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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA Y TECNOLOGICA DE COLOMBIA

ESPECIALIZACION EN PEDAGOGIA DE LOS DERECHOS HUMANOS


PROFESOR: EDUARDO MATYAS CAMARGO
PRESENTADO POR: MELISA ESPITIA IGUA

El siguiente trabajo es un intento de mostrar los hechos ocurridos en el caso 19 comerciantes


vs Colombia con el fin de establecer la forma de actuar de la Corte Interamericana de
Derechos humanos y el Estado colombiano frente a este caso, evidenciando la
responsabilidad del Estado Colombiano en este hecho, cuáles fueron las sentencias a
Colombia y las razones jurídicas que lo hicieron participe de esta demanda.

En primer lugar es de importancia mencionar que Colombia es uno de los Estados que está
suscrito a la Organización de Estados Americanos OEA en la que se desprende la Corte
Interamericana de derechos humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
al estar suscrita su constitución a este organismo internacional debe cumplir con unas
condiciones propias de la Convención Americana, que está fundado en el respeto por los
derechos más esenciales del hombre (a la vida, la libertad, la seguridad, a la reparación etc…)
por tanto el incumplimiento de estas exigencias conlleva a una investigación de las
actuaciones del estado colombiano.

Para analizar esta situación nos remitiremos a los hechos ocurridos el 6 de Octubre de 1987
en el que 17 personas, específicamente comerciantes que se dedicaban al transporte de
mercancías y compras de estas en la frontera colombo-venezolana, se transportaron por el
municipio de Puerto Boyacá, en donde fueron detenidos por un grupo “paramilitar” que se
hacían llamar las autodefensas. Este grupo que controlaba la circulación y operaba en el
sector junto con el ejército, cobrando impuestos a los comerciantes y requisando sus
mercancías para garantizar que no se les fuera a comercializar armas a los militantes de las
guerrillas, principalmente las FARC. Según las versiones de las victimas entrevistadas, estos
paramilitares detuvieron a los comerciantes por no pagar esos impuestos y por posibles
sospechas de comercializar armas con el grupo guerrillero, decidiendo asesinarlos,
descuartizarlos y desaparecer sus cuerpos en las aguas del caño “el Ermitaño”. Algunos de
los familiares de los comerciantes asesinados luego de varios días de los hechos, decidieron
ir a buscar a sus familiares, en donde 2 de estos corrieron con la misma mala suerte de ser
asesinados.

Los familiares denunciaron los hechos para que fueran esclarecidos, sin embargo las
autoridades no tuvieron la voluntad de realizar una búsqueda eficaz e inmediata ante la
situación, tanto así que hoy en día no se sabe de los cuerpos de los 19 comerciantes. En vista
de que los familiares de las victimas acudieron a todos los entes estatales para hacer justicia
ante las desapariciones y al no encontrar ninguna respuesta cuando agotaron todas esas
instancias institucionales, interpusieron junto con una comisión de juristas una denuncia ante
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. De esta manera el caso fue llevado a la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en donde las victimas tuvieron la posibilidad de
declarar ante un tribunal los hechos que vivenciaron en el momento en que buscaron a las
víctimas. De esta manera la Corte IDH declara que: el estado colombiano según lo
establecido por los artículos 4, 5 y 7 de la Convención Americana; violo los derechos a la
vida, a la integridad personal y a la libertad personal, así mismo violo los derechos a la
protección judicial y a las garantías judiciales. La Corte IDH aplica e interpreta lo
mencionado en la Convención Americana al ser una institución judicial que cuenta con
jurisdicción para adoptar sentencias. De esta manera Colombia es condenada por omisión de
garantía, al NO brindarles a sus ciudadanos la seguridad y la protección frente a las acciones
violentas de los grupos armados y de la fuerza pública contra los mismo ciudadanos.

A su vez ha sido condenada en diferentes ocasiones por la responsabilidad de las diferentes


masacres y las muertes sistemáticas a políticos y líderes sociales como lo han sido: el
asesinato de políticos de la Unión Patriótica, la masacre de Mapiripán, actualmente los
indígenas de la Minga y a todos los líderes sociales en los últimos tres años, entre otros.
Colombia ha sido declarada por los organismos internacionales como el responsable de la
vulneración a los derechos humanos, lo que le obliga desde su suscripción a la legislación
internacional a la debida reparación de las víctimas.

Esta reparación es una responsabilidad que tienen los Estados al no garantizar la protección
de los derechos y las garantías a sus habitantes, reparación que no solo se exige desde el
Estado mismo, sino desde los tratados internacionales al que este suscrito como lo
mencionamos anteriormente, en ese sentido tiene la obligatoriedad de acogerlo y cumplirlo.
Esta reparación a las victimas tiene que ver principalmente con indemnización monetaria y
la reparación moral, para que exista un reconocimiento material e inmaterial en términos de
reparación a las víctimas de la masacre.

Dentro de la profundidad de la sentencia al Estado Colombiano se le exige en su forma de


reparación: realizar una investigación para juzgar y sancionar a los responsables de las
violaciones cometidas hacia los 19 comerciantes; debe dentro de un plazo “razonable”
determinar lo que ocurrió con las víctimas y la identificación de sus cuerpos; reconocer
públicamente su responsabilidad en los hechos cometidos a los 19 comerciantes en presencia
de las víctimas; debe brindarle a las víctimas a través de instituciones especializadas el trato
psicológico adecuado; debe pagar cincuenta y cinco mil dólares a cada una de las familiar de
las víctimas por ingresos no percibidos, dos mil dólares por haber indagado en la búsqueda
de sus familiares, ochenta mil dólares por daños inmateriales (daño psíquico y moral),
ochenta mil dólares al cónyuge de la víctima, cincuenta mil dólares a los hijos de las víctimas,
entre otras indemnizaciones. Valores que expongo literalmente según lo establecido en la
sentencia.

Adicional a esto la Corte IDH exige al Estado Colombiano implementar una política pública
para protección de los defensores de derechos humanos; la construcción de un parque o un
monumento en honor a la memoria de las víctimas y el reconocimiento público de la
responsabilidad del estado en este caso frente a los familiares de las víctimas. Todo esto, con
el fin de cumplir los estándares y los principios de esta legislación internacional que son: la
verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.

El Estado Colombiano desde el momento inicial en que se solicitaron las pruebas exigidas el
15 de marzo por el presidente de la comisión, solo las presento hasta el 14 de mayo del 2004.
Frente a esto, el pronunciamiento de la corte IDH fue poner de manifiesto que el Estado
Colombiano siempre tuvo una posición poco activa y tardía frente a las exigencias de la
sentencia, además se limitaron a presentar las pruebas que exigía el presidente de la comisión
de manera incompletas y en plazos que ya estaban vencidos.

Además, el Estado colombiano desde su Jurisdicción Penal Militar absolvió en gran parte la
responsabilidad del ejército en su participación de la masacre, estos militares fueron
procesados por jueces que en su inhabilidad para ser competentes en el caso, generaron
retraso y dificultades en las investigaciones del caso, sin embargo la Corte IDH tuvo en
cuenta los testigos y las versiones de las víctimas como un alto valor probatorio de su relación
con los paramilitares, lo que alimento la condena al Estado.

Teniendo en cuenta todo lo anterior la Corte manifiesta que el aparato judicial del Estado es
ineficiente al no hacer una investigación rigurosa de la masacre, de no haber identificado los
cuerpos a tiempo, no generar una reparación integral y mucho menos un juzgamiento
eficiente de los responsables. Esto pone en evidencia no solo una ineficiencia sino también
una falta de voluntad del Estado frente al caso de la masacre de los 19 comerciantes, lo
demuestra: las demandas ante el tribunal internacional como última medida que tenían las
víctimas, la determinación de la participación del estado colombiano en la masacre y su
ineficiencia en la reparación integral.

Podemos decir como conclusión que las víctimas, no han tenido la posibilidad de realizar su
proyecto de vida con dignidad y con una debida reparación psíquica y moral por parte del
Estado a pesar de que existan unas obligaciones dentro de la sentencia de la corte, pues el
Estado Colombiano solo cumplió hasta hoy en día un poco más del 50 % de la exigencias en
reparación.

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