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prevaleciera en la época clásica. Por los caminos de una tierra plana cuyos límites se
desconocían se esfumó afán de precisión. En el alto medievo, la perspectiva cosmográfica
y la descripción de la tierra derivaron hacia el ámbito de lo legendario, lo religioso y lo
simbólico.
La desaparición casi total de la visión científica del mundo aportada por la cultura clásica
no obedeció probablemente a una tentativa deliberada del cristianismo por arrinconar el
conocimiento ‘pagano'. Es más razonable pensar que tras la conmoción derivada de las
invasiones germánicas y de la caída del Imperio Romano, tuvo lugar un cambio rápido y
radical en las formas de vida y pensamiento. El afianzamiento de la religión cristiana
impulsó nuevos temas de interés y un enfoque esencialmente distinto de la manera de
enfrentar el conocimiento.
Desde el punto de vista cartográfico, la Alta Edad Media europea es una época falta de
rigor y llena de ingenuidad. Se han olvidado los conocimientos anteriores y solamente en
el mundo musulmán sigue vigente la guía ptolemaica. Los nuevos mapas responden a una
concepción discoidal de la tierra y en la mayoría de ellos predominan las ideas geográficas
basadas en los arquetipos bíblicos. Representa la tierra entera tal como es concebida, son
por tanto mapamundi.
Si bien como instrumentos de guía son inútiles y no tienen el menor interés cartográfico,
son interesantísimos documentos históricos. No en vano decía -ya en el siglo XVI- el gran
cartógrafo holandés Gerard Mercator, que "los mapas son los ojos de la historia". Estos
mapas complementan e ilustran nuestro conocimiento de la cosmología medieval y al fin
conducirán a la explosión cartográfica del renacimiento.
-En este período se barajan dos principales concepciones geográficas de la tierra que
determinan el estilo de las distintas representaciones cartográficas. Son:
Representación
diagramática de la tierra según la concepción de Isidoro
A. Concepción de Macrobius o de las Zonas Climáticas
En su origen el mapa basado en la distribución de la tierra en función de las zonas
climáticas está inspirado en autores griegos y lo desarrolla Ambrosio Macrobio en
su ‘Comentario al sueño de Escipión', a principios del siglo V. En él imagina la tierra vista
desde el cielo. Los mapas que inspira son de estructura muy simple, pero tienen el mérito
de conservar para las generaciones futuras algunos aspectos de la ciencia clásica cuando
ya las obras originales habían sido olvidadas.
Por último, en cada uno de los polos hay una zona ‘frigida' (helada) habitada por seres
extraños.
Durante la Edad Media múltiples copias e interpretaciones de esta concepción ilustraron
las sucesivas ediciones de la obra de Macrobius, algunas muy esquemáticas y otras ricas
en matices e incluso con singularidades insospechadas.