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Sobre Ley 21.

030

Alonso Aguirre.

El presente texto escrito es llevado a cabo con el objetivo de hacer un análisis de la Ley
21.030, la cual regula la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres
causales, las cuales justifican la interrupción del embarazo. Dicho análisis será realizado a
la luz de los principios orientadores de la bioética. Así, el análisis arrojará luz sobre el peso
que han jugado los principios que orientan la bioética en la despenalización del aborto por
tres causales.

Vale hacer una descripción de aquellos principios bajo los cuales realizaré este análisis.
Estos son los caracterizados en el famoso “Informe Belmont”, que como fecha de redacción
tiene el día 18 de abril de 1979. Es necesario, además, aclarar que, a pesar de que el
informe esta especialmente orientado a la aplicación de los principios a la hora de realizar
investigación con humanos, pueden, tal como veremos, jugar un papel importante en la
practica misma que realizan, por ejemplo, los integrantes del sistema sanitario en relación
a los pacientes. Pues bien, los mentados principios son los siguientes: 1) Respeto a las
personas, 2) Beneficencia, 3) Justicia.

1) Respeto a las personas: Este principio, a su vez, se compone de dos convicciones:


1.1) Todos los individuos deben ser tratados como seres autónomos; 1.2) Todas las
personas cuya autonomía está disminuida tienen el derecho a ser protegidas.
La autonomía consiste en aquella capacidad de deliberar entorno a los fines
personales que se tengan y obrar en concordancia a tal deliberación.
Por su parte, el respeto a la autonomía consiste en ser capaces de poner en valor
las deliberaciones de otro y, a su vez, no poniendo obstáculos para la puesta en
ejercicio. Aunque hay una excepción, tal como lo aclara el informe. En caso que
tales deliberaciones y acciones sean claramente perjudiciales para los demás, no
deben ser respetadas ni dejarlas ausentes de obstáculos.
Pues bien, entonces, el trato ético consiste en proteger del daño y respetar las
decisiones de las demás personas.
2) Beneficencia: En el caso de este principio, dos reglas complementarias nos ayudan
a discernir los actos de beneficencia: 2.1) No causar daño alguno; 2.2) Maximizar
los beneficios posibles al mismo tiempo que se busca disminuir los posibles daños.
Es necesario, sin embargo, agregar la salvedad de que aun para para poder saber
que es lo beneficioso es necesario saber lo que es dañino. De tal modo, muchas
veces, en las investigaciones para conocer una cura, por ejemplo, se deben correr
riesgos si se quiere conseguir una maximización de beneficios. Por tanto, la
dificultad en la aplicación de este principio está a la hora de discernir y sopesar los
riesgos y los beneficios y decidir cuando los beneficios justifican el correr el riesgo
y cuando los beneficios deben abandonarse dados los riesgos.
Así, el trato ético va por el lado del esforzarse en asegurar el bienestar.
3) Justicia: La pregunta rectora de este principio es: ¿Quién o quienes deben ser las
personas beneficiadas por una práctica (investigación o acción) y quien debe
padecer sus consecuencias? Esta pregunta interroga sobre el sentido de la “equidad
en la distribución” y “lo que es merecido”.
Por lo tanto, se actúa de manera justa si se le entrega el beneficio a aquella
personas o personas que tienen derecho al mismo. Por su parte, una acción injusta
será llevada a cabo si no se otorga tal beneficio a quien tenga derecho de él, sin
motivos razonables o incluso si se le otorga una carga a aquellas personas que no
merecen o no se les reconoce el legítimo derecho de no llevar tal carga.

Paso, ahora, al análisis de la ley 20.030.

Cito textual el comienzo del artículo oficial:

"Artículo 119. Mediando la voluntad de la mujer, se autoriza la interrupción de su embarazo


por un médico cirujano, en los términos regulados en los artículos siguientes, cuando:

1) La mujer se encuentre en riesgo vital, de modo que la interrupción del embarazo evite un
peligro para su vida.

2) El embrión o feto padezca una patología congénita adquirida o genética, incompatible


con la vida extrauterina independiente, en todo caso de carácter letal.

3) Sea resultado de una violación, siempre que no hayan transcurrido más de doce
semanas de gestación. Tratándose de una niña menor de 14 años, la interrupción del
embarazo podrá realizarse siempre que no hayan transcurrido más de catorce semanas de
gestación.
Nada más echar un vistazo podemos notar el peso central que ejerce el respeto a la
autonomía, en este caso, de la mujer embarazada: basta la deliberación y voluntad por
parte de la mujer para que la interrupción del embarazo sea efectiva, siempre si se dan las
circunstancias aclaradas en los puntos subsiguientes. Así, en el posterior desarrollo,
encontramos una defensa, más o menos explícita, del principio de “respeto a la personas”,
pues, se reconoce el carácter autónomo de la mujer y, en el caso de personas con alguna
discapacidad visual, sensorial o auditiva, así como en el caso de personas “discapacidad
mental psíquica o intelectual” que no hayan sido declaradas interdictas, y no puedan dar su
consentimiento por escrito (el cual es el modo de proceder para la efectiva interrupción) se
darán las facilidades necesarias para que efectivamente puedan expresar su
consentimiento. Por su parte, aquellas mujeres que hayan sido declaradas interdictas a
causa de demencia, será su representante legal quien de la autorización, siempre teniendo
en cuenta la opinión de la persona afectada, excepto en los casos que esta no pueda ser
expresada. Así, se dan todas las instancias para respetar la autonomía de las personas
afectadas, pues en todos los casos se parece entender que las personas poseen la cualidad
de la autonomía y, en el caso de que esta no sea expresable por un escrito se dan las
circunstancias para una forma alternativa de expresión de la voluntad. Ahora, en el caso de
que sea imposible la expresión de la voluntad de la mujer embarazada, como lo expresa el
texto oficial en los casos de demencia, se pone en acción el componente 1.2 del principio
de respeto a las personas: Todas las personas cuya autonomía está disminuida tienen el
derecho a ser protegidas. Evidente aplicación de este subprincipio se encuentra en el caso
de que se dé la efectiva circunstancia de una persona que es afectada por la demencia y
se encuentre en la apremiante situación de que el embarazo la lleve a un riesgo vital, de
modo que el interrumpir el embarazo evita que la vida peligre. Este aspecto tiene especial
relación con el segundo principio bioético: bienestar. Pues, se respeta tanto la máxima de
no causar ningún daño y maximizar los beneficios posibles a la vez que se disminuyen los
posibles daños. A su vez, en los puntos 2 y 3, de inviabilidad extrauterina del feto y de
gestación debido a violación, respectivamente, está, según mi parecer, presente el principio
de beneficencia. Pues se entrega el derecho a la mujer de ejercer su autonomía, de modo
que puede sopesar los beneficios y posibles daños y decidir si interrumpe o no el embarazo.
Se entrega esta posibilidad de ejercicio de autonomía a razón de que se entiende que es
posible que para la mujer y, por que no, para su familia sea mayormente traumante y, por
tanto dañino, el dar a luz a un bebé que no pueda vivir de manera independiente en la vida
extrauterina o dar a luz a un bebé que es fruto de una violación, situación en la cual no se
ha respetado la autonomía de la mujer, por parte de la persona que realiza la violación. Así,
la mujer ejerce su autonomía para maximizar su bienestar y minimizar los posibles daños.

Sin embargo, aún vale introducir el tercer principio, principio de justicia, para que la
despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en las tres causales antes
descritas posea un cuerpo argumentativo sólido, de modo que resulte más o menos
evidente que es totalmente legítimo, no solo desde un punto de vista jurídico, sino que
desde un punto de vista moral. Hay que notar que el punto central de discusión es la vida.
A excepción del número 2 del inciso primero del artículo 119, en el cual la vida del feto no
se hará efectiva en el ámbito extrauterino, en los números 1 y 3 la discusión gira entorno a
la permisibilidad de la vida del feto. Ahora, introduciendo la pregunta rectora del principio
de justicia: ¿Quién o quienes deben ser las personas beneficiadas por una práctica
(investigación o acción) y quien debe padecer sus consecuencias? Dentro del marco de la
ley 20.030, la respuesta será: quien se beneficia es la madre y su entorno familiar quien
padece las consecuencias es el feto. Lo gravitante parece ser que la madre, en el caso de
peligrar su vida, tiene el derecho a salvaguardar su integridad, aun cuando esto implique la
extinción de otro ser. Así, de este modo, se considera justo el ejercicio de la autonomía de
la madre a la hora de decidir interrumpir el embarazo dadas una de las tres causales.

Con la intención de cerrar el escrito, insisto en la idea que ha dirigido este breve análisis:
Una lectura de las razones para establecer la ley 20.030 hecha desde los principios
bioéticos es totalmente verosímil. No estoy al tanto de si fue o no el caso de que las
personas encargadas de deliberar los recovecos de la ley han estudiado los principios
bioéticos y dirigidos por ellos han decidido la permisibilidad de la interrupción del embarazo.
A pesar de ello noto que sus deliberaciones han estado regidas, aun de modo implícito, por
los principios bioéticos. Pues, sin duda, estos principios no son un constructo teórico
totalmente extravagante, desarraigado de manera total de una ética del sentido común. Más
bien creo que estos principios son la construcción teórica de una ética del sentido común,
pues han sido establecidos por que han regido de modo implícito las acciones que
realizamos a diario. Finalmente, son la construcción teórica que nos facilita la comprensión
y el mejor discernimiento de las distintas situaciones del obrar moral; son la expresión
general de una moral de sentido común. En fin, quiero decir, los principios bioéticos han
regido de modo implícito o explícito a la hora de pensar y discutir la ley 20.030.

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