Está en la página 1de 6

Simone de Beauvoir:

Hija de George de Beauvoir y de François de Beuvoir tuvo que empeñarse


como su hermana pequeña Hélène (1901-2001) en proseguir estudios y tratar
de conseguir unos títulos que las habilitara para acceder al mundo profesional,
aún en contra de sus padres, que esperaban para ellas una vida convencional.
Así Simone se hizo profesora de filosofía y luego escritora y pensadora gracias
a su esfuerzo y Hélène llegó a ser una afamada pintora.
Simone no tuvo una vida convencional, como su padre y su madre hubieran
querido. Mantuvo una relación larga con Sastre, pero nunca vivieron juntos ni
se casaron. Además en ambos casos, no fue la única relación que mantuvieron
a lo largo de su vida. Hélène se casó con un diplomático Lionel De Roulet,
pero su matrimonio no le impidió defender su parcela como artista y pintora, en
aras de su individualidad.
Ambas hermanas se unieron a la causa feminista en la Francia de los años 70
del siglo XX.
Simone de Beauvoir (1908-1986) publicó en 1949 El segundo sexo, la obra
considerada como la verdadera obra inexcusable de referencia de las
feministas europeas. Todas las mujeres del movimiento de liberación de los
años 60 y 70 del siglo XX leyeron y subrayaron este libro con profusión. El
segundo sexo dio claves, aportó un diagnóstico y fue una respuesta a la
situación histórica de discriminación de las mujeres. Como hemos señalado
aportó un método de análisis muy completo, afirmando que hay un conjunto de
factores históricos, biológicos, psicológicos, entre otros, que explican y dan
respuesta a la situación de subordinación de las mujeres.

El segundo sexo es un libro teórico y de reflexión. Surge de su autora, en


principio, como una necesidad personal y que no es otra que la de dar
respuesta a una pregunta: ¿qué es una mujer?; para terminar siendo todo un
tratado en el que se explican las causas de la subordinación de las mujeres y
cómo estas causas teniendo una explicación histórica hacen difícil mantenerla.
En sus diálogos con Jean Paul Sastre (1905-1980) Simone llegó a la
conclusión de que ella misma no había sido educada como un varón y que su

1
vida tampoco había transcurrido como tal. Su educación había surgido de un
empeño personal en ser alguien, en poder valerse por sí misma, en tener
una independencia económica, pero, en este proceso había tenido
obstáculos. Si ella era libre e independiente podía considerarse una excepción,
pero no todas las mujeres habían podido llegar a ser ni eran Simone de
Beauvoir.
Simone de Beauvoir intenta pues responder a la pregunta ¿qué es ser mujer?.
Se lo pregunta a sí misma y ofrece una primera respuesta:
"El enunciado mismo del problema (¿Qué es una mujer?) me sugiere
inmediatamente una primera respuesta. Es significativo que me lo plantee. A
un hombre no se le ocurriría escribir un libro sobre la situación particular que
ocupan los varones en la humanidad. Si me quiero definir, estoy obligada a
declarar en primer lugar: "Soy una mujer", esta verdad constituye el fondo
sobre el que se dibujará cualquier afirmación. Un hombre nunca empieza
considerándose un individuo de un sexo determinado: se da por hecho que es
un hombre (...).
La relación entre ambos sexos no es la de dos electricidades, dos polos: el
hombre representa al mismo tiempo el positivo y el neutro, hasta el punto que
se dice "los hombres" para designar a los seres humanos, pues el singular de
la palabra vir se ha asimilado al sentido general de la palabra homo. La mujer
aparece como el negativo, de modo que toda determinación se le imputa como
una limitación, sin reciprocidad. A veces me he sentido irritada en una
discusión abstracta cuando un hombre me dice: "Usted piensa tal cosa porque
es mujer"; yo sabía que mi única defensa era contestar: "Lo pienso porque es
verdad", eliminando así mi subjetividad; no podía replicar: "Y usted piensa lo
contrario porque es hombre", pues se da por hecho que ser hombre no es una
singularidad; un hombre está en su derecho de ser hombre, la que se equivoca
es la mujer (...). La mujer tiene ovarios, útero; se suele decir que piensa con las
glándulas. El hombre olvida olímpicamente que su anatomía también incluye
hormonas, testículos. Percibe su cuerpo como una relación directa y normal
con el mundo, que cree aprehender en su objetividad, mientras considera el
cuerpo de la mujer lastrado por todo lo que lo especifica: un obstáculo, una
prisión. "La hembra es hembra en virtud de una determinada carencia de
cualidades" decía Aristóteles. "Tenemos que considerar el carácter de la mujer
como naturalmente defectuoso". Y Santo Tomás decreta a continuación que la
mujer es un hombre "fallido", un ser "ocasional". Es lo que simboliza la historia
del Génesis, donde Eva aparece como sacada (...) de un "hueso
supernumerario" de Adán. La humanidad es masculina y el hombre define a la
mujer, no en sí, sino en relación con él; la mujer no tiene consideración de ser
autónomo. (...) La mujer se determina y se diferencia con respecto al hombre y
no a la inversa; ella es lo inesencial frente a lo esencial (.)
¿Cómo ha empezado toda esta historia? (...) ¿De dónde viene que este mundo
siempre haya pertenecido a los hombre y que sólo ahora empiecen a cambian
las cosas? ¿Este cambio es un bien? ¿Llevará o no a un reparto igualitario del
mundo entre hombres y mujeres? (...).
"Todo lo que han escrito los hombres sobre las mujeres es digno de sospecha,
porque son a un tiempo juez y parte" dijo en el siglo XVIII Poulain de la Barre,
feminista poco conocido.
En todas las partes, en todas las épocas, los varones ha proclamado a los
cuatro vientos la satisfacción que les produce sentirse reyes de la creación:

2
"Bendito sea Dios que me ha creado según su voluntad". Entre todas las
bondades que Platón agradecía a los dioses, la primera era que le hubiera
creado libre y no esclavo; la segundo, hombre y no mujer.”

También se pregunta qué es ser mujer desde la biología, la psicología y la


historia, investigando qué dicen las mujeres al respecto. Asimismo analiza si
estas materias aportan algo significativo para seguir manteniendo la
subordinación de las mujeres, llegando a conclusiones como éstas:

Biología: Los varones y las mujeres son iguales, la única diferencia reside en
el hecho de que las mujeres cumplen la función de procrear. ¿Es la
reproducción una de las causas de la subordinación de las mujeres? Aún en el
caso de que esto se pusiera como causa, las mujeres y los varones han
construido una cultura, una forma de ser y estar en el mundo y en ningún
caso estar embarazada y dar a luz puede ser una causa de subordinación de
un sexo hacia el otro.
• Psicología: Ha sido, sobre todo, el psicoanálisis el que ha definido un canon
sexual para las mujeres y para los varones. Los verdaderos valores sexuales
están relacionados con la noción de virilidad, propio del hombre y la de
dependencia, respecto a los deseos sexuales de los varones, de las mujeres.
Para Simone, el falo tiene tanto valor porque simboliza una soberanía que se
manifiesta en otros ámbitos y no porque en sí tenga que invalidar los órganos
sexuales femeninos, ni considerarlos inferiores a los masculinos.
• Historia: La historia ha sido hecha por los varones y han ocultado la vida y
el protagonismo de las mujeres; de ahí que supuestamente sean inferiores
porque parece que no hayan hecho nada importante. Es precisamente esta
ocultación la que no ha permitido conocer las aportaciones y el protagonismo
de las mujeres: toda la historia de las mujeres ha sido realizada por los
varones, que crearon los valores, las costumbres, las religiones; las mujeres
nunca les disputaron ese control, ellos tuvieron entre sus manos la suerte de
las mujeres.
Además señala Beauvoir, las mujeres han sido definidas como Las Otras,
seres que son diferentes al varón, pero cuya existencia se define por ser
precisamente eso, otros seres, distintos a los varones; están en una situación
de inferioridad, de sumisión y su referencia no son ellas mismas, sino en
referencia a los varones. De una manera más gráfica Virginia Woolf (1882-
1941), lo definió en "Una habitación propia":

"No se nace mujer, se llega a serlo", con esta frase comienza la segunda parte
de la obra. En ella Beauvoir recorre todas las etapas de la vida de las mujeres
desde la infancia hasta la vejez:
• A las niñas se las educa de manera diferente a los niños, se las hace ser
afectuosas, cuidadoras y dependientes. A los niños se les acentúa la
independencia, se les reprimen los sentimientos de afecto, se les hace
autónomos. Las niñas tienden a reproducir el papel de sus madres.
Descubren en su infancia la jerarquización de los sexos: es más importante
ser varón que mujer. Todo el contexto que le rodea transmite el mensaje de
prioridad de un sexo sobre el otro.
• La adolescencia se presenta como un momento crítico en la vida de las
niñas. El hecho de convertirse en mujeres y el hecho de que perciben que un

3
día tendrán que ser madres las hace vivir en una especie de desventaja
biológica frente a los varones. Ello acentúa su pasividad, ya fomentada desde
la infancia.
• El matrimonio es una institución en la que se patentiza la sumisión de la
mujer hacia el marido. En la ideología burguesa, la mujer cede su autonomía y
libertad a costa de una seguridad material y moral. Es como si comprara su
dignidad. Por otro lado, se espera que las mujeres sean madres y que dentro
del matrimonio garanticen la educación y la transmisión de los valores sociales
a sus hijos e hijas.
• Respecto a la maternidad, Beauvoir plantea temas como los embarazos no
deseados, los anticonceptivos y el aborto, como cuestiones problemáticas
que afectan a la vida de las mujeres, según ella, la maternidad no debería ser
el único objetivo en la vida de las mujeres.

Las relaciones homosexuales deben ser una decisión personal. El hecho de


las que las mujeres hayan sido educadas para ser esposas y madres no
significa que las opciones sexuales no tengan que ser libres.
En síntesis Simone de Beauvoir señala las limitaciones que tiene el hecho de
ser mujer a lo largo de la vida y cómo el hecho de tenerlas viene condicionado
porque se llega a serlo, pero no cabe duda que otras condiciones deben ser
posibles.
Estas condiciones pasan según la autora por:
• Tener un trabajo que haga a las mujeres independientes económicamente.
• Porque las mujeres emprendan luchas colectivas para que todas puedas
emanciparse. La emancipación tiene que ser colectiva.
De estas máximas no se derivan recetas, pero es que El Segundo Sexo no
describe una agenda política para los movimientos feministas, hace un análisis
teórico y crítico de la historia de las mujeres y las razones de su
subordinación y cómo ha sido construida. Finalmente, plantea la necesidad de
superar esa situación.
La Dra. Begoña Siles Ojeda comenta en un artículo sobre esta feminista que
Simone de Beauvoir analiza la condición de la mujer en las sociedades
occidentales desde la perspectiva de la filosofía existencialista. De este modo,
en la primera parte de su ensayo, "Los hechos y los mitos" , investiga cómo y
por qué los fundamentos de la biología, el psicoanálisis, el materialismo
histórico y la mitología han configurado a la mujer a través de sus discursos
como el "Otro". Una categoría, la de la alteridad, que aparece como un a priori
de la especie humana: "la categoría de otro es tan originaria como la
conciencia misma" . Para esta autora, siguiendo los pasos establecidos por
Lévi-Strauss en Las estructuras elementales del parentesco, todos los
discursos generados por las sociedades se han estructurado bajo los
parámetros de dualidad y alteridad: lo Mismo y lo Otro.
Pero De Beauvoir observa que en toda estructura dual los términos que la
componen mantienen una relación de reciprocidad y relatividad entre ellos,
menos en el caso del hombre y la mujer. Hecho éste que le lleva a preguntarse:
"¿Cómo es posible entonces que entre los sexos esta reciprocidad no se haya
planteado, que uno de los términos se haya afirmado como el único esencial,
negando toda relatividad con respecto a su correlato, definiéndolo como la
alteridad pura? ¿Por qué las mujeres no cuestionan la soberanía masculina?
Ningún sujeto se enuncia, de entrada y espontáneamente, como inesencial; lo

4
otro, al definirse como Otro, no define lo Uno: pasa a ser lo Otro, cuando lo Uno
se posiciona como Uno. Sin embargo, cuando no se opera esta inversión de
Otro en Uno, será porque existe un sometimiento a este punto de vista ajeno.
¿De dónde viene en la mujer esta sumisión?".
Por lo tanto, esta carencia de reciprocidad sólo se puede contestar si se piensa
las relaciones entre hombre/mujer como simétricas a las de amo/esclavo de la
dialéctica hegeliana de la autoconciencia. En esta dialéctica la conciencia
masculina es independiente porque asume el papel de lo esencial, mientras la
conciencia femenina es dependiente porque encuentra su razón de ser en la
conciencia libre del hombre.
De este modo, se configura a la mujer en la categoría del "otro", como no-
sujeto, objeto intrascendente opuesto al hombre que se constituye como el
sujeto trascendente.
Si en el primer tomo Simone de Beauvoir desconstruye los grandes discursos
occidentales para analizar qué es la mujer, en el segundo tomo, "La
experiencia vivida", hace una reconstrucción de cómo viven las mujeres su
condición - de oprimidas-.
"La experiencia vivida" se elabora con diferentes materiales de mujeres, tales
como diarios, testimonios directos, historiales clínicos... Y con todo ello, Simone
De Beauvior reconstruye la "experiencia vivida" de las mujeres.
Para recrear la realidad concreta de las mujeres, en esta segunda parte de su
obra, la autora analiza cómo se ha estructurado social y culturalmente la
situación de opresión que viven las mujeres reales y concretas de la sociedad.
Un trayecto que atraviesa varios entramados: uno de ellos denominado
"Formación" , en el cual trata el estudio de la infancia, la adolescencia, la
juventud y la iniciación sexual; el segundo llamado "Situación" donde se
analizan varios aspectos de la figura adulta femenina, como la mujer casada, la
madre, la vida social, la prostitución, la madurez y la vejez.
Y para finalizar indica las diferentes vías que tienen las mujeres para salir de
esta situación de alienación. Así pues, por una parte, expone los modos a
través de los cuales se tipifica a la mujer dentro de los estereotipos de
narcisista, mística y/o enamorada. Formas, todas ellas, consideradas por esta
autora como "salidas ilegítimas", al no afirmar a la mujer como un sujeto
trascendente. Y, por otra, en la cuarta y última parte de su obra, titulada "Hacia
la liberación", especifica las dos únicas "salidas" consideradas válidas. Una
salida basada fundamentalmente en la independencia económica como
condición de posibilidad de toda independencia legal, social, cultural. Y una
segunda salida que debe ir unida a la lucha colectiva, es decir, el grupo de
mujeres ha de tomar conciencia de su opresión como única posibilidad para la
emancipación individual.
Probablemente, "El segundo sexo" es la obra sobre la condición de la mujer
que más impacto ha tenido en esta segunda mitad del siglo XX. Y, además, el
ensayo que más ha influido tanto a mujeres individuales, generación tras
generación desde su publicación hace ahora cincuenta años, como a la
reactivación y al auge de la segunda ola del movimiento feminista, el neo-
feminismo, surgido a finales de los años sesenta y principios de los setenta.
Simone de Beauvoir creó, más allá de su intención consciente y su condición
feminista -en 1970 fue cuando declaró: "Soy feminista"-, uno de los libros más
transgresores con respecto al pensamiento patriarcal y occidental de este siglo.
"El segundo sexo" al recorrer diferentes metarrelatos patriarcales -el científico,

5
en sus vertientes médica, biológica y psicoanalítica; el filosófico, en autores
como Hegel, Kant y Heiddegger; el histórico, en su corriente materialista, y, por
último, el mitológico- desconstruye una de las normas sobre la que se asientan
los discursos de dichos relatos: la construcción de la mujer y de lo femenino
como el "otro" (objeto, naturaleza, sede de la sexualidad), y, por tanto, como
esencia eterna. Esta obra transgrede dicha norma para proclamar en una frase
el fundamento de la transgresión: "No se nace mujer: se llega a serlo". Con
esta frase negó la existencia de un destino biológico para la mujer. "Ser mujer
no es esencia ni destino" es, ante todo, una construcción cultural, histórica y
social.

También podría gustarte