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Dineros son calidad,

¡verdad!
Más ama quien más suspira,
¡mentira!

En cada una de las estrofas de esta letrilla Góngora denuncia alternativamente


una verdad y una mentira: que el dinero todo lo puede y que muchos amores son
falsos y sólo están movidos por el interés.
Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos,
y tahures, muy desnudos,
con dados ganan Condados;
ducados dejan Ducados,
y coronas Majestad:
¡verdad!

Con cruzados (moneda de oro portuguesa) se hacen cruzados (caballeros de las


órdenes militares).
Con escudos (monedas) se pintan escudos nobiliarios.
Los ducados (monedas) dejan (proporcionan) ducados (territorios a cargo de un
duque).
Las coronas (monedas) proporcionan majestad (realeza).
Pensar que uno solo es dueño
de puerta de muchas llaves,
y afirmar que penas graves
las paga un mirar risueño,
y entender que no son sueño
las promesas de Marfira:
¡mentira!

Puerta = mujer = sitio por donde entra y sale mucha gente.


Afirmar que los tormentos del enamorado quedan pagados con el mirar risueño
de la amada.
Todo se vende este día,
todo el dinero lo iguala:
la Corte vende su gala,
la guerra su valentía;
hasta la sabiduría
vende la Universidad:
¡verdad!

En 1601 la Corte se trasladó de Madrid a Valladolid. Madrid ofreció cien mil


ducados al duque de Lerma si impedía el traslado, mientras que Valladolid le
prometió un palacio al rey (un ejemplo de cómo las coronas compran majestad).

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