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TEMA 7

ACCIONES CAMBIARIAS Y EXTRACAMBIARIAS. LA


LETRA DE RESACA

I. LAS ACCIONES CAMBIARIAS

La Ley cambiaria concede al tenedor de una letra desatendida dos


acciones cambiarias para exigir judicialmente el abono de su importe a
las personas obligadas: la directa contra el aceptante o sus avalistas y la
de regreso contra cualquier otro obligado (artículo 49.1).

A. La acción directa

La acción directa exige como único presupuesto la aceptación de la


letra por el librado. Por tanto, para su ejercicio no es necesaria la presen-
tación de la letra al pago en tiempo oportuno ni el levantamiento del pro-
testo o declaración equivalente, como destaca el artículo 49.2 de la LC
al decir que “a falta de pago, el tenedor, aunque sea el propio librador,
tendrá contra el aceptante y su avalista la acción directa derivada de la
letra de cambio para reclamar sin necesidad de protesto tanto en la vía
ordinaria como a través del proceso especial cambiario, lo previsto en
los artículos 58 y 59”. Ello significa que la acción directa únicamente
está sometida al plazo de prescripción.
No se debe pensar que la acción directa puede ser ejercitada única-
mente por el último endosatario sino también por cualquier obligado de
regreso, incluido el librador y sus avalistas, cuando hayan pagado el im-
porte de la letra. Igualmente, la acción puede ser ejercitada, además de
contra el aceptante y su avalista, contra el falso representante y contra el
representante que se excedió en el poder, en la parte excedida.

B. La acción de regreso

La acción de regreso puede ser ejercitada tanto antes como después


del vencimiento. Como señala el artículo 50: “El tenedor (y cualquier fir-
mante de la letra que la haya pagado, salvo el librador y los avalistas del
aceptante) podrá ejercitar su acción de regreso contra los endosantes, el
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librador y demás personas obligadas una vez vencida la letra de cambio,


cuando el pago no se haya efectuado.
La misma acción podrá ejercitarse antes del vencimiento en los si-
guientes casos:
a) Cuando se hubiese denegado total o parcialmente la acepta-
ción
b) Cuando el librado, sea o no aceptante, se hallase declarado en
concurso o hubiera resultado infructuoso el embargo de sus
bienes
c) Cuando el librador de una letra, cuya presentación a la acepta-
ción haya sido prohibida se hallase declarado en concurso.
En los supuestos de los apartados b) y c) los demandados podrán ob-
tener del Juez un plazo para el pago que en ningún caso excederá del día
del vencimiento de la letra”.
Debe tenerse en cuenta que se podrá proceder judicialmente contra
las personas referidas –los endosantes, el librador y demás personas
obligadas con excepción del aceptante– individual o conjuntamente, sin
que sea indispensable observar el orden en que se hubiesen obligado y
que la acción intentada contra cualquiera de las personas obligadas no
impedirá que se proceda contra las demás, aunque sean posteriores en
orden a la que fue primeramente demandada (artículo 57).
Los presupuestos exigidos en cada caso para ejercitar la acción son
los siguientes:
1. En caso de regreso por falta de aceptación: que la letra haya
sido presentada en tiempo y forma a la aceptación, que la acep-
tación haya sido denegada total o parcialmente y que, siendo
necesario, se haya levantado el protesto o declaración equiva-
lente por falta de aceptación.
2. En caso de regreso por falta de pago: que la letra de cambio
haya sido presentada en tiempo y forma a la aceptación en los
casos en que sea necesario (letras “contra aceptación” y letras
giradas a un plazo desde la vista), que haya sido presentada, en
todo caso, al pago oportunamente, que no haya sido pagada y
que, siendo necesario, se haya levantado el protesto o declara-
ción equivalente por falta de pago.
3. En caso de regreso por concurso del librado, aceptante o no, o
del librador que hubiera prohibido la presentación a la acepta-
ción será necesario presentar la providencia teniendo por soli-
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citada la suspensión de pagos o el auto declarativo del


concurso.
4. En caso de regreso anticipado por embargo infructuoso de los
bienes del librado –entendiendo por tal todo procedimiento
ejecutivo que se haya desarrollado sin procurar a los acreedo-
res una satisfacción de sus créditos– será necesario probar esa
situación a través del auto de ejecución.
Dado que ya hemos estudiado la presentación tanto a la aceptación
como al pago, vamos a estudiar a continuación el régimen legal del
protesto.

C. El protesto

a) Concepto y funciones

Con anterioridad a la Ley cambiaria se venía definiendo el protesto


como el acto notarial que acredita fehacientemente que el tenedor ha
cumplido, infructuosamente, la obligación legal de intentar la acepta-
ción o el cobro de la letra de cambio (Garrigues).
Además, al referido acto notarial se le atribuía una triple función, al
señalar que el protesto constituye:
1. Un medio de prueba de la actitud negativa del librado o del
aceptante que rehuyen, respectivamente, aceptar o pagar la
letra.
2. Un medio de prueba para precisar el estado de la letra en el
momento del protesto y determinar consiguientemente las per-
sonas obligadas.
3. Un requisito legal para la conservación de las acciones cambia-
rias tanto directas como de regreso (artículos 460 y 483 Código
de comercio).
Estos conceptos siguen siendo válidos, aunque es necesario precisar
que la Ley de 1985, como ya señalamos anteriormente, no exige la for-
malización de protesto para el ejercicio de la acción directa y regula,
junto a los ordinarios, los llamados protestos especiales, además de la
declaración equivalente y los supuestos de exclusión.
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b) Clases de protestos

Con la Ley cambiaria el concepto de protesto se amplía, y así junto al


protesto tradicional por falta de aceptación –o modificación introducida
por la aceptación en el texto de la letra (artículo 30)– o pago (artículo
51), se incluyen otros supuestos de protesto sui generis:

El supuesto del artículo 29 para hacer constar la omisión de la fecha


de la aceptación.

El supuesto del artículo 81 donde el protesto sirve para hacer cons-


tar que el ejemplar enviado a la aceptación no le ha sido entregado, a pe-
sar de haberlo pedido, y que no ha podido obtener la aceptación o el
pago con otro ejemplar.

El supuesto del artículo 83 donde se habla de protesto para hacer


constar que ha sido solicitada la entrega de un documento original y que
no ha sido entregado.

c) Referencia a la sustitución del protesto y a los supuestos de


exclusión

Para evitar los gastos y los trámites del protesto, el artículo 51.2 esta-
blece que “producirá todos los efectos cambiarios del protesto la decla-
ración que conste en la propia letra, firmada y fechada por el librado en
la que se deniegue la aceptación o el pago, así como la declaración, con
los mismos requisitos, del domiciliatario o, en su caso, de la Cámara de
Compensación en la que se deniegue el pago, salvo que el librador haya
exigido expresamente en la letra el levantamiento del protesto notarial”.
Estas declaraciones deberán hacerse en los plazos señalados para el le-
vantamiento del protesto notarial.

Incluso, no será necesario ni el protesto ni la declaración equivalen-


te en los supuestos siguientes:

En caso de haber levantado protesto por falta de aceptación, dado


que el tenedor quedará eximido de la presentación al pago y del protesto
por falta de pago (artículo 51.5).

En caso de concurso del librado, haya éste aceptado o no, o del libra-
dor de una letra no sujeta a aceptación, ya que la presentación del auto
declarativo del concurso, bastará para que el portador pueda ejercitar
sus acciones de regreso (artículo 51.6).
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En caso de que se inserte en la letra la “cláusula sin gastos”. El ar-


tículo 56 señala que mediante la cláusula de “devolución sin gastos”,
“sin protesto” o cualquier otra equivalente escrita en el título y firma-
da, el librador, un endosante o sus avalistas, podrán dispensar al tene-
dor de hacer que se levante protesto por falta de aceptación o por falta
de pago para poder ejercitar sus acciones de regreso, tanto en vía ordi-
naria como ejecutiva. La cláusula no dispensará al tenedor de presen-
tar la letra dentro de los plazos correspondientes ni de las comunica-
ciones que haya de dar, aunque la prueba de la inobservancia de los
plazos incumbirá a quien lo alegue contra el tenedor. Si hubiese sido
escrita por el librador producirá sus efectos en relación con todos los
firmantes y si hubiese sido insertada por un endosante o avalista, sólo
causará efecto con relación a éstos.

d) El tiempo y la forma del protesto

Respecto al tiempo, la Ley cambiaria distingue entre protesto por


falta de aceptación y el protesto por falta de pago:
• El protesto por falta de aceptación deberá hacerse dentro de
los plazos fijados para la presentación a la aceptación o de los
ocho días hábiles siguientes (artículo 51.3).
• El protesto por falta de pago de una letra de cambio pagadera a
fecha fija o a cierto plazo desde la fecha o desde la vista deberá
realizarse en uno de los ocho días hábiles siguientes al venci-
miento de la letra de cambio. Si se tratase de una letra girada a
la vista, el protesto podrá extenderse en el plazo indicado para
el protesto por falta de aceptación (artículo 51.4).
En principio la fuerza mayor no exonera al tenedor del levantamien-
to del protesto, sino que le obliga a realizarlo una vez haya cesado. Úni-
camente en el caso en que dicha causa persistiera por más de treinta
días, se autoriza al tenedor a proceder en vía de regreso sin necesidad de
levantar el protesto (artículo 64).
En cuanto a la forma, la Ley cambiaria –en los artículos 52 a 54–, si-
guiendo la tendencia de otros ordenamientos y la línea de la Ley de 22 de
julio de 1967, se refiere al protesto propiamente dicho, a la notificación
del mismo y a las actuaciones posteriores:
El Notario iniciará el protesto mediante un acta en la que se copia o
reproduce la letra de cambio. El acta ha de efectuarse en los plazos indi-
cados en el artículo 51, anteriormente referidos.
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Una vez realizado el protesto deberá notificarse (por el propio Nota-


rio o por quién éste designe) al librado en los dos días hábiles siguientes.
La notificación se practicará por medio de cédula, que será entregada al
librado, sus dependientes o parientes o cualquier persona que se encuen-
tre en el domicilio que corresponda. No hallando a ninguno de ellos, la
notificación se considerará válidamente realizada con su entrega a cual-
quier vecino de dicho domicilio. La negativa a recibir la cédula no afec-
tará a la validez de la notificación.
En caso de letras domiciliadas, la notificación se hará al domiciliata-
rio. Por eso, las entidades de crédito están obligadas a remitir al librado
en el plazo de dos días hábiles, la cédula de notificación del protesto por
falta de pago de las letras de cambio que estén domiciliadas en ellos.
Si la letra protestada contuviere indicaciones o fuesen varios los li-
brados, el Notario deberá enviar cédula de notificación a todas las perso-
nas indicadas o libradas que residiesen en la misma plaza. Y si esas
personas –indicadas o libradas– residiesen en plaza diferente, podrá re-
producirse de nuevo el protesto en la localidad de que se trate dentro de
los ocho días hábiles siguientes a la fecha del protesto precedente.
Una vez realizada la notificación, y con independencia de la hora en
que se hubiese realizado, el Notario retendrá en su poder la letra, sin en-
tregar ésta ni testimonio alguno del protesto al tenedor hasta las catorce
horas del segundo día hábil siguiente al de la notificación. Durante ese
tiempo y en horas de despacho podrán los interesados examinar la letra
en la Notaría y hacer las manifestaciones que estimen oportunas en rela-
ción con el protesto y, eventualmente, proceder a pagar o a aceptar la le-
tra, según los casos: si el protesto fuese por falta de pago y el pagador se
presentase en dicho plazo a satisfacer el importe de la letra y los gastos
del protesto, el Notario admitirá el pago, haciéndole entrega de la letra
con diligencia en la misma y el acta de haberse pagado y cancelado el
protesto. De análoga manera, si éste fuese por falta de aceptación y la le-
tra fuese aceptada durante ese tiempo, el fedatario procederá a cancelar
el protesto y a anotarlo en el acta. Finalmente, a partir de ese plazo –las
catorce horas del segundo día hábil siguiente– el tenedor podrá retirar la
letra y una copia del acta del protesto. Aunque, en todo caso, el Notario
deberá proceder a la entrega de dichos documentos dentro de los cinco
días hábiles siguientes a la expiración del plazo indicado.
Además de levantar el protesto, el artículo 55 de la LC establece que
el tenedor deberá comunicar la falta de aceptación o de pago de la letra a
su endosante y al librador en el plazo de ocho días hábiles, a contar en
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caso de protesto notarial desde la fecha del mismo, en caso de declara-


ción equivalente desde la fecha que en ella conste, y en el caso de cláusu-
la de “devolución sin gastos” desde la fecha de la presentación de la le-
tra. Incluso, esa obligación recae también sobre los endosantes, que
deberán ir repitiendo la comunicación de un endosante a otro siguiendo
la cadena de endosos, en el plazo de dos en dos días, hasta llegar al libra-
dor. Toda comunicación que se realice a un firmante deberá hacerse en
el mismo plazo a su avalista. Esta exigencia tiene su fundamento en la
responsabilidad solidaria de cuantos intervienen en la letra y constituye
un aviso sobre la reclamación que puede recaer sobre los obligados cam-
biarios. La omisión o la reclamación extemporánea de la comunicación
no origina la pérdida de las acciones cambiarias, aunque el perjudicado
podrá reclamar una indemnización hasta el límite del valor de la letra.

D. Contenido económico de las acciones cambiarias

Los artículos 58 y 59 de la Ley cambiaria se refieren al importe de lo


que puede ser reclamado por medio de las acciones cambiarias. El pri-
mero, que es aplicable cuando ejercite una acción directa o de regreso el
tenedor insatisfecho, dispone que éste podrá reclamar el importe de la
letra más los intereses a partir del vencimiento, calculados al tipo de in-
terés legal del dinero incrementado en dos puntos y los demás gastos, in-
cluidos los de protesto y comunicaciones, salvo si la acción se ejercitase
antes del vencimiento, en cuyo caso se deducirá del importe de la letra el
descuento correspondiente, que se calculará al interés legal del dinero
vigente el día en que la acción se ejercite aumentado en dos puntos.
El segundo establece que el que hubiese reembolsado la letra de cam-
bio podrá reclamar de las personas que sean responsables frente a él –es
decir, de las personas que firmaron la cambial con anterioridad a él– no
sólo la cantidad íntegra que haya pagado, sino también los intereses de di-
cha cantidad, calculados al interés legal del dinero aumentado en dos
puntos, a partir de la fecha de pago, más los gastos que haya realizado.

E. La prescripción de las acciones cambiarias

Durante la vigencia del Código de comercio se establecía un plazo


general de prescripción para todas ellas –tres años a partir del venci-
miento de la letra (artículo 950)–. En cambio, la Ley cambiaria fija pla-
zos distintos: las acciones cambiarias contra el aceptante prescriben a
los tres años, contados desde la fecha del vencimiento. Las acciones del
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tenedor contra los endosantes y contra el librador prescribirán al año,


contado desde la fecha del protesto o declaración equivalente o del ven-
cimiento si la letra contenía la cláusula “devolución sin gastos”. Las ac-
ciones de unos endosantes contra otros y contra el librador prescribirán
a los seis meses a partir de la fecha en que el endosante hubiese pagado
la letra, o de la fecha en que se le hubiese dado traslado de la demanda
interpuesta contra él (artículo 88).
Además, la norma dispone que serán causas de interrupción de la
prescripción las establecidas en el artículo 1973 del CC y no las conteni-
das en el artículo 944 del Código de comercio, ya que en caso contrario
no sería considerada causa de interrupción de la prescripción “la recla-
mación extrajudicial del acreedor” y que la interrupción de la prescrip-
ción sólo surtirá efecto contra aquel respecto del cual se haya efectuado
el acto que la interrumpa (artículo 89).

II. LA LETRA DE RESACA

El reembolso de una letra en vía de regreso puede ser conseguido


a través de un simple requerimiento y el subsiguiente pago voluntario
de la letra realizado por cualquiera de los obligados, mediante el ejer-
cicio de la correspondiente acción cambiaria de regreso o por el giro
de una letra de resaca contra cualquiera de los obligados al pago. Por
tanto, la letra de resaca es un modo de ejercicio del derecho de regre-
so, que consiste en girar una nueva letra a la vista por el tenedor del
efecto desatendido a cargo de cualquiera de los obligados de la impa-
gada, que figurará como librado, y que será pagadera en el domicilio
de éste (artículo 62 LC). El nominal de la letra vendrá determinada
por el importe de la responsabilidad cambiaria en los términos de los
artículos 58 y 59, el importe del timbre de la letra, más un derecho de
comisión, que se justifica por la necesidad que tiene el portador de
valerse de un intermediario para presentar la letra al pago en el do-
micilio del librado. Esta fórmula alcanzó un gran auge en la antigua
práctica mercantil, aunque en la actualidad casi no se utiliza, porque
si el obligado está dispuesto a pagar voluntariamente, el tenedor
siempre preferirá acogerse a la vía del requerimiento privado, y en
caso contrario resultará más rápido y seguro el ejercicio de la acción
cambiaria.
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III. LAS ACCIONES EXTRACAMBIARIAS

Junto a las acciones anteriores conviven la acción causal y la acción


de enriquecimiento, que se fundan, respectivamente, en el negocio jurí-
dico o causa que motiva la emisión de la letra, o la declaración cambia-
ria correspondiente, y en el principio general de que nadie debe enrique-
cerse injustamente en perjuicio de otro.

A. La acción causal

El tenedor cambiario tiene frente a un determinado deudor dos ac-


ciones: la cambiaria que surge del título y la causal que nace del negocio
subyacente, aunque entre ellas existe una relación de concurrencia, por-
que ambas pretender obtener el pago de la letra, y una relación de alter-
nancia, dado que la satisfacción del crédito cambiario a través de una de
ellas extingue la otra.
Nuestro derecho se refiere a la acción causal en el artículo 1170 del
CC, cuando señala que “la entrega de pagarés a la orden, o letras de
cambio u otros documentos mercantiles, sólo producirá los efectos del
pago cuando hubiesen sido realizados, o cuando por culpa del acreedor
se hubiesen perjudicado. Entre tanto, la acción derivada de la obligación
primitiva quedará en suspenso”. Del precepto se desprende que en caso
de perjuicio de la letra, además de las acciones cambiarias de regreso,
también se extingue la acción causal. Por tanto, para que el tenedor pue-
da ejercitar esta acción es necesario que una vez llegado el vencimiento
presente la letra al pago y, siendo necesario, levante el oportuno protesto
o declaración equivalente.
Normalmente se utilizará la acción cambiaria y no la causal, por la
ventaja que presenta la vía ejecutiva frente a la ordinaria. Únicamente,
en casos muy concretos podría ser conveniente la acumulación de am-
bas acciones; por ejemplo, para evitar una sentencia adversa si existen
dudas de si ha prescrito la acción cambiaria, dado que la causal suele te-
ner un plazo de prescripción más largo (Vicent Chuliá).

B. Acción de enriquecimiento

Tiene como presupuesto que el tenedor hubiese perdido tanto las ac-
ciones cambiarias como las causales frente a todos los obligados. En ese
caso, podrá dirigirse contra el librador, el aceptante o un endosante, exi-
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giéndoles el pago de la cantidad con la que se hubiesen enriquecido in-


justamente en su perjuicio como consecuencia de la extinción de la obli-
gación cambiaria por prescripción o por la omisión de los actos exigidos
por la Ley para la conservación de los derechos que derivan del título.
No se incluyen los avalista ni los intervinientes, porque dada su posición
no es posible que se beneficien o enriquezcan con la prescripción o el
perjuicio de la letra, ni tampoco el librado no aceptante, porque como no
es posible ejercitar contra él acción cambiaria, difícilmente puede ha-
berse producido su pérdida. Esta acción en favor del tenedor prescribe a
los tres años de haberse extinguido la acción cambiaria (artículo 65).

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

Cuñat Edo, V., “El artículo 1170 del Código Civil y su aplicación a la entrega de
letras de cambio”, RDM, 127, 1973, págs. 89 y ss.
Eizaguirre, J. M., “Prescripción cambiaria y acción causal”, RDBB, 34, 1989, págs.
241 y ss.
García Cruces, J. A., Letra de cambio perjudicada y ejercicio de la acción causal.
Madrid, 1992.
Jiménez Sánchez, G., “Acción causal y acción de enriquecimiento”, RDBB, 25,
1987, págs. 7 y ss.
Pérez de la Cruz, A., “Las acciones cambiarias”, en Menéndez, Derecho cambiario
citado, págs. 663 y ss.
Paz-Ares, C., “La responsabilidad cambiaria derivada de una letra perjudicada”,
RCDI, 549, 1982, págs. 429 y ss.

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