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Rosario Aguirre
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Old age and gender perspective indisadvantaged backgrounds: towards inclusive information and communication strategies, the Ibirapita Plan and the Care System
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Departamento de Sociología
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de la República
José Enrique Rodó 1860/66
(11200) Montevideo - Uruguay
Tel. (598-2) 409 15 24 / 409 78 79
Fax (598-2) 408 96 65
E-mail: rosario@fcssoc.edu.uy
http://www.rau.edu.uy/fcs/soc
Introducción ........................................................................................................... 5
Primera parte
El debate conceptual ....................................................................................... 7
1 La ciudadanía social
Revisión de un concepto de renovada vigencia ......................................... 9
La construcción histórica a partir de los derechos ..................................... 9
Las críticas a los sesgos sexistas en el análisis .......................................... 10
Las tensiones entre igualdad y diferencia ................................................. 12
En el contexto de la globalización ........................................................... 13
Segunda parte
El ejercicio del derecho al
trabajo de las trabajadoras madres ................................................................ 23
5 El cuidado infantil
Entre lo público y lo privado ................................................................... 42
Acciones públicas, mercado y redes parentales. ...................................... 42
Estrategias de las trabajadoras asalariadas
del sector de servicios en Montevideo ..................................................... 46
En síntesis ................................................................................................ 48
Bibliografía............................................................................................................ 55
Introducción
6
Primera parte
El debate conceptual
1
La ciudadanía social
Revisión de un concepto
de renovada vigencia
Siguiendo los planteos de los principales teóricos de la ciudadanía social es posible
mostrar la vigencia de este concepto como modelo para el relevamiento de las
necesidades sociales y como criterio para atender el bienestar social, a partir del
reconocimiento de que la ciudadanía se constituye en un proceso de construcción
histórico y social. Las críticas feministas, por su parte, enfatizan los sesgos sexistas
en el análisis de los procesos de adquisición y difusión de los derechos de
ciudadanía. Hoy en día la revisión del concepto adquiere renovada importancia,
dado que en el contexto de la globalización, el real ejercicio de la ciudadanía en
cuanto a la concreción de derechos económicos y sociales pasa por nuevas
dificultades, al mismo tiempo que se avanza en hacer visible las diversidades entre
identidades diferenciadas.
14
2
El diamante del bienestar
El papel de las instituciones en
los derechos sociales de las mujeres
La ciudadanía social y su efectivo ejercicio dependen de la forma en que se
estructura el sistema de bienestar social y se relacionan las diferentes esferas
institucionales proveedoras. La literatura especializada ha enfatizado las relaciones
entre Estado, mercado y sociedad civil. Es interesante destacar el papel de una
esfera que, por lo general, permanece en la invisibilidad, la constituida por las
familias. Esta esfera cumple un papel fundamental en las posibilidades de ejercicio
de los derechos de ciudadanía de las mujeres, en especial, de su derecho al trabajo
en condiciones de igualdad.
17
Recientemente, Esping-Andersen (2000), a par- participación de las mujeres a tiempo completo en
tir de las críticas que se le formularon a sus trabajos el mercado de trabajo. En el tipo conservador, la
anteriores provenientes fundamentalmente, como orientación católica y la confuciana en el japonés
él mismo lo reconoce, de sectores académicos fe- fomenta la desmercantilización del varón jefe de
ministas, enfatiza el papel de los cambios (la re- familia para garantizar la dependencia económica
volución) que se están produciendo en los merca- de la mujer.
dos de trabajo y en las familias, y que configuran la Minimizar las dependencias familiares implica
transformación de un orden social conocido, el ca- para Esping-Andersen remodelar radicalmente el
pitalismo de bienestar, en otro que llama sociedad Estado de bienestar. Básicamente, con la desfami-
posindustrial. liarización de las responsabilidades ligadas al bien-
El autor introduce el concepto de régimen de estar, el Estado socialdemócrata de bienestar con-
bienestar para dar cuenta de la articulación de las tribuye a mercantilizar a las mujeres (y por lo tanto,
distintas esfera: El debate contemporáneo se ha reduce su dependencia del hombre), de modo que
centrado excesivamente en el Estado. La auténtica después pueda desmercantilizarlas.
crisis, si es que la hay, estriba en la interacción de Esping-Andersen desarrolla argumentaciones y
las múltiples partes que forman, al unísono, los re- proporciona evidencias empíricas sobre la imposi-
gímenes contemporáneos del bienestar: los merca- bilidad de los Estados de bienestar actuales para
dos de trabajo, la familia y, sólo como tercera par- contar con la disponibilidad de amas de casa y
te, el Estado de bienestar. No debemos olvidar que madres de tiempo completo. Fomentar el familiaris-
la suma total del Estado de bienestar se deriva de la mo o no proporcionar alternativas ante los cambio
forma en que se combinen los inputs de estas tres familiares tiene efectos negativos en el bienestar,
instituciones. tanto a escala macro como micro. A escala macro,
Se observa que Esping-Andersen tiene reparos las dificultades de inserción en el marcado de tra-
en incluir el llamado tercer sector, asociaciones bajo implican pérdida de capital humano, dado que
sin fines de lucro o sector voluntario, a pesar de que las mujeres han acrecentado sus niveles educativos,
puede tener un papel significativo en la administra- y también supone una menor base impositiva. Por
ción y distribución de servicios, ya que cuando su otra parte, la baja fecundidad como estrategia para
actividad deja de ser marginal se encuentra subven- hacer frente a las dificultades de conciliar trabajo y
cionada por el Estado, adquiriendo así sus compo- familia puede afectar, en el futuro, la viabilidad fi-
nentes el carácter de organismos de asistencia de nanciera de los regímenes de bienestar. A escala
status semipúblico. micro, el familiarismo y las tensiones familiares con-
Esping-Andersen sostiene como hipótesis clave ducen a bajos ingresos y a un mayor riesgo de po-
que la economía familiar es el alfa y omega de cual- breza en los hogares.
quier resolución de los principales dilemas La revisión de Esping-Andersen supone un avan-
posindustriales y, acaso, el más importante funda- ce importante, aunque no le asigne un papel rele-
mento social de las economías posindustriales. Esta vante a las asimetría de género en la esfera familiar.
postura supone una ruptura radical con la corriente Este autor considera que el método de asignación
que considera la familia como lugar de consumo y predominante en las familias es presumiblemente
refugio de intimidad. el de reciprocidad, aunque reconoce que ello no
Es desde esta perspectiva que el autor revisita implica una igualdad plena en la asignación de re-
los tres mundos del capitalismo del bienestar. En cursos en el seno de la unidad familiar.
esta nueva obra demuestra las variaciones de los
distintos Estados, aun dentro de un mismo tipo, con
Funciones familiares, provisión
respecto a la desmercantilización y la desfamilia-
y desigualdades de género
rización. Muestra así que los Estados nórdicos son
los únicos en los que las políticas sociales están in-
tencionadamente diseñadas para garantizar la in- Es importante desagregar las funciones que rea-
dependencia económica de las mujeres, al ofrecer lizan las familias para poder distinguir con mayor
una garantía de ingresos suplementaria o alternati- claridad cuáles se pueden desfamiliarizar y cómo es
va a la del mercado. Estas políticas fomentan, con posible hacerlo, viendo qué implicancias tienen para
una amplia cobertura de los servicios sociales, la las relaciones de género. Como lo destaca María
18
Ángeles Durán (2000), las familias proveen el bien- poca recurrencia al trabajo doméstico pago, en
estar a través de las realización de sus funciones estos países se ha incentivado una política activa
básicas reproductivas: procreación, prestación de de empleos familiares mediante la desgravación de
servicios básicos por medio del trabajo doméstico, impuestos. Esto se acompaña de la ampliación del
y funciones expresivas y de cohesión afectiva a tra- acceso a la licencia parental y al trabajo de tiem-
vés de los cuidados. po parcial, respondiendo a la reducción de los pre-
Las funciones reproductiva pueden ser desfami- supuestos públicos.
liarizadas con la intervención del Estado. Por ejem- La experiencia europea alerta acerca de las con-
plo, con el desarrollo dentro del sector sanitario es- tradicciones que puede engendrar la mercantiliza-
tatal de los programas de planificación familiar y ción de los servicios que salen de la esfera familiar.
control de la concepción. Las políticas demográfi- Como ha sido señalado por distintos autores, la re-
cas referidas a la anticoncepción, el seguimiento de ducción del gasto público y la flexibilización de los
los embarazos, el aborto y las nuevas técnicas contratos inducen a que estas trabajadoras tengan
reproductivas son medida públicas que inciden so- un estatuto inferior y bajos niveles de ingresos, lo
bra la reproducción humana. cual pone en cuestión el reconocimiento social que
En relación a os servicios básicos, las políti- se pretendía promover con estos empleos. Arlie
cas sanitarias, la educación, la vivienda, la segu- Russell Hochschild (2001) llama a reflexionar sobre
ridad social, los servicios a las personas depen- un aspecto de la globalización que ha recibido poca
dientes y a los niños pequeños implican una in- atención: la existencia de cadenas mundiales de
tervención de los poderes públicos en funciones asistencia provistas por trabajadoras (son funda-
cumplidas en la esfera privada familiar. En los mentalmente mujeres), que se desplazan desde los
paises industrializados estas políticas han sido una países del Tercer Mundo hacia Europa y Estados
dimensión esencial del Estado de bienestar, sobre Unidos para prestar servicios de cuidado de niños y
todo después de la Segunda Guerra Mundial. En personas dependientes.
el desarrollo de estos servicios, han tenido un En nuestros países, el caso inexistente desarro-
papel fundamental la expansión y la generaliza- llo de servicios públicos de atención a los niños más
ción del trabajo femenino. pequeños y la falta de políticas de atención a las
Durán (op.cit.) afirma que todavía no se le co- personas dependientes se vinculan con la existen-
noce límites a la capacidad expansiva de los servi- cia de un importante contingente de trabajadoras en
cios, y que es previsible un aumento continuado, el servicio doméstico en casas particulares, y con la
en los próximos años, en educación, sanidad, ser- posibilidad de comprar trabajo domiciliario de bajo
vicios personales, ocio, turismo, gestión. Esta au- costo que tienen ciertos estratos de trabajadoras asa-
tora reconoce que todos estos servicios emergen del lariadas, técnicas y profesionales.
lento pero constante proceso de derivación de fun- Las funciones expresivas y de cohesión afectiva
ciones desde las economías domésticas hacia el son cumplidas en exclusividad por las familias y por
mercado. EN el caso de los servicios sanitarios que el entorno vecinal. Muchos analistas, preocupados
ella estudia, los tiempo de trabajo remunerado y por la integración social y por las conductas desvia-
trabajo no remunerado no suelen presentarse en das, sobre todo de los jóvenes, le asignan a su défi-
una relación de sustitución (cuando se obtiene el cit un papel central. La desintegración social se re-
servicio se disminuye el tiempo dedicado a esa lacionaría con fallas de las familias en el cumpli-
función), sino en una relación de asociación (cuan- miento de estas funciones y también, el algunos
do aumenta el consumo en servicios sanitarios, planteos, con la segregación residencial y con la
aumenta el tiempo no remunerado dedicado a la pérdida de las funciones integradoras del barrio. En
función de salud). todas partes se constata que el papel del trabajo de
En los países desarrollados, una parte impor- las mujeres es fundamental para el cumplimiento de
tante del trabajo familiares o doméstico se adquie- estas actividades, ya sean profesionales, asalariadas
re en el mercado: cuidado de niños y de ancianos, de instituciones privadas o públicas, madres o inte-
o ayudas domésticas remuneradas. En estos países grantes de una pareja.
se ha desarrollado la noción global de servicios a Los movimientos de liberación de las mujeres a
las personas, ligando los trabajos domésticos y los partir de los años 60 colocaron en la agenda públi-
servicios de proximidad. Teniendo en cuenta la ca el trabajo no remunerado desarrollado en el seno
19
de las familias, así emergieron distintas elaboracio- Estado y el mercado (M.T. Letablier, 2001). Como
nes políticas y científicas. esta misma autora hace notar el concepto com-
El trabajo no remunerado es realizado casi ex- prende las tareas materiales, el trabajo propiamen-
clusivamente por mujeres, ya sea doméstico o de- te dicho, el costo económico y un aspecto psico-
sarrollado en actividades económicas familiares o de lógico que tiene que ver con lo afectivo, las emo-
beneficencia. ciones y los sentimientos.
Dominique Fougeyrollas-Schwebel (2000) de- En América Latina, de forma distinta que en
fine el trabajo doméstico como el conjunto de ta- Escandinavia o Francia, las mujeres a pesar de las
reas ligadas al cuidado de las personas cumplidas diferencias entre países han influido poco en las
en el seno de la familia, el hogar conyugal o de los políticas sociales y familiares, por lo cual no se han
parientes, trabajo gratuito cumplido fundamental- configurado las prestaciones y los servicios de cui-
mente por mujeres. dados como derechos sociales. 11
Esta autora considera que la invisibilidad de- En nuestra región, las desigualdades entre tra-
pende de dos factores: en los años 60 la familia bajadoras son enormes. Quienes están empleadas
era vista como un lugar de consumo, luego de la en las estructuras del Estado o en el sector privado
separación del hogar y el lugar de trabajo; como tienen dificultades para trabajar en condiciones de
resultado de la industrialización, ella perdió todo igualdad porque encuentran tabas como usuarias
rol productivo. El segundo factor que explica la de servicios en términos de costos y localización
invisibilidad tiene que ver con que las diferencias , pero están en mejores condiciones que aquellas
de actividades entre hombres y mujeres son vistas que trabajan en la informalidad o en el trabajo do-
como naturales. Se habla de responsabilidades méstico en casas particulares o las que, poco o nada
familiares sin plantearse otras interrogantes (tra- calificadas, han perdido el empleo. Es clara la di-
ducción propia). vergencia en el goce de derechos entre las muje-
La misma autora recuerda que los economistas, res trabajadoras, sobre todo porque existe un sec-
estimulados por los cuestionamientos feministas, han tor que puede recurrir al trabajo doméstico de otras
reconsiderado las definiciones del consumo y han mujeres que constituyen la categoría más desfavo-
introducido nuevos enfoques del hogar como pro- recida. El sistema de estratificación social opera
ductor de servicios, en los que operan elecciones como un obstáculo para la unificación de deman-
entre diversos tiempos: asalariado, doméstico, libre das que conduzcan al reconocimiento de los de-
(G. Becker, 1987). Así, la producción doméstica es rechos sociales.
definida como el conjunto de actividades de los Hasta ahora, los trabajos realizados en la región
hogares para las cuales la sustitución por otros es sobre los regímenes de bienestar no incluyen en sus
encarable, y las actividades de hombres y mujeres marcos conceptuales la esfera familiar como provee-
parecen de la misma índole. dora de bienestar. No se desagrega la información
Este trabajo difícilmente puede medirse con las de los gastos correspondientes a las prestaciones y
herramientas utilizadas para la medición del traba- los servicios dirigidos a las familias, debido a la poca
jo productivo. Es así que en los países europeos, importancia que se les asigna en razón de sus redu-
desde hace varios años, se hacen encuestas del uso cidas magnitudes. De modo que no se destaca el
del tiempo en el conjunto de actividades domésti- bajo grado de compromiso que los Estados tiene con
cas realizadas por los integrantes de los hogares. sus ciudadanos en esta materia. 12
Estas encuestas revelan que, para enfrentar la divi- La esfera familiar y sus funciones, junto con
sión desigual de tareas por sexo y responder a sus la comunitaria, permanece en la invisibilidad en
proyectos profesionales, las mujeres recurren a re- la mayor parte de los análisis de las políticas so-
des de sustitución más que a su pareja. ciales. Sin embargo, en el discurso político apa-
La noción de cuidados, presente en la lite- rece remarcada su importancia, y el propio texto
ratura anglosajona y más recientemente en la eu- constitucional vigente en Uruguay establece en su
ropea, es utilizada no sólo para designar el traba- artículo 40, en el capítulo de derechos, deberes y
jo de prodigar cuidados a los miembros de la fa- garantías: La familia es la base de nuestra socie-
milia sino también como elemento de rehabili- dad. El Estado velará por su estabilidad moral,
tación de la familia como fuente de protección material, para la formación de los hijos dentro de
social de los individuos al mismo título que el la sociedad.
20
El reconocimiento de la importancia de las fa- Care: A Comparative Overview, The European Cen-
milias y del trabajo no remunerado de las mujeres tre for Social Welfare Policy and Research, 1994.
en el suministro del bienestar social requiere de
11. Marie-Thérése Letablier (op.cit.) afirma: En fin, en-
mayor visualización, tanto en los aspectos concep-
tre las razones que empujan a los gobiernos a inter-
tuales como en los empíricos.
venir en el otorgamiento de prestaciones y servicios
a favor de la infancia, se destaca el compromiso de
los actores sociales y de las propias mujeres para
reivindicar la acción del Estado. En Francia, las po-
líticas han respondido a una demanda organizada,
Notas
y expresada tanto por las centrales sindicales como
por los movimientos de mujeres institucionalizados
8. La literatura europea sobre los Estados de bienestar,
(como el Comité del Trabajo Femenino en los años
a partir del trabajo pionero de Richard Titmuss de
70), o espontáneos, como por ejemplo el movimien-
1958, ha realizado distintas elaboraciones para la
to de guarderías (traducción propia). En América
clasificación de los diferentes Estados. La propuesta
Latina se destaca en la misma década el movimien-
realizada por Esping-Andersen ha sido la más ela-
tos por guardería en Brasil.
borada y discutida en los últimos años. Este autor
señala que, aun con reservas, sigue la línea del pen- 12. En un interesante intento de tipologizar los mode-
samiento institucional europeo, especialmente de los de bienestar existentes en América Latina,
Joseph Schumpeter, Max Weber y Karl Polanyi, ya Ferndando Filgueira (1998) considera la cobertura
que no presupone, como esos autores, que la lucha de la seguridad social sobre la población económi-
de clases sea necesariamente el motor del cambio. camente activa y sobre la población total, la cober-
El valor analítico que atribuye a estos antecedentes tura de vacunación antituberculosa en la población
está en el papel que ellos otorgan a la transforma- menor de un año y la cobertura de la educación
ción histórica y a la diversidad entre países. primaria y secundaria. Por su parte, en un trabajo
reciente sobre reforma del Estado y de la seguridad
9. En el mismo sentido ver Michael Hill (1996).
social, uno de los principales especialistas de Amé-
10. Un esquema similar se encuentra en Michael Hill rica Latina, Carmelo Mesa-Lago (2000), desagrega
(op. cit.) p.129 con el título The Welfare Diamond los indicadores de los sistemas de protección social
(el diamante del bienestar, expresión que se adoptó en pensiones, salud, desempleo y asistencia social,
para titular este capítulo), tomado a su vez por este considerando la enfermedad y la maternidad en for-
autor de Marja Pijl y Clare Ungerson, Payment for ma conjunta.
21
Segunda parte
bajo. El sostenido crecimiento del empleo feme- El proceso de inclusión en el mercado laboral
nino se manifiesta en la evolución de las tasas de mantiene excluidas, paradójicamente, a una impor-
participación por sexo, que alcanzaron en el año tante cantidad de mujeres que podría suponerse que
2000, en las zonas urbanas del país, cifras cerca- desearían trabajar por un salario pero que no reali-
nas al 50% (gráfico Nº1). zan una búsqueda explícita. Estas situaciones en las
Numerosas investigaciones dan cuenta de la que pueden estar implicados valores, condiciones
masiva incorporación femenina al trabajo remu- de vida y expectativas permanecen en la invisibili-
nerado, reconociendo los avances en igualdad y dad, ya que no son captadas por los indicadores
ciudadanía, con sus efectos positivos en el desa- usualmente utilizados para el estudio del marcado
rrollo de la autonomía económica, al realización de trabajo.
personal y las posibilidades de organización de las La integración de las mujeres al mercado de tra-
trabajadoras. La participación de las mujeres en bajo presenta diferencias marcadas según los estra-
el ámbito público proporciona nuevas imágenes tos socioeconómicos. Como ha sido demostrado
sobre los papeles que cumplen y les permite una por investigaciones recientes (M. Buxedas, R.
mayor autonomía con respecto a sus familias. Ello Aguirre y A. Espino, 1999), las mujeres de los ho-
no significa desconocer la generación de fuertes gares pobres son las que tienen las mayores dificul-
tensiones en la relaciones de género y el desarro- tades para incorporarse al trabajo remunerado. El
llo de estrategias diversas para enfrentar lo con- porcentaje de mujeres ocupadas en relación al
flictos intrafamiliares. total de mujeres en edad de trabajar es sensible-
25
Gráfico Nº1 Evolución de las tasas de actividad económica por sexo.
Zonas urbanas. 1983-2000.
Fuente: Elaborado con información de la Encuesta Continua de Hogares (ECH). Instituto Nacional de Estadística (INE).
mente más bajo en los hogares de menores ingre- Cuadro Nº1 Evolución de la tasa de
sos. Sin embargo, la magnitud del aumento del as actividad económica por sexo y quintiles
tasas de participación de las más pobres, en la dé- de ingreso. Zonas urbanas. 1990-1996.
cada del 90, en el contexto de las transformacio-
nes del mercado de trabajo y del agravamiento de TASA DE ACTIVIDAD TOTAL
la crisis económica, ha llevado a que estas tasas se
acerquen más a las correspondientes a las mujeres
1er QUINTIL 74,1 39,3 55,3
pertenecientes al estrato socioeconómico más alto
(cuadro Nº1). 1990 5º QUINTIL 77,7 50,1 62,5
Por otra parte, la situación de las trabajadoras TOTAL 73,2 43,4 57,0
se ha polarizado, aumentando la heterogeneidad
del universo laboral femenino. Existe un importan- 1er QUINTIL 75,9 43,7 58,7
te sector de mujeres ocupadas en sectores de baja 1996 5º QUINTIL 73,8 52,1 61,6
productividad, un 42% de las ocupadas según es- TOTAL 71,9 46,7 58,2
timaciones correspondientes al año 1996 (M.
Buxedas, R. Aguirre y A. Espino, op.cit.). Otro sec- Fuente: M. Buxedas, R. Aguirre y A. Espino (1999).
tor de mujeres se ha venido incorporando a los
servicios educativos y de salud, en empleos que
exigen niveles altos de instrucción aunque ma-
yoritariamente obtengan remuneraciones bajas, las mujeres pertenecientes a hogares de ingresos
y también al sector moderno de la banca, los se- medios y altos se beneficiaron más que los hom-
guros y las finanzas. Además se ha constatado que bres de los nuevos empleos creados en el período
26
1991-1997 (A. Marinakis, 1999). Esta situación se La presencia de niños en el hogar reduce sen-
vincula al continuado incremento de los niveles siblemente la participación de las mujeres en el
educativos de la fuerza de trabajo femenina. Da- mercado de trabajo. Se puede apreciar que la tasa
tos proporcionados por Irma Arriagada (2000) de actividad de las mujeres con niños es la más baja
muestran que, en Uruguay, las más altas tasas anua- entre las que tienen de 20 a 44 años. Este compor-
les de crecimiento del empleo femenino en el pe- tamiento es propio de la fuerza de trabajo femeni-
ríodo 1987-1997 se encuentran en los estableci- na, ya que la presencia de niños en el hogar no
mientos financieros. afecta la participación laboral de los hombres ten-
El modelo actual de participación laboral fe- diendo, por el contrario, a incrementarla. Ello con-
menina evoluciona hacia la disminución de las di- firma que esa presencia refuerza la especialización
ferencias en las tasas de participación, en los dis- de roles. Sin embargo, las trabajadoras madres son
tintos tramos etarios, entre los 20 y los 59 años las que presentan los mayores incrementos en el
(gráfico Nº2). período (cuadro Nº2).
Gráfico Nº2 Tasas de participación en la actividad económica por sexo y tramos de edad.
Zonas urbanas. 1981, 1990, 1994, 1998.
DE LA CÓNYUGE
madres es significativamente mayor en los sectores incorpora de forma indirecta, con las jubilaciones
de menores ingresos; sólo algunos países han logra- de sus maridos.
do en la última década incidir por medio de progra- El nuevo régimen de jubilaciones se fundamenta
mas sociales en esta situación. en la igualdad de trato entre hombres y mujeres en
Asimismo, las familias están expuestas al riesgo materia de edad para el acceso a los derechos
de disminución de ingresos por el divorcio y la se- jubilatorios, modificando las disposiciones anterio-
paración. Los divorcios han aumentado en Uruguay res que establecían diferencias por sexo en benefi-
de forma notable: la tasa del año 2000 ha alcanza- cio de las mujeres. 14 Esto ha generado polémicas.
do el récord histórico de 49 divorcios cada 100 Los argumentos de las organizaciones de mujeres
matrimonios. Las tasas de actividad femenina más contra esta nueva disposición se centran en consi-
altas corresponden a las divorciadas, entre los 25 y derar que las diferencias buscan compensar la do-
los 49 años, las que alcanzan en 1996 el 92% (en- ble jornada y que ésta, en términos generales, se
tre los hombres esa tasa llega al 95,5%). Si bien en mantiene, por lo cual por el momento no se justi-
el país no hay estudios sobre las consecuencias de fica una equiparación. A favor de la igualdad en la
los divorcios, la observación muestra que las muje- edad de jubilarse de hombre y mujeres, puede sos-
res divorciadas tienden a tener un nivel económico tenerse que la fijación de una edad más baja para la
inferior al anterior al matrimonio. jubilación lleva a un acontecimiento de la vida la-
boral, lo cual constituye una desventaja.
Por otra parte, la reforma introduce un recorte
La seguridad social y las
de los beneficios, en particular en lo referido a la de-
desigualdades de género
terminación de las tasas de reemplazo, que sufren
una importante disminución, sin ningún tipo de se-
Las prestaciones de la seguridad social la co- lectividad. 15
bertura de la población activa en situaciones de des- No ha mejorado la cobertura en actividades
empleo, enfermedad, riesgos profesionales, invali- donde existe una importante participación de mu-
dez, muerte y la cobertura de la población inactiva jeres, como el servicio doméstico y el trabajo a do-
por medio de jubilaciones y pensiones suponen una micilio las que, si bien no están formalmente exclui-
inclusión limitada para las mujeres y la persistencia das de los beneficios, presentan dificultades para el
de viejas exclusiones. 13 acceso a ellos, dadas las condiciones en que se rea-
Las mujeres son mayoría en las distintas presta- lizan los trabajos.
ciones del sistema de seguridad social, con excep- Los procesos de tercerización de tareas inclu-
ción del seguro de desempleo. Un sector de ellas se so en el sector público, donde hay áreas de servi-
29
cios fuertemente feminizados están contribuyendo breza: las altas tasas de fecundidad de los hogares
a crear obstáculos para la incorporación de los tra- pobres y la maternidad temprana. Incluso, podría
bajadores al sistema de seguridad social. 16 pensarse que al aumentar los montos sin tomar otras
Por otra parte, en el sistema de capitalización medidas adicionales, se podría estar incentivando la
individual, debido a su mayor esperanza de vida, fecundidad en los sectores donde es más alta. Como
aun en igualdad de niveles salariales y de años de señala el informe, se estaría distribuyendo en forma
trabajo, las mujeres recibirían una jubilación men- regresiva la reproducción biológica y social de la
sual menor que los hombres. La introducción de la población.
consideración de la esperanza de visa diferencial de Uruguay, que tiene un gasto social alto en Amé-
hombres y mujeres lleva a establecer una discrimi- rica Latina (un 22,5% del PBI, Cepal, b.2000), que
nación contra estas últimas. Se podría argumentar destinó a seguridad social en el período 1996-1997
que los cálculos no se deben hacer por separado el 68% de ese gasto, y tiene una amplia cobertura
para hombres y mujeres, sino sobre la base de ta- de la población asalariada, presenta un desbalance
blas de mortalidad establecidas sin distinción de generacional enorme, dada la gran distancia existen-
sexo, a fin de garantizar la distribución general de te entre prestaciones a activos y pasivos. El gasto por
los riesgos. En Estados Unidos, la Justicia ha soste- vejez, sobrevivencia e invalidez significa el 19,9%
nido que en la adquisición de los derechos indivi- del total de las prestaciones (cuadro Nº5).
duales, ninguna persona puede ser objeto de una Por otra parte, la información disponible sobre
discriminación basada en una particularidad estadís- gasto en seguridad social permite apreciar el bajo
tica del grupo al que pertenece, porque no hay prue- porcentaje destinado, en el Banco de Previsión So-
bas de antemano de que esa persona cumplirá con cial (BPS), a maternidad y familia, que llega al 3,9%
esa particularidad, y menos aún una discriminación del total de prestaciones.
basada en el sexo y condenado por la ley. Esping-Andersen (2001) argumenta sobre la falta
En cuanto al sistema de prestaciones familia- de adecuación de las prestaciones a la actual estruc-
res, el fundamento original cambió, porque pasa- tura de necesidades y riesgos que resulta de la
ron de tener carácter universal destinadas a esti- sumatoria de inestabilidad familiar, incremento de
mular el crecimiento demográfico a ser focaliza- hogares atípicos y bajas posibilidades de generar
das, con un objetivo antipobreza. Debido a la es- ingresos de los trabajadores más jóvenes: Durante
casez de recursos y frente a la emergencia del pro- la Edad de Oro del capitalismo, los encargados de
blema social de la infantilización de la pobreza, elaborar políticas bien podían suponer que los ries-
el sistema uruguayo de asignaciones familiares ha gos sociales más graves se agolpaban al fin del cur-
sido reorientado hacia la focalización en los sec- so de una vida: vejez era sinónimo de pobreza. De
tores más pobres. 17 Las reformas del régimen de ahí, la notable atención dispensada al mejoramien-
asignaciones familiares han buscado una mayor to de las jubilaciones desde la década el 60. Sin
equidad en la asignación del gasto, concentrándo- embargo, la incidencia del riesgo social se iba des-
lo en los quintiles de la población más pobres, y la plazando hacia la juventud y las familias jóvenes,
más reciente reforma ha incorporado nuevas cate- mientras que seguía en aumento la importancia asig-
gorías de beneficiarios, ya que resultó claro que la nada a las jubilaciones. Un problema conexo resi-
hipótesis relativa al empleo que sustentaba el régi- de en que la mayoría de los Estados de bienestar
men (trabajador formal a cargo de una familia), no muestran un fuerte sesgo hacia las transformaciones
era ya válida. porque delegan buena parte de la prestación de ser-
El fundamento central ahora es que un determi- vicios y atención en las familias, o bien, alternativa-
nado incremento de la asignación monetaria con- mente, en el mercado.
tribuye al alivio de la pobreza de los hogares y, por El mismo autor destaca en otra de sus obras (G.
lo tanto, de los niños. Frente a la progresiva caída Esping-Andersen, 1999), que esa asimetría interge-
del valor de las asignaciones, una mejora en los neracional está relacionada con el hecho de que las
montos establecidos estaría logrando esa meta. alianzas políticas son siempre a favor de los intere-
Como advierte, con acierto, el Informe sobre el de- ses de los ancianos, con lo cual quiere llamar la aten-
sarrollo humano en Uruguay (IDH), 1999, este ins- ción sobre las dificultades que presenta el proceso
trumento no es idóneo para enfrentar una de las de transformación y reorganización de los gastos a
causas estructurales de la infantilización de la po- favor de los nuevos riesgos.
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