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DECANTACIÓN EN LA MODERNIDAD1
El presente escrito se inscribe en tal cometido, pero quiere distanciarse del referente
anglosajón que caracteriza un porcentaje significativo del reverdecer histórico contable.
* Escrito por Efrén Danilo Ariza buenaventura. Contador Público y Magister en Sociología Industrial de la
Universidad Nacional de Colombia. Profesor de la Facultad de ciencias Económicas de la Universidad
Nacional de Colombia.
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Un enunciado más amplio del presente documento ha sido enviado a la revista Teuken Bidikay con la
intención de que sea evaluado y publicado por dicha revista
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Lugares y fechas aproximadas
Fabio Besta: Nace en Teglio en 1845. Muere en Tresivio en 1922. En 1891 publica la
primera edición de la Ragionera, pero se decanta en la edición de 1909-1910.
El énfasis de la presente ponencia pretende rescatar los aportes de los tres autores
mencionados en el pensamiento contable contemporáneo, dado que la mención que
generalmente se hace de ellos lo minimiza o lo ignoran absolutamente.
Con la dinámica del comercio especialmente en Italia y países bajos, la banca, los talleres
manufactureros y las transformaciones tecnológicas en las actividades agropecuarias,
incrementaron el status de la propiedad privada que apalancada en técnicas de explotación
propiciaron incrementos de riqueza que a la larga se entrelazan con cambios políticos y
transformaciones culturales en torno al fortalecimiento de las subjetividades que tornaban a
las personas como seres racionales portadores del don de la palabra y la participación que
los convertían en protagonistas, en ciudadanos de los nuevos contextos societales como por
ejemplo, en las denominadas ciudades-estados italianas.
-“El negocio, la empresa tiene una personalidad propia distinta de la del propietario.
-Las cuentas que representan cosas o valores han de considerarse “personificadas” y por
tanto son deudoras o acreedoras según reciban cosas o valores que al a respectiva cuenta
corresponda.” (Boter, 1959, pág. 70).
La anterior síntesis de la partida doble nos invita a usar la imaginación para entender el
supuesto “del negocio” como entidad especial. El derecho canónico le daba tal carácter a la
iglesia, a los hospicios, a las universidades, a las ciudades-estados, es decir, esas mentes de
comerciantes y tenedores de libros han creado una interpretación de la realidad contractual
en que intervenía, acudiendo a un acto mental. Pacciolo lo interpretara en términos del
derecho canónico implicando que la contabilidad es un constructo de la racionalidad.
Consideramos que en esta interpretación Pacciolo adopta la visión de Platón “que enseñó
que existe un reino de ideas que contienen la esencia de las cosas (su forma)…Platón creía
que estas formas ideales eran reales en el sentido de que tienen un sentido de existencia
independientemente de una mente inquisidora pero que solo se podía acceder a ellas a
través del ejercicio de la razón” (Robert & Scapens, 2004, pág. 21) El ente especial
contable aunque no existiera en su espacio y en su tiempo se podía comprender y
racionalizar por el simple ejercicio de la razón. Pacciolo inauguraba el pensamiento
contable racionalista-realista de estirpe ontológico subjetivo.
Aunque todo lo anterior, para algunas tratadistas es un simple recurso pedagógico, para
Boter Mauri es algo más conceptual que ligaba a la contabilidad con la abstracción jurídica,
así Pacciolo no lo verbalizara, compartiendo a Boter Mauri, aventuramos que Pacciolo es el
primer tratadista que fija una postura racionalista-realista de pensamiento contable. Sus
divulgadores y profundizadores más destacados, entre ellos religiosos Ángelo Pietra y
Ludovico Florí, a lo largo de más de 350 años van a orientar las reflexiones contables más
destacadas en este cauce racionalista-realista, de fuerte acento platónico.
Aquí la contabilidad se significa como producto de la creación del cerebro del contador que
transforma las percepciones que originan las transacciones en derechos y obligaciones
jurídicas. Cerboni retoma el pensamiento empirista-idealista del obispo George Berkeley
del siglo XVIII. “las cualidades que percibimos, tales como un color o una textura, son
representaciones mentales de datos sensoriales, y son estas representaciones mentales las
que forman la realidad de lo que experimentamos” (Robert & Scapens, 2004, pág. 24). En
tal sentido, para Cerboni el conocimiento contable está mentalmente construido como
referente jurídico de derechos y obligaciones.
La consolidación de los estados nacionales europeos durante los siglos XVIII-XIX estuvo
jalonada por la denominada Revolución Industrial capitalista en el marco de la paulatina
conformación de diversos matices empresariales orientado por la perspectiva económica
política del “laissez faire, laissez passer” a cuyo amparo se fue decantando la búsqueda del
lucro como referente del comportamiento racional del género humano. Lo anterior
constituirá el nutriente de la vertiente positiva del conocimiento y la investigación de
fuertes raíces empírico-realistas con voceros como el sociólogo Augusto Comte y el
economista John Stuart Mill, los cuales a partir de la creencia de que el origen del
conocimiento es objetivo, exterior al sujeto cognoscente y que la realidad de tal
conocimiento se queda en el objeto externo, propiciaron e impulsaron un fuerte movimiento
investigativo que reclamó para sí la vía autentica del conocimiento, siguiendo a Roberts &
Scapens este positivismo del siglo XIX se decanta por:
-El conocimiento se justifica según su poder explicativo (por qué suceden los hechos, el
fenómeno A tiene como causa al fenómeno B)
-El interés dominador del conocimiento hecho sinónimo de predicción de los fenómenos,
mediante lo cual se pretende dominar la naturaleza.
-Monismo metodológico: solo se puede conocer de una única forma, existiendo el referente
exitoso de la ciencia natural, la ciencia social debía de adoptarlo. (Robert & Scapens, 2004)
El anterior llamado captó el intelecto de muchos contadores del siglo XIX que empiezan a
antagonizar con las doctrinas contables personalistas-jurídicas, siendo el contador italiano
Fabio Besta la expresión más elocuente de dicha tendencia. Nace en Teglio, Italia en 1845
y muere en 1922 en Tresivio, en 1981 publica la primera edición de “la ragionaria” que es
revisada y ampliada en la edición de 1909-1910.
Besta define la contabilidad “como la ciencia que contemplada en su aspecto teórico,
estudia y enuncia las leyes del control económico de las haciendas de toda clase y de ellas
deriva normas oportunas a seguir a fin de que ese control pueda resultar eficaz, persuasivo
y completo. Contemplada en su aspecto práctico es la aplicación de esas normas” (Besta
citado por Requena, 1981, pág.57). El control económico de las haciendas se realiza por
medio de las cuentas, considerando que estas tienen como función principal registrar las
alteraciones de valor que experimentan los elementos patrimoniales que representan,
poniendo de relieve en todo momento el valor del patrimonio.
Besta define la cuenta como: “la serie de anotaciones relativas a un objeto determinado,
conmensurable y variable, cuyo propósito es recordar las condiciones y medidas de tal
objeto en un determinado momento y de los cambios que vaya sufriendo a fin de poder dar
razón de su estado en el momento que se desee” (Besta citado por Requena, 1981,
pág.58).“Las cuentas tienen por objeto los elementos del patrimonio y por tanto, aun en las
cuentas que representan débitos o créditos, no se registran en ellas derechos y obligaciones
sino las mutaciones de tales elementos lo cual explica que en tales anotaciones los factores
principales sean los valores de cuenta, esto constituyó la especificidad de la teoría positiva
de las cuentas” (Besta citado por Boter, 1959, pág. 183). Con ello, Besta se distancia de
Cerboni para insertar a la contabilidad en el referente teórico de la economía.
Dicha travesía la efectúa Besta mediante su concepto de cuenta valor con cuyos registros se
capturan las afectaciones que al patrimonio ocasionaron las transacciones, pretendiendo
percibirse la relación causa-efecto visualizadas como inherentes a las transformaciones que
las transacciones ocasionaban en el patrimonio empresarial. El colega Fabio Besta como
monista metodológico y contagiado del espíritu positivista pretende formalizar una
especificidad de conocimiento, en este caso el conocimiento contable mediante la
elaboración del siguiente modelo:
“1. Si la medida de un capital dado (de una empresa) está en función constante de
los valores atribuidos a sus elementos reales activos y pasivos, digo: que a la
variación que experimentará en la medida de dicho capital después de que por un
hecho o por un conjunto de hechos de gestión, o por una razón cualquiera, se hayan
producido mutaciones activas o pasivas en las medidas de uno o varios de sus
elementos, es constantemente igual a la suma algebraica de estas mencionadas
ultimas variaciones.
Besta desde fines del siglo XIX orienta la contabilidad por los énfasis de la economía, lo
cual se va a tornar predominante desde la década de los años sesenta del siglo XX
prolongándose hasta el presente. Dicho énfasis económico de la contabilidad ha sido
impulsado, entre otros, por el paradigma de la ganancia líquida realizada y por el programa
económico.
Conclusiones
El pensamiento contable predominante en la actualidad no es la expresión decantada
de un perfeccionamiento paulatino de una única matriz, sino que es producto de un
amalgamiento de varias vertientes.
Una mirada retrospectiva desde la corriente imperante del pensamiento contable
permite identificar en ella los aportes del racionalismo-realista de Pacciolo, del
empirismo-idealista de Cerboni y del empirismo-realista de Besta.
Aunque en la bibliografía predominante de la teoría y la investigación contable el
referente anglosajón se toma como la fuente válida del mismo, sería conveniente
rastrear otras fuentes que muy seguramente nos reportaran importantes enseñanzas
como las aportadas por Los colegas Luca Pacciolo, Giuseppe Cerboni y Fabio
Besta.
Bibliografía
BOTER MAURI, F. (1959) Las doctrinas contables. Editorial Juventud, S.A, Barcelona,
España