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SEMANA
2. OFERTA Y DEMANDA AGRAGADA
El Modelo de Oferta y Demanda Agregada , probablemente sea el
modelo macroeconómico más utilizado . Resulta muy útil para analizar la inflación, el
desempleo, el crecimiento y , en general, el papel que desempeña la Política Económica.
La Demanda Agregada de una economía en un periodo dado está determinada por el gasto
total en consumo privado, el gasto público, inversión y exportaciones netas. La curva de
Demanda Agregada recoge la relación existente entre el nivel general de precios de la
economía y el nivel de gasto agregado o demanda de todos los bienes y servicios de la
economía. Conforme aumenta el nivel de precios, el gasto agregado será menor. Al elevarse
el nivel de precios, la cantidad de bienes y servicios que puedan adquirirse con un stock
determinado de dinero y de otros activos financieros disminuye. Además, un nivel de precios
creciente hará que los bienes y servicios sean menos competitivos en los mercados
internacionales y por lo tanto, la demanda exterior neta disminuirá. Para obtener la curva de
Demanda Agregada de la Economía se requiere que el mercado de bienes y servicios, y el
mercado de dinero, ambos estén en equilibrio.
Por su parte, la Oferta Agregada se define como la cantidad total de bienes y servicios que
se ofrecen a la venta a los diferentes precios medios posibles. Si bien hay consenso entre los
economistas con respecto a la demanda agregada, existe una dicotomía considerable en
relación a la forma de la función de oferta agregada. En este trabajo se presentara las
funciones de forma analítica de OA y DA no lineales y un ejercicio en Matlab, para la
determinación del precio y la cantidad de equilibrio. Se analizarán un cambio en el tipo
impositivo, un aumento en el gasto público y un cambio tecnológico en la economía.
Demanda como activo financiero: el dinero tiene un valor, y el público puede preferir
mantener una parte de su riqueza en forma de dinero, especialmente en momentos de
incertidumbre.
En lugar de tener el dinero en un banco que puede quebrar, o en acciones que se pueden
hundir, en periodos de crisis la gente puede preferir tener el dinero en casa.
La demanda de dinero, por uno u otro motivo, presenta una relación negativa con el tipo de
interés:
-Si suben los tipos, aumenta el coste de oportunidad de tener el dinero líquido y no tenerlo
depositado en un banco donde produce intereses. Por ello, la gente tratará de mantener en
líquido el mínimo necesario.
-Si por el contrario bajan los tipos, este coste de oportunidad se reduce, lo que hará que a la
gente no le importe mantener en efectivo una mayor proporción de sus ahorros.
Esta relación inversa entre tipos de interés y demanda de dinero se puede representar en una
gráfica.
Donde:
V = velocidad de circulación del dinero
P = nivel de precios de la economía
Y = PIB en términos reales (depurado el efecto de los precios)
P Y = PIB nominal
M = cantidad de dinero en circulación
Esto es: el valor de todos los bienes y servicios producidos en un país en un período de
tiempo (la cantidad producida de bienes, Y, multiplicada por su precio, P;) es igual a la
cantidad de dinero, M, multiplicado por la velocidad de circulación del dinero, V, que es el
número de veces que, como media, es utilizado el dinero en un país en dicho período de
tiempo. A largo plazo, V e Y vienen determinados por factores “reales” (tecnología,
población, etc.) que no dependen de M, de modo que un aumento (disminución) de la
cantidad de dinero se traduciría en un aumento (disminución) proporcional del nivel de
precios.
La Teoría Cuantitativa mantiene que cuando el banco central aumenta rápidamente la oferta
monetaria el resultado es una elevada tasa de inflación. Para ello, se define el concepto de
“velocidad del dinero” que mide la velocidad a la que el dinero circula (es decir, que cambia
de manos).
Si el PIB de una economía es de 1000 millones de € en términos nominales (PY) y la cantidad
de dinero circulando es de 100 millones de €, este dinero tendrá que cambiar 10 veces de
mano a lo largo del año.
Si despejamos de esta fórmula el nivel de precios:
Teniendo en cuenta que la velocidad de circulación del dinero suele ser bastante estable en
el tiempo y admitiendo, como sostiene la escuela clásica, que el dinero es neutral y, por ello,
no afecta al nivel de producción, de aquí se deduce que si aumenta la cantidad de dinero
necesariamente esto termina provocando un aumento de precios.
Esto implica que, si un banco central decide crear billetes y monedas para hacer frente al
gasto público, estará incrementando la cantidad de dinero y, con ello, pondrá en peligro la
estabilidad de precios de la economía.
PUNTO DE EQUILIBRIO DEL MERCADO MONETARIO
Una vez conocida la curva de demanda de dinero, vamos a suponer que en el corto plazo la
oferta de dinero es fija, es una cantidad determinada, por lo que va a ser representada como
una línea vertical.
El equilibrio en este mercado viene determinado por el punto de cruce de la demanda
monetaria y de la oferta monetaria. Este punto de equilibrio determina el tipo de interés a
corto plazo.
Veamos cuál sería la situación si el tipo de interés no fuera el de equilibrio, para ello,
supongamos que el tipo de interés es más alto que el de equilibrio (i 1 > i 0). En este caso la
demanda de dinero por parte de los ciudadanos es menor que la oferta. La gente quiere tener
menos dinero líquido (en efectivo o en cuentas a la vista con escasa remuneración) ya que el
coste de oportunidad es elevado, por lo que invertirá el exceso de liquidez en productos con
mayor remuneración.
La fuerte demanda de estos productos alternativos (depósitos a plazo, renta fija, etc.) hará
descender su tipo de interés (las entidades emisoras de estos productos no tendrán que ofrecer
tipos altos para atraer el dinero, ya que éste acudirá por sí mismo).
Por otra parte, si el tipo de interés es más bajo que el de equilibrio (i 2 < i 0), los ciudadanos
tenderán a tener más dinero líquido ya que el coste de oportunidad es comparativamente bajo.
Las entidades emisoras de productos alternativos tendrán que elevar los tipos de interés
ofrecidos para poder colocar sus productos.
Además, como ya hemos visto que la demanda de dinero depende en gran medida del nivel
de renta (o demanda de bienes), por lo que variaciones en el nivel de renta determinan
desplazamientos de la curva de demanda de dinero lo que implica un nuevo punto de
equilibrio y, por tanto, un nuevo tipo de interés (estamos considerando que la oferta
monetaria está fija en el corto plazo).
DINERO Y CREDITO
Muchos han sido los estudios sobre estos temas y sus aportaciones han sido sumamente
valiosas para el entendimiento del problema del dinero, por un lado, y por otro el del crédito.
Se señalarán algunos conceptos que sobre este problema han apuntado diferentes autores.
Hildebrand (1864, citado en Forstmann, 1960, p. 1) con su teoría de las etapas del desarrollo
económico, diferencia tres etapas económicas para su estudio: La economía natural --en
cuanto adopta formas de la economía de tráfico-- se caracteriza por el hecho de que un bien
es cambiado directamente contra otro. La economía monetaria, se caracteriza por que cierto
bien toma la función de medio de cambio y también otras funciones, especialmente la de
unidad de cambio. De este modo no se realiza un cambio directo, bien contra bien, sino un
cambio indirecto (Schumpeter), manifestándose este último por el hecho de que, debido a
que se interpone el dinero, el cambio directo de la “economía natural de cambio” se divide
en dos partes independientes: la venta y la compra. Finalmente, en la economía crediticia el
crédito reemplaza al bien de cambio de tal forma que son vendidos “bienes contra promesa
de recibir en el futuro el mismo o análogo valor, o sea a crédito” .
Por su parte, Cassel (1914, citado en Forstmann, 1960, p. 2) señala que el crédito, en su
esencia íntima, se funda en los bienes reales y sólo significa una transferencia de bienes de
capital con el fin de que sean explotados. En la economía natural de cambio esta operación
se efectúa directamente transfiriendo los bienes que se acreditan; en la economía monetaria
de tráfico, se efectúa indirectamente transmitiendo el poder de disposición sobre los bienes
de capital, en general, en su forma anónima de dinero, o bien de las “disposiciones sobre el
capital”.
A su vez A. Hahn (1928, citado en Forstmann, 1960, p. 2) opina para la comprensión de los
fenómenos crediticios que son típicos de la economía monetaria y que encuentran su
expresión en el fenómeno que suele llamarse “crédito adicional”, que es necesario dedicar
especial atención al crédito en su forma monetaria sin olvidar su carácter real, que lo vincula
estrechamente a los bienes. En vista de los efectos que produce dicho crédito “adicional”, es
denominado también “crédito inflacionario”.
Al referirse al problema del dinero y del crédito, Albrecht Forstmann en su libro Dinero y
crédito (1960) señaló que el crédito, según su esencia verdadera, es de carácter real y, según
su forma de carácter monetario, el análisis del mismo presupone, por un lado, un examen de
sus fundamentos económicos reales, y, por el otro, la comprensión de las relaciones
monetarias que determinan su estructura.
Teniendo presente el contenido real del crédito, no es difícil reconocer que éste, al fin y al
cabo, no es otra cosa que “el permiso de utilizar el capital de otra persona; en otra palabras:
por su intermedio pueden ser transferidos los medios de producción”. (J. St. Mill., 1857,
citado en Forstmann, 1960, p. 8). El crédito, según su naturaleza, no es más que la expresión
de un modo especial de mover el capital. La diferencia entre la economía natural del tipo de
la economía de tráfico, y la economía monetaria de tráfico reside en que tal movimiento de
capital se efectúa en la economía natural en “natura”, es decir, o sea en forma directa,
mientras que en la economía monetaria de tráfico se lleva a cabo por transferencia indirecta
del poder de disponer sobre el capital en la forma anónima del dinero o de las “disposiciones
sobre capital”. Esta transferencia del poder de disponer sobre capital ofrece, como ya hemos
dicho, la posibilidad de transferir también poder “adicional” de disponer sobre capital.
Señala Albrecht Forstmann (1960), que la falta de claridad y las diferencias de opiniones
existentes, justamente en estas cuestiones, se deben sobre todo a que algunos reconocen tan
sólo el crédito “mediador”, o sea aquel crédito otorgado de ahorros, rechazando el crédito
“adicional” o negando la posibilidad general de que pueda haber semejante clase de crédito,
mientras que otros reconocen sólo el crédito “adicional”, negando en el extremo la
posibilidad de que pueda haber un crédito “mediador”.
El crédito establece una relación de confianza que como tal naturalmente tiene sólo
importancia potencial y se transforma en un fenómeno dinámico sólo en el momento que el
crédito se activa en una forma de movimiento de capital; por lo anterior, el concepto de
crédito --a diferencia del de la operación crediticia-- es solamente aplicable para expresar que
se tiene confianza, independiente de que ésta sea prácticamente explotada o no. Se habla
entonces de que alguien “tiene” crédito o “disfruta” del crédito en el sentido general de la
palabra, cuando se le presta confianza, pues sin la confianza del otorgador del crédito no se
efectúan estas operaciones. Al investigar lo que significa “confianza” en la operación
crediticia, se reconoce el ofrecimiento de una garantía de que el tomador del crédito cumplirá
con sus obligaciones resultantes de la operación de crédito y que, por consiguiente, el dador
de crédito no sufrirá pérdidas. Es así como la seguridad ideal que ofrece la confianza puede
ser remplazada por una seguridad real y, por ende, el crédito real prendario remplaza al
crédito personal basado en la confianza. Es así como mediante la operación crediticia, el
dador del crédito transfiere directamente poder de disposición sobre los bienes al tomador
del crédito, como sucede en la economía natural, o indirectamente en la forma de dinero, o
sea de las disposiciones sobre capital, como sucede en la economía monetaria.
Forstmann (1960) señala que el crédito consuntivo, es una anticipación de ingresos futuros;
es destinado al consumo y no a la producción de bienes. El crédito de producción sirve para
la producción de bienes y que en general se puede denominar también crédito de explotación;
y afirma que el crédito de inversión sirve para la financiación de inversiones reales.
Con respecto a la seguridad de los créditos –que constituye una condición previa para la
realización de operaciones crediticias-- se puede distinguir entre créditos personales y
créditos reales. En el primer caso basta la confianza en la persona del tomador del crédito
para brindar una seguridad suficiente para la concesión del crédito. Según la clase de
seguridades ofrecidas puede distinguirse entre créditos hipotecarios, créditos sobre
mercancías, créditos con aval, etcétera.
Mediante el crédito se hace factible el mejor aprovechamiento económico de aquellas
existencias de bienes que no se encuentran en el circuito económico, y cuya expresión
monetaria son aquellos importes que como sobrantes de caja, ahorros, etc., son depositados
en los bancos y acreditados en cuenta corriente. El sentido económico del crédito reside en
que por medio del mismo el aprovechamiento de la existencia económica de bienes es
fomentado extraordinariamente, llegando a ser tanto más perfecto cuanto más facilita este
crédito una organización bien desarrollada del sistema bancario. Sin dicho crédito quedarían
periódicamente improductivas grandes existencias de bienes debido a las oscilaciones de la
necesidad de capital que tienen las explotaciones.
Por precio del crédito se entiende aquel importe que el tomador del crédito debe abonar al
otorgante del mismo para la cesión temporal de disposiciones sobre capital al objeto de su
explotación. Es expresado en porcentajes sobre las disposiciones del capital transferido, y se
denomina interés o tasa de interés. La importancia de los intereses dentro del problema del
crédito, tanto en lo que se refiere a la esencia del mismo como a los efectos por él ejercidos
en el proceso económico, reside en que el tipo de interés es determinante para la realización
de una operación crediticia. Forstmann (1960) señala que los intereses dependen, como
cualquier otro precio, de la oferta y demanda de capital o de disposiciones sobre capital. Por
lo tanto hay que averiguar primeramente qué es lo que determina la oferta y la demanda de
disposiciones de capital respectivamente.
1. Auge económico (1960-1980). Este período se caracterizó principalmente por altas tasas
de crecimiento económico, notablemente inestables, y es el período en el que se alcanzaron
las tasas de crecimiento más altas en la historia económica guatemalteca.11 En 1963 y 1968
se alcanzan tasas de crecimiento de 9.5% y 8.8% respectivamente. Se experimentó la primera
crisis del petróleo (1974), que se manifestó en un considerable deterioro en la relación de
términos de intercambio12 y una fuerte desaceleración de la economía, alcanzando una tasa
de crecimiento menor al 2.0% en 1975. A finales de los años 70 se observó una
desaceleración de la actividad económica, que marcó el inicio de la recesión del subperíodo
siguiente. Esta última etapa transcurrió en un ambiente de recrudecimiento del conflicto
armado interno, la segunda crisis del petróleo y una fuga masiva de capitales
privados,13 hechos que se manifestaron en una fuerte caída de la inversión privada doméstica
(-12.3% y -22.4% en 1979 y 1980, respectivamente) y el inicio de un período de significativo
incremento de la deuda externa (entre 1978 y 1985 la deuda creció aproximadamente US$
2000.0 millones).
2. Recesión económica (1981-1986). Este período se caracterizó por la continuidad y
profundización de la crisis económica. Se observaron tasas negativas de evolución
económica, inestabilidad política, continuidad del conflicto armado interno, alza
considerable de las tasas de interés internacionales y la crisis de la deuda. Además, en esta
etapa se inició la prolongada crisis cambiaria y la reducción de reservas monetarias
internacionales.14 En la última etapa de este período se produjo el inicio del proceso
democrático actual y la puesta en marcha del plan de reordenamiento económico y social en
1986, el cual tuvo como objetivo recobrar el ritmo de crecimiento de la economía, eliminar
gradualmente la regulación de precios de la canasta básica y estabilizar la inflación.
3. Moderado crecimiento económico (1987-1998). Las características principales de este
período son que se recuperó el crecimiento económico a partir de 1987 y se logró la
estabilización macroeconómica a partir de 1991: reducción y estabilización de la inflación
(gráfico 1) y estabilización del tipo de cambio. Se inició el proceso democrático y de
reconciliación nacional y se firmó la paz en diciembre de 1996. Se salió de la prolongada
crisis cambiaria y de reservas monetarias internacionales. Dicha crisis culminó con la
liberalización del tipo de cambio el 3 de noviembre de 1989. En este período se
implementaron las principales reformas económicas: liberalización del tipo de cambio y de
la tasa de interés, apertura comercial y financiera. Se adoptaron políticas de fomento a las
exportaciones, se eliminaron los impuestos a las exportaciones y se emitió el Decreto Ley
24-89 para fomento de la actividad maquiladora. Asimismo, en esta etapa se concretizó el
proceso de privatización y desmonopolización de las principales empresas estatales
(Aviateca, Guatel, INDE Y EEGSA), se emitió la Ley de Telecomunicaciones y se
desconcentró la generación de energía eléctrica.
Adicionalmente, la economía guatemalteca en este período se benefició de un
ambiente internacional favorable (bajas tasas de interés internacionales y entrada de capital
privado) y de la inserción en nuevos mercados internacionales (productos no tradicionales).
4. Desaceleración del crecimiento económico (1999-2003). Este período se caracteriza por
condiciones externas desfavorables: caída de los precios de café y desaceleración de la
actividad económica mundial. En el orden interno, se inició el proceso de saneamiento del
sistema bancario (intervención de tres bancos), caída del crédito al sector privado como
resultado de los problemas del sistema financiero y caída de la inversión privada por la
incertidumbre económica y política prevaleciente.
Asimismo, en este período se produjeron importantes reformas al sistema monetario
y financiero. Las reformas incluyen: primero, la aprobación de la nueva Ley Orgánica del
Banco de Guatemala, proporcionando con ello claridad en el objetivo fundamental de la
política monetaria, autonomía operativa, autonomía económica y financiera, así como
transparencia y rendición de cuentas. Segundo, la aprobación de la Ley de Supervisión
Financiera que fortalece las funciones de la Superintendencia de Bancos. Tercero, se aprobó
la Ley de Libre Negociación de Divisas, Ley de Lavado de Dinero, Ley de Bancos y Grupos
Financieros, así como la Ley Monetaria que, en conjunto con las otras leyes, constituyen la
más importante reforma financiera desde 1945.
En el gráfico 2 también se puede apreciar el comportamiento de la tendencia del
15
PIB y la variabilidad del producto en las distintas etapas. Los resultados reflejan que en el
primer subperíodo la brecha entre el PIB observado y su tendencia fue mucho más volátil. El
PIB observado creció en promedio 5.4%, en tanto la desviación estándar fue de 2.0 puntos
porcentuales. Además, en la etapa de recesión el PIB potencial estuvo siempre por arriba. En
el tercer y cuarto subperíodos, la variabilidad del producto se redujo considerablemente (0.7
y 0.8 puntos porcentuales, respectivamente). Este resultado parece indicar que la
implementación de las reformas económicas y la adecuada conducción de la política
macroeconómica contribuyeron a reducir la volatilidad en el producto nacional y, por
consiguiente, han permitido alcanzar una economía más estable.
1. Crecimiento e inversión
Durante los últimos 43 años la economía creció a una tasa promedio de 3.9%, el crecimiento
promedio de la inversión fue de 4.4% y la relación inversión/PIB fue en promedio de 11.4%.
El crecimiento promedio de la inversión en Guatemala estuvo por arriba de la media de
Centro América, pero por debajo del nivel alcanzado por Costa Rica (4.7%).
En el período 1960-2003 la correlación simple entre tasas de crecimiento económico e
inversión fue del 60%. Al analizar el comportamiento de estas variables por subperíodos, en
el gráfico 3 se puede apreciar que la variación promedio de la inversión es mucho más volátil
que el crecimiento económico, reflejando la sensibilidad de la inversión a factores
económicos y extraeconómicos. Asimismo, cabe destacar que las variaciones el PIB en los
subperíodos reflejan el comportamiento de la inversión medida por su variación promedio.
Sin embargo, cuando se observa la relación inversión/PIB, esta relación no es consistente en
el tiempo. Por ejemplo, la relación en el período 1999-2003 (12.0) fue muy parecida a la
observada entre 1960 y 1980 (12.1) superior a la observada entre 1987 y 1998 (10.1), lo cual
contrasta con el crecimiento alcanzado en esos períodos que fueron de 2.9%, 5.4% y 4%
respectivamente. Lo anterior refleja una caída en el retorno de la inversión en los últimos
años, lo cual podría estar vinculado a un deterioro en el marco institucional básico16 que
favorece un mayor retorno de la inversión privada. Kaufmann, Kraay y Zoido-Lobaton
(2002) documentan que entre 1997/98 y 2000/01 hubo retrocesos en varios indicadores de
gobernabilidad y transparencia (rendición de cuentas democrática, vigencia del Estado de
Derecho y control de la corrupción).
Los aspectos que se pueden resaltar del cuadro 1 son los siguientes:
1. La contribución del factor trabajo se magnifica para todos los períodos analizados,
esto por un menor dinamismo en el stock de capital durante los años de mayor
conflicto político en el país y una mejora sostenida en el nivel de educación de la
población guatemalteca.21
2. La contribución de la PTF fue alta para el período 1987-98 (32.5%). Esto puede
reflejar mejores condiciones para la inversión en este período y el incremento notable
que se produjo en las importaciones de bienes de capital que se tradujeron en una
economía más eficiente. Sin embargo, en el período completo los resultados son poco
complacientes22 con relación a la contribución de la PTF, la cual estaría mostrando
una especie de “regresión tecnológica”. Por lo tanto, lo importante es que en los
últimos años la PTF ha disminuido y esto está asociado al deterioro en el clima de
inversión señalado con anterioridad.
3. Los resultados, a pesar de sus posibles limitaciones, reflejan que el crecimiento entre
1971 y 2002 ha sido resultado más de “transpiración” que de “inspiración”. Es decir,
ha sido más importante la acumulación de factores, que el uso eficiente de los
mismos.
El Producto Interno Bruto (PIB) es uno de los indicadores principales que se utilizan para
medir la salud de la economía de un país. Representa el valor total de todos los bienes y
servicios producidos en un período específico de tiempo. Se puede pensar en el PIB como el
tamaño de la economía del país. Por lo general, el PIB se expresa en comparación con el
trimestre o el año anterior. Por ejemplo, si el PIB año tras año tiene un aumento del 3%, se
dice que la economía del país creció un 3% respecto al año anterior.
Medir el PIB es complicado (por eso se lo dejamos a los economistas). En su forma más
básica, el cálculo se puede realizar de dos maneras: o bien mediante la suma de lo que cada
uno gana en un año (enfoque de ingresos), o por la suma de lo que cada uno gasta (método
del gasto). Lógicamente, ambas medidas deben llegar casi al mismo total.
El método de la renta, que se refiere a veces como el PIB (I), se calcula mediante la suma de
la remuneración total de los empleados, los beneficios brutos de las empresas constituidas y
no constituidas en sociedad, y los impuestos menos las subvenciones. El método de los gastos
es el método más común y se calcula sumando el consumo total, la inversión, el gasto público
y las exportaciones netas.
Guatemala es el país más poblado de Centroamérica, con un PIB per cápita aproximadamente
la mitad que la del promedio de América Latina y el Caribe. El sector agrícola representa
casi el 15% del PIB y la mitad de la fuerza laboral; nuestras exportaciones agrícolas clave
incluyen el café, el azúcar y el banano.
Los acuerdos de paz de 1996, que pusieron fin a 36 años de guerra interna, eliminaron un
importante obstáculo a la inversión extranjera, y desde entonces Guatemala ha llevado a cabo
importantes reformas y la estabilización macroeconómica. El Acuerdo de Libre Comercio
entre Centroamerica y la Republica Dominicana (CAFTA-RD) entró en vigor en julio de
2006 impulsando una mayor inversión y la diversificación de las exportaciones, con los
mayores incrementos en etanol y exportaciones agricolas no tradicionales. Mientras que el
CAFTA-DR ha contribuido a mejorar el clima de inversión, la preocupación por la seguridad,
la falta de trabajadores calificados y una infraestructura deficiente siguen obstaculizando la
inversión extranjera directa.
La distribución del ingreso sigue siendo muy desigual con el 10% de la población
consumiendo más del 40% del total del consumo en Guatemala. Más de la mitad de la
población está por debajo de la línea de pobreza y el 15% vive en condiciones de pobreza
extrema. La pobreza entre los grupos indígenas, que representan el 38% de la población,
promedia el 76% y la extrema pobreza se eleva al 28%. 43% de los niños menores de cinco
años sufren desnutrición crónica, uno de los índices más altos de desnutrición en el mundo.
Desde el 2010, la economía creció a un ritmo cercano al 3%, consistente con el promedio del
país en los últimos veinte años. Este crecimiento es impulsado por las principales ramas de
la actividad económica, como Industria, Servicios privados, Agricultura, Comercio, y
alquiler de vivienda, que representan cerca del 70% de la producción nacional.
Efectos de la violencia en el PIB de Guatemala
Esa cifra equivale al 7,3% del PIB anual y, según el estudio, el mayor gasto que ocasiona la
violencia está relacionado con la atención en salud médica que se presta a las víctimas, así
como con la seguridad privada y la reducción de las inversiones.