Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
R. Astarita - El Capital Como Relación de Explotación (04-09-2013)
R. Astarita - El Capital Como Relación de Explotación (04-09-2013)
La primera aproximación
1
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
Debido a que el dinero es la encarnación del valor (como explicó Marx en el capítulo
primero de El Capital), el valor aparece como el sujeto del proceso: “... el valor se
convierte aquí en el sujeto de un proceso en el cual, cambiando continuamente las
formas de dinero y mercancía, modifica su propia magnitud, en cuanto valor se
desprende de sí mismo como valor originario, se autovaloriza. Ha obtenido la cualidad
oculta de agregar valor porque es valor. Pare crías vivientes, o, cuando menos, pone
huevos de oro” (ídem), p. 188). Y un poco más adelante: “El valor, pues, se vuelve
valor en proceso, dinero en proceso, y en ese carácter, capital” (p. 189). En esta
primera aproximación, el capital ya se concibe como relación. Una herramienta, un
cierto monto de dinero, no son capital por fuera de la relación D – M – D'. Pero con esto
tenemos solo la primera noción ("representación", diría Hegel) de la naturaleza de la
relación social implicada en el capital; su contenido sólo se descubre cuando se indaga
en la fuente del aumento del valor. ¿Cómo es posible que el valor dé valor, y en forma
creciente?
El misterio de la valorización
Presentemos el problema: si el capital es una cosa, ¿por qué rinde una renta o
plusvalía permanente? Böhm Bawerk lo planteó con claridad en Capital e interés: “El
fenómeno del interés nos brinda, pues, en conjunto, la curiosa imagen de una
producción continua e inagotable de bienes a base de un capital inanimado”. También:
“... el interés fluye sin llegar agotar nunca el capital que lo produce, sin que, por lo
tanto, se ponga limite alguno a su duración: su duración puede ser eterna, en la medida
en que cabe aplicar esta expresión a las cosas terrenales” (p. 27). Por eso se pregunta:
“¿De dónde y por qué obtiene el capitalista ese aflujo interminable de bienes, sin
esfuerzo alguno de su parte?” (ídem). Böhm Bawerk es consciente de que aquí está el
punto crítico de la economía política.
2
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
Por otra parte, en los textos que se utilizan habitualmente para la enseñanza de la
“economía”, el origen de la ganancia apenas se menciona. De hecho, en la mayoría de
las presentaciones se la identifica con la tasa de interés, que a su vez aparece como un
“costo del capital”, que se iguala a la productividad marginal. Pero las criticas de
Cambridge han desnudado la falta de fundamentos de las explicaciones basadas en la
productividad del capital. En otros casos -en especial, en los textos de macroeconomía-
se postula que el empresario recarga un “plus” (el mark-up) sobre los costos, cuya
naturaleza y razón económica jamás se examina, ni explica. A la vista de las
dificultades, una “solución” es la adoptada por algunos poskeynesianos, como Kaldor:
el beneficio del capital simplemente existe, sin dar cuenta de su origen ni naturaleza.
3
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
y ambas están valuadas en $100, Juan y José habrán ganado en valor de uso, pero
ninguno habrá incrementado el valor de $100 contenido en cada una de las
mercancías, previo a la transacción. De manera que la plusvalía no puede surgir de la
venta. La razón última es que en el mercado, en los actos de compra y venta, solo se
operan cambios de la forma social -de mercancía a dinero, de dinero a mercancía- que,
como tales, no agregan una pizca de valor de uso (el valor de uso siempre es el
fundamento del valor).
Por otra parte, Marx critica la explicación de la plusvalía por la abstinencia del
capitalista (Marshall hablará de la espera, Keynes de la espera unida a la escasez; son
variaciones del mismo tema). La tesis de la abstinencia supone que para el capitalista
es un sacrificio no consumir. ¿Pero por qué no es un sacrificio consumir, en lugar de
disfrutar del placer acrecentar el valor sin cesar? El dinero es encarnación del valor.
Dado que como representante de la riqueza social, se lo puede convertir en cualquier
mercancía, cualitativamente carece de límites. Pero a la vez, toda suma de dinero está
limitada cuantitativamente (ver Marx, 1999, cap. 3, t. 1). De ahí que cada suma
alcanzada es solo un estímulo para superarla. Por eso, en la psicología socialmente
condicionada del capitalista, el goce reside en el incremento del valor del capital. La
abstinencia de consumir jamás podría leerse como un sacrificio, y no puede ser el
fundamento de la plusvalía.
4
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
El valor de la fuerza de trabajo entonces está determinado por el valor de los medios de
subsistencia necesarios para su conservación y reproducción. Pero dada una
determinada productividad del trabajo, la fuerza de trabajo tiene la peculiaridad de que
puede generar más valor que el encerrado en los medios de subsistencia necesarios
para su mantención. “El hecho de que sea necesaria media jornada laboral para
mantenerlo vivo durante 24 horas, de modo alguno impide al obrero trabajar durante
una jornada completa. El valor de la fuerza de trabajo y su valorización en el proceso
laboral son, pues, dos magnitudes diferentes” (Marx, 1999, p. 234, t. 1). Al trabajar, el
obrero produce una mercancía, en la cual se conserva el valor de los medios de
producción consumidos, y aparece un nuevo valor, un agregado. Una parte de este
último repone el valor de la fuerza de trabajo, y otra parte conforma la plusvalía. Por
ejemplo, si el trabajador necesita para mantenerse (junto a su familia) bienes de
subsistencia cuyo valor es, en promedio diario, $100, y durante la jornada laboral con
su trabajo crea valor por $150, habrá generado $50 de plusvalía. Esto significa que el
origen de la plusvalía es el trabajo realizado por encima del necesario para reproducir
el valor de los medios de subsistencia. En otras palabras, la plusvalía encarna trabajo
no pagado; trabajo del que se apropia el capitalista. Cumpliéndose así la ley del
mercado -el cambio de equivalentes- el dinero se ha transformado en capital, en valor
que se autovaloriza. No es una cosa -máquina, dinero, materia prima, instalaciones- la
que genera la “renta” por la que se interroga Schumpeter, sino seres humanos que
están empleando energía, músculos, nervios, para generar valor y plusvalor.
5
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
Profundicemos ahora en por qué decimos que el capital es una relación social. La
respuesta básica es: porque los poseedores de las condiciones de producción (de los
medios de producción y de subsistencia) se enfrentan a los trabajadores que no son
propietarios de esas condiciones. Es desde esta situación de propietarios-poseedores
en un polo, y no propietarios-no poseedores en el otro, que se establece una relación
de explotación. El que no tiene propiedad de los medios de producción, está obligado a
intentar vender su fuerza de trabajo, si quiere evitar la inanición. En el mercado todos
son formalmente iguales, propietarios de dinero y mercancías, pero de contenido,
6
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
Por lo dicho hasta aquí, se comprende también que el capital implica una relación de
dominación; al dominar las condiciones de trabajo, el obrero está obligado a entregar
más trabajo por menos trabajo. Lo cual explica que esas condiciones tomen la forma
social de capital. “El enfrentamiento de las condiciones de trabajo producidas y en
general de los productos del trabajo, como capital, con el productor directo, implica
desde el primer momento un carácter social determinado de las condiciones materiales
de trabajo con respecto a los obreros, y por lo tanto, determinada relación que éstos,
en la producción misma, establecen con los poseedores de las condiciones de trabajo y
entre sí (Marx, 1999, p. 1115, t. 3). Así, el carácter capitalista de los medios de
producción y subsistencia consiste en su cualidad económica de emplear obreros y
hacerles producir plusvalía; tienen una propiedad social, que los convierte en capital
(véase Marx, 1983, pp. 40-1). Por eso se establece “una nueva relación de hegemonía
y subordinación, que a su vez produce sus expresiones políticas” (ídem, p. 62). Es
nueva con respecto a las formas de subordinación personal y política de los modos de
producción precapitalistas. Es que en el capitalismo el trabajador está en una relación
de dependencia económica; “no existe ninguna relación política, fijada socialmente, de
hegemonía y subordinación” (ídem). La extracción del excedente ocurre por vía
económica: a partir de la desposesión del productor de sus condiciones de producción,
está obligado a vender su fuerza de trabajo al capitalista.
7
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
Dado que los medios de producción sirven como medios para absorber y extraer
plustrabajo (que se presenta bajo la forma de plusvalía), esa facultad aparece como
una cualidad que les es inherente, como algo inseparable, como si les correspondiera
en cuanto medios de producción (véase, por ejemplo, Marx, 1983, p. 18). Por eso, el
capital, “que expresa una relación social determinada, aparece como cosa”. De ahí el
carácter fetichista de la relación capitalista: ésta se manifiesta bajo la forma de una
cosa que produce valor acrecentado. La idea de que la máquina, en cuanto cosa,
genera la plusvalía, es una expresión de este fetichismo. Pero el fetichismo alcanza su
punto más alto en el interés, o sea, en la forma del dinero que genera dinero. “En la
forma del capital que devenga interés. … el capital aparece como la fuente misteriosa y
autogeneradora del interés, de su propia multiplicación. La cosa (dinero, mercancía,
valor) ya es capital como mera cosa; y el capital se manifiesta como mera cosa... El
capital que devenga interés, por consiguiente, este fetiche automático -el valor que se
valoriza a sí mismo, el dinero que incuba dinero- se halla cristalizado en forma pura, en
una forma en la que ya no presenta los estigmas de su origen. La relación social se
halla consumada como relación de una cosa, del dinero, consigo misma. (…). De esta
manera se convierte por completo en atributo del dinero el de crear valor, de arrojar
interés, tal como el atributo de un peral es el de producir peras” (Marx, 1999, pp. 500-
1).
Así como el capital segrega plusvalía, la plusvalía genera capital, y en escala creciente.
Esto es, después de haber explicado el origen de la plusvalía, Marx demuestra cómo la
plusvalía genera capital. El tema se desarrolla en los capítulos de El Capital dedicados
a la reproducción.
Como siempre, es importante distinguir entre el contenido material del proceso de
reproducción, y su forma social. Por eso, Marx comienza el capítulo 21 del tomo 1
diciendo que ninguna sociedad puede producir continuamente sin reconvertir, al mismo
tiempo, una parte de sus productos en medios de producción de una nueva producción.
Es la idea de la actividad económica como un proceso circular (presente en los
fisiócratas y otros exponentes de la economía clásica), que reproduce los bienes
8
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
Conclusiones políticas
9
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
medio de la coerción que se ejerce sobre los que carecen de la propiedad de las
condiciones para producir.
Lo anterior explica entonces por qué la obra de Marx se presenta como una crítica de la
Economía Política. Es una crítica porque cuestiona lo que la Economía Política (incluso
en sus representantes más destacados) da por supuesto y aceptado: la propiedad
privada del capital. “La economía política parte del hecho de la propiedad privada. Pero
no la explica. (…) … no nos ofrece una explicación del fundamento sobre el que
descansa la división del trabajo y el capital, y la del capital y la tierra”, dice Marx en los
Manuscritos de 1844 (1987, p. 595). Se trata entonces de subvertir lo incuestionado, lo
que se acepta como “natural”.
Por eso, el centro de la crítica no es a tal o cual gobierno, a tal o cual figurón de la
política del día. La tarea tampoco pasa por remendar el orden capitalista (¿por qué
algunos marxistas “razonan como estadistas” en los grandes medios?) La actitud hostil
del marxismo hacia la política de la clase dominante, sus gobiernos y altos funcionarios
del Estado, no se debe a tales o cuales medidas circunstanciales, sino a que
concentran los poderes que dominan al trabajo. Por supuesto, el marxismo lucha por
toda reivindicación elemental -mejoras de los salarios, vigencia de las ocho horas de
trabajo, mayores derechos sindicales y democráticos, etcétera- pero también marca los
límites de estas luchas, en tanto subsista la relación de explotación. Podríamos decir
que toda la táctica política gira en torno a esta dualidad, la necesidad de la lucha
elemental; y el señalamiento, la explicación paciente, de la causa de fondo de los
males de las masas empobrecidas y desposeídas, que es la relación capitalista.
Después de todo, y como alguna vez lo señaló Lenin, la conciencia de clase obrera, en
su grado más alto, comprende que entre el obrero y el dueño del capital no sólo hay
diferencias (como dicen en general los reformistas), sino que existe un antagonismo
irreconciliable.
Textos citados:
Böhm Bawerk, E. von (1986): Capital e interés. Historia y crítica de las teorías del
interés, México, FCE.
Marx, K. (1975): Teorías de la plusvalía, Buenos Aires, Cartago.
10
Rolando Astarita El capital como relación de explotación
11