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“UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTOBAL DE HUAMANGA”

“FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS”

APÚNTES DE LA SEGUNDA PARTE DEL CURSO DE DERECHO PROCESAL


CIVIL I: TEORIA GENERAL DEL PROCESO (DE-446)

Ayacucho, julio del 2019

RAUL GUZMAN MARIÑO

Profesor del Curso


LA JURISDICCIÓN

Nociones preliminares

Ubicados dentro del ámbito del estudio secuencial del proceso civil peruano, la Jurisdicción
tiene vital importancia para determinar la sistemática de la función de administrar justicia.
Esta actividad jurídica procesal en nuestro país se encuentra encomendada al Poder
Judicial, por lo que se le estudia en primer lugar porque sin un Órgano Jurisdiccional no
hay proceso judicial, es decir sin Juez no hay proceso judicial; el Juez es el representante de
la Jurisdicción y la Jurisdicción es el Estado que a su vez éste último somos nosotros el
pueblo.

Conceptos y definiciones de Jurisdicción

1.1. Desde el Punto de Vista Etimológico.- La palabra Jurisdicción proviene de las


expresiones, palabras latinas:
"iuris" o "jus" que significan: Derecho; y, "dictio" que significa: Decir.

Lo que en conjunto "JURISDICTIO" significa literalmente: acción de: "Decir el derecho",


"Declarar el derecho", "mostrar el derecho" o aplicar el derecho objetivo a un
caso concreto. O también de la frase latina "jurisdictio" que significa "del acto público de
declarar el derecho, esto es “Mostrar el Derecho”

Tanto el Poder Judicial como el Poder Legislativo declaran el derecho, el primero con
relación al caso concreto y el segundo en forma general.

1.2. Desde el punto de vista Gramatical.- Poder o derecho de juzgar. Autoridad que tiene
uno para gobernar y hacer ejecutar las leyes o para aplicarlos en juicio. Extensión
y límites del poder. El conjunto de los Tribunales de igual clase o grado.

1.3. Desde el punto de vista JURÍDICO: Doctrinariamente la jurisdicción tiene diversos


significados, que varían en el tiempo y en el espacio e incluso según la orientación
doctrinaria que los autores le han asignado.
En su aspecto más amplio o genérico, la jurisdicción comprende el poder de administrar
justicia; vale decir, el poder de declarar el derecho y el poder de aplicar la ley.

Así, la Jurisdicción no viene a ser sino el deber que tiene el Poder Judicial para administrar
justicia. La Jurisdicción en sentido amplio es la actividad Pública del Estado destinado a
dirimir conflictos en general tanto judiciales como administrativos, etc. Es el poder de
administrar justicia, declarando el derecho y aplicando la ley.

Diferencia entre Jurisdicción y Competencia.

Las diferencias más saltantes que advertimos entre jurisdicción y competencia, son las
siguientes:

a).- La Jurisdicción es la función de administrar justicia que corresponde al poder Judicial.


La competencia es el modo o la manera como se ejerce esa función.

b).- Considerada la jurisdicción como la facultad general, la competencia con relación a


ella significa la limitación a esa facultad por circunstancias concretas, tales como: el
territorio, el turno, la materia, la cuantía y el grado, que son impuestas por necesidades de
orden práctico.

c).- La competencia es una medida de la jurisdicción.

d).- Todos los jueces tienen jurisdicción, pero no todos tienen competencia para conocer de
un determinado asunto.

e).- Un juez competente es, al mismo tiempo un juez con jurisdicción; pero un juez
incompetente es un juez con jurisdicción y sin competencia.

f).- La competencia es el fragmento de la jurisdicción atribuido a un juez.

g).- La Jurisdicción es la investidura que la ley da al juez para que pueda administrar
justicia; mientras que la Competencia, es la aptitud que tiene el juez para administrar
justicia, pero solo respecto de las cuestiones que le están encomendadas por mandato de
ley.

h).- La Jurisdicción es la potestad de todo Órgano Jurisdiccional de administrar justicia; la


Competencia, es la distribución de esa potestad de administrar justicia entre los diferentes
jueces.

i).- La Jurisdicción en es el Género, el Universo o el Todo. Mientras que la Competencia, es


la Especie, la muestra, lo singular, lo particular, o lo individual.

j).- La Jurisdicción abarca todo el territorio nacional. La Competencia es el límite de la


jurisdicción
k).- La Jurisdicción tiene todo juez sin determinación de cada caso concreto; en tanto que la
competencia está determinada con relación a cada caso concreto.

Diferencia entre función jurisdiccional, acto jurisdiccional y sentencia

La función jurisdiccional, es la atribución que tiene el poder estatal para resolver valida y
definitoriamente conflictos de intereses, sean estos individuales o sociales; mientras que el
acto jurisdiccional, es el modo o la manera por el que el estado a través de las instancias
jurisdiccionales, declara el derecho en cada caso concreto, con el carácter de cosa juzgada
y con posibilidad de ejecutar tal decisión (acto administrativo, cosa decidida). En tanto que
la sentencia, no viene a ser sino la concreción material del acto jurisdiccional.

Requisitos para el ejercicio de la Jurisdicción

Que, habiendo ya escudriñado los diversos conceptos y definiciones en relación al tema,


podemos indicar que para el ejercicio de la jurisdicción por parte de los Órganos
Jurisdiccionales (Jueces supremos, jueces superiores y jueces especializados, mixtos o
jueces de paz letrado), es necesario la participación de los siguientes requisitos:

a).- Debe existir un conflicto de intereses entre las partes o una incertidumbre jurídica,
es decir la necesidad de dar legitimidad a un acto que solo mediante la intervención del
organismo jurisdiccional se logre.

b).- Debe existir el interés social en la composición o solución de la litis. La solución de


un conflicto de intereses o la eliminación de una incertidumbre jurídica no solo es un
beneficio de carácter privado, sino también es de necesidad pública y abstracta. Es decir,
beneficia también a toda la colectividad que busca y requiere de la paz social y de la
seguridad jurídica. La Existencia de aquel interés social, en la composición del litigio o la
eliminación de la incertidumbre jurídica, beneficia a la persona particular del proceso y a
los demás miembros de la sociedad, esto porque nuestra sistema procesal en r54elaciona la
finalidad del proceso, ha adoptado un sistema mixto, con rasgos privatista y publicista.

c).- Debe intervenir el Estado, mediante el organismo o la autoridad competente, como


ente imparcial. Ello importa la intervención del Juez competente, justo e imparcial que
aplica la ley, en base a los hechos y al derecho.

d).- Debe actuarse y aplicarse la voluntad concreta de la Ley. El Juez al valorar


los medios probatorios y habiendo alcanzado ésta su finalidad, debe hacerla actuar,
aplicando la norma sustantiva o material que corresponda al caso concreto.

Poderes de la Jurisdicción

Llamado también "Poderes que emanan de la Jurisdicción". Algunos autores al abordar el


tema sostienen que, consistiendo la jurisdicción en la facultad de resolver los conflictos y
en ejecutar las sentencias, que en ellas se dicte, ello supone la existencia de poderes
indispensables para el desenvolvimiento de esa función. Estos poderes son: La Notio, La
Vocatio, La Coertio, La Juditio y la Executio. Según la doctrina moderna, no son Poderes
sino "Elementos".

Modernamente se habla de hoy de los siguientes poderes:

a).- Poder de instrumentación o documentación. Conocido también como "poder de


Documentación o Investigación". Consiste en la potestad de dar categoría de instrumento
auténtico a las actuaciones procesales en que interviene el órgano jurisdiccional.

b).- Poder de coerción. Esto es, la potestad de imponer apremios, multas y sanciones en
general, a quienes intervienen en el proceso.

c).- Poder de decisión. El cual se expresa en dos planos: Plano Formal y Plano Material.

En el Plano formal o Extrínseco, las resoluciones jurisdiccionales deben tener un rigor


formal; mientras que, en el Plano Material o Intrínseco, la resolución final (sentencia),
consiste en un acto de autoridad cuyos elementos son de juicio y de mandato.

d).- Poder de ejecución. Esto es la Facultad que se le asigna al Juez para ejecutar las
resoluciones judiciales (sentencias) firmes.

Elementos de la Jurisdicción

La jurisdicción tiene diferentes elementos. Así Eduardo J. Couture considera tres


elementos: La Forma, el Contenido y la Función.

Tradicionalmente, Hugo Alsina, le ha atribuido a la jurisdicción cinco elementos o


componentes a saber: Notio, Vocatio, Coertio, Judicium y Executio.

La NOTIO es la facultad de conocer un determinado asunto, el cual consiste el derecho


de conocer una determinada cuestión litigiosa, que se le presenta o que se le imponga o
someta a conocimiento del juez; evaluando su propia competencia, así como la capacidad
procesal de las partes, e incluso los medios de prueba. O como dice Florencio Mixan Mass
es "el conocimiento en profundidad del objeto del procedimiento.

La VOCATIO, es la facultad de ordenar la comparecencia a las partes litigantes o terceros.


Esto es, el poder que tiene juez de obligar a una o a ambas partes a comparecer al proceso
dentro del plazo establecido por la norma adjetiva; la cual se realiza mediante la
notificación o con el emplazamiento válido, es decir que dicho acto jurídico procesal debe
de cumplir ciertas formalidades y solemnidades establecidas; En conclusión es la facultad
de disponer la comparecencia a proceso de alguna de las partes.

La COERTIO, es la facultad de emplear medios coercitivos; poder de los medios


necesarios para hacer que se cumplan sus mandatos. Consiste en hacer efectivo los
apercibimientos (apremios) ordenados o el empleo de la fuerza para el cumplimiento de las
medidas ordenadas dentro del proceso, a efectos de hacer posible su desenvolvimiento y
que pueden ser sobre personas o bienes.

La IUDICIUM, implica el poder de resolver o sentenciar la causa o el hecho sometido a su


competencia. Más que una facultad es un deber que tiene el órgano jurisdiccional de dictar
resoluciones finales que concluyan el proceso: sentencias de mérito, poniendo fin de esta
manera al litigio con carácter definitivo, es decir con el efecto de cosa juzgada.

La EXECUTIO, es la potestad que tiene la autoridad judicial para ejecutar o hacer cumplir
sus propias resoluciones firmes. Consiste en hacer cumplir lo sentenciado o decidido; es
decir, hacer efectivo la ejecución de las resoluciones judiciales mediante el auxilio de la
fuerza pública, o según los términos contenidos en la sentencia o en la resolución emitida.

Caracteres de la Jurisdicción.-

La jurisdicción, se caracteriza por lo siguiente:

a).- Es un Presupuesto Procesal; es un requisito indispensable del proceso, por ser el


órgano jurisdiccional integrante impostergable de la relación jurídica procesal, la omisión
del órgano jurisdiccional en la relación indicada conlleva a la inexistencia del proceso civil.

Por ello, se sostiene que la Jurisdicción constituye un presupuesto procesal, o sea, una
condición de legitimidad del proceso, ya que sin intervención del órgano Jurisdiccional no
hay proceso.

b).- Es eminentemente Público, por ser la jurisdicción parte de la soberanía del Estado, a
donde pueden recurrir todas las personas-ciudadanos nacionales y extranjeros, sin
distinción alguna, ni discriminación de raza, religión, idioma, economía, política,
edad, sexo, etc.; es decir está al servicio del público en general. Se le asigna ese carácter
público, como parte de la soberanía del Estado y a ella pueden acudir todos los ciudadanos
sin distinción alguna.

c).- Es un Monopolio del Estado, porque el Estado no puede delegar


sus funciones jurisdiccionales, ni compartir con particulares, salvo las excepciones que se
dan a través de los mecanismos alternativos de solución de conflictos.

Esta característica, a su vez, está ligada a la autonomía y a la exclusividad de la función


jurisdiccional, es decir que el juez predeterminado por la ley no puede excusarse o inhibirse
de administrar justicia, y por ende delegar a otro personal el ejercicio de la función
jurisdiccional.

d).- Es una función Autónoma, porque la función de administrar justicia no está sometida
a control de otros poderes, ni instituciones públicas o privadas, al emitir sus decisiones los
realiza sin interferencia ni opinión de otras personas

Fases de la Jurisdicción
Los procesalistas consideran a dos fases de la jurisdicción, a saber:

a).- Fase de cognición o de conocimiento.- Que comprende desde la demanda hasta que
declare, constituya o condene en la sentencia que queda consentida o ejecutoriada en su
caso.

b).- La fase de ejecución de la sentencia, que comprende actos posteriores a la


finalización de la primera fase hasta que se consiga hacer efectiva la sentencia.

Límites de la jurisdicción

Alcanza a toda la soberanía del Estado Peruano. Además, la jurisdicción, tiene sus límites
en cuanto al territorio y personas que escapan a su acción, como el caso de la no aplicación
de la ley extranjera, caso de aplicación del Derecho Internacional Privado, casos de
inmunidad parlamentaria. El límite de la Jurisdicción se extiende a todo el territorio
nacional, puede excepcionalmente extenderse hacia otros países donde el Perú tiene sus
embajadas o consulados, pues dicho inmueble se considera como parte del territorio
peruano, por lo tanto es inviolable por el Estado en el que se ubica

Finalidad de la Jurisdicción

Mario ALZAMORA VALDEZ (procesalista peruano), en su obra Derecho procesal Civil


señala que el fin de la jurisdicción es de carácter público, que consiste en "decir el derecho"
y cita como opinión de CARNELUTTI que, el acto jurisdiccional tiene como finalidad
resolver los conflictos que se suscitan entre los particulares, mediante un órgano especial
del Estado, que persigue la actuación del derecho. Para otros, es "decir el derecho para
alcanzar la justicia".

Clases de Jurisdicción

La Constitución de 1993 en el art. 139 Inciso 1º establece: La unidad y exclusividad de la


función jurisdiccional. No existe ni puede establecerse jurisdicción alguna independiente
(ósea que la función jurisdiccional es exclusiva del Estado como institución, que tiene
como obligación el imperio de la Ley y la paz social, con excepción de la MILITAR y la
ARBITRAL

Por la materia, la jurisdicción, se clasifica en:

Jurisdicción Civil.- Conjunto de tribunales con plenitud de jurisdicción; que tienen el


poder de juzgar los litigios entre las personas no sometidas a jurisdicciones de excepción.

Jurisdicción Militar.- Denominada también castrense o de guerra, es la potestad del cual


se hallan investidos los jueces y tribunales militares que, aunque no forma parte del Poder
Judicial, constituye un fuero real para conocer las causas que se suscitan contra los
miembros de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional y además de todas aquellas
personas sometidas a dicho fuero por la comisión de delitos típicamente militares. En
sentido estricto, la jurisdicción militar no estaría determinada por el órgano (Fuero
Privativo Militar), sino por la materia castrense que se ventila o halla involucrada. Bajo este
criterio en nuestro ordenamiento jurídico, la jurisdicción militar strictu sensu la detenta el
fuero militar; pero, también cabría sostener que el fuero común, eventualmente ejercitaría la
jurisdicción militar al resolver problemas de orden procesal (conflictos de competencia) o
aspectos sustantivos (casación); esto es, la potestad revisora de las resoluciones que
resuelve el máximo grado de la judicatura militar: el Consejo Supremo de Justicia.

Jurisdicción Arbitral.- Es aquella jurisdicción que quienes se someten deben previamente


renunciar a la jurisdicción civil, por documento expreso; luego se someten al procedimiento
regular dispuesto por el ARBITRO, nombrado por ambas partes, con respecto a hechos de
carácter patrimonial o de libre disposición, sus resoluciones tienen la calidad de cosa
Juzgada, denominada también laudos arbitrales.

Jurisdicción Ordinaria o Común.- Que le corresponde al Poder Judicial

Jurisdicción Especial.- Que, le corresponde a los órganos constitucionales tales como el


Jurado Nacional de Elecciones, el tribunal Constitucional. Más discutible sería la militar,
pues algunos supuestos se pueden llegar a la corte Suprema (jurisdicción ordinaria).

Órganos y alcances de la potestad jurisdiccional

La función de administrar justicia viene a ser la jurisdicción propiamente dicha, pero su


realización sólo se logra mediante la existencia de un orden social. Por ello, se le
encomienda la obligación de declarar e imponer la voluntad de la ley en un doble sentido:
Declarar la voluntad de la ley de un lado, y de otro, el poder de imponer la voluntad de la
Ley, mediante sistemas coercitivos. Para ello cuenta con el Poder Judicial, a quien se le
encomienda la obligación de declarar e imponer la voluntad de la ley, y a los organismos
que conforman parte del Poder Judicial.

Principios de la Jurisdicción

Los principios fundamentales de la jurisdicción, son:

a).- La independencia, prevista como tal en el artículo. 139 Inc. 2 de la Constitución


Política del estado.

b).- la unidad; y,

c).- La exclusividad, es decir no hay jurisdicción por comisión o delegación.

Los principios de la Función Jurisdiccional son:

a) La Preservación de los derechos de acción y contradicción.

b) La Motivación de resoluciones.
c) La Gratuidad de la administración de justicia.

d) La Prohibición de ejercer función jurisdiccional sin nombramiento. Es decir que, se


cumpla solo por quien lo inviste.

e) La Atención a los recursos de garantías constitucionales.

f) Administrar justicia aplicando el derecho.

g) El Respeto a la dignidad humana.

h) La Atención a los recursos impugnatorios.

i) Resolver las causas con carácter de cosa juzgada.

j) La Obligación del poder ejecutivo de prestar la colaboración que los procesos le sea
requerida

Los Principios del Ejercicio de la jurisdicción son:

a) No dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley.

b) La Inaplicabilidad por analogía de la ley penal.

c) No ser penado sin proceso judicial (o sentenciado).

d) La Aplicación de la ley más favorable al procesado en caso de duda o conflictos penales.

e) No ser condenado en ausencia.

f) Prohibición de revivir procesos fenecidos

g) Preservación de la libertad individual.

h) Composición del proceso.

i) Motivación de las resoluciones judiciales.

Nótese que estos principios no son propios del proceso civil, sino que su aplicación la
podemos encontrar en todos los demás tipos de procesos, y en particular en el ámbito del
derecho procesal penal.

LOS PRESUPUESTOS PROCESALES Y LAS CONDICIONES DE LA ACCION

CONSIDERACIONES PREVIAS.
La problemática sobre los presupuestos procesales y materiales para la sentencia de fondo,
generalmente en la doctrina, ha sido abordada con ambigüedad y sin el rigor que merece.
Se trata de un tópico que requiere un replanteamiento frente a la desviación negativa que se
le ha dado, unida a soluciones plagadas de posturas concretas que han permitido un
tratamiento despectivo, debiendo realizarse una fusión de los presupuestos dentro del
género de los requisitos formales del proceso, cuyas medidas sustanciales son las garantías
constitucionales de la tutela efectiva y el debido proceso. Para procesar y emitir
pronunciamiento de fondo de manera valida y eficaz sobre la situación jurídica sustancial,
es indispensable la existencia de un proceso que se constituya y desenvuelva con todas las
garantías constitucionales y conforme a normas de derecho procesal.

Por otra parte, hay que examinar la finalidad del proceso en el marco de los valores y
principios constitucionales que ha asumido la sociedad en donde se desenvuelve. Por lo
general, se ha predicado en las constituciones democráticas garantistas que el proceso es un
instrumento de la justicia, y que a través de él se debe lograr la tutela efectiva. Esta tutela
debe alcanzarse en forma breve y expedita, o sea en plazo razonable. De suerte, que cuando
el juez de la causa, no emite pronunciamiento sobre el fondo del asunto sometido a su
consideración, porque existen factores que se lo impiden, y dado que el juez tiene
solamente el deber de emitir una decisión en la que puede declarar cuáles son las razones en
cuya virtud considera que no puede entrar en el examen de la causa y que no puede, por
consiguiente, adoptar una providencia de mérito, se estaría en presencia de un derroche
procesal y una afectación de la justicia.

Por ello, es bueno revisar la tesis de los presupuestos procesales en el marco de las
garantías constitucionales, mirándola ella desde la perspectiva jurisprudencial en
comparación que la doctrina general Iberoamericana.

DERECHO A LA JURISDICCIÓN Y DERECHO DE ACCIÓN

En el mundo contemporáneo, el Estado, como forma superior de organización social es el


responsabilizado de la paz social, asume el rol de regular la solución de los conflictos de
intereses y prohíbe cualquier forma de justicia particular –venganza privada o hacerse
justicia por sí mismo-. En la Constitución –norma suprema- de cada Estado se consagran
los derechos ciudadanos, sus garantías, establecen las formas de producción jurídica
regulando el ejercicio, disfrute y protección de los derechos. En la Constitución se define la
organización y forma de la administración de justicia, se regula lo relativo al monopolio y
ejercicio de la jurisdicción.

Esta regulación de la administración de justicia y de la jurisdicción genera consecuencias


tanto para los individuos como para el propio Estado. Para los individuos, le quita la
posibilidad de reacción directa y privada para la realización y defensa de sus intereses: para
el segundo, crea el deber de prestar la tutela jurisdiccional efectiva a cualquier persona que
la solicite.

Por eso, con justa razón se ha dicho que el derecho a la tutela jurisdiccional es el derecho
de toda persona –natural o jurídica- a que se le haga justicia en caso de conflicto que
afecten sus derechos e intereses; a que cuando pretenda protección, bien sea porque le
hayan sido atacados sus derechos o porque pretenda el cumplimiento por parte de otra
persona, esta pretensión sea atendida por un ente jurisdiccional, en el cual se realice un
proceso con todas las garantías establecidas constitucionalmente .

A consideración nuestra, estimamos que la acción es un acto de contenido procesal


consistente en la actuación de parte que pone en marcha la jurisdicción, garantizada por el
derecho constitucional de acceso a la justicia –derecho a la jurisdicción-. Bajo esa
perspectiva es obvio, que el derecho a la acción puede concebirse como el derecho
subjetivo que tiene toda persona de pretender la intervención del órgano jurisdiccional para
la resolución de controversias jurídicas mediante la declaración de la voluntad de ley
aplicable al caso concreto. Es claro que su carácter procesal deviene de la finalidad de la
misma que es la protección jurisdiccional.

La acción tiene por objeto que se realice un proceso. No importa que el proceso termine
normal o anormalmente. La acción no tiende a que se produzca un determinado
pronunciamiento, sino simplemente que se profiera una sentencia. En este sentido puede
considerarse la acción como petición de juicio y en último extremo exigencia del derecho.
Lo que si no deja lugar a dudas es que tanto el derecho a la jurisdicción como el derecho de
acción, son derechos constitucionalizados, pero de configuración legal. Puede expresarse en
esta dirección que el Derecho procesal aparece regulando jurídicamente el ejercicio de la
función jurisdiccional y el desarrollo del proceso, de suerte que las normas procesales no
son solamente un mero instrumento atemporal, sino ante todo, como un sistema de
garantías que posibilitan la obtención de tutela efectiva mediante un enjuiciamiento justo.
La regulación que se establece de estos derechos está bajo el marco superior de un sistema
de garantías.

Debe recordarse que la tutela jurisdiccional de las situaciones subjetivas de Derecho


Privado no es, por regla general, imperativa o preceptiva, pues si no hay actividad de parte
los tribunales no tiene el deber de ejercitar su potestad jurisdiccional, pues rige el principio
de la autonomía de la voluntad.

Así pues, que en un proceso rige el “principio dispositivo” o de “presentación por las
partes”, cuando corresponde exclusivamente a éstas determinar el alcance y contenido de la
disputa judicial y queda el Tribunal limitado a la sola consideración de lo que los litigantes
han planteado ante él. La vigencia de este principio encuentra su justificación en que el
objeto de la controversia es una relación jurídico–privada, en la cual no está interesado el
Estado, y por tanto, debe quedar librada al poder de disposición de los particulares la
materia o el interés cuya tutela procuran en el proceso.

Este principio dispositivo, no es otra cosa en substancia que el reflejo en el campo procesal
de la autonomía privada dentro de los límites señalados por la ley, que encuentra su
afirmación más enérgica en la figura del derecho subjetivo; hasta tanto la legislación
sustancial reconozca dicha autonomía, el principio dispositivo debe mantenerse en el
proceso civil, por razón de coherencia, como expresión imprescindible del poder conferido
a los particulares para disponer de su esfera jurídica.
En cambio, rige el principio inquisitorio, cuando el juez, aun teniendo ante sí a dos partes,
esté desvinculado, para la investigación de la verdad, de la iniciativa y de los acuerdos de
las mismas. Aparece este principio, en todos aquellos casos en que las partes no tienen la
libre disponibilidad de la relación jurídico–privada que es el objeto del juicio, como son
aquellos en que se debate acerca del estado y capacidad de las personas (matrimonio,
interdicción, inhabilitación) en los cuales se quiere garantizar que la actividad
administrativa –como observa CALAMANDREI– necesaria para modificar ciertas
relaciones de derecho privado, que es socialmente útil mantener sin variación mientras
falten los presupuestos de modificabilidad o de anulabilidad rigurosamente previstos por la
ley, no pueda ser prestada por el Estado sino en virtud de pronunciamiento jurisdiccional
que declare la existencia de tales presupuestos.

El fundamento del principio dispositivo no es otro que la naturaleza privada del derecho
subjetivo deducido en el proceso. Como decía CALAMANDREI , deducir un derecho vía
jurisdiccional es un modo de disponer del mismo y, por consiguiente, el condicionar la
tutela a la petición del interesado es una consecuencia lógica de la autonomía negocial
reconocida al particular sobre su propia esfera jurídica. Así, la tutela jurisdiccional de
acuerdo con el principio dispositivo no es más que la continuidad, en el plano procesal, de
la libertad de ejercicio y de disposición que sobre los derechos subjetivos privados y otros
intereses igualmente privados reconoce el Derecho material. Partiendo de este fundamento
el principio dispositivo debe significar:

a).- La actividad jurisdiccional sólo puede iniciarse ante petición de parte; el particular debe
ser libre para medir el interés que le mueve a luchar por su derecho o a dejarlo ignorado o
insatisfecho.

b).- La determinación concreta del interés cuya satisfacción se solicita de los órganos
jurisdiccionales es facultad exclusiva de las partes o, en otras palabras, la determinación del
objeto del proceso corresponde a las partes mediante la pretensión y la resistencia.
c).- Los órganos jurisdiccionales al satisfacer, por medio del proceso y de la sentencia,
intereses privados, deben ser congruentes con la pretensión y la resistencia formulada.
d).- Si las partes son las únicas que pueden incoar la actividad jurisdiccional, pueden
también ponerle fin, disponiendo del interés o intereses cuya satisfacción se solicitaba.
Ahora bien, como se ha señalado en el proceso la actividad de los sujetos procesales no es
caprichosa, los tribunales y los justiciables, han de actuar con subordinación a la ley. Esto
significa que sin que se afecte el contenido esencial de la tutela efectiva y del debido
proceso, los sujetos procesales deben acatar la ley procesal ordinaria.

VALIDEZ Y EFICACIA DEL PROCESO

Es fácilmente constatable que, a lo largo de la Historia del Derecho, las diferentes


orientaciones experimentadas en torno a la naturaleza jurídica del proceso (bien lo
consideren como una relación jurídica, bien como una situación jurídica o bien, en fin,
como una institución jurídica autónoma) tienen como común denominador el calificarlo
como un acto jurídico complejo o, si se prefiere, como una enlace de actuaciones ordenadas
por el Derecho capaces, a su vez, de generar efectos jurídicos entre las partes (otorgándoles
derechos e imponiéndoles obligaciones de carácter procesal durante su tramitación, u
otorgándoles derechos e imponiéndoles obligaciones de carácter material en las decisiones
que se profieren sobre el fondo de la controversia que las partes hayan sometido a los
tribunales, resolviéndolo conforme a Derecho) .

En este sentido, para que el proceso pueda cumplir con la función que constitucionalmente
le es dada (la de ser instrumento de realización de la justicia), es necesario:

a) Que concurran en él todos los requisitos a los que el ordenamiento condiciona la plena
validez de la actuación jurídica de que se trate (las cuales, desde su inicial formulación por
VON BÜLOW, reciben el nombre de “presupuestos procesales”). Estos son requisitos que
aseguran la propia función jurisdiccional, que en última instancia deben concebirse como
desarrollo de las garantías establecidas constitucionalmente.

b) Que concurran también todos los requisitos a los que el ordenamiento subordina la
efectiva resolución de conflictos a través del proceso (que son, en definitiva, condiciones
para que el proceso resulte eficaz como método para solventar controversias), las cuales
son, esencialmente, una de carácter objetivo (la “fundamentación fáctica de la pretensión”,
es decir, la necesidad de que los hechos concretos narrados en las pretensiones de las partes
puedan subsumirse en el supuesto de hecho abstracto de una norma jurídica), y otra de
carácter subjetivo (la “legitimación”), es decir, la necesidad de que quienes acudan al
proceso sean realmente los sujetos que ostentan algún tipo de relación jurídica, ya se trate
de un derecho subjetivo, o de un interés legítimo, con el conflicto planteado por ellas
mismas ante los órganos judiciales.

Así, podemos decir que en el derecho a la tutela efectiva está imbuido el derecho a un
proceso válido, esto es, que se realice un proceso con todas las garantías y que su desarrollo
sea en cumplimiento de las normas procesales. Un proceso será válido si cumple con las
garantías constitucionales, se efectúa conforme a la ley procesal preexistente y no presenta
defectos que afecten la esencialidad de los actos procesales.

VALIDEZ DEL PROCESO

LOS PRESUPUESTOS PROCESALES

Desde el momento en que al proceso se le reconoce como una institución de la que surten
efectos jurídicos, derechos y obligaciones, se hace absolutamente necesario que concurran
en él todas las condiciones determinantes de la validez de los actos jurídicos. Es necesario
expresar que el proceso es una sucesión de actos procesales, en forma compleja, que
persiguen una finalidad común. VESCOVI decía que “los actos procesales son los actos
jurídicos del proceso”, esto es, ocurren dentro del proceso conforme a la ley procesal.
COUTURE los definía como “todo aquel hecho dominado por una voluntad jurídica idónea
para crear, modificar o extinguir derechos procesales”. En este sentido cada uno de estos y
en su conjunto debe satisfacer los requisitos de validez. Así, de la misma forma, por
ejemplo, que un contrato suscrito por un incapaz carece de validez jurídica para generar
derechos y obligaciones entre los sujetos contratantes, de la misma manera el incapaz no
puede por sí solo efectuar actos procesales; así pues, en el proceso se han de dar también
una serie de presupuestos que determinen su validez como institución jurídica.
Los presupuestos procesales aludirán a los elementos de presencia previa y necesaria para
que pueda integrar válidamente el proceso. Sin la concurrencia de elementos esenciales
anterior o previos no se iniciara válidamente un proceso. Así, los presupuestos procesales
hacen referencia a todas las condiciones formales previas a las que está obligado el órgano
jurisdiccional para resolver las controversias mediante la voluntad de la ley.

La teoría de los presupuestos procesales fue propuesta por Von Bülow en el año de 1868 en
un libro llamado Die Lehre von Prozesseinreden und Prozessvoraussetzungen, el cual hace
una distinción entre excepción y presupuestos procesales, entendiéndose como supuestos de
hecho o de derecho sin los cuales el proceso no tiene existencia jurídica ni validez formal.

En tal sentido las condiciones que se necesitan para que se produzca una relación jurídica
procesal y culmine con una sentencia favorable hacia una de las partes, es lo que se conoce
como presupuestos procesales; al respecto CALAMANDREI expuso que “Los
presupuestos procesales son los requisitos necesarios para que pueda constituirse un
proceso válido, o una relación procesal válida. También se dice que son las “condiciones
que deben existir a fin de que pueda tenerse un pronunciamiento cualquiera, favorable o
desfavorable, sobre la demanda, esto es, a fin de que se concrete el poder – deber del juez
de proveer sobre el mérito”.

Los presupuestos procesales pueden definirse como aquellos antecedentes necesarios para
que el juicio tenga existencia jurídica y validez formal. En términos generales, se entiende
por presupuestos procesales a las condiciones que se requieren para que la relación jurídica
procesal nazca, se desenvuelva y culmine con una sentencia de mérito. Su ausencia produce
un fallo inhibitorio que no hace tránsito a cosa juzgada.

MONTERO AROCA admite que los presupuestos procesales atienden a condiciones que,
si bien referidas al proceso como conjunto y no a actos procesales determinados, lo que
condicionan es que en el proceso pueda llegar a dictarse una resolución sobre el fondo del
asunto. Es más, sostiene también que el órgano judicial puede haber tramitado todo el
proceso para advertir, en el momento de dictar sentencia, que en ésta no puede decidir
sobre la pretensión planteada ante la falta de alguna de esas condiciones.

Precisamente, es por ello que, los presupuestos procesales son aquellos requisitos sin los
cuales no se constituye una relación procesal válida. Si falta algún presupuesto procesal
formal no habrá proceso válido. Es decir, que se refieren a situaciones preexistentes, pero
aún y cuando el proceso está avanzado existen también presupuestos de validez, que hacen
referencia a que aun cuando el proceso existe (porque se dieron las condiciones necesarias)
es anormal e impiden la emisión de una sentencia de mérito, es decir, que la falta de uno de
estos elementos impedirá al Juez pronunciarse sobre el fondo del litigio, generándose de
esta forma lo que en doctrina se conoce como sentencia inhibitoria.

La doctrina española expresa que a pesar de la lejanía temporal, lo cierto es que tanto la
construcción como la expresión señaladas por Von Bülow, siguen teniendo, en lo
sustancial, plena vigencia en la doctrina moderna. Superada la concepción de la naturaleza
jurídica del proceso como una relación jurídica, se entiende comúnmente en la actualidad
que los llamados presupuestos procesales se integran por una serie de factores, elementos o
circunstancias que condicionan tanto el válido desarrollo del proceso como el que, a su
término, se pueda válidamente dictar una sentencia sobre el fondo del asunto.

Así que no cabe duda conforme a la doctrina y la jurisprudencia que los presupuestos
procesales condicionan el derecho al proceso –integrante del derecho a la jurisdicción-, en
el sentido que sin faltan alguno de ellos no se constituye un proceso válido y no puede
dictarse sentencia de fondo.

Los presupuestos procesales han sido sistematizados del siguiente modo:

1.- Con relación a la existencia y validez del proceso, se clasifican en:

a) Presupuestos Procesales de Existencia.- En este grupo se encuentran aquellas


situaciones necesarias para que se origine el proceso, hacen referencia al génesis del
mismo, situaciones estas que se enmarcan en las siguientes:

.- La existencia de un órgano jurisdiccional cuya función es proveer la actividad de las


partes.
.- La presencia de sujetos procesales, es decir, un actor que reclama y un demandado que
resiste.
.- La demanda Judicial es otro elemento esencial a la existencia del proceso, es decir, es
indispensable introducir una petición.

b) Presupuestos de Validez. En este grupo de presupuestos se encuentran las condiciones


necesarias para que el proceso tenga regularidad o validez, puesto que sin ellos el proceso
existe pero se envuelve en una relación anormal.

.- El órgano jurisdiccional que está llamado a resolver la controversia tenga capacidad para
ello según el territorio, la materia o cuantía.

.- Ejercer el derecho de acción y aquel contra el cual se hace valer la prestación, es decir el
demandado, debe tener legitimación y capacidad procesal, así como el demandante debe ser
el titular del derecho que desea accionar.

.- La citación, es decir, la comunicación de la orden de comparecencia al demandado.

Se critica a esta clasificación porque los presupuestos procesales no son presupuestos de la


existencia del instrumento proceso, sino que son requisitos y condiciones que conducen a
que no pueda deliberarse y decidirse el asunto si faltan. Si no concurren, la demanda es
rechazada por una providencia procesal por inadmisible o circunstancialmente en caso de
falta de competencia remitida al tribunal competente.

Como condiciones de forma y fondo, tenemos a lo siguente:

a) Los presupuestos procesales de forma son: a) la demanda en forma, b) la capacidad


procesal de las partes; y, c) la competencia del Juez.
b) los presupuestos procesales de fondo o materiales o también llamadas condiciones
de la acción, bastante difundidos como “condiciones de la acción”, y que otros prefieren
llamarlas “condiciones para que el actor obtenga una sentencia favorable”, o simplemente
presupuestos procesales de fondo por constituir las condiciones necesarias que propician la
emisión de una sentencia de mérito, son: a) la existencia del derecho que tutela la
pretensión procesal, lo que otros denominan la voluntad de la ley; b) la legitimidad para
obrar; c) el interés para obrar; y d) que la pretensión procesal no haya caducado, como
sostienen algunos autores.

Finalmente, sobre este aspecto debe manifestarse que, generalmente, la falta de


presupuestos procesales, vician de nulidad el proceso, por lo que, la doctrina procesalista
más calificada, ha considerado el cumplimiento cabal de los presupuestos procesales dentro
del proceso, más que como una excepción o defensa, como un impedimento procesal, que,
consecuencialmente, puede ser alegado en cualquier estado y grado de la causa, y tienen la
característica de ser revisables y exigibles aún de oficio por el Juez, en razón de estar
vinculados a la validez del proceso. No puede predicarse que estos impedimentos
obstaculicen el derecho a la acción y el acceso a la jurisdicción, puesto que una vez
subsanados puede reproponerse la demanda.

NATURALEZA JURÍDICA DE LOS PRESUPUESTOS PROCESALES

En la mayoría de Código Iberoamericanos se tratan indistintamente los presupuestos


procesales y las denominadas excepciones, en algunos como se denominan “cuestiones
previas” . Puede verse que se mantiene la confusión, que precisamente trató de superar la
tesis de Von Bülow.

En la doctrina actual no hay discrepancia que los presupuestos procesales son requisitos de
forma para que se pueda cumplir la función jurisdiccional. Sin la satisfacción de los
mismos no se da un proceso regular, resultando por tanto afectada la relación procesal,
obstaculizando el examen del derecho sustancial sometido a juicio. Por ello, con justa
lógica se sostiene que los presupuestos procesales son exigencias atinentes a la constitución
y desarrollo de ese aspecto formal con el que se procesa la materia sometida a litigio, como
relación sustancial subyacente. Doctrina acorde con lo que manifestó VESCOVI que los
presupuestos procesales son “los supuestos necesarios para que pueda constituirse un
proceso válido, o una relación procesal válida”.

En este sentido, vale decir, que los presupuestos procesales son de naturaleza formal o
procesal, abstractos y comunes a todo proceso, pertenecen a cada proceso. Obviamente,
deben estar previstos en norma procesal imperativa para que sean exigibles. Con base al
principio de legalidad y el carácter de orden público de las normas procesales la ausencia
de presupuestos procesales debe ser declarada de oficio, esto es, independientemente de que
la soliciten las partes. Esto con el fin de evitar de que se declare la reposición de todo lo
actuado, o con el ánimo de prever que a futuro se emita una sentencia inhibitoria, después
de un largo, tedioso y costoso proceso, desarrollado en forma inútil y anormal, generándose
un derroche procesal, lo cual contribuye a la degradación del sistema de administración de
justicia.
En resumen, en cuanto atañe al tema, se debe construir una teoría de presupuestos
procesales no reducida por las inconsistencias de los diferentes ordenamientos jurídicos. El
derecho fundamental de la tutela judicial efectiva exige que los justiciables accedan a
instrumentos procesales que sean aptos desde el punto de vista formal para el
procesamiento de la pretensión; no es suficiente la mera comprobación de que hubo
decisión de fondo y en derecho, toda vez que deben respetarse los presupuestos que sean
indispensables para conocer del fondo del proceso. Una providencia de inadmisibilidad
fundamentada en derecho satisface el derecho a la tutela efectiva de los jueces. Pero deben
ser aglutinados los diversos grupos de presupuestos bajo una denominación similar y un
mismo tipo de sanción que permita el reenvío ante la posibilidad del Despacho Saneador
para aplicar los correctivos del caso y evitando la ambigüedad existente, sin que se
comprendan controles sobre vicios intrascendentes, como producto del formalismos
desmedidos. El núcleo del debido proceso permite ligar todos los aspectos relacionados con
los requisitos formales del proceso (derecho al juez, formas preestablecidas y derecho a ser
oído). Por esto el juez debe proveer por el desarrollo del proceso, ha de velar porque la
estructura proyectiva se encadene ordenadamente en pro de que ese instrumento pueda
válida y eficazmente estimar o desestimar las pretensiones procesales.

Se hace indispensable rescatar las explicaciones doctrinarias ya construidos por Oscar Von
Bülow, desde el siglo pasado, en el sentido que no puede dejarse el control de estos
defectos exclusivamente a las partes, sino que debe involucrarse al juez, extendiendo tal
prioridad a los presupuestos materiales para la sentencia de fondo, obviamente, sin
disminuir el derecho de las partes para denunciar los defectos que observen.
Los presupuestos no necesitan de la excepción y pueden hacerse valer de oficio. La
excepción mixta refleja la falta de claridad entre presupuesto procesal y la verdadera
excepción. Debe superarse el esquema de ligar las excepciones a los requisitos de validez y
eficacia del proceso, limitando dicho término solamente a los presupuestos de favorabilidad
para la emisión de fondo o a la posibilidad de control por el opositor mediante escrito de
mera participación que le haga saber al juez acerca de la irregularidad procesal. El control
formal del proceso no puede confiarse al opositor con prescindencia del juez. Permanecer
arraigado a la teoría de las excepciones procesales y mixtas, desconociendo el principio
procesal del juez tropos es ir contracorriente y disminuir la efectividad del proceso;
restringir los defectos formales a la denuncia realizada por el opositor, es relegar la eficacia
del proceso, la teoría de la nulidad procesal y las normas del Derecho Procesal a una
concepción privatista sobre el proceso contractual puro.

LA DEMANDA JUDICIAL

En Derecho, la demanda, por naturaleza, es el acto de iniciación procesal. Se diferencia de


la pretensión procesal en que aquella se configura con motivo de la petición formulada ante
un órgano judicial para que disponga la iniciación y el trámite del proceso. No obstante, en
la mayor parte de los casos, demanda y pretensión se presentan fundidos en un solo acto.
En él el demandante o peticionante solicita la apertura del proceso y formula la pretensión
que constituirá objeto de este, por medio de un escrito. Pero tal simultaneidad no es forzosa
como se observa en los casos en que las normas permiten integrar posteriormente la causa
de la pretensión.
Doctrinariamente, siguiendo a Hugo Alsina, a la demanda se le considera un medio hábil
para ejercer el derecho a la acción, siendo la forma común de ejercitarlo. En la mayoría de
los sistemas procesales, como es el nuestro, se exige que la demanda debe ser escrita,
aunque excepcionalmente puede ser verbal, en algunos procedimientos orales.

Efectos]

Los efectos de la demanda se producen en momentos distintos según la legislación


aplicable de cada país. Para algunas legislaciones los efectos de la demanda se producen al
momento de su admisibilidad por parte del tribunal. Para otros se produce desde el
momento de su presentación al tribunal, pero sujeto a la admisibilidad posterior ( España).
Para otras legislaciones como ocurre en los países americanos, la demanda produce sus
efectos desde la notificación válida de aquélla al demandado. También en Estados Unidos,
la demanda puede cambiar dependiente de si tiene que ver con menores de edad.

El efecto que nace por interponerse la demanda se conoce con el nombre de litispendencia.

Efectos procesales [

Respecto del tribunal: produce varias obligaciones para el tribunal, básicamente, escuchar
las alegaciones de los litigantes, tramitar sus presentaciones y resolver la causa,
generándose el denominado principio de inexcusabilidad. Es el acto procesal que abre la
instancia y determina la competencia, dado que la competencia, se determina por la
naturaleza de la pretensión demandada, y sobre la base de los hechos expuestos en la
demanda y del derecho aducido; independientemente de la contestación del demandado y,
por ello, sin tener en cuenta las defensas esgrimidas en el responde; con abstracción de la
justicia que pudiera asistir al interesado.

Respecto del demandante: no puede iniciar un nuevo juicio contra el demandado, sobre la
misma materia, pues en dicha situación el demandado tiene derecho a oponerse
alegando litispendencia (litigio pendiente).

Respecto del demandado: le genera la carga procesal de comparecer


al tribunal a defenderse, de lo contrario el juicio puede realizarse en rebeldía.

Antes de la notificación de la demanda, contrariamente a lo que acontece en el derecho


peruano, en el derecho argentino el actor pierde la ulterior posibilidad de recusar al juez sin
expresión de causa. También prorroga la competencia del juez con relación al actor en los
casos en que la ley la admite. Finalmente determina el objeto de la sentencia por aplicación
del principio dispositivo.

Efectos sustanciales]

.- Constituye en mora al deudor.

.- Interrumpe el transcurso del plazo de prescripción.


.- En algunos países latinoamericanos, dentro de los que se incluye naturalmente nuestro
país, en verdad no existe un criterio uniforme para establecer desde que momento la
demanda, interrumpe el curso de la prescripción. Para unos, la interrupción de la
prescripción opera desde la interposición de la demanda, incluso aunque se la presente ante
juez incompetente o aunque sea nula por defecto de forma, en tanto que, para otros, desde
su interposición y admisión; mientras que en otros, desde el emplazamiento valido de la
demanda al demandado. Así, la demanda impide la extinción de derechos sujetos a plazos
de caducidad. Determina que el demandante ha elegido una de las prestaciones alternativas
en caso de existir esta elección. Por último, extingue el derecho a intentar pretensiones
incompatibles con la que se ejerce en la demanda.

.- Luego de la notificación de la demanda, se constituye en mora al demandado y comienza


a ser deudor de los intereses. Asimismo se vuelve poseedor de mala fe de los frutos
percibidos y de los que por su negligencia dejó de percibir.

Responsabilidad

El demandante, al presentar la demanda, puede incurrir en diversos tipos de


responsabilidad:

a).- Responsabilidad procesal: que se traduce en el pago de las costas producto del juicio.
Por lo general, el demandante debe responder de éstas cuando su demanda ha sido
rechazada por falta de fundamento.

b).- Responsabilidad civil: que se traduce en una indemnización al demandado. El


demandante puede incurrir en esta clase de responsabilidad cuando ha presentado por
su culpa una demanda infundada o realiza una imputación injuriosa, provocando un
perjuicio avaluable en dinero.

c).- Responsabilidad penal: que se traduce en una sanción penal. El demandado podría
incurrir en esta clase de responsabilidad si comete un delito durante la tramitación
del juicio, como la presentación de testigos o documentos falsos, o realiza una calumnia.

Ayacucho, julio el 2019.

RAUL GUZMAN MARIÑO

Profesor del Curso

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