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De las hormigas
“Comenzamos esta parte [cuarta], con la ayuda de Dios y con su auxilio,
hablando de las hormigas chicas y grandes, según prometimos al terminar el
tomo tercero...”
“Pero quizás alguien diga: “Y ¿cómo sabe el hombre que la hormiga que quiso
llevarse la langosta sin conseguirlo, es precisamente la que trasmitió la noticia
a sus pequeñas compañeras y la misma que viene luego a la cabeza de ellas?”
A esto responderemos que por una larga experiencia, pues jamás hemos visto
que una hormiga intente arrastrar una langosta y no pueda conseguirlo, sin
que poco después, si es que vuelve, venga acompañada de otras hormigas. Y
si bien es verdad que no podemos a simple vista distinguir aquella hormiga de
sus compañeras, también es cierto que no cabe concebir otra hipótesis que la
que hemos dicho, pues además nunca hemos visto hormiga alguna que, si al
volverse al hormiguero, cargada con una presa o sin carga, se topa con otra
hormiga, deje de detenerse junto a ella y contarle alguna cosa, lo cual es
indicio de que al abandonar aquella hormiga a la langosta lo hizo para informar
a sus semejantes, como lo hace el explorador, que no engaña a sus
compañeros de caza...”
“Las hormigas son proverbiales por su multitud, y así se dice: “Vinieron como
hormigas.” Los etíopes son de dos especies: unos, que se glorían por su
muchedumbre, se llaman “las hormigas”; otros, que se glorían por su paciencia
y corpulencia, se llaman “los perros”; los unos están siempre tumbados; los
otros siempre en movimiento: aquéllos son los perros; éstos las hormigas.”
http://www.mirmiberica.org/BHME/articulos/BHME_AlJahiz.htm (02-04-2013)