Está en la página 1de 1

Cuando creemos que nada nos puede sorprender, aparece esto

Cuando vivía en Luanda presencié un raro espectáculo: hay gente que enciende fuegos
artificiales en pleno día. Lo hacen, no por la belleza de las luces multicolores, sino por el ruido
del estruendo. El ruido sonoro está por encima de la belleza de la luz.

Ya sé, me van a decir que, “pobres no tienen otra cosa para divertirse…”, o el chiste más
utilizado, que “los están probando para lanzarlos esta noche”, o que “tienen tanto ingenio e
inventiva...”

Sin embargo, a mí me hace pensar algo que va más allá del hecho material y acústico, quizás
en la relación de aquello que es más importante para una persona y que no se ve, menos de
día, pero que se escucha como un ruido, nada más. En esa preferencia, en esa elección es
donde conseguimos la cualidad del ser. Por lo menos en la distinción, y no en la mera
respuesta "es lo mismo".

También podría gustarte