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Brayan Stevens Mayorga Almeyda

Tercero de Filosofía
HUMANI GENERIS
En primera medida, puede ser que a nosotros nos parezca un poco curioso que una encíclica
como es la que nos entraña a reflexionar en el argüir que discurrimos ahora tenga tan pocas
páginas, pues en nuestra mentalidad occidental estamos acostumbrados a que la doctrina
eclesial proferida por el sumo pontífice es larga y tendida, pero entremos en materia, ¿De qué
habla la encíclica Humani Generis publicada el 12 de agosto de 1950 por el papa Pio XII?
Humani Generis, es un documento eclesial promulgado con el fin de combatir o dar una
defensa contra los errores promulgados acerca de la doctrina católica. Si bien sabemos, desde
tiempos arcaicos el carácter apologético de la fe ha estado siempre presente, ojo, y no solo
de cuestiones externas sino también internas, tanto fuera como dentro de la iglesia hemos
encontrado dificultades a la hora de comprender los ítems temáticos, por tanto, a mi parecer
el papa Pio XII hace aquí una exhortación a vivir dentro de la Divina Revelación expresada
dentro de dos modos: la sagrada Escritura y la Tradición. Luego, usted estimado lector podría
reclamar y en cierta media proferir improperios al exigir una sustentación detalla de cada una
de las trece hojas y tres partes del documento, sin embargo, quiero ser subjetivo y dar algunas
ideas tocantes a mí en referencia del documento como un todo.
Así pues, como primer argumento esta carta pretende demostrar que la doctrina eclesial
contenida toda ella de teología y filosofía cristiana no puede ser reducida a algunas corrientes
filosóficas o doctrinas inmanentes, ya que hay cosas que no solo se pueden explicar con la
razón. Claro, es cierto que hoy en día con el avance científico pretende reducir muchas
verdades a nada, pero lo verídico de esto se encuentra en un adagio popular, “por ir por el
pan se quedan sin el queso”, es decir, la Iglesia en cuanto estructura no se cierra
herméticamente a la investigación si lo que se quiere indagar no va en contra de los principios
fundamentales ya instituidos y erigidos bajo el dogma, en determinadas cuentas , no se puede
irrumpir lo canónicamente establecido para ir detrás de una tesis que está dentro del campo
hipotético. Así, por ejemplo, muchos novedosos, que en realidad no tienen nada de ello,
pretenden negar y reducir el culmen la de la vida cristiana a una simple e insignificante
expresión alegórica y espiritual, ¡no!, en efecto, la Iglesia Católica defiende a capa y espada
la presencia real de Jesús en la Eucaristía que de ninguna manera puede ser limitada a la
inmanencia al contrario trasciende los limites humanos que subyugan muchas veces al
hombre e instaura una nueva metafísica, metafísica verdadera que para nosotros si es posible.
También, sostengo como ensalzable la invitación del papa Pio XII ya materializada en
tiempos antiguos dentro del Codex Iuris Canonici en 1918 y establecidos dentro de los
cánones 589 y 1366 que sostienen la instrucción de los futuros clérigos bajo el método y la
doctrina tomista, sin alguna duda el Doctor Angélico, mas que digno de ser alabado por su
cualidad escrituristica es alguien donde encontramos un pensador sumiso al magisterio y a la
enseñanza de la iglesia.
De tal manera, la Santa Iglesia no es como una mónada, o sea, una unidad cerrada e
incomunicable, ya que la Iglesia es opuesta a ella tanto que permite la investigación de
procesos como la evolución, aunque sostiene indefectiblemente con Santo Tomas que el alma
es directamente creada y dada en el instante de la creación.
Brayan Stevens Mayorga Almeyda
Tercero de Filosofía
Desde otro punto de vista, lo que hace en dichas cuestiones el pontífice es impulsar al estudio
de la teología y filosofía no en un eclecticismo, donde hay una configuración compacta de
muchas doctrinas sino por el contrario a revisar muy bien todo lo ya dicho y a investigar
dentro de los limites sin ser egocentristas, es decir, sin estar enfocados dentro de una
desesperación intelectual personal pues la revelación ha sido dada a la Iglesia y no a los
individuos sin negar por su supuesto el insuflo de Dios en la creatura.
Seguidamente, pienso en esta carta como un golpe a los academicistas centrados en una
posibilidad indiscutible del conocimiento, ¿por qué?, los académicos alejados de la fe creen
que todo lo pueden conocer a la luz de la razón natural de hecho creen que fácilmente el
sujeto aprehende el objeto con facilidad, si bien no entienden que Dios nos participa su ser,
y que realmente somos muy limitados a lo que en realidad se expresa de los atributos de Dios.
Por otra parte, cuando leía la encíclica me cuestionaba ¿por qué el ser humano teniendo
caracteres tan volátiles tiene tantos aires de superioridad? Desarrollamos muy poco potencial
del cerebro y cuando tenemos ingreso a algunas fuentes cognoscitivas nos hacemos
acreedores y dueños del mundo aún más, nos poseemos de manera total de una soberbia
intelectual enfrascada en un yo insustituible. Todavía, si llevamos estos problemas a nuestro
ambiente pastoral que caos hemos de generar, ¿por qué digo esto?, concretamente el caso de
Adán y Eva es ejemplo de ello pues cientos y millares de veces hemos escuchado que ellos
no existieron de manera que se sustenta la tesis poligenista y si es de esta manera, ¿qué hay
del pecado original?, a la postre ¿Que hay que decir de los primeros once capítulos del
Génesis reducidos muchas veces a un mito o refundiciones babilónicas en páginas de gloria?
Lo realmente cierto y sustentado bajo este documento pontificio es que debemos dejarnos
llevar por las sendas de la Divina Revelación, por tanto, por más que hayan sustentado los
filósofos no ortodoxos que la filosofía cristiana es una introducción a la teología se ve a
leguas que es una simple reducción y las mismas se basan no bajo criterios objetivos sino
subjetivos.
Antes de terminar, ¿qué relación tiene este documento con el curso teodicea que ahora
recibimos?, a resumidas cuentas la teodicea que pretende demostrar la declaración publica
de Pio XII quiere realzar un estudio de Dios en el que realmente haya un encuentro con Dios,
más que un conjunto de elucubraciones filosóficas o certeras donde en el fondo no haya sino
una descripción ontológica de Dios, esto nos quiere decir el papa, pues da más descubrir a
Dios en la fe que en el carácter de certeza.
En fin, pienso que a los que estamos llamados tanto los seminaristas, sacerdotes y difusores
de la palabra de Dios es a seguir fielmente el magisterio del cual estamos seguros y confiados
que, aunque no está toda la verdad allí, si hay vestigios de la misma y ya que estamos
terminando la formación filosófica en este tiempo y situación histórica por lo menos debemos
intentar no hacer una racionalización y compaginación de ideas de la fe con una malsana
filosofía donde no se logra sino un larvado relativismo, es decir, la aplicación de este
documento o el aporte al papa por parte mía, es realizar personalmente una arduo y continuo
seguimiento a la doctrina para que así unido a la razón y a la fe llegue al conocimiento de la
verdad.

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