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INTRODUCCIÓN
Si sueles leer los e-books y artículos del Blog de las Personas que viven con Dolor,
seguro que sabes que cerca de un 85% de la población mundial sufre o ha sufrido
alguna vez de dolor de espalda, un síntoma que nos alerta de diversas afecciones
y patologías más o menos incapacitantes y que supone, entre otras muchas cosas,
un importante gasto sanitario y una pérdida increíble de horas productivas por bajas
laborales. De hecho, el dolor de espalda es actualmente la primera causa de baja
laboral en nuestro país, un dato que, como supondrás, se traduce en una pérdida de
cientos de miles de euros cada año y, por supuesto en una merma de la calidad de
vida de las personas que sufren este tipo de dolor y que repercute negativamente en
su entorno familiar más cercano.
Hay muchas causas que pueden explicar la aparición del dolor de espalda agudo
que, en ocasiones, se convierte en crónico: sobreesfuerzos en el trabajo, lesiones
Así, hoy intentaremos aclarar de una forma sencilla qué es la hernia discal, cuáles
son sus síntomas principales, quién es más susceptible de padecer sus síntomas
y, por último y quizás más importante: qué tratamientos se pueden aplicar para
eliminar el problema o, al menos, aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida de las
personas que sufren hernia discal.
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1. ¿QUÉ ES LA HERNIA DISCAL?
Vamos a empezar por el principio, por saber qué es y en qué consiste exactamente
una hernia discal y qué la diferencia de otras dos patologías que se le parecen
bastante y que a menudo confundimos: la protusión vertebral y el pinzamiento de
disco.
Explicado de forma muy sencilla podríamos decir que una hernia discal es una
patología en la que el núcleo pulposo de un disco vertebral se mueve de su sitio, toca
y presiona la raíz de un nervio y produce dolor, hormigueo, sensación de debilidad
en esa zona, etc.
En realidad la hernia discal se podría producir en cualquiera de los discos que tenemos
entre las vértebras de nuestra columna, pero casi siempre se ceba en las zonas que
sufren mayor desgaste con el paso de los años o que soportan más presión cuando
trabajamos, caminamos o hacemos deporte: la zona cervical, dorsal, lumbar y sacra.
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un número determinado de vértebras que se denominan tomando la inicial de la
región en la que se localizan y el número de su posición en la columna empezando
por el cuello y terminando en la zona del coxis. De esta forma:
• Cervical: 7 vértebras; de la C 1 a la C 7.
• Dorsal o torácica: 12 vértebras; de la T 1 a la T 12.
• Lumbar: 5 vértebras; de la L 1 a la L 5.
• Sacra: 5 vértebras; de la S 1 a la S 5.
• Coxígea: 4 vértebras; de la Co 1 a la Co 4.
del trono, mientras que las cinco vértebras sacras permiten el movimiento de esa
zona y ayudan a distribuir el peso a la cintura pélvica. Por último, las cuatro vértebras
fusionadas del coxis amortiguan el peso de nuestro cuerpo cuando nos acuclillamos
o nos sentamos.
Entre cada una de las vértebras cervicales, dorsales, lumbares y sacras encontramos
a los protagonistas de la hernia discal: los 23 discos intervertebrales, esa especie
de almohadillas que se distribuyen por nuestra columna y que cumplen distintas
funciones: mantienen a las vértebras unidas, ayudan al movimiento, sirven como
amortiguador entre dos vértebras para impedir roces, desgastes y daños, etc.
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Los discos pueden cumplir su funcionalidad gracias a su curioso diseño: tienen
una parte exterior dura llamada anillo fibroso y una parte interior blanda que se
denomina tejido o núcleo pulposo
RECUERDA
Nuestra columna está formada por varias vértebras que reciben distinta
denominación en función de la región de la columna donde se encuentren:
cervical, dorsal o torácica, lumbar, sacra y coxígea.
Entre la mayor parte de las vértebras existen unos discos que impiden que
rocen entre sí y las ayudan a cumplir sus funciones de movimiento.
En función de la zona de la columna en la que se encuentre cada disco, será
más o menos proclive a sufrir desgaste o daños y, así, a desembocar en una
hernia discal.
•
el núcleo pulposo.
• Segunda fase: protusión vertebral.
• Tercera fase: hernia discal.
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una resonancia magnética y que sirve de alerta para que empecemos a tomar
su interior.
RECUERDA
La protusión vertebral es la segunda fase en la aparición de una hernia discal.
En la hernia discal el núcleo pulposo del disco sale del anillo que lo contiene,
Normal Degeneración
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2. ¿POR QUÉ SE PUEDE PRODUCIR UNA
HERNIA DISCAL?
Cuando nos diagnostican una hernia discal, la pregunta más lógica que podemos
hacernos es “¿Por qué a mí?” Y es que las causas de la hernia discal nos preocupan
a todos, a los médicos, a las personas que sufren esa patología y, por supuesto, a las
autoridades sanitarias que tienen la obligación de orientar a la población mediante
la difusión de medidas de prevención de las patologías y enfermedades más
frecuentes.
1. La edad.
El tiempo lo desgasta todo, nuestros huesos, nuestras articulaciones y, también,
nuestros discos intervertebrales. Según vamos cumpliendo años
de los discos que más utilizamos para movernos van sufriendo un desgaste lógico.
Las paredes del disco se hacen más frágiles, pierden grosor y resistencia y, así, un
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3. El género.
Al parecer se registran más casos diagnosticados de hernia discal entre hombres
que entre mujeres y sobre todo en una franja de edad comprendida entre los 30
y los 50 años. Una parte de la comunidad médica apunta a que la razón de esta
mayor incidencia de casos de hernia discal entre los varones de mediana edad no se
debe a las diferencias físicas entre hombres y mujeres, sino a la mayor presencia de
4. La obesidad.
Las personas que sufren de obesidad o de sobrepeso tienen mayor riesgo de padecer
hernia discal por un motivo muy lógico: su columna debe aguantar más kilos de
peso y, así, la exigencia de las vértebras y discos intervertebrales para ejecutar los
5. El embarazo.
Seguro que has oído decir (o has sufrido en tus propias carnes) que las mujeres
embarazadas tienen más riesgo de padecer una hernia discal, una ciática, una
lumbalgia… La razón es doble: por una parte el peso extra con el que cargan las
mujeres durante el periodo de gestación y, por otra parte y no menos importante,
el hecho de que este aumento de peso localizado en la zona ventral impide a las
embarazadas moverse con naturalidad, lo que hace que adquieran malos hábitos
posturales que pueden dañar o afectar a los discos intervertebrales.
RECUERDA
El sobrepeso, la falta de higiene postural a la hora de hacer deporte o de trabajar
o los movimientos repetitivos son tres de las causas principales de la hernia discal
que podemos prevenir cambiando ciertos hábitos de nuestro día a día.
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3. ¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS
PRINCIPALES DE UNA HERNIA DISCAL?
El dolor es un síntoma común a cualquier hernia discal, pero tanto su intensidad
como su capacidad de irradiación a otras zonas dependerá muy mucho de la zona
de la columna donde se localice la lesión, es decir, del tipo de hernia a la que nos
enfrentemos: cervical, dorsal, lumbar o sacra.
Dentro de las hernias discales, las más frecuentes se dan en las dos zonas de la
columna que soportan más peso o que deben hacer más movimientos repetitivos: la
región cervical y el principio de la dorsal y la zona lumbar y las primeras vértebras
sacras.
El dolor de la hernia discal cervical suele irradiar hacia una o ambas extremidades
superiores y afectar a los hombros, el antebrazo, las manos y los dedos.
La hernia discal cervical más frecuente afecta sobre todo a los discos de las vértebras
C6-C7, pero también pueden verse afectados otros discos intervertebrales. Veamos
los síntomas característicos de la hernia discal cervical en función de los discos
intervertebrales afectados:
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HERNIA DISCAL CERVICAL
muñeca.
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3.2. Síntomas principales de la hernia discal lumbar.
La hernia discal lumbar se caracteriza por la presencia de lumbalgia, un intenso dolor
en la zona lumbar que a veces viene acompañado de contracturas en los músculos
El dolor de la hernia discal lumbar suele irradiar hacia una o ambas extremidades y
afectar también a la zona de los glúteos, la pelvis y el coxis.
La hernia discal lumbar más frecuente afecta a los discos de las vértebras L5-S1, pero
también pueden verse afectados otros discos intervertebrales. Veamos los síntomas
característicos de la hernia discal lumbar en función de los discos intervertebrales
afectados:
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HERNIA DISCAL LUMBAR
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4. ¿CUÁLES SON LOS TRATAMIENTOS
PRINCIPALES DE UNA HERNIA DISCAL?
Hasta ahora hemos visto en qué consiste una hernia discal, cuáles son sus diferencias
con otras patologías parecidas, qué síntomas son los más frecuentes en función
del disco o discos afectados, etc. Ha llegado el momento de llegar al meollo de
la cuestión, a la respuesta que necesitan las miles de personas afectadas por una
hernia discal cervical, dorsal, lumbar o sacra: los tratamientos que se pueden aplicar
para eliminar el problema o, al menos, para aliviar sus síntomas principales, sobre
todo el dolor.
A la hora de tratar una hernia discal, la mayor parte de los especialistas optan por un
tratamiento conservador y no invasivo, es decir: comenzar por un tratamiento
postural, bloqueo o
estimulación nerviosa, etc., y no enviar directamente al quirófano a la persona a la
que se le ha diagnosticado una hernia discal. No obstante, si el tratamiento
programado no funciona durante un tiempo determinado, el especialista tendrá que
optar por intervenir quirúrgicamente.
De esta forma, los tratamientos más utilizados a día de hoy para tratar una hernia
discal serían los siguientes:
4.1. Fármacos
Ante un caso de hernia discal, los médicos suelen recetar una combinación de
fármacos
musculares (estos últimos sólo durante los primeros siete o quince días).
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En función de la gravedad de la lesión, el especialista también puede optar por
tratamientos complementarios para tratar la zona afectada: ultrasonidos,
4.4. Cirugía
Si ningún tratamiento funciona, el especialista optará por aconsejar a su paciente
que se someta a una intervención quirúrgica que corrija la lesión que origina el
dolor, la debilidad muscular, la sensación de hormigueo, etc. Será el especialista el
que determine qué tipo de operación debe hacerse: artrodesis vertebral posterior
(fusionar quirúrgicamente dos vértebras) micro descompresión o
microdiscectomía (extracción de un trocito de la articulación facetaria para dejar
más espacio al nervio pinzado y que sane más rápidamente), etc.
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