Está en la página 1de 2

COLUMNA: Sobre Rock y Moret

AUTOR: NICOLÁS PONTA

No fue hace mucho, yo tenía dieciocho años, había empezado a trabajar desde los quince en el
mundo del cine gracias a un cortometraje que había hecho para una chica que, hasta el día de
hoy, cargando sobre mí una pre-nominación al Oscar al mejor cortometraje animado y varios
premios, no sabe que existo. Curiosamente ese cortometraje que hice a mis quince años lo vio
Juan José Campanella y ahí arranco la que es hasta hoy en día mi carrera.
A los dieciocho años unos amigos que compartían la misma pasión por contar historias como
yo decidimos armar una productora de nombre “Adamello Studios” que se conformaba con
gente de todo el mundo que quisiera formar parte y que tuviese una edad hasta veintitrés, no
más que eso. Queríamos abarcar todas las áreas, ficción, publicidad, video musicales,
animación, todo. Solo que ninguno sabia como contactar marcas, como contactar actores,
como contactar managers de bandas y mucho menos discográficas.
Fue entonces que comenzamos nuestra primer “oficina”, nuestra primera oficina fue una
habitación en la casa de mis padres. Teníamos solamente una notebook dos parlantes y un
celular con crédito mínimo. Comenzamos armándonos una cuenta de twitter de la productora
y empezar a bombardear a actores para que nos siguieran y de esta forma contactarlos por
mensaje directo y así poder obtener su email. Tuvimos éxito, nunca sabremos si fue muy
convincente el tweet que se basaba en esto: “Hola ***** nos gustaría contactarte para hablar
de un asunto laboral”. Cortito y al pie, como diría mi amigo Marcos Ferrero.
Luego teníamos que contactar managers de bandas y marcas de publicidad, había que usar el
teléfono. El problema es que pensábamos en que nuestra voz de adolescentes iba a ser
delatora de nuestra edad, así que optamos por el plan “oficina 2.0” que serviría para que
nuestra voz pase desapercibida y darle más seriedad al asunto. Buscamos en el amplio
catálogo de youtube un efecto de oficina, básicamente una especie de loop de dos horas en
donde se escuchan ruidos de gente que habla, maquinas imprimiendo, un teléfono que suena,
una cuchara que revuelve una taza de café, etc. Poníamos play al sonido del loop,
conectábamos los parlantes a la notebook y nos poníamos cerca de ellos para hacer la llamada.
Ya no éramos una habitación en una casa, éramos una oficina en WallStreet.
Fuimos contactando marcas, armando publicidades, vendiendo nuestros productos. Sin
embargo, nos costaba convencer a los manager de las bandas que nuestra calidad de videos y
forma de contactar historias sería algo nuevo, algo viral y cinematográfico. Fue así que me
decidí entrar en el mundo del rock, sabia con mis colegas que podíamos hacer algo grandioso.
Estelares sacaba por aquel entonces por radio el tema “los acertijos” saque lo que me
quedaban de ahorros y arme un videoclip con unos amigos de una calidad exuberante. Me
puse en contacto con la radio de Estados Unidos NPR en donde una amiga trabajaba y le pedí
que me diera algo para acreditarme en la Oktoberfest de Villa General Belgrano, Córdoba y así
poder entrevistar a Manuel Moret y mostrarle el videoclip que habíamos hecho para su
canción. Claramente no me dieron nada desde la NPR, así que contacté personalmente a “el
tano” manager de Estelares le dije que quería hacer una nota para la radio norteamericana y
me dieron una entrevista en el hotel donde se hospedaban.
Dios sabrá que habrá pensando Manual Moret, en ya tantos años de frecuentarlo nunca le
pregunte, cuando vio a un entrevistador que apenas tenía barba. Lo entreviste y a mitad de la
entrevista le mostré el videoclip que habíamos armado, Manuel atino a decir al final del
mismo: “Es justo lo que yo quería hacer, pero nadie me entiende. Te doy mi email y estamos en
contacto ¿te parece?”
Esa tarde obtuve un email de mi primera banda con la cual viviría muchas aventuras y trabajos
a lo largo de estos años, que supongo contare en otra entrega.
Y respecto a la entrevista fue tan extrañamente simpática que la termine compartiendo en
Radio Gamba, gratis. Porque al fin y al cabo lo único que vale la pena en este mundo en
quiebra, es lo que compartimos con los demás cuando no sos cool (como yo).

También podría gustarte