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El profesionalismo y la ética en la consultoría

(Síntesis preparada por L. E. Septimio Pérez Escalante para ITESCAM)


(Organización Internacional del Trabajo. La consultoría de empresas: Guía para la profesión.
3ª. Edición. México. Limusa, 2007)

Profesión.
Los criterios para definir una profesión se encuadran en los siguientes aspectos:
a) Conocimientos teórico prácticos. Es el cuerpo de conocimientos propios de la profesión.
b) Concepto de servicio e interés social. Poner los conocimientos y experiencia a disposición de los clientes
considerando su interés desde una perspectiva social amplia.
c) Normas éticas. Definen lo que es un comportamiento apropiado y cual no lo es en la prestación del servicio.
d) Sanción de la comunidad y aplicación. Constituye un conjunto de consideraciones jurídicas y normativas que el
profesional debe cumplir.
e) Autodisciplina y autocontrol. Organizar la profesión en una o varias instituciones a las cuales el profesional se
adhiere en forma voluntaria para autorregularse entorno a la aplicación de un código aceptado en el ejercicio de la
profesión.
Enfoque profesional
Un profesional es toda aquella persona que puede brindar un servicio o elaborar un bien, garantizando el resultado con
calidad de excelencia (http://es.wikipedia.org/wiki/Profesi%C3%B3n)
Cualquier consultor que aspire a convertirse en un auténtico profesional debe aclarar su propia concepción de la ética y
las normas que ha de respetar en su colaboración con los clientes. Las características siguientes del enfoque profesional
de la consultoría son escenciales:
a) Competencia técnica. Es la base del enfoque profesional, el consultor debe autoevaluar sus conocimientos al
considerar un nuevo contrato; sin embargo las asociaciones de consultores han establecido un cuerpo común de
conocimientos de los consultores profesionales y el tipo y duración mínima de la experiencia.
b) Intereses del cliente. El consultor debe en principio asegurar que sus intereses y los del cliente no deben estar en
conflicto, de ésta forma el consultor respetará la regla de oro de la consultoría que es: poner plenamente su
competencia a disposición del cliente con el objetivo de hallar la mejor solución posible a los intereses de éste.
c) Imparcialidad y objetividad. El consultor debe evitar prejuicios, ideas preconcebidas o soluciones prefabricadas que
quizá funcionen en otros contextos pero pueden resultar inadecuadas a los clientes actuales; también deben
aprender a controlar sus emociones y no permitir que esas ideas erosionen el valor de su asesoría.
d) Obligación de reserva. El consultor se debe comprometer a no revelar información confidencial alguna acerca de
los clientes, ni utilizar en modo alguno esa información para obtener beneficios o ventajas personales.
e) Comisiones. En una empresa profesional la cuestión del pago de comisiones para conseguir contratos o hacer
ciertas recomendaciones constituye un grave problema ético, sin embargo el pago a una persona u organización
que representa al cliente o que actúa de intermediario es aceptable en la mayoria de los casos siempre y cuando el
cliente esté enterado de esa posiblidad y considerarla aceptable.
f) Valor por el dinero. En general, la ética profesional impone a los consultores la obligación de cobrar honorarios
"normales" y "razonables", según las normas y la práctica imperante de la profesión. El cobro excesivo es poco
profesional y cobrar honorarios inferiores con la finalidad de eliminar a la competencia también es poco profesional
principalmente cuando el consultor, a sabiendas, deba reajustarlos. Esto incurre además en una práctica poco ética.
g) Intereses sociales mas amplios y ética del cliente. Es el caso en que los intereses del cliente pueden estar real o
potencialmente en conflicto con intereses sociales mas amplios o el consultor puede descubrir prácticas que, de
acuerdo con las normas sociales imperantes o su opinión personal, son nocivas o indeseables cuando no ilegales.
En este caso el consultor enfrenta un auténtico problema ético, por lo que determinar que puede considerarse ético
en un contexto puede ser difícil. Para solucionar en parte éste dilema, el consutor podría sugerir la reducción al
mínimo las consecuencias potencialmente nocivas de las decisiones de la empresa o como optimizar esas
decisiones en lo referente a los beneficios financieros y sociales para los diferentes intereses en juego.
Asociaciones profesionales y códigos de conducta
Las asociaciones han destacado en la promoción de las normas profesionales de la consultoría y han ayudado a l a
nueva profesión a ganarse la confianza de los grupos empresariales y una buena reputación en la sociedad, esto lo
hacen mediante:
a) Constitución de un cuerpo común de conocimientos.
b) Determinación de criterios mínimos de calificación.
c) Concesión de un certificado.
d) Investigación de denuncias de violaciones al código de conducta.
e) Intercambio de experiencias y mejora de métodos de consultoría.
f) Capacitación a consultores.
g) Facilitación de información sobre servicios.
h) Defensa de intereses comunes.
La pertenencia a una asociación profesional es voluntaria pero se elige debido a las ventajas que ofrece para los
consultores suadhesión y porque se incorporan a una obligación moral colectivamente aceptada. Se estima que un 50%
de los consultores se encuentra incorporado a una asociación. En México se identifican, entre otras, dos asociaciones
que tienen relevancia en las actividades de los consultores. La primera es el Consejo Nacional de Normalización y
Certificación de Competencias Profesionales (CONOCER) quien tiene a su cargo la expedición del certificado de
consultor y la Cámara Nacional de Empresas de Consultoría (CNEC) que agrupa a consultores independientes y
empresas de consultoría cuyos objetivos centrales son: representar a las empresas de consultoría mexicanas, defender
sus intereses, fomentar su calidad y promover el desarrollo del mercado de trabajo para sus afiliados.
Escenario internacional
Las organizaciones mas importantes que abarcan los tres mercados de los servicios de consultoría son:
a) ACME (Estados Unidos). Establecida en 1926 agrupa grandes empresas multinacionales con sede en EUA aunque
empresas no estadounidenses pueden formar parte de ACME.
b) FEACO. Federación europea de asociaciones de consultoría de empresas, federación que agrupa asociaciones
nacionales (una por país), la mayoría de empresas de EUA tienen filiales en países europeos que participan en
FEACO.
c) ZEN-NOH-REN (Japón). Asociación nacional con una base mas amplia de miembros que agrupa otras asociaciones
profesionales en la gestión y productividad, además de la consultoría
Las características de esas asociaciones son dferentes, sin embargo han iniciado la cooperación en asuntos de interés
común. La colaboración internacional ha sido promovida por el Consejo Internacional de Institutos de Consultoría
establecido en 1987 para concentrarse en la promoción profesional y en la calidad mediante la extensión del certificado
emitido por los institutos miembros.
Responsabilidad jurídica de los consultores.
Los consultores no son inmunes a la denuncia juridica por su responsabilidad en ciertos casos en los que se considere
que su asesoramiento y recomendaciones ha causado daños o pérdidas a sus clientes u otras personas vinculadas con
ellos. El temor a una posible demanda puede ocasionar un exceso de cautela y la evitación de riesgos por parte d elos
consultores al asesorar a sus clientes e incluso a contratar unseguro par amitigar la posible pérdida efectiva del
consultor.
La responsabilidad jurídica se deriva de una manifiesta práctica errónea en la forma de falta de profesionalismo o que se
coloca en el plano de la negligencia y del fraude para esto, como mínimo se debería demostrar la fala de cumplimiento
de una norma aceptada de meticulosidad en lo que concierne a la profesión o en un desvío de las condiciones
estipuladas en el contrato de consultoría.
Una forma de reducir al mínimo la posible responsabilidad jurídica consisten en que el consultor se asegure de que el
mandato y las especificaciones de la consultoría sea establecidos con claridad y sin ambigüedades en el cnotrato de
consultoría, otro medio consiste en negociar una cláusula en el contrato donde se especifica la responsabilidad máxima
del consultor por incumplimiento o cumplimiento incorrecto de sus deberes profesionales.
En algunos países se incluye una cláusula de arbitraje en la que se prescribe que, en caso de desacuerdo en cuanto al
incumplimiento del consultor o en caso de controversia se ha de recurrir a un arbitraje convenido mas que a los
tribunales, Por supuesto, cláusulas de este tipo deben ser aceptadas por el cliente quien en algunas ocasiones puede
tomar la iniciativa de su inclusión en el contrato de consultoría.
Responsabilidad profesional de los consultores.
La relación entre responsabilidad jurídica y responsabilidad profesional es una relación entre derecho y ética, por un lado,
lo jurídico se impone si existe un conjunto de normas legales adecuadas y un marco institucional para aplicarlas, en
cuanto a lo profesional se constituye como un conjunto de valores, normas y restricciones voluntariamente adoptados y
autoimpuestos que reflejan la condición de los profesionales de su función en la economía y en la sociedad y su
responsabilidad con los clientes.
Una concepción sólida de la responsabilidad profesional y no un contrato de consultoría prudentemente redactado es la
mejor garantía para ayudar al consultor a evitar la responsabilidad jurídica. La mayoría de los casos donde se plantea
responsabilidad jurídica no se deben a mala intención sino a violaciones evidentes de la responsabilidad profesional tales
como la búsqueda de hechos o investigaciones insuficientes, nombramiento de un personal incompetente, juicio
precipitado o superficial, omisión en la información facilitada por el clientemsobre los peligros que se corren y las
cuestiones que deben tomarse en consideración.
Como se ha explicado, las asociaciones profesionales siguen la política de definir normas éticas y de comportamiento,
que sitúan el comportamiento de sus asociados por encima de los requisitos legales. De esta manera, la asociaciones
orientan y educan a sus miembros y protegen la profesión e incluyen procedimientos y medidas disciplinarias en caso de
la violación de códigos deontológicos, aunque la aplicación de tales medidas suele ser excepcional y su repercusión aún
es muy limitada

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