El espacio de lo social no es concebido como homogéneo ni entero, sino como un
espacio social fragmentado dividido en instituciones. Las instituciones son construcciones que resultan del parcelamiento del terreno de lo social, que se originó en distintas coyunturas históricas, para responder a necesidades sociales. Las sociedades van transformando sus necesidades, las formas de resolverlas, y además hay un continuo cambio de los cercos y límites de cada conjunto institucional donde se desarrollan distintas estrategias de supervivencia, hay transformación, articulación y en algunos casos desaparecen. La escuela como institución, también es un producto histórico, que como dice Chevallier, se diferencia del resto por un movimiento de especificación, por la asignación de sentido dado desde lo social, ya que hubo un momento en que la sociedad pidió un lugar donde se pueda aprender lo que ya no se podía aprender en la casa o en otro lugar. Esta redefinición de los espacios institucionales surgen de los procesos históricos en los que los sujetos son actores y las adaptaciones y cambios llevan la marca de los orígenes, el para qué se creó, y que le asigna sentido a esa parcela del campo social donde surge el primer contrato o contrato fundacional. Los sistemas educativos surgieron como una necesidad de instrucción pública para el nuevo orden producto de las revoluciones industrial y revolución francesa que transformaron las relaciones sociales, políticas, económicas, y culturales. La Revolución Francesa buscó la igualdad de oportunidades, instaló un nuevo modo de organización social, se instaló la república donde como modelo de estado tiene un territorio, una población y un gobierno. La Revolución Francesa tuvo un mandato igualador a través de la instrucción pública, sin embargo, la Revolución Industrial, instaló un nuevo orden social que estratificaba, avanzó el capitalismo donde el fruto del trabajo de muchos se encontraba en manos de pocos. Esa reestructuración económica social trajo aparejada un grado de especialización y división del trabajo, donde surge la burguesía como una nueva clase social que necesitaba instrucción. Estos tipos de necesidades son los que le dieron origen a los sistemas educativos (escuela como proceso histórico) y donde las relaciones sociales adquirieron un carácter contractual donde la sociedad comenzó a ser pensada como una construcción social resultado de la acción voluntaria de los hombres. Los contratos, constituciones y leyes, formalizaron las relaciones de los individuos entre sí como de éstos con el Estado y su gobierno. Cada institución es portadora de un mandato social con derechos y obligaciones que son especificados en el contrato fundacional. La escuela es una construcción y un producto de los Estados que desde el punto de vista político y social desde sus principios trataba de instruir al pueblo y formar ciudadanos y desde lo económico se buscaba asegurar la inserción al mundo del trabajo. El contrato implicaba derechos y obligaciones tanto para la escuela como para el estado y las leyes establecieron la obligatoriedad y gratuidad de la educación básica y definieron contenidos mínimos. 2. En el contrato fundacional entre la escuela y la sociedad, se depositaron sobre la escuela expectativas y se articularon tres lógicas diferentes: la lógica cívica, sobre el interés de formar al ciudadano para su intervención en la vida pública y la igualdad de oportunidades, la lógica económica, formar para el trabajo y producción de bienes, la lógica domestica de las familias y los individuos y la lógica de las ciencias, las fuentes de conocimiento científico. Hoy en día, el sistema educativo atraviesa una crisis, que se expresa en una ruptura contractual, o ruptura del contrato, por parte de la sociedad y también de la escuela: hay un mutuo incumplimiento del contrato fundacional. También el Estado incumple con muchas de sus obligaciones. Todo esto solo genera un malestar interno del sistema, decepción, reclamos y demandas de la comunidad hacia la sociedad. Se hace necesario reestructurar las relaciones, recrear las cláusulas contractuales que comprometen mutuamente a la sociedad y la escuela mediante la especificación de deberes y obligaciones de cada una, una tarea de construcción social que no puede ser abordada solamente por las instituciones escolares. Según la autora la escuela deberá redefinir su contrato contemplando la lógica cívica, para la construcción de un orden democrático, la lógica domestica que garantice igualdad y equidad, la lógica económica y la lógica de la construcción de nuevos conocimientos que distribuya el saber ya acumulado. El nuevo contrato debe especificar las funciones que competen a la escuela, recuperar por ejemplo las prácticas de enseñanza y aprendizaje. Esta reformulación de los contratos internos debería establecer las pautas para que todos los esfuerzos de los actores se aúnen en el logro del mismo objetivo. A lo largo de la historia de la educación Argentina se dieron una serie de acontecimientos que produjeron un quiebre del contrato fundacional: (OJO LINEA DEL TIEMPO.) 3. Desde su origen la escuela tuvo un contrato paradójico, porque por un lado proponía borrar las diferencias sociales, y por el otro instaurar una desigualdad en posiciones sociales y laborales. En la creación de un orden social más justo, la escuela republicana surgió como una institución revolucionaria; de 'creación de un orden distinto' donde, la escuela está siempre en el centro de discusión política, y por ese rasgo 'se espera' que la escuela opere transformaciones sociales. Sin embargo, la escuela es una institución atravesada siempre por dos tendencias: perpetuar el orden establecido, y modificar ese orden (tendencia reproductivista o conservadora, y tendencia innovadora, transformadora). La escuela ejecuta el mandato social a través de la transmisión de y distribución de contenidos incluyendo una definición propia del saber y de su distribución. Lo hace a través del curriculum prescripto. El curriculum aparece como un ordenador institucional y sus especificaciones dan forma y sentido institucional, profesional y personal a los contratos en cada establecimiento. (reglas de convivencias, acuerdos, asignación de tiempos y horarios, etc.) 4. Para la autora, una escuela democrática requiere necesariamente de cuatro condiciones tales como: extender la cobertura de la matrícula, los niños debían permanecer en la escuela disminuyendo el fracaso escolar, que la escuela imparta saberes socialmente significativos y que no pueden ser adquiridos en otras instituciones, y demás que todos los alumnos obtengan igual capital cultural en igual cantidad de tiempo. Garantizar una escuela democrática, es responsabilidad de las políticas públicas pero además es responsabilidad de cada escuela y de cada educador. 5. Para el autor, la democracia no se agota en el ejercicio del voto, sino que además requiere de la participación, que requiere del dialogo permanente; el pluralismo; la libertad; la justicia; el respeto mutuo, que hace posible la convivencia en la diversidad; la tolerancia; la valentía cívica, se ve en las actitudes de solidaridad y la racionalidad comunicativa. La democracia si bien es una forma de gobierno tambien es un modo de vivir. Dentro del ámbito escolar se requiere entonces una participación activa de los distintos actores, donde las exigencias de la democracia se vean en sus comportamientos y en sus actitudes, en las estructuras y en las normas. Entonces el desarrollo del curriculum en la escuela tiene una reciproca relación con la democracia. La escuela debe ser una comunidad democrática donde sirva para transformar la sociedad. El curriculum como propuesta ideológica política y la democracia deben ser un compromiso institucional y personal que se debe mantener y desarrollar cada día. La democracia es una forma de vida por la que se debe luchar diariamente.