecuadamente cerrado, pues el asiento tachado hace
referencia a una provisión del diez de diciembre, y el ŭltimo acto asentado data del 1 de dieciembre.
75 1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 91 v. Data extraordinaria.
76 «Item, ffueron pagados por el dito procurador a don Pero Menor, obrero de la Puerta la Villa, por
cierta fuesta que se tomo para los cadafalsos de las obsequias.» (1498.03.28 Daroca. AMD. Actas. 1997. 93
r. Data extraordinaria).
n Item, ffueron paguados pro el dicho procurador a mastre Brahem moro que paro los dos cadafal-
sos de sus trabajos XX s.» (1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 92 r. Data extraordinaria).

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LUIS FERNANDO GARCIA MARCO I FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

madera otros catorce sueldos." García el tendero recibió dos sueldos y seis
dineros de cinco libras de clavos palmares, tasados a seis dineros la libra, y
un sueldo y diez dineros por cuatrocientos veinte farchiles. Johan Monge-
los recibió nueve sueldos por diecisiete libras de clavos a seis dineros la
libra, y un sueldo ocho dineros de cuatrocientos "fachiles". Se pagaron dos
sueldos y dos dineros por dos cahices de yeso que se utilizaron para asen-
tar las vigas al suelo. Se compraron seis dineros de tachas a la tariería de
San Luis, ocho de palones y dos sueldos de seis palones a Miguel Margo.
El cubero recibió dos sueldos de acortar dos ripias y dos cabijos, y a los
peones que llevaron los bancos a las iglesias para tener los cirios se les
pagó por manos de Johan Sebastián tres sueldos." También constan los
albaranes del transporte del resto del material para la construcción de los
cadalsos (dos sueldos al hijo de Belenguer y a García Polo), de cuatro
lazos para suj etar los cirios (un sueldo y dos dineros), del salario de
Miguel Romeo que estuvo dos días en San Francisco (tres sueldos), y los
estipendios del diácono y subdiacono que ayudaron en la misa mayor de
difuntos (dos sueldos)."
El capftulo general del clero cobró cincuenta sueldos, sin duda en
concepto de la misas celebradas o quizá del toque de campanas," y el diá-
cono y subdiácono que ayudaron en la misa mayor cobraron dos sueldos,
segŭn se ha serialado. 82 También participaron en la ceremonia tres canto-
res, que fueron traídos ex profeso por el justicia, y que con un sueldo de
cordel costaron 29 sueldos."
A partir de los abundantes datos reseriados, podemos proceder a la
reconstrucción de las exequias. Escasos días después de la muerte del

78 " Item, ffueron paguados por el dicho procurador al dicho Brahem por de ffazer los cadafalos y de
tomar la madera a sus duenyos XIIII sueldos y mas que pago a capitol general 50 s. es por todo LXIIII s.»
(1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 92 r. Data extraordinaria).
""Item, ffueron paguados por el dicho procurador a Garcia el Tendero por V libras clavos palmares a
VI d I. II s VI, mas por CCCCXX farchiles I s X, y mas a mastre Johan Mongelos por XVII libras clavos a
razon de a VI d VIIII s., y mass del mesmo de CCCC farchiles I s VIII d, mas por II c. algez para adobar
los forados de las vigas de los cadafalos II s II; item de tachas VI d a los de la tanyeria de Sant Loyx que se
gastaron de palones VIII s y a Miguel Março de VI palones II s; y al cubero por dos ripias y dos cabijos
que acortaron II s; item a los que levaron los bancos a las iglesias para tener los cirios por medio de Johan
Sebastian III s que es por todo X)OCII s VIII.» (1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 92 r. Data extraordina-
ria).
8°"Item, ffueron paguados pro el dicho procurador al fijo de Belenguer y a Garcia Polo que ayudaron
a traher la monobra a los cadafalsos II s y mass de cuatro lazos para tener los cirios I s II y a Miguel
Romeo de (iL ) de los dos dias que se gasto en San francisco y provision III s y al diacono y subdiacono
que ayudo a la missa mayor el dia de las obsequias II s que es por todo VIII s II.» (1497. Daroca. AMD.
Actas. 1997. 92 r. Data extraordinaria). Respecto al probable toque de campanas, véase LALIENA y
IRANZO (1991, p. 57-58).
81 Vid. supra.
82 Vid. supra.
83 «Item, ffueron paguados pro el dicho procurador a tres cantores que fizo aturar el jsuticia para la
fiesta de las obsequias al vizcayno XVI s al frayre VI s al royo estudiant VI s y mas I sueldo de cordel, es
por todo XXVIIII.» (1497. Daroca. AMD. Actas. 1997. 92 r. Data extraordinaria).

330
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

principe, llegó la noticia a Daroca de manos de algŭn mensajero de la cor-


te o de la diputación, al cual se le ofreció una cena seg ŭn costumbre. El
trece de octubre el consejo de la ciudad comienza a preparar las exequias,
trabajando en tres direcciones: la adquisición de las ropas de luto, la pre-
paración del ceremonial y la disposición del escenario urbano. Respecto a
la adquisición de las ropas de luto, el consejo acuerda la compra de las
ropas de luto de don Pero Menor, el jurado primero, en una de las princi-
pales villas de la Comunidad de Aldeas, a saber, Romanos, y en otras
aldeas; y diputan a dos oficiales para que se ocupen de ello, los cuales bus-
can a su vez a diversas personas que se encarguen de localizar el género,
comprarlo y transportarlo a la ciudad. Así Miguel de Belcayre partió hacia
Romanos para adquirir las ropas del jurado primero, y, como no resultara
haber sufiente marrega para las de Rodrigo Falcón, regidor, la adquirió en
Cucalón y Fereruela. Más tarde, García Martin partió con un acemilero,
Alonso de Huviedo, para traerlas a la ciudad. Posteriormente, se tachó el
precio de las hechuras y se encargó su confección al sastre converso maes-
tre Johan de León y al maestre Pedro Romano. El consejo siguió teniendo
problemas para adquirir tela para todos los oficiales que no tenían ya su
ropa de luto, y, de hecho, los nuncios estuvieron a punto de vestir sayal en
vez de marrega.
Como era típico en las ciudades aragonesas, el modelo seguido para el
ceremonial, al cual se invitó a la Comunidad de Aldeas y sus oficiales, fue
el realizado en Zaragoza, del cual se informa la ciudad mediante sus con-
tactos en Zaragoza, en este caso su abogado en la capital del reino. Se
construirían sendos t ŭmulos funerarios en el convento de San Francisco,
sito fuera de la ciudad en el arrabal del camino de Valencia, y en Santa
María de los Corporales. Entre ambos puntos —problablemente el domin-
go cinco de noviembre— discurrió la procesión funeraria desde el exterior
del convento de San Francisco, pasando por toda la Calle Mayor de Daro-
ca, verdadero "eje sagrado" de la ciudad, hasta llegar a su iglesia emble-
mática, donde se celebró una misa mayor solemne con diácono, subdiáco-
no y tres cantores. Entre el estruendo de las campanas, Miguel Lopez, Jay-
me Sebastian, Pero de Huerta, Polo de la Abadia, Bartholome de Lope-
ruelo, Anthon Moreno, mastre Johan Caydi y Francisco del Poyo, oficiales
del concejo, quedaron encargados de trasladar a hombros el cuerpo figu-
rado del principe —su "cos present"— entre ambos puntos, precedidos
por cuatro personas con sendas candelas, y seguidos de varios grupos de
personas —compañías— con cirios, de cuya organización quedaron encar-
gados Johan Sebastián y Pero de Huerta. Los tŭmulos o cadalsos donde
yació la figura del principe entre el principio y el final de la procesión eran
de madera trabada con clavazón fijados al suelo con yeso, y fueron prepa-
rados por el artesano mudéjar Brahem, que debió realizar un trabajo bas-

331
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

tante fino, si atendemos a que cobró varios jornales, y que utilizó gran
cantidad de clavos. Ambos cadalsos quedaron rodeados de velas fijadas en
bancos.

6. Ideología urbana y poder real en la Daroca de los Reyes Católicos

El esquema de las exequias se corresponde en gran manera con las


ceremonias realizadas treinta y nueve arios antes en Huesca con motivo de
la muerte de Alfonso V, estudiadas por Carlos LALIENA y Teresa
IRANZO% lo cual indica que el ceremonial de difuntos de la casa real
aragonesa estaba bastante consolidado ya en el siglo XV, y que tampoco
debía diferir mucho del castellano. Resalta la jerarquización presente en la
propia organización del ceremonial, cuyas directrices debían partir de la
corte hasta la capital del reino, donde se celebraban en primer lugar, y
cuyo modelo se copiaba fielmente en las demás ciudades, como demues-
tran tanto LALIENA e IRANZO para Huesca, como las notas que hemos
proporcionado para Daroca.
Sin embargo, no sólo se deben resaltar las semejanzas de los funerales
reales celebrados en las ciudades del Reino e incluso del occidente cristia-
no: Las peculiaridades de cada una de ellas y de sus propios escenarios
urbanos quedaban igualmente en evidencia. Así, por ejemplo, mientras en
Huesca las ceremonias giran en torno a la plaza de la Zuda donde quedó
instalada la capilla ardiente; en Daroca el "cuerpo" del principe esperaba
frente al convento de San Francisco para ser entrado en la ciudad en pro-
cesión por la "Cal" Mayor y dispuesto en Santa María de los Corporales.
En la ceremonia dirigida por los oficiales del consejo de la ciudad se pre-
tendía implicar a todos los sectores sociales relacionados con la ciudad —
las villas y aldeas que habían sido de su tierra, el clero, las cofradías de
artesanos, labradores y comerciantes— con la excepción relativa de la
minoría mudéjar. En realidad, se trataba de una ceremonia del concejo de
la ciudad como corporación donde los verdaderos protagonistas eran tan-
to el principe difunto, como los oficiales del concejo y los vecinos y los ciu-
dadanos, aunque éstos ŭltimos en menor medida. En este sentido, cabe
hablar de ceremonia de exaltación y confirmación del equilibrio sociopolí-
tico existente. En ella, la estructura de la sociedad urbana de Daroca, sus
relaciones internas y externas, quedaba una vez más representada en sus

84 LALIENA CORBERA, Carlos; IRANZO MUÑIO, María Teresa, "Las exequias de Alfonso V en
las ciudades aragonesas. Ideología real y rituales pŭblicos", en Aragán en la Edad Media. IX , 1991, pp. 55-
75.

332
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

aspectos más significativos: el liderazgo de la ciudad frente a la comunidad


de aldeas y las reservas de ésta, la actividad distante del clero, el papel
protagonista de los oficiales del concejo arropando a la figura real, partici-
pando del fulgor luminoso de las velas que la rodean, y encabezando las
"compañías" organizadas por los propios oficia1es 85 , y la presencia colate-
ral de las minorías, segregadas pero imprescindibles. Si procedemos a una
lectura psicosocial, la ceremonia también representa las peculiares relacio-
nes entre el pueblo urbano de Daroca y el principe —epftome de la casa
real—. En un primer momento, el principe es recibido en el convento de
los franciscanos a las afueras de la ciudad situado en frente a escasos
metros del convento de San Marcos, entonces de la Trinidad, donde,
segŭn la tradición, fueron recibidos los Santos Corporales en el siglo XIII,
regalo, gracia y epifanía divina, mito fundacional de la Daroca cristiana.86
Frente al clero local, protegido por sus estatutos de iglesia propia, el con-
vento de los franciscanos —internacionales y abiertos— aparece como un
nexo mucho más propicio entre el mundo exterior y la ciudad a los ojos de
sus representantes, cuanto más cuando su entorno había sido sacralizado
por la epifanía del Salvador. Allí, fuera de los muros que arropan a la ciu-
dad y que han resistido los ataques de musulmanes y castellanos durante
más de tres siglos, la ciudad contempla el tŭmulo del principe heredero e
interioriza su significado. El día de la misa mayor, arropados por el
estruendo de las campanas, los oficiales del concejo recogen —rodeándo-
lo— el cuerpo del principe, y seguidos del conjunto de la ciudad que ha
ido a recibirlo, lo introducen en su cuerpo amurallado por la puerta Baja,
reproduciendo el camino de la procesión del Corpus, recorriendo la Calle
Mayor hasta la Iglesia de los Corporales, el corazón de la ciudad, donde
tiene lugar la misa mayor, escenario dominical y sagrado del concejo, al
cual los oficiales debían acudir obligatoriamente, seg ŭn se recogía en los
estatutos s7 . Sin duda, el ceremonial constituye una exaltación de la figura

85De las que por otra parte estos proceden. Efectivamente, tanto jurados como regidores y consejeros
representaban proporcionalmente a los ciudadanos —fundamentalmente notarios y mercaderes--, a los
artesanos y a los labradores.
86 Los acontecemientos han sido resumidos por CORRAL LAFUENTE, José Luis, Historia de Daro-
ca, Daroca, Institución Fernando el Católico, 1983, quien proporciona la bibliografía clásica sobre el tema.
Este autor ha resaltado en numerosas ocasiones el papel de la Calle Mayor como "eje sagrado" de la ciu-
dad, donde los edificios religiosos se sucedían cada cincuenta metros.
87Copia de las ordinaciones del regimiento de los officios de la ciudat de Daroca clamadas del saquo
fechas por la dicha ciudat con intervencion y consentimiento, auctoridat y decreto del muy egregio senyor
mossen Joan de Coloma, cavallero secretario mayor y comissaario del Rey nuestro senyor. En: [Libro de
Ordinaciones de Daroca] [Manuscritol. Daroca : Archivo Municipal de Daroca, s.a. Fol. CXXXII r.-
CXXXXXI v; doc. 94, § XXVIII. [XXVIII] Item, por quanto por la honra de la dicha ciudat es bien que'l
justicia de aquella et en su absencia el lugartenient suyo quando yran a missa en los dias y fiestas infras-
criptos ayan de yr acompanyados. Por tanto, statuymos y ordenamos que los juez, almotalaf, lugartenient
de jsuticia quando el jsutici no sera absent jurados, procurador de ciudat, notario de ciudat, y todos los
regidores de la dicha ciudat sean tenidos de acompanyar al dicho justicia et en su absencia al lugartenient
suyo quandoquiere que yran a missa e vernan de missa en los dias de Pascual, dias de Nuestro Senyor
Jesuchristo, de nuestra Senyora, los domingos, dias de los apostoles y evangelistas e dias de votos de la

333
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

del príneipe Juan —el cual, aunque no estaba coronado, representaba la


dignidad real, tanto más cuanto era el ŭnico heredero. varón—". De
hecho, la figura del principe es llevada a hombros de forma similar y por la
ruta sagrada que se reservaba al Santísimo durante la procesión del Cor-
pus, porque el poder real se entiende emanación del poder divino. Sin
embargo, para los darocenses, resulta ser, además, una escenificción de
sus peculiares relaciones con la casa real en cuanto que cuerpo urbano,
que no se confunden necesariamente y de forma completa con la de otras
ciudades. Más que la simbología de los dos cuerpos del rey estudiada por
Ralph E. GIESEY 89 , lo que estamos vislumbrando en el ritual de duelo
por el principe es una simbolización de la interacción entre el cuerpo real
(como principio masculino) recibido por la universitas, corporación o
cuerpo urbano (con connotación femenina), en un contexto de camino e
interiorización, alejado —aunque no necesariamente opuesto ni excluyen-
te— del modelo exaltador y sacralizante de raigambre imperial y oriental.
Curiosamente, este principio de imbricación entre lo masculino y feme-
nino como ejemplificador de las relaciones legítimas de poder se puede
rastrear también en la estructura profunda del poema recogido por Miguel
Sancho. Su primera estrofa consiste en una contemplación lejana y muy
sentida de la muerte del principe. En los cuatro primeros versos, el poeta
convoca a compartir su dolor a todo el cuerpo social sin excepción —gran-
des y chicos—, que queda convertido en un nosotros compacto 9°, abando-
nado a un futuro incierto, por la desaparición de su guía y yuguero. El
poema no se preocupa, como otros poemas elegíacos, de reflexionar sobre
la muerte en general; más bien prescinde de cualquier exaltación o másca-
ra, sea mitológica o religiosa, buscando una expresión realista —por más
que expresada mediante tópicos literarios, como hemos visto-- de los sen-

dicha ciudat dius pena por cada vegada de tres dineros de yda y tres dineros de venida de missa. Las qua-
les penas haya el dicho justicia de executar y levar y aquellas convertir en una o en dos yantares para los
sobredichos officiales, sino que al tal official justo impedimento lo scusase del qual sea conocedor el dicho
justicia. Queremos empero que'l dicho justicia o su lugartenient en su absencia, pueda dar licencia al offi-
cial que justament aquella le demandara.
°GIESEY, Ralph, The royal funeral ceremony in Renaissance France, Geneve, Librarire E. Droz,
9
1960, 233 p., p. 40. Hace constar como el tratamiento funerario que aplicaba a los reyes franceses e ingle-
ses se extendía al resto de la familia real: principes, princesas, etc. Sobre los ceremoniales que rodeaban
las exequias de los reyes hispanicos y sus familias, véanse los recientes trabajos de Ada ALLO, Las exe-
quias de la casa de Austria en España, Italia e Hispanoamérica, tesis doctoral, Zaragoza, 1992, y José
Manuel NIETO SORIA, "Del rey oculto al rey exhibido: un sintoma de las transformaciones políticas en
la Castilla Bajomedieval, en Medievalismo, n.° 2, 1992, pp. 5-27.
89GIESEY, Ralph, op. ciL, 233 p.
90Ciertamente desaparece toda nueva mención a diferencias de clase en el resto del poema.

334

EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498)

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335
LUIS FERNANDO GARCIA MARCO / FRANCISCO JAVIER GARCIA MARCO

timientos del poeta. No se queda en una mera expresión genérica de duelo


por la muerte del principe, sino que matiza su sentimiento como lamenta-
ción ante el abandono en que su desaparición sume al reino, que se identi-
fica en su soledad con la desconsolada princesa. La empática mención del
carácter extranjero de la princesa, cuya procedencia y alta alcurnia es
motivo de orgullo, contrasta con la velada muestra de desconfianza hacia
su hermano Felipe e, incluso, hacia la posible regencia del rey Manuel. El
poeta duda que se pueda hallar otro principe como Juan "dende aquy fata
Alamanya". Efectivamente, desde una perspectiva psico-social cuya adop-
ción puede quedar justificada teóricamente desde los postulados de la teo-
ría de la recepción, la estructura del poema revela ciertos patrones sobre
la relación entre los protagonistas de este sencillo acto de comunicación —
el poeta y el notario darocense Miguel Sancho— y la monarquía. La figura
real del principe se identifica con principios activos, directivos, auto-afir-
mativos —tales como "espeyo", "guya", "llugero"—, mientras que a la
princesa se le concede más bien un papel pasivo y contemplativo —
"dolor", "pasyon"—, y su dignidad está tópicamente basada en su linaje,
en su capacidad afectiva y en su maternidad —venida "para darnos conso-
lacyo"—, aspectos que no se mencionan en absoluto al hablar del principe.
En este contexto de oposiciones estructurales, el poeta se expresa porta-
dor de un dolor insoportable, y, se identifica con el papel sufriente, pasivo
y, por ende, sumiso de la princesa. Esta adopción de una postura de sumi-
sión ante la figura real se refleja también en el ritual urbano celebrado en
Daroca para honrar al principe Juan, aunque con interesantes matices. Al
cuerpo figurado del principe se le da un realce y un tratamiento sagrado, y
en una ceremonia que posee una clara lectura psicoanalítica es introduci-
do en la ciudad amurallada y llevado hasta su mismo corazón, la iglesia de
Santa María de los Santos Corporales. Sin embargo, en este caso, frente a
la perspectiva personal de sumisión que nos presenta el poema, los porta-
dores del poder urbano —los oficiales del consejo, que lo son por privile-
gio y en nombre del rey— acompañan a éste procesionalmente, compar-
tiendo su dignidad y representando sin ambigtiedad las relaciones existen-
tes entre la ciudad, sus habitantes, sus oficiales y la familia real. De alguna
manera, los rituales urbanos y los símbolos literarios empalmaban con la
experiencia directa de sus destinatarios, buscando una especie de metáfo-
ra que propiciase el entendimiento, interiorización y legitimación de las
abstractas cuestiones referentes al ejercicio del poder social. Que metáfo-
ra mejor que la relación entre hombre y mujer en el contexto de la socie-
dad medieval aragonesa.
Tanto el poemilla copiado por Miguel Sancho como las honras
celebradas en Daroca en memoria del principe, constituyen actos de
cómunicación políticos que se suman al fuerte apoyo que la política hispa-

336
EL IMPACTO DE LA MUERTE DEL PRINCIPE JUAN EN DAROCA (1497-1498) .

na de los Reyes Católicos recibía desde numerosas instancias, y, de mane-


ra muy especial, desde los recién remozados poderes urbanos 91 . Mientras
que las exequias deben interpretarse como una tradición consolidada,
reveladora de rasgos estructurales en la larga • duración y de la psicología
colectiva profunda de las gentes de Daroca; el pequerio testirnonio litera-
rio conservado revela los aspectos angustiosos de la coyuntura política y
empalma de forma más inmediata con la psicología de los individuos, con
sus sentimientos más consolidados. Ambos tenían como creadores y con-
sumidores a las clases urbanas. Revelaban un producto de sus élites inte-
lectuales capaz por su sencillez e inmediatez de alcanzar al conjunto de la
población de la ciudad. 92 Son ciertamente un acto de propaganda y, tam-
bién, de exaltación de un cierto contrato social, de un cierto equilibrio de
poder. La lectura que presentamos, una de las tantas posibles, no • deja de
ser una hipótesis que trata de arrojar algo de luz en el mundo oscuro de la
psicología social de la Daroca medieval. Su objetivo es llamar la atención
sobre las relaciones existentes entre la estructura sociopolítica y económi-
ca, y la idiosincrasia de la psicología de los individuos y las colectividades
históricas. El estudio de la expresividad cultural de un pueblo y sus indivi-
duos —sea literaria o "folklórica" en su sentido etimológico-- nos permite
vislumbrar su comprensión idiosincrásica de las situaciones objetivas a las
que se veían constreriidos, y, llegado el caso, incluso nos proporcionan una
herramienta para inducir e iluminar éstas.

9I MARAVALL, op. cit., p. 20 ss.


92 En el caso del poema ya hemos defendido anteriormente la extracción neo-burguesa del notario •
• Miguel Sancho. Por otro lado, el poeta debía pertenecer también a las clases medias, pues toma cierta dis-
tancia frente a la aristocracia cuando señala que la princesa fue "de grandes bien recebida"; y, sin embar-
go, su uso de imagenes políticas atestiguadas en la Iírica cancioneril del XV delata una formación culta. El
caso de la gestación del ritual procesional es más complejo, pero, en todo caso, su creación fue tarea colec-
tiva del clero de Daroca y del cuerpo de oficiales, como se puede apreciar en las actas del concejo.

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