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Mecca, Daniel - Borges 3.0 ¿El Escritor Inventó El Smartphone y Los E-Books
Mecca, Daniel - Borges 3.0 ¿El Escritor Inventó El Smartphone y Los E-Books
Para él la ficción avanza sobre la realidad. Cómo sus ideas funcionan con fuerza en
tiempos de Google.
Daniel Mecca
22/08/2019 - 6:30
Clarín.com
Cultura
Les propongo que imaginemos esta posibilidad: los nazis han derrotado a los aliados
en la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos fue invadido y repartido entre los
vencedores. En esta realidad los alemanes anexaron la costa atlántica bajo un régimen de
terror, mientras que los japoneses han hecho lo mismo con la costa del pacífico. De repente,
en este mundo, todos empiezan a hablar de un libro de ficción misterioso que trata de un
mundo donde los americanos... han ganado la guerra.
Universos paralelos, “descensos infinitos”, sueños dentro de sueños, libros virtuales que
contienen todos los libros: todo apunta a indagar sobre el “Borges 3.0”, es decir cómo se
vinculan sus ideas emblemáticas—sobre todo los de los años 40 con los libros Ficciones y
El Aleph— en los tiempos de los smartphones, google, ebooks y las apps.
En este cuento, Borges narra la historia del espía del ejército alemán Yu Tsun quien, desde
Inglaterra y perseguido por el implacable capitán Richard Madden, necesita comunicar a
Berlín la ciudad que deben atacar. Acorralado por Madden, el protagonista idea su
plan: encuentra en la guía telefónica el nombre de Stephen Albert, un sabio sinólogo cuyo
apellido era igual a la ciudad que los alemanes debían bombardear. El plan era asesinarlo
(finalmente lo fulmina de un balazo, con la única bala que tenía en el revólver). Los
alemanes comprenderían el cifrado mensaje.
En el sótano de la casa, en la parte inferior del escalón, hacia la derecha, hay una
pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Es "el Aleph". Al principio —
dice Borges al ver este objeto— la creyó giratoria; luego comprendió que ese movimiento
era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del
Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin
disminución de tamaño.
En el texto está latente lo que Beatriz Sarlo llama estructura en abismo. Escribe ella en
Borges, un escritor en las orillas: “El Aleph posee esa propiedad escandalosa: punto
que incluye todos los tiempos y todos los espacios, esfera abstracta y concreta, desafía
a la percepción porque es un infinito. Sugiere además un dilema filosófico: si contiene
todo espacio y todo tiempo, entonces debe contenerse a sí mismo, pero, si se contiene a sí
mismo, debe contener otro Aleph que contiene también todo, incluido otro Aleph, y así
sucesivamente, de modo tal que es un infinito en abismo, que obliga a preguntarse sobre la
ilusión perceptiva (¿se puede captar el infinito por los sentidos?) y sobre la paradoja
(¿cómo un infinito contiene a otro infinito?)”.
Yendo más allá, utilizando siempre los rastros emblemáticos de Borges, Guillermo
Martínez comenta que se podría implementar la idea del e-book que fuera como El libro de
arena, en el sentido que describe Borges en dicho cuento y que contuviera todos los
volúmenes de todas las bibliotecas.
Epoca oscura. Borges y Sabato con el dictador Jorge Rafael Videla, en Casa de Gobierno.
"Vendo biblias", dijo de repente este hombre desconocido. Siguió: "Puedo mostrarle un
libro sagrado que tal vez le interese". Abrió la valija y lo dejó sobre la mesa. Era un
volumen encuadernado en tela.
Darse cuenta. Jorge Luis Borges en una sesión del Juicio a las Juntas.
El narrador lo examinó. Lo abrió al azar. Los caracteres le eran extraños. Las páginas, que
parecían gastadas y de pobre tipografía, estaban impresas a dos columnas a la manera de
una biblia. Llamaba la atención que la página par llevara el número (digamos) 40.514
y la impar, la siguiente, 999.
El narrador lo dice así: quedé prisionero del libro. Ya no se asombra a la calle. Examinaba
con una lupa el gastado lomo y las tapas. Comprobó que las pequeñas ilustraciones distaban
dos mil páginas una de otra. Las fue anotando en una libreta alfabética, que no tardé en
llenar. Nunca se repitieron.
Borges escribe entonces: "el contacto y el hábito de Tlön han desintegrado este mundo.
Encantada por su rigor, la humanidad olvida y torna a olvidar que es un rigor de
ajedrecistas, no de ángeles. Ya ha penetrado en las escuelas el (conjetural), 'idioma
primitivo' de Tlön".
Entonces dice que el mundo será Tlön y que él, Borges, no hace caso, y sigue revisando en
los quietos días del hotel de Adrogué una indecisa traducción quevediana (que no
piensa dar a la imprenta) del Urn Burial de Browne.
También vemos que el 29 de julio de 1953, Borges y su amigo Adolfo Bioy Casares
prologan su antología Cuentos breves y extraordinarios. En el texto ‘Der Traum Ein Leben’
se cita un fragmento del libro Memorias de un bibliotecario (1955), de Francisco Acevedo,
que habla de un diálogo entre este autor y su sobrino donde el pequeño le cuenta que lo vio
en un sueño y le pregunta, ya en la vigilia, qué estaba haciendo ahí.
Un vínculo intenso. Borges y su madre, Leonor Acevedo. El le dedicó su Obras Completas,
publicadas en 1974.