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UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE EDUCACIÓNCIENCIA Y TECNOLOGÍA

“UMECIT”

MAESTRIA DE SALUD OCUPACIONAL

SEGURIDAD INDUSTRIAL

ASIGNATURA:

Asignación de trabajo

Teoría del derecho del Trabajo

Presentado por:

Misraima Quintero 8-824-685

Grace Montilla 3-701-853

FECHA DE ENTREGA: 24 de agosto del 2019


Introducción

El Derecho laboral es la rama del derecho cuyos principios y normas jurídicas tienen
por objeto la tutela del trabajo humano realizado en forma libre, por cuenta ajena,
en relación de dependencia y a cambio de una contraprestación.

Es un sistema normativo heterónomo y autónomo que regula determinados trabajo


dependiente y de relaciones laborales.

En este presente trabajo analizaremos las siguientes teorías del derecho del trabajo
analizaremos las cuales todas similitud en las relaciones del empleado y el
empleador y también la intervención del estado.
Índice

Antecedentes……………………………………………………………………...……….5

La revolución industrial y las relaciones laborales………………………...…………..5

Surgimiento al principio tuitivo de estado…………………………………………..…..5

El sistema jurídico del trabajo……………………………………………………………6

Derecho de trabajo………………………………………………………………………..7

Modalidades en función del plazo…..........................…………………………………7

Fuentes del derecho laboral………………………………………………….…………..8

Constitución………………………………………………………………………………..8

Tratados internacionales……………………………………………………..…………..8

Ley…………………………………………………………………..………………………9

Principios generales del derecho laboral…………………………………...…………..9

Principio protector………………………………………………………………………....9

Principio de irrenunciabilidad del derecho………………………………………….…10

Principio de supremacía de la realidad…………………………………………….....10

Principio de razonabilidad………………………………………………………………10

Principio de buena fe…………………………………………………………………….10

Materias de derecho laboral individual……………........................................……..11

Contrato individual del trabajo………………………………………………………….11

Remuneración………………………………………………………….........…………..11

Jornada de trabajo…………………………………………………………..…………..11

Vacaciones y feriados……………………………………………...……………………11

Seguridad laboral………………………………………………………………...………12
Materias de derecho colectivo…………………………………………………………13

Algunas reflexiones sobre el comienzo de la sociología del trabajo……………….18

Otras consideraciones desde el punto de vista histórico……………………………20

Dimensión política………………………………………………….……………………21

Dimensión económica………………………………………...…………………………21

Dimensión social…………………………………………………………………………21

Dimensión científico teórica…………………………………………………………….22

Evaluación histórica del significado del trabajo………………………………………22

El trabajo en la sociedad………………………………………………………………..22

Cuadro fisonomías particulares de la sociedad preindustrial e industria…….……24

Representación de la división vertical del trabajo……………………..……………..25

Representación de la división horizontal del trabajo…………………………………25

Conclusiones…………………………………………………………………....………..39

Bibliografía……………………………………………………………………………..…40
Antecedentes

La Revolución Industrial y las relaciones laborales


La Revolución Industrial dio origen a nuevas relaciones de trabajo, pues los
trabajadores pasaron a desempeñarse, en los establecimientos de propiedad de sus
empleadores en lugar de hacerlo en sus domicilios, sometidos a exigencias de
orden y coordinación con las máquinas y con sus compañeros de labor hasta el
momento desconocidas. A esto se agregaba que la introducción de la máquina
hacía posible el trabajo de niños y mujeres que ingresaban al mercado de trabajo
en competencia con los adultos varones, lo que sumado a la mayor productividad
alcanzada por las máquinas ocasionaba la existencia de enormes contingentes de
trabajadores desocupados cuya condición era aún más mísera, y que podían
sustituir a cualquier asalariado que protestara por sus condiciones de trabajo. Esta
nueva organización del trabajo los sometía a condiciones de esfuerzo, horario,
riesgos de accidentes, enfermedades profesionales, falta de descanso y
remuneración ínfima.
Fueron surgiendo en forma espontánea y esporádica diversos tipos de protestas,
como las manifestaciones, la huelga, la ocupación de fábricas y el sabotaje, que
precedieron a la formación de organizaciones de trabajadores (los sindicatos).
El ejercicio del poder político por representantes de los sectores sociales
beneficiarios de esta situación aseguraba su mantenimiento. En nombre de la
libertad individual se sostenía que los Estados no debían legislar interfiriendo en la
"libre contratación" entre empleadores y trabajadores. La intervención del Estado en
los conflictos laborales se limitó durante mucho tiempo a la represión de las
protestas, consideradas ilícitas, mediante la acción policial o militar.
Surgimiento del principio tuitivo del Estado
Durante el siglo XIX fueron naciendo diversas corrientes que desde ángulos
distintos exigieron la intervención del Estado en defensa de los trabajadores, como
las escuelas intervencionistas y las escuelas socialistas.
Las escuelas intervencionistas quieren que el Estado proteja, por medio de una
política adecuada, a las clases sociales y culturales perjudicadas con la libre
distribución de la riqueza.
El socialismo, particularmente en su desarrollo formulado por Karl Marx, procuraba
sustituir la estructura capitalista por un régimen en que no existiera la propiedad
privada de los medios de producción ni la explotación por unos seres humanos de
la fuerza de trabajo de otros. El objeto del socialismo es la emancipación de los
proletarios por obra revolucionaria de los mismos proletarios.
La Iglesia católica adoptó inicialmente, durante mucho tiempo, una actitud de
condena sistemática de todas las tendencias que pretendían imponer límites a la
libre explotación del trabajo. Su evolución solo comenzó a fines del siglo XIX. Lo
que hoy se conoce como "doctrina social de la Iglesia" tuvo sus principales jalones
son las Encíclicas Rerum Novarum (1891), Quadragesimo Anno (1931), Mater et
Magistra(1961) y Laborem exercens (1981). La Rerum Novarum abogó por la
reglamentación de las horas de trabajo, del trabajo femenino y de menores.
Asimismo condenó la fijación de un salario insuficiente, declarando un deber de
estricta justicia del patrón pagar al asalariado una remuneración que le permita vivir
en condiciones humanas. Las otras encíclicas complementaron y ampliaron la
primera.
El sistema jurídico del trabajo
El trabajador que presta sus servicios subordinadamente ha pasado de ser
un esclavo en la Edad antigua, un siervo de la Edad Media (conocido también como
el siervo de la gleba), a un sujeto con derechos y libertades en la actualidad.
El derecho ha venido a regular condiciones mínimas necesarias para una
estabilidad social.
El surgimiento de las primeras leyes laborales data desde la segunda mitad del siglo
XIX, y más tardíamente en unos países que en otros. En 1919, con el Tratado de
Versalles que puso fin a la primera guerra mundial, el derecho del trabajo adquiere
respaldo internacional plasmado en la creación de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT).
Hay definiciones filosóficas, económicas y físicas del trabajo. No obstante, para el
derecho laboral lo que importa es que rige el trabajo subordinado. La actividad
del médico independiente o del artista, u otros profesionales independientes, están
fuera del interés del derecho laboral. Donde cese la subordinación, cesa la
aplicación del derecho laboral.2
Actualmente se han excluido de su empleo en el léxico jurídico-laboral términos
anacrónicos referidos a "obreros" o "patrones", que marcan líneas ideológicas. Por
otro lado, no resulta del todo adecuado denominar empresario al empleador. Se
reserva esta última expresión a quienes han montado una empresa, y que puede
tener o no trabajadores en relación de dependencia, por lo que resulta equívoca
para hacerla un elemento determinante de la relación de trabajo.
Derecho de Trabajo
Conjunto de normas y principios teóricos que regulan las relaciones jurídicas entre
empleadores y trabajadores y de ambos con el estado, originado por una prestación
voluntaria, subordinada, retribuida de la actividad humana, para la producción de
bienes y servicios.
Tradicionalmente la disciplina del derecho del trabajo se entiende formada por las
siguientes partes:

 derecho individual del trabajo: trata de las relaciones que emanan del contrato
individual de trabajo entre un trabajador y su empleador.
 derecho colectivo del trabajo: se refiere a las regulaciones de las relaciones
entre grupos de sujetos en su consideración colectiva, del derecho del trabajo
(sindicatos, organizaciones de empleadores, coaliciones, negociación colectiva,
participación del Estado con fines de tutela).
 derecho de seguridad social: se refiere a la protección de los trabajadores,
principal (pero no exclusivamente) económica, ante los riesgos de enfermedad,
accidentes, vejez, cesantía, etcétera.
 derecho procesal laboral.
Modalidades en función del plazo
Contratos de tiempo determinado
Son contratos laborales de plazo fijo o de obra determinada. Un contrato de plazo
fijo sería aquel que requiere los servicios de un trabajador por un determinado
período, terminado el cual, se considera extinto el contrato. Un contrato de obra
determinada es aquel en que se solicitan los servicios de un trabajador para la
ejecución de la obra. Finalizada la obra, el contrato se considera extinto. La extinción
del contrato laboral por tiempo o por obra terminada no suponen responsabilidad
para ninguno de las dos partes.
Es importante mencionar que un contrato de plazo fijo que sea prorrogado
constantemente pasa a ser considerado un contrato de tiempo indefinido, porque
aplica el principio de primacía de la realidad.
Contratos de tiempo indefinido
Son aquellos contratos que no estipulan una fecha o suceso que de finalización al
contrato de trabajo. Ciertamente, son los contratos que permiten a los trabajadores
lograr la estabilidad laboral con el tiempo de prestación de sus servicios.
Fuentes del derecho laboral

Constitución
En las constituciones se contemplan las garantías y libertades que tienen los
individuos, y la protección de que gozan frente al Estado. En ellas han comenzado
a incorporarse, en muchos países, derechos sociales que regulan garantías
mínimas aseguradas a los trabajadores, y frente a sus empleadores. Es así como
empiezan a aparecer en textos constitucionales principios y derechos laborales que
adquieren el rango normativo máximo: el constitucional. Esta tendencia no es
universal; por ejemplo, no existen tales disposiciones en la Constitución de los
Estados Unidos. Cuando las hay, es habitual que se refieran a temas como los
siguientes:

 derecho al trabajo.
 derecho al salario mínimo.
 Indemnización por despido.
 Jornada de trabajo, descanso semanal y vacaciones anuales.
 Seguridad social.
 Estabilidad de los funcionarios públicos.
 Seguridad e higiene en el trabajo. La materia contempla dos temas específicos:
los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales.
 derecho de sindicación.
 derecho de huelga y de cierre patronal.
 derecho a negociar colectivamente.
Tratados internacionales
Los tratados internacionales constituyen una fuente directa de regulación de
derechos laborales, garantizando a los trabajadores de los países signatarios
derechos mínimos que los Estados firmantes se obligan a respetar. Según los
distintos regímenes jurídicos, los tratados pueden ser directamente aplicables en el
derecho interno o puede requerirse para ello su incorporación en la legislación
nacional.
En países de integración regional o comunitaria, como la Unión Europea, los
tratados de integración constituyen fuentes directas y cada país integrante de la
comunidad debe adecuar su ordenamiento jurídico, operando de esa forma en un
sistema integrado e igualitario de protección a todos los trabajadores de la región.
La principal fuente de tratados multilaterales es la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), que aprueba convenios y recomendaciones sobre todos los temas
de derecho laboral individual y colectivo.122
Ley
Las leyes son la principal fuente del Derecho laboral, y la directa expresión de la
intervención del Estado en esta materia. En los Estados con estructura federal toda
esta materia puede ser de competencia del gobierno central o de las entidades
federadas.
Códigos laborales
Muchos ordenamientos jurídicos, especialmente en Latinoamérica, iniciaron la
tendencia de separar la legislación laboral de la civil, y elaborar códigos
especializados sobre la materia.
Leyes especiales
En algunos ordenamientos existen leyes ordinarias especiales que rigen la materia
laboral, como una ampliación de la normativa general encontrada en los códigos
civiles o los códigos de trabajo.
También existen leyes que por su naturaleza se añaden a la legislación laboral en
temas particulares y específicos.
.

Principios generales del derecho laboral


Los principios generales del Derecho del Trabajo son aquellas líneas directrices o
postulados que inspiran el sentido de las normas laborales y configuran la
vinculación de las relaciones de trabajo con arreglo a criterios distintos de los que
pueden darse en otras ramas del Derecho.
Los principios generales del derecho laboral tienen, por lo general, dos funciones
fundamentales:

 Fuente supletoria: cuando la ley deja vacíos o lagunas, y no existe


jurisprudencia, uso o costumbre aplicable, los principios de derecho del trabajo
entran como suplemento.
 Fuente interpretadora: sirven también para interpretar la normativa vigente,
cuando esta sea confusa o haya diversas interpretaciones posibles.
A continuación se señalan algunos principios básicos del derecho laboral
Principio protector
El principio protector es el principio más importante del derecho laboral. Es el que
lo diferencia del derecho civil. Parte de una desigualdad, por lo que el derecho
laboral trata de proteger a una de las partes del contrato de trabajo para equipararla
con la otra, a diferencia del principio de igualdad jurídica del derecho privado.
El principio protector contiene tres reglas:

 Regla más favorable: cuando existe concurrencia de normas, debe aplicarse


aquella que es más favorable para el trabajador.
 Regla de la condición más beneficiosa: una nueva norma no puede
desmejorar las condiciones que ya tiene un trabajador.
Principio de irrenunciabilidad de derechos
El trabajador está imposibilitado de privarse, voluntariamente, de los derechos y
garantías que le otorga la legislación laboral, aunque sea por beneficio propio. Lo
que sea renunciado está viciado de nulidadabsoluta. La autonomía de la
voluntad no tiene ámbito de acción para los derechos irrenunciables. Esto evidencia
que el principio de la autonomía de la voluntad de derecho privado se ve
severamente limitado en el derecho laboral.
Así, un trabajador no puede renunciar a su salario, o aceptar uno que sea menor al
mínimo establecido por el ordenamiento; si la jornada de trabajo diaria máxima es
de 12 horas, un trabajador no puede pedirle a su empleador que le deje trabajar
durante 18 horas.
Como es natural debemos saber que en Derecho Laboral, se conoce como el
principio de continuidad laboral, a aquel principio que instruye al juez, ante duda,
estimar la duración del contrato individual de trabajo en la mayor extensión posible
según los hechos y la realidad demostrada.
Principio de supremacía de la realidad
No importa la autonomía de la voluntad, sino la demostración de la realidad que
reina sobre la relación entre trabajador y empleador. Así, ambos pueden contratar
una cosa, pero si la realidad es otra, es esta última la que tiene efecto jurídico.
Principio de razonabilidad
Tanto el trabajador como el empleador deben ejercer sus derechos y obligaciones
de acuerdo a razonamientos lógicos de sentido común, sin incurrir en conductas
abusivas del derecho de cada uno. No es razonable que un trabajador reclame el
pago de 4 horas extras diarias que no le fueron abonadas cuando su jornada
habitual son 8 horas y además tiene otro empleo de 4 horas por día.
Principio de buena fe
El principio de la buena fe es una presunción: se presume que las relaciones y
conductas entre trabajadores y empleadores se efectúan de buena fe. Por el
contrario, aquel que invoque la mala fe, debe demostrarla.
Materias de derecho laboral individual

Contrato individual de trabajo


El contrato individual de trabajo es un convenio mediante el cual una persona física
se compromete a prestar sus servicios a otra persona (física o jurídica), bajo el
mando de esta a cambio de una remuneración. Para que exista este contrato, se
hace necesaria la presencia de tres elementos:

 Prestación personal de servicios.


 Remuneración.
 Subordinación jurídica. La subordinación jurídica es la relación de poder dar
órdenes que el trabajador debe acatar.
Remuneración
El salario o remuneración, es el pago que recibe en forma periódica
un trabajador de su empleador a cambio del trabajo para el que fue contratado. El
empleado recibe un salario a cambio de poner su trabajo a disposición del
empleador, con independencia de que se le asignen o no labores concretas. Es ésta
la obligación principal de su relación contractual. Cuando los pagos son efectuados
en forma diaria, reciben el nombre de jornal.
En algunos países existe la figura del aguinaldo o paga extraordinaria. El aguinaldo
es un ingreso extra que percibe el trabajador, adicional a su remuneración habitual.
Algunos ordenamientos lo estipulan de desembolso obligatorio para una fecha
única, mientras que otros lo hacen en dos o más fechas distribuidas en el año.
Jornada de trabajo
La jornada es el número máximo de horas que un empleador puede exigir de un
trabajador. Por ejemplo, 8 horas diarias y 45 horas por semana. Es importante
distinguir entre la jornada laboral y el horario. La jornada, como se dijo
anteriormente, es el número de horas que el trabajador debe trabajar por día.
Comúnmente, las jornadas extraordinarias deben pagarse adicional y con un valor
monetario superior a la jornada usual. Además, cada ordenamiento jurídico impone
un límite de duración a la jornada, establece las excepciones a la regla general y
dispone cuáles son las consecuencias en el supuesto de sobrepasarse los límites.
Así que si los trabajadores siguen siendo explotados por los patrones se necesita
una verdadera reforma laboral en el mundo.
Vacaciones y feriados
Las vacaciones corresponden a una determinada cantidad de tiempo que el
trabajador puede ausentarse de su trabajo, sin dejar de percibir su remuneración,
por un acumulado de horas laboradas. Por ejemplo, en el ordenamiento
costarricense, el trabajador puede disfrutar de dos semanas de vacaciones por cada
50 semanas de trabajo.
Los feriados son días que por ley se deben conceder como libres al trabajador. El
empleador tiene la facultad de exigirle al trabajador que los trabaje, pero debe
recompensarle monetariamente bajo un régimen distinto.
Seguridad laboral
Lo relacionado con la salud ocupacional es de interés público. La salud ocupacional
tiene como objetivo la seguridad física y mental del trabajador, así como protegerlo
contra riesgos.
Los empleadores tienen las siguientes obligaciones:

 Asegurar contra riesgos del trabajo.


 Investigar los accidentes y enfermedades profesionales que ocurran y eliminar
o controlar sus causas.
 Denunciar los accidentes y enfermedades ante la autoridad administrativa
designada.
Las legislaciones disponen en general que el trabajador que sufra un accidente tiene
derecho a:

 Asistencia médica, farmacéutica y a rehabilitación.


 Prótesis y aparatos médicos.
 Reeducación laboral
 Prestaciones económicas tales como indemnización por incapacidad temporal,
pensión de invalidez, pensiones de viudez y orfandad.
Materias de derecho laboral colectivo

Negociación colectiva

La negociación colectiva es aquella que se realiza entre los trabajadores de una


empresa o sector, normalmente (aunque no siempre) reunidos a través de
un sindicato o grupo de sindicatos y la empresa o representantes de empresas del
sector. La finalidad de la negociación es llegar a un acuerdo en cuanto a las
condiciones laborales aplicables a la generalidad de los trabajadores del ámbito en
el que se circunscribe la negociación (contrato o convenio colectivo de trabajo).
En ocasiones, como medida de presión para la negociación y para hacer cumplir los
acuerdos cuando consideran que no han sido cumplidos, los trabajadores pueden
acudir a la huelga.
La negociación colectiva es una manifestación particular del diálogo social, y está
considerado como un derecho fundamental básico integrante de la libertad sindical.
Mundialmente se encuentra garantizado en los Convenios 98 y 154 de la OIT.
Organizaciones sindicales
Un sindicato es una asociación integrada por trabajadores en defensa y promoción
de sus intereses sociales, económicos y profesionales relacionados con su actividad
laboral o con respecto al centro de producción (fábrica, taller, empresa) o
al empleador con el que están relacionados contractualmente.
Los sindicatos por lo general negocian en nombre de sus afiliados (negociación
colectiva) los salarios y condiciones de trabajo (jornada, descansos, vacaciones,
licencias, capacitación profesional, etc.) dando lugar al contrato colectivo de trabajo.
Sostendré a continuación que la obra de Karl Marx constituye una defensa de un
concepto amplio de trabajo, esto es, que admite que éste tiene potenciales de
autonomía y autorrealización, y no lo reduce a pura actividad instrumental o a una
disciplina social o psicológica coercitiva. El concepto de trabajo de Marx es también
antiproductivista y no asume la centralidad normativa del trabajo en la sociedad (es
decir, aboga por la disolución del vínculo entre trabajo y supervivencia). Resultan,
por tanto, incorrectos algunos tópicos que han ido extendiéndose sobre la postura
de Marx respecto del trabajo:
a) En primer lugar, la postura de Marx no constituía en absoluto una
glorificación del trabajo, como creen autores como Arendt (1958),
Baudrillard (1973), Habermas (1968b y 1985), Jaccard (1960), Méda
(1995), Naredo (1977 y 1987), o Tilgher (1929): el trabajo es la
precondición material de la existencia humana, pero eso es una
constatación empírica para Marx, y de ahí no se deriva que el trabajo
sea fuente de toda riqueza (ver Marx, 1872: 53 y 1875: 13), de toda
moral o de todo progreso. No encontramos nunca en la obra de Marx
cantos elegíacos como los de los pensadores liberales o los
predicadores protestantes. Tampoco se entiende el trabajo, en Marx,
como la esencia del ser humano: éste no es homo faber sino animal
social (1872: 397), su socialidad es lo que determina su naturaleza y
no al revés; es la praxis – entendida como un actuar por el que se va
construyendo el mundo –, y no el trabajo – que sería una forma
específica de praxis –, lo que define al ser humano y le diferencia de
otras especies animales.

b) En segundo lugar, Marx no adopta una postura productivista, como sí


hacía el pensamiento liberal y burgués de su época (y contra lo que
afirman Anthony, 1977; Baudrillard, 1973; Méda, 1995, o Naredo,
1987). Es indudable que Marx, como la totalidad de pensadores y
científicos sociales de su época, no advertía, con la claridad con que
hoy lo hacemos, ni la imposibilidad de un desarrollo indefinido de las
fuerzas productivas, ni las implicaciones de la destrucción de recursos
naturales agotables. Pero también lo es que para Marx la producción
económica nunca se planteó como un fin en sí mismo (1857-58, I: 362;
1872: 99, 596, 770-71); por el contrario, la prioridad para él era el
desarrollo humano, de tal manera que el ser humano domine y
controle la producción, en vez de verse controlado por ella: mediante
un afortunado juego de palabras, Marx solía despreciar el goce de la
acumulación para oponerlo a la acumulación de goces (1861-63:
283), en un giro casi hedonista. Su actitud claramente favorable hacia
la reducción de la jornada laboral y el aumento del tiempo libre
documentan también su antiproductivismo (1872: 379 s.). En este
sentido, Marx definía la riqueza precisamente como tiempo libre y
como autorrealización, no como consumo y acumulación (1857-58, II:
147). Por último, criticaba sin descanso el énfasis del capitalismo en
lo puramente mercantil, en el valor de cambio, relegando a un segundo
plano el valor de uso de los bienes producidos (1872: 282-283).

c) En tercer lugar, y sobre todo, Marx defiende el concepto amplio de


trabajo. Su concepción del trabajo incorpora las tres dimensiones de
la acción que se enumeraban más arriba: el trabajo es una actividad
orientada a un fin (dimensión cognitivo-instrumental, o teleológica),
pero también es interacción social y comunicación (dimensión
práctico-moral, o social), así como autoexpresión práctica del ser
humano, que desarrolla en él « el libre juego de las fuerzas vitales
físicas y espirituales » (1872: 319) (dimensión estético-expresiva). En
uno u otro pasaje de su obra, Marx puede hacer mayor o menor
énfasis en cada una de estas dimensiones, pero las tres se hallan
presentes en el conjunto de sus escritos, desde los Manuscritos hasta
la Crítica del programa de Gotha.

La existencia de un concepto amplio de trabajo en la obra de Marx permite además


realizar algunas observaciones adicionales: un momento fundamental en dicha obra
es la defensa de un concepto de autorrealización activa, que puede darse a través
del trabajo, y que no implica la conversión del trabajo en « juego » (como proponían
Fourier, Schiller o Marcuse), sino que supone esfuerzo e incluso dolor, en cuanto
superación de obstáculos para el autodesarrollo de las capacidades y los
potenciales humanos (Marx, 1857-58, II: 119-122; Elster, 1985 y 1989). La
autorrealización no consiste para Marx en el mero goce pasivo o el mero consumo,
sino que supone actividad y esfuerzo, y precisamente por eso puede alcanzarse por
medio del trabajo; incluso podría decirse que el trabajo libre y creativo es una de las
vías más indicadas – aunque desde luego no la única – para alcanzar la
autorrealización. Esta idea de una autorrealización activa a través del trabajo, que
encontramos en Marx, concuerda con estudios psicológicos y sociológicos
contemporáneos, que muestran cómo el esfuerzo y la autosuperación son
componentes necesarios en la obtención de un sentimiento de autorrealización y
plenitud vital (Csikzentmihalyi, 1975 y 1990; Ronco & Peattie, 1983; Stebbins, 1992).

Contra lo que algunos comentaristas han supuesto, la idea de un trabajo libre no es


para Marx una contradicción, sino una posibilidad histórica. Las alusiones de Marx
en el Libro III de El Capital a la diferencia entre el reino de la necesidad y el reino de
la libertad (1894: 1043-1044) no deben interpretarse en el sentido de que Marx
estuviese oponiendo allí el trabajo al ocio o al tiempo libre: si se contextualiza
adecuadamente el famoso pasaje – casi siempre abstraído del hilo de la
argumentación marxiana – se advierte con claridad que lo que allí se opone es
el trabajo necesario (no libre) al plustrabajo libre; el tiempo dedicado a éste último,
en la sociedad comunista, se extendería sobremanera según Marx, como
consecuencia de la reducción del trabajo necesario posibilitada por la innovación
tecnológica; pero, en cualquier caso, el plustrabajo seguiría existiendo, en la forma
de actividades libre y conscientemente elegidas por cada individuo para
desarrollarse y autorrealizarse como tal.
Si se interpreta la obra de Marx desde estas coordenadas, resulta entonces
inevitable concluir que ésta mantiene una clara continuidad en la defensa del
concepto amplio de trabajo. De hecho, la dicotomía alienación-objetivación (1844b)
ya implica la idea de un trabajo libre o desalienado: el trabajo es actividad
objetivadora, productora de mundo, pero no por ello debe ser actividad
necesariamente alienada. La libertad no está, para Marx, exclusivamente fuera del
trabajo, sino, entre otras instancias, en el trabajo no alienado. Y esta concepción es
también la que separa a Marx, no sólo del concepto reducido de trabajo típico entre
los economistas burgueses de su época, sino también de la concepción
desvalorizada y elitista que del trabajo tenían los pensadores de la antigüedad
(ejemplificada por ejemplo en Aristóteles): para Marx es en la praxis real y material
– que incluye el trabajo – donde debe darse la buena vida y la liberación, y no sólo
en la política, el lenguaje, el pensamiento o el arte, como creía Aristóteles (o como
defienden, siglos más tarde, Habermas o Arendt).
d) Por último, cabe añadir a todo lo anterior que Marx no asume la centralidad
normativa del trabajo: en textos tan alejados temporalmente como son La ideología
alemana y la Crítica del programa de Gothadefiende que la subsistencia no debe
estar ligada al rendimiento laboral en la sociedad comunista, sosteniendo así un
principio de justicia distributiva igualitarista (y no meritocrático, como el que
supuestamente regiría en la sociedad burguesa, según la ideología dominante en la
misma): « la diferencia en cuanto a las actividades, a los trabajos, no justifica
ninguna desigualdad, ningún privilegioen cuanto a la posesión y al goce » (Marx y
Engels, 1845: 580). El conocido lema « de cada cual según su capacidad, a cada
cual según sus necesidades » evidencia a las claras esta concepción; no en vano
teóricos contemporáneos como Philippe Van Parijs (1995) han considerado la
propuesta de una renta básica garantizada independiente del trabajo como una vía
para hacer realidad aquel principio.
En definitiva, cabe decir que este concepto amplio, no productivista y que no asume
la centralidad normativa del trabajo es una de las aportaciones más originales de la
obra de Marx.

El trabajo es un concepto elemental dentro de la teoría social, concibiéndose a partir


de las visiones que ella tiene sobre el desarrollo social y humano. La noción
intrínseca del trabajo involucra además, esfuerzo en el individuo, sacrificio tanto
físico como mental que despliega el hombre a cambio de algo (un medio: por
ejemplo el dinero) que le permite desarrollar el intercambio a nivel del mercado para
alcanzar la posesión de bienes y servicios y poder así satisfacer sus necesidades
viéndose de esta forma, el trabajo como una actividad asociada a estas necesidades
de seguridad en su dimensión instrumental. El trabajo es la expresión del logro
humano, es la expresión pura y espontánea del vínculo entre las personas y el
entorno, así también entre las personas y la sociedad; como se deduce, el trabajo
tiene una naturaleza biunívoca, inicia procesos a la vez los refuerza, el trabajo en la
evolución filogenética del hombre representa el salto cuanti-cualitativo hacia la
hominización, y por consiguiente, la construcción social de la humanidad. Es así
como ubicamos al trabajo como un elemento básico en la vida cotidiana actual, esto
porque el trabajo existe en donde exista una sociedad, la vida cotidiana es la que
representa la evolución humana actual y es donde los científicos sociales deben
centrar su atención. Entendiendo el trabajo desde la perspectiva del desarrollo
personal, se hace evidente que éste constituye, en la vida cotidiana, una fuente vital
para satisfacer necesidades. El trabajo es, sin lugar a dudas, el aspecto más
importante de la sociedad humana, esto porque relaciona todas las esferas del ser
con las del quehacer humano.

Desde otra perspectiva, las explicaciones que refiere Guerra en su Libro Sociología
del Trabajo (2001: 17-18) se describen elementos conceptuales, asociados a la
noción de trabajo, como una actividad relacionada a la vida diaria del hombre que
simboliza una actividad útil y socialmente productiva; este autor a su vez, cita al
economista Colson para quien “el trabajo es el empleo que el hombre hace de sus
fuerzas físicas y morales para la producción de riquezas o de servicios”. De igual
manera, Guerra reseña a Bergson quien señala que el “trabajo humano consiste en
crear utilidad” y en esa reconceptualización del trabajo se expresa otro concepto,
bajo la mirada marxista al decir que el “trabajo es en primer término un proceso
entre la naturaleza y el hombre, proceso en el que éste realiza, regula y controla
mediante su propia acción, su intercambio de materias con la naturaleza”, sin
embargo, las definiciones sobre el término trabajo bosquejan disímiles y elocuentes
razonamientos al respecto, existen visiones más objetivas otras obedecen a puntos
de vistas particulares que la dibujan más subjetivamente, de allí que examinar la
valoración social que se hace del trabajo resulte un aspecto sumamente interesante,
sobre todo en el ámbito de las representaciones y la psicología cognitiva. Tendría
que darse una ojeada a ciertas líneas de pensamiento u enfoques que esclareciesen
la perspectiva epistemológica de concebir al trabajo de acuerdo al sentido que cada
trabajador o empleado le confiere.

A este respecto, se tiene que entender que el trabajo como acción del hombre,
representa un hecho social que deriva de la cultura y la acumulación de
conocimiento e involucra a la sociedad; según Julio César Neffa (1990), en términos
de su elucidación sobre la naturaleza y significación del trabajo, éste particulariza
varios espacios respecto a cómo concebir la complejidad del trabajo humano: 1) El
trabajo entendido como esfuerzo 2) El trabajo considerado como un momento
favorecido para concientizar a quien lo ejecuta de las debilidades y potencialidades
que posee el ser humano 3) El trabajo es substancialmente un hecho social y 4) El
trabajo desde una óptica transformada involucra a los trabajadores en el proceso de
construcción de la sociedad.

De igual manera, vale referir, que para poder erigir una abstracción sistemática y
crítica de la representación del trabajo a lo largo de la historia occidental, se hace
necesario describir algunas citas tomadas en este caso, de la publicación de Ibáñez
(2005: 29), tal y como sigue: “En la Grecia clásica y también en Roma, el trabajo
resultó ser considerado como una actividad manual de carácter degradante que
impide al ser humano el desarrollo de sus potencialidades…”. Sin embargo, esa
degradación vista en el desempeño del trabajo humano no se acogió en una regla
culturalmente admitida por todos los pueblos. El desmoronamiento del imperio
romano fue sucedido luego, por el feudalismo, y a partir de allí se honró un enfoque
del trabajo que estribaba en el consumo (producto del autoabastecimiento en la
actividad feudal), el trabajo se convirtió en un elemento clave para la vida de la
comunidad feudal subsiguientemente, con la incursión del mercantilismo se sella de
nuevo un cambio en la significación del trabajo, con una carga más profana que
envilecía a quien lo ejecutaba.

Desde la perspectiva de Max Weber, se inicia una noción del trabajo que va más
allá de los principios religiosos y que descansará más tarde en el funcionamiento
intrínseco de la razón capitalista. (Acumulación de capital, la manufacturización, la
división social del trabajo, el neoliberalismo, entre otros muchos aspectos). Por
supuesto, que este proceso de redefinición social del trabajo que trasciende por
encima del aspecto epocacional de la modernidad y la posmodernidad de la
evolución societal coligadas mucho antes a las críticas de Marx (los problemas del
trabajador proletariado, la plusvalía, la explotación, la acumulación del capital, entre
otros aspectos), al concepto de crisis del capitalismo y a sus secuelas en el orden
económico y social en razón de las múltiples transformaciones económicas que traía
el modelo capitalista hasta la nueva concepción de la mundialización que de una u
otra forma han incidido en restarle importancia y valor al trabajo, debilitando alguna
de sus dimensiones, muchas veces concibiéndose una valoración del trabajo
meramente simplista como “un medio para obtener dinero”, otras veces, consideran
el trabajo como poco gratificante asociado al modo de producción, hallándose como
una actividad rutinaria y precaria.

Aquí es pertinente señalar, que las teorías de carácter social optaron por negar el
aspecto central del trabajo frente al mercado y las luchas sociales, se observaron
entonces nuevas posturas donde el trabajo es señalado como sujeto ilegitimo, sin
embargo, existe un mundo de contradicciones, lo cierto es que el aspecto socio
cultural modeliza las representaciones que se tienen y se han tenido a lo largo de la
historia sobre lo que es el trabajo, con la postmodernidad se ahonda en el debate
sobre el fin del trabajo, otros lo interpretan desde un punto de vista más
economicista como el fin del empleo, porque no existen garantías para otorgar
empleos a todos, y el estado se muestra incapaz de responder con políticas de
pleno empleo. Esto me lleva a destacar ciertas reflexiones:

Algunas reflexiones sobre el comienzo de la sociología del trabajo

La noción del trabajo y su conexión con los actores de las relaciones laborales ha
ocupado un espacio significativo en la teoría social durante el siglo XIX,
manifestándose de esta forma la importancia y el impacto de los procesos de
expansión industrial, esto es, el paso de una sociedad rural y tradicional a una
sociedad urbana e industrial y el alcance que han tenido históricamente las luchas
sociales de las clases trabajadoras a través de las acciones del trabajador- obrero.
De allí, que sea importante acordarse del aparecimiento de la sociología del trabajo
en Europa, cuyo precursor primeramente en Francia fue Georges Friedmann, el cual
le da un lugar substancial al estudio de la fábrica y del taller como espacios que
tratan de redimir al trabajador obrero como sujeto legitimo dentro del proceso de
trabajo, esta visión se suscribe dentro del Paradigma francés humanista. Del mismo
modo, es relevante traer a colación las indagaciones de Elton Mayo y sus
seguidores en cuanto a destacar el espacio colectivo y la figura de grupos en las
situaciones laborales que dieron lugar al Enfoque adaptativo que refiere lo
trascendente del aspecto organizacional dentro de las ciencias sociales del trabajo
y de las funciones administrativas y de la gerencia de recursos humanos. En efecto,
sería válido reiterar al respecto la consideración de Abramo y Montero quienes
escriben en el Tratado Latinoamericano de Sociología del Trabajo (2003: 69), lo
siguiente:” de este acercamiento entre las ciencias sociales y los problemas de la
industria surge el enfoque de la empresa como sistema social, que será extendido
por Parsons a toda la sociedad”.

Entonces, la mirada del Paradigma industrialista ligado a las teorías del crecimiento
económico o mejor conocido como Paradigma de la Modernización, se vio
fortalecido gracias a las contribuciones del análisis estructural-funcionalista y la
intención integradora expuesta por Talcott Parsons como parte del pensamiento
genérico que involucra los estudios del sistema social en ese incesante ajuste de
las nociones macrosociales y macroeconómicas de la sociedad.

Por otro lado, dentro del contexto del enfoque humanista, tiene preeminencia la
visión de la centralidad del trabajo representada por el obrero calificado en la
dinámica social, el trabajo es un valor que subsiste y se transmuta a presiones de
la dinámica social, lejano de relatividades. Su término en cada momento histórico y
en cada sociedad es función del nivel de conocimiento de los trabajadores, del
perfeccionamiento de las fuerzas productivas, reconociendo las relaciones de poder
entre los actores sociales y a los referentes propósitos de la sociedad, según las
argumentaciones de Neffa (2003) además, a este respecto Antunes, expresa lo
siguiente:

Como resultado de las transformaciones significativas en los países dotados de una


industrialización intermedia, el mundo del trabajo vivió múltiples procesos: de un
lado, se verificó una desproletarización del trabajo industrial, fabril, en los países del
capitalismo avanzado. En otras palabras, hubo una disminución de la clase obrera
industrial tradicional. Pero, de otro lado, paralelamente, ocurrió una
significativa subproletarización del trabajo, consecuencia de las formas diversas del
trabajo parcial, precario, tercerizado, subcontratado, vinculado a la economía
informal, al sector de servicios, etc. Se comprobó, entonces, una
significativa heterogeneización, complejización y fragmentación del trabajo. (…) En
los países del capitalismo avanzado, la década del 80 presencia profundas
transformaciones en el mundo del trabajo, en sus formas de inserción en la
estructura productiva, en las formas de representación sindical y política. (…)
Década de gran salto tecnológico, la automatización y las grandes transformaciones
organizacionales invadieron el universo fabril, insertándose y desarrollándose en las
relaciones de trabajo y de producción del capital. Se vive, en el mundo de la
producción, un conjunto de experimentos más o menos intensos. El fordismo y el
taylorismo ya no son los únicos, se mezclan con otros procesos productivos
(neofordismo, neotaylorismo), y en algunos casos hasta son sustituidos, como la
experiencia japonesa del “toyotismo”. Emergen nuevos procesos de trabajo, donde
el cronómetro y la producción en serie son sustituidos por la flexibilización de la
producción, por nuevos patrones de búsqueda de productividad, por nuevas formas
de adecuación de la producción a la lógica del mercado. Se ensayan modalidades
de desconcentración industrial, se procuran patrones de gestión de la fuerza de
trabajo, de los cuales los procesos de “calidad total” son expresiones visibles, no
sólo en el mundo japonés sino también en varios países del capitalismo avanzado
y del Tercer Mundo industrializado.

Desde otra perspectiva, se entiende que la escuela de los radicales cuyo nombre
involucra no sólo a un grupo de economistas norteamericanos de corte progresista-
neomarxista sino que incluye a los mercados segmentados constituyéndose en otro
paradigma que trata de revelar la raíz estructural del problema del desempleo y de
la distribución regresiva de los ingresos, su planteamiento fue iniciador al reasentar
la relación entre el capital y el trabajo en el lugar de producción, donde algunos
escritores estudiaron el espacio de la fabrica, otros parten de explicar la polarización
de las calificaciones del trabajador obrero, se emplean conceptos como el de
dualización, segmentación y de polarización en términos de los análisis sobre
exclusión social, precariedad en las condiciones de trabajo y la informalización del
mercado de trabajo, se habla de un vuelco de la sociología del trabajo hacia la
sociología del empleo; aquí vale destacar la postura de autores como Harry
Braverman, Benjamín Coriat, entre otros.

Los debates sobre el fin del trabajo, en general los estudios sobre la serie de
transformaciones en los estándares internacionales de producción y competitividad,
las secuelas del proceso de mundialización sobre todo en términos de la
flexibilización de la producción han traído como resultado un nuevo evento: la
disipación de los sujetos y, más específicamente, la desaparición de los
trabajadores y de los movimientos sindicales, los cuales en el marco de la
globalización se han debilitado; dándole legitimidad a otro sujeto como foco de
interés, que sería el empresariado.

Esto nos conduce a retomar los aspectos que involucran la orientación de la


dinámica social, los nuevos esquemas de producción y de competitividad
internacional, los nuevos modelos empresariales y de cómo estos procesos
transformadores han incidido en el mundo del trabajo, en sus actores, y en los
mecanismos que regulan sus conductas y de cómo se afecta el empleo, y por ende,
las políticas económicas dirigidas al llamado pleno empleo.

Otras consideraciones desde el punto de vista histórico social que afectan la


noción sociológica del trabajo: Dimensión Política

Aproximadamente hasta el año de 1789 en Francia acaecía el régimen monárquico


absolutista. Su derrocamiento dio origen al aparecimiento de las clases burguesas
industriales. La Teoría del valor se sustentó en la tierra como generadora de riqueza,
pero este valor dio lugar a otro valor más importante, la industria, como producto del
proceso de revolución industrial. Nace con ella, el concepto de ciudadano (el
individuo es sujeto que tiene derechos, ya no es visto tan solo como un súbdito). Se
establecen derechos y libertades individuales. Esta normatización tiene efectos
sobre el proceso de trabajo como hecho social.

Dimensión Económica:

Surge el nuevo modo de producción capitalista. Tiene poder quién posee el capital,
como clase dominante. Aparece con él, el trabajo asalariado, se proletariza a la
masa trabajadora. Emerge también el mercado capitalista tanto de bienes como de
trabajo.

Dimensión Social:

 Factores demográficos: se suscita el éxodo del campo a la ciudad.


 Aumenta la educación.

Dimensión Científico-técnica:

Se ha de aprovechar la razón científica (la lógica, las innovaciones, los inventos, el


método científico). Si la empresa es capaz de organizarse científicamente, tenderá
a ser más productiva, a generar mayores niveles de productividad.

Existen ciertas particularidades imputables a la acción de “trabajo”:

 El trabajo es una actividad universal.


 El trabajo es un aspecto central en la vida del hombre por el tiempo
consagrado a trabajar (a lo largo de toda su vida).
 Por la condición que posee para la subsistencia y la reproducción, tiene
varias implicaciones conceptuales: instrumental, individual, ética, social e
institucional (Lucena, 2003: 29).
 El trabajo humano es una actividad deliberada, propia del hombre que
inquiere unos fines y para alcanzarlos; usa determinados medios para ello
(fuerza productiva que dependerá a su vez, de múltiples variables). La
especie humana es la única capaz de obtener y acumular conocimiento
suficiente como para consolidar sus objetivos, sus metas y medios para
consumir y satisfacer sus necesidades. La racionalidad es un privilegio y una
condición del ser humano.

La insuficiencia de recursos económicos hace que los seres humanos, para


sobrevivir, asumieran la actividad del trabajo de forma colectiva y organizada. El
trabajo colectivo da sentido de orden y de pertenencia a la acción social de los
individuos, capaz de construir y cimentar la sociedad a partir de sus relaciones y
esto incluye las relaciones de trabajo.
Evolución histórica del significado del “trabajo”

 A partir de la aparición de la actividad agrícola, el trabajo fue concebido como


una actividad fundamentalmente de supervivencia (un carácter meramente
instrumental) y dependía de:
 El nivel de recursos que existía para ese momento.
 El número de personas que constituían el grupo familiar.
 El nivel de sofisticación de los instrumentos que poseían para cazar,
pescar....posteriormente,
 El nivel medio de destreza en el hombre para ejecutar el trabajo.
 El estado de desarrollo de la ciencia y la tecnología.
 La organización social del proceso de trabajo.
 La escala y eficacia de los medios de producción, entre otros.

Una vez que con ello, nace la agricultura como actividad económica, todo cambia:
la sociedad deja de ser nómada para hacerse sedentaria; aparecen luego, las
civilizaciones y los estados-nación.

El Trabajo en la sociedad griega:

Se instituyó la representación del sistema esclavista, y los griegos justificaban esta


imagen porque consideraban que el trabajo era algo negativo (degradante-
deplorable). Mientras existe la explotación del hombre por el hombre; el excedente
de la producción se lo apropian las clases aristocráticas.

Edad media

Para este momento, el trabajo lo perpetran los vasallos-súbditos. Ya no son los


esclavos, entonces, los siervos poseen un cierto derecho a ser protegidos por su
señor feudal. La Iglesia, representa una de las instituciones más importantes en la
Edad Media, la iglesia también le imprime al trabajo una representación denigrante,
además yacerá en él la carga del pecado original. Se trabajaba sólo para subsistir
(una modelización del trabajo instrumental).

Antes del s. XVI

La doctrina de la Iglesia estuvo basada en las ideas de Sto. Tomás de Aquino; quien
pensaba: sólo Dios elige el papel de cada individuo y este papel es sacrosanto, esta
predestinado. En aquel momento, la Iglesia reforzaba ese concepto de la división
social de clases entre ricos y pobres.

A partir del s. XVI y XVII

La Edad Media desaparece y se introduce la figura del “mercader”.


Florece el movimiento de los protestantes los cuales se enfrentaron a la Iglesia:
hasta entonces, se trabajaba y el resto del tiempo se oraba. Este movimiento da un
vuelco a las representaciones religiosas: la gente se salva trabajando profusamente
y orando lo indefectiblemente necesario.

Con la llegada de la Revolución Industrial el que no trabaja es el protervo, el infame.


Concurren dos grandes intelectuales que van a revelar el porqué de eso, ellos son:
Max Weber que dice que fue el movimiento protestante el que cambió el sistema de
ideas y Carlos Marx, que señala que el culpable fue el dinero, ya que poseía una
base capitalista y se derivaba de él una mayor explotación.

Por otra parte, la aparición de la fábrica creó el espacio físico para trabajar mejor;
se adecuó a las ideas y a los intereses de la reciente clase de la burguesía industrial.

Los propietarios de las primeras fábricas lo constituían los antiguos artesanos que
no poseían las capacidades menesteres para administrar y controlar un gran
número de trabajadores. Los trabajadores fueron en muchos casos, antiguos
campesinos que tenían unas costumbres totalmente heterogéneas y que no eran
las que se requerían: extenuantes jornadas de trabajo, actividades riesgosas, ruido
intolerables por ello, posteriormente se ven obligados a dejar las fábricas.

Los trabajadores pierden las calificaciones que habían conseguido


precedentemente; inicialmente tenían que aprender a hacer todo el proceso de la
producción, y luego con la división del trabajo sólo van a hacer una parte del proceso
(la especialización y la división social del trabajo). Para aquel entonces, no había
libertad de elección para decidir en qué y cómo trabajar.

Se presentaron diferentes tipos de resistencia por parte de los trabajadores, el inicia


del movimiento de los trabajadores: sabotajes, boicots, absentismo... El absentismo
fue tan significativo para los empresarios, que asumieron una posición frente a ello,
estableciendo las siguientes disposiciones:

 aquel que abandonara la fábrica iría al calabozo


 las mujeres y los niños eran obligados a trabajar

El trabajo asalariado terminó arraigándose como la manera universal de trabajar. El


trabajo asalariado va a admitir que los ingresos posean un carácter regular,
normalizado (ver Cuadro 1).
Cuadro 1 Fisonomías particulares de la sociedad preindustrial e industria

Sociedad Preindustrial Sociedad Industrial


El Trabajo eminentemente agrario El Trabajo eminentemente industrial
- El Trabajo desarrollado en el hogar - El Trabajo desarrollado lejos del hogar
(esfera privada). (esfera pública).

- Producto del trabajo para ellos - El salario va a pagar el trabajo productivo y


mismos (subsistencia). reproductivo del trabajador.

- Medios de producción propios. - El empresario se apropia del Producto del


trabajo.
- En la sociedad preindustrial el
trabajo tenía un fin en sí mismo, - El empresario es el dueño de los Medios de
servía para satisfacer las producción.
necesidades de las personas.
- En la sociedad industrial el trabajo es un
medio con el cual obtener el fin. El trabajo se
va a convertirse en un instrumento, es
mediador para alcanzar otros medios.

- El trabajo en la sociedad industrial va a ser


objeto de una máxima división: Será la
división entre “trabajo manual” y “trabajo
intelectual”.

Fuente: propia de la autora basado en información disponible en


htpp://www.google.com (2006).

Se consume cada vez más un mayor número de bienes no necesarios (consumo


superfluo, consumismo). Subordinación a un salario cada vez más elevado.

El trabajo humano es considerado una mercancía más, porque se le coloca precio


al trabajo humano. El mercado de trabajo marca este precio, a través del salario.
Los aspectos que van a ser capaces de incidir en la variación del salario son:

 El esfuerzo y el tiempo socialmente necesario para producir, el valor de los


insumos requeridos para producir y las maquinarias y equipos empleados en
la producción.
 Mientras más confrontación exista a nivel de los actores en las relaciones de
trabajo, por ejemplo: conflictos que conduzcan a la huelga, se estará en la
búsqueda de reivindicaciones.
 La fuerza sindical, las acciones de los obreros y trabajadores en cada franja
de la actividad productiva, influirá en que los salarios suban o bajen.
 El valor de cambio que el empresario gana por la contribución que el obrero
cree de su trabajo, genera mayores niveles de explotación.
 Florece el Mercado de trabajo.

Representación de la división vertical del trabajo

 Va a generarse una segmentación del mercado de trabajo (mercado primario,


secundario y terciario), la convencional formula sectorial; hoy,
incorporándose el sector informal.
 La división vertical se va a trasladar a la división social del trabajo en función
de la distribución de los ingresos (clase alta, media y baja).

Representación de la división horizontal del trabajo

 La descalificación del trabajador.


 La realización de una sola tarea va a producir una alienación laboral
generándose una actitud de apatía porque el trabajo se asume como una
actividad rutinaria, repetitiva y poco gratificante.
 Un trabajador ejecuta una mínima parte del proceso de trabajo y desconoce
en que va a consistir el producto o servicio final. El trabajo industrial, según
Karl Marx se va a convertir en una alienación subjetiva que genera frustración
e insatisfacción en los trabajadores.

Conjeturas sobre la visión de algunos de los fundadores de la Teoría Social y


Económica Referente a la Concepción que tienen ellos sobre el trabajo.

Charles Louis de Montesquieu (1689-1755), Escritor y jurista francés se destacó


como digno representante del siglo de las Luces o Ilustración, época caracterizada
por una fe profunda en el poder de la razón humana, teniendo significación esa
especie de método de pensamiento, en la que Montesquieu estudia las instituciones
políticas y se destaca con su obra cumbre “El espíritu de las leyes” (1748), en ella,
él analiza las tres formas de gobierno: república, monarquía y despotismo. La
ilustración fue una época notable del desarrollo y cambio intelectual en el
pensamiento filosófico, donde se destacó Montesquieu; esta etapa del pensamiento
filosófico, social y político estuvo marcada por el desarrollo de la física newtoniana,
la aplicación del método científico a las cuestiones sociales y al orden social. El
espíritu de las leyes de manera indirecta involucra el establecimiento de reglas
sobre la acción social del hombre y por ende, normativiza la actividad del trabajo
como hecho social. Montesquieu, en su pensamiento explica el origen de la
sociedad, analiza las leyes naturales y las leyes positivas, establece una topología
de carácter político y social; estas reflexiones analíticas me permiten distinguir en
este caso, un enfoque metodológico en el que el trabajo como valor social esta
contenido implícitamente como parte del origen de la sociedad.

Jean Jacques Rousseau (1712-1778), Filósofo, teórico político y social francés, la


línea de pensamiento ilustrado se correspondió con su famoso tratado político “El
contrato social o principios de derecho político” (1762), allí desplegó sus
explicaciones sobre libertad civil y contribuyó a la posterior fundamentación y base
filosófica de la Revolución Francesa (1789), donde se generaría posteriormente, el
caos y el desorden. Él quiso preservar la preeminencia de la voluntad popular frente
al derecho divino. Así mismo, su influyente estudio “Emilio o de la educación” (1762),
exteriorizó una novedosa tendencia de la educación algo más pedagógica. Incurrió
en una gran contribución a la corriente por la libertad individual y se reveló contrario
al absolutismo de la iglesia y del Estado, su acción literaria se corresponde también
con la evolución de la literatura psicológica, la teoría psicoanalítica y el
existencialismo, con el romanticismo literario y con la filosofía del siglo XIX,
imprimiéndole fuerza a su inclinación por el libre albedrío, su férrea defensa por la
razón humana y los derechos individuales. Esta perspectiva pudiera enmarcarse en
el contexto del trabajo, por ejemplo: fundamentado en la libertad de elección, el
derecho al trabajo, las garantías hacia el trabajador, etc. El pensamiento de
Rousseau estuvo enmarcado en argumentaciones metódicas sobre el individuo y la
sociedad, también busco explicación al malestar de la cultura, en como alcanzar el
progreso material y moral, igualmente se planteó el origen de las sociedades,
partiendo de la vinculación hombre y sociedad, se consagró con su obra del contrato
social y de alguna manera concluir que su postura de forma indirecta imbuye una
visión del trabajo como hecho social.

Adam Smith (1723-1790), Economista y filósofo británico, su aportación se inserta


en un enfoque individualista de la economía, plasmó en su obra intelectual un
insondable estudio de los procesos de creación y distribución de la riqueza. Señaló
que el origen primordial de todos los ingresos, así como la forma en que se
distribuye la riqueza generada, se halla en la diferencia entre la renta, los salarios y
las ganancias. Su obra cumbre “Investigación sobre la naturaleza y causas de la
riqueza de las naciones” (1776), allí determina la importancia de la distribución de
la riqueza a través de las relaciones de comercio internacional y sienta las bases
del liberalismo clásico como filosofía económica. En la referida obra, señala las
ventajas de la división del trabajo, esto es, cada hombre interviene en las fases de
la producción, interviene así, en todo el proceso productivo, con esto los operadores
se hacen más diestros, se economiza tiempo, también refiere aspectos sobre la
naturaleza, la acumulación y el empleo del stock de capital. Realizó una sagaz
distinción entre las importantes nociones de la economía, entre las cuales destacan
la división del trabajo, la renta, el valor, el precio, el salario y el beneficio. Constituyó
el máximo representante de la escuela clásica del pensamiento económico, dándole
suma importancia al principio de laissez-faire basado en la libertad económica del
“dejad hacer, dejad pasar” (le dice no al intervencionismo y aboga por la famosa
“mano invisible” del libre mercado) y del librecambio. Para Smith, el trabajo viene a
constituir la fuente verdadera de la riqueza, específicamente, asume la centralidad
normativa del trabajo; referida al argumento político y ético del trabajo, el cual posee
una importancia desde el punto de vista socio cultural, en tanto vincula el trabajo y
los beneficios sociales (Noguera, 2002: 148). Distingue dos clases de valor en los
bienes un valor de uso (utilidad, funcionalidad) y un valor de cambio (precio relativo
de intercambio). La indiscutible Teoría del valor trabajo se muestra al hacer su
análisis de la sociedad primitiva, la cual determina que el valor de un objeto es el
trabajo que costo obtenerlo a su usufructuario, representa en el caso de la sociedad
civilizada, como se apropian de los medios de producción y el capital los agentes
privados, explica que en la sociedad capitalista este valor no pertenece enteramente
a quien lo añade. Las posturas economicistas de los clásicos se centraron en el
estudio de la generación de la riqueza, la cual estaba sustentada en el trabajo que
como hecho social incorporaba valor a las mercancías que se creaban, eso apoyo
la teoría del valor donde la satisfacción subjetiva de los consumidores, se analizó a
partir de la teoría de la utilidad, por ende, los productos del trabajo (bienes y
servicios) poseían utilidad y eso les atribuía un valor de uso y un valor de cambio.

David Ricardo (1772-1823), Economista británico, desarrolló la teoría del valor


trabajo al igual que Adam Smith, y la evidenció en su obra más notable “Principios
de economía política y Tributación” (1817), en la que afirmaba que la estructura de
costos productivos son, en esencia, precios laborales que se pagan, bien de manera
directa o bien acumulándolos al capital, es por ello, que defendió la tesis de que los
precios obedecerían a la cantidad de trabajo incorporado en la producción de los
bienes y servicios. Fue uno de los que postuló la teoría del valor trabajo, principio
que alega que el valor de un bien o servicio (mercancía) estriba de forma directa en
la cantidad de trabajo que lleva incorporado, su pensamiento a este respecto, se
arraiga en que el trabajo era la unidad de medida exacta para ponderar el valor, y
por ende, determinante de su precio. Y esta postura ejerció una gran influencia en
el pensamiento marxista que presupone que solamente el trabajo es capaz de crear
valor.

Claude Henri Saint Simón (1760-1825), Socialista francés, es partidario de que la


planificación económica, el progreso industrial, la estructura de una sociedad
distributiva y productiva, el desvanecimiento de los Estados nacionales europeos
comportarían hacia el empleo de técnicas científicas destinadas al estudio de los
fenómenos sociales, a través de las ciencias sociales. Se unificaría a Europa en
base a una organización social y basados en el desarrollo de la industria y que ésta
beneficie de manera equitativa a todos los componentes de la sociedad.
Consideraba inconcebible que la clase trabajadora pudiera suplantar a los
capitalistas, aunque es partidario del socialismo moderno. Apunta sobre la
necesidad de fundar una ciencia de la sociedad apoyada en una filosofía positiva,
en hechos vistos, esta ciencia social llamada “Fisiología social”, es la encargada del
estudio de los sistemas sociales, se obligará a señalar que la producción industrial
constituye el factor determinante de las sociedades modernas. Aboga por la
preservación de la sociedad. Admite que todo cuanto permite el mantenimiento de
la sociedad e incluso de la monarquía y sus regimientos es producto industrial. Toda
sociedad descansa en la industria, la industria es la única garantía de su existencia,
la fuente única de todas las riquezas y de toda prosperidad, sin embargo, Simón
demanda libertad económica, pero sobre la base de una transformación en la
naturaleza de las relaciones sociales y exige refutar el principio capitalista de la
propiedad privada. Por supuesto que esta concepción le da una importancia central
al trabajo del hombre, que es lo que permite el desarrollo de la industria y con ella,
el crecimiento y desarrollo de la sociedad, la cual progresa y prospera. Su
pensamiento se orientó al análisis del industrialismo y utopía: la ciencia del hombre
como ciencia positiva; además de argumentar los tipos de sociedad.
Auguste Comte (1798-1857), Filosofo francés, opinaba que el estudió de la
sociología debía ser de carácter científico. Su contribución intelectual fue producto
de una reacción contra la Revolución Francesa y la Ilustración; es considerado el
padre del positivismo, “sistema filosófico asentado en la experiencia y en el
conocimiento empírico de los fenómenos naturales”, con el advenimiento de la
filosofía positiva. Desarrollo su física social que en 1822 designó como sociología.
Se preocupo por estudiar la estática social (referida a las estructuras sociales, las
cuales son un conjunto de formas en que grupos e individuos se organizan y
relacionan entre si y con los distintos ámbitos de una sociedad) y por la dinámica
social (referida al cambio social, que constituye un fenómeno colectivo que afecta a
las condiciones o modos de vida de un importante conjunto de individuos); aboga
por una reforma social para impulsar el proceso de evolución natural de la sociedad.
Estableció la ley de los tres estadios: a) Teleológico (dios), b) Metafísico (naturaleza)
y c) Positivo (ciencias), hizo énfasis en el carácter sistémico de la sociedad
confiriéndole importancia al papel del consenso en la sociedad y no al conflicto. Para
Comte, la institución más importante fue la religión que regula la vida del individuo
y lo ayuda a controlar su egoísmo y a elevar su altruismo promoviéndose así, las
relaciones sociales, es decir, la religión es el asiento universal de toda sociedad.
Otra institución para él importante, fue el lenguaje que es eminentemente social que
le permite al individuo interactuar promoviendo la unidad entre la gente. Otro
elemento que mantenía unida a las personas era la división del trabajo que conlleva
a una especie de solidaridad social, ya que los individuos dependen unos de otros
dentro del proceso de trabajo, y ocupan posiciones de acuerdo a su formación y
aptitudes aunque posteriormente, se evidencio su inquietud por la excesiva
especialización en el trabajo en término de sus desventajas. Creía que la revolución
positivista descansaba en la clase trabajadora y en las mujeres. De igual forma, no
creía en la igualdad de los sexos y consideraba que las mujeres tenían una menor
capacidad intelectual que los hombres. Considera que la familia es la unidad social
básica de la sociedad, por ende el concepto de trabajo como hecho social parte de
la unidad fundamental de la sociedad: la familia. También planteo una explicación
en su búsqueda de las leyes, aspectos sistemáticos sobre el orden y el progreso, y
estos conceptos claramente se vinculan a la noción del trabajo, en su visión más
positiva.

Émile Durkheim (1858-1917), Teórico francés, explica el problema del orden social
y con ello; analiza la división del trabajo social y la solidaridad social, con relación a
la división del trabajo social (1893) ilustra las formas de solidaridad en la sociedad
moderna, examinándose los nuevos elementos de cohesión social al abatirse el
primitivo orden social. Examina entonces, la forma de cohesión a que da lugar la
moderna división del trabajo, instituyendo su tipología sobre las formas básicas de
solidaridad (mecánica: o por similitud en sociedades más primitivas con principios
jurídicos más represivos y orgánica: basada en la diferenciación de los individuos,
que corresponden a sociedades más evolucionadas donde el fenómeno jurídico es
más cooperativo). Su visión sobre el socialismo era que debía ser una aspiración
más global que reorganizara el cuerpo social en su conjunto, reivindicó las
concepciones socialistas que aspiraban a una organización más democrática, él
defiende la igualdad jurídica de ambos sexos.
El concepto de representación social o representación colectiva se asocia al
concepto de conciencia colectiva se remonta tímidamente a Durkheim, él lo entiende
como “un sistema de ideas o sentimientos colectivos elaborados y construidos por
una comunidad o cultura, constituye un proceso que se forja a través de la
interacción social”. Considera que el problema social no es de carácter económico,
sino un conflicto de consenso social, de comprender la superioridad de la fuerza
moral, de las normas, de las obligaciones, del espíritu de disciplina para poder lograr
un buen funcionamiento de la sociedad (vida en común), también estableció el
concepto de anomia que él lo derivó de la disfuncionalidad y degeneración de las
sociedades industriales y comerciales, por falta de reglas. Conviene explicar de
antemano la importancia que se le atribuye a las transformaciones del trabajo con
arreglo a las tipificaciones que ocurren en la realidad social. El parto al que se asiste
de un nuevo mundo del trabajo no es un alumbramiento normal, pero será tanto más
difícil en la medida en que no se le dote del instrumental necesario para marcar su
rumbo. La abstracción moderna sobre el empleo impele una noción de trabajo que
se formó hace un siglo y no constituye sino las transformaciones, las
representaciones sociales a lo largo de la historia de la actividad humana. Su
estudio de la evolución histórica del concepto de trabajo sirve para identificar el
trabajo como la esencia del hombre partiendo de la correlación entre los individuos
y la colectividad, viendo en él (trabajo), un medio, el empleo de la inteligencia del
hombre (trabajo intelectual), el establecimiento de su relación con la naturaleza
(concepción marxista). Es parte de la representación social del trabajo.

Para Durkheim, la sociedad contemporánea se ampara en la especialización de las


personas, de las estructuras e instituciones y su necesidad de los servicios de
muchas otras, la división del trabajo era un hecho social material puesto que
constituía la principal pauta de interacción en el mundo social.

Carl Marx (1818-1883), economista y filósofo alemán. Su abordaje sobre las


cuestiones relacionadas a su concepción sobre el trabajo subyace en el análisis de
los procesos históricos a partir de antagonismos y alienaciones a que daban lugar
las contradicciones y carencias de los distintos sistemas productivos, tomando como
eje central a las relaciones de producción dentro del sistema capitalista. La reflexión
de interrelación entre las bases socioeconómicas y la superestructura jurídico-
política, origino la dialéctica de la realidad social, expresándose una evolución
social-histórica de algunos modos de producción, tales como: el asiático, el antiguo,
el feudal y el burgués. Considera decisivo el proceso social del trabajo humano y el
papel que juegan las situaciones que dan lugar a una alienación social del hombre
como ser de praxis, con una capacidad libre y creativa de producción. Carl, recibió
la influencia del materialismo histórico y de la dialéctica de Hegel. Él abordo el
estudio de las obras de Smith y David Ricardo y elogió la proposición básica: de que
“el trabajo era la fuente de la riqueza” tal y como señalara De La Garza (2000: 17),
“Marx llevó a su consecuencia lógica esta línea de pensamiento, considerando no
sólo que el trabajo es el único origen del valor, sino que la ganancia del capitalista
proviene de un trabajo no pagado al obrero”; así mismo, construyó la teoría del valor
trabajo, en la cual estipulaba que las ganancias de los capitalistas se asentaban en
la explotación de los trabajadores, basada en la distinción entre la fuerza del trabajo
y el trabajo en si mismo, esta distinción es el eje central del conflicto entre capital y
trabajo, donde los trabajadores asalariados recibían un valor inapreciable al que
realmente producían ya que el excedente del plustrabajo se lo apropia el capitalista.
Plantea entonces, la necesidad de un cambio radical en el orden económico (hacia
el socialismo). Marx, brindó una teoría de la sociedad capitalista basada en su
imagen de la naturaleza: opinaba que las personas eran esencialmente productivas,
las personas necesitaban trabajar en y con la naturaleza. Requerían trabajar juntas,
con el fin de producir lo que necesitaban para su supervivencia. De la explotación
capitalista se desprende el concepto de alienación que divide el sistema en dos
clases: capitalistas: dueños de medios de producción, de los productos, y del tiempo
del trabajador y una clase oprimida, reprimida: el trabajador proletariado. En la
Revista Valores en la Sociedad Industrial (dic 2005:14), año XXIII. No. 64 se reseña
textualmente lo siguiente: “La interpretación marxista del trabajo como triunfo de la
dialéctica de las fuerzas rompe la cadena de solidaridad que caracteriza a la
comunidad del trabajo, aislando los individuos en una egoísta soledad…”
respondiendo a su propia egolatría y sin altruismo alguno, así en contraste se
observa la visión de la iglesia sobre el trabajo, la cual se traduce aún hoy día, en
decir, que “el trabajo representa una dimensión fundamental de la existencia
humana, así el trabajo se plantea como la expresión de la plena humanidad del
hombre”. Según la apreciación de Marx, la economía y la sociedad se originan en
razón de la contradicción u oposición de distintos elementos: las ideologías, la
conciencia de clases, los fenómenos sociales totales, las manifestaciones objetivas
del trabajo, las nociones del plustrabajo entre capitalista y trabajador. Las teorías de
Marx, se vigorizaron con la ascensión de las acciones obreras, las cuales fueron
reconocidas por el Estado como clase. Según la opinión de Noguera (2002:150), la
visión de Marx sobre el trabajo se inserta en la defensa de una significación amplia
del trabajo, esto simboliza y “admite que este tiene potenciales de autonomía y
autorrealización, y no lo reduce a una actividad instrumental o a una disciplina social
o psicológica coercitiva”. Esta noción de Marx sobre el trabajo podría considerarse
como antiproductivista y que no acepta la centralidad normativa del trabajo en la
sociedad a diferencia de Smith.

Helbert Spencer (1820-1903), fue una figura destacada dentro de la teoría


sociológica británica, sustentaba la teoría de la evolución del mundo real y material.
Se sintió adepto a la doctrina de laissez-faire. De igual manera, pensó que la vida
social debía desarrollarse sin ningún control externo. Era considerado un darwinista
social inspirado en la biología para dar forma a su visión y a sus conceptos, adoptó
la idea de que las instituciones sociales, así como las plantas y los animales, se
adaptaban progresivamente a su entorno, a su ambiente. Argumentó que los más
aptos sobreviven y los menos aptos se extinguen y esto, responde a un proceso de
selección natural. Hacía hincapié en el individuo no obstante, se interesó en estudiar
la estructura general de la sociedad en sus partes y en sus funciones; concibiéndola
como un sistema en su conjunto que evoluciona a través de su composición,
considera que la sociedad en si misma progresa, sobre la base de la sociedad
industrial, la cual se basa en la especialización del trabajo, la cooperación social, el
altruismo y un estado moral ideal donde el individuo se disciplina y se somete a las
necesidades de orden y progreso. Por tanto, su concepción del trabajo se adhiere
a la definición del trabajo en su dimensión como hecho social, ya que se vincula con
el comportamiento de otros individuos; que esta sujeto al orden dominante y
requiere del progreso, el cual descansa en las sociedades de tipo industrial. El
desarrollo de los principios teóricos generales de la sociedad como organismo,
promovió su visión de la sociología e hizo estudios sobre la evolución de la
sociedad, de las instituciones, de la ética y la política. Esa representación orgánica
de la sociedad y de la evolución societal e institucional esta enmarcada en una
visión particular del trabajo como elemento central en la vida del hombre y de la
sociedad.

Max Weber Nacido en Erfur (1864-1920), doctor en derecho, estudioso de la


historia, la filosofía, la economía, etc., recibió influencia de la teoría marxista, los
consideró como unos deterministas económicos que proponían teorías causales de
la vida económica y social. Estudioso de las ideas como fuerzas autónomas que
generan efectos sobre la economía. “La ética protestante y el espíritu del
capitalismo” (1904-05) fue una de sus grandes obras. Desarrolló la teoría de la
estratificación social, donde aborda las nociones de prestigio (status) y el poder
basados en conceptos de clase, status y partido. Estableció una teoría del proceso
de racionalización basada en una especie de sociología comprensiva (analizando
fenómenos, como: la religión, los valores, el derecho y la música), distinguió tres
tipos de autoridad: la tradicional (ancestral, creencias, clan), la Carismática
(liderazgo) y la racional-legal (reglas establecidas). Pensaba que el movimiento
protestante impulsaba un cambio en las ideas donde el hombre debía trabajar para
ser considerado útil en la sociedad, de lo contrario es visto como un protervo, un
inútil. El trabajo adquiere un carácter económico; ya que se requiere de él para
poder satisfacer las necesidades humanas, por ende, el proceso de trabajo
responde al principio económico de racionalidad y la condición capitalista se deriva
de esa lógica que estriba en una especie de agrupamiento social abierto. El trabajo
se organiza como parte de la acción social y responde a una cierta disciplina, a
prácticas rutinarias, hábitos que dependen del momento, del orden jurídico
imperante, de las ideas que se tienen sobre conceptos de lucha, de competencia,
de elección, entre otros.

Talcott Parsons (1902-1979), defensor de la teorización sociológica como una


acción legitima y significativa, publicó su obra “Estructura de la acción social” (1937),
se convierte en un teórico estructural-funcional (delimita las relaciones entre
grandes estructuras e instituciones sociales). Se considera un neo-evolucionista del
cambio social, analiza el sistema cultural y de la personalidad a este respecto,
desarrolla también el estudio de las relaciones ínter sistémicas basadas en el
consenso, la cohesión y el orden como funciones positivas recíprocas. Su
pensamiento analítico sustentó los estudios de: la teoría de la acción y el desarrollo,
los sistemas de la acción, el cambio social, la teoría evolucionista, la teoría de los
medios de intercambio, entre otros aspectos filosóficos y teóricos relevantes. Donde
el trabajo opera dentro de un sistema estructurado de producción basado en la
cohesión de quienes trabajan, cumpliendo cada uno su función y estableciéndose
entre ellos las interrelaciones orgánicas que evolucionan de forma natural. El
cambio social bajo esta concepción viene dado por las mutaciones y
transformaciones en la organización del trabajo, en el proceso de trabajo y por ende,
en las relaciones de trabajo, donde la estructura económica condiciona la
organización de las unidades productivas y la acción social es determinante en
función de la afinidad en la dimensión colectiva, el asentimiento, el orden y el
progreso.

La visión microeconómica del Trabajo: Se parte de una concepción individualista


del trabajo, se rige por estudiar el resultado de la producción social; pero en base a
los esfuerzos y el valor que se añade de forma individual bien sea el aporte o
contribución de un trabajador, de una empresa o de una fábrica con respecto a la
industria, al sector o a la nación. Su perspectiva es a un nivel particular de un
individualismo económico, lo que le da valor al trabajo social es el esfuerzo de cada
uno que en adición contribuye a determinar el valor agregado en la producción
nacional (que sería una visión macro). Se le atribuye a Alfred Marshall ser el padre
de la Microeconomía la cual es definida (Arria, 1996) como: “Teoría del
comportamiento individual del consumidor y la empresa, de la determinación de
precios específicos…” partiéndose de los estudios de la teoría social y su
visualización en torno al desarrollo humano y social de la acción humana, en la
construcción de la sociedad se tiene que los puntos de vista más microeconómicos,
es decir, basados en el individuo lo tienen: Max Weber y Spencer. Mientras que la
visión más macro fundamentada en el colectivo, esto es, más holística, la tienen
Durkheim y Marx.

La visión macroeconómica del Trabajo: se piensa que el fundador de la


macroeconomía es John Maynard Keynes, en términos de la concepción macro con
relación al trabajo resulta ser una visión más amplia que la micro, con un nivel mayor
de agregación, ya no trasciende el esfuerzo individual sino el colectivo, el trabajo
como producto de la acción social y de las relaciones sociales, toma valor es la
producción social, no la fabrica sino la industria, no el trabajador sino los
trabajadores en función de su cohesión y solidaridad que se sustenta en la
dimensión del trabajo como hecho social. Definir el trabajo en un sentido más
amplio, como un factor básico de la producción, empleando una combinación de
factores productivos como el capital y el trabajo tiene dos perspectivas, una micro y
otra macro; todo dependerá de su nivel de agregación, todo lo que se refiere a los
grandes agregados: consumo, inversión, ahorro, empleo, producción, finanzas,
ciclos económicos, aplicación de las políticas gubernamentales tiene
contextualizada una visión macroeconómica. Por ejemplo, la visión de Comte en
relación al trabajo es macroeconómica.

Estamos viviendo una etapa que nos plantea nuevos y viejos interrogantes cuya
comprensión puede ayudar a transformar la realidad en la cual estamos inmersos .
Se habla en primer lugar sobre la “clase trabajadora” y aunque toda definición suele
encorsetar categorías, resulta necesario en esta instancia justamente definir este
concepto para luego poder avanzar en el análisis de la cuestión en debate. Clase
trabajadora es aquel sector de la sociedad que solo o esencialmente cuenta con su
capacidad laboral (brazos, piernas, torrente sanguíneo, cerebro, etc) o fuerza
laboral para vender o alquilar (otro concepto a debatir pero que ahora puede
pasarse por alto) en el mercado de trabajo y en las relaciones sociales de
producción que la sociedad capitalista genera. No es la relación de dependencia
efectiva o formal lo que define a la clase trabajadora, sino su situación en el campo
de la producción. Como se sabe, en un devenir histórico también hubo una
distribución originaria en el sistema capitalista, mediante la cual una ínfima minoría
de la sociedad (la burguesía) se apropió de los medios de producción y una gran
mayoría solo quedó con esa capacidad de trabajo para a su vez ser utilizada,
apropiada, por la primera.-Esta distribución originaria marcó el destino de la
distribución en la sociedad capitalista, donde más allá de los avatares históricos en
la economía del sistema, siempre mientras exista el mismo, una ínfima minoría va
a ser la dueña de la riqueza social y una inmensa mayoría va a recibir en mayor o
menor medida los saldos de esta apropiación. Es por ello que resulta utópico
pretender una sociedad capitalista con una distribución justa. Por supuesto, que hay
otros factores que juegan en este sentido y que tienen que ver con la competencia
y las crisis del sistema, pero que dejo para otra etapa del ensayo. Partiendo de estas
premisas, nos encontramos hoy con una sociedad capitalista a nivel mundial en su
etapa de decadencia, con una crisis que se viene anunciando desde la década de
los setenta y que hizo explosión en el 2008 y que hasta la fecha no ha podido
remontarse y se esperan nuevos cimbronazos aún más graves que los vividos.
Junto a esto en las últimas décadas también se ha producido un avance tecnológico
fundamentalmente en el campo de la informática Y robótica que ha generado un
cuadro de transformaciones en aspectos de las relaciones laborales y que considero
debemos analizar pero no llevarnos a la confusión que de alguna manera se instala
respecto a los sujetos sociales fundamentales en la actual etapa del sistema.
También debemos comprender que estos avances en la tecnología no son
productos del azar o de algún científico loco, sino que es consustancial al sistema
capitalista y fundamentalmente a la competencia interburguesa.- La necesidad del
desarrollo tecnológico es un arma fundamental para ganar en esa competencia y
obtener mayor lucro, y también llamativamente el generante de las profundas
contradicciones y las crisis que en el mismo se producen. Nos encontramos con
múltiples situaciones que aparecen en el mercado en virtud de estas modificaciones,
y que hacen al teletrabajo, la fractura del ámbito laboral, el trabajo en el domicilio
del trabajador, y en definitiva distintas formas en que se expresa la relación formal
de dependencia y por otro lado la figura del cuentapropista que aparece como un
trabajador independiente, y que tiene una de sus expresiones más absurdas en el
autónomo-dependiente de la legislación española. Ahora bien, ¿ podemos concluir
entonces que los sujetos sociales y económicos fundamentales de la sociedad
capitalista han sido desplazados?? ¿Podemos decir que hoy hay otras categoría
sociales distintas a aquellas que históricamente se han consolidado en este sistema
de relaciones sociales y económicas?? Evidentemente no. Esas supuestas
categorías de trabajadores siguen siendo tan clase trabajadora como siempre han
sido en este sistema y aquellos que se apropian del trabajo de esos trabajadores
son tan capitalistas como lo han sido históricamente. Es cierto que hay toda una
corriente de pensamiento para nada neutral (y no porque así deba ser) que juega
con esta presunta confusión para así descalificar la teoría marxista que es la que ha
explicado, comprendido y por tanto generado las armas teóricas de transformación
de este sistema.- Si no hay más clase trabajadora como sujeto transformador, no
hay transformación y por tanto tenemos capitalismo en toda la eternidad. Esto me
hace recordar la lamentable teoría, si así se puede llamar, de Francis Fuckuyama
sobre el fin de las ideologías, que pese a su absoluta endeblez conceptual, generó
toda una corriente de ferviente apoyo y que se cayó como un mazo de naipes. La
clase trabajadora entendiéndola como aquel sector social que solo o
fundamentalmente cuenta con su capacidad de trabajo no solo no ha disminuido
sino que se ha expandido en el planeta. Hoy hay más trabajadores que en toda la
historia de la humanidad, y por el contrario, hoy se concentra la riqueza en la menor
cantidad de personas como nunca sucedió. Por otra parte, contamos con un tercio
de la población mundial entre pobres e indigentes, en una muestra dramática de la
situación social que genera hoy este sistema en su debacle. Por supuesto que esa
debacle tiene ganadores y perdedores, pero donde cada vez más se ahonda la
brecha entre unos y otros. Y es en este marco donde las políticas flexibilizadoras,
falsa acepción que en realidad esconce el real significado que no es otro que la
precarización y la super explotación de los trabajadores, busca los canales para
imponerse. Y que se busca con esto?? Algo en realidad muy sencillo, aumentar la
tasa de ganancia mediante la mayor explotación de los trabajadores. Pero, diríamos
entonces, si el sujeto trabajador ya no es tal o tiende a desaparecer, para qué la
“flexibilización”? Y aquí está el contrasentido de las teorías que plantean su no ser.
Los trabajadores son y van a seguir siendo porque el sistema capitalista los necesita
para generar la riqueza y a su vez obtener la plusvalía que determina su ganancia.-
Siempre el capital tuvo y tiene como objetivo la ganancia, y la ganancia proviene de
los trabajadores a través de lo que producen y lo que le pagan. Y aquí aparece el
salario. Y aquí uno se pregunta sobre la presunta desaparición de la sociedad
salarial. El salario puede esconderse en diversas formas, incluso muchas de las
cuales podemos encontrar en nuestra Ley de Contrato de Trabajo, pero si quien
trabaja para otro recibe un pago permanente y habitual por esa tarea y no se trata
de un hecho ocasional como puede ser el caso de un profesional que atiende en su
estudio a personas que lo consultan por citar solo una forma posible, esa paga es
un salario. Y el salario es la forma concreta en que no solo se determina la paga
que recibe el trabajador por poner a disposición su capacidad de trabajo, sino de allí
se desprende la plusvalía que obtiene el empleador de esa fuerza de trabajo. Por
ello, el salario no puede desaparecer en la sociedad capitalista. No puede
desaparecer la raíz del salario al que si se podrá dibujar de múltiples maneras, pero
en realidad siempre será un salario que lejos estará de lo que produce el trabajador
en esa circunstancia. Si no hubiera un salario estaríamos hablando de un esclavo o
de una persona que efectivamente trabaja en forma independiente y sobre la cual
no se extrae plusvalía, pues el mismo obtiene toda la ganancia que produce su
trabajo. Y si no hay salario no hay plusvalía, y si no hay plusvalía no hay sociedad
capitalista. La explotación del trabajo es la base fundamental de la existencia de la
sociedad capitalista Por supuesto que los cambios tecnológicos generan
modificaciones en la forma en que se desarrolla el trabajo en relación de
dependencia. Así ha sido históricamente y conocimos el fordismo, el taylorismo,
etc., etc. , pero pese a todos estos cambios la matriz de la relación laboral obrero-
patronal no se ha modificado. Y esto sucede también en esta etapa, donde si bien
se generan en algunos rubros cambios de estructura y organización laboral, por otra
parte se mantiene los ítems fundamentales del sistema. Aparecen por supuesto
nuevas formas de relaciones formales, donde la precarización y una de sus patas,
la tercerización han calado hondo y sin dudas ha causado una clara división entre
los sectores de trabajadores y sus vinculaciones con los sindicatos, divisiones que
surgen de la aplicación de distintos convenios colectivos, la diferenciación salarial
consecuente, la falta de convenio en muchos casos y en definitiva diversas
“categorías” de trabajadores. Esto sumado a una permanente propaganda
ideológica que desarrolla el individualismo hasta su máxima expresión, produce
concretas divisiones entre los trabajadores y obstaculiza la labor colectiva. En esto
también han jugado un nefasto papel muchas organizaciones sindicales más
preocupadas por sus negocios y ganancias que en la organización de los
trabajadores, e incluso fomentando estas divisiones. Pero volviendo a la plusvalía,
es fundamental tener claro en este sentido que la ganancia solo se obtiene del
trabajo humano. Si las máquinas reemplazan al hombre, podrá generarse riqueza,
pero no podrá generarse plusvalía. La teoría de la plusvalía descubierta por Marx
hace ya más de un siglo y medio no ha sido rebatida por doctrina alguna y hoy ya
resulta obvia su existencia para todos Aquellos que participamos desde adentro y
en la realidad concreta la lucha salarial y productiva entre trabajadores y
empresarios no podemos tener dudas sobre el particular. No será “académico” pero
fue para mí una escuela fundamental el participar en estos debates. Siempre
recuerdo el caso de un gremio que yo asesoraba y donde una comisión interna de
una fábrica pretendía un aumento salarial. Reunidos con los gerentes de la patronal
y ante el pedido concreto de suba de remuneraciones, el representante de la
patronal planteó que entonces había que disminuir el horario del almuerzo, bajar los
permisos de diversa índole y otras medidas similares. Ante mi enojo, propio también
de mi inexperiencia (hay que parecer enojado pero no hay que enojarse nunca, me
dijo una vez un burócrata), pues pedíamos un aumento salarial y nos salían con
estos temas, el gerente me dijo muy suelto de cuerpo “y de donde quiere que saque
el dinero para el aumento”. Más gráfico imposible. El dinero debía salir de la mayor
explotación de los trabajadores que. Eso es la plusvalía que tiene luego diversas
variantes y matices, pero que nace del trabajo de los trabajadores. Por ello, cuando
se habla del fin del salario y de una renta universal para todas las personas en los
márgenes del sistema, realmente uno ve allí una franca utopía y el intento ideológico
de demostrar que el sistema capitalista además de poder superar supuestas
barreras, estaría en condiciones de sobrevivir a todos los avatares. Pero veamos.
Si la ganancia sale del trabajo de los trabajadores, por más productividad o
desarrollo tecnológico que hubiere, la tendencia a la baja de la ganancia tiende a
acrecentarse. Recordemos que la tasa de ganancia surge de la división entre el
capital aplicado en máquinas, herramientas, materias primas y el establecido para
pagar salarios. La tendencia decreciente de la tasa de ganancia denominada por
Marx “la ley más importante de la economía política” agudiza las contradicciones en
el sistema y pone en juego su supervivencia. En ese estado estamos, y por tanto
volviendo a la renta universal, lo que se repartiría sería una parte de la ganancia
que disminuye a mérito de lo ya expuesto respecto del desarrollo tecnológico . O
sea que con menor ganancia se pretendería que los Estados repartieran una parte
que sería mayor a la actual para garantizar esa supuesta renta. Se imaginan a los
capitalistas sosteniendo a un Estado que le expropia parte de la ganancia (que a su
vez es cada vez menor) para distribuirla entre la sociedad cuyo número en
condiciones de recibirla va a ser cada vez mayor como consecuencia del desarrollo
tecnológico y la competencia. O se repartiría una miseria absoluta o, como presumo,
es una utopía irrealizable en los márgenes del sistema capitalista. Los capitalistas
pueden “sacrificar” una parte de su ganancia para sostener al Estado, que nunca
deja de ser el representante del conjunto de la clase dominante con sus
contradicciones y luchas internas, pero de allí al extremo expuesto, no sería posible.
Más aún, diría que se produciría un colapso del sistema, pues si esto fuera realidad
la ganancia no sería reinvertida como capital y por tanto la producción caería en
forma irremediable con todas las obvias consecuencias imaginables. Pero, luego de
este cuadro de situación, no podemos ni debemos olvidar el otro aspecto esencial
de la situación y que es sin dudas la sustentabilidad del sistema capitalista o su
derrumbe, y los sujetos intervinientes en esta historia que nos atraviesa. Y en este
campo, vemos como se agudiza la crisis en este capitalismo senil, donde la
pretensión de una vida digna para la humanidad se aleja más y más frente a la
supuesta paradoja de un desarrollo tecnológico imparable. El capitalismo no tiene
salida para la humanidad, solo barbarie y destrucción en su actual etapa. Ante este
panorama, la pregunta consiguiente es quien puede ser el sujeto del cambio, pues
no cabe dudas que la “barbarie” está en las puertas de la actual situación mundial.
SE habla de la tercera guerra mundial con una frialdad en los medios de
comunicación y en las altas esferas políticas internacionales, que realmente asusta.
Históricamente, los cambios sociales revolucionarios se dieron en el marco de un
conflicto social entre una clase que ya no podía sostener su dominación por factores
económicos y sociales y otra clase que pugnaba por ocupar ese lugar dominante y
empujando a las restantes detrás de ella. Esto dicho con la mayor simpleza y
síntesis posible, pues obvio es señalar que mares de tinta se han escrito para
desarrollar estas ideas y conceptos que en sí requieren un análisis particular.
Estamos en una etapa de la sociedad donde una ínfima minoría ( a nivel mundial se
habla de doscientas familias dueñas de la riqueza social) se ha apropiado de la
riqueza que se produce en la sociedad y una inmensa mayoría nacional e
internacional se encuentra en una situación socioeconómica cada vez más
dramática, situación que se agrava, salvo pequeños reflujos Por otra parte, este
modo de producción no solo se verifica en el campo de la relación obrero-patronal,
sino que se extiende a toda la vida social. La existencia de los seres humanos en
un sistema determinado, establece asimismo las pautas de la existencia de los
sujetos que la conforman. La vida social y familiar de un trabajador o trabajadora
está enmarcada en el lugar que ocupa en el ámbito de la producción: lo mismo
sucede con una familia burguesa. Y este modo de producción sigue siendo el
dominante y determinante de las relaciones económicas y sociales. Se ha intentado
vanamente encuadrar otras categorías como centro de las relaciones sociales, y así
aparecen los consumidores, las feministas, etc. como ejes de los cambios que
pudieren producirse. Pero, la realidad es que hoy en la sociedad capitalista la vida
de las personas está atada a la producción. Un trabajador sin trabajo no vive. La
vida misma depende del trabajo. El trabajo es el eje fundamental de la existencia de
esta sociedad. Y ese trabajo, hoy, es el trabajo en relación de dependencia. Las
clases sociales esenciales en esta sociedad son la burguesía y el proletariado. Ese
eje esencial no se ha modificado. Podrá haber menos trabajadores industriales,
habrá más trabajadores en el rubro de los servicios, habrá más desocupados, habrá
más o menos empresas, habrá mayor concentración de capitales. Todo esto pasa
y es posible y se explica también en el marco del sistema capitalista y su crisis, pero
ninguna de estas variaciones modifica la ecuación central y la contradicción
fundamental del sistema que conlleva a la lucha de clases sociales. Los sujetos no
han cambiado y siguen siendo los mismos que históricamente conocemos. Más aún,
la existencia de la sociedad capitalista y por tanto de los capitalistas, depende del
trabajo. Sin clase explotada, sin clase a quien extraer la plusvalía, y por ende sin
ganancia, no hay sociedad capitalista posible. Y esto se enhebra con el futuro del
trabajo al cual ya nos referimos. Justamente debatir sobre el fin del trabajo en esta
sociedad, nos pone en debate con otro tema central y que se refiere al fin de la
sociedad capitalista. Como ya dijéramos, no hay sociedad capitalista posible sin
trabajo. Y esto es así, porque la ganancia del capitalista emerge de la explotación
del trabajo humano. Marx resaltaba que el desarrollo tecnológico era una de las
premisas necesarias para el arribo a la sociedad comunista, pues las máquinas
reemplazarían al hombre en fundamental medida, y allí podríamos entrar al mundo
de la libertad, donde el trabajo dejará de ser tal y se transformara en una actividad
vital y conciente en armonía con la naturaleza y conforme a las necesidades
sociales y no a la ganancia de persona alguna. Es desde allí donde debemos
analizar el futuro del trabajo, pues caso contrario, lo que ocurriría en este sistema
de relaciones sociales de producción, sería mayor desocupación a la que ya
gravemente sufrimos, mayor miseria, indigencia, hambre y muerte de grandes
sectores de la sociedad planetaria. Y el sujeto transformador y por tanto
revolucionario es sin duda la clase trabajadora, porque es la productora de la
riqueza y la única clase en condiciones de producir esa riqueza de la cual hoy se
apropian una ínfima minoría de la sociedad. Y para ello tenemos que superar la
falsa dicotomía entre neoliberalismo y keynesianismo que se plantea
periódicamente en el mundo capitalista, aunque en realidad estos conceptos se
presentan con variaciones marcadas y contradicciones notorias, pero que en el
marco teórico se levanta permanentemente. Como bien dice Pablo Rieznik en su
obra “La Pereza y la celebración de lo Humano” (pag.131) “Los límites ulteriores de
la llamada “economía keynesiana” en los años que siguieron a la Segunda Guerra
fueron los que se expresaron en la crisis que hunde sus raíces en el final de la
década de 1960 y que se prolongará en la década siguiente. El “neoliberalismo” no
nació de un repollo sino del fracaso de aquellos remedios keynesianos; del mismo
modo que el llamado “keynesianismo” se presenta en la actualidad como una
alternativa al derrumbe del…neoliberalismo. ..Keynesianismo y neoliberalismo, en
definitiva, se engendran mutuamente como expresión de la dinámica del ciclo
económico y de sus crisis”.- Y de esto los argentinos sabemos bastante. Y en este
marco, se desarrolla desde ya hace más de una década una crisis capitalista
planetaria que pretende, como siempre, cargarla en la cabeza de la clase
trabajadora.- Es así que se pretenden modificaciones legislativas tendientes a una
mayor y “mejor” explotación de los trabajadores, en el aumento de la desocupación
para garantizar un ejército de reserva, en la expulsión de una parte dela sociedad
directamente del mercado, en un régimen marcadamente represivo para
garantizarlo, con sindicatos cómplices de este proceder, en una justicia que se
pretende domesticar a esos efectos, en una propaganda descalificante de todas las
luchas sociales y de los conversos de siempre que sirven en definitiva a los intereses
del capital.- Ante ello y sin perjuicio de considerar que no hay una receta unívoca
sobre el particular, y que se pueden marcar pautas que van a depender del conflicto
social y de la lucha de clases, y de una clase trabajadora que siempre da sorpresas
(recuerdo el Cordobazo), me permito señalar algunos aspectos:

1) volver a la inacabada lucha por una ley de contrato de trabajo superadora de la


vieja ley 20744 y obviamente derogando toda la normativa impuesta por la dictadura
cívico militar y convalidada por todos los gobiernos posteriores con los matices del
caso. Solo basta ver que la legislación respecto a tercerización, despidos, ley
sindical, convenios colectivos de trabajo, huelga, etc., o sea temas centrales, se
mantienen sin modificaciones desde la dictadura a la fecha;

2) Organización sindical libre y democrática sin “homologación” estatal alguna;

3) derogación de toda la legislación penal que criminaliza la protesta social;

4) incorporación de los desocupados a las organizaciones sindicales para


contenerlos y sostener su lucha por trabajo;

5) paritarias libres y sin techos, y mucho menos que pueda sujetarse acuerdo
alguno al control estatal;

6) participación de las minorías en las organizaciones sindicales Estas son algunas


pautas muy genéricas que requerirán su enriquecimiento permanente, pero
fundamentalmente la lucha de los trabajadores debe tener como objetivo central
una VIDA DIGNA, PLENA. Puede el sistema capitalista garantizarla?? Esta es la
pregunta central y eso debe terminar de entenderse para entonces avanzar hacia
ese objetivo. Estamos ante una crisis de magnitudes cuyas consecuencias no
pueden aún calcularse. Hay una crisis económica que tiene hoy una muy seria
expresión en la situación ambiental. El capitalismo no solo está destruyendo a una
parte sustancial de la humanidad sino que directamente está destruyendo el
planeta. O tomamos conciencia de esta realidad y actuamos en consecuencia o con
nuestra omisión, falaces creencias en salidas capitalistas o alternativas puramente
ecológicas, seremos cómplices del caos a que nos pretenden someter.
Conclusiones

Rama diferenciada y autónoma de la ciencia jurídica que surgió para disciplinar las
relaciones de la prestación subordinada y retribuida del trabajo, ha recibido diversos
nombres desde mediados del siglo XX hasta la época contemporánea, en que se
consolida como núcleo de doctrina y sistema de norma positiva.
Rama diferenciada y autónoma de la ciencia jurídica que surgió para disciplinar las
relaciones de la prestación subordinada y retribuida del trabajo, ha recibido diversos
nombres desde mediados del siglo XX hasta la época contemporánea, en que se
consolida como núcleo de doctrina y sistema de norma positiva.
Bibliografía

https://www.monografias.com/trabajos7/dela/dela.shtml

https://www.redalyc.org/jatsRepo/104/10446094004/html/index.html

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372016000200008

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