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DIVERSIDAD SEXUAL EN LA ESCUELA

La comunidad LGBT (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero) agrupa a las personas con orientaciones sexuales e identidades de
género relativas a estas cuatro palabras. Las primeras, lesbiana, gay y bisexual, hacen referencia a la orientación sexual, es de-
cir, la atracción sexual, romántica o emocional hacia otra persona. Coloquialmente, responde a la pregunta: ¿quién te atrae?
Por otro lado, la identidad de género hace referencia a la percepción que uno tiene sobre su propio género. Es decir, responde
a ¿cómo me siento, con qué género me identifico y cómo lo expreso? Las personas transgénero se identifican con un género
que no coincide con el sexo asignado al nacer.

En junio es el mes del orgullo LGBT y en concordancia a dicho evento se realizó una encuesta a los alumnos de segundo y terce-
ro de secundaria sobre dicha comunidad. La encuesta fue realizada como parte de un trabajo de investigación de una exalum-
na del colegio*, pero, al analizar los resultados, consideramos que era sumamente importante difundirlos con el objetivo de
iniciar una discusión sobre el tema y las posturas que debemos tomar tanto padres, como profesores y psicólogos, respecto a
éste.

INSULTOS
En primer lugar, hay diferencias en cuanto a la utilización de
“insultos” relacionados a esta comunidad (“maricón”, “gay”, “leca”,
etc.) entre hombres y mujeres. Los hombres reportan utilizar más
seguido estas palabras y de igual manera, estas palabras son dirigi-
das con mayor frecuencia a otros hombres.

¿Por qué podría estar sucediendo esto?


Una posible explicación puede estar relacionada con la identidad
masculina (“ser hombre”) que, socialmente, suele ser más restricti-
va. A las mujeres, no se les recrimina con tanta intensidad po-
seer características “masculinas”, como la fortaleza y el liderazgo.
Por el contrario, los hombres que poseen características
“femeninas” como, por ejemplo, una mayor sensibilidad, son inme-
diatamente cuestionados o rechazados, y se les acusa de no ser tan
“hombres”, llamándolos “maricones”, “gays”, entre otras palabras.

Además, es interesante observar como son más el número de hombres que admiten referirse así hacia sus compañeros, que
los que admiten ser llamados así. Esto podría estar evidenciando cierto intento de los hombres de ocultar que son llamados
de esta manera, por no querer ser identificados como “menos masculinos”.

Con respecto a estos insultos, se debe buscar desnaturalizarlos ya que, para los estudiantes, éstos son vistos como parte de
la jerga peruana y no como comentarios hirientes u homofóbicos.

Por lo tanto, se debe buscar sensibilizar a los estudiantes sobre los posi-
bles efectos que pueden tener ese tipo de comentarios en las personas
de la comunidad ya que el uso de esta palabra como un insulto o una
burla supone que la homosexualidad o el ser transgénero son percibidas
como algo “malo” que nadie quiere ser. Esto también puede ser aplicado
para cualquier persona que esté descubriendo su sexualidad y perciba, a
partir de esos comentarios, que es mejor ser de cierta manera
(heterosexual), contribuyendo a mucho malestar y confusión para la per-
sona.

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* “Investigación sobre la discriminación por orientación sexual en los
colegios de Lima”, Sol Cisneros, Junio, 2019.
El trabajo, además, no solo debe ser sensibilizar a los es-
tudiantes que utilizan estas palabras como insultos, sino a
todos aquellos que son espectadores de estas “bromas”.
Se busca que ellos también puedan intervenir ante estas
situaciones, defendiendo a la víctima y deslegitimizando
la actitud del agresor. Esto es sumamente importante
dentro de los estudiantes, ya que se observó que, si bien
las respuestas ante las “bromas” sobre la comunidad
LGBT varían de acuerdo al sexo, un buen número de estu-
diantes de ambos sexos se reportó indiferente al ver
estas situaciones.

COLEGIO

A pesar que se mencionan estos insultos, el 87% de los


estudiantes del colegio sienten que el colegio es un espacio
seguro para miembros de la comunidad LGBT. Esto no ne-
cesariamente coincide con el abordaje de estos temas por
parte del colegio, ya que las opiniones con respecto a esto
son variadas. La mitad de los estudiantes consideró que el
colegio abordaba educativamente los temas relacionados a
la comunidad LGBT, mientras que la otra mitad estaba en
desacuerdo con esta afirmación.

Entonces, ¿qué hace que el colegio se perciba como un espacio seguro?

Consideramos que uno de los factores que puede


estar contribuyendo a esto es la apertura. Inde-
pendientemente de si el colegio está abordando
estos temas de manera directa (pues hay un tiem-
po específico en tercero de secundaria para hacer-
lo), ofrece disposición para dialogar sobre estos,
además de promover la aceptación y el respe-
to de la diversidad en diferentes aspectos y
condiciones. De esta manera, al estar en un cole-
gio abierto al diálogo y al cuestionamiento de di-
versos temas, los alumnos pueden sentirse segu-
ros y se puede dar una convivencia armoniosa.
Esto se evidencia en la baja presencia de actos de
acoso contra algún miembro de la comunidad
LGBT.
INFLUENCIA DE LA FAMILIA

Al comparar la influencia de la familia, los amigos


y el colegio en la formación de una postura con
respecto a la comunidad LGBT, un mayor número
de estudiantes reportó que la familia influía en
esta en comparación con los amigos y el colegio.
Asimismo, un menor número de estudiantes re-
portó que la familia no influía en la formación de
su postura, en comparación con las respuestas
sobre los amigos y el colegio.

En base a esto, es de suma importancia preguntarse


como padre:

¿cómo estoy influyendo en la postura de mi hijo(a) con respecto a la comunidad LGBT?


¿de manera positiva o negativa? ¿cómo puedo contribuir para que mi hijo tenga mayor apertura hacia la diversi-
dad, y de manera particular, hacia la comunidad LGBT?

Consideramos que un primer paso es sensibilizarse e informarse en alguna medida. No es necesario conocer a profundidad la
teoría de género, para valorar y respetar la diversidad, así como comprender y aceptar al otro. Este proceso incluye reconocer
a cada persona como sujeto de derechos, aceptar su forma de ser, estilos y sentimientos, así como desnaturalizar el uso de
palabras que puedan resultar ofensivas sobre la comunidad LGBT. El uso de “maricón” cuando algún hombre tiene un compor-
tamiento “afeminado” está tan normalizado, que muchas veces no nos damos cuenta de lo que implica, y se usa como insulto,
como la peor condición que puede alcanzar o ser un hombre. Trabajar como padres en evitar estas actitudes negativas hacia la
comunidad LGBT, da el ejemplo a los jóvenes de cómo encontrarse y relacionarse con la diversidad.

Un segundo paso, es adoptar una posición de apertura. La adolescencia es una etapa llena de cuestionamientos y como pa-
dres uno debe estar dispuesto a conversar sobre temas relacionados a la sexualidad si los hijos lo requieren, además de escu-
char, aceptar y comprender las dudas e inquietudes que puedan presentar. Esto no solo para los padres de hijos que pertenez-
can a la comunidad LGBT, sino para todos los padres que tienen un hijo(a) dentro de esta etapa del desarrollo.

Un adolescente que, sin presiones del entorno y eventuales descalificaciones, puede ponerse en contacto y sintonizar con sus
propios cuestionamientos, sentimientos y su propia sexualidad, es un adolescente que, al encontrarse con otros, puede com-
prenderlos mejor y actuar de manera más receptiva, empática y respetuosa con ellos.

Alguien debería habernos dicho que no


mucha gente ha muerto de amor, pero que
multitudes han perecido y perecen cada
hora, por la falta de él.
- JAMES BALDWIN, ESCRITOR Y ACTIVISTA

José Antonio Panduro

Giulia Celi

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