Por Xiuhcoatl López Nezahualcoyotl accedió al rango de Tecuhtli a mediados del siglo XV (del calendario europeo), por lo que se encontraba un rango debajo del Huey Tlahtoani en la administración pública, política y territorial. Para aclarar un poco más esto, podemos decir que el Huey Tlahtoani puede compararse con el Presidente de la República, mientras que el Tecuhtli se equipara al Gobernador Estatal. Así mismo, no existía una república como tal, sino una Confederación (Confederación de Anáhuac) encabezada por el Huey Tlahtoani, la cual aglomeraba los Huey Altepetl gobernados por los Tecuhtin (plural de Tecuhtli). El tecuhtli Nezahualcoyotl fue un gran aliado para los Mexihkah cuando estos emprendieron la gran campaña para vencer al poderoso y autónomo Huey Altepetl de Azcapotzalco, después de haber logrado dicha hazaña continuaron aliados, aunque la mayor parte del poder recayó en manos de los mexihkah de quienes era elegido el Huey Tlahtoani. Así, Nezahualcoyotl, a lograr la estabilidad y armonía en el Huey Altepetl de Texcoco pudo dedicarse más a la creación de conocimiento y ciencia, lo cual se vio reflejado en grandes obras de ingeniería, botánica, bibliotecas y la sofisticación de las casas de estudio de Texcoco, a las cuales acudían hombres y mujeres de toda la Confederación para instruirse en todo tipo de ciencias y disciplinas. Aunado a ello, este personaje destacó por su vocación en la poesía, en la cual plasmaba la cosmovisión de los antiguos anahuacas, expresándola con metáforas y bellos versos que hoy en día siguen deleitando el alma y corazón de quien los lee. Nezahualcoyotl se mostró siempre intrigado por lo efímero de la existencia en el Tlalticpac (la dimensión tiempo-espacio- masa), buscando ir más allá, en la senda para encontrar lo trascendental. Para ilustrar esto último y finalizar el presente texto, a continuación se muestran algunos de sus más famosos poemas, los cuales te dejarán mucho que meditar, reflexionar y entender: Percibo lo Secreto… Percibo lo secreto, lo oculto: ¡Oh nosotros señores! Así somos, somos mortales, De cuatro en cuatro nosotros los hombres, Todos habremos de irnos, Todos habremos de morir en la tierra… Nadie en jade, Nadie en oro se convertirá: En la tierra quedará sepultado Todos nos iremos de igual modo. Nadie quedará, habremos que perecer, Nosotros iremos así a nuestro origen. Como una pintura nos iremos borrando. Como una flor, nos iremos marchitando, (…) Medítenlo señores Águilas y tigres, Aunque fuesen de jade allá irán, al lugar de los descarnados… Alégrense Alégrense con las flores que embriagan, las que están en nuestras manos. Que sean puestos ya los collares de flores. Nuestras flores del tiempo de lluvia, fragantes flore abren ya sus corolas. Por allí anda el ave, parlotea y canta, viene a conocer la casa de la Esencia. Sólo con nuestras flores nos alegramos. Sólo con nuestros cantos perece vuestra tristeza. (…) Los inspira “Lo que nos da vida”, los ha hecho descender, aquello que se crea a sí mismo, flores placenteras, con ello el disgusto se disipa. Ahuikyani