AUTOBIOGRAFIA

Todo inicia el 28 de abril del año 97, en aquel hospital del sur de la capital por ese entonces igual o
peor de colapsado. Por ese entonces en país atravesaba una situación no muy favorable a nivel
económico y de violencia lo cual fortaleció a mi padre y claro con la suerte de por medio, al salir del
hospital me dirijo a mi punto de destino un bello barrio en las lomas de Bogotá en el cual dure poco
ya que prontamente pasaría a vivir al municipio hermano Soacha tierra del sol.

Aquellos atardeceres suachunos que dan paso a eso fría noche, Soacha la conozco desde los 6
meses de edad igual de rustica pero con menos gente éramos pocos y más en el recóndito barrio
donde vivo, allí empezó el proyecto de mi padre la tan anhelada casa que poco a poco se fue
construyendo, al finalizar el primer piso nos pasamos a ella ¡si la casa deseada!, saliendo a flote no
era fácil y aquellos años no ayudaban, con el desempleo creciendo con la profesión de mi madre
desapareciendo anunciando lo que se venía, la época de las “vacas flacas”.

Aún recuerdo con agrado aquel peinado de un futbolista brasileño marcando el gol de la final de
mundo, fue un momento que nunca se me va a olvidar que dio paso a una de mis grandes
pasiones, el futbol acompañado de mi padre un gran sujeto eso si un poco cascarrabias, pero no
solo quedo hay con mi padre de líder y como buen profesor me enseño el deporte más lindo del
mundo el ciclismo con aquellas etapas que desbordaban alegría, tristezas e impotencia ver esos
escarabajos era impresionante ni que decir de los paisajes hermosos lugares un poco lejanos que
parecían cerca gracias al televisor.

Conociendo Soacha di con un lugar agradable el cual me intereso al instante, con mi madre nos
informamos que era un colegio es agradable y cerca de casa como le gustaba a mi padre, lo mejor
de todo matricula gratis, esas ansias de ir a clase de iniciar ese pequeña y rápida etapa la cual se
va en un parpadeo lleno de risas, juego, diversión, enseñanzas y tal cual pelea, aquellos rasgo
indicaban lo que se venía al culminar esa etapa.

¡Ay, no! Viene el profe, eso se escuchaba de fondo en esos pacillos de secundaria, una de las
principales de Soacha el integrado, por donde han pasado generaciones de alumnos con varias
historias algunas más fuertes que otras, la secundaria siempre brinda oportunidad de crecimiento y
te va a entender lo que puedes dar para poder crecer personalmente, claro no siempre es fácil
siempre abran obstáculos para lograr ese tal anhelado cartón de bachiller que en este país se ha
vuelto importante con los años, en ese ambiente hice amigos conocí el significado de hipocresía
del valor del trabajo en equipo, de la importancia de valora el esfuerzo realizado por mis padres,
que se ve contemplado con el tiempo.

Con la llegada de la mayoría de edad, vienen retos un poco más complejos como colombiano que
soy tengo que prestar un servició a mi patria que con orgullo pase sin pena ni gloria un año a
servicio del país te deja recuerdos agradable y tal cual amigo o curso, saliendo de aquel servicio
me di cuenta la falta de complementar más mis estudios y de esa manera crecer en el ambiente
laboral, la realidad te muestra lo sacrificante que es crecer laboralmente con trabajos agotadores
que te estresan, pero hay sale a relucir lo que aprendiste a través de la vida ya que cada día es
una experiencia nueva que con el paso del tiempo va incrementando y saber que cada pequeño
detalle cuenta.

Para poder complementar mis estudios recurrí a la institución más querida del país el Sena, te
brinda una gran oportunidad para ese avance o apoyo que necesitas para salir al campo laboral, el
Sena me dio a conocer la maravilla que es la mecánica un área de bastante crecimiento la cual
requiere de gran conocimiento y actualización constante, la curiosidad por esos avances me hacen
sorprenderme cada vez más, que el crecimiento que ha tenido mi país a atreves de estos años es
grande y ni que decir de Soacha, esto me da moral para el futuro me permite soñar en grande sin
necesidad de salir de mi patria.

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