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LA CURVA DE XPERIENCIA:

¿Para qué sirve la curva de la experiencia?

16 de enero de 2018 | 08:00

Por Juan Martín

El concepto de curva de la experiencia es cada vez más valorado en las empresas


porque sirve para conocer la productividad de un trabajador a medio y largo plazo, pero
también para mejorar los procesos los procesos productivos. En los últimos años, el
saber hacer las cosas (know how) se ha convertido en una premisa ineludible.

En este artículo, se explica en qué consiste el concepto de experiencia en la gestión


empresarial y las ventajas que comporta conocerlo para la gerencia de una compañía.

Curva de la experiencia: definición

La curva de la experiencia es una magnitud que se calcula a medio plazo y que se


aplica a la mejora de los procesos productivos que realiza una empresa como resultado
de su know how y de la incorporación de nuevas tecnologías. Como principio general, a
medida que pasa el tiempo, se reducen los costes totales de la producción, siempre y
cuando exista un aumento sostenido de las ventas. Por lo tanto, para saber si se está
evolucionando en la dirección correcta se necesitan dos ejercicios que sirvan como
referencia, aunque lo ideal es tener más.

Esta variable sirve para calcular la competitividad de la empresa y realizar un análisis


de costes con garantías de éxito. Se parte de la base de que un aumento de ventas
sostenido en el tiempo supone una mejora en tecnología, pero también en el know how,
tanto en la gerencia como en los trabajadores que ganan experiencia.
Diferencia con la curva de aprendizaje

Erróneamente, hay quien considera que el concepto de curva de la experiencia es


sinónimo del de curva de aprendizaje, cuando en realidad existen matices importantes
que diferencian a ambos conceptos. En la curva de aprendizaje, es el trabajador el
que, a base de repetir un proceso, consigue realizarlo en menos tiempo y, en
consecuencia, aumenta su productividad media.

El concepto de curva de aprendizaje sigue la llamada Ley de Wright, que indica que, a
medida que se repita una operación varias veces, habrá una reducción en el tiempo
empleado para realizarla. Esto significa, por ejemplo, que para escribir una carta o
hacer una base de datos, la persona tardará menos cuantas más veces lo haga. Lo que
sucede es que, en la curva de aprendizaje, se calculan las mejoras con los mismos
factores productivos, es decir, con el mismo ordenador, calculadora, software o
maquinaria.

En cambio, el concepto de experiencia en la empresa es más amplio y se refiere,


también, a las economías de escala que se incorporan o a la incorporación de nuevas
tecnologías que optimicen los procesos de producción. Dicho de otra forma, todo lo que
engloba la curva de aprendizaje entraría dentro de las curvas de la experiencia, pero
no todo lo de las curvas de la experiencia tiene que ver con la curva de aprendizaje.

¿Por qué se reducen los costes?

En primer lugar, para realizar un análisis de costes conviene tener en cuenta que no
todas las empresas tienen la misma estructura y que puede haber variaciones
coyunturales que no tengan mucho que ver con el know how. Un caso evidente es el de
las petroleras, que dependen de las fluctuaciones del precio del crudo que puede subir
o bajar hasta un 50 % anual; por muy buenas tecnologías de extracción y refinado que
tengan, van a notar este factor.

Ahora bien, una vez que se tienen presentes estos imponderables, lo cierto es que hay
varios factores que reducen los costes y que están asociados a la experiencia, como
los siguientes:

1. Cuanta más continuidad exista en la relación comercial con los proveedores,


más fácil será conseguir descuentos o pago diferido. Por regla general, un
proveedor no va a hacer descuentos si no tiene una buena razón y si no tiene la
experiencia de que va a cobrar. En cambio, un proveedor, si tiene un cliente que
paga bien y que lleva años trabajando con él, está dispuesto a rebajar algo su
tasa de ganancia o a dar facilidades de pago porque no le interesa perderlo.
2. La excelencia en los procesos favorece una acumulación de capital que se
puede reutilizar para invertir en nuevas tecnologías. Se puede decir que este es
un círculo virtuoso que hace que, cuanto más se gane, más se pueda ganar si
se hacen las cosas bien desde el principio. Es evidente que, si no se vende,
difícilmente se puede comprar nueva maquinaria o software.
3. Evidentemente, trabajadores con experiencia y que lleven años realizando la
misma acción serán más productivos (en principio) que aquellos que acaban de
empezar, porque ya no necesitan formación. Es verdad, sin embargo, que el
factor humano es importantísimo y que la capacidad de aprendizaje de cada
persona es variable, de manera que la experiencia laboral es un factor que,
aunque tiene importancia, hay que relativizar.
¿Cómo mejorar los resultados gracias a la experiencia?

Si bien se ha hecho una referencia genérica, no deja de ser cierto que la mejora de la
competitividad no es, en absoluto, un objetivo que se pueda alcanzar sin ser
proactivo. Por este motivo, conviene tener en cuenta determinadas cuestiones que
pueden mejorar los resultados empresariales a través de las curvas de experiencia, ya
sea acelerando su efecto o mejorando.

En algunos casos, es posible conseguir que las curvas de experiencia aceleren su


efecto, especialmente por el capital humano de la empresa. En otros casos, en cambio,
la introducción de nuevas tecnologías favorece saltos cualitativos que mejoran los
resultados de la empresa.

En primer lugar, la contratación de personal cualificado y con experiencia previa en


las operaciones que va a realizar genera un valor añadido para la compañía porque, a
priori, ya sabe hacer las cosas. Este es el motivo por el que en las entrevistas de
trabajo se suele exigir experiencia previa.

En segundo lugar, y también asociado a la contratación, invertir en el reciclaje


profesional de los empleados puede ser una forma de aumentar la productividad
asociada a la experiencia. En consecuencia, siempre es más fácil enseñar algo desde
una base conocida que si el empleado tiene que aprender el proceso desde cero.

En tercer lugar, la introducción de nuevas tecnologías permite que, en muy poco


tiempo, exista una mejora sustancial en la eficiencia de los procesos productivos, que
se puede calcular de un año a otro. La disrupción tecnológica producto de la
introducción de los teléfonos móviles, PDA o tabletas ha permitido centralizar los
procesos productivos y hacerlos en menos tiempo.

La experiencia y las etapas de vida del mercado

Una de las premisas básicas del mercadeo estriba en el ciclo de vida de un producto,
que también se podría aplicar a las empresas. Por regla general, las etapas de vida del
mercado son las siguientes:

1.Introducción: hay una idea de negocio lucrativa que empieza a encontrar


potenciales compradores. Algunas empresas entran en este mercado con éxito.
Ejemplos de este caso serían los ordenadores cuando se empezaron a extender en la
década de 1980 en España.

2.Crecimiento: el número de demandantes sube exponencialmente, así como los


operadores dispuestos a ofertar el bien o servicio. Es en este momento cuando las
primeras empresas que empezaron a ofertar el producto o servicio, si lo hacen bien,
acumulan experiencia que les permitirá ser competitivas y aguantar en la siguiente
fase.

3.Madurez: las tasas de beneficio se estancan porque la competencia es máxima y no


hay mucho margen de mejora de beneficios. En este caso, se entra en una fase
oligopolística en la que solo las compañías con más experiencia se mantienen,
absorbiendo a las demás o haciendo que estas quiebren. Además, los procesos de
producción se mejoran mediante la deslocalización, y para conseguir esto se necesita
una cierta infraestructura que ya está al alcance de pocos.
4.Declive: el negocio deja de serlo y, en consecuencia, desaparecen las empresas que
ofertaban el producto o servicio. Lo normal es que el proceso sea lento y que dure
varios años, e incluso décadas. Es usual, sin embargo, que en el momento de llegar a
la fase de declive y desaparición las empresas que se dediquen a proveer este bien ya
se hayan diversificado y que esta cuestión suponga una parta mínima de sus ingresos.

Hay que señalar, pues, que para mantenerse en un mercado maduro es imprescindible
haber hecho bien las cosas durante la fase de introducción y, sobre todo, en la de
crecimiento. Solo así, cuando las tasas de beneficio dependan de factores endógenos
más que del mercado, la compañía podrá mantenerse en la brecha. De lo contrario, y
esto sucede con mucha frecuencia, empresas que han sido viables en las fases de
crecimiento, no han gestionado bien la experiencia y dejan de serlo en la fase de
madurez.

Conclusión

Por todos estos motivos, el análisis de la curva de la experiencia es altamente


interesante porque permite saber qué procesos se pueden mejorar y en qué fase está
la compañía. En una economía como la actual en la que la competitividad es un valor
fundamental, mantener los niveles de excelencia es una cuestión de supervivencia.

Tags: Curva de la Experiencia

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