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En este poema, Góngora alterna entre verdades y mentiras sobre el poder del dinero y el amor. En la primera estrofa, declara que el dinero no lo puede todo y que muchos amores son falsos. Luego describe cómo el dinero puede comprar títulos nobiliarios, territorios y la realeza. En la tercera estrofa, dice que la idea de que una sola persona controla el acceso de muchas es falsa, al igual que la noción de que el amor puede pagar penas. Finalmente, concluye que en realidad el dinero iguala todo
En este poema, Góngora alterna entre verdades y mentiras sobre el poder del dinero y el amor. En la primera estrofa, declara que el dinero no lo puede todo y que muchos amores son falsos. Luego describe cómo el dinero puede comprar títulos nobiliarios, territorios y la realeza. En la tercera estrofa, dice que la idea de que una sola persona controla el acceso de muchas es falsa, al igual que la noción de que el amor puede pagar penas. Finalmente, concluye que en realidad el dinero iguala todo
En este poema, Góngora alterna entre verdades y mentiras sobre el poder del dinero y el amor. En la primera estrofa, declara que el dinero no lo puede todo y que muchos amores son falsos. Luego describe cómo el dinero puede comprar títulos nobiliarios, territorios y la realeza. En la tercera estrofa, dice que la idea de que una sola persona controla el acceso de muchas es falsa, al igual que la noción de que el amor puede pagar penas. Finalmente, concluye que en realidad el dinero iguala todo
En cada una de las estrofas de esta letrilla Góngora denuncia alternativamente
una verdad y una mentira: que el dinero todo lo puede y que muchos amores son falsos y sólo están movidos por el interés. Cruzados hacen cruzados, escudos pintan escudos, y tahures, muy desnudos, con dados ganan Condados; ducados dejan Ducados, y coronas Majestad: ¡verdad!
Con cruzados (moneda de oro portuguesa) se hacen cruzados (caballeros de las
órdenes militares). Con escudos (monedas) se pintan escudos nobiliarios. Los ducados (monedas) dejan (proporcionan) ducados (territorios a cargo de un duque). Las coronas (monedas) proporcionan majestad (realeza). Pensar que uno solo es dueño de puerta de muchas llaves, y afirmar que penas graves las paga un mirar risueño, y entender que no son sueño las promesas de Marfira: ¡mentira!
Puerta = mujer = sitio por donde entra y sale mucha gente.
Afirmar que los tormentos del enamorado quedan pagados con el mirar risueño de la amada. Todo se vende este día, todo el dinero lo iguala: la Corte vende su gala, la guerra su valentía; hasta la sabiduría vende la Universidad: ¡verdad!
En 1601 la Corte se trasladó de Madrid a Valladolid. Madrid ofreció cien mil
ducados al duque de Lerma si impedía el traslado, mientras que Valladolid le prometió un palacio al rey (un ejemplo de cómo las coronas compran majestad).