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La Economía de la República Dominicana es la economía de mayor crecimiento de Latinoamérica.

La economía dominicana crece a un ritmo de un 7% siendo una de las de mayor crecimiento en el


mundo y es la octava economía más grande de América Latina después
de Brasil, México, Argentina, Colombia,Chile, Perú y Ecuador.
Es un país en vía de desarrollo de ingresos medios altos según el Banco Mundial, dependiendo,
principalmente del comercio exterior, los servicios, la minería, la industria farmacéutica,
componentes electrónicos, equipos médicos, minería, textil y calzado y el turismo son los pilares de
una economía diversificada y una industria altamente desarrollada. La República Dominicana es
una potencia turística en la región, más de 7 millones de turistas visitaron el país en el 2018.
Convirtiéndose en la primera potencia turística de Centro América y el Caribe. Es el quinto mayor
exportador de oro del mundo.

En la actualidad, República Dominicana es el mayor receptor de inversiones extranjeras de


Centroamérica y el Caribe. El país atrae año tras año a grandes capitales extranjeros,
corporaciones y transnacionales debido a la estabilidad política y económica, pero sobre todo a su
posición geográfica en el centro del continente. Además, el país cuenta con grandes yacimientos
mineros de oro, plata, níquel, mármol y ámbar. También cuenta con la mejor infraestructura del
Caribe y es considerado en la actualidad como el Singapur del Caribe a nivel de infraestructuras, y
en términos de consumo, cuenta aproximadamente con más de 7 millones de consumidores
potenciales internos y con más de 900 millones de consumidores externos, todo esto gracias a los
tratados de libre comercio con naciones económicamente más desarrolladas.

En la segunda mitad del siglo XIX la economía dominicana se caracterizó por el incremento
exorbitante en la masa monetaria por la frecuente introducción de nuevos conos monetarios para
enfrentar la constante hiperinflación, en ocasiones circulando varias monedas nacionales juntas
(reales y pesos), alcanzando su punto más álgido la hiperinflación de 1857 que provocó
la Revolución Cibaeña que derrocó al presidente Buenaventura Báez.
De 1903 a 1947 el dólar de los Estados Unidos fue la moneda oficial del país, período que se
caracterizó por la estabilidad macroeconómica. En 1947 se crea el "peso oro",
nominalmente convertible al oro y al dólar estadounidensegracias a los Acuerdos de Bretton Woods;
esta moneda tendría un valor fijo en paridad con el dólar hasta la década de 1970 (poco después de
la crisis del dólar de 1971), cuando empezó una leve devaluación del peso oro.
La depresión económica durante la segunda mitad de los 80 y principios de los 90, durante la cual
el PIB se contrajo un 5 %, la inflación alcanzó el 100% y la moneda se devaluó a 1.56 pesos oro por
1 dólar en 1982, 4×1 en 1987, 13 pesos oro por 1 dólar en 1996 y 16×1 en 2000. A partir de 1995 la
República Dominicana entró en un período de crecimiento moderado y disminuyente inflación hasta
2002, luego del cual, la economía entró en recesión. El PIB se contrajo un 1% en 2003, mientras la
inflación se disparó por encima del 27% y la prima del dólar se situó a 50×1.
A pesar de un creciente déficit comercial, el turismo y las remesas han ayudado a obtener reservas
en moneda extranjera. En la actualidad, las remesas provenientes de EUA, Europa y otros países,
constituyen parte de la economía nacional.
Según el Informe Nacional de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo, PNUD, República Dominicana 2005,[1] establece que este país se ha insertado en la
economía mundial de manera social y políticamente excluyente, conociendo tasas de crecimiento
económico promedio anual en los últimos años por encima del 5%. Sin embargo, el carácter
excluyente del modelo económico que se ha impuesto, no ha traducido este crecimiento al bienestar
de la población. Al contrario, señala el Informe, República Dominicana, en el año 2002 era el país
número 13 (de un total de 177 en el mundo) que menos había aprovechado para mejorar el
posicionamiento en el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Con esto se puede hablar de un fracaso
de las élites políticas de los últimos 50 años en conducir a su población a estados de bienestar y
seguridad. Por igual, el Informe deja claramente establecido, que el problema de la economía
dominicana no es de inserción en mercados, sino de estrategias de competitividad que debieran
estar asociados al bienestar de su población.
El Informe establece que la "causa principal de la pobreza dominicana y del bajo desarrollo humano
relativo no es la falta de financiamiento y de recursos económicos, sino el escaso compromiso con
el progreso colectivo del liderazgo nacional y empresarial durante las últimas décadas y la ausencia
de un pacto social y de empoderamiento de los sectores mayoritarios de la sociedad dominicana".
En diciembre de 1996, el entonces entrante presidente Leonel Fernández, presentó un paquete de
reformas - incluyendo la devaluación del peso, reducción en las tarifas de importación e incremento
en el precio de los combustibles - en un intento de crear una economía orientada al mercado que
pueda competir internacionalmente.
Entre 2000 y 2004, el gobierno de Hipólito Mejía, introdujo cambios que impactaron a la economía
dominicana. Relegación de reformas que estaban en curso, desaceleración de la oferta exportable
(algo que ya había comenzado en el anterior gobierno de Fernández), y sobre todo, la crisis
cambiaria y bancaria (el tercer banco y grupo financiero del país: el BANINTER; y dos grupos
financieros bancos más, conocieron una quiebra que ascendió a cerca del 15-20% del PIB anual),
unido a la corrupción administrativa generalizada y asociada a estas quiebras, y debido a la
acentuación de la crisis del sector eléctrico, compendian un cambio de naturaleza nunca vista en la
economía dominicana. La magnitud de la crisis hizo colapsar sectores completos de la economía, y
se estima, que entre un 12 a un 15% de la población pasó de ser pobre a muy pobre o indigente.
Esto significa cerca de 2 millones de personas.[cita requerida]
Aunque la economía ha comenzado a crecer bajo la nueva administración de Fernández que se
inició en agosto de 2004, construcción, turismo y telecomunicaciones son los sectores que están a
la vanguardia.
Sin embargo, no hay que olvidar lo sostenido por el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2005
del PNUD/RD, cuando señala que el modelo actual de turismo no constituye, a pesar de su vigor,
una propuesta sostenible, y que si el mismo "no se modifica, se agota". Por lo cual, queda como
asignatura pendiente en el país, que el liderazgo nacional discuta a fondo cuál será esa
modificación que hay que hacerle a este sector pujante de la economía dominicana.
Según el citado Informe, las externalidades negativas relacionadas con: la inseguridad ciudadana,
el detrioro medioambiental (que va desde desmonte de áreas protegidas, destrucción de hábitats
de especies endémicas, hasta el uso de fuentes de agua para propósito de desechos y destrucción
de manglares y de ámbitos marinos), la especulación inmobiliaria, y sobre todo, la exclusión de la
población dominicana y su valor agregado al contexto de la actividad turística, son factores de
mediano y largo plazo que "harán insostenible en el tiempo esta actividad". Más aún, con la fuerte
competencia que el mismo entraña en el ámbito caribeño.
Resultó paradójico, irónico y sorprendente en el ámbito nacional e internacional, que apenas a dos
meses de publicado el Informe del PNUD, en el que se demostraba técnicamente la inviabilidad de
este modelo de turismo a largo o mediano plazo, bajo el subtítulo en el capítulo III de "El Turismo:
Si No se Modifica, Se Agota" el propio Ministerio de Turismo (Secretaría de Estado), lanzara una
campaña internacional de promoción turística en la cual, su eslogan principal dice: "República
Dominicana: Lo tiene todo".
La actual administración está trabajando para incrementar la capacidad de producción de energía
eléctrica, pieza clave para el crecimiento económico continuado, aunque su problema principal no
es de generación sino de financiamiento. La compañía eléctrica estatal, fue privatizada, luego de
numerosos retrasos. Proceso que se había iniciado en la pasada Administración de Fernández, y
que en la de Mejía, tomó forma y se ejecutó, no sin infundirle su particular sello a dicha ejecución.

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