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Salmo 16: 11
Introducción:
Una y otra vez nos preguntamos: ¿Por qué no puedo ganar a mis amigos
para el Señor? ¿Por qué mi familia no parece interesada en Dios?
La respuesta quizás no le agrade, y le golpee por lo cruda que es, pero casi
siempre la verdad duele.
La razón por la cual las personas que nos conocen no están tan interesadas
en nuestro Dios se deba a que tal vez no llevamos lo suficiente de la presencia de
Dios en nuestra vida.
Voy a procurar estar tan cerca del Señor, de tal modo que mi familia y mis
amigos tengan un encuentro real y redentivo con Dios. Deseo estar tan saturado
de la presencia de Dios que cuando ocupe un puesto en un autobús, todas las
personas que estén cerca de mí se sientan incomodas de repente si no están en
buena relación con Dios.
Desarrollo:
Les confieso con todos los gramos de fe que hay en mí ser, que si nuestro
Padre puede descender y hacer que su manifiesta presencia toque a nuestra
amada Venezuela tan siquiera una vez, si tan sólo una pequeña lagrima de sus
ojos cae en una ciudad como Caracas, Maracay, Valencia o Maracaibo, entonces
su gloria traerá un avivamiento a través de toda nuestra Patria bonita, los
demonios tendrán que huir, y los pecadores caerán sobre sus rodillas ahogados
en sus propias lagrimas por causa de sus pecados ¡ayúdanos Señor Jesús!
Una vez toco el problema más serio de todos nosotros: no tenemos el pan
de la presencia de Dios. Nuestras iglesias están llenas de programas e imitaciones
del mundo, lo que ha traído como resultado hijos pródigos de profesión, quienes
aman las cosas de su Padre, pero no a su Padre.
Conclusión:
A veces utilizamos las mismas bendiciones que Dios nos da, para financiar
nuestra separación de Él como centro de nuestra vida.
Oración:
“Señor, pon en nuestros corazones hambre de ti, no de las cosas que nos
puedes dar.
Amén…