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EXPLORACIONES URBANAS: CULTURA & PATRIMONIO

INFORME DE TERRENO

LA VEGA CENTRAL

Lucas Loayza Arias


La Vega es uno de los polos comerciales más importantes de la capital. Se configura
gracias a la unión de feriantes que se especializan en la venta de víveres bajo un mismo
lugar. En términos físicos, la Vega funciona emplazada al interior de una mega manzana en
el corazón de la comuna de Recoleta. Junto a ésta es posible encontrar otros sectores
propiamente comerciales como el Barrio Patronato y el Mercado Tirso de Molina en la
misma comuna. Sin embargo, no es solo el carácter comercial lo que lo hace atractivo,
existe un componente que lo distancia bastante de otros centros comerciales como Meiggs
o los grandes malls.

Históricamente, lo que hoy conocemos como la comuna de Recoleta, desde la


colonia fue visto como una otredad. La “chimba” o lo que se hallaba al otro lado del río
Mapocho era considerado como un territorio en el cual se encontraba la pobreza y la
precariedad. En este territorio se instala el Cementerio General y hospitales que albergaban
las pestes de la época independentista. Con el pasar de los años, y a pesar de que esta
zona comienza a poblarse con fuerza, sigue siendo invisibilizada por la voluntad política. Así
lo demuestra Benjamín Vicuña Mackenna que en su plan maestro para Santiago, deja lo
que está al norte del río Mapocho fuera de lo que él llamaba “ciudad propia”. Es toda esta
trayectoria histórica la que ha nutrido a la zona con un fuerte sentimiento social ligado a las
clases populares de Santiago.

(Plan para Santiago de 1875 por Benjamín Vicuña Mackenna. En Naranjo, el área considerada como “ciudad
propia”)

Además del factor social que impregna a la comuna, la Vega tiene otro componente
que también le entrega un valor único. Este elemento tiene que ver con la visibilización de la
clase media trabajadora. En un lugar como este es posible ser testigos de lo que el retail
trata de ocultar, esto vendría siendo el rol protagónico que toman los feriantes. Mientras en
los malls y cadenas comerciales se trabaja bajo la premisa de atender al cliente con la
menor cantidad de roces posibles, en la Vega ocurre que la figura del feriante es
transparente, enérgica, menos “disfrazada”, generando una relación más horizontal entre
quienes compran y quienes venden.
A pesar de que en ese sector de la comuna el destino comercial sea el más
relevante, hay distinciones y límites físicos que las diferencian unas de otras. En el caso de
la Vega, sus bordes están limitados a está gran manzana comprendida entre Dávila Baeza
por el norte, Nueva Rengifo por el oriente, Antonia López de Bello por el sur y Salas por el
poniente. En cuanto a sendas importantes, la calle Gral. de la Lastra funciona como una vía
peatonal que conecta directamente la Av. Recoleta y el metro Patronato con la Vega.

(Polígono correspondiente a la macro manzana que contiene a La Vega y su contexto inmediato)

El polígono que define la vega lo constituyen un barrio en sí mismo, que sí, se


relaciona con su entorno inmediato, esto es, en la forma en la que su alrededor se ha
conformado al carácter que la Vega tiene. Sin embargo, es posible también encontrar mini
barrios o sectores dentro de la Vega en la medida en que ciertos locales dependiendo de
los productos que comercializan, se agrupan en lugares específicos. En cuanto a los hitos
importantes, la mayoría tienen que ver con las diferentes entradas al galpón, ya que dentro
de éste es difícil encontrar puntos georeferenciables. Por último, un nodo como tal no se
encuentra tan explícitamente en un espacio tan acotado, sin embargo, por el flujo y las
dinámicas si se pueden asociar ciertas prácticas a la presencia de zonas de intercambio,
como ejemplo están los lugares de descarga, los estacionamientos y los sectores de taxis y
fletes.

(Sector destinado a los fletes y carga de mercaderías)


Las sensaciones que el sector me transmite en lo personal tienen que ver con una
especie de desorden pero que funciona. Existe una aglomeración humana y de recursos
que fluyen de un lado para el otro, olores de distintas procedencias y características, ruidos
deseados e indeseados.

En lo que respecta a la interacción humana, existen muchos momentos en los cuales


es muy fácil empezar a dialogar con los comerciantes, especialmente si se trata de los
productos que ofrecen. Se nota que es frecuente la práctica de hablar con la clientela,
generan una narrativa propia que produce cercanía y una relación simétrica entre los
participantes. Es interesante la predisposición con la que se va al lugar y cómo ésta
condiciona la conducta en la Vega. En este caso, uno se prepara para llegar a un lugar lleno
de gente, por lo que se justifican los roces físicos, la congestión en las vías, los gritos y
muchas veces la informalidad. También existe una mezcla de olores, pasando por la fruta
fresca, humedad, verduras machacadas por las pisadas, comidas preparadas y muchos
otros. En los ruidos que son fácilmente distinguibles está el primero que caracteriza a estos
lugares concurridos que es el murmullo constante de fondo por las diferentes
conversaciones que se llevan a cabo. Además hay sonidos entre los que destacan: los
gritos de los feriantes, motores y bocinas de vehículos, ruido de ruedas y carritos de
compra, bolsas plásticas que se abren para contener productos, música que cada feriante
tiene y algunos televisores.

(Dinámicas de tránsito de comerciantes, calidad de veredas y elementos que afectan a la percepción del
espacio)

En conclusión, La Vega es un lugar en el que ocurre un intercambio que va más allá


de la compra y venta. Al ir a este lugar es fácil salirse de la dinámica que lleva el resto de la
ciudad. Es casi como viajar en el tiempo, porque las prácticas que acá se llevan a cabo
vienen de una historia y una cultura que ha sabido mantenerse y que por lo mismo,
constituye parte de una identidad. En este sentido, se puede considerar este lugar, y más
que el espacio, las actividades que se realizan en él como patrimonio. Tanto es así, que
muchas veces la visita a la Vega se ha transformado en un panorama más que en el hecho
mismo de abastecimiento. Todo esto, logrado gracias a que se ha podido mantener el
espíritu que el barrio y la comuna representan en el Gran Santiago. De esta forma, existen
muchos lugares en la ciudad que forma parte de su composición orgánica y de su sustancia
misma, la que las hace ser las ciudades que son y no otras.

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